Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

martes, 8 de septiembre de 2020

BIDEN Y CUBA

Por Jorge Gómez Barata

Por afirmar que: “En caso de ganar las elecciones, retomaría la política de Barack Obama hacia Cuba…”, Joe Biden, candidato a la presidencia de los Estados Unidos, no necesita más para saldar las dudas respecto al gobierno y el pueblo cubano.

Dar continuidad a la política cubana de Obama expresa la voluntad de distensión que configuraría una plataforma para aproximar posiciones, definir agendas y propiciar un clima a partir del cual es posible avanzar, no solo hacia lo que Cuba quería, sino hacía lo prefería Barack Obama que consideró obsoleta la política seguida por las anteriores administraciones, incluido el bloqueo que, según su credo, en lugar de aislar a Cuba aisló a los Estados Unidos”.

Obama no fue un amigo ni un aliado de Cuba, sino un presidente de Estados Unidos que, salvando las asimetrías y el desencuentro histórico iniciado por la Enmienda Platt, así como las insalvables diferencias ideológicas derivadas a la vez del anticomunismo vigente en la política estadounidense y la agresividad ante la Revolución, trabajó para sustituir la hostilidad entre Estados Unidos y Cuba por la vecindad.

Nadie descubre nada nuevo al observar que, como cabeza política del imperio, Obama desearía un cambio de orientación de la política cubana, para lo cual instaló premisas, distintas a las políticas agresivas de sus predecesores, escogiendo opciones más aproximadas a la batalla de ideas preferida por Cuba. Obviamente también existen cubanos que aplaudirían a unos Estados Unidos socialista, lo cual no significa que conviertan tal cometido en un objetivo político.

Dígase lo que se diga, Barack Obama fue el único presidente estadounidense que, en los 118 años de historia republicana de Cuba, dialogó con las autoridades nacionales sobre temas bilaterales en pie de igualdad, sin condicionamientos previos, sin exigencias y sin mezquindades, lo cual había sido una aspiración de los cubanos y una brillante conquista de la Revolución. Por añadidura es el único que visitó la Isla y, fraternalmente departió con el pueblo y con las autoridades.

Raúl Castro que a la firmeza a la defensa de la soberanía nacional y de los principios socialistas, sumó sagacidad política y habilidad diplomática, percibió el momento en que abrió una oportunidad y con entereza y flexibilidad la aprovechó para dar pasos al encuentro con la coherencia política de Barack Obama, llegando a un terreno común en el cual fue posible entenderse y avanzar hasta restablecer las relaciones diplomáticas.

La flexibilidad y la altura política permitieron a ambos comprender que: las diferencias no impiden convivir civilizadamente. De Biden no espero otra cosa… Ojalá gane. Allá nos vemos.

08/09/2020
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¿Unificación monetaria y cambiaria en condiciones de re-dolarización?



Desde hace varios días en diversos medios de prensa cubanos han comenzado a aparecer argumentos sobre la necesidad de proceder a la unificación monetaria y cambiaria, haciendo énfasis en las consecuencias negativas del establecimiento de una dualidad monetaria en los años 90 del siglo XX. A esto se suman muy recientes rumores, no confirmados, que indicarían la posibilidad de que en poco tiempo se suprima la circulación del peso convertible y la unificación de precios en pesos cubanos de los bienes y servicios que se ofrecen en las redes comerciales estatales, así como una nueva tasa de cambio única que devaluaría considerablemente el tipo de cambio oficial actual de 1 USD = 1 CUP que solo funciona para las empresas del Estado, pero que, al parecer, revaluaría la actual tasa de mercado, también oficial, de 1 USD = 24 y 25 CUP (según se trate si es tipo de cambio de compra o de venta de la moneda extranjera). A estos rumores se suma la existencia de una supuesta nueva escala salarial que funcionaría para el sector estatal y que multiplicaría en varias veces todos los niveles salariales actuales (sin que se diga nada de las pensiones de jubilación antiguas).

Lo curioso es que todo esto ocurra unos meses después que el gobierno cubano decidiera abrir tiendas minoristas en las que se venderían una serie de artículos, considerados de “alta gama”, pero que después se ampliaron a bienes de primera necesidad, usando tarjetas magnéticas, respaldadas por depósitos en dólares u otras monedas libremente convertibles (MLC), lo que ha significado, en la práctica, una nueva segmentación del mercado en productos que se venden en divisas extranjeras y productos que se venden en las monedas nacionales y que, eventualmente, se venderían en una sola, como resultado de la “unificación”. Así las cosas, vale la pena aclarar que toda vez que circulen diversas monedas en un mercado, así sea a partir de la existencia de depósitos a la vista, no estamos en presencia de una real unificación monetaria.

Uno de los problemas de la dualidad monetaria existente ha sido la multiplicidad de tipos de cambio, pero sobre todo la persistencia, durante 60 años, de un tipo de cambio fijo, artificialmente sobrevaluado, del peso cubano respecto al dólar estadounidense, que no refleja las condiciones económicas reales de la economía nacional en relación con la economía internacional y que ha distorsionado seriamente la competitividad de todo el sistema empresarial cubano.

Se puede establecer una nueva tasa de cambio, se pueden modificar los precios y se pueden reformar los salarios y jubilaciones, pero con ello solo se pondrá un orden momentáneo a las relaciones monetarias y a los sistemas de precio y de salarios en el país, pero no necesariamente se pondrá fin a las distorsiones del sistema económico cubano ni del sistema monetario en particular.

La existencia de un mercado, por limitado que pueda resultar, en el que el peso cubano no cumple sus funciones como dinero va a generar una demanda adicional de las divisas extranjeras en el mercado informal, generando opciones de beneficios extraordinarios para quienes operen este mercado informal. Si, como es usual, se persigue a estos actores económicos con medidas punitivas solo se conseguirá aumentar la brecha entre los tipos de cambio entre los mercados formales e informales. Por tanto, sería prudente adelantarse a este tipo de escenarios con la adopción de medidas económicas adecuadas.

¿Cuáles deberían ser este tipo de medidas?

  1. Será necesario definir qué tipo de sistema cambiario va a establecerse. ¿Una caja de conversión como la que determinó la paridad del peso cubano con el dólar antes de 1959 o como la que produjo el establecimiento del llamado CUC? Esto significaría un anclaje nominal del peso con el dólar, en la cantidad que se defina, y la variación del tipo de cambio con las demás divisas, siguiendo el curso del dólar. Esta medida, no evitaría que el país afronte una crisis cambiaria cuando se produzca una nueva crisis de balanza de pagos, lo cual puede ser algo previsible en el caso cubano, si no se solucionan los problemas estructurales, no se alcanza un mayor ritmo de crecimiento económico y no se logra una mejor inserción internacional de la economía. ¿Un tipo de cambio flexible? Podría resultar lo más lógico para que el tipo de cambio fuera el que absorbiera los choques externos y la política macroeconómica no quedara supeditada al sostenimiento de una determinada paridad cambiaria. Sin embargo, en este escenario habría que estar preparados para una depreciación sostenida del peso cubano en la medida en la que no mejoren las condiciones de producción de bienes y de servicios y en las consecuentes presiones inflacionarias.
  2. La realidad indica que tanto el peso cubano como el peso convertible están sobrevalorados, tanto en el tipo de cambio del primero como del segundo, lo cual significa que ambos valen más de lo que deberían valer. El tipo de cambio oficial con el que funcionan las empresas es absurdo y no guarda relación alguna con la realidad. El tipo de cambio de las CADECA, que durante mucho tiempo se ha mantenido estable, parece mostrar signos de sobrevaloración ante la reaparición de un mercado informal con valores que en estos momentos han estado oscilando entre 1,30 y 1,80 CUC por dólar. Esto es consecuencia de dos fenómenos muy concretos: a) la ruptura de la “caja de conversión” que sustentaba la condición de convertibilidad del CUC a una paridad de 1 USD = 1 CUC y según la cual solo se emitirían CUC como USD existieran para respaldarlos y b) la reaparición de un mercado en el que solo se opera en MLC, por lo que la demanda por las divisas foráneas aumenta considerablemente. La sobrevaloración de una moneda nacional desestimula las exportaciones porque las encarece y estimula las importaciones porque las abarata relativamente. Si se adopta un tipo de cambio de partida, de forma administrativa, que no refleje las condiciones reales de la economía, se reproducirán las distorsiones actuales, porque el tipo de cambio es el precio relativo que permite conectar la economía de cualquier país con la economía internacional. Por esa razón, en lugar de adoptar medidas administrativas sería mucho mejor tener en cuenta las señales que ofrece el mercado. Así las cosas, el CUP podría cambiarse a 25 por CUC actuales para efectos internos, pero el tipo de cambio del USD con el CUP que se establezca como nivel de partida, debería considerar esas señales del mercado y, por tanto, devaluarse en lugar de revaluarse.
  3. Para que el peso cubano (CUP) sea realmente convertible debe asegurar su plena convertibilidad interna, garantizando el funcionamiento adecuado del mercado cambiario y permitiendo que la moneda nacional opere de manera plena con fuerza liberatoria ilimitada y curso forzoso en todo el territorio nacional, lo cual cuestiona el funcionamiento de las nuevas tiendas en MLC, fuertemente criticadas por la población por justas razones.
  4. Nada de esto tiene sentido si no se adoptan las medidas económicas necesarias para impulsar la producción de bienes y de servicios. Si no se adoptan las medidas para aumentar la oferta de bienes y de servicios, se corre el riesgo de una espiral inflacionaria, que si se pretende impedir de forma artificial, con los racionamientos o con topes de precio, se manifestará en la forma ya conocida de “inflación reprimida”, que no es otra cosa que la escasez y las colas y la dinamización del mercado subterráneo. Así las cosas, lo más adecuado sería eliminar todas las cortapisas que han impedido el desarrollo de la producción de bienes y de servicios por parte de productores privados y cooperativos, junto a la autonomía operativa y financiera de las empresas estatales. En tal sentido, es imprescindible adoptar la secuencia adecuada y ello significa que lo primero sería eliminar las restricciones actuales al funcionamiento de las pequeñas y medianas empresas (PyMES) privadas y cooperativas, las cuales, en un clima adecuado podrían absorber la fuerza de trabajo que actualmente resulta excesiva en el sector estatal y podría producir bienes y servicios que el sector estatal se ha mostrado incapaz de producir. Para ello es necesario crear el clima institucional adecuado para promover el ahorro interno y la inversión tanto foránea como doméstica, sin restricciones de tipo de propiedad. Esto debería ir acompañado de la modificación de las normas adoptadas recientemente para regular la participación del sector privado y cooperativo en el comercio exterior que son, a todas luces, inadecuadas.
El costo económico y político de continuar despreciando las leyes económicas puede ser muy grave para el país. La política económica debería orientarse a la adopción de las medidas que permitan salir de la crisis y conducir a una ruta de crecimiento sostenido que tenga un efecto positivo en el mejoramiento del nivel de desarrollo económico y social, superando las barreras ideológicas derivadas de concepciones dogmáticas.

https://mauriciodemiranda.wordpress.com/2020/09/08/unificacion-monetaria-y-cambiaria-en-condiciones-de-re-dolarizacion/

La devaluación “que viene” del peso cubano. Notas sobre tasa de cambio, precios y salarios

Por Pedro Monreal. El Estado como tal

https://elestadocomotal.com/2020/09/07/la-devaluacion-que-viene-del-peso-cubano-notas-sobre-tasa-de-cambio-precios-y-salarios/

Al sonsonete oficial sobre la unificación monetaria y cambiaria de semanas recientes se han incorporado en los últimos días varios audios “filtrados” sobre el tema, así como la “bola de nieve” de “resúmenes” que de esos audios se han derivado.
La incertidumbre que están causando los audios sobre la “unificación” es el resultado de la imprecisión de una cantinela oficial que ha sido incompleta y deficientemente explicada.
Probablemente de lo que más se ha conversado es sobre la “eliminación” o “recogida” del peso convertible (CUC), pero también se ha hablado de la devaluación del peso cubano (CUP) frente al dólar (USD), de “inflación”, del fin de ciertos subsidios, de la “canasta básica”, de un nuevo salario mínimo y de un incremento de salarios en las empresas estatales.
Son cuestiones demasiado importantes para el bienestar de los ciudadanos como para permitir que exista opacidad respecto a esos temas.
Como no se dispone de información pública precisa, en lo que esta llega -si es que se informase alguna vez antes del llamado “día cero”- pudieran hacerse al menos dos cosas por el momento: tratar de precisar algunos términos económicos que han comenzado a manejarse de una manera amplia y visualizar los incrementos de precios que aparentemente serían parte del proceso.
¿Qué es la tasa de cambio?
Expresa el valor de cambio de una moneda respecto a otra, como en el caso de la conocida identidad de 1 CUC = 24 CUP (cuando se compra CUP con CUC) y la tasa de cambio que se utiliza en la estadística oficial y en las relaciones entre empresas de 1 CUP = 1 USD. En una economía “abierta” como la cubana, con una alta dependencia del comercio exterior, la tasa de cambio es el precio relativo más importante.
¿Qué “tienen de malo” las tasas de cambio vigentes en Cuba?
Por lo menos hay tres problemas: a) la tasa oficial de 1 CUP = 1 USD es absurda (no hay que ser economista para saberlo), b) existen varias tasas de cambio (oficial, CADECA, y tasa para ventas al turismo y Mariel) con grandes diferencias entre ellas, cuando lo más racional sería que existiese un precio relativo único de la moneda nacional frente a otras monedas, y c) existe un “régimen cambiario” fijo que no expresa con suficiente agilidad las variaciones en las condiciones reales de la economía.
El problema principal se concentra en la existencia de una irracional tasa oficial de 1:1 que introduce severas distorsiones en la medición económica, abarata artificialmente las importaciones y tiende a desestimular las exportaciones. Con ese tipo de distorsiones, la anhelada “sustitución de importaciones” y los “encadenamientos” lo van a tener muy difícil. Muchos colegas economistas han analizado en extenso el tema, desde diferentes ángulos.
OK, la tasa de cambio oficial es “mala”, pero ¿qué ocurriría si la moneda nacional “que se queda” (el CUP) se devalúa para corregir la distorsión?
La pregunta admite diversas respuestas pues vale reiterar que la tasa de cambio es el precio relativo más importante de la economía y si se modifica esa “variable” pudieran cambiar muchas otras. Sin embargo, hay algo respecto a lo que existe suficiente evidencia internacional y que no puede dejar de ser considerado: la devaluación usualmente produce un efecto de “traspaso” hacia los precios internos en forma de incremento de estos. Al devaluarse la moneda nacional, los precios en USD de las importaciones se transforman en mayores unidades de CUP. El efecto no es parejo, pues normalmente los precios de los productos importados crecen más que los precios de los productos fabricados nacionalmente que utilizan insumos importados.
Adicionalmente, cabría esperar que una devaluación del CUP estimulase exportaciones y facilitase la sustitución de importaciones, pero eso no ocurre de manera automática. Se necesita disponer de capacidad real (no meramente teórica ni “planificada”) para ofrecer una respuesta de oferta, lo cual implica no solamente tener capacidad productiva instalada, o en su defecto recursos para invertir en ampliar la capacidad, sino también que funcione un sistema de incentivos que haga posible el incremento de la producción nacional.
Es decir, la “señal” que envía una devaluación al sistema productivo exige que este tenga la capacidad para transformarla en oferta. De hecho, no queda claro que Cuba pudiera -incluso con una devaluación grande- pasar a reemplazar de manera importante, en el corto y mediano plazo, algunos de sus principales renglones de importación (combustibles, alimentos, maquinaria y equipo de transporte, productos químicos y manufacturas diversas).
OK, la tasa de cambio oficial no debería seguir siendo 1 CUP = 1 USD, entonces ¿cuál debería ser el valor de la nueva tasa de cambio?
El primer paso consistiría en establecer la “tasa de equilibrio” del CUP frente a una divisa o una “cesta” de divisas. Supongamos que se decide tomar como referencia el USD. Existen varios métodos para calcular la “tasa de equilibrio” del CUP respecto al USD, pero se necesitan datos que no están disponibles de manera abierta, de manera que hace muy difícil arribar a una cifra, con la excepción de los funcionarios que tienen los datos y que hacen los cálculos a “puertas cerradas”.
La “tasa de equilibrio” es simplemente un cálculo que se utiliza como una herramienta del proceso de diseño y monitoreo de la política monetaria. Una interpretación bastante extendida (enfoque monetario de equilibrio) asume que es el punto en el que deberían “encontrarse” -en el mediano plazo- el equilibrio interno y el equilibro externo de una economía.
Un aspecto crucial a tener en cuenta es que la tasa de cambio que las autoridades económicas deciden establecer en un momento determinado no tiene necesariamente que coincidir con el valor estimado de la “tasa de equilibrio”, pero los funcionarios necesitan conocer el valor de la “tasa de equilibrio” para poder evaluar el posible efecto de las desviaciones que pudieran existir entre la tasa efectiva y la de “equilibrio”. Se supone que, si la desviación es grande, pudieran producirse distorsiones y desbalances en la economía.
Entonces, es muy difícil identificar sin datos suficientes un valor preciso de la “tasa de equilibrio” del CUP/USD, pero en una situación como la actual de colapso en la oferta interna de USD y de una reducción de la demanda de USD que -por razones estructurales (alta dependencia importadora)- tiende a ser menor que el ritmo de contracción de la oferta de USD, es probable que la “tasa de equilibrio” representaría una devaluación muy superior a la tasa de 1 USD = 20 CUP que ha estado mencionándose, quizás se ubicaría más bien en un nivel superior a los 50 CUP/USD, pero no puedo precisarlo. Tampoco estoy pronosticando.
Las autoridades monetarias pudieran establecer -como dijo un amigo- una tasa de cambio “menos irracional que la actual, pero arbitraria”. Tienen la posibilidad de hacerlo.
Al existir el control de cambio y racionamiento de divisas a nivel empresarial, se impediría que el funcionamiento de un mercado de divisas tendiese a aproximar la tasa de cambio al nivel de equilibrio, en el segmento empresarial. Sin embargo, en el intercambio individual de monedas, es difícil pensar que no funcione un mercado informal con una tasa más próxima a la de equilibrio. La dolarización parcial de la economía -aparentemente asumida de manera oficial como un mercado segmentado- se conecta con otros mercados de manera informal, incluyendo los mercados internos de monedas. La informalidad pudiera ser reprimida, pero difícilmente “clausurada”.
¿Coinciden el valor de la “canasta básica” y el costo de la canasta familiar normada (CFN)?
Cuando se habla actualmente sobre “la canasta básica”, parecería que se utiliza el término para identificar cosas diferentes.
Por una parte, la “canasta básica” es un cálculo estimado del valor de “lo que cada persona debe consumir diariamente en términos de las cantidades de alimentos que satisfagan las necesidades nutricionales mínimas, vestir y contar con los bienes necesarios para el desarrollo de las actividades de descanso y esparcimiento que requiere el organismo para reproducir sus energías, además de los productos necesarios para su aseo y el de su hogar…  En consecuencia, el costo de la Canasta Básica de un país está formado por el de la Canasta Básica de Alimentos más los gastos no alimentarios”. En resumen, el valor de la “canasta básica” identifica lo que cuesta vivir a un nivel elemental. Esta es la definición aportada por la Dra. Rita María Castiñeiras, una respetada especialista cubana en este tema.
La información se capta usualmente mediante las “Encuestas de los Hogares” y es un instrumento muy útil para la política económica. El costo de la “canasta básica” de un país está formado por el de la canasta básica de alimentos más los gastos no alimentarios.
Especial atención se le presta al valor de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) debido a la posibilidad que ofrece “de estimar requerimientos de cantidades normativas de un conjunto de alimentos con más criterio respecto a otros grupos de bienes y servicios”. (R. M. Castiñeiras, “Conceptos y Metodología para la construcción de la Canasta Básica en Cuba”, https://www.nodo50.org/cubasigloXXI/economia/castineiras_300906.pdf ).
Se ha conocido que parece estarse utilizando ahora en Cuba el término de “Canasta Básica de Bienes y Servicios de Referencia”, que aparentemente se ha estimado en 1528 CUP “para que una persona en la Cuba de hoy pueda cubrir las necesidades básicas con el objeto de reproducir su fuerza de trabajo y de media persona más”. (Delio G. Orozco González, “El Día Cero y una carta al Presidente”, La Joven Cuba, 11 junio 2020, https://jovencuba.com/2020/06/11/carta-presidente/ )
Sin embargo, no se conoce la metodología utilizada para arribar a esa cifra.
En años recientes, colegas como Anicia García y Betsy Anaya han evaluado sistemáticamente el tema. El estimado del costo fue diferente y explicaron de manera detallada las fuentes de los datos y el método de cálculo. (Ver, “Dinámica de gastos básicos en Cuba”, IPS Cuba, 30 de septiembre 2018, https://www.ipscuba.net/economia/dinamica-de-gastos-basicos-en-cuba-segunda-parte-y-final/ ).
A diferencia del costo de la “canasta básica” que es un cálculo estimado, el costo de la canasta familiar normada (CFN) es un cálculo real de la suma de los precios subsidiados de los productos “normados” que se distribuyen mediante “la libreta” en Cuba. Popularmente se le conoce como el costo de “sacar los mandados”.
Ambos términos difieren cualitativamente y cuantitativamente.
¿Cuál es la relación entre el valor de la “canasta básica” y el salario mínimo?
El costo de la “canasta básica” es un cálculo y el salario mínimo es una norma jurídica. El primero orienta la determinación del segundo, pero usualmente son cifras distintas.
Se ha dicho en estos días que el nuevo salario mínimo sería una vez y media el valor de la “canasta básica”, es decir, un salario mínimo de 2250 CUP (multiplicación de un valor aproximado de la “canasta básica” de 1500 CUP por 1,5).
El salario mínimo es importante porque a partir de este se estructura la escala salarial.
Los precios de los productos básicos.
En días recientes han vuelto a circular informalmente unas listas de precios que se habían “filtrado” inicialmente a principios de marzo de 2020.
No puede determinarse todavía si se trata de listados oficiales, pero de todas maneras las cifras parecen ser racionales en una situación en la que se combinaría la devaluación de la moneda nacional con una unificación de precios que equivaldría a una reducción significativa, o eliminación, de subsidios a productos de primera necesidad.
Como he dicho anteriormente, los listados -sean oficiales o no- ofrecen una oportunidad para discutir un tema muy importante.
Nos concentramos aquí en dos listados:
  1. Productos de la Canasta Familiar Normada (CFN) que modifican sus precios (según los listados que han circulado serían 23 productos, de los cuales 15 se venderían de forma “liberada” a igual precio).
  2. Productos de venta “liberada” de la red del MINCIN que modifican precios minoristas (según los listados que han circulado serían 22 productos).
Productos de la Canasta Familiar Normada (CFN) que modifican sus precios.
Es importante comparar los incrementos de los precios de la Canasta Familiar Normada (CFN) con un “marcador” de devaluación.
Aunque en los “audios” parece mencionarse una nueva tasa de 1:20 (devaluación de 1900%), agregamos un segundo escenario con una tasa de 1:24 (devaluación de 2300%), y se asumen ambos como posible “marcadores” que permiten presentar los eventuales nuevos precios en una perspectiva
En un primer escenario hipotético con devaluación de 1900% (columna roja), los incrementos de precios de los “listados” serían los siguientes:



En ese primer escenario, un gran número de productos de la actual canasta familiar normada (CFN) exhibiría incrementos de precios superiores al 1900% de la devaluación.
Es decir, que además del efecto de traspaso de la devaluación habría otros factores adicionales en el alza de los precios, especialmente la desaparición de subsidios actuales para productos de primera necesidad.
Si en un segundo escenario hipotético se asume que el CUP se devaluaría desde la tasa oficial actual de 1 USD= 1 CUP hasta una tasa de 1 USD = 24 CUP (devaluación de 2300% indicada por la columna verde), entonces se reduciría el número de productos de la CFN con incrementos de precios mayores que la devaluación.
De todos modos, se produciría eventualmente una importante reducción de subsidios para cruciales productos de primera necesidad cuyos precios dejarían de ser subsidiados y pasarían a venderse a precios de “ventas liberadas”.
Productos de venta “liberada” de la red del MINCIN que modifican precios minoristas.
En el caso de los productos de venta “liberada”, que en general se supone que funcionen sin subsidios o por lo menos con subsidios no muy elevados, los incrementos de precios serían considerablemente menores que el aumento de precios de los productos “normados”.
En principio, los nuevos precios estarían reflejando de manera más clara -en comparación con los productos “normados”- un posible efecto de “traspaso” de la devaluación (con algunas excepciones).
Es importante tomar nota que, aunque muy inferiores al aumento de precios de los productos “normados”, los incrementos de precios de los productos liberados son incrementos altos, siendo la mayoría superiores a aumentos del 25%. Nótese que en el caso del azúcar se produciría -de manera excepcional- una reducción de precios.
Es decir, el precio de la canasta familiar normada registraría incrementos de precios muy elevados, pero viniendo de una base de precios muy bajos y por esa razón, los nuevos niveles absolutos de precios igualarían -en varios productos cruciales- precios de productos “liberados” que tendrían -en su mayoría- incrementos de precios notables, pero no desorbitantes.
En cualquier caso, el incremento combinado de precios representaría la necesidad de acceder a un ingreso extra para poder adquirir productos básicos que serían más caros.
¿Cómo “lidiar” con estos incrementos de precios?
Se ha mencionado el incremento de salarios como un mecanismo de compensación. Los audios y uno de los listados indican nuevas escalas salariales que irían desde el salario mínimo de 2250 CUP hasta 13148 CUP mensuales.
La emisión monetaria correspondiente a tal incremento de salarios no tendría que ser necesariamente inflacionaria, siempre que existiera una oferta que permitiese respaldar el nivel incrementado de demanda agregada.
Supongo que el cálculo oficial del riesgo de la operación no se haya hecho con el “optimismo” con el que se hizo el cálculo del riesgo relativo al alza de salarios del sector presupuestado en 2019, ni con el optimismo con el que parece que se han hecho los planes agropecuarios recientes.
En 2016 se estimaba que aproximadamente entre el 55 y 71 % del gasto familiar se concentraba en alimentación. Los porcientos varían dependiendo del tipo de familia, pero como promedio son muy elevados, típicos de sociedades subdesarrolladas (Anicia Garcia y Betsy Anaya, op. cit.).
Eso significa que, pare que no fuese inflacionario, el incremento salarial necesitaría un “salto” en la producción de alimentos, pero las probabilidades de que ello ocurra en el corto plazo -incluso en el mediano- no parecen ser altas.
Otra opción sería intentar repetir el enfoque de “precios topados” de 2019 para gestionar el incremento salarial del sector no presupuestado. Esa medida de “topes” de precios fue un error.
Pero quizás lo más importante es que la gravedad de la crisis actual, que ha estado acompañada de una evidente falta de respuesta de la oferta nacional de alimentos, eleva el riesgo de un incremento salarial inflacionario.
El supuesto de que otras ofertas (comunicaciones, turismo, etc.) pudieran absorber liquidez es un supuesto problemático. Los “grandes números” no dejan mucho espacio a la especulación: aproximadamente dos tercios del ingreso familiar promedio se gasta en alimentos. Si no hay oferta de estos, las probabilidades de inflación son elevadas.
Si se ponen topes de precios, apenas se cambiaria la forma de manifestación de la inflación, pues aparecería como inflación “reprimida” (colas y escasez).
Otra opción pudiera ser reducir considerablemente el empleo en el sector estatal, con el efecto combinado de que, al aumentar la productividad pudieran pagarse mejores salarios y las empresas pudieran reducir los costos, lo cual ayudaría a contener presiones inflacionarias.
Esta opción necesitaría que existiese un sector privado y cooperativo capaz de absorber la fuerza laboral excedente estatal y de ofrecer niveles razonables de productividad, algo que no solo reafirma la necesidad de flexibilizar el trabajo por cuenta propia, el cooperativo, y la legalización de las PYMES, sino que también indica la importancia de la secuencia de las medidas.
El punto débil de los planes que se escuchan hoy es la poca capacidad para crear empleo neto estatal y para generar respuesta de oferta. La mayor parte de los 670 mil empleos netos de la economía cubana entre 2008 y 2019 fueron creados por el sector privado.
El sector privado ha demostrado tener capacidad de crear empleo neto y de proporcionar respuesta de oferta, pero, a pesar de la evidencia, sigue siendo relegado en la secuencia del programa económico.

Avanza entrega de tierras en usufructo en Camagüey

YANIUSKA MACÍAS RIVERA | FOTO: CUBAHORA 08 SEPTIEMBRE 2020



Camagüey, 8 sep (ACN) Más de mil 140 solicitudes para la entrega de tierras en usufructo se radicaron, desde abril de este año hasta agosto último, en la provincia de Camagüey, a partir de nuevas decisiones emitidas por las máximas autoridades del Ministerio de la Agricultura (MINAG), para potenciar la producción de alimentos en Cuba.

Esos pedidos se incluyen entre los cinco mil 496 registrados, de los cuales tres mil 643 resultaron aprobados por la delegación del MINAG en el territorio desde la aplicación en octubre de 2018 del Decreto Ley 258, sobre la posibilidad de los usufructuarios de vincularse a las empresas agropecuarias o bases productivas, oportunidad que antes solo tenían algunas personas jurídicas.

Ante el impacto económico de la COVID-19, en el país y el mundo, urge fomentar la producción nacional de alimentos, de ahí que a partir de la incidencia de la pandemia el periodo para la tenencia de la tierra se simplificó a 15 días, y los beneficiarios se mantienen vinculados a las entidades hasta el cumplimiento de los tres meses que dura el proceso de contratación.

Elizabeth de la Cruz Ramos, especialista del Departamento Provincial de Control, Tierra y Tractores del MINAG, explicó a la Agencia Cubana de Noticias que en este caso se entregan tierras disponibles, y otras deficientemente explotadas aunque correspondan a algún programa en desarrollo, previa conciliación por un tiempo determinado con el usufructuario.

Al cierre del octavo mes del año, en cumplimiento del Decreto Ley 258/2018 se ocupan en Camagüey 116 mil 077 hectáreas (ha), de las cuales más de 20 mil corresponden a las solicitudes realizadas desde abril hasta agosto, comentó la especialista.

Los principales usos, precisó, están asociados a la cría de ganado mayor, con 54 mil 427 ha en explotación, y a los cultivos varios con siete mil 786 ha, donde laboran dos mil 437 y más de mil usufructuarios, respectivamente.

En tanto se registran hasta la fecha mil 64 solicitudes para ampliar la extensión de las fincas.

De la Cruz Ramos señaló que a partir de la entrega de la tierra y según lo que se pacte en el contrato de usufructo, se da un término de seis meses a un año para poner en explotación al menos el 60 por ciento de la cantidad otorgada, de no cumplir este requisito, es considerado el hecho como una ilegalidad.

En el último Balance Anual de la Tierra para evaluar el cumplimiento de esa y otras obligaciones, se determinó extinguir el contrato de usufructo a 967 personas, aplicar multas a 97 y enviar advertencias a otras mil 88, señaló la especialista.

Las principales causas, dijo, incluyeron el incumplimiento de los planes de producción, el impago del tributo a la filial del Instituto Nacional de Asistencia y Seguridad Social, y la construcción de bienhechurías ilegales como viviendas, casas de vaquerías y cochiqueras, las cuales deben contar con el aval de las autoridades de Planificación Física.

De las cinco mil 496 solicitudes registradas en la provincia de Camagüey desde octubre del 2018 hasta agosto último, la mayoría la realizaron hombres, en tanto mil 317 corresponden a mujeres.

Que la ciencia impulse la producción de alimentos en Cuba

LETICIA MARTÍNEZ HERNÁNDEZ | FOTO: ESTUDIOS REVOLUCIÓN 07 SEPTIEMBRE 2020

La Habana, 7 sep (ACN) Cuba comenzará a invertir la matriz de siembra en el cultivo del arroz: de plantar 240 días al año, en campaña de frío y de primavera, irá pasando a hacerlo en mayores números de noviembre a febrero, periodo en el que se pueden garantizar, como promedio, cinco toneladas por hectárea.

Así trascendió en la más reciente reunión del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el vicepresidente Salvador Valdés Mesa, con científicos y expertos que trabajan en temas de soberanía alimentaria y nutricional, en la cual se abordó la producción de arroz y las soluciones que desde la ciencia pueden contribuir a su mayor desarrollo en el país.

Al respecto, Telce González Morera, director del Instituto de Investigaciones de Granos, informó que en la próxima campaña se sembrarán 90 mil hectáreas en época de frío, que promedien 1.5 toneladas por hectárea más que en la primavera.

Para optimizar los insumos, de manera tal que logremos mayor aprovechamiento del potencial de nuestras variedades, una cuestión importante es invertir la matriz de siembra. En nuestro país se planta arroz desde el 15 de noviembre al 15 de agosto y se está cosechando de abril hasta diciembre, explicó el investigador.

Al hacer una comparación con naciones que siembran entre 30 y 90 días al año, con lo cual logran rendimientos superiores a siete toneladas por hectárea, González Morera concluyó que “los países que siembran menos días logran mayor organización de su proceso productivo y aprovechan las épocas óptimas de siembra”. En Cuba, apuntó, sembramos 240 días y el rendimiento es de 4,2 toneladas por hectárea, aunque en los dos últimos años hemos bajado.

Tenemos bien estudiado el comportamiento del cultivo todos los meses, aseveró, y desde hace muchos años está determinado que noviembre, diciembre, enero y febrero son los meses en que el cultivo expresa su mayor potencial de rendimiento. Además, dijo, cuando sembramos en frío, logramos que el agua sea de 2 a 2,4 veces más productiva que si lo hacemos en primavera.

Otro efecto de ese cambio de matriz, señaló el científico, es que “cuando sembramos en primavera estamos consumiendo agua en el momento en que los embalses se están recuperando, y esa agua nos va a servir después en la campaña más productiva que es la de frío; por lo tanto, sembrar más en frío que en primavera ayuda a que los embalses logren cumplir su principio de ser hiperanuales”.

El director del Instituto de Investigaciones de Granos consideró que el arroz es un alimento estratégico para el país, “a partir de que se puede almacenar sin procesar y además tiene un alto contenido de calorías, cada gramo puede aportar tres kilocalorías, eso lo hace muy importante en la dieta de los seres humanos”.

En Cuba, reseñó, el programa de desarrollo arrocero comenzó en el año 1967, momento en que empezaron a incrementarse las áreas, la producción y el rendimiento. González Morera se refirió también a picos negativos a partir del 2012 que responden a la sequía.

El programa arrocero en el país, destacó el investigador, rescató a la par la producción de semillas. “En el 2010 se trabajaba con el 21% de la semilla certificada y hoy con el 100%”, dijo.

Disponemos de 69 variedades de semillas inscritas, de ellas 12 actualmente en producción, lo cual se traduce en una buena composición varietal en las provincias. Los cuatro territorios que más producen arroz son Granma, Camagüey, Sancti Spíritus y Pinar del Río, que trabajan con cinco variedades. Todas ellas tienen un potencial genético de 9 toneladas por hectárea, lo que indica que nuestras variedades respaldan las metas productivas que se está planteando el programa de desarrollo del arroz, aseguró.

Para el próximo año la meta es sembrar 157 mil hectáreas, con una producción de 692 mil 800 toneladas de arroz cáscara húmedo, que deben dar 346 mil toneladas de arroz consumo, de ellas 250 mil con destino al Ministerio del Comercio Interior, cifras muy por debajo de lo que demanda y puede producir el país.

Según un reportaje publicado en el periódico Granma en junio pasado, Cuba necesita 700 mil toneladas de arroz para cubrir la canasta básica normada y el consumo social. En la proyección del programa arrocero hasta el 2030, se estima que el país aporte, desde la producción nacional, unas 600 mil toneladas, lo que representarían el 86 % de la demanda anualmente.

El mayor problema en estos momentos, evaluó en la reunión González Morera, es “el insuficiente aseguramiento de insumos para la producción agroindustrial de arroz, lo que ha causado que en los dos últimos años el programa haya tenido una disminución en sus compromisos y un desaprovechamiento del potencial genético de las variedades disponibles”.

Un insumo que está limitando mucho la producción, comentó, es el nitrógeno, para lo cual los científicos han propuesto la introducción de la fertilización con amoníaco anhidro en el cultivo del arroz a través del riego por inundación, un producto que también se importa pero es más barato que la urea. Para aplicarlo no se necesita de la aviación agrícola, porque su transportación es a través del agua.

Otras de las proyecciones de trabajo en este importante programa de desarrollo es llegar a cubrir el cien por ciento del área sembrada con el uso de bioproductos. Según puntualizó el especialista, existe “un paquete de bioproductos para el arroz, algunos tan importantes que logran sustituir plaguicidas químicos”.

En la década del 70, recordó, en el arroz se trabajaba con 10 aplicaciones de insecticidas y hoy, como promedio, se hacen 1,5. “El impacto de los bioproductos y de la resistencia varietal en este programa es bien significativo”, precisó.

En su intervención ante la dirección del país, investigadores, productores y expertos, el director del Instituto de Investigaciones de Granos dio a conocer también que a partir de plataformas de cooperación con varios países, entre ellos Japón y Vietnam – que posibilitaron acceder a fondos no reembolsables – ya se encuentran en Cuba módulos para la tecnología de trasplante mecanizado, que comprenden 199 tractores, 46 trasplantadoras autopropulsadas, 41 máquinas sembradoras de bandeja y 42 cosechadoras.

El directivo detalló, además, que existe un proyecto con GEOCUBA que ha generado un nuevo servicio que comienza este mes en Sancti Spíritus y Pinar del Río, y en noviembre en Granma y Camagüey. Se trata de tres vuelos con drones en el cien por ciento de las áreas de siembra de cada una de sus empresas. Uno para hacer análisis de población, otro para monitorear plagas y un tercero para hacer un estimado real del rendimiento de los campos, lo cual va a ayudar a que las empresas tengan una mejor planificación y logren un programa de cosecha más adecuado.

Al respecto, el Presidente Díaz-Canel destacó la importancia del uso de esas tecnologías en la agricultura. Cuando tengamos extendidos estos sistemas de evaluación de rendimiento a todos los cultivos posibles, avizoró, imagínense cuánto reportarían en la planificación casi en tiempo real para los balances de alimentos.

Eso nos ayudará, apuntó, en la toma de decisiones, en la gestión de dirección, en la planificación y el trazado de estrategias. “Esa es una cultura que tenemos que ir ganando e impulsando”, indicó.

En el intercambio se escucharon las opiniones de productores del Sur del Jíbaro, en Sancti Spíritus, y de Calimete, en Matanzas, quienes respaldaron con sus experiencias a pie de surco las verdades de la ciencia sobre el uso de bioproductos, las mejores épocas para la siembra y la tecnología de trasplante mecanizado.

En estas reuniones, que tienen una frecuencia semanal, se han presentado temas como los bioproductos, la extensión agraria, la agroecología, el programa de desarrollo del frijol, las vacunas para uso veterinario y las agrocadenas de valor. Con una mirada desde el mundo de la ciencia y de la práctica de los productores, se han aportado soluciones con fechas de implementación y un seguimiento desde el Gobierno de la nación.

Los países más innovadores del mundo

Edición 2020 del Global Innovation Index, el estudio sobre el estado de la innovación en el mundo que elaboran INSEAD, Cornell University y la World Intellectual Property Organization (WIPO). Suiza, Suecia y Estados Unidos encabezan el ranking de países innovadores. Entre los diez países más innovadores, se encuentran siete europeos, dos asiáticos y Estados Unidos. España se sitúa en el puesto 30, bajando uno respecto a la edición anterior (por detrás de países como Chipre o Malta). El primer país latinoamericano es Chile (puesto 54) seguido de México (55) y Costa Rica (56). Cuba no aparece en el listado.