- Por Katia Siberia, con fotos de la autora y Ortelio González
- Categoría: Economia
Si las industrias de Majagua y Ceballos se vieran de pronto las caras la reacción fuera mutua y de perplejidad: una llora, abarrotada, mientras los guajiros se les enternecen afuera, y la otra pide a gritos el fruto, con sus puertas descongestionadas. El tomate les dibuja los extremos a menos de 50 kilómetros de distancia; un recorrido que pudiera “exprimirse” si Majagua y Ceballos —que pertenecen a la misma provincia y al mismo país— pertenecieran, además, al mismo Ministerio.
En la Agroindustrial Ceballos los tomates de su patio apenas eran una ensaladita en el conglomerado de 320 toneladas diarias
A una le falta. A otra le sobra... Este miércoles, Antonio Moya Abascal le puso fin a la divergencia y se fue con sus tomates majagüenses, de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Abel Santamaría, a la Empresa Agroindustrial Ceballos: “Soy el primero en venir, si me quedo allá, descargo el sábado, y aquí no llevo una hora y ya casi voy a entrar”. ¿Y por qué los demás no lo siguen?, le pregunto incrédula.
—Yo pude venir porque ya cumplí con los 4 000 quintales que había contratado con la Fábrica de Conservas de Majagua, aquello es de la Industria Alimentaria y se encarga del consumo social que es prioridad, y esto es de la Agricultura. El puré tiene destinos diferentes, será el mismo tomate, pero no es sencillo eso de aquí pa' allá ni de allá pa' acá.
Dentro, en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Industrial, su director Rodolfo Morales Pérez explica que este año el conglomerado ha sido demasiado grande para la poca materia prima. “Empezamos enero acumulando tomate por siete días para poder moler uno. En todo ese mes apenas procesamos 122 toneladas y nuestra capacidad diaria es de 320.
"En febrero hicimos 1 425, de 6 000 previstas, y en marzo (hasta el 22) tenemos 3 944 de un plan de 6 000. Los tanques, las bolsas... todos los recursos para los planes que no se cumplieron están aquí. Podemos acoger lo que le 'sobra' a Majagua si lo deciden, aunque eso no está dentro de mis facultades."
Una hora después, desde la fábrica de Conservas de Majagua, se repetía lo mismo: “si lo deciden”, mientras Alberto Suárez Pupo, de la CCS Orlando González, sacaba su cuenta. “Del campo a la industria estoy calculando siete días entre una carga y otra, porque en lo que recojo, meto en cajas y espero a que se vacíen los palets (cajones) que están en 'tranque' dentro de la fábrica pa' regresar y volver a cargar, y hacer de nuevo la cola de hasta tres días... fácil, fácil me paso una semana.”
—¿Y por qué no se va a Ceballos, allá es llegar y virar?
—Mija, si casi tengo que ir a La Habana pa' que me autorizaran a comprar 10 palets, carísimos, a 400.00 pesos cada uno, ¿tú crees que me permitan ir pa' Ceballos? Además, la mayoría de los tractores y las carretas están en muy mal estado, los caminos pa' irse por dentro, también. Pa' allá podrán ir los camiones. A la mayoría se les va a podrir la carga aquí en el patio. El año pasado fue lo mismo.
Hace 15 días, no obstante, la situación no era así. Majagua tampoco tenía tomates y se molía solo ocho horas al día. En enero procesaron 129 toneladas, de 1 049 planificadas; en febrero 1 074, de 3 030 propuestas y en marzo (hasta el 22) iban por 1 913, de 3 027 planificadas. Ahora llegó el pico (pues la agricultura escalonada es teoría, y teoría sin recursos), adelgazó el río, se rompió la tapadora, que ya es más majagüense que americana, hubo problemas de corriente y la achacosa fábrica que carga con las culpas de los campesinos, se culpa a sí misma de no poder ser una moderna industria en medio del municipio que más tomates cosecha en el país.
“Se pudiera recuperar el 70 por ciento del agua con una torre de enfriamiento, pero no la tenemos. Solo podemos recuperar el 15 por ciento y, para colmo, está rota. Esa y otras inversiones aquí continúan pendientes, y mientras no lleguen va a seguir sucediendo esto”, afirma el jefe de producción de la fábrica, Jorge Calvo Fariñas.
Yordán Pina Vera, controlador de la producción, ofrece un dato que ilustra las consecuencias. “Hemos tenido que descontar cerca de un tres por ciento del valor del tomate que recibimos, debido a la mala calidad. Son 248 000 pesos que no recibieron los campesinos por una materia prima que no cumplía con los parámetros. Las causas apuntan al tomate que se dio malo en el campo (el clima golpeó), el que nunca llegó a la industria porque se dio muy bueno y lo vendieron por libras en la calle y, por supuesto, a la demora, la merma, las pérdidas.”
Si bien desde el pasado sábado hubo una reunión con las bases productivas de Majagua y Pedro Manuel Díaz, especialista de hortalizas en la delegación provincial de la Agricultura, confesó a Invasor que desde entonces se decidió —a partir de que calcularon unas 1 000 toneladas en el patio de la industria que solo pude procesar 115 diarias— que podían trasladar la materia prima a la Empresa Agroindustrial Ceballos, todavía el autorizo no se ha entendido o expandido a cabalidad, o no ha podido cumplirse por situaciones particulares.
A pesar de que algunos se cuestionan la tardanza o el hecho mismo de acudir a decisiones superiores, Pedro ha dicho que “el tomate tiene que molerse donde sea, lo importante es que no se pierda”, pero los guajiros seguían este miércoles apostillados en sendas fábricas de extrema situación: a una le sobraba, a otra le faltaba, y aunque ya podían, todavía no se consolaban.
La dinámica en Ceballos ha sido tan “escueta”, por falta de materia prima, que los tomates que entran un día terminan, ese mismo día, enlatados
Alberto Suárez Pupo: uno de los atrapados en la madeja del tomate majagüense, quien todavía no se aventuraba a cambiar el rumbo
La merma en Majagua ya le va quitando peso a las carretas...y al bolsillo
¿Y con estos tractores a dónde vamos periodista?, se preguntan los campesinos que esperan en Majagua y pueden ahora enrumbarse hacia Ceballos
Dicen que la tapadora de la Fábrica de Conservas es ya más majagüense que americana