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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 8 de marzo de 2023

Las crisis en el desarrollo económico de Cuba


Autor(es): Hiram Marquetti Temas

La evaluación de las crisis en sus diferentes modalidades o manifestaciones es un tema de recurrente valoración en diferentes naciones. El propósito general de este examen es identificar, con el mayor rigor posible, los factores desencadenantes de estos desequilibrios y constatar aquellas tendencias negativas que han persistido con posterioridad al desarrollo de tales desajustes. De igual modo, se ofrece la posibilidad de identificar las insuficiencias en las que han incurrido las autoridades gubernamentales, sobre todo en el diseño e implementación de políticas económicas para enfrentar en mejores condiciones estas coyunturas. Por tanto, un rasgo distintivo de este tipo de escrutinio es que exige la revisión y evaluación de un amplio número de aspectos diversos (los cuales determinan un alto grado de complejidad), atinente, en particular, a cómo alcanzar la ponderación, con un determinado grado de certeza, de la magnitud de las afectaciones que se han producido y la valoración de la incidencia efectiva de los diferentes factores involucrados.

La experiencia cubana en el enfrentamiento de las crisis se ajusta plenamente a los criterios antes indicados, ya que estas —en específico las de naturaleza económica— han sido consustanciales a la evolución de su economía a lo largo de los últimos sesenta y tres años. El presente artículo revisa, de forma sintética, cómo ha evolucionado el análisis de estos desequilibrios, con posterioridad a la desaparición del bloque socialista. Asimismo, examina, de manera somera, la incidencia del bloqueo estadounidense en el surgimiento de ellos. Por último, ofrece algunas valoraciones sobre diversos factores que afectan el proceso de diversificación de las exportaciones en la actualidad.

Aspectos conceptuales y diferentes enfoques utilizados en la valoración de las crisis

Las crisis económicas han sido parte inseparable del desarrollo de la economía cubana durante los últimos sesenta y tres años, aunque con la singularidad de que no deben examinarse solo desde la evolución cíclica de la economía o la presencia de insuficiencias en el mecanismo de regulación macroeconómica, pues no son exclusivas de Cuba, sino que pueden considerarse comunes a otras naciones. De tal forma, este análisis demanda la inclusión de otras valoraciones que faciliten la aplicación de apreciaciones de alcance sistémico o de naturaleza multifactorial.

En adición, la evaluación de las crisis en el caso específico de la economía cubana supone considerar, en primer término, que durante este período no se ha regido por condiciones similares a las prevalecientes en las economías de mercado, sino que la planificación ha mantenido un rol protagónico en el mecanismo de organización y funcionamiento económico; e incluso, desde la perspectiva gubernamental, se le confiere mayor relevancia a su papel que a la regulación macroeconómica (González Gutiérrez, 2000).[1]

La preeminencia que ha mantenido la aplicación del criterio antes indicado explica por qué los diferentes trastornos en la evolución de la economía de la Isla no son atribuibles, de forma exclusiva, al accionar de los factores de naturaleza cíclica, sino que los orígenes y evolución de estas coyunturas se explican por los siguientes aspectos: insuficiencias en el diseño de las políticas económicas, baja efectividad de los sistemas de dirección de la economía, poco aprovechamiento del potencial científico-técnico disponible, concentración excesiva de los esfuerzos en el fomento de una sola rama de la economía en determinados períodos,[2] errores de idealismo económico,[3] incidencia sistémica del bloqueo; así como el recurrente impacto de los cambios que se producen en el contexto económico exterior.

El examen de las diversas crisis se transformó en un tema omnipresente después de la disolución del bloque socialista. La emergencia de este proceso contribuyó a la aparición de diversos estudios que no se limitaron a la presentación de los numerosos impactos de estas crisis, sino que se constata la intención de encontrar respuestas de mayor alcance. Por tales razones, es posible hallar los más variados enfoques y criterios; por ejemplo, algunos especialistas nacionales concentraron sus valoraciones en los ciclos de centralización y descentralización (Triana Cordoví, 2003), mientras que otros abordaron las fallas presentes en el modelo económico (González Gutiérrez, 2000; Díaz Vázquez, 1997).

Asimismo, resultan de interés aquellos estudios que han empleado la restricción externa al crecimiento económico como el fundamento de sus evaluaciones, e incluso llegan a describir los momentos más críticos por los que transcurrió el ciclo económico nacional en cincuenta años (Vidal Alejandro y Fundora, 2008). Otra visión interesante es la que ofrece Rogelio Torras Rodríguez (2007), quien examina, de forma integrada, las variaciones del ciclo económico con los cambios que acontecieron en la coyuntura internacional.

Un aspecto común que sugieren los trabajos referenciados es que los trastornos de mayor alcance y profundidad sufridos por la economía cubana están asociados a los procesos de crisis de inserción internacional,[4] los cuales no solo han provocado la agudización de los desequilibrios estructurales y funcionales existentes, sino que también su evolución ha generado otras consecuencias, muy difícil de revertir en el tiempo.

Uno de los rasgos distintivos en el desarrollo de estas crisis es que se suceden en períodos relativamente breves, lo cual ha obstaculizado encontrar opciones efectivas para mitigar sus impactos negativos. Otra singularidad es la persistencia de estos por un prolongado lapso.

Como se dijo antes, el examen de las disímiles crisis económicas que han afectado a la economía cubana se transformó en un tema omnipresente, o de seguimiento regular, con posterioridad a la disolución del bloque socialista europeo. Tal preferencia puede conceptuarse de significativa, tanto en el contexto nacional como a nivel internacional (Rodríguez García, 2016). La creciente relevancia de tales análisis marcó un punto de ruptura con las tendencias que habían mantenido antes del abandono del socialismo en Europa oriental y la Unión Soviética. En el período previo a estos drásticos cambios, las valoraciones sobre el desempeño de la economía cubana se concentraban en las aportaciones de un reducido número de especialistas, por lo general, residentes en los Estados Unidos (Mesa Lago, 2015). Sin embargo, posteriormente, van a asumir una línea de investigación de alcance internacional, en la cual participarán diversas instituciones académicas, de naturaleza gubernamental y expertos de disímiles países (Rodríguez García, 2016).

Huelga recordar que el conflicto entre los Estados Unidos y Cuba, desde el triunfo revolucionario, contribuyó a que en la nación norteña se mantuviera el interés en el desarrollo de los estudios sobre la Isla, tendencia que adquirió cotas inéditas en la primera mitad de los años 90 del pasado siglo. Al amparo de ello, fue creada la Asociación de Estudios de la Economía Cubana —ASCE por sus siglas en inglés—, que anualmente publica un texto denominado «Cuba in Transition».[5] De igual modo, se regularizó la celebración de eventos interanuales para dar seguimiento a temas diversos.

Este boom se caracterizó por el predominio de diversas tendencias y enfoques. Primero: determinada preeminencia de los análisis destinados a demostrar la incapacidad de la economía de cubana para soportar la magnitud de las afectaciones derivadas de la desaparición de los vínculos económicos con los países exsocialistas y, por consiguiente, intentar explicar su naturaleza subsidiada.[6] Segundo: aquellas indagaciones relacionadas con la ampliación de los márgenes de descentralización y mayor incidencia de los mecanismos de mercado en el contexto doméstico. Tercero, la evaluación de los impactos de la dolarización parcial de la economía y la expansión del trabajo privado o el autoempleo (Domíguez, et al., 2004).

El ulterior proceso de la actualización del modelo económico cubano ha sido otro de los temas que ha tenido seguimiento sistemático por un amplio número de investigadores desde los Estados Unidos (Mesa Lago, 2012; Hernández y Domínguez, 2013); así como el deshielo de las relaciones políticas entre los dos países, al cierre del ciclo presidencial de Barack Obama; hecho que ha centrado el esfuerzo, además, de estudiosos de otros países. En este contexto, se destaca también la aparición de varias contribuciones que se propusieron demostrar que los principales problemas de la economía cubana no debían atribuirse de forma exclusiva a la incidencia del bloqueo, sino a la presencia de diversas fallas estructurales y funcionales que aún acumula (Feinberg, 2011).

A los aspectos anteriores se adiciona la evaluación de los trastornos experimentados por la economía de la Isla debido a la minoración de las relaciones económicas con Venezuela, a partir de que esta comenzó a sufrir las políticas de bloqueo y las sanciones aplicadas por los Estados Unidos. Una conclusión preliminar es que las referidas afectaciones podrían haber representado el preámbulo de una nueva crisis de inserción internacional (Mesa Lago y Vidal Alejandro, 2019).

El bloqueo y las crisis de la economía cubana

La incidencia de la política de bloqueo exige un tratamiento especial en este análisis, ya que ha desempeñado un papel protagónico en el surgimiento y evolución de los diversos trastornos afrontados por la economía cubana a lo largo de sesenta y tres años. Su implementación implicó que Cuba enfrentara la primera crisis de inserción internacional, situación que se logró sortear, con relativo éxito, en aquel momento, fruto del gradual incremento de los vínculos económicos con la Unión Soviética y, en cierto modo, con el resto de los países socialistas. Sin embargo, a pesar de la sostenida ampliación de las relaciones con este grupo, no fue posible impedir los efectos negativos de la política de hostilidad y la aplicación sistemática de diversas sanciones por los Estados Unidos, las cuales, a la postre, constituyeron el epicentro del ulterior desarrollo de severos trastornos en las finanzas internacionales y en otros ámbitos del sector externo. La aplicación de esta política, oficializada en 1962, ha constituido un factor clave en el surgimiento de los diferentes desajustes que ha tenido enfrentar la economía cubana durante más de sesenta años. De igual manera, ha incidido de forma directa en sus posibilidades de crecimiento, en las opciones de desarrollar estrategias efectivas de internacionalización, en la disminución de la capacidad de maniobra del gobierno en diversas áreas. Ha contribuido a que haya sido más engorroso encontrar soluciones efectivas a las diversas restricciones estructurales que aún persisten en la economía nacional; así como a que las crisis se hayan mantenido como un estadio latente en la evolución del ciclo económico.

La persistencia del bloqueo no solo ha dificultado, en múltiples ámbitos, la gestión gubernamental, sino que también ha impedido la utilización de mecanismos y fórmulas más cercanas a las prevalecientes en el mercado mundial. Por similares razones, tampoco ha sido posible construir una cultura de negocios y de funcionamiento mercantil que facilite la inserción efectiva de Cuba en el sistema económico internacional. Otra cuestión importante es que esta política norteamericana puede experimentar algunas variaciones, como ocurrió al culminar el ciclo presidencial de Barack Obama, que pueden resultar coyunturales. Además, mientras que el bloqueo satisfaga los propósitos para los que fue diseñado es muy difícil que sufra cambios significativos o sea abandonado. Ello replantea la necesidad de introducir fórmulas que permitan mitigar algunas de sus consecuencias, sobre todo en aquellas áreas donde nuestro accionar sea más efectivo y no demande de apoyos externos. La aplicación de este enfoque supondría también el rediseño de algunas de las políticas que se instrumentan en la actualidad.

Desde otra perspectiva, se requiere una evaluación profunda de ciertas condiciones que existieron en los vínculos comerciales de Cuba con los Estados Unidos, los cuales se reprodujeron por diversos factores causales y aún resultan presentes; por ejemplo, la elevada concentración de los flujos comerciales en un solo mercado y el mantenimiento de una estructura exportadora poco diversificada o muy dependiente de un reducido número de rubros. En estas circunstancias, se convierte en un proceso recurrente tener que afrontar obstáculos que no solo impiden el normal desarrollo de las relaciones comerciales y financieras, sino que también implican asumir costos que tienden a deteriorar la capacidad de solvencia de la nación y limitan las posibilidades de promover políticas activas de inserción en el contexto global (CIEI, 2018).

La marcada incidencia del bloqueo igualmente se aprecia en los altos costos que se debe asumir por concepto de contratación de transporte, fletes y seguros internacionales, debido a la desaparición de la flota mercante nacional y a la obligatoriedad de acudir a diferentes oferentes de estos servicios. En suma, se requiere de un rediseño, hacia lo interno, de políticas en diferentes áreas y del manejo de determinados mecanismos económicos que mitiguen, hasta donde sea posible, sus impactos.

Las crisis y el proceso de internacionalización de la economía cubana

La persistencia de las crisis de inserción internacional generó la necesidad de trabajar de forma consistente en la internacionalización de la economía cubana. En ese sentido, se destaca la introducción de ajustes en los mecanismos del monopolio estatal del comercio exterior; la ampliación de los actores que intervienen en la realización de sus operaciones; así como la promoción de una política más activa de apertura económica. En rigor, la evolución de ese proceso implicó la aplicación de medidas de alcance integral. Sin embargo, los progresos alcanzados en determinados ámbitos aún resultan insuficientes, entre ellos la diversificación de las exportaciones y sustitución efectiva de importaciones.

Importancia del incremento y diversificación de las exportaciones

El sector exportador constituye un área de creciente relevancia estratégica para la economía cubana; aspecto común a otras economías en vías de desarrollo, cuya preeminencia responde a la incapacidad estructural de desarrollar, de forma autónoma, la reproducción ampliada.

En diferentes estudios empíricos sobre la evolución de las exportaciones en esas economías, se ha constatado que los países que lograron sostenidos incrementos han alcanzado los siguientes resultados:

1) aumento de los ritmos de crecimiento económico;

2) mejor asignación de los recursos; 3) materialización de transformaciones de hondura en el patrón nacional de ventajas comparativas; 4) inclusión de nuevos rubros para la comercialización internacional; 5) fomento acentuado del cambio tecnológico.

Uno de los retos que afronta el crecimiento económico cubano es la inestabilidad del sector exportador de bienes y servicios. Su evolución, lejos de favorecer la mejoría económica, ha funcionado en sentido contrario, ya que ha mantenido un desempeño inestable y una propensión al deterioro recurrente de sus resultados (Marquetti Nodarse, 2006).

Las exportaciones de bienes sufrieron una severa contracción con posterioridad a 1990, tendencia que perduró hasta 2008, cuando los resultados representaron aproximadamente 68% de lo obtenido en 1990. Su mejoría perduró hasta 2012, momento en que superaron en 3% las cotas conseguidas antes. Sin embargo, a partir de 2013 se inició un nuevo período de decrecimiento, con un descenso de 42,6% hasta 2018. Este desempeño desfavorable tendió a agravarse de forma ostensible en el contexto de la pandemia de COVID-19, pues las exportaciones de bienes se contrajeron en 25,5% en 2020 en relación con 2019. En 2021 se produjo un repunte de 10,2%, aunque estos progresos respondieron al incremento de los precios de varios rubros y a la sustancial devaluación del tipo de cambio oficial de 2 300% (ONEI, 2022b: 21).

En contraste con las ventas internacionales de bienes, la comercialización de servicios tuvo un desempeño favorable desde 1990 hasta 2011, que respondió, inicialmente, a los avances en el sector turístico y, con posterioridad, al acelerado crecimiento del mercadeo de los servicios profesionales (gráfico 1). Los ingresos aportados por las exportaciones de servicios facilitaron cubrir la totalidad del déficit de balance comercial de bienes. No obstante, la comercialización de estos rubros sufrió, en fecha reciente, el impacto del reforzamiento del bloqueo y la evolución de la crisis que acompañó a la expansión internacional de la COVID-19. Ello provocó que aquella se contrajera en 12,8% en 2019 (ONEI, 2019: 47), 30,3% en 2020, y 31,8% en 2021 (ONEI, 2022a; 2019: 47).

En otros análisis relacionados con la evolución de la economía externa cubana, se ha confirmado que esta reacciona con mayor intensidad a la dinámica de las importaciones; incluso se estima que para lograr un crecimiento de 1% del PIB se demanda un incremento de las importaciones en 2% (Quiñones, 2012). Otros autores han evaluado esa relación en otros períodos, y los coeficientes obtenidos respecto al PIB son mayores, lo que corrobora la marcada dependencia de la economía a las compras externas.

En consecuencia, la minoración de la dependencia importadora debe entenderse como un proceso complejo y de difícil materialización en el futuro, por disímiles razones: 1) los coeficientes de abastecimiento importado de los diferentes sectores y ramas son muy diversos; 2) el autoabastecimiento pleno se logra en un reducido número de renglones productivos; 3) los insumos vitales que la economía doméstica requiere que se adquieran, en su totalidad, en el exterior; 4) el deterioro acumulado en la planta productiva, y el sector industrial en el general, incentivan el acrecentamiento de las compras externas.

En suma, esta dependencia es una de las mayores restricciones estructurales que enfrenta la economía, cuya incidencia tiende a acrecentarse por los grandes problemas de integración interna que aún se conservan; de ahí la importancia que se les concede en la actualidad al fomento y fortalecimiento de los encadenamientos productivos y al cierre de cadenas de producción.

Al revisar nuevamente los resultados de la diversificación de las exportaciones a lo largo de los últimos tres decenios, se evidencia un creciente esfuerzo. Sin embargo, por diversas razones no se ha logrado estabilizar los avances en esta dirección. Los mayores progresos se concentran en la industria biofarmacéutica, cuya oferta precisa un alto grado de regulación internacional y requiere cumplimentar un grupo de requisitos muy superiores a los de otros rubros exportables, realizar pruebas de campo o de comprobación de la efectividad por un determinado período; así como el engorroso proceso de registro clínico (Göransson y Magnus Palsson, 2011).

El impacto de las ventas externas de la industria biofarmacéutica ha sido significativo en la dinámica de comercialización internacional. De hecho, es la rama que ha contribuido con mayor cantidad de nuevos renglones exportables, cuyas aportaciones responden a los progresos alcanzados por ella en los últimos treinta años. Al cierre de 2019, esta industria disponía de una cartera de productos —algunos de carácter exclusivo— superior a los 300 rubros, mantenía contratos comerciales con 74 países, y había logrado patentar más de 2 400 (Mauri Pérez, 2014).

Sus avances son el resultado de la aplicación de una política industrial en la que se ha logrado integrar favorablemente factores nacionales —incluidos aspectos propios de la cultura y la práctica local— con el aprovechamiento efectivo de la experiencia internacional (Rodrik, 2007). A estos elementos, se adicionan: 1) un creciente esfuerzo en la formación de capital humano; 2) la creación de capacidades propias de transferencia de tecnologías y conocimientos; 3) el avance ostensible del proceso de internacionalización empresarial; 4) la formalización de alianzas con principales compañías de este sector a escala mundial (Marquetti Nodarse, 2021).

Las capacidades alcanzadas por la industria biofarmacéutica contribuyeron a que esta desempeñara un papel decisivo en el enfrentamiento a la pandemia de COVID-19, en tantoaportó un grupo de fármacos de última generación (Lage Dávila et al., 2020), y expertos nacionales que asesoraron la confección de protocolos utilizados en varias naciones para el tratamiento de la enfermedad. A esto se añade la participación decisiva en la culminación de cinco proyectos vacunales destinados a combatir el virus.



En sentido general, la inestabilidad de los resultados ha caracterizado la evolución de la diversificación de las exportaciones, en cuya dinámica ha incidido con fuerza la elevada concentración de las exportaciones de bienes y servicios en un reducido número de rubros, como se puede apreciar en la tabla 1.

Los datos de la tabla anterior evidencian cómo la estructura exportadora de la nación transitó de la condición de exportadora neta de bienes a la de servicios, entre los que destacan los servicios profesionales de salud. La expansión de la comercialización de este servicio está relacionada con los cambios políticos acaecidos en el contexto latinoamericano a fines de los años 90, período en que ascendieron al liderazgo de varias naciones dirigentes de movimientos y partidos de izquierda. Sin dudas, las transformaciones en las estructuras de poder de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela ayudaron a su progreso, el cual, por su naturaleza, no se caracteriza por el creciente mercadeo a nivel mundial, sino que depende, en un por ciento decisivo, de las relaciones políticas interestatales. En la actualidad, las exportaciones de servicios de salud enfrentan una feroz persecución y una enfermiza campaña mediática por parte del gobierno de los Estados Unidos, cuyo objetivo es revertir la imagen favorable que tiene la cooperación médica cubana a escala internacional, y afectar otra de las opciones de ingresos de la nación. A pesar de estas acciones, la evolución de la pandemia contribuyó a intensificar la colaboración médica por la parte cubana. En ese sentido, el número de naciones que solicitaron el apoyo de Cuba fue creciendo gradualmente hasta llegar a 57, al cierre de 2021.

En contraste con estos progresos, incluidos los del turismo, el ejemplo más decepcionante es la caída del coeficiente de participación de la exportación azucarera. Tradicionalmente, el azúcar constituyó el principal rubro exportable de Cuba. A inicio de los años 90, su coeficiente de participación en el total de las ventas internacionales era superior a 70%; además, constituía el principal activo de garantía para respaldar la obtención de determinados créditos (Marquetti Nodarse y Marquetti Cortina, 2018).

La disminución de la disponibilidad de combustibles, fertilizantes y herbicidas, a lo largo de esos años, afectó sensiblemente el desempeño productivo de la agroindustria, cuyo techo se ubica, en la actualidad, en niveles análogos a los que se obtenían en las postrimerías del siglo XIX e inicios del XX.

En 2002, se inició un amplio proceso de redimensionamiento de las capacidades de esta rama, que modificó su posicionamiento estratégico en la economía nacional e implicó también variaciones importantes en las relaciones intersectoriales predominantes, al tiempo que se desarticuló la única cadena productiva orgánicamente estructurada que sustentaba el funcionamiento tradicional de la agroindustria. La ruptura de esta cadena resulta contrastante con los esfuerzos que se realizan hoy en pro de mejorar los encadenamientos productivos y las relaciones intra e intersectoriales en el país.

El sistema empresarial y la participación de los territorios son otros de los factores esenciales, para garantizar la diversificación comercial. A esto se añade la apertura del sector no estatal a la posibilidad de realizar operaciones de comercio exterior. Esta reforma es parte de las novedades de la estrategia de recuperación económica que elaboró el gobierno para la etapa pos COVID-19.

Tabla 1. Cuba: evolución de la concentración de las exportaciones de bienes y servicios 1990-2020 (%)


El involucramiento de los territorios en la realización de operaciones comerciales internacionales comenzó en la primera mitad de los años 90 y respondió a las readecuaciones de la actividad del comercio exterior en ese período. A partir de 2016, el MINCEX (Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera), en conjunto con los directivos de todas las provincias cubanas, iniciaron un ejercicio destinado a identificar los potenciales fondos exportables existentes en cada una de las regiones. Como resultado de esta experiencia, se logró establecer en todo el país 1026 rubros de bienes y servicios, con capacidad potencial para la comercialización externa. De este total, se consideró que 59% puede ser colocado en los mercados internacionales, al definirse como bienes y servicios ya consolidados.[7]

El involucramiento del sector no estatal en la realización de operaciones de comercio exterior debe entenderse como un proceso novedoso e indicativo de que los posibles progresos en la diversificación de las exportaciones incluyen todos los eslabones de la economía. Se considera que este sector posee un potencial exportador de 382 rubros, entre los que sobresalen los productos agroalimentarios con 290; les siguen las artesanías, con 42; los aseguramientos para la construcción con 16,8 productos mobiliarios; aves ornamentales, 5; materias primas específicas, 3; elementos decorativos, 3; y servicios audiovisuales, 2 (MEP, 2020).

La ejecución de operaciones de importación y exportación por parte del sector no estatal se efectuará mediante la formalización de relaciones contractuales con un grupo de 58 empresas seleccionadas por el MINCEX y autorizadas por el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, las cuales asumirán la ejecución de un conjunto de servicios fundamentales en el desarrollo de la actividad comercial externa. Los costos que se deriven serán cubiertos financieramente por aquellas empresas no estatales que lo requieran. Además, estas deberán disponer de licencia del Banco Central de Cuba para legalizar la apertura de una cuenta en el Banco Financiero Internacional. Junto a esta autorización, tienen que contar con otros instrumentos financieros que respalden estas actividades: poseer cuenta corriente en otras entidades del sistema bancario nacional y tarjetas magnéticas nominadas en monedas libremente convertibles (Castro Morales, 2020: 3). La inserción más activa de los territorios y la apertura de posibilidades para el sector no estatal deberán aportar un saldo positivo a los esfuerzos que se realizan en pro de la diversificación de las exportaciones, aunque su contribución requiere de tiempo para su real maduración. Además, los avances que se obtengan no estarán en capacidad de revertir la concentración mercantil que caracteriza a las exportaciones de bienes en la actualidad.

Finalmente, la prioridad conferida a esa diversificación precisa consolidar un sistema integral de respaldo a la comercialización internacional de los bienes; tema que muestra determinados avances, pero demanda incorporar otros aspectos de mayor preeminencia; en particular, profundizar las evaluaciones de los posibles mercados de destino, mejorar el aprovechamiento de los esquemas de integración en los que participa el país, así como garantizar el respaldo financiero oportuno a las opciones potenciales de exportación.


Notas:

[1] Cuba representa probablemente una de las pocas naciones a escala mundial que mantiene la condición de economía centralmente planificada, según la clasificación que se utiliza en el sistema de Naciones Unidas.

[2] Durante el desarrollo de la cosecha azucarera de 1970, se pretendió alcanzar un importante salto productivo en esta rama. Para tales fines, se concentró en ella la mayor parte de los recursos disponibles en el país; sin embargo, luego de su instrumentación, una de las principales resultantes de esta decisión es que acrecentaron las deformaciones estructurales presentes en la economía (Rodríguez García, 1990).

[3] Los referidos errores estuvieron relacionados con la intención de desarrollar, de forma paralela, la construcción del socialismo y el comunismo, al tiempo que se desestimó la necesidad del empleo activo de los instrumentos monetarios y financieros (PCC, 1976).

[4] Se asume que la crisis de inserción internacional está relacionada con la pérdida de las condiciones externas que facilitan el desarrollo normal del proceso reproductivo económico nacional.

[5] Disponible en la página web de la institución:<https://bit. ly/3F1sdBm>.

[6] En diferentes trabajos, se pretendió demostrar que la economía cubana se encontraba subsidiada por parte de los países socialistas de Europa oriental y, de forma particular, por la Unión Soviética, lo que fue rechazado con fuerza por las autoridades de la Isla y, por razones objetivas, constituyó el centro de un creciente y álgido debate entre los expertos norteamericanos que defendían este criterio y los especialistas nacionales que argumentaban lo contrario (Mesa Lago, 1993; Rodríguez García, 2011).

[7] Para ampliar la información, consultar la página web del MINCEX: <https://bit.ly/3rlM9qK>, y la de ProCuba: <https:// bit.ly/3Sw3idw>.

Referencias:

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Si no hay vinculación con la base no hay seguimiento a los problemas de la gente (+ Video). Comentario HHC

Temas como el perfeccionamiento del sistema de trabajo del Gobierno, la implementación de la política de cuadros del Estado y del Gobierno, así como el comportamiento de la Economía al cierre del mes de enero estuvieron en la agenda de la más reciente reunión del Consejo de Ministros, encabezada por el Presidente de la República, y dirigida por el Primer Ministro   

«El mejor tiempo que se utiliza en la programación de los cuadros y de nuestras instituciones, es el tiempo que se está en la base», subrayó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al intervenir en la más reciente reunión del Consejo de Ministros.

En sus palabras, luego de que el miembro del Buró Político y primer ministro, Manuel Marrero Cruz, presentara las principales líneas de acción que se han diseñado para perfeccionar el sistema de trabajo del Gobierno, el Jefe de Estado insistió en que «si no hay vinculación con la base no hay seguimiento a los problemas de la gente».

A eso –dijo– va orientado este perfeccionamiento, a que haya más tiempo para estar en la base, porque si no vamos a la base, «no estamos resolviendo nada».

En ese camino, y ante un 2023 sumamente retador para Cuba en todos los escenarios, el Primer Ministro detalló las principales ideas contenidas en el perfeccionamiento aprobado por el máximo órgano de Gobierno.

De acuerdo con lo planteado por Marrero Cruz, las actuales circunstancias requieren reformular el sistema de trabajo del Gobierno en el propósito de, entre otros aspectos, lograr que la actividad ejecutivo-administrativa propicie la conducción de la atención a las prioridades definidas por el país, en las cuales tienen que estar siempre los problemas que verdaderamente importan al pueblo; facilitar el desempeño de las actividades de los organismos de la Administración Central del Estado, las entidades nacionales y las administraciones locales; respaldar, reforzar y enaltecer el trabajo del Poder Popular, y en especial, de los delegados; así como asegurar el ejercicio paulatino de la autonomía del municipio, como unidad político-administrativa primaria y fundamental de la organización nacional, para que cumpla el encargo de satisfacer las necesidades de la población.

De acuerdo con la explicación del Primer Ministro, el sistema de trabajo del Gobierno –cuyas acciones tienen que estar encaminadas a dar respuesta a las prioridades de trabajo diseñadas para el presente año– está en constante actualización, en función de un desempeño más ágil y profundo, y a su vez fortalecer el trabajo del Gobierno a todos los niveles.

Tenemos que lograr, puntualizó, que realmente se vean los resultados, sobre todo en aquellos asuntos que impactan directamente en la población, y para eso hay que planificar, poner metas y después indicadores concretos, que permitan ir comprobando que las acciones van por el camino correcto.

Para avanzar en ese sentido, consideró, es fundamental el cambio de mentalidad de los cuadros y su capacidad para aprovechar la inteligencia colectiva en la búsqueda de soluciones a los problemas que estamos enfrentando. «La vida nos ha demostrado que, a pesar de las serias dificultades que tenemos, sí se pueden transformar procesos, obtener resultados y buscar alternativas», valoró.

Al análisis de los principales indicadores de la Política de cuadros del Estado y del Gobierno en 2022 estuvo dedicado el siguiente tema de la agenda. Su desempeño es determinante para avanzar en muchas de las acciones y estrategias diseñadas en el país, consideró Miguel Mario Cabrera Castellano, jefe de la Dirección de Cuadros del Estado y del Gobierno.

La realidad es, explicó, que aun cuando se manifiestan resultados ligeramente superiores en algunos aspectos, persisten dificultades que en ocasiones impiden una mejor preparación y desempeño de los directivos, así como de la selección y capacitación de sus reservas.

Acerca de esa capacidad de los cuadros para asumir sus responsabilidades reflexionó el Primer Ministro. Son muchos los ejemplos que existen a lo largo y ancho del territorio nacional, valoró, que demuestran constantemente que cuando los cuadros tienen iniciativas, buscan soluciones y escuchan a sus colectivos de trabajo, son capaces de superar mejor los problemas.

Nuestros cuadros, apuntó, no pueden tener miedo de ir al encuentro de la población, de los trabajadores; nuestros cuadros tienen que llegar a donde están las inquietudes y las inconformidades de los colectivos para poder darles respuestas.

 

Foto: Estudios Revolución

NO DETENER LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES

Tenemos que trabajar unidos para encontrar soluciones, donde a veces solo vemos problemas, valoró el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, al explicar algunos de los elementos que distinguieron el desempeño de la economía al cierre de enero, un mes en el que, aseguró, no todos los indicadores tuvieron un comportamiento favorable.

En los últimos tiempos se han implementado importantes medidas encaminadas a superar el complejo contexto en el que se desempeña la economía nacional, y «tenemos que aprovecharlas bien», acentuó.

Los números de este primer mes del año, evaluó, indican que tenemos que «apretar el paso» y no mirar lo alcanzado de manera triunfalista, porque son muchas las potencialidades que existen en las empresas, en las que en ocasiones se sobrecumplen los planes, y ello no siempre se refleja en mayores niveles de actividad.

Entre otros elementos, el también Vice primer ministro señaló que al finalizar enero se evidenció un ligero crecimiento de las exportaciones, sobre todo de productos como el níquel, la miel, el carbón vegetal y el tabaco. Los niveles alcanzados, precisó, están en correspondencia con lo previsto en el Plan.

De igual manera, se refirió a la discreta recuperación que se aprecia en el turismo, aun cuando las cifras se encuentran por debajo de lo proyectado. Al concluir el primer mes del año, detalló, arribaron al país poco más de 248 000 visitantes.

Respecto a la circulación mercantil minorista, en la cual se experimentó un crecimiento del 9 %, Gil Fernández valoró que ello «no es suficiente para iniciar un proceso de contención de la inflación, todavía muy elevada», y satisfacer las demandas de bienes y servicios que tiene la población.

Como parte del debate que generó este punto entre los miembros del Consejo de Ministros, el miembro del Buró Político del Partido y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, Ulises Guilarte de Nacimiento, reflexionó acerca de los complejos desafíos del país en el actual contexto en que se desempeña la economía, lo cual tiene un reflejo directo en el bienestar del pueblo.

De la persistencia de los altos precios y la necesidad de producir alimentos habló el dirigente sindical, quien recordó que en los últimos meses se ha estado discutiendo muy fuerte junto a los trabajadores, en las asambleas de presentación del Plan de la Economía, todo lo que tribute a mejorar la oferta al pueblo en bienes y servicios.

Es imprescindible, acotó, integrar todos los esfuerzos para asegurar producciones desde una gestión empresarial, con la mirada puesta en los recursos que tenemos, y seguir elevando la gestión para avanzar tanto como sea posible en la producción de alimentos, y con ello mejorar las condiciones de vida de la población.

Al comentar acerca de esas realidades, el Primer Ministro valoró que ello ratifica la necesidad de perfeccionar el sistema de trabajo del Gobierno, buscar soluciones alternativas, y lograr que los cuadros desempeñen el verdadero papel que les corresponde.

Sí se pueden hacer más cosas, pero no podemos seguir empeñados haciendo un poco más de lo mismo, reflexionó. Esa es la enseñanza –subrayó– que nos tenemos que llevar todos, «ver qué más puedo hacer, qué cosa puedo transformar; qué puedo buscar como solución alternativa», porque no se trata de buscar excusas, sino de buscar soluciones.

En la sesión de trabajo se conoció, además, sobre el cumplimiento de la Política de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Auditoría. El informe fue presentado por Gladys Bejerano Portela, contralora general de la República.

De igual manera, el ministro de Justicia, Oscar Silvera Martínez, actualizó acerca del comportamiento del Plan de inscripción de inmuebles estatales en el registro de la propiedad, al cierre de 2022, un tema en el cual se avanza y reviste una importancia trascendental para fortalecer el orden y la disciplina en el país.

Ministerios como el de Industrias y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, así como la provincia de Santiago de Cuba, se encuentran entre los de mejores resultados en este proceso. En tanto, los principales incumplimientos se constatan en empresas del Ministerio de la Agricultura y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, así como en entidades de subordinación local de las provincias de Matanzas, Ciego de Ávila, Villa Clara y Mayabeque.

Silvera Martínez consideró que, aunque queda camino por recorrer, se aprecia un mejor funcionamiento y rigor en los organismos y territorios con el fin de contribuir al ordenamiento del patrimonio inmobiliario estatal de la nación. Este es un proceso, dijo, que requiere de una constante actualización.

 

Foto: Estudios Revolución

Comentario HHC:  Un  Consejo de Ministros casi sin números, al menos lo informado por la periodista, que es muy buena  en su función, por cierto.

1- Estoy de acuerdo con el Primer Ministro de que deben verse los indicadores como se van cumpliendo,  pero además añado, y del analisis de los mismos es que se deben planificar las visitas, para resolver problemas o percibir de cerca los mismos, pero con un diagnostico antes. No olvidemos que segun estudios realizados, la cantidad de tiempo que se dedican, por los cuadros en la base , a atender visitas de todo tipo es casi el 40 % de su tiempo,  lo que los distrae de su función principal, la creación de bienes y servicios.

2-  El Ministro de Economía  mando un mensaje encriptado:  " aseguró, no todos los indicadores tuvieron un comportamiento favorable.....Los números de este primer mes del año, evaluó, indican que tenemos que «apretar el paso» y no mirar lo alcanzado de manera triunfalista". 

La evaluación que hizo del turismo es exacta, aunque se estaba analizando el mes de enero, podemos decir que de acuerdo al plan de los 3.5 millones de visitantes internacionales,  hasta el mes de febrero se cumple solo al 67 % aproximadamente de manera acumulada, esto va indicando un incumplimiento importante, pero hay que esperar por el mes de marzo que es temporada alta, pero muchos pensamos que son números alegres el plan. De todas formas lo importante para el país, son los ingresos en divisas ( los últimos informados por la ONEI fueron en septiembre del año pasado),  y de eso ya nadie se acuerda.  Esto contrasta con el triunfalismo que se aprecia en la prensa, con el crecimiento  que se ha tenido con relación al año anterior, que no deja de ser positivo, pero distante de los niveles del 2019 prepandemia,  donde teniamos además aproximadamente 10 000 habitaciones hoteleras menos.

3- Los problemas esenciales que preocupan a la población no se mencionaron, la alimentación integral ( producción de alimentos, inversiones, calorías y proteínas percápita, etc), la inflación y por consiguiente el salario real, el número de viviendas terminadas, la producción de medicamentos, etc.

Así se envía un mensaje contradictorio,  se dice que se de seguimiento a los problemas de la gente, pero no se informa cómo " marchan" los mismos, en dónde estamos ¿parados?, ¿estamos mejor o peor.?

Esperemos un mes de febrero mas " informativo" de parte de nuestro Consejo de Ministros o de la prensa.