Por Pedro Monreal
16 de mayo de
2018
El mercado
minorista de cambio de moneda en Cuba (CADECA) es un dispositivo ubicado entre
el bolsillo y el estómago. Si eso se pierde de vista, el análisis de la tasa de
cambio de CADECA no llegaría muy lejos. Investigaciones publicadas han estimado
que entre el 59% y el 75% del gasto de un hogar cubano se dedica a comprar
comida. Eso es lo que fundamentalmente significa el mercado para el ciudadano
promedio del país. (1)
Para poder
asegurar un consumo de 3285 kilocalorías y 83 gramos de proteína per cápita
diarias, se ha calculado que un hogar promedio de tres personas debía
desembolsar mensualmente entre 882 y 1006 pesos cubanos (CUP), en dependencia
de la composición del núcleo. Son datos de 2011 y no conozco cifras publicadas
más actualizadas. En aquellos momentos, el salario medio estatal era de 445
pesos. Como se observa, hay un desbalance significativo entre ese ingreso y el
gasto necesario para comer. (2)
La información
parcial más reciente -con datos de 2016- confirma que la alimentación sigue
teniendo un peso muy alto en el gasto total del consumo familiar, con niveles
entre el 71% y el 55%. Aunque en 2016 se observaba una mejoría respecto a 2011
en cuanto a la capacidad de los ingresos para cubrir el consumo familiar, de
todas maneras, sigue existiendo una brecha pues el gasto necesario para
alimentarse es mayor que el nivel de ingresos promedio de las familias. (Datos
no publicados de una investigación realizada en 2018 por economistas cubanas).
El hecho es que
una parte de los ingresos suplementarios que se necesitan para cerrar esa
brecha circulan a través de CADECA. En ese mercado monetario, un valor en
divisas extranjeras se enfrenta a masas monetarias en las dos monedas cubanas
–peso cubano (CUP) y peso convertible (CUC)- y a la vez, se enfrentan entre
ellas las masas monetarias entre CUP y CUC. Esas operaciones de intercambio
permiten el acceso a los alimentos que se encuentran en las tarimas de los mercados
agropecuarios, en los anaqueles de las tiendas TRD, y en el mercado negro.
En ese
contexto, la tasa de CADECA tiene una clara racionalidad económica. No es el
resultado de una decisión administrativa sino del funcionamiento del mercado.
¿De veras pudiera pensarse que esa tasa la decide un funcionario sin mirar
hacia el mercado?
Como se sabe,
la tasa de CADECA no opera en un mercado “libre”, pues las autoridades cubanas
tienen la capacidad para regular –dentro de límites- el mercado cambiario
mediante diversos mecanismos, pero los factores de base de ese mercado –la
oferta y demanda de diversos tipos de monedas- proporcionan el fundamento
económico para la operación de ese mercado y para la determinación cuantitativa
de las tasas de cambio que en este se forman.
Obviamente, no
se trata de una racionalidad social. Se habla aquí de una racionalidad
económica porque la tasa puede ser explicada a partir de un razonamiento
económico, no meramente como el resultado de un acto voluntarista.
El Dr. Carlos
García Valdés ha expresado que desea colocar en la blogosfera cubana algunas
precisiones que constituyen cuestiones de economía política, y la primera de
ellas ha sido afirmar dos cosas respecto a la tasa de CADECA: cuestionar su
racionalidad y decir que he sobrestimado esa tasa. (3)
La segunda
aclaración que enuncia el Doctor, consiste en retomar el argumento de Ariel
Terrero acerca de que supuestamente le atribuyo al sector privado cubano “el
papel fundamental en la unificación monetaria”.
Lo racional
He aclarado en
párrafos anteriores en qué consiste la racionalidad a la que me refiero en
relación con la tasa de CADECA. También la he explicado en textos anteriores.
Se refiere a una racionalidad económica. No estoy hablando de una racionalidad
social y mucho menos de una racionalidad moral o ética. Esos son aspectos
importantes, pero no constituyen temas que he abordado en el texto que el Dr.
García Valdés comenta. (4)
Muchas cosas
que ocurren en Cuba en materia de salarios, de precios y de impuestos, también
tienen una racionalidad social difícil de entender: salarios y pensiones muy
inferiores a las necesidades de los ciudadanos, precios estatales totalmente
desconectados de los ingresos populares, y la aplicación de impuestos
excesivamente altos en las TRD que tienen un carácter regresivo (afectan
especialmente al consumidor de bajos ingresos) y que contribuyen a la
existencia de precios elevados en otros mercados de alimentos.
Repito lo que
he expresado anteriormente: a diferencia de la tasa de cambio oficial de 1 USD
= 1 CUP, que es una ficción administrativa, la tasa de CADECA no puede ser
manejada a voluntad, de espaldas a los datos de ese mercado monetario.
Si eso fuese
posible, hace mucho tiempo que los funcionarios cubanos hubieran emitido algún
ukase para fijar otra valoración de la tasa de CADECA. La razón habría sido
obvia: una apreciación de la moneda nacional por esa vía sería la forma más
rápida y más fácil de elevar el nivel de vida de la población. De un día para
otro, subiría el valor efectivo de los salarios estatales y de las pensiones,
beneficiando con ello a millones de personas.
¿Por qué ello
no sucede?
La respuesta
parece evidente: ese tipo de manipulación cambiaria no es factible.
El valor de la
tasa admite un grado de desviación respecto al nivel que supuestamente
determinaría el funcionamiento de un mercado “libre” de oferta y demanda de
esas masas monetarias que se enfrentan en el mercado de CADECA. Sin embargo,
ese margen es relativamente reducido. En el minuto en que se intente imponer una
tasa de CADECA que no refleje esencialmente las relaciones de oferta y demanda
de ese mercado monetario, se expandirían los mercados negros de cambio de
moneda de manera muy acelerada. Eso es algo bien conocido.
No tengo
evidencia concreta, pero asumo que eso es lo que ha venido haciendo desde hace
mucho tiempo el Banco Central: aprovechar todo el margen de maniobra del que
pudieran disponer para mantener la tasa de CADECA con el mayor nivel posible de
apreciación relativa del peso cubano (CUP).
Es predecible
que, si el mercado cambiario no es capaz de “sostener” una tasa “decidida”
administrativamente, se formaría un mercado negro de cambio de monedas con una
tasa más “atractiva” para el vendedor de las monedas relativamente más escasas
(que tienden a ser las divisas), de manera que probablemente continuarían
funcionando en el mercado negro las mismas tasas anteriores, o tasas muy
próximas a estas.
Si se decidiese
administrativamente que la tasa de CADECA debería ser de 1 X 15, y eso no se
corresponde con las relaciones de ese mercado, esas relaciones de intercambio
monetario se moverían desde el mercado oficial de CADECA hacia mercados
informales, donde probablemente se continuaría pagando el CUC a 24 CUP, o en
ese entorno.
No creo que sea
difícil visualizar ese posible escenario.
El Dr. García
Valdés continúa su crítica sobre mi consideración de que la tasa de CADECA es
económicamente racional, y particularmente respecto a mi afirmación de que esa
tasa es “la mejor de todas” porque considero que las demás son invenciones
burocráticas. El Dr. García Valdés aporta una serie de argumentos que se
refieren principalmente a tres cuestiones:
- Mi
supuesta sobrestimación de la tasa actual de CADECA
- La
existencia de opiniones de parte de otros economistas cubanos respecto a
las cuantificaciones del valor de la tasa de CADECA que son distintas a su
nivel actual
- La
relativa estabilidad de la tasa de CADECA
Lo primero que
debo aclarar es que no he sobrevalorado la tasa de CADECA (1 CUC = 24 CUP). No
conozco estudio alguno que –basado en datos concretos del mercado de cambio
minorista- permita identificar una tasa “fundada” distinta a la que hoy existe.
Simplemente
asumo que esa tasa de 1 X 24 es la que puede funcionar en el mercado. Con eso
no estoy “defendiendo” un valor (el actual) que quizás pudiera no estar
justificado económicamente. Si no poseo información sobre una posible tasa
“fundada” que fuese distinta a la de CADECA, entonces no puedo saber sabe cuál
es la cuantificación “buena” de la tasa. ¿Cómo conocer si el nivel actual está
“sobrevalorado” o “subvalorado”? Simplemente no tengo información sobre eso y
por tal razón no he entrado en ese tipo de comparaciones.
En caso de que
el Dr. Garcia Valdés tuviese esa información y pudiera divulgarla, se le
agradecería mucho. Lo mismo les pido a otros colegas.
El Dr. García
Valdés plantea que es una “falsedad” mi afirmación de que no “conozco
economista alguno que opine que la tasa de CADECA no refleje de manera
razonable las condiciones del mercado específico en la que esa tasa funciona:
el cambio minorista en divisas”.
Supuestamente,
la “falsedad” se demostraría exhibiendo el caso de dos distinguidos economistas
a quienes mucho aprecio y de quienes siempre aprendo: Humberto Pérez y Joaquín
Infante. El argumento de García Valdés es que ambos colegas se han referido a
posibles valores de las tasas, cifras que en ocasiones ha sido la de 1 X 18 y
en otros momentos la de 1 X 15.
El problema es
que para poder demostrar la “falsedad” de lo que he expresado no bastaría con
encontrar citas de economistas que mencionan posibles cuantificaciones de la
tasa de CADECA que son distintas a su nivel actual, sino que el Dr. García
Valdés debería haber presentado citas de economistas que opinen, explicando
mediante demostraciones, por qué la tasa de CADECA no estaría reflejando de
manera razonable las condiciones específicas del mercado en el que esa tasa
funciona. Al nivel en que se produce este debate, opinar no puede ser entendido
simplemente como “decir” algo.
Lo que digo,
por tanto, es que no conozco economista alguno que haya explicado que la tasa
actual de 1 X 24 no es razonable. Naturalmente eso es distinto a que las tasa
sea “deseable”, o que pudiera ser “modificable” en el futuro.
Hay un punto
que no me queda claro en la argumentación del Dr. García Valdés, pues el propio
comentarista señala que las dos cuantificaciones alternativas de 1 X 18 y de 1
X 15 (en distintos textos) se han mencionado en el contexto de propuestas
realizadas por Humberto Pérez. Sin embargo, es importante tomar nota de que
Humberto Pérez ha aclarado diáfanamente que la tasa que propone es “totalmente
arbitraria” y que no tiene “información ni elementos de juicio para proponer
una tasa científica y económicamente fundamentada”. Es decir, que, en cuanto a
la disponibilidad de datos, a Humberto le sucede lo mismo que me ocurre a mí y
al resto de los colegas que han intervenido en estos debates públicos.
Las tasas de 1
X 15 y 1 X 18 son cifras mencionadas en el marco de un ejercicio propositivo
donde estas se utilizan como un supuesto. Algo muy normal en el trabajo de los
economistas. No son el resultado de análisis específicos sobre el proceso de
cuantificación de las tasas. Ese valor no ha sido “explicado”.
La diferencia
radica en que Humberto Pérez considera que la tasa actual de CADECA subvalora
el CUP y que yo no comparto esa conclusión. Tampoco he dicho lo contrario, que
haya sobrevaloración. Obviamente, Humberto Pérez y Joaquín Infante tienen un
nivel de conocimiento y una experiencia práctica que yo no tengo y bien pudiera
ser que fuese correcta la opinión de los dos colegas respecto a que la tasa de
CADECA subvalora el peso cubano (CUP).
Como la
adopción de supuestos distintos es válida para el análisis -siempre que no sean
supuestos disparatados- en mi caso he adoptado el supuesto de que la tasa de 1
X 24 es una tasa que refleja las condiciones del mercado cambiario.
En las
distintas propuestas que Humberto y yo hemos realizado, y que difieren en
puntos importantes, Humberto plantea la posibilidad de realizar un reajuste en
la tasa de CADECA en una fase temprana del proceso de reunificación (en el
segundo paso), mientras que mi propuesta incluye tal componente al final. (5)
Vuelvo al punto
central: para poder hacer una afirmación concluyente acerca de la fundamentación
del nivel actual de la tasa de CADECA se necesita una explicación basada en
datos. Cuando se haga y se disemine ese análisis, y si a partir de ello fuese
posible entender que la tasa de 1 X 24 no refleja las condiciones del mercado
cambiario, seré el primero en alegrarme de tal avance en el conocimiento sobre
el asunto.
En cuanto al
tema sobre la relativa estabilidad de la tasa de CADECA, a diferencia de la
visión del Dr. García Valdés, pienso que quizás no es un fenómeno tan difícil
de explicar. No disponemos de los datos concretos, pero bien pudiera ser
que los factores de base que determinan las relaciones de oferta y de demanda
en ese mercado hubieran funcionado de una manera en que las correlaciones de
oferta y demanda no se hubieran alterado. Es cierto que varios factores han
registrado cambios de niveles, pero en un mercado lo que cuenta es la
resultante final de la interacción de muchos factores
Como he
expresado en otros textos, existen diversos modelos explicativos para
cuantificar la tasa de cambio y a veces se utiliza simultáneamente más de uno
de ellos. Habría que aplicar esos modelos, disponiendo de datos concretos. No
es mi especialidad, pero supongo que en Cuba eso se hace de manera sistemática
por parte de las entidades responsables de la política monetaria del país.
Considero que
es más adecuado asumir esa posible explicación que inferir que pudiera estar
ocurriendo algo para “beneplácito de los cubanos que reciben remesas y que
tienen negocios de comercio y servicios”. De nuevo, el principal interesado en
revalorizar el peso cubano (CUP) es el gobierno cubano. Si ello hubiese sido
factible, no estaríamos teniendo esta conversación.
Lo privado ya
está ahí, es grande y es parte del modelo
El otro
componente de la crítica que hace el Dr. García Valdés retoma el argumento de
Ariel Terrero acerca de que le atribuyo al sector privado cubano “el papel
fundamental en la unificación monetaria”.
Aquí, de
entrada, cabe una aclaración. Lo que dijo Ariel Terrero fue que yo apostaba “al
sector privado como as de triunfo contra el entuerto monetario”. En
apariencia, las dos frases se parecen, pero tienen significados muy distintos.
Obviamente, en
el marco de una economía predominantemente estatal, el papel fundamental en la
unificación monetaria y cambiaria lo tiene el Estado. De hecho, el sector
privado extranjero tiene un peso mucho más grande –en un proceso como ese- que
el sector privado nacional actual.
Invito
cordialmente al Dr. García Valdés a que aporte una cita de un texto mío donde
se afirme que el sector privado cubano debe desempeñar en papel “fundamental”
en el proceso de unificación monetaria y cambiaria.
Igualmente, el
Dr. García Valdés insiste en afirmar que lo que digo acerca de la racionalidad
económica de la tasa de CADECA se debe a que esa es la tasa que beneficia al
sector privado y que eso es el resultado de mi preferencia por el capitalismo y
cosas por el estilo. No voy a detenerme a aclararle ese punto al Dr. García
Valdés. Lo he hecho varias veces. Ahí están mis textos y creo que lo que he
expresado nada tiene con la simplificación que intenta proyectarse. .
Volviendo a lo
importante: es conveniente hacer la conexión entre el tipo de mercado monetario
que representa CADECA, el mercado de alimentos en Cuba, y la estructura de la
oferta de alimentos en Cuba.
Simplificando
la relación, para que se entienda bien: por el lado de la demanda, el mercado
de cambio monetario es un mecanismo importante para permitir que la población
acceda a los mercados de alimentos (en CUP y en CUC) que representa la mayor
parte del consumo de los hogares cubanos; por el lado de la oferta, el
principal suministrador de alimentos nacionales es el sector privado.
Se sabe que una
parte considerable de la alimentación es cubierta por las importaciones, algo
que –en gran medida- es un sinsentido, pero se conoce que la mayor parte del
volumen los alimentos nacionales los produce el sector privado: el 75,5% de las
hortalizas, el 75,6% de las viandas, el 63,6% de la leche fresca, el 62,5% de
la carne de ave, el 64,8% del arroz, el 72,9% del frijol y el 83,9% de los
frutales. (6)
Existe una sola
actividad estratégica productiva, entre las que suministran el mercado interno,
y solamente una, en la que las empresas estatales desempeñan un papel marginal:
la producción agropecuaria, especialmente su segmento agrícola, donde apenas
aportan el 15,1% del volumen de las viandas y hortalizas.
También se
conoce que la producción nacional tiende a reforzar el valor de la moneda
nacional. Hace unos años esta era una premisa que se repetía siempre, pero que
ahora se ha desdibujado del debate. No obstante, sigue siendo un supuesto
plenamente válido.
Entonces, si
una buena parte de la dinámica de los mercados minoristas de cambio de moneda
(CADECA) tiene que ver con la compra de alimentos, y si la mayor parte de los
alimentos nacionales los produce el sector privado, ¿por qué dudar que el
sector privado nacional pudiera funcionar como “el as en la manga” de la
unificación monetaria?
Más alimentos
nacionales a menores precios debería tender a reforzar la moneda nacional. En
un país donde no se cultiva el 56% de los suelos agrícolas y donde se ha
decidido que a quien le toca gestionar esas tierras es, en muy alto grado, al
sector privado nacional, ¿no es la producción agropecuaria privada un “as en la
manga” -como pocos- para fortalecer el peso cubano?
Ese es en el
caso de los alimentos, que ya es un sector de actividad productiva
predominantemente privada, pero si a ello se le sumase el potencial no
aprovechado que pudiera existir en la actividad privada y cooperativa no
agropecuaria, la oferta nacional pudiera reforzarse considerablemente.
Ello tendería a
reforzar aún más la moneda nacional ¿O es que acaso no sería así?
También he
expresado en otros textos que la recomposición, saneamiento, perfeccionamiento,
o como quiera llamársele de la empresa estatal es una cara de una moneda, donde
la otra cara es la ampliación del sector privado.
Esa es una
política de Estado, no es la ocurrencia de economistas aislados. No expresa una
preferencia sino una necesidad. No tiene que ver con una doctrina sino con la
realidad.
Debería ser
evidente que el aparato productivo estatal no puede ser mantenido y operado con
efectividad en su forma actual si no se dispone de un monto de inversión anual
multi- millonario, pero los recursos necesarios para ello no están a la vista,
por ninguna parte.
El sector
estatal destruye empleo neto porque no es sostenible con su escala actual y con
sus formas de gestión vigentes. No hay que darle más vueltas al asunto.
A pesar de las
restricciones con las que opera, el sector privado nacional es, desde hace
varios años, prácticamente el único creador de empleos netos del país. El
problema de Cuba no es tanto “la fuga” de fuerza laboral estatal hacia el
sector privado sino la “expulsión” de trabajadores del sector estatal.
El Dr. García
Valdés utiliza un eufemismo para suavizar este proceso: “ordenamiento laboral”.
Respeto su selección de vocabulario, pero creo que esa visión reposada de
“ordenamiento” no se ve muy clara. Existe una fuerza laboral que ya “no cabe”
en el sector estatal y que debe salir a buscar empleo donde únicamente se crea
este de manera neta internamente (el sector privado), o en el exterior
(emigración).
A ver si nos
entendemos: miles de trabajadores deben salir forzosamente del sector estatal
(90 mil cada año) y no tienen muchas opciones por fuera del sector privado
nacional. Si se considera que mi propuesta de reforzar el sector privado –con
empresas de capital nacional- para que no solamente absorba trabajadores y les
ofrezca posibilidades de aplicar su calificación, sino también para favorecer
las condiciones que permitan tener una empresa estatal más eficiente y
efectiva, es una propuesta pro-capitalista, entonces lo que debería es
explicarse claramente cuál es la alternativa viable en las condiciones
concretas de Cuba. ¿Prescindir de un sector privado?
Cuando me
refiero a que se identifiquen posibles alternativas, no me refiero a
sugerencias generales y teorizantes sino a propuestas concretas. ¿Dónde van a
crearse 90 mil empleos en los próximos doce meses? Seguramente no va a ser en
la empresa estatal y la inversión extranjera no alcanza ni, para empezar.
¿Dónde entonces? Donde único se crea empleo en Cuba: en el sector privado
nacional.
Esa es la realidad.
Si ello se corresponde o no con la teoría que alguien utilice, ese es otro
problema. Supongo que habría que actualizar la teoría si no se ajusta a la
realidad. Por lo menos algunas de sus partes.
El Doctor
García Valdés dice que la combinación que propongo de reforma estatal y de
expansión de la empresa privada -como partes de un proceso integrado- equivale
a un concepto maniqueo de “saneamiento”. No voy a ofenderme por eso. Solamente
quiero saber cuál es la propuesta que no es maniquea.
El texto del
Doctor anunció aclaraciones desde la perspectiva de la economía política pero
ello esencialmente se ha limitado a decir que lo que hay que hacer es un
“ordenamiento laboral” y que el proceso está “objetivamente condicionado y
explicado”.
No sé si se habrá
percatado el Doctor García Valdés que la noción de un sector privado mucho más
extenso y complejo que el actual es parte de la economía política contenida en
el documento de la “conceptualización”. Se trata de una función secundaria y
regulada del sector privado, ciertamente, y eso es compatible con lo que he
propuesto.
Sobre lo que el
Doctor me ha criticado como “defensa de la empresa nacional cubana de corte
capitalista”, la economía política subyacente en el documento de la
“conceptualización” avala que las personas naturales cubanas pueden constituir
“empresas privadas de mediana, pequeña y micro escalas según el volumen de
la actividad, cantidad de trabajadores y objeto social, que son reconocidas
como personas jurídicas”, o sea, precisamente empresas de corte
capitalista.
Llamo también
la atención sobre otros dos puntos –relacionados con la economía política- que
se incluyen en el documento de la “conceptualización”:
- “La
apropiación por los titulares de las formas de
propiedad y gestión no estatales de parte del excedente
de los resultados del trabajo de las personas contratadas, tiene lugar en
un contexto social en el que priman las relaciones de producción
socialistas, a diferencia de los sistemas sociales basados en la
explotación del trabajo ajeno”, o sea, que el modelo admite
explícitamente la relación capital- trabajo.
- “La
autorización para que determinados medios
de producción ‒incluso los fundamentales
que se decidan‒,
pertenezcan o sean gestionados
por personas naturales o jurídicas no
estatales, nacionales o extranjeras, está
dirigida a impulsar el desarrollo
económico y social, sin comprometer los
principios de nuestro socialismo”, es decir, se admite la gestión de
medios de producción fundamentales por parte del sector privado nacional.
Resumiendo, observo un
desfasaje en materia de economía política, entre el documento de la
“actualización” y las nociones del Dr. García Valdés. El documento de la
“actualización” expresa una interpretación realista de la economía política, en
tanto la visión del García Valdés no parece tener la flexibilidad suficiente.
Confío en que el debate en que estamos participando un grupo de colegas sea de
utilidad para todos y que podamos aprender mutuamente.
Con el marco de
definiciones aportado por los documentos oficiales guías de la reforma es
posible avanzar de manera flexible en la transformación del modelo. La
información divulgada sobre las reuniones de alto nivel efectuadas
recientemente para abordar temas económicos y sociales son positivas. Muchos
debates quedan todavía por hacer y espero que podamos conducir las discusiones
de manera constructiva.
Notas
1 La diferencia
de cifras se relaciona con cálculos basados en dos escenarios de composición
calórica de la canasta básica de alimentos. En el caso de la cifra de 74% se
refiere a una canasta de 3285 kilocalorías per cápita diarias y la cifra de 49%
se relaciona con una canasta de 2400 kilocalorías. Ver, Anicia Esther García
Álvarez y Betsy Anaya Cruz. “Gastos básicos de una familia cubana urbana
en 2011. Situación de las familias “estado-dependientes””, en María del Carmen
Zabala Argüelles, Dayma Echevarría León, Marta Rosa Muñoz Campo, y Geydis Elena
Fundora Nevot (compiladoras), Retos para la equidad social en el proceso de
actualización del modelo cubano. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana,
Cuba. 2015. http://www.academia.edu/10860048/La_perspectiva_cuantitativa_en_los_estudios_de_equidad_en_Cuba_un_camino_en_construcci%C3%B3n
2 Ibidem
4 Pedro
Monreal, “La devaluación del peso cubano no es una maniobra monetaria: ¿ofrece
Vietnam alguna lección?”, 28 de febrero de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/02/28/la-devaluacion-del-peso-cubano-no-es-una-artimana-monetaria-ofrece-vietnam-alguna-leccion/ ; “La
devaluación del peso cubano y el precio de la comida: el caso del arroz” 18 de
febrero de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/02/18/la-devaluacion-del-peso-cubano-y-el-precio-de-la-comida-el-caso-del-arroz/ ;
“Perspectivas de una devaluación monetaria en Cuba: cuando la montaña de la
política no viene hacia los economistas”, 24 de enero de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/01/24/perspectivas-de-una-devaluacion-monetaria-en-cuba-cuando-la-montana-de-la-politica-no-viene-hacia-los-economistas/ ; “Unificación
de tasas de cambio en Cuba: el olmo, las peras y el colmo”, 4 de enero de 2018,
https://elestadocomotal.com/2018/01/04/unificacion-de-tasas-de-cambio-en-cuba-el-olmo-las-peras-y-el-colmo/ ; “Un programa
de estabilidad económica para Cuba”, 15 de noviembre de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/11/15/un-programa-de-estabilidad-economica-para-cuba-2/