Mina de níquel en Moa. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.
16 abril, 20181 comentario
El Parque Nacional de Humboldt es quizás uno de los lugares más bellos de Cuba. Ocupa toda una vasta región en la costa norte del oriente cubano y cuando usted viaja de Baracoa hacia Holguín por esa cuasi carretera que bordea toda la costa y serpentea entre montañas y bosques, se da cuenta de que está en un sitio único.
Pero ese lugar también es único porque como parte de ese paisaje está Moa, una ¿ciudad? más conocida por el níquel que ha producido desde hace ya unos ochenta años, que por las bellezas naturales que un día tuvo.
Para una parte de los cubanos, Moa es sinónimo de níquel, es tierra roja, es el mítico ingeniero Presilla, es el Che, es la voluntad de echar a andar una planta industrial con muy pocos recursos. Para otros, los protagonistas de la hazaña, es años dedicados, familias trasladadas de sus lugares de origen, una vida completa puesta al servicio de producir níquel.
La historia del matrimonio entre Moa y ese mineral es larga. Se asocia indefectiblemente en sus inicios a las necesidades de la industria militar estadounidense, a la guerra –incluyendo la guerra de en la península coreana.
Luego de la epopeya de Presilla y aquellos jóvenes obreros, técnicos e ingenieros que echaron a andar la planta, la historia del matrimonio Níquel – Moa, es también la historia de la “colaboración” entre Cuba y la URSS, y la más reciente historia es aquella asociada a la “apertura” cubana a la Inversión Extranjera Directa, a la Sherrit International, a Delaney y lógicamente a Fidel Castro y su convicción de que solo negociando con empresas capitalistas extranjeras se podría revitalizar la producción de níquel más cobalto, y Cuba podría acceder a recursos que luego de desaparecida la URSS no tendría cómo procurar para beneficio del país.
De entonces a este momento mucha agua ha corrido, varios ciclones han golpeado el territorio, se cerró para siempre una de las industrias (Nicaro), se mantiene como se puede Moa International y la fábrica Ernesto Che Guevara sobrevive en un ejercicio que recuerda una combinación entre magia y malabarismo. Mientras, miles de familias dependientes de esa industria se preguntan cada mañana cómo será su futuro.
Los precios del mineral han pasado de cotas fabulosas (38,000 dólares la tonelada) a mínimos de hambre (8,000 dólares la tonelada e incluso menos).
En toda esa historia, el cobalto, uno de los minerales acompañantes, ha ocupado siempre un papel secundario, a pesar de sus precios y a pesar de que Cuba tiene la tercera mayor reserva de cobalto de este planeta. A pesar también de ser este desde hace ya bastante tiempo un mineral estratégico.
Pero parece que la historia puede cambiar y el cobalto puede convertirse en el nuevo protagonista del desarrollo minero cubano.
Reservas de cobalto (millones de toneladas).
Dos artículos que amigos me hicieron llegar motivaron que nuevamente volviera a mirar a esta industria que a mediados de los 90 fue una de las grandes esperanzas de Cuba: el primero, titulado “Una oportunidad no despreciable”, de Raúl de la Nuez, y el otro de Marx Chatsko bajo el nombre “¿Es Cuba la solución a la inseguridad estadounidense en el cobalto? Los dos concuerdan en que el cobalto debe ser una gran oportunidad para Cuba. El de Chatsko propone que Cuba repita aquel esquema de tantos años en que el país sería el suministrador de una materia prima para la industria de las materias de litio y cobalto de Estados Unidos y aseguraría romper el cuello de botella que enfrentan las empresas desarrolladores de los nuevos autos que no serán de combustión interna.
Los analistas de Macquarie Research esperan déficit de 885 toneladas el próximo año, 3.205 en 2019 y 5.340 en 2020. “La falta de proyectos de extracción de cobalto arrastra los déficit de años pasados y, además, la producción de refinado de países clave como Australia, Rusia o Zambia está muy por debajo de los niveles observados hace una década”.
Lo cierto es que los precios del cobalto se han disparado y parece que en los próximos cinco años no bajarán.
Evolución de los precios del cobalto entre noviembre de 2017 y abril de 2018.
Sin embargo la producción cubana de níquel más cobalto parece no estar en sus mejores momentos. Lamentablemente nuestro anuario estadístico no permite saber cómo ha evolucionado la exportación de níquel, ni tampoco la de cobalto en los últimos dos años.
Cuba: Exportaciones de Ni y Co.
No obstante, esas estadísticas muestran que Cuba exporta sinter de níquel más cobalto, óxido de níquel más cobalto y sulfuro de níquel más cobalto (Anuario Estadístico de Cuba 2016, tabla 8.11). Todos productos primarios, todos de primera industrialización. Esas estadísticas también muestran que las exportaciones de sinter de níquel más cobalto disminuyeron en 2014 en relación con 2013, y las de los otros dos productos no aumentaron. Para estos últimos tres años (2015, 2016 y 2017) no hay información pública disponible.
Esto parece que puede cambiar. La demanda de níquel y de cobalto para la producción de baterías parece que aumentará en los próximos años. Precios hacia arriba. Sin duda puede ser una oportunidad, pero no para repetir la historia de siempre, como abastecedor de materias primas para Estados Unidos de Norteamérica o para la que fuera la URSS, sino para aprovecharla en el sentido de la transformación productiva y de una nueva inserción internacional, donde Cuba no siga siendo la exportadora de una materia prima, sino un país que pueda usar la abundancia relativa de níquel y cobalto para insertarse en la cadena productiva de esas flamantes baterías cuya demanda hoy todos aseguran que se incrementará.
China que no está entre las primeras reservas de mineral, ni entre los primeros productos de la materia prima es el primer productor de cobalto refinado del mundo.
Si bien la mayor parte del cobalto se extrae en la República Democrática del Congo, el mayor productor de cobalto refinado es China, que acapara el 43%, según los datos de la consultora Euromonitor International.
Hoy los fondos de inversiones invierten millones comprando cobalto para jugar a la especulación, hoy Tesla, Samsung, Ford Motors, todos, están preocupados porque la oferta de cobalto parece no podrá cubrir la demandad de este metal en los próximos años.
Yacimientos de níquel y cobalto tenemos, fuerza de trabajo preparada para producir la materia prima tenemos, una fábrica refinadora de níquel tenemos en Canadá, cultura de producción tenemos, necesidad de producir tenemos. ¿Qué falta? Capital para modernizar las fábricas existentes (la Che Guevara), capital y tecnología para producir algo más que cobalto como materia prima (esas famosas baterías o parte de sus componentes), y habilidad y conocimiento de ese mercado. Nos falta y nos ha faltado velocidad para reaccionar a las oportunidades, imaginación para reinventar esta industria después de los 90, nuevas reglas de juego para que las familias en Moa sientan alguna compensación por tener que respirar sulfuros las veinticuatro horas del día.
Ahora que sabemos lo que hace falta, que somos los terceros en el mundo en reservas de cobalto y entre los primeros seis en níquel, aprovechar la oportunidad es fundamental. ¿Podremos?