Por Humberto Herrera Carlés
Hace unos días en Facebook se produjo un interesante intercambio sobre las inversiones en el turismo , pero en algunas opiniones se llegó afirmar que las criticas eran parte del juego del enemigo y que por tanto como que había que ignorarlas, y se tildo hasta de seudoeconomistas a los que la hacían. Existieron también, voces mesuradas pidiendo organizar un debate más profesional e institucional desde la ciencia, y una Viceministra de Comunicación, alzo su voz, diciendo ( parafraseo) que el debate es necesario, y hasta las discrepancias, para llegar a un consenso, mas aún. Algo que estoy 100 % de acuerdo. Pero ahí se quedó.
Un doctor en medicina, cubano, Julio V Ruiz, que radica en EEUU, tuvo la feliz idea de repostear el post inicial , y entonces se produjo un conjunto de opiniones mas sustanciales ( una especie de 2da parte), y es la que comparto para que no se quede solo en las redes sociales.
¿Se justifica la inversión en la expansión de capacidades hoteleras?El tercer argumento es que la eficiencia hotelera no se mide solo micro económicamente por la linealidad de la ocupación, sino como se hace en todas partes, por lo que aporta en el flujo total de divisas o dinero al balance general del negocio, que por cierto no es solo la actividad hotelera, como se pretende en análisis simples, sino por el conjunto de la industria: tur operadores, transporte aéreo, terrestre y marítimo, casas financieras, logística de abastecimiento y mantenimiento, bases, obras inducidas, mantenimiento e inversión ambiental, industria cultural, recuperación de playas, agencias de viaje, publicidad, industria eléctrica, suministro de agua, industria ligera y del mueble, generación de empleo, etc. Por eso como sector es mucho más.
El hotel es un pretexto, que genera un entorno productivo y un retorno sobre la inversión elevado. La eficiencia tiene como colimador el costo por habitación, que es la norma de la industria y solo por esta causa, la expectativa razonable de recuperación está entre dos y cinco años, lo cual es bueno para una industria que tiene un promedio de crecimiento del 11 por ciento anual. Y en Cuba (pandemia y sanciones por medio) crece más rápido el flujo de turistas que la velocidad de construcción de planta hotelera. Hay como un 20% de la planta hotelera que permanece en mantenimiento y es necesario entonces trabajar con reservas. Y a este análisis es necesario incorporar el sector privado, que tiene un número considerable de habitaciones y, es curioso, muchos han seguido invirtiendo en capacidades de alojamiento, mantenimiento y en restaurantes, que en Cuba tienen una relación directa con el beneficio turístico.
En Europa, en muchos países la planta hotelera está cerrada una buena parte del año y no dejan de construir en zonas, incluso, aparentemente saturadas. Centrarse solo en el aspecto micro lleva a conclusiones erróneas que se centran en señalar la pifia puntual, o cosas «trascendentes» como que no hay frutas en un hotel, o que no se debe invertir en hoteles, sino cuando tengamos cinco millones de turistas a las puertas, por cierto, algo que no hacen los inversores capitalistas, que invierten cuando el mercado está a la baja, si no, que le pregunten a Soros, o a Musk, o a Buffet.