7 de mayo de
2018
Charles Romeo,
economista y autor invitado de este blog, comparte con los lectores sus
consideraciones sobre la unificación monetaria en Cuba y los retos que plantea
en cuanto a la medición del valor, la contabilidad empresarial, el control, la
información, los precios y los salarios.
I.-
Introducción imprescindible al tema de la unificación monetaria en Cuba
Los números son
objetivos y precisos en cuanto a su propia significación numérica. Dos más dos
son objetivamente cuatro y no tres ni cinco. Pero no prestan su rigor formal a
lo que se está midiendo con ellos. Esa es otra cuestión, la verosimilitud
de lo que se supone que están midiendo y de la cual no tienen
responsabilidad alguna. Por ejemplo, cuando son utilizados para contar dinero
únicamente dan fe de la magnitud cuantitativa de sus unidades, pero de ninguna
manera de lo que se supone que miden. Por ello cinco CUP son únicamente 5
CUP de la misma manera que 10 CUC son únicamente 10 CUC. Hasta ahí llega la
utilidad de los números. Otra cosa muy distinta es que es un CUP y que es un
CUC.
Ambas son
unidades monetarias, unidades de algo que se denomina dinero, con lo cual para
conocer su significado hay que, ante todo, tener claro que es el dinero, porque
existe y para que existe. En lo que todos concuerdan es que el dinero es una
manera de cuantificar el valor de todo lo que a su vez contiene valor. Por
consiguiente, primeramente hay que esclarecer que es el valor. Pero aquí
aparece la primera gran dificultad: hay dos concepciones teóricas vigentes que
lo explican, pero que son diametralmente diferentes.
Ambas
concepciones teóricas parten de lo registrado por la historia, de que el valor
es una propiedad exclusiva de lo que se produce en una sociedad en la cual
existe una división social del trabajo , etapa relativamente reciente de la
historia del homo sapiens, inclusive más breve que la que se inició cuando
producto de la división del trabajo en la sociedad los productores tuvieron que
encontrar una manera de intercambiar productos elaborados para satisfacer
objetivos diferente y cada vez más elaborados, con el fin de
intercambiarlos en la medida en que decurso la historia. La
moneda más antigua, encontrada en la antigua Turquía, data de entre los
siglos VII y VI a.c. Hasta ahí todos están de acuerdo, pero la divergencia
empieza al plantearse que media esa moneda.
Para los
economistas neoclásicos el dinero mide el valor de un producto elaborado para
su venta, una mercancía, devenido su precio, y que está constituido por la
satisfacción subjetiva que le produce al que lo utiliza o consume. La razón de
esta concepción del valor es un intento de justificar como natural y legitima
la ganancia de quien lo ha producido, como una diferencia entre el precio que
le han pagado, su valor, y su costo de producción.
Para los
economistas que reivindican la concepción de los economistas clásicos ingleses
de finales del siglo XVIII y principio del XIX, Adam Smith y David Ricardo,
concepción también aceptada por Carlos Marx, el valor de una mercancía está
constituido, además de la satisfacción que produce al consumirlo o usarlo , por
el tiempo de trabajo socialmente necesario para su elaboración y por
consiguiente la ganancia no es más que trabajo realizado por quienes la
elaboran, no retribuido por quien los ha contratado para ello.
Pero para
nuestros propósitos bastará con aceptar que todos están de acuerdo en que el
dinero mide el valor de un producto elaborado para su venta, entendido como la
suma de todos sus componentes, la ganancia incluida, en términos de unidades
monetarias cada una representando una determinada magnitud de valor.
¿Cómo se
determina la magnitud de valor de la unidad monetaria, el dinero? ¡Esa es la
cuestión! Si le hiciéramos la pregunta a Perogrullo nos contestaría
diciendo que su valor está determinado por todo lo que puede comprar con
él y tendría razón, toda vez que su propiedad es ser una magnitud
equivalente de valor de cualquier mercancía o servicio que se encuentre en el
mercado, “espacio social” en el cual se venden y compran las mercancías y los
servicios.
En Cuba el
valor de un CUP, también denominado peso cubano, es todo lo que se puede
comprar con él y el valor de un CUC es equivalente a lo que se puede comprar
con 25 CUP, con lo cual y al margen del por qué la relación de intercambio
entre el CUP y el CUC es de 25 por uno y no otra, la cuestión es determinar el
valor de un CUP que existe como unidad básica del valor en Cuba.
Hasta el 31 de
diciembre de 1958 el peso cubano equivalía a un dólar norteamericano de la
época, que a su vez era equivalente al oro a razón de una relación de
intercambio oficial y real garantizada por parte del Banco de la
Reserva Federal, el banco central norteamericano, de 35 dólares por una onza de
oro, el equivalente universal, con lo cual el peso cubano tenía un contenido de
valor muy preciso con cualquier otra moneda del mundo y desde luego con
relación a todo lo que se vendía y compraba en Cuba. Pero el 1 de enero de 1959
“Llego el Comandante y mando a parar” y nunca más hubo un cambio “libre” único
del peso con el dólar y se instauró un cambio oficial de 1 por 1 por el Banco
Nacional, pero únicamente para quienes el banco decidía venderle dólares, pero ahora
por razones sociales y ya no individuales y privadas. A partir de la creación
del Ministerio para el Comercio Exterior, MINCEX, únicamente el Estado a través
de sus organismos y empresas podía acceder a dólares u otras divisas y todas
las importaciones pasaron a ser exclusivas de ese nuevo Ministerio en 1961.
No obstante lo
sucedido, el Gobierno Revolucionario mantuvo y mantiene hasta el día de hoy,
desde hace ya 59 años, el tipo de cambio del peso por el dólar a razón de uno
por uno y así se registra oficialmente en la contabilidad de toda institución o
empresa del Estado Cubano. Sin entrar a analizar esta decisión, en verdad sus
consecuencias fueron únicamente el registro en las contabilidades de organismos
y empresas de compras y servicios importados a ese tipo de cambio de 1 peso por
1 dólar norteamericano, con lo cual la expresión de todas las magnitudes de
valor en el país eran medidas directa e indirectamente sobre la base de ese
tipo de cambio.
Ya desde los
años ochenta del siglo pasado el Estado Cubano estableció una cadena de tiendas
en las que se vendían artículos importados y nacionales sin restricción
cuantitativa pero en monedas convertibles extranjeras a quienes dispusieran de
ellas, tanto turistas como residentes. Esto provocó que el tipo de cambio no
oficial que surgió en” el mercado libre de la calle”, llegara a ser
hasta de 150 pesos cubanos por un dólar norteamericano a la par que todas las
transacciones con el exterior hechas por el Estado se realizaban al tipo de
cambio de un peso por un dólar norteamericano.
Ya en los años
noventa estas tiendas se generalizaron para toda la población, pero con un
impuesto a la venta del 100%. Pero en el año 2004 se suspendió la venta en
monedas extranjeras y se creó para ello una nueva moneda, el peso cubano
convertible a un tipo de cambio de 1 peso convertible denominado CUC por 1
dólar norteamericano, estableciéndose un tipo de cambio de 25 pesos cubanos,
denominados ahora CUP, por 1 CUC. Pero en ese mercado oficial se vendían CUC
por pesos CUP y viceversa y se cambiaban monedas extranjeras convertibles por
CUC, pero no se vendían monedas extranjeras a cambio de CUC ni de CUP.
Con la creación
del CUC se creó en Cuba un área económica en que las transacciones por ventas
de bienes y servicios se realizaban en CUC y las compras necesarias para
producirlos en CUP y en CUC en paralelo, e interrelacionada con el área en que
circulaba el CUP. Un ejemplo de lo que empezó a suceder permite aclarar la
situación creada.
En un mercado
de venta de productos agropecuarios a la población , si estos eran
acopiados y traídos hasta el mercado por una empresa estatal sus costos eran
enteramente en CUP, desde el valor del camión contabilizado como un activo
expresado en una suma de pesos cubanos CUP igual al monto de los dólares
pagado por él, con un combustible subsidiado valorado en CUP, salarios de los
transportistas en CUP y gastos de mantenimiento del vehículo en esa misma
moneda, pero de hacerlo un intermediario privado todos esos gastos debían ser
sufragados en CUC y por consiguiente el costo total de los productos llevados
hasta el mercado debían ser calculados sobre la base de multiplicarlos por 25,
el tipo de cambio del CUC en CUP para llevarlo a esa moneda con la cual compra
el pueblo consumidor que cobra sueldos y salarios en CUP. Obviamente la función
de intermediario resulta “mucho más cara” en un caso que en el otro.
En una economía
como la cubana que se acerca a poder recibir unos 5 millones de turistas al
año, uno por cada dos cubanos, los particulares que pueden hacerlo aprendieron
a exportar servicios convirtiendo el alquiler de sus casas y automóviles que
venden en CUC así como servicios de restauración.
Todo ello ha
conducido a que en Cuba exista una economía que puede catalogarse de
”esquizofrénica” por poseer dos “personalidades distintas”, pero
interconectadas y no por la dualidad del CUC y del CUP toda vez que entre ambos
hay una muy clara y definida relación cuantitativa, si no que por mezclar
productos importados valorados a dos tipos de cambio diferentes, unos, la mayor
parte de las importaciones al cambio de 1 CUP por dólar y en el interior de
Cuba otros al tipo de cambio de 1 dólar por 25 CUP, pasando por el CUC como
simple intermediario. Y lo que es más grave aún y es el centro del problema:
¿Cuál es el correcto tipo de cambio que debe haber entre el CUP y el
dólar norteamericano?
El día en que
eso quede determinado también lo será el valor de todas las mercancías y
servicios que se venden y distribuyen en Cuba. Pero eso tomara el tiempo necesario
para que hasta los recursos productivos, edificios, equipos, maquinaria,
inventarios de materias primas y de piezas de repuesto, etc. existentes
que se utilicen hayan ya sido contabilizados según el nuevo tipo de
cambio entre el CUP y el dólar norteamericano a los efectos de poder calcular
costos y precios reales y si estos últimos son subvencionados, conocer el
verdadero valor del subsidio. Mientras tanto, la economía cubana seguirá siendo
esquizofrénica hasta que el tratamiento la logre curar.
II.- El problema cubano de lograr una unificación
monetaria.
Resolver en
Cuba el problema del uso de dos monedas diferentes es más difícil de lo que la
gente piensa. Es “un ajuste de cuentas” con el pasado. Y para decirlo en
términos técnicos, es un momento de la conjugación realista de lo
macroeconómico con lo microeconómico.
Algunas
definiciones necesarias.
El dinero es el
módulo de valoración de todos los productos y servicios y su registro es la
contabilidad, que para toda persona natural o jurídica expresa que posee, como
diferencia entre los que se tiene y lo que se debe.
“La contabilidad
es la técnica que se encarga
de estudiar, medir y analizar el patrimonio, situación económica y financiera
de una empresa u organización, con el fin de facilitar la toma de decisiones en
el seno de la misma y el control externo de la misma , presentando la
información, previamente registrada, de manera sistemática y útil para
las distintas partes interesadas”…… “La finalidad de la contabilidad es
suministrar información en un momento dado de los resultados obtenidos durante
un período de tiempo, que resulta de utilidad a la toma de decisiones, tanto
para el control de la gestión pasada, como para las estimaciones de los
resultados futuros, dotando tales decisiones de racionalidad y
eficiencia.”(Wikipedia)
Pero poder
medir un patrimonio, una corriente de insumos productivos o la resultante de
una actividad productiva, requiere que todos esos elementos dispares puedan
ser convertidos a una unidad de medida única de algo común en todos ellos, lo
que se denomina valor, para lo cual el módulo de medida es una unidad monetaria
con una cierta magnitud de valor.
Este
prolegómeno, evidentemente conceptual y teórico, es imprescindible para poder
situar la problemática de la definición de la unidad monetaria de un país como
Cuba, en su correcta perspectiva.
Tratemos de
definir el problema correspondiente que se le presenta a las autoridades
cubanas, que ellas denominan la unificación monetaria de dos monedas legales
diferentes que circulan simultáneamente en el país, el peso cubano tradicional
(CUP) y el peso cubano convertible (CUC), con una relación oficial y practica
de equivalencia de 25 CUP por 1 CUC.
Un poco de
historia y el problema que se confronta
Hasta el
triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959, la moneda vigente en el país
era el peso, que en la práctica se cotizaba con el dólar norteamericano con una
relación de cambio de 1 a 1. Este último hecho le concedía al peso cubano la
imagen de una moneda fuerte, indirectamente a su vez convertible en oro a la
tasa de 1 onza de oro por 35 dólares. Por esas razones es comprensible que desde
sus inicios el Gobierno Revolucionario Cubano mantuviera al peso como unidad
monetaria, aunque ya desde ese mismo momento tanto en la práctica como en los
bancos y casas de cambio, dejó de regir la equivalencia de 1 a 1 con el dólar
norteamericano, pero si se la conservó a los efectos legales y contables. Vale
decir, que un producto norteamericano importado que hubiera costado 100 dólares
era contabilizado por el comprador cubano a un valor nacional de 100 pesos.
También por
razones políticas y para la defensa del poder de compra de la población cubana,
en la medida en que el Estado pasaba a ser dueño de una actividad comercial o
productiva, se conservaban los correspondientes precios de venta que regían al
principio de la Revolución.
La congelación
en el tiempo, tanto del tipo de cambio de 1 a 1 con el dólar norteamericano y
por su intermedio con otras divisas extranjeras, como de los precios
nacionales, se mantuvo durante décadas, al cabo de los cuales los
valores de los registros contables de las empresas si bien expresaban números,
más o menos bien interrelacionados según fuera la calidad de la contabilidad
correspondiente, ya no tenían ninguna significación real en términos de
medida objetiva de valores. Inclusive ya estando vigente el CUC o peso convertible,
un equipo o una mercancía cualquiera importada por una entidad estatal a un
costo equivalente a X dólares norteamericanos era registrada contablemente como
un valor de X antiguos pesos cubanos, denominados ahora como CUP.
Si le sumamos
el efecto del retraso con que los precios históricos fueron ajustándose a las
nuevas condiciones de producción al de contabilizar importaciones al tipo
de cambio inamovible de 1 dólar por 1 peso CUP, el resultado es que en la
actualidad los valores registrados en las contabilidades de las empresas
estatales no tienen absolutamente ninguna significación económica real y no
representan ninguna información adecuada para cualquier análisis
económico-financiero.
He aquí el
problema fundamental que se confronta en Cuba para lograr la unificación
monetaria que permita valorar objetivamente la significación económica real de
cualquier bien o servicio en su economía mediante una sola moneda.
¿Qué
hacer?
Por una parte, hay que
definir cuál de las dos monedas actualmente vigentes, el CUP y el CUC, devendrá
la moneda única de circulación legal en Cuba. La generalización de la
aceptación en todos los comercios que venden productos valorados en CUC de su
pago también en CUP al tipo de cambio de 25 CUP por 1 CUC, parece indicar
que este problema se resuelve conservando el CUP con el cual en general se
pagan sueldos y salarios, como moneda única.
Por otra parte, se debe
definir el tipo de cambio del peso CUP con el dólar norteamericano y por su
intermedio con las demás divisas extranjeras según sus cotizaciones en el
mercado financiero mundial, sea este 25 a 1 u otra magnitud. Las importaciones
que hace Cuba equivalen al 40% de su PIB. Esta realidad hace que resulte
determinante para la conformación de precios internos el tipo de cambio al cual
se deben convertir pesos cubanos en monedas extranjeras.
Y sobre la base
de la definición de la moneda única cubana y de su tipo de cambio con las
divisas extranjeras, es que se podrá atacar al enorme problema de
lograr dotar a la economía cubana de registros de valor objetivos y por
consiguiente confiables, para poder realizar los cálculos y análisis
económicos de todo tipo y finalmente determinar de la manera más realista
posible los precios internos y los salarios.
¿Cómo lograr
registrar objetivamente el valor?
En otras
palabras, de lo que se trata es de” medir y analizar el patrimonio,
situación económica y financiera de una empresa u organización”, lo que se
aplica a toda entidad económica existente en la sociedad cubana.
Básicamente, la
contabilidad de una empresa se compone de dos conjuntos de registros, supuestamente
verdaderos en la medida en que reflejan hechos reales, basados en el
principio de equivalencia según el cual todo lo que la empresa posee (activos)
también lo debe (pasivos). O sea, diferencia:
- entre lo
que posee, que debe ser igual a lo que debe, más o menos su valor neto.
Este último puede ser positivo, reflejando la suma de las ganancias
logradas durante todos los ejercicios de su existencia hasta la fecha,
vale decir su patrimonio, o bien negativo, lo que significa que a
esa fecha debe un valor mayor del que posee. Y ese patrimonio la empresa
lo debe a sus propietarios y si es negativo, a sus acreedores.
- entre sus
ingresos por ventas de bienes y servicios y los gastos ocasionados por los
costos incurridos para ello durante un ejercicio, siendo la diferencia la
ganancia o la perdida obtenida durante el periodo durante el cual fueron
registrados.
- Al
finalizar cada ejercicio, la ganancia o la perdida se suma a su
patrimonio, incrementándolo en el primer caso y disminuyéndolo en el
segundo. Así se integran los registros de lo acontecido en el pasado con
el nuevo ejercicio que acaba de terminar.
Empecemos por
lo más fácil de corregir.
La contabilidad
de ingresos y gastos
Previa definición
de cuál es a partir de ese momento la unidad monetaria nacional y su tipo de
cambio con el dólar y demás divisas extranjeras, debe decidirse por quien puede
hacerlo que, a partir de una determinada fecha, toda empresa o entidad
económica registrará tanto sus ingresos como sus gastos a los nuevos precios
vigentes resultantes en esa economía. Pero si los insumos utilizados
provienen de su propio inventario contabilizado a precios antiguos anteriores a
los nuevos en vigencia a raíz de la utilización de la nueva unidad monetaria y
del nuevo tipo de cambio, deberán también ser registrados como salidas de
inventario en sus correspondientes cuentas a los antiguos precios, hasta el
total agotamiento de cada inventario.
Pero los
salarios pagados serán contabilizados a sus nuevos niveles que eventualmente se
determinen, expresados en la nueva unidad monetaria, que será el mismo CUP pero
ahora con un nuevo tipo de cambio con las divisas extranjeras.
A los costos
directos de producción se agregarán magnitudes, que deberán ser estimadas en
la nueva unidad monetaria, para la amortización de equipos e implementos,
así como de las construcciones, cuyos valores deberán ser calculados a partir
de su costo de reposición verdadero o en su defeco estimado, con la nueva
moneda y el nuevo tipo de cambio.
Resumiendo, es
factible lograr una contabilidad adecuada de ingresos y gatos desde el momento
en que se decida hacerlo, aunque hasta el agotamiento de los antiguos
inventarios seguirán conformándose los costos de manera imperfecta.
Corregir la
contabilidad de lo que posee y de lo que debe cada empresa e institución es
mucho más difícil y tomara más tiempo.
La contabilidad
de lo que posee y debe una empresa
Podría pensarse
que lo que se altere o modifique en los registros del patrimonio de una empresa
concierne solamente a esa empresa y por tanto a sus responsables, mientras que
lo que afecte a sus deudas y obligaciones afecta a terceras personas y está basado
en una documentación legal. Digamos, como ejemplo, que la empresa en cuestión
tiene una deuda con su banco por un préstamo recibido para comprar un equipo
importado que adquirió a un precio a su vez calculado sobre la base de un tipo
de cambio de 1 CUP por 1 dólar. Contractualmente la empresa deudora puede y
debe pagar su deuda al banco en pesos CUP y en principio revalorizar el
registro contable del equipo comprado según el nuevo tipo de cambio CUP por
dólar, con lo cual habrá incrementado su patrimonio en CUP. Pero ello alteraría
el principio de equivalencia que rige en la contabilidad toda vez que esa
acción no afectaría la contraparte de sus obligaciones. Sería una operación
que no tendría ninguna justificación salvo la expresión de una acción unilateral
de la empresa sin la existencia de un documento legal que la respalde. Pero a
su vez continuará pagando su deuda al banco ahora en la nueva moneda, pero
nueva únicamente en su relación de cambio con las divisas extranjeras.
Como la
contabilidad es intocable sin un documento que avale cualquier registro, a su
vez basado en un hecho real, el nuevo tipo de cambio del CUP por dólar no
puede afectarla hasta tanto no efectúe operaciones que lo conlleven, por
ejemplo la compra de materias primas importadas vendidas en CUP al nuevo tipo
de cambio, o la compra de materias primas nacionales a un nuevo precio derivado
de esa devaluación .Por consiguiente, aunque se sepa que los valores reflejados
tanto en el patrimonio como en las obligaciones de las empresas ya no tienen
ninguna significación real, habrá que seguir contabilizando de ahora en
adelante las nuevas operaciones a nuevos precios a consecuencia del nuevo tipo
de cambio del CUP, durante un muy largo periodo de tiempo mientras se vayan
“renovando” gradualmente activos y obligaciones de cada empresa y
adquiriendo poco a poco una significación real del valor registrado
.
Control e
información
Como se
estableció al principio, la contabilidad es un método necesario para obtener
control de lo que sucede en una empresa y para lograr información necesaria a
los efectos de evaluar su comportamiento, sus resultados y su eventual futuro.
El análisis
realizado de las consecuencias de la unificación monetaria y de la
determinación de un tipo de cambio realista de la unidad monetaria cubana con
las divisas extranjeras, a pesar de sus considerables efectos en una economía
en que alrededor del 40% del PIB es de origen importado, permite decir que ello
no tendrá ninguna consecuencia negativa en el valor que la contabilidad tiene
como método de control de lo que sucede en una y en todas las empresas e
instituciones del país. En la medida en que todos los actos de una empresa que
comprometen su patrimonio queden fehacientemente registrados en el
momento oportuno, el principio de la equivalencia o partida doble de la
contabilidad asegura el control de todo lo hecho.
Es como instrumento
de información que pese al logro de la unificación monetaria y la
definición de un tipo de cambio realista, que la contabilidad en Cuba y
durante bastante tiempo, tendrá limitaciones de verosimilitud.
Pero no lo será
en la contabilización de ingresos y gastos de cada ejercicio toda vez que ambos
registros se irán modificando en la medida en que cobros y pagos se vean
afectados por las consecuencias de la reforma monetaria, dejando constancia de
las modificaciones reales que provocara para cada empresa, y su seguimiento
permanente brindara informaciones necesarias para que la administración
de cada empresa tome las medidas del caso y proceda a efectuar los ajustes
consecuentes de sus precios de venta. Por consiguiente, habrá información
sobre el resultado del ejercicio que permita determinar un margen de ganancia o
de perdida y de que magnitud, tanto absoluta como relativa y sobre esa base
hacer proyecciones futuras.
Diferente será
el caso en lo que se refiera a sacar conclusiones de los montos de los
activos, de lo que posee, y de los pasivos, las obligaciones de la empresa,
toda vez que los números correspondientes arrojarán magnitudes de valores totales
irreales. Por consiguiente, la utilidad de esas informaciones no rebasará
durante mucho tiempo el alcance de sus variaciones porcentuales de periodo en
periodo, positivas o negativas, y las proporciones de los diferentes grupos
significativos de cuentas dentro del balance de situación de cada empresa,
tales como la relación entre sus activos líquidos y sus compromisos de pago de
deudas. El valor que arroje el balance de situación de los activos fijos,
construcciones, maquinaria y equipos, no tendrá por mucho tiempo ningún
sentido real.
Modificaciones
en los precios conllevará modificaciones de los salarios
Para quienes
reciben sus ingresos bajo la forma de salario, el irreversible aumento de los
precios de lo que compra para vivir en los nuevos CUP reducirá su poder de
compra y como en Cuba no se conciben “tratamientos de shock” para
resolver desproporciones económicas, el aumento de los precios expresados en
CUP deberá ser continua y diariamente monitoreado por el Gobierno a los
efectos de ir reajustando obligatoriamente esos salarios en las
proporciones compensatorias mientras duren las consecuencias de ese proceso de
eliminación de la dualidad monetaria y de determinación de un nuevo tipo de
cambio del CUP con las divisas extranjeras. El proceso llevara un tiempo de
duración difícil de predecir a priori, aparentemente inflacionario pero
realmente de reajuste de las magnitudes de los valores vigentes en Cuba
expresados en la nuevamente definida unidad monetaria.
¡Pobres CUP y
CUC a quienes se les echa la culpa de las confusiones existentes y de tener que
ir a la CADECA para cambiar una en otra moneda! Quien iba a pensar que el
problema era un ajuste de cuentas con el pasado.
Charles Romeo
La Habana, 24
de abril del 2018
Notas sobre el
autor.
Charles Romeo,
economista franco-chileno, se incorporó a la Revolución Cubana en marzo de 1959
cuando trabajaba en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
Tiene una amplia y diversa trayectoria que incluye la docencia en varias
universidades y su desempeño como funcionario de organismos estatales de Cuba:
INRA, Ministerio de Industria, la Comisión de Colaboración Científica y
Económica, y el Ministerio de la Agricultura. Fue colaborador de Ernesto Che
Guevara y de Carlos Rafael Rodríguez. Posee una vasta experiencia empresarial,
siendo fundador de las corporaciones CIMEX y HAVANATUR, gerente de varias
compañías propias, administrador de una sociedad hotelera, gerente de una
sociedad mixta en Cuba, y consultor de empresas extranjeras. Es el autor de
libros y artículos sobre temas de economía política, comercio exterior,
desarrollo, teoría socialista, educación y testimonio.