"La edificación de la nueva sociedad en el orden económico es también un trayecto hacia lo ignoto". RCR
Fidel
martes, 4 de abril de 2023
Inflación en Cuba: un acercamiento a sus causas.
¿ Por qué hay déficit de moneda nacional ( CUP) en los bancos de Cuba ?
Empresa en el sector agrícola internacional. Subsidios y financiamiento
La
agricultura sigue siendo una vital actividad productiva, de la cual depende la fundamentalmente
la producción de alimentos necesarios para la supervivencia humana, por lo cual
se siguen desarrollando una gran cantidad de estudios e investigaciones con el
fin de introducir nuevas tecnologías que permitan mayor productividad, así como
a la vez hagan menos trabajoso la actividad productiva para el ser humano.
La
agroindustria es una actividad compleja, en la que participan numerosas
empresas que cumplen diversos objetivos (cultivo, procesamiento, distribución y
comercialización), por lo cual la propiedad de la tierra es fundamental. Por
ello, se han desarrollado las cadenas agroindustriales con la finalidad de
poder satisfacer las crecientes necesidades de alimentos en el mundo. Una de
las vías para lograrlo se centra en el concepto de economía circular,
transitando una transición hacia el uso de las fuentes de energía renovables,
de manera que se pueda alcanzar un desarrollo sostenible.
La agricultura es considerada uno de los sectores más
vulnerables y débiles en la mayoría de las economías, razón por la cual su
financiamiento se convierte en una necesidad imperante. Se ha considerado que
los créditos (financiamiento) constituye la base de crecimiento de cualquier
industria, que junto a los subsidios son imprescindibles para la industria agrícola,
si se quiere lograr la suficiencia alimentaria.
El crédito agropecuario, a su vez, y en compañía de otros
elementos políticos y económicos, puede ser una herramienta útil para impulsar
la innovación, mejorar la asignación de recursos y, adecuadamente orientado,
puede contribuir a reducir las brechas entre empresas, generando un ciclo de
prosperidad económica al mejorar la productividad del sector.
Aun cuando en Cuba se encuentra legislado los créditos, no
se ha producido un crecimiento en la demanda de estos por los productores
agrícolas (principalmente los no estatales). Se considera que en ello incide es
que los productores carecen de un canal eficaz de compras dentro del país, que
permita el acceso directo e inmediato a equipos, herramientas, maquinarias,
medios de transporte, combustibles, agroquímicos y otros insumos necesarios,
debido a que el país no dispone de estos para su venta.
A ellos se suma que la inversión extranjera no ha favorecido particularmente a la agricultura, lo que unido a deficiencias en la distribución de algunos financiamientos provenientes del MINAGRI y Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, estos o no llegan al productor o no lo hacen en tiempo por diversos motivos (no existencia de proyectos, demoras y trabas burocráticas). Habría que adicionar que los productores agrícolas, estatales o privados, no tienen acceso directo ni a recursos financieros en moneda extranjera ni a mercados externos para satisfacer esas necesidades.
Introducción
La agricultura es la principal actividad productiva del ser
humano, pues, es el mayor sustento de alimentación del ser humano. Alrededor de
ella existen muchos estudios acerca de nuevas formas de cultivar la tierra y de
tecnologías innovadoras, para hacer el proceso de producción menos trabajoso
para el ser humano.
Debido a esto existen numerosas empresas en el sector
agrícola, pues, son necesarias para la producción de alimento. Las empresas
tienen distintos objetivos dentro de la gran faena que es la agricultura,
algunas se encargan de cultivar y cosechar los productos agrícolas, mientras
otras de distribuirlos y comercializarlos.
Aquí se puede observar la entrada del mercado y la cadena
de valor, ya que en la cadena de valor es cuando el producto agrícola toma su
valor, pues como bien dice su nombre es como la cadena de producción donde el
producto va tomando su valor cada vez que pasa por un proceso. A la vez cuando
se inserta al mercado, su precio y valor pueden aumentar debido a su demanda o
escasez o también pueden disminuir debido a la abundancia de este.
Las empresas agrícolas necesitan de la tenencia de la propiedad de la tierra, lo cual es necesario si quieren cultivar los productos que creen más necesarios; a la vez, estos productos necesitan de subsidios por parte del Estado u otras empresas, organizaciones e instituciones. Generalmente, los que mayormente suelen precisar de estos subsidios son los pequeños productores, que muchas veces no pueden avanzar debido a la competencia que le hacen las grandes empresas.
Desarrollo
Financiamiento y
subsidios en la agricultura.
A lo largo de la historia de la humanidad, el trabajo con
la tierra se ha ido transformando para poder satisfacer las necesidades de la
sociedad (Revolución Agrícola, 2012), lo que ha causado dificultades en el
desarrollo de las actividades agropecuarias. Es en este punto donde las
organizaciones internacionales como la FAO, PNUD, PMA, BID, BCIE y los
dirigentes de los países han intervenido en la agricultura ya que esta es para
países en vías de desarrollo como la base de su economía e importante
contribuyente del Producto Interno bruto
La agricultura es una actividad imprescindible en todo el
mundo, especialmente en los países subdesarrollados, pues en ellos no solo
desempeñan un papel clave en el logro de los objetivos de desarrollo y de
reducción de la pobreza, sino también en la supervivencia de la mayoría de sus
habitantes
Sandoval Bances (2020), citando a Victorero (2014), quién
enriquece lo planteado por Olivares (2004) y por Contreras y Saavedra (2001),
argumentando que la agricultura requiere de productos financieros adecuados a
la realidad del sector y que los agricultores requieren de financiamiento en
todo el proceso productivo, empezando por la adquisición de semillas de mejor
calidad que generen altos rendimientos, asimismo necesitan recursos para
implementar las técnicas de producción a través del uso de herramientas como
maquinarias e infraestructura de regadío y materiales de insumo como son los
fertilizantes, pesticidas, fungicidas, con la finalidad de obtener mejores
rendimientos de las cosechas. Sin embargo, el sector presenta unos de los
obstáculos más críticos que impiden el desarrollo de dicha actividad siendo
este el limitado acceso al financiamiento formal, esencialmente para los
pequeños agricultores.
Para Contreras y Saavedra (2001), en general la
problemática agrícola, está íntimamente relacionada con el desarrollo de la
economía de cada país. La agricultura es considerada uno de los sectores más
vulnerables y débiles en la mayoría de las economías, lo que requiere de
políticas y medidas inmediatas para ser atendido en diferentes niveles y
realidades a través de un trabajo colectivo por los sectores público como
privado. El financiamiento de la producción agrícola es una de las tareas
críticas, que debe formar parte de toda política agraria que se plantee lograr
el bienestar de la población rural, con verdadera dignidad, en el que los
ciudadanos estén completamente dotados de un sentido de responsabilidad, de un
nivel de vida óptimo y de una capacidad plena para cooperar activamente en el
desarrollo económico y social del país. Si en realidad se aspira a lograrlo, la
concesión de los créditos debe ser en la cuantía necesaria, en el momento
oportuno y adaptado a las numerosas necesidades y características de los
productores
Díaz Hurtado y colaboradores (2021), refiriendo otros
autores señala que, al examinar los factores de crecimiento de las economías
latinoamericanas, se observa que el impulso de la ruralidad a través de la
producción agropecuaria aparece como una condición necesaria. Esto es esencial,
no sólo por sus efectos directos en el abastecimiento de alimentos o la
generación de empleo, sino también por su contribución al crecimiento
económico, su papel en la disminución de la pobreza, la desigualdad (IFAD,
2011), y la sostenibilidad ambiental (Grisales, 2016). No obstante, un dato no
menor aparece como contraste: en las últimas décadas, la participación del
sector agropecuario en el total de las economías ha manifestado una tendencia
decreciente en el mundo. En los años setenta, la participación de este sector
en el PIB era significativa en países como Colombia (30%), Brasil (20%) y Perú
(19%). Pero ya en 2009, su relevancia se redujo representando no más del 10%
del valor de la producción promedio de las economías latinoamericanas
(Fernández et al., 2011).
Dicho escenario pudo ser pavimentado por las políticas de
liberalización aplicadas desde principios de los años 90, las cuales
favorecieron principalmente una limitada cantidad de grandes empresas que se
iban organizando en cadenas de valor, dejando por fuera a un considerable
número de pequeños y medianos productores, derivando así, en el
desaprovechamiento de las ventajas comparativas que impulsarían la
participación de este sector en la producción nacional y, consecuentemente, en
profundas consecuencias socioeconómicas para la población rural (FAO,2013)
En México las empresas agropecuarias satisfacen de recursos
naturales alimenticios al país, de acuerdo a Guajardo (2012), el valor que
tienen los alimentos para cualquier nación es vital, pues de eso depende
fundamentalmente la existencia de la población y por consecuencia, cualquier
pueblo en el mundo se interesa por la autonomía y autosuficiencia alimentaria.
Asimismo, las empresas agropecuarias representan las unidades económicas que
explotan los recursos naturales con los que cuenta el país y, por lo tanto,
éstas representan la economía interna del país, la abundancia y escasez del
mismo. Por otro lado, es trascendental reconocer que existe un gran porcentaje
de la población que vive de la producción agraria y contribuye de una manera
muy importante en el Producto Interno Bruto (PIB) del país
En el sector agropecuario, donde los ciclos productivos son
generalmente más largos que el de otros sectores económicos (con temporadas de
cultivos de hasta un año, en frutas, por ejemplo), la falta de liquidez es de
vital importancia. Cuando no existe la suficiente liquidez para comprar insumos
o contratar mano de obra, se podría comprometer las ganancias del siguiente
período productivo. Se trata de un fenómeno que viene a sumarse a los riesgos
climatológicos habituales que enfrenta este sector, los típicos altos costos de
transacción (localización geográfica apartada de las zonas productivas) y a que
las transacciones se realizan generalmente en ambientes informales, todo lo
cual dificulta su acceso a la banca tradicional
Las características generales de las microempresas
agropecuarias son el contar con un número reducido de trabajadores (de 1 a 10)
y tener unos ingresos menores a 2 millones de pesos, esto permea las
controversias que enfrentan, dando como resultado el no tener recursos
financieros suficientes para enfrentar los problemas que padecen, como son los
altos costos de insumos y servicios, falta de capacitación y asistencia
técnica, infraestructura insuficiente para la producción, dificultades en la
comercialización, dificultades en transporte y almacenamiento, falta de
organización para la producción, falta de acceso al crédito, falta de
información de los precios de los productos y desconocimiento de la administración
de la actividad
Olloqui y Fernández Diez (2017), al citar a otros autores,
refiere que en particular, el acceso a crédito es el determinante clave en las
decisiones de inversión en activos productivos por parte de las unidades
productivas rurales (UPR) y en la cantidad de inversiones que se realizan, por
lo que si se eliminaran las restricciones al acceso al crédito se incrementaría
el número de productores que harían inversiones, lo cual dependiendo de la
magnitud de estas contribuirían a incrementar la inversión y el crecimiento en
el sector primario con mayores beneficios de la tecnología utilizada y cerrar
las brechas entre productores. Un estudio en México encuentra amplias
diferencias en la inversión en activos físicos entre productores y
emprendimientos agrícolas sujetos a racionamiento crediticio y aquellos con
acceso a crédito formal
Es importante considerar que el crédito (financiamiento) es
la base de crecimiento de cualquier industria, siendo imprescindible para el
sector agrícola, donde se aplican una gran variedad de estos (financiamiento
comercial y financiero; tarjetas de créditos rurales; prestamos corrientes). En
algunos países, como Argentina, se han desarrollado Sociedades de Garantías
Recíproca, que son sociedades comerciales cuyo objeto es facilitar el acceso al
crédito a los productores a través de avales, lo cual permite acceder a mejores
financiaciones en cuanto a plazo, tasa, y condiciones del crédito financiero y
comercial
Otra forma utilizada han sido los apoyos o el
financiamiento que pueden recibir los productores de parte de las empresas
agroindustriales que compran sus cosechas, son créditos para la producción
agrícola durante la siembra, insumos agrícolas (semillas y fertilizantes),
asesoría técnica durante el proceso productivo y capacitación sobre
instrumentación de normas de calidad e inocuidad que les permita adquirir
certificaciones (Cih, Moreno y Sandoval 2016). Una vez que los productores se
ajustan a los requerimientos establecidos al inicio del ciclo productivo por
parte de los compradores, estos tienen la obligación de adquirir la cosecha del
productor. En esta forma de relaciones contractuales, los productores ponen a
disposición sus parcelas y su trabajo, mientras las empresas agroindustriales
suelen complementar con insumos que permiten el desarrollo de un tipo de cultivo
De acuerdo con lo anterior, se puede afirmar que la
agricultura por contrato constituye un mecanismo que es empleado para regular
el flujo de mercancías agrícolas; el tipo, la cantidad y calidad de los
insumos; los recursos naturales que se utilizan para la producción de
alimentos, y las pautas de conducta que deben seguir los agentes involucrados,
es decir, el papel que cada uno desempeñará al celebrar los acuerdos que
establecen bajo el esquema de agricultura contractual; todo lo anterior con la
finalidad de garantizar el abasto de alimentos y satisfacer determinados
estándares de calidad establecidos en el mercado
Por ello la FAO y CEPAL (2020c) recomiendan otorgar, además
del apoyo financiero (créditos y subsidios productivos), una asistencia técnica
para los pequeños agricultores. Sugieren la utilización de la iniciativa
blockchain con la finalidad de empoderar a los agricultores pequeños y así
ayudarles a acceder a los créditos bancarios, con lo cual crea un historial de
transacciones y así definir mejor el perfil financiero del productor. Con ello
mejora el historial del productor, registrando las ventas realizadas, los
insumos comprados y los años de cada negocio, facilitan el trabajo bancario
para poder evaluar el riesgo de las microempresas, sobre todo si estas son
informales o se ubican en zonas alejadas de los centros urbanos
Existen un grupo de medidas que se pueden realizar para
poder para asegurar el financiamiento a las empresas del sector agrícola
- Postergar
el pago de impuestos.
- Ofrecer
créditos con garantías estatales.
- Prorrogar
créditos bancarios en condiciones preferenciales.
- Ofrecer
periodos de gracia para nuevos créditos.
- Establecer
cuotas flexibles para créditos actuales.
- Establecer
líneas especiales de financiamiento para que los bancos aumenten sus
colocaciones.
- Desarrollar
productos financieros adaptados a la realidad productiva de los agricultores,
con una estructura de pagos según ciclos productivos, una oferta de
financiamiento focalizado y pre evaluado por rubro o territorio y la
implementación de financiamiento público-privado para agricultores encadenados
con la agroindustria, entre otras medidas.
Se comprende que todas estas problemáticas requieren de
personal capacitado en el ámbito administrativo para su solución, así como
conocer a profundidad del entorno en que se desempeña la empresa y
conocimientos financieros para poder administrar los recursos de la empresa de
forma óptima. Cobra gran importancia el uso de toda la información para
analizar e interpretar la situación de la empresa y del entorno en que la misma
se desarrolla.
El proceso de globalización de la economía impone a cada
país la necesidad de la especialización en aquellas producciones que le
permitan una inserción estable al comercio mundial y así tener una mejor
posición competitiva especialmente en el ámbito agrícola, pero esto no se ha
venido dando ya que para países menos desarrollados como el nuestro competir
con las grandes potencias es difícil, hablando del sector agrícola estos países
brindan subsidios agrícolas tan altos que nos vemos afectados de manera directa
con los resultados, nuestros costos de producción son mucho más altos, su
productividad y utilidad son mayores, dejando al pequeño campesino con las
manos atadas sin poder competir, originándose la inevitable migración del campo
a la ciudad, pérdida de competitividad en los mercados locales e
internacionales, por ende el aumento de agricultores endeudados que tienen que
migrar hacia zonas urbanas sin poder siempre poder encontrar empleos en éstas
La agricultura, en la actualidad, ha llegado a tener
importancia en diferentes aspectos, como en la economía, el medio ambiente y la
sociedad. Como menciona Luis Arauz (2011) “el equilibrio entre los aspectos
económicos, sociales y ambientales es necesario para la sostenibilidad de la
agricultura. Las actividades agrícolas que no sean rentables económicamente
tenderán a desaparecer, especialmente en el ambiente comercial imperante”. Lo
anterior, significa que, si las actividades agrícolas carecen de un impacto
social, no tiene sentido seguir apoyándola; asimismo, suspender aquellas
actividades que tengan un impacto negativo relacionado con el medioambiente en
su dimensión suelo, agua y biodiversidad
En lo que respecta a la economía, la agricultura no solo
cumple una función de seguridad alimentaria, sino que todas las naciones la visualizan
como un activo estratégico para lograr un desarrollo económico y social. En los
países mayormente desarrollados, el respaldo que obtiene la agricultura es
enorme, ya que se reciben subsidios y ayudas externas
Tipan Vinocunga (2022), citando otros autores (Carrasco
2208; Anderson y Valenzuela 2010), señala que ha sido reconocido ampliamente
que en América Latina que el sector de la agricultura tiene muchos problemas
debido a los bajos niveles de financiamiento, escasa investigación, un débil
desarrollo tecnológico, que acompañado de una frágil institucionalidad, son las
razones que hacen a este sector más sensible por diversas razones, a pesar de
contar con casi el doble de tierras agrícolas per cápita del mundo, aunque las
tierras se encuentren mayoritariamente en manos de los medianos y grandes
predios
La eliminación de restricciones de acceso al crédito
incrementaría el número de productores rurales que hacen inversiones, así como
la magnitud de las inversiones que se efectúen, conllevando la ruptura del
ciclo de baja inversión, baja productividad y bajo crecimiento en el sector
primario, ayudando también a la distribución de los beneficios derivados de la
tecnología, lo cual contribuye a cerrar las brechas de productividad entre los
productores
Cabe señalar que si bien pueden existir programas
gubernamentales que apoyan a los productores en la inversión en capital y
adopción de tecnologías a través de apoyos directos, la eficiencia del crédito
como instrumento de política pública deriva de la vinculación que introduce
entre las decisiones de inversión y el costo de oportunidad de los recursos,
estimulando inversiones que son rentables en términos económicos (BID, 2016).
Además de la eficiencia técnica, la productividad también se ve afectada por la
falta de apoyo a la generación y adopción de innovaciones y cambio tecnológico
que permiten ampliar la frontera de posibilidades de la producción
El subsidio ha constituido una herramienta macroeconómica
que busca normalizar y potencializar las condiciones de oferta o demanda de un
bien o servicio. La agricultura además de estar influenciada por los factores
económicos en los que se desarrolla, se puede ver afectada por las condiciones
climáticas, enfermedades y plagas que pueden afectar los cultivos, por lo cual
la implementación de subsidios permite paliar los efectos sobre este sector
Los subsidios son transferencias monetarias que el estado
otorga a las empresas, lo cual puede realizarse mediante la reducción de
impuestos o a través de pagos directos. Se considera que el subsidio logra
incrementar la producción y recios de mercado
La política pública de subsidios y financiamientos a la
agricultura tiene una explicación económica; primero, porque se busca que la
agricultura cumpla con su papel de proveedora de alimentos y materias primas a
bajo costo; segundo, porque obliga a los países a fortalecer sus procesos de
autosuficiencia alimentaria
A nivel mundial se ha observado que las tendencias globales
de los subsidios a la agricultura han creado desigualdades en las condiciones
de competitividad en los mercados mundiales. Para algunos los precios de los
productos no se fijan necesariamente por la oferta y demanda, sino que sobre
ello incide el efecto dumping, provocado por las grandes potencias económicas
que proporcionan sustanciales subvenciones a sus productores, por lo que se
incrementa la producción en el mercado internacional, presionando a la baja de
precios, quedando en desventaja la producción de los países más pobres, por lo
que se opta por la importación en lugar de su producción
En la Unión Europea los subsidios asignados al sector
agropecuario ascienden a unos 60 mil millones de euros al año, a lo que se
añade una protección mediante aranceles, protegiendo sus productos de la
competencia externa. No obstante, a eso, Europa realiza un libre comercio con
economías más débiles y pobres del continente africano, pero al exportar
productos agrícolas a África, lo cual conlleva desventajas para los pequeños productores
de esta región
Otro aspecto que debe tenerse en cuenta si se quiere
mantener una cadena de suministros más completa que repercuta favorablemente en
las familias productoras, debe conocerse en primer lugar cual es la estructura
de capital de cada empresa, considerando su nivel de deuda, su nivel de
tecnificación en maquinarias y equipos, los activos con que se cuentan, las
utilidades de los últimos años, la evolución de ventas, las estructuras de
costos y el ingreso promedio. Es con este conocimiento que estarán en
condiciones para poder recibir beneficios para la adquisición de maquinaria y
equipos que permitan incentivar la actividad emprendedora en el agro. Esto
permitirá una evaluación con el fin de conocer cuál será el mejor modelo de
financiación que satisfaga las necesidades financieras de las empresas
agropecuarias a lo largo de su ciclo de vida, con la finalidad de implementar
acciones que favorezcan su crecimiento y evolución
Los actuales modelos de financiación como tasas de interés
subsidiadas y cancelación de deuda, son alicientes en el corto plazo, sin
embargo, se busca que el sector agrícola vuelva a ser un motor de crecimiento y
desarrollo para lo cual necesita de una intervención estatal de manera más
activa
Es importante entender la estructura de capital de las
empresas agropecuarias porque las razones financieras nos dan un panorama de la
salud de la firma, sus fortalezas y debilidades, conociendo las debilidades en
términos financieros de las empresas según su tamaño, es factible mejorar su
competitividad a través de un saneamiento financiero y de una educación
administrativa eficiente que se traduzca en productividad y crecimiento
Se ha considerado que uno de las limitantes para que el
sector agrario pueda insertarse en el mercado internacional ha sido la falta de
asociatividad entre los pequeños y medianos productores, la que otros
consideran “asociatividad con enfoque de negocios” de los trabajadores a
pequeña y mediana escala, como un mecanismo para crear economías de escala,
incrementando la producción y productividad de los suelos, favoreciendo una
mejor y mayor disponibilidad de provisiones y materias primas agrícolas de
mejor calidad, promoviendo créditos competitivos de los mercados financieros
Algunos países, como Ecuador han implementado estrategias
que permitan el fortalecimiento organizativo, liderazgo y desarrollo de las
capacidades comerciales a través de líneas de crédito, subsidios y acceso a los
mercados entre otros. Se ha señalado que en este país un importante número de
pequeños (40 %) y medianos productores (34 %) no hacen uso de fertilizantes
para su producción, para lo cual el estado realizó una intervención mediante un
subsidio que se le entrega directamente al productor a través de alternativas
integrales agronómicas que permitan controlar malezas, enfermedades y plagas,
mediante la distribución de paquetes o kits subsidiados
En Ecuador se ha analizado las oportunidades de
financiamiento relacionadas al sector productivo agrícola, estas se encuentran
en crecimiento e inclusive el ministro de agricultura y ganadería mencionó la
existencia de un plan en el cual se ofrecería créditos de 100 millones de
dólares mensuales a los productores agrícolas (Gómez Landires, 2018), lo cual
puede ser de vital importancia para sectores como el arrocero que requiere de
tecnificación para obtener una mayor producción y rentabilidad
En Ecuador en el 2018 unos 281772 agricultores han tenido
acceso al seguro agrícola, con una superficie asegurada de 1029000 hectáreas
(ha), brindando cobertura a los micro y pequeños productores contra las
adversidades (eventos climáticos y otros). En 2019 se le asignan funciones al
Ministerio de Agricultura y Ganadería, dentro de las que se destaca la
implementación de mecanismos para la mitigación, donde se incluyen subsidios
adecuados y convenientes, priorizando a los microempresarios, microempresa o
micro, pequeños y medianos productores
En Colombia, el crédito agropecuario no ha sido ajeno a
tales dinámicas: ha influido en la atenuación de esta realidad, y a la vez, se
ha visto afectado por las constantes reformas. Si bien, la participación del
Estado continúa como una constante, el proceso de desarrollo de la
institucionalidad crediticia ha obedecido al espíritu de la productividad y
competitividad, dejando a un lado muchos de los criterios en el largo plazo. Se
trata, en suma, de procesos que históricamente se han influido mutuamente de
múltiples maneras, y son tanto causas como consecuencias de los cambios
estructurales y rurales en América Latina (IFAD, 2016). Dichos cambios revelan
una sensación de malestar por las condiciones de las actividades agropecuarias,
las cuales se manifiestan principalmente en la poca tecnificación de la
agricultura que genera una subutilización de la tierra con potencial agrícola,
y en los altos niveles de pobreza y desigualdad social; a pesar de los avances
en la reducción de éstas últimas, la región continúa teniendo la distribución
de los ingresos más regresiva de todo el planeta
Pero el crédito agropecuario, a su vez, y en compañía de
otros elementos políticos y económicos, puede ser una herramienta útil para
impulsar la innovación, mejorar la asignación de recursos y, adecuadamente
orientado, puede contribuir a reducir las brechas entre empresas, generando un
ciclo de prosperidad económica (Abedullah et al., 2009; De la Vega et al.,
2014; Echavarría et al., 2018). ¿Cómo se ha visto afectado y cómo ha
intervenido el sistema de crédito agropecuario colombiano? Una síntesis la
brindan Estrada y Sandoval (2014) en su análisis al crédito cafetero. Estos
autores afirman que el crédito se entiende como un instrumento útil para
dinamizar actividades rentables, pero no resuelve problemas económicos de
carácter estructural o suplen una política social. De uno y otro lado aparecen
argumentos que difuminan cualquier intento de balance general. Es por esto que
el presente trabajo se ha propuesto analizar las dinámicas que configuraron la
situación actual del crédito agropecuario
Históricamente la evolución de los créditos otorgados por
el fondo para el financiamiento agropecuario (FINAGRO) y el Banco Agrario en
Colombia iban en aumento desde el año 2000, está marcada tendencia se vio
levemente afectada en el año 2007-2008 como consecuencia de los efectos de la
crisis financiera, donde se previó para los próximos años tasas bajas en
asignación de cupos para fortalecer el aparato agropecuario del país
- Capital de
trabajo comprende: producción, semillas, material vegetal, sostenimiento,
comercialización y apoyo técnico;
- Inversión:
siembra y renovación, compra de animales, maquinaria y equipo, infraestructura,
adecuación de tierras, comercialización y apoyo técnico;
- Consolidación
de pasivos: bonos en prenda. (SAC, 2014)
Más recientemente en Colombia, el Gobierno de Iván Duque,
con el objetivo de apoyar a los pequeños y medianos productores y proveerles
liquidez para que sigan produciendo durante este 2022, anunció la puesta en
marcha del programa de crédito con tasa de interés subsidiada para el presente
año, donde el gobierno paga hasta el 80 % de los intereses, para lo cual el
Ministerio de Agricultura asignó $114.500 millones de pesos, con los cuales se
subsidiará las tasas de interés. La meta
es fomentar créditos en el campo por 1,26 billones
Los subsidios directos a la producción a través de
transferencias monetarias a las empresas, realizadas a través de la reducción
de impuestos o por pagos directos, lo cual incrementa la producción y reduce
los precios del mercado. En el caso de la agricultura tiene una explicación
económica, para que esta cumpla con su papel de proveedora de alimentos y
materias primas a bajo costo, obligando a los países a fortalecer sus procesos
de autosuficiencia alimentaria.
Sin lugar a equivocaciones, las políticas de los subsidios
es una herramienta que tienen los gobiernos para impulsar el sector, el cual es
tan importante para la subsistencia de las personas. En forma general, los
subsidios manejados de manera adecuada pueden mejorar la productividad del
sector y, por lo tanto, aportar al bienestar de las familias.
Según pronósticos de CEPAL-FAO, las perspectivas de la
agricultura y del desarrollo rural para América Latina y el Caribe en 2019-2020
tiene un complicado panorama, debido a que por la fragilidad económica de las
empresas campesinas y otros tipos de pymes rurales no podrían avanzar en base a
los recursos obtenidos con las ganancias anteriores. Por ello para poder
alcanzar un nivel adecuado de inversión sería indispensable contar con recursos
externos en las comunidades, sean esta mediante subsidios, créditos blandos,
donaciones u otras formas de financiamiento, que para tener impacto deberán
contar con sistemas de asesoría técnica, entre otros programas complementarios,
lo cual requeriría movilizar un importante volumen de recursos
Aun cuando América Latina y el Caribe es una de las
regiones del mundo más endeudadas y con mayor servicio de la deuda externa (59
% del valor de las exportaciones de bienes y servicios), lo cual ha complicado
el mantenimiento de los niveles de transferencia y subsidios que prevalecieron
en la región en el 2020. De la política monetaria y fiscal, como consecuencia
de esto no ha estado ajeno el sector agropecuario, donde hay evidencias de una
flexibilización monetaria y algunos subsidios han sido destinados a este
importante sector. Se reconoce que en 2020 se han ablandado las condiciones
para otorgar créditos a los productores agrícolas en varios países, con una
reducción en los intereses, otorgando garantías y dando otras facilidades de
reprogramación financiera (CEPAL y FAO 2020), con evidencias de un incremento
de los presupuestos a los ministerios de agricultura en algunos países, aunque
otros como México y Brasil sufrieron recortes importantes (27 % y 21 %
respectivamente)
Un estudio realizado en 2017 analiza las características,
obligaciones fiscales, problemas y retos comunes de las empresas agropecuarias
de México, con el fin de identificar las herramientas de la Administración
Financiera que le sean útiles para mejorar su situación financiera. Mediante
esta investigación se reconoce que el 81.48% de las empresas agropecuarias en
México corresponden a microempresarios, lo cual determina su situación
financiera
Otro aspecto relevante en la región latinoamericana es la
falta de acceso al financiamiento por parte de los pequeños productores. Esto
se debe a que, en numerosas ocasiones, las políticas de crédito dirigido no han
cumplido con su objetivo de favorecer el desarrollo de los campesinos rurales,
ya que en muchos casos los préstamos se han destinado a favorecer a los
sectores más modernos de la agricultura comercial. Asimismo, la asignación de
los recursos no se había sustentado en una correcta evaluación de los
proyectos, pues en muchos casos se registraron interferencias de carácter
político al momento de tomar las decisiones
A todo esto, se sumaron los desajustes entre las
condiciones crediticias de carácter preferencial y el costo real del crédito,
lo que determinó resultados desfavorables en la solvencia financiera de esas
instituciones, que pasaron a depender altamente de los fondos públicos.
Asimismo, la inexistente o deficiente calidad de la infraestructura y servicios
públicos en el sector rural, la pobreza de los recursos humanos, debido a la
carencia de una educación de calidad, los problemas de dispersión geográfica y
atomización de las propiedades agrícolas en pequeñas extensiones, la
indefinición de los derechos de pertenencia por la falta de títulos de
propiedad, la convivencia de una diversidad de unidades de producción con
diferente nivel de tecnología y de ingresos, y los insuficientes sistemas de
seguros y garantías contribuyeron a la reducción del crédito agrícola en la
región
En estas condiciones, las instituciones financieras, en
particular los bancos de desarrollo, los que se acercan más al pequeño
productor, tienen que reunir toda su experiencia a fin de afrontar los
problemas y desafíos de este sector, tanto en su dimensión económica como en la
social y movilizar mayores recursos financieros para evitar perjuicios a las
unidades productivas y a la población rural
En Cuba existen tres formas de cooperativas: primeramente
las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) integradas por pequeños
agricultores, donde el cooperativista transmite la propiedad de la tierra o
demás bienes agropecuarios aportados a favor de la cooperativa, perdiendo así
su condición de propietario; las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) se
integran por pequeños agricultores y mantienen la propiedad o el usufructo de
la tierra o bienes que aporte, por lo que resulta más ventajosos para el
cooperativista, mientras que la UBPC constituida por personas naturales que no
requieren ser pequeños agricultores no podría aportar nunca la tierra pues la
tiene en concepto de usufructo, no en propiedad, pudiendo aportar solamente
bienes muebles, así como su trabajo
En estas existe entonces una distinción entre lo que
resulta propiedad del cooperativista y la propiedad de la cooperativa; por otro
lado, en la UBPC el asociado no podría aportar nunca la tierra pues la tiene en
concepto de usufructo, no en propiedad, pudiendo aportar solamente bienes
muebles, así como su trabajo. A pesar de estas diferencias entre ellas, se les
reconoce en la ley a todas por igual, la oportunidad de solicitar créditos para
el desarrollo de su actividad productiva, estableciéndose los requisitos para
el otorgamiento y destino del crédito y el proceso para su solicitud
Existen en Cuba bancos especializados en créditos y demás
servicios bancarios al sector agrícola, tanto a cooperativas como a
agricultores pequeños. El Banco de Crédito y Comercio (BANDEC), generalmente es
el encargado de realizar estas funciones, aunque similar función la lleva a
cabo el Banco Popular de Ahorro (BPA), con la particularidad que los servicios
de este último van dirigidos fundamentalmente a personas naturales
El Decreto Ley No. 289 de 2011, regula lo concerniente a
los créditos y otros servicios que ofrece el banco a las personas naturales,
entre las que se hallan los agricultores pequeños, donde se establece además
que las CCS pueden constituir fondos de garantía en las instituciones
financieras, en beneficio de los socios que soliciten el crédito
Requisitos para el otorgamiento de créditos al sector
agropecuario
Los bancos en Cuba establecen varios requisitos que debe
reunir el cliente para solicitar financiamiento. De ellos derivan, de forma
general, los siguientes:
— estar constituido o inscripto en los registros
establecidos de acuerdo con su forma de propiedad;
— presentar el certificado de tenencia legal de la tierra,
para los que realizan actividades agropecuarias;
— operar cuentas bancarias en la Sucursal donde se solicita
el financiamiento, que en el caso de los agricultores (propietarios y
usufructuarios) siempre que estén vinculados a una UBPC, CPA, Granjas y
Empresas Estatales mediante las cuales podrán adquirir insumos agropecuarios,
recibir servicios y comercializar sus producciones obligatoriamente deberán
operar cuentas corrientes donde se acreditarán los ingresos por la venta de sus
producciones a los que soliciten crédito bancario con una parte en efectivo
cuando el monto supere los 50 000 pesos y hasta 200 000 pesos para los
productores tabacaleros. En el caso de los porcicultores se obligarán a operar
cuentas corrientes cuando los ingresos superen los 70 000.00 pesos, aunque no
requieran préstamos en efectivo;
— los productores que estén asociados a una CCS deberán
aportar la información contable y estadísticas confiables, que el Banco le
solicite para la evaluación del nivel de riesgo de sus financiamientos;
— permitir al Banco realizar las comprobaciones físicas a
sus activos fijos y circulantes y revisar documentos relacionados con la
utilización de los financiamientos y el estado de sus garantías. En los
créditos de inversión, presentar la requerida documentación que posibilite la evaluación
del proyecto a financiar.
Destino de los créditos otorgados
Los créditos pueden otorgarse para la producción o capital
de trabajo y para inversiones. Los primeros están considerados como préstamos a
corto plazo, el término máximo para el pago será de 18 meses. Los fines con los
que los créditos para la producción se manejan generalmente son: producción de
cultivos temporales o de ciclo corto, plantaciones permanentes, producción
pecuaria y autoconsumo. Los créditos para inversiones son considerados a
mediano y largo plazo, el término máximo será 3 años o más de 3 años
respectivamente. Estos créditos cubren la compra de maquinarias, tecnologías y
la construcción cuya finalidad sea el aseguramiento del proceso productivo en
el campo. No se financiará la adquisición o construcción de un activo fijo
tangible cuando se determine que no existe capacidad de financiamiento para los
bienes que se pretende adquirir o construir y cuando se excede la capacidad de
financiamiento o ha sido financiado anteriormente.
En Cuba la agricultura es una actividad prioritaria, pero a
pesar de las transformaciones ocurridas en el sector en los últimos años
enfrenta aún múltiples dificultades que entorpecen su avance, entre ellas se encuentran
las relacionadas con el financiamiento.
El financiamiento a la agricultura en Cuba
La agricultura es un sector prioritario para la economía y
la sociedad cubana, por el papel que desempeña en la alimentación, la población
que emplea, por el efecto multiplicador que pudiera generar en otros sectores
de la economía y porque podría contribuir a mejorar la situación financiera del
país, al posibilitar reducir las importaciones de alimentos e incrementar las exportaciones
de estos productos. Sin embargo, en la actualidad no cumple a cabalidad esas
funciones, de ahí que resulta imprescindible incrementar la producción
agrícola. Para ello existen significativas limitantes, relacionadas
principalmente con las características de la esfera y su financiamiento.
Este sector está relativamente atrasado, descapitalizado y
es ineficiente, por lo que tiene bajos niveles de productividad y rendimiento.
En ello inciden varios elementos, tales como factores naturales y climatológicos
(sequías, inundaciones, huracanes); problemas de gestión asociados al mal
funcionamiento del modelo de producción; problemas tecnológicos (obsolescencia
de equipos, maquinarias e industrias); limitaciones y contradicciones de las
transformaciones realizadas en el sector recientemente; insuficiente
capacitación de la fuerza de trabajo (sobre todo de los nuevos usufructuarios);
escaso financiamiento que incide en la disponibilidad de equipos, insumos;
escasas inversiones para modernización y mantenimiento; uso limitado de
tecnología; insuficiente capacidad de procesamiento industrial, falta de
envases y embalajes.
Es indiscutible que el país enfrenta dificultades para
obtener financiamiento externo, además de su alto costo. Las mismas razones que
explican esta situación en la mayoría de los países subdesarrollados están
presentes en Cuba, a lo que se suman los obstáculos derivados de su situación
financiera particular, como son la elevada deuda externa, la baja calificación
crediticia, la debilidad de la economía interna y su alta sensibilidad a los
choques externos, así como la prevalencia del bloqueo de Estados Unidos, que
impide el acceso al mercado financiero estadounidense, obstaculiza el uso del
dólar en las transacciones internacionales, y presiona a las instituciones
financieras de terceros países con los que Cuba tiene relaciones.
Sin embargo, existen recursos internos disponibles, sobre
todo en los últimos años en que se ha incrementado el ahorro del segmento de
los trabajadores por cuenta propia. A pesar de que existen necesidades no
satisfechas no se ha producido un incremento en la demanda de créditos en las
magnitudes esperadas por parte de los productores agrícolas, principalmente no
estatales (cooperativas, pequeños campesinos y usufructuarios), que son los que
administran el 70,6 % del total de la tierra agrícola, generan el 86 % de la
producción agropecuaria no azucarera y el 98 % de la producción de caña de
azúcar (ONEI, 2014).
Financiamiento interno
El sistema financiero cubano es básicamente bancario y
totalmente estatal. Tanto las instituciones como los instrumentos disponibles
para el financiamiento de la agricultura son limitados. De los bancos
comerciales estatales existentes ninguno se especializa en la agricultura, ni
existe un banco de desarrollo rural.
En cuanto las posibilidades reales de financiamiento y
relaciones con el banco, aquellas personas que solicitan las tierras pueden
pedir un crédito de hasta 20.000 pesos para limpiar el área que desea trabajar,
con facilidades de pago. Se controla desde el preciso momento que se hace la
solicitud y los sujetos pasan a ser usufructuarios se le exige el cumplimiento
del contrato si el mismo puede extinguírsele y perder las tierras.
Los principales instrumentos a través de los que se ha
otorgado financiamiento agrícola son el llamado «paquete tecnológico» y los
créditos bancarios. El «paquete tecnológico», principal variante de
financiamiento empleada hasta que comenzaron las transformaciones en el sector,
consiste en la asignación por parte del Estado de recursos e insumos (equipos,
semillas, agroquímicos, combustibles) a empresas, cooperativas y campesinos
individuales, por lo general a precios subsidiados y orientados a las
producciones que más impactan a la economía del país, como el arroz, el frijol,
el maíz, la caña, la leche, la carne, el huevo, la miel, el café y el tabaco.
El crédito bancario, por su parte, ha sido poco relevante.
Hasta el año 2010 su uso se concentró en las empresas estatales y en menor
medida se dirigió a las cooperativas agropecuarias y campesinos privados. A
partir de ese año, como parte de las medidas para estimular la agricultura, el
gobierno extendió la oferta de créditos a los nuevos usufructuarios, mejoró sus
condiciones3 y equiparó sus términos para todos los potenciales prestatarios
(antes las empresas estatales recibían mejores condiciones).
En Cuba la tasa de interés anual en la concesión de
créditos agrícolas oscila entre un 4% y un 6 %. La flexibilidad en los tiempos
de pago y las prórrogas constituyen garantías necesarias para el desempeño de
una labor sujeta a factores naturales que crean cierta incertidumbre en el
proceso de producción agrícola.
Sin embargo, la demanda de tales préstamos por parte del sector
privado no ha tenido el crecimiento esperado y la agricultura aún concentra un
bajo por ciento del total de créditos otorgado por el sistema bancario cubano.
La reducida propensión a la solicitud de créditos bancarios por los productores
agrícolas se debe a varios factores. La razón fundamental es que estos
productores carecen de un canal eficaz de compras dentro del país (mercados
mayoristas u otras alternativas) que permita su acceso directo e inmediato a
los equipos, herramientas, maquinarias, medios de transporte, combustibles,
agroquímicos y otros insumos agrícolas necesarios, en muchos casos porque el
país no dispone de esos medios para vendérselos.
Financiamiento externo
En Cuba resulta muy difícil acceder a información sobre
financiamiento externo, más aún detallada por sectores receptores. No obstante,
de manera general puede decirse que no es predominante en la agricultura y
resulta muy costoso. Además, los procedimientos para que llegue a los agricultores
son engorrosos y las entidades e instrumentos involucrados son limitados.
Como en la mayoría de los países subdesarrollados, en Cuba
los principales fondos externos para la agricultura provienen de fuentes
gubernamentales, organismos y agencias internacionales (bilaterales o
multilaterales). Estos se ofrecen a través de créditos blandos, donaciones y
otras formas de asistencia, a menudo como parte de programas de cooperación
económica.
Las principales instituciones cubanas con facultades para
distribuir los recursos financieros provenientes de estas fuentes son el
Ministerio de la Agricultura y el Ministerio de Comercio Exterior y de
Inversión Extranjera. Estas entidades reciben y evalúan los proyectos
presentados por empresas, cooperativas y autoridades locales cubanas, y deciden
a cuáles proyectos deben ir los recursos disponibles. Sin embargo, en
ocasiones, a pesar de que se dispone del financiamiento, este no llega a los
productores, o no lo hace en tiempo, por varios motivos que van desde la carencia
de propuestas de proyectos, los no debidamente fundamentados, hasta demoras y
trabas burocráticas.
La inversión extranjera, por su parte, no ha favorecido
particularmente a la agricultura, siendo la mayoría de las asociaciones
económicas con capital extranjero para los sectores del turismo, energía y
minas, y la industria (Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera,
2019). Datos de 2014 señalan que solo un 5 % de la inversión extranjera se
dedica al sector alimentos y otro 5 % a agroindustria (turismo y sector
inmobiliario con 52 %, energía y minería el 11 %, y en la industria el 10 %
(Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, 2015).
Según Milián Gómez y Rodríguez Corría (2021), en su
investigación en un municipio de Villa Clara en 2019 del comportamiento de la
contratación bancaria en el sector cooperativo para solicitar créditos, donde
la mayor concurrencia de cooperativas fueron las CCS con 15 solicitudes y solo
2 fueron para CPA done se tramitaron 33 financiamientos a través de préstamo a
agricultores pequeños (15 asociados a CCS).
Del total de 16 CCS que son atendidas en esa sucursal bancaria, solo 6
(37,5 %) obtuvieron créditos, lo cual se considera una baja utilización, aun
cuando la entidad bancaria ha realizado acciones como la invitación a los
presidentes de cooperativas a participar en su junta directiva donde se
discuten los servicios que prestan, o sus directivos asistir a las asambleas de
asociados para explicar las dudas sobre el tema.
Otro elemento importante a tener en cuenta en la generación
de invenciones es el papel que tiene el banco como institución en el proceso de
innovación. Sobre este aspecto se pudo comprobar que el Banco Central de Cuba
(BCC) tiene como política no restringir las solicitudes de créditos bajo el
concepto de generación de invenciones.
No obstante, en una investigación realizada en Mayabeque se
comprueba que la tendencia es que las cooperativas no presentan solicitudes
para estos objetivos, lo cual se pudo corroborar a partir de las entrevistas
realizadas a funcionarios de la institución financiera y la revisión
documental. Esta situación se corresponde con el hecho de que el total de las
invenciones generadas fueron financiadas por las propias organizaciones, lo que
atenta contra la disponibilidad de recursos financieros de la cooperativa.
Habría que adicionar que los productores agrícolas,
estatales o privados, no tienen acceso directo ni a recursos financieros en
moneda extranjera ni a mercados externos para satisfacer esas necesidades.
Otros elementos que inciden en la falta de interés por los préstamos, sobre
todo por parte de los productores privados, son la insuficiente cultura
crediticia, la resistencia a presentar estados financieros a las autoridades
bancarias, los altos precios de la mayoría de los equipos, herramientas e
insumos, que implicarían la necesidad de montos elevados de préstamos, lo que
además de incrementar el costo del financiamiento, requeriría garantías, las
restricciones en el espectro de activos que pueden utilizarse como colateral,
la escasa infraestructura (Triana, 2013), la persistencia de trabas
regulatorias, además de la escasa oferta de insumos, herramientas y maquinarias
para comprar con esos créditos.
Existen subsidios por diversas causas para las entidades comercializadoras que compran a precios superiores a los que venden a los destinados a la exportación, el turismo y a la población. Según el Director de Agroindustria del Ministerio de Finanzas y Precios, en Cuba no existen subsidios para los productores de cooperativas, las empresas o los no asociados a formas colectivas de producción, los que gozan de precios estimulantes de acopio para su producción, razón por la cual no necesitan subsidios.
Propiedad
de la tierra
La tierra, por supuesto, es uno de los elementos
principales para cultivar los productos agrícolas, por lo tanto, la propiedad
de la tierra juega un papel principal. La propiedad de la tierra se concibe, en
su esencia, como el más amplio, autónomo y soberano poder sobre superficies
aptas para el cultivo en función de la producción, de la estabilidad y del
desarrollo. Como relación de la vida social, es la propiedad de la tierra la
relación jurídico-tipo sobre la que se asientan o constituyen toda clase de relaciones
jurídico-agrarias e incluso la empresa, es decir, toda la materia agraria
Por ello, la propiedad de la tierra constituye la base o
contenido principal del Derecho Agrario, pudiéndose definir éste como aquel
conjunto de normas que regulan principalmente el especial estatuto jurídico de
la propiedad de la tierra y de la empresa agraria. Por lo tanto, la propiedad
de la tierra se considera como pieza básica en la estructura social de todos
los tiempos, amén de ser una proyección de la personalidad y garantía de la
efectiva libertad del hombre; a que la empresa agraria debe asentarse sobre la
propiedad; a la necesidad de cultivar unos principio básicos y universales
La propiedad de la tierra se acomoda a la dinámica de las
relaciones sociales de los distintos modos de producción. En la Revolución
liberal, la forma en que se determina si son los campesinos o los señores los
que acceden a la plena propiedad es una cuestión esencial, así como la
desvinculación y la desamortización de las tierras del clero o las tierras
comunales. Desde comienzos del siglo XX, los programas de reforma agraria, que
se diseñan para redistribuir la propiedad y/o el uso de la tierra, en respuesta
a la desigualdad del reparto de la tierra y al fenómeno social llamado hambre
de tierra (la lucha de los campesinos y distintos grupos sociales por acceder a
ella), suelen ser objeto de gran controversia. Por otro lado, los conflictos
sobre la renta económica de los yacimientos mineros han contribuido a desatar
muchas guerras civiles, particularmente en África
Estructura
de la propiedad de la tierra
La estructura de la propiedad de la tierra, como parte
esencial de la estructura agraria, define en buena medida los paisajes rurales;
especialmente a través del tamaño y forma de las parcelas y sus límites o
cercamientos (openfield, bocage, range, township, enclosure).
Según la forma de propiedad, la tierra puede ser objeto de
propiedad privada o de propiedad institucional (del Estado, del municipio o de
muy distintas corporaciones); de propiedad individual o de propiedad colectiva
y de aprovechamiento común (bienes de propios, comunales, etc.).
Según el tamaño de la propiedad se puede definir la gran
propiedad (identificable o no con el latifundio) y la pequeña propiedad
(identificable o no con el minifundio).
La gran propiedad puede transformarse y evolucionar hasta
la pequeña propiedad, si el sistema de herencia favorece la partición, o si se
produce su venta o cesión a los campesinos que la trabajan. La pequeña
propiedad también puede transformarse y evolucionar hasta la gran propiedad, si
el sistema hereditario favorece la concentración (mayorazgo, hereu), si los
señores feudales y del Antiguo Régimen consiguen establecer "costos
redondos", o si se producen fenómenos de compra de tierras contiguas por
los capitalistas rurales
Mercado
Aun cuando los subsidios y la propiedad de la tierra son
factores importantes dentro de la producción agrícola de una empresa, no se
puede olvidar el mercado, el cual es la base del intercambio y el que hace
posible la compra y venta de los productos. Tradicionalmente el mercado era
entendido como un lugar donde se efectúan los procesos de cambio de bienes y
servicios, entre demandantes y oferentes, pero con la aparición de las nuevas
tecnologías, los mercados ya no necesitan necesariamente de un espacio físico.
No obstante, por esa razón, hay mercado mientras haya intenciones de comprar y
de vender; y los participantes estén de acuerdo en efectuar los
intercambios, a un precio acordado. Sin duda, el intercambio se lleva a cabo
porque ambos participantes obtienen un beneficio, es decir ambas partes ganan.
Para que el mercado opere se necesita alguien que compre y
alguien que venda y estas dos partes son las que forman el mercado. Por un
lado, el comprador es la persona que actúa en un mercado con la intención de adquirir
un bien o servicio a cambio de dar otro bien (si es por trueque) o pagando una
cantidad de dinero (si es por intercambio indirecto). Es decir que cuando
alguien compra, esta persona considera que el bien que está recibiendo vale más
que el bien o el precio que está entregando. Además, a los compradores en el
mercado los llamamos demandantes y los demandantes maximizan su utilidad cuando
compran a precios baratos
Ahora, el vendedor por su parte es el sujeto que está
dispuesto a entregar un bien por otro (cambio por trueque), o a cambio de una
cantidad de dinero (cambio indirecto). Por una parte, el que vende considera
que el bien o el dinero que está recibiendo, tiene más valor que el bien o
servicio que ofrece. De manera que los vendedores, son conocidos en el mercado
como los oferentes y todo oferente maximiza su utilidad cuando logra vender a
los precios más altos dentro del mercado
Los principales mercados pueden clasificarse en mercado de
bienes y servicios y mercado de factores de producción. El mercado de bienes y
servicios es donde se compran distintos tipos de bienes y servicios que se
producen en el mercado. Por eso, los oferentes o vendedores en este mercado son
las empresas que realizan la actividad de la producción de estos productos y
luego los ofrecen en el mercado, colocándoles un precio
Por otra parte, los demandantes por lo general son las
personas y familias que necesitan esos bienes y servicios para su consumo. Pero
también son demandantes las instituciones y empresas que necesitan esos bienes
y servicios para su consumo, comercialización o para ser usados como un insumo
en un proceso de producción posterior
La oferta de un producto presenta varios determinantes
1. El precio del producto: Manteniendo constantes los demás
factores, una empresa estará dispuesta a ofertar más cantidad de producto
cuando mayor sea su precio.
2. Los costos de producción: Los costos de producción puede
modificarse por variaciones en los precios de los insumos, por adelantos
tecnológicos, y por las ocurrencias de economías externas que mejoren los
costos.
3. Precios de los bienes sustitutivos o complementarios: En
la actividad agropecuaria es común que la producción comprometa bienes complementarios
o sustitutivos. En el caso de bienes sustitutivos o, de un modo más correcto,
competitivos, el productor puede producir uno solo o realizar una combinación
de los mismos, situación estudiada en el modelo de combinación de productos.
Este caso se presenta cuando encontramos un recurso limitado y compartido por
las dos producciones (por ejemplo, la tierra). La disminución del precio de uno
de los bienes dará lugar a que se asigne más tierra al otro bien, o viceversa.
En el primer caso la oferta del segundo bien aumentará; en el segundo
disminuirá.
Cadena
de valor
El mercado al ser un lugar para que ocurra el intercambio,
los productos toman un valor y precio determinado, y aquí es donde reluce la
cadena de valor, la cual es un sistema constituido por actores
interrelacionados y por una sucesión de operaciones de producción,
transformación y comercialización de un producto o grupo de productos en un
entorno determinado
Por lo tanto, la cadena de valor es la herramienta
empresarial básica para analizar las fuentes de ventaja competitiva, es un
medio sistemático que permite examinar todas las actividades que se realizan y
sus interacciones. Permite dividir la compañía en sus actividades
estratégicamente relevantes a fin de entender el comportamiento de los costos,
así como las fuentes actuales y potenciales de diferenciación
Aquí, en esta cadena, es donde el producto va tomando su
valor y precio ya que se calcula su costo de producción, o sea, cuánto tiempo
tomó hacerlo, con cuáles herramientas, con cuáles materiales, además de la
posible importación de estos últimos, su distribución y comercialización; hasta
su finalidad en el mercado. Algunas empresas pueden tener una cadena de valor
desde la producción física del producto hasta su distribución y
comercialización, donde se introduce la imagen comercial. En cambio, también
existen empresas que solo participan en la producción del producto y no en su
distribución y demás actividades, lo que viene a ser un encadenamiento
comercializador.
La cadena de valor proporciona un modelo de aplicación
general que permite representar, de manera sistemática, las actividades de
cualquier organización, ya sea aislada o que forme parte de una corporación. Se
basa en los conceptos de costo, valor y margen. La cadena de valor está
conformada por una serie de etapas de agregación de valía, de aplicación
general en los procesos productivos. La cadena de valor proporciona un esquema
coherente para diagnosticar la posición de la empresa respecto de sus
competidores y un procedimiento para definir las acciones tendientes a
desarrollar una ventaja competitiva sostenible
El
sistema agroalimentario
El sistema agroalimentario es complejo y demanda un enorme
esfuerzo de coordinación entre los agentes que en él actúan directa e
indirectamente, así como la definición de políticas que encaucen y favorezcan
su desarrollo.
En las décadas anteriores, el desarrollo del sistema
agroalimentario se sustentó en el aprovechamiento de ventajas comparativas,
como las condiciones geográficas, la mano de obra, el clima y el suelo. Hoy día
ya no es posible concebir el desarrollo del sistema agroalimentario sobre la
base de dichas ventajas, sino que es imperante el desarrollo de estrategias
competitivas que aprovechando estas fortalezas potencialicen los esfuerzos de los
agentes que en definitiva comprometen el talento humano del agro
Desde los sistemas productivos, la estructura del sector
agroalimentario se compone de tres grandes eslabones: por un lado, de una estructura
productiva agropecuaria de tipo primario, por una estructura de procesamiento
de materias primas, agroindustria e industria de alimentos y una estructura
comercial y de distribución de los productos
Por consiguiente, un sistema agroalimentario o
agroindustrial incluye todas las actividades, desde la producción primaria
agropecuaria hasta que el producto llega a las manos del consumidor, incluyendo
servicios relacionados, provisión de insumos y crédito.
Las
agrocadenas
Las agrocadenas implican las relaciones entre agentes en la
producción, distribución y comercialización que configuran diferentes
condiciones estructurales.
Hernández y Herrera (2005) definen como cadena
agroalimentaria:
un conjunto de acciones y actores que intervienen y se
relacionan técnica y económicamente desde la actividad agrícola primaria hasta
la oferta al consumidor final, incorporando procesos de empaque,
industrialización o transformación y de distribución
Las agrocadenas involucran el proceso de transformación que
lleva a producir mercancías destinadas al consumo directo o para ser procesadas
industrialmente con la finalidad de dar origen a bienes alimentarios o no
alimentarios. Así, el sector agrícola y el sector industrial se constituyeron
en dos sectores productivos especializados, independientes pero relacionados a
través del mercado
El uso de la cadena agroalimentaria debe tener como común
denominador la búsqueda de una mayor transparencia en las transacciones
comerciales y la interlocución equilibrada entre los actores que intervienen en
estos procesos
La cadena agroalimentaria también ha sido utilizada como un
instrumento de análisis para la toma de decisiones. El mejor ejemplo son los
llamados “observatorios de cadenas”, implementados particularmente en algunos
países de la Región Andina, donde se incluyen indicadores de desempeño y
competitividad previamente seleccionados. Actualizados periódica y
sistemáticamente, estos observatorios de cadenas aportan elementos para la toma
de decisiones en los distintos ámbitos del quehacer privado y de política
pública. La implementación de este tipo de uso de la cadena agroalimentaria
requiere de un compromiso que asegure la sostenibilidad de estos esfuerzos, más
allá del interés personal o de instituciones
Las cadenas agroalimentarias también han sido utilizadas
para lograr la incorporación de actores o eslabones débiles a los mercados o
para que productores pequeños puedan abastecer mercados en condiciones más
favorables
El enfoque de agrocadenas conlleva a la integración que
como estrategia competitiva se traduce en el desarrollo de alianzas productivas
entre los diferentes eslabones. Según Piñones et ál. (2006), las alianzas
productivas se definen como: Acuerdos o vínculos formales o informales de
cooperación entre dos o más agentes productivos para coordinar recursos,
esfuerzos y habilidades que tienen un objetivo estratégico común para el
beneficio mutuo. Estos vínculos permiten compartir visiones, capacidades y
habilidades, de modo que se aprovechan las sinergias de la interacción y
complementariedad de las fortalezas y debilidades de los agentes productivos y
de diversos sectores
La propia Comisión Económica para América Latina (CEPAL,
1993) define las cadenas agroindustriales, como el conjunto de tres fases
fundamentales que pueden diferenciarse y/o variar en dependencia del producto
sujeto de análisis. Estas fases incluyen el procesamiento agrícola, el
industrial y la comercialización. Esta división resulta más completa e
ilustrativa y establece diferencias entre las actividades
Las alianzas permiten el uso más eficiente de los recursos
disponibles, mejorando la competitividad. Entre las principales ventajas se encuentran
• Resalta la distribución y el mercadeo como componentes
importantes del costo final y factores claves de competitividad.
• Facilita la identificación y análisis del flujo de información,
lo cual es un factor fundamental para aumentar la competitividad.
• Identifica problemas, puntos críticos y «cuellos de
botella» a lo largo de la cadena, facilitando el desarrollo de soluciones de
manera conjunta entre los diferentes actores.
• Permite analizar, de manera independiente e
interrelacionada, las diferentes actividades del proceso de producción,
procesamiento y distribución identificando posibilidades de mejora en cada uno
de los eslabones.
La
agroempresa
Diversas son las definiciones referentes al significado de
la empresa agraria o agroempresa. La mayoría coincide en tomar como referente
básico principal la producción primaria de alimentos ya sea de origen animal o
vegetal o ambos a la vez.
Peña e Infante (2005) van más allá de la producción
primaria y definen a la agroempresa como aquella que tiene como misión
cultivar, producir, transformar y/o comercializar bienes o servicios
agropecuarios que están destinados a satisfacer una necesidad creada o
identificada de un grupo de consumidores seleccionados
Al estar estrechamente vinculada la agroempresa con la
producción agropecuaria, es preciso tener en cuenta su heterogeneidad dado que
van desde unidades de subsistencia hasta grandes oligopolios así como los
riesgos climáticos y biológicos y la perecibilidad de los productos tienen un
efecto importante en éstas
El agronegocio es visto como una cadena productiva que
envuelve desde la fabricación de insumos y su producción en sí, hasta su
transformación y consumo. Esta cadena incorpora todos los servicios de apoyo,
entiéndase investigación y asistencia técnica, procesamiento, transporte,
comercialización, crédito, exportación, servicios portuarios, dealers, bolsas,
industrialización y consumidor final.
En los últimos años la economía circular ha cobrado
importancia en América Latina y el Caribe (ALC) como un enfoque que favorece el
desarrollo sostenible. Los países de la región, o bien han aplicado, o bien
están planificando nuevas políticas, iniciativas públicas y hojas de ruta
vinculadas a la economía circular. En esta se incluyen tres grandes áreas
industriales que constituyen una prioridad para la economía circular en ALC son
el sector minero y extractivo, la gestión de residuos y el reciclaje, y la
bioeconomía. Por su parte, la bioeconomía ofrece importantes oportunidades para
establecer sistemas alimentarios y agrícolas sostenibles en la región, que
pueden ayudar a evitar disyuntivas entre los objetivos económicos, sociales y
medioambientales
La economía circular implica abandonar el modelo actual de
economía lineal, que se basa en “tomar, hacer y desechar” y en el que los
recursos se extraen, se convierten en productos, se utilizan o consumen y
posteriormente se desechan. Por el contrario, bajo un modelo circular los
productos y materiales se mantienen en circulación durante el mayor tiempo
posible ya que estos se diseñan para que sean más duraderos y se puedan volver
a utilizar, reparar y reciclar. El concepto de economía circular incluye
principios de los enfoques del ciclo de vida y “de la cuna a la cuna” –que
consideran que los residuos son “alimentos” para nuevos productos y procesos– y
se sustenta en la transición hacia fuentes de energía renovables
La economía circular agrega otros elementos a la cadena de
valor porque se basa en que un producto después de haber cumplido su función,
puede ser reciclado o rediseñado para tener que cumplir otras funciones. Esto
agrega otros valores a la cadena de valor de este producto que ya pasó por un
proceso de producción.
Se ha considerado que la transición hacia una economía circular
es vital para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y la Agenda 2030 para
el Desarrollo Sostenible. Las emisiones derivadas de la producción de
materiales que en 1995 alcanzaban un 15 %, llegaron al 23 % en el 2015
En Cuba se aplican los principios de la economía circular, a través del fomento de capacidades y uso de fuentes renovables de energía en los sistemas productivos y en las comunidades rurales, así como en el manejo y tratamiento de residuales para la protección del medioambiente y la producción de energía.
Productos
agrícola
En el
mundo existe una gran variedad de productos agrícolas, desde los más
reconocidos mundialmente hasta los más exóticos, los cuales a veces son solo
conocidos en el país donde se cultivan. Los productos agrícolas son la base de
la alimentación de la humanidad, lo cual viene siendo desde tiempos inmemoriales,
por eso es que son tan importantes. Por lo tanto, tienen una serie de políticas
y pautas como se ha visto anteriormente en los subepígrafes, donde se habla sobre
mercado y la cadena de valor, la propiedad de la tierra y los subsidios; los
cuales son imprescindibles para que una empresa pueda producir los productos
agrícolas.
Un producto agrícola o cultivo son plantas que
se pueden cultivar y cosechar extensivamente con fines de lucro o de
subsistencia. Los productos agrícolas pueden referirse a las partes cosechadas
o a la cosecha en un estado más refinado. La mayoría de los cultivos se
cultivan en agricultura o acuicultura. Un cultivo puede incluir hongos
macroscópicos (por ejemplo, setas) o algas marinas macroscópicas (por ejemplo,
algas marinas).
La mayoría de los cultivos se recolectan como alimento para
humanos o como forraje para el ganado. Algunos cultivos se recolectan del medio
silvestre (incluida la recolección intensiva, por ejemplo, ginseng).
Los cultivos no alimentarios importantes incluyen la
horticultura, la floricultura y los cultivos industriales. Los cultivos hortícolas
incluyen plantas utilizadas para otros cultivos (por ejemplo, árboles
frutales). Los cultivos de floricultura incluyen plantas de cama, plantas de
interior, plantas de jardín y macetas con flores, hojas verdes cultivadas y
flores cortadas. Los cultivos industriales se producen para ropa (cultivos de
fibras, por ejemplo, algodón), biocombustible (cultivos energéticos,
combustible de algas) o medicamentos (plantas medicinales)
La producción agrícola, forma parte del sector primario de
la economía y conlleva al resultado de los frutos del cultivo de tierra y su
explotación en el campo para la satisfacción alimentaria o como valor agregado
industrial. El objetivo de los productos agrícolas es proporcionar bienes,
productos y materias primas para la seguridad alimentaria, procesos
industriales, salud nutricional y lograr una mejor calidad de vida
Los productos agrícolas según su destino se dividen en
productos agrícolas alimentarios e industriales, la producción agrícola se
diferencia de la agraria, ya que incluye los productos de la agricultura y
ganadería y sus objetivos es lograr la satisfacción alimentaria de la población
Productos agrícolas alimenticios; (cereales, tubérculos
como las patatas, legumbres, oleaginosas, la vid, plantas de bebidas
alcohólicas, plantas azucareras y productos hortofrutícolas).
Productos agrícolas industriales; (materias primas para la
industria textil, el caucho, el tabaco, tintes químicos, biocombustibles).
Los beneficios de los productos de las agriculturas son:
productos de origen animal y vegetal, fibra, materia prima, combustible,
reducción de la pobreza y hambre, generación de trabajo o riqueza,
comercialización en diversos mercados, exportación internacional, desarrollo
económico, seguridad alimentaria y contribuye al mejoramiento de la calidad de
vida
La importancia de un cultivo varía mucho según la región. A
nivel mundial, los siguientes cultivos son los que más contribuyen al
suministro de alimentos humanos (valores de kcal / persona / día para 2013
entre paréntesis): arroz (541 kcal), trigo (527 kcal), caña de azúcar y otros
cultivos azucareros (200 kcal), maíz ( maíz) (147 kcal), aceite de soja (82
kcal), otras verduras (74 kcal), patatas (64 kcal), aceite de palma (52 kcal),
yuca (37 kcal), de leguminosas pulsos (37 kcal), aceite de semilla de girasol
(35 kcal), aceite de colza y mostaza (34 kcal), otras frutas, (31 kcal), sorgo
(28 kcal), mijo (27 kcal), maní (25 kcal), frijoles (23 kcal), batatas (22
kcal), plátanos (21 kcal), frutos secos varios (16 kcal), soja (14 kcal),
aceite de semilla de algodón (13 kcal), aceite de maní (13 kcal), ñame (13
kcal). 8 Nótese que muchos de los cultivos aparentemente menores a nivel
mundial son muy importantes a nivel regional. Por ejemplo, en África predominan
las raíces y los tubérculos con 421 kcal / persona / día, y el sorgo y el mijo
aportan 135 kcal y 90 kcal, respectivamente
Principales
productos agrícolas en América Latina
El aumento de las exportaciones de la región también
limitará la desaceleración general de la producción, por lo que la apertura
comercial seguirá siendo de gran importancia para los países de América Latina
y el Caribe. El crecimiento de las exportaciones también se desacelerará, pero
la ventaja comparativa de la región en muchos productos agrícolas significa que
puede captar una mayor participación de los mercados mundiales
Para los productos básicos, como el maíz, el arroz y la
carne de res, un mayor crecimiento de la demanda internacional con respecto a
la doméstica significará que una mayor parte de la producción se destinará a la
exportación en la próxima década.
Si bien el comercio general de productos básicos agrícolas
y pesqueros continuará expandiéndose durante la próxima década, el ritmo será
más lento (alrededor de 1,3 por ciento anual) que el ritmo promedio de 3,3 por
ciento de los últimos 10 años.
Según el informe, la producción agrícola y pesquera en
América Latina y el Caribe ha crecido en un promedio de 2,7% por año (en
dólares estadounidenses constantes de 2010, incluida la silvicultura) en las
últimas dos décadas. Actualmente, América Latina y el Caribe responde por el 14
por ciento de la producción agrícola mundial y el 23 por ciento de las
exportaciones de commodities agrícolas y pesqueras
Se espera que el crecimiento de la producción de cereales
disminuya en la próxima década, con tasas de crecimiento anual de alrededor de
la mitad de las observadas en las últimas dos décadas para los principales
países productores de cereales.
Para 2028, se espera que la región produzca 233.5 mega
toneladas (Mt) de maíz (18% del total mundial), 22.1 Mt de cereales secundarios
(3% del total mundial), 21.4 Mt de arroz (4% del total mundial) y 37.3 Mt de trigo
(11% del total mundial)
La producción de soja seguirá creciendo durante la próxima
década, y se proyecta una mayor expansión del uso de la tierra para la soja a
expensas de las pasturas, aunque un tercio del aumento en el área cosechada
provendrá de cultivos dobles (dos cultivos en secuencia durante el mismo año).
Sin embargo, se espera que la tasa de crecimiento de la producción anual para
la región en su conjunto disminuya del 6.9% visto en las dos décadas
anteriores, al 2.8% para la próxima década
Los cuatro países con mayor agricultura en América del Sur
son Brasil, Argentina, Chile y Colombia. Actualmente
Brasil es el mayor productor mundial de caña de azúcar,
soja, café, naranja, guarana, açaí y nueces de Brasil; es uno de los 5 mayores
productores de maíz, papaya, tabaco, piña, plátano, algodón, frijol, coco,
sandía y limón; y es uno de los 10 productores más grandes del mundo de cacao,
anacardo, aguacate, caqui, mango, guayaba, arroz, sorgo y tomate;
Argentina es uno de los 5 mayores productores del mundo de
soja, maíz, semilla de girasol, limón y pera, uno de los 10 mayores productores
mundiales de cebada, uva, alcachofa, tabaco y algodón y uno de los 15 mayores
productores mundiales de trigo, caña de azúcar, sorgo y pomelo;
Chile es uno de los 5 mayores productores mundiales de
cereza y arándano azul, y uno de los 10 mayores productores mundiales de uva,
manzana, kiwi, melocotón, ciruela y avellana, centrándose en la exportación de
frutas de alto valor;
Colombia es uno de los 5 mayores productores del mundo de
café, aguacate y aceite de palma, y uno de los 10 mayores productores de mundo
de caña de azúcar, plátano, piña y cacao;
Perú es uno de los 5 mayores productores de aguacate,
arándano azul, alcachofa y espárragos, uno de los 10 mayores productores
mundiales de café y cacao, uno de los 15 mayores productores mundiales de
patata y piña, y también tiene una producción considerable de uva, caña de
azúcar, arroz, plátano, maíz y mandioca; su agricultura está considerablemente
diversificada;
La agricultura en Paraguay se está desarrollando
actualmente, siendo actualmente el sexto mayor productor de soja en el mundo y
entrando en la lista de los 20 mayores productores de maíz y caña de azúcar.
En Centroamérica, se destacan los siguientes
Guatemala, uno de los 10 mayores productores en el mundo de
café, caña de azúcar, melón y caucho natural, y uno de los 15 mayores
productores de banano y aceite de palma del mundo;
Honduras, que es uno de los 5 mayores productores de café
del mundo y uno de los 10 mayores productores de aceite de palma;
Costa Rica, que es el mayor productor mundial de piña;
República Dominicana, que es uno de los 5 principales
productores mundiales de papaya y aguacate y uno de los 10 mayores productores
de cacao.
México es el mayor productor mundial de aguacate, uno de
los cinco principales productores mundiales de pimiento, limón, naranja, mango,
papaya, fresa, pomelo, calabaza y espárragos, y uno de los 10 productores más
grandes del mundo de caña de azúcar, maíz, sorgo, frijol, tomate, coco, piña,
melón y arándano azul.
De aquí al año 2050 la producción de alimentos tendrá que
aumentar un 60% para satisfacer las demandas nutricionales de más de 9 mil
millones de personas. Esto supone para América Latina y el Caribe la
oportunidad de consolidar su posicionamiento como uno de los principales proveedores
de comida del mundo. Pero la rápida evolución de los sistemas agropecuarios
plantea importantes desafíos que van a exigir una intervención de los sectores
públicos y privados para hacerles frente
América Latina y el Caribe destaca por su riqueza de
recursos naturales. Su biomasa forestal equivale a la mitad de su superficie
terrestre y a casi la cuarta parte de los bosques mundiales. Más del 30% del
agua dulce del mundo y alrededor del 40% de los recursos naturales acuáticos
renovables se encuentran en Latinoamérica. Junto a ello, es responsable del 12%
de la producción agrícola mundial y del 16% de la exportación mundial de
productos agrícolas
Según estimaciones de la Organización de Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO), esta región es el mayor exportador
neto de alimentos del mundo y para el año 2024 su balanza comercial agrícola
podría sobrepasar la de América del Norte. Sin embargo, si quiere mantener su
papel tiene que seguir abriendo los mercados puesto que sus niveles de
protección a productos agrícolas y agroindustriales pueden dificultar la
disponibilidad de alimentos, sobre todo para las poblaciones de menos recursos
Incrementar la producción de alimentos para garantizar la
seguridad alimentaria de la población no debe mermar la calidad de los
productos. Para ello hay que apostar por la promoción de alimentos inocuos, más
diversificados y con mayor contenido nutricional que suplan las carencias
actuales. Porque, si bien Latinoamérica fue la única región del mundo en
alcanzar el objetivo de desarrollo del milenio marcado por la Organización de
Naciones Unidas en materia de nutrición, sufre de una manera cada vez más
evidente lo que se ha dado en llamar la “triple carga de la malnutrición”, es
decir, la coexistencia de desnutrición, anemia y obesidad
Las mejoras en la productividad agrícola tampoco pueden comprometer
la sostenibilidad del medioambiente o amenazar los recursos naturales. La FAO
estima que el 70% de la deforestación en América Latina y el Caribe se debe a
la expansión de los cultivos a causa de la agricultura comercial. Estos
impactos negativos de la agricultura tienen su revés en el cambio climático y
los desastres naturales que pueden amenazar sus cultivos y la aptitud de los
suelos para la producción agrícola
Hacer frente a todos estos riesgos requiere un compromiso
público y privado en numerosos aspectos. Mejorar las infraestructuras
incrementa la disponibilidad de alimentos, reduce los costes de transacción y
facilita el acceso a los mercados. Desarrollar las tecnologías de la
comunicación permite que los productores tengan acceso a información para, por
ejemplo, comprar material, vender cosechas, comparar precios o conocer la
previsión meteorológica. Facilitar el acceso a servicios financieros rurales,
como créditos y financiación, permitiría invertir en mecanización agrícola o en
agricultura climáticamente inteligente que, a su vez, aumenta la productividad
de la tierra y del trabajo, reduce la necesidad de ampliar superficie de
cultivos y rebaja la presión sobre los recursos naturales
Latinoamérica tiene una capacidad privilegiada para
responder a las necesidades alimenticias de una población creciente. Aunar
esfuerzos públicos y privados le permitirá aprovechar en mayor medida la
ocasión que se le presenta para impulsar su desarrollo sin comprometer el
medioambiente.
Los
principales productos agrícolas en Cuba
Los principales cultivos de Cuba son la caña de azúcar, el
café, el tabaco, los cítricos, frutas, viandas y vegetales. En los últimos años
ha aumentado la diversificación agrícola hacia sectores como las frutas y las
hortalizas. En Cuba se dan muchas frutas tropicales como la piña, guayaba,
anón, mamey, papaya, plátano, etc. La mayor parte de la producción agrícola de
Cuba (60%), es realizada por los campesinos privados y por los cooperativistas
Cultivos
de Cuba más extendidos.
Caña
de azúcar
Desde hace siglos la caña de azúcar ha sido uno de los
principales cultivos de Cuba, tanto en producción como en exportación. El clima
es muy favorable para la plantación de esta planta y Cuba siempre ha sido
conocida por este cultivo
Café
El café es un producto bien dado en Cuba, gracias a un relieve
montañoso donde se siembra en el suelo con sombra, principalmente en las
sierras. La exportación de café es de aproximadamente 8000 toneladas
Debido a diferentes situaciones políticas y económicas y la
gran competencia de Brasil, el grano de café en Cuba ha entrado en declive,
aunque a día de hoy se sigue cultivando en especial una especie, la Coffea
arabica
Tabaco
El tabaco manufacturado se le conoce como habano y es
vendido a un alto costo mundialmente; en 2007 las exportaciones llegaron a los
400 millones de dólares estadounidenses
El Puro Habano siempre será conocido y valorado. Se dice
que La Habana sabe a ron y huele a Habano, que es la tierra de los puros, el
arte de fabricarlos, es un estilo de vida, es tradición y un icono en la isla
caribeña.
Fumadores y no fumadores prueban el Puro Habano (hecho 100%
a mano) cuando llegan a la capital. Una de las fábricas más conocidas y
prestigiosas de la isla es la de Partagás, visita indispensable.
Otros
cultivos
Los cítricos, las frutas y los vegetales también son
grandes cultivos para Cuba. Debido al incremento del turismo, la demanda de
frutas se hace patente. Cuba ha reforzado el cultivo de estos con nuevas
técnicas de riego y mantenimiento de sustrato
En la época invernal donde las temperaturas son más frescas
es posible cultivar intensivamente gran variedad de hortalizas y vegetales como
la lechuga, la acelga, zanahoria, rábanos, etc. En un nuevo proyecto para
autoabastecer a las ciudades y pueblos se creó la llamada "Agricultura
urbana y suburbana", que utiliza cultivos protegidos y semiprotegidos,
para tener cosechas de verduras en la época veraniega donde el calor es
sofocante
Conclusiones
La agroindustria es un sector priorizado a nivel mundial,
tanto en los países desarrollados como en vías de desarrollo, dado a que
constituye el principal eslabón en la producción de los alimentos necesarios
para garantizar la seguridad alimentaria. Este sector además tiene un peso
fundamental para lograr un desarrollo sostenible, en su transición hacia el uso
de las energías renovables.
La agricultura en una actividad sumamente compleja, no solo
por la diversidad de tareas que conlleva (cultivo, procesamiento, distribución
y comercialización de sus productos), sino por ser además uno de los sectores
más vulnerables en la mayoría de los países donde repercuten notablemente los
factores climáticos y los recursos necesarios para su desarrollo, por lo cual su
financiamiento se convierte en una necesidad imperante, principalmente para las
empresas, mayormente las de pequeños productores, las que tienen la inminencia
de ser subsidiados por diferentes organizaciones, instituciones o por el
Estado.
Los créditos y subsidios, junto a medidas políticas y
económicas, constituyen una útil herramienta, que al realizar una asignación
adecuada de los recursos permita un impulso a la innovación y las tecnologías,
permita reducir las brechas existentes entre las empresas, lográndose así
ciclos de prosperidad económica al mejorar la productividad del sector.
Existen ejemplos en América Latina donde se señalan la
importancia de esta región en la producción mundial de alimentos (Mayor
exportador de alimentos, FAO), donde algunos renglones (maíz, cereales, soja,
café, cacao, plátano, frijol, piña, etc.) ocupan un importante lugar en sus
exportaciones (entre los 10 primeros del mundo), destacándose Brasil,
Argentina, Chile, Perú, Colombia y otros (Paraguay, Guatemala, Honduras, México,
Costa Rica, República Dominicana, etc.), con una buena participación de todas sus empresas.
En Cuba se puede observar la baja productividad de las empresas agrícolas con respecto a los cultivos y su descenso en los últimos años como por ejemplo en el tabaco y en la caña. A ello se suma la poca utilización por los productores de los incipientes créditos que se pueden otorgar, en lo que inciden diversos factores, como la poca disponibilidad de tecnologías de uso agrícola para ser adquiridas.
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