Por: Enrique Atiénzar Rivero
Desde fuera del enclave energético “10 de Octubre”, los forasteros no tienen la menor idea de lo que sucede adentro. Las tres unidades de generación, de 120 Megawatts cada una, están paralizadas a causa de una falla técnica, ocurrida el 25 de enero en horas de la noche.
La avería fue originada por un incendio que dañó los tres bloques, de manera más acentuada el número seis, llamas que alcanzaron el sistema de cables soterrados e interruptores, y luego se extendieron, en menor medida, a los dos restantes módulos.
La respuesta no se hizo esperar para enfrentar las consecuencias del imprevisto e inusual fenómeno. Los primeros en llegar a apoyar, además, de los trabajadores de la propia industria, resultaron los movilizados de la Empresa Eléctrica Camagüey, de Geysel y del establecimiento Nuevitas, de la Unidad Empresarial de Base de Construcciones de la Industria Eléctrica (ECIE).
Al dispositivo se sumaron en un término de tres días, directivos, especialistas, técnicos y obreros de las empresas de Tecnología Automática y de Información de Cienfuegos, Geysel Nacional, de Mantenimiento a Centrales Eléctricas y de las “termo” de Mariel, Carlos Manuel de Céspedes, de la Perla del Sur y de Lidio Ramón, de Holguín, entre otras.
La última referencia es que entre 150 y 200 personas, como promedio, se mantienen trabajando en condiciones excepcionales, alejados de sus hogares y comodidades, para que las unidades de generación sincronicen al Sistema Electroenergético Nacional en el plazo más breve posible. Los 360 Megawwats de capacidad son útiles para la estabilidad energética de Cuba.
Ganarle tiempo al almanaque
El salón de reuniones del nuevo director general de la industria nuevitera, Eric Milanés Quinzán, se transformó en puesto de mando de la batalla, donde se determinan las principales acciones a acometer minuto a minuto. Las precisiones son al detalle. Una equivocación puede dar al traste con el cronograma de puesta en marcha.
Las tensiones iniciales bajan en la medida que se encuentran las soluciones técnicas adecuadas en los dispositivos de generación a la vera del mar. Son labores de mucha minuciosidad.
El ingeniero industrial Luis Manuel Sosa Santana, director técnico de la “10 de Octubre”, pasó el servicio militar en esta planta y de aquella fecha a acá –hace 22 años– ha transitado por los más diversos cargos que fortalecen sus conocimientos. Desde el más simple, el de operador, no menos importante, hasta los complejos como jefe de bloque, de turno hasta especialista de explotación…
“Nuestros trabajadores y los de Geysel –explicó– están principalmente enmarcados en los sótanos y en las unidades generadoras. El bloque cinco es el más cercano a entrar en servicio, también tenemos una fuerza importante en el bloque seis. Terminado allí debemos incorporarnos al seis para darle mayor avance a las mejoras energéticas”.
Sobre el terreno pudimos apreciar que todos los cables afectados de la unidad cinco, que alcanzan una longitud entre seis y ocho kilómetros, están identificados y en proceso de empalme y sustitución, según sea el caso.
Como se divulgara por los medios nacionales, entre ellos la Televisión Cubana, desde la central holguinera Lidio Ramón, se trasladó hacia Nuevitas un transformador que necesitó de un equipo especial de transporte. Ya hace días se encuentra allí y en estos momentos el trabajo se concentra en la modificación del nicho de instalación y la fundición de las bases para asegurar posteriormente la generación de esa unidad.
La parte eléctrica, de acuerdo a lo expresado por Luis Manuel, concentra la principal actividad, con un esfuerzo destacado del taller eléctrico de la planta de conjunto con Geysel y de las termoeléctricas de La Habana, Cienfuegos y Holguín, entidades que pusieron a disposición a sus mejores especialistas.
Hacia la mole de hierro
¿Qué piensan los artífices del complejo trabajo el cual pudiera convertirse en una hazaña laboral de los trabajadores eléctricos cubanos, como ocurrió en la “Antonio Guiteras Holmes” de Matanzas?
A Esteban Rodríguez Jorge, especialista en protección y esquemas eléctricos de Mariel, la primera vez que lo vi, el pasado viernes 9, estaba con su overol marcado por el tizne y la grasa en uno de los túneles de la afectada planta.
Por su lado pasó el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, quien le preguntó sobre la fecha de culminación de los trabajos de restauración y le contestó: “Se está trabajando fuerte. Debemos seguir a ese ritmo para en el menor tiempo posible restablecer los tres bloques”.
Tanto o más interesante de lo explicado es que Esteban hacía unos días, desde el primero de febrero, disfrutaba de su jubilación, luego de 48 años de intensa labor. Lo llamaron para viajar a Nuevitas y no lo dudó en hacerlo.
“Estaré el tiempo que sea necesario. He enfrentado averías en la propia termoeléctrica Mariel, en Venezuela en dos Estados y ahora aquí en Nuevitas”, dijo este sencillo hombre, quien se hace acompañar de 12 trabajadores más de su industria y que hacen lo que se le pida.
Mientras hablaba seguían sus trabajos, Oscar Navarro y Dunier Acosta. Este último un joven ingeniero de reciente graduación y que enfrenta su principal y complejo entrenamiento, en el empalme de cables dañados, donde hay que trabajar con mucha seguridad.
Cuando usted recorre las áreas se percata del proceso de limpieza que va tomando la industria nuevitera.
La mujer en el frente de batalla
Xiomara Fernández Pupo, ingeniera eléctrica, se hallaba probando interruptores a los que hubo que cambiarles elementos originales, afectados por el siniestro, y comprobaba todas las señales, los cierre y los contactos hacia la sala de control.
Hace 26 años se graduó en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte y desde su egresó de la carrera vino a trabajar a Nuevitas.
“Es un trabajo intenso. Desde el mismo día que ocurrió la avería, tuvimos que alumbrarnos con celulares y con linternas tratando de poner en servicio importantes equipos, pero entre tizne, grasa, una intensa oscuridad y el olor insoportable, pero que soportamos”.
Otras mujeres de su taller están enfrascadas en la batalla. Yodesba Durán y Eloida Marrero. Sin embargo, lo que no supo Xiomara es que muchos de sus compañeros, como Eduardo Mateo, ingeniero termoenergético y técnico especialista A en mantenimiento industrial, la admiran por su consagración y seriedad en el trabajo. Vive en Redención, a 25 kilómetros de la planta y es una de las primeras en llegar y ocupar su puesto, y de las últimas en irse.
Así son las féminas y los hombres que sin mirar el reloj están enfrascados en esta batalla junto al mar, testigo mudo de cuanto ocurre en ese complejo energético.