Por Pedro Monreal
14 de septiembre de 2018
¿Es la pobreza en Cuba una causa olvidada? Ciertamente no, pero parece distar mucho de ser un problema en vías de solución.
¿Es la pobreza un fenómeno extendido en Cuba? No es posible saberlo con certeza. A nivel público no se divulga medición oficial alguna, ni siquiera de manera aproximada.
¿Existe un programa específico para erradicar la pobreza en Cuba? No queda claro. Hay políticas puntuales para aliviarla, pero no para erradicarla.
¿Existen propuestas para comenzar a erradicar la pobreza en plazos inmediatos? Tampoco queda claro. De hecho, el tema no ocupa un lugar destacado en el debate económico actual.
Sobre esta última cuestión, el Dr. Carlos Garcia Valdés afirma que “hay interesantes propuestas para elevar el nivel de ingresos y en general de la vida de los cubanos ‘de a pie’ que no deben quedarse congeladas en el ámbito académico”. Lo ha expresado recientemente en un texto titulado “Comentarios sobre aspectos económicos del Proyecto de Constitución de la República Parte”, 11 de septiembre de 2018, https://cubaeconomista.blogspot.com/2018/09/comentarios-sobre-aspectos-economicos_97.html
Es un texto cuya lectura recomiendo. Coincido con más puntos que con los que discrepo, siendo el tema de la pobreza probablemente el asunto en el cual tengo las principales divergencias y señalamientos. Para ser justo, el Dr. Garcia Valdés solamente abordó el tema en una breve sección de tres párrafos y asumo que probablemente pudiera ser un fenómeno sobre el cual el Dr. Garcia Valdés escriba con mayor detalle en el futuro.
He expuesto anteriormente, en varias ocasiones en este mismo blog, mis valoraciones sobre el problema, de manera que me limitaré a señalar ahora tres cuestiones puntuales con el propósito de animar, si fuese posible, un intercambio entre economistas sobre este importante tema.
Punto # 1: La pobreza en Cuba es “relacional”. El Dr. García Valdés explica la pobreza en el capitalismo como consecuencia de la acumulación de capital, es decir, como un fenómeno “relacional” en el sentido de que se ubica en el plano de las relaciones sociales, entre este caso relaciones entre clases distintas que interactúan en condiciones de asimetría de poder.
Sin embargo, cuando se refiere a la posible causa de la pobreza en Cuba, el Dr. Garcia Valdes se limita a identificar, de manera indeterminada, “una urdimbre de factores donde influyen los externos, pero los domésticos asociados al Modelo son protagónicos”. No queda claro que la explicación ofrecida esté ubicada en el plano “relacional”.
Pudiera ser que los “factores domésticos” mencionados consistiesen en relaciones sociales generadoras de pobreza, pero obviamente habría que tratar de elaborar una explicación razonable acerca de cuáles grupos sociales se estarían relacionando en Cuba con otros grupos sociales –y de qué manera específica- para que estos últimos fuesen pobres. Como en las condiciones de Cuba no existe acumulación de capital nacional en escala significativa, la explicación tendría que identificar con precisión cuáles grupos sociales son capaces de establecer una “urdimbre” de relaciones sociales que colocasen y mantuviesen a otros grupos sociales en la pobreza.
Punto # 2: La pobreza en Cuba es medible. El Dr. García Valdés considera que es muy difícil determinar cuantitativamente los pobres en Cuba. Menciona la lamentable desaparición física de destacados investigadores como una posible explicación de esa supuesta dificultad. Discrepo con esa visión. La pobreza en Cuba es medible. Sin muchas dificultades, pero se necesitan datos.
El Dr. Garcia Valdés hace referencia a una cifra superior al millón de personas en condiciones de pobreza, una cifra que se compiló hace 20 años, lo cual la convierte en una estadística obsoleta y de poca utilidad práctica como punto de partida para hacer políticas actuales.
Para medir la pobreza se necesitan esencialmente tres cosas: a) adoptar un concepto preciso de pobreza (entre las múltiples opciones posibles), b) identificar el parámetro o los parámetros cuantitativos que van a “marcar” el estatus de pobreza, y c) recopilar los datos de la realidad que permitan cuantificar la pobreza.
Los dos primeros componentes (concepto y parámetros) son “trabajo de mesa”. Cualquier economista o sociólogo puede hacerlo sin mucha dificultad. Por otra parte, la recopilación de datos en el terreno es más complicada. Normalmente se hace mediante alguna variante de encuesta de hogares, necesita un diseño riguroso, es relativamente costosa y, hasta donde conozco, no es el tipo de encuesta que se puede hacer “por la libre” en Cuba.
Llamo la atención acerca de que ese tipo de encuesta se hace anualmente en el país: la Encuesta Nacional sobre la Situación Económica de los Hogares (ESEH). La Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (ONEI) ofrece públicamente el formulario 9002 de la encuesta, pero no sus resultados. Si se dispusiera de esos datos, sería posible hacer estimados confiables de pobreza y también de desigualdad.
Es decir, que todo parece indicar que no solamente la pobreza en Cuba es medible, sino que los datos básicos que permiten estimarla se miden todos los años. No se divulgan sus resultados, pero ese es otro problema.
Punto # 3: La pobreza en Cuba es superable. Como se mencionó al inicio, el Dr. García Valdés ha afirmado que ”hay interesantes propuestas para elevar el nivel de ingresos y en general de la vida de los cubanos ‘de a pie’”. Conozco algunas propuestas- no muchas- pero no queda claro si las propuestas a las que se refiere el Dr. García Valdés se concentran en medidas para “aliviar” la pobreza o para erradicarla.
Si nos movemos del plano del “alivio” de la pobreza hacia el de su erradicación, obviamente las medidas para superar la pobreza deben concentrarse en la naturaleza “relacional” de la pobreza.
Un área importante deberían ser las relaciones laborales, pero pudieran ser muchas las dimensiones del proceso, incluyendo las que no son de índole económica. Entre otros factores, incluiría aspectos como la dignidad, la autonomía, y el empoderamiento. Ya sé que este último suele ser mirado con suspicacia, pero es un concepto útil en los estudios sobre el desarrollo.
Nada de lo anterior niega la importancia concreta de adoptar acciones para “aliviar” la pobreza. Atenuar el sufrimiento humano no es algo que deba aplazarse, pero el punto que me parece conveniente destacar es que la erradicación de la pobreza en Cuba consistiría, esencialmente, en la modificación de determinadas relaciones sociales del modelo de manera que permitiesen la reinserción de los grupos sociales que hoy están aquejados por la pobreza.
Insisto en que la pobreza no es simplemente un problema de carencia material. Es un síntoma del funcionamiento de las relaciones sociales. La pobreza no es un accidente. “Algo” tuvo que ocurrir en la sociedad para que determinadas personas fuesen colocadas en ese “lugar” y no en otro. Eso es lo que habría que resolver. Es superable, pero, requiere lidiar con intereses creados y con relaciones de poder. Me refiero a los intereses y al poder en el centro del modelo, no a los que existen en su periferia.
Ese es el tipo de asunto en el que se agradecería la posible contribución de los colegas que se dedican a investigar temas de Economía Política, no a nivel de postulados doctrinales sino a nivel de explicaciones sobre una realidad concreta.