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LAS TUNAS. A Cassandra le tomó unos días pero al final aprendió a hacer lo mismo que la economía cubana actual: dividió su contabilidad en dos y mientras costeaba su dieta vegetariana con la moneda nacional, reservó los pesos convertibles o CUC para los gastos de hospedaje e internet. Esos menesteres no los tenía previstos cuando partió de Brooklyn para conocer a Cuba a su manera, fue una cuestión de adaptarse más que de comprenderlo. “No es fácil”, me decía una y otra vez. Y es que explicar un asunto tan complejo como la doble moneda en Cuba ¡no es fácil! Probemos la ruta de derribar los mitos…
Mito 1: Es un invento cubano
Creer que este es el país más garciamarquiano del planeta por la existencia de dos monedas puede ser un pensamiento agradable, pero ¡alto! Aquí mismo en Cuba el dólar tuvo curso y uso legal hasta 1948. En la antigua Unión Soviética y en otras naciones ex socialistas de Europa del Este se imprimían dos monedas: una para uso interno y otra canjeable por divisas extranjeras. En América Latina durante la década de los 80, advierte la doctora en Ciencias Económicas Vilma Hidalgo de los Santos, “se produjo una sustitución parcial, espontánea, de la moneda doméstica por el dólar, en casi todas sus funciones”.
Mito 2: Era la única solución ante la crisis
Visto desde la cómoda retrospectiva de saber qué ocurrió después, en la comunidad de economistas persiste el debate de sí en las condiciones de Cuba a inicios de los años 90 era la única solución, establecer la dualidad monetaria cuando la desaparición de la URSS provocó que hubiera mucho dinero en la calle y literalmente muy poco que comprar.
José Luis Rodríguez, ex ministro cubano de Economía en aquellos años ha aceptado que no era la salida ideal pero sí la menos traumática en términos de estabilidad social, opinión compartida incluso por analistas foráneos como Emily Morris. “Tuvimos que ajustar el sistema monetario, ha dicho. La alternativa era la siguiente: 1) devaluar, que hubiera sido un desastre total; o bien cambiar la moneda, que con todo respeto, considero inviable; y 2) la otra, que aunque tenía un costo, era controlable: crear dos sectores en la economía, uno que ganara la divisa necesaria, y que permitiera redistribuirla entre aquellos que no tenían acceso a ella”.
Así, la economía nacional se dividió en dos. Una parte mayormente enfocada a la exportación o a los servicios a los turistas manejaría las divisas; mientras otra se mantendría operando en pesos cubanos para conservar los servicios básicos a la población.
Todo estuvo bien mientras la interacción de los cubanos con las divisas era mucho menor que ahora. A medida que pasaron los años para los visitantes, incluyendo mi amiga Cassandra, se hizo evidente que un mismo producto o servicio se obtiene en las dos monedas; y la población, aún cuando no reciba divisas directamente sí tiene que acudir a ese mercado a obtener muchos de los productos que completan su canasta básica.
Mito 3: El problema son las dos monedas
Los titulares de prensa solo hablan de la existencia en Cuba de dos monedas: el peso cubano convertible (o CUC) en teoría cambiable por las monedas extranjeras y el peso cubano (o CUP). El Dr. en Ciencias Económicas Oscar González Fernández insiste en que el verdadero problema son los varios tipos de cambio existentes sin un sustento económico claro. “La población está en desventaja porque el poder adquisitivo del peso que tiene es más bajo dada la tasa de cambio que rige para esta”, señala el profesor de la Universidad de Las Tunas.
Al mismo tiempo el empresariado doméstico trabaja a ciegas en términos de eficiencia. Vilma Hidalgo lo resumió así: algunos con muchas importaciones parecen rentables, mientras otros que sí lo serían aparecen con pérdidas porque están subvalorados sus ingresos.
Mito 4: El final de la dualidad monetaria depende de la decisión de alguien
“Entramos en la dualidad monetaria mediante un Decreto-Ley, y al día siguiente todo el mundo podía tener dólares en la casa; pero salir de ella (…) no es tan fácil”, aclaró José Luis Rodríguez. A finales de 2013 parecía muy cerca la unificación monetaria y cambiaria al darse a conocer el acuerdo del Consejo de Ministros que anunció la existencia de un cronograma con ese propósito.
Empero bien rápido se notó que el proceso sería más lento y no tanto para el ciudadano común que desde el año pasado ya usa sus CUP en las tiendas recaudadoras de divisas, sino por las repercusiones en el empresariado estatal. Según el Dr. C Joaquín Infante Ugarte allí no será imposible no existan las reservas en divisas suficientes que respalden al peso cubano por sus homólogas extranjeras al tipo de cambio que se fije.
Tras quince días yendo de una provincia a otra en camión o en ocasiones sacando un cartel de “Viva Fidel” para que algún buen samaritano la recogiera, Casandra notó que en unas partes de la Isla el peso, a secas, predomina en el uso cotidiano de las personas, mientras en otras, como las zonas turísticas es el “chavito” quien marca la pauta. Sin quererlo había destruido el:
Mito 5: La transición será placentera
“La unificación monetaria y cambiaria no impactará sobre toda la población de cada territorio en igual magnitud”, responde el doctor Oscar González. “Ahora bien, aclara, los territorios tienen en mi criterio retos muy altos que asumir. Y es en que las decisiones y políticas macroeconómicas no van a resolver todos los problemas de todos por igual”.
El gobierno cubano está pensándose bien cada paso y se enfoca en corregir paulatinamente los precios y en aplicar sistemas de pago más justos. De manera que la desaparición del actual tipo de cambio un CUC por un CUP entre las empresas por otro más lógico sea lo menos traumática posible porque la devaluación que se evitó en los 90, sí vendrá ahora. Al menos así lo piensa el Dr. González: “Será previsible, afirma, un efecto sobre el costo de las empresas y luego eso se transmitirá a los precios que paga la población”.
Sin embargo su colega el Dr. Ciencias Rafael Torres Rosales no está tan seguro: “El año anterior se hizo un intento en algunas empresas seleccionadas para trabajar con una tasa de cambio diferente para ver cuál era el resultado en sus estados financieros. No tengo información para decir cuando será efectivamente. Sí creo que el costo no es lo que se moverá, lo hará el inventario existente y a partir de ahí se aplicarán mecanismos; porque ni todas las empresas funcionan con CUC, ni todo el costo de producción de una empresa es en CUC. Por tanto no creo que el impacto será en los costos”.
¿Y entonces?
En sus declaraciones sobre el tema presidente Raúl Castro eludió plazos y por la magnitud del problema suena lógico que no lo haga. Detrás de los mitos está la realidad: veremos el famoso Día Cero cuando las empresas estatales socialistas estén listas para dar ese paso, a fin de cuentas ellas son el núcleo duro de la economía cubana. Obviamente el Gobierno piensa que ese momento no ha llegado todavía, así que cuando Cassandra regrese a Cuba, retornará a un escenario conocido.
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