El proyecto de la Constitución de la República de Cuba (1) está siendo sometido a una detallada, amplia y profunda discusión popular desde el 13 de agosto hasta el 15 de noviembre de 2018, porque es un ‘documento programático político’ de largo alcance para la vida presente y futura de la nación y el pueblo. (2)
De hecho, existen varias interrogantes acerca del proyecto de Constitución, pero tres preguntas fundamentales rondan alrededor de sus preceptos y artículos como ya sucedió con los documentos del VI, VII Congreso y la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba:
La primera ¿Cómo combatir de manera certera al capitalismo, sin ser subsumidos/as por sus lógicas, reproducciones metabólicas y entramados de domesticación y manipulación en el tránsito socialista?
La segunda: ¿Cómo promover formas cada vez más socializadoras en la etapa del tránsito socialista, que impliquen mitigar la subordinación del trabajo al capital (el mercado, las relaciones monetario-mercantiles, el dinero, la enajenación en su vinculación con el trabajador asalariado), que fusione la política con la economía, supere las brechas entre el Estado y la sociedad civil y permita que el control en la producción y la distribución lo ejerzan los trabajadores / productores al integrarse a la administración estatal de forma articulada democratizadora, logrando de una vez la apropiación social colectiva e individual del plusproducto para reproducir sus formas de existencia material y cultura-espiritual?
Y la tercera: ¿Cómo se podrá en el actual tránsito socialista nacional lograr la restauración del consenso y la hegemonía del poder popular, que recorre perpendicularmente la reconstrucción y el fortalecimiento (estudio riguroso mediante) de las añejas, nuevas e imperativas alianzas socioclasistas y entre los diferentes grupos, sectores y estratificaciones sociales y, por ende, la recomposición del consenso nacional, social y popular, con el objetivo de recuperar y resignificar al unísono la hegemonía de la teoría y la práctica marxista y leninista -en plural-; así como el restablecimiento de la hegemonía socialista en el seno societario, con la recomprensión de la articulación ad infinitum del ideario y accionar martiano, marxista y leninista y fidelista con lo mejor de las tradiciones revolucionarias históricas, políticas y culturales de la nación, región latinoamericana-caribeña e internacionalmente?
Dando por fundado, que casi todas las posibles respuestas estén en lucha frontal contra cualquier manifestación de dogmatismo y sectarismo, modorra, indiferencia y acriticismo intelectual, apolitización, nihilismo nacional, desmovilización y desmotivación ideológica de las masas populares, desapego a la historia viva de la sociedad y, por ende, al anquilosamiento de la teoría revolucionaria, que significara la parálisis de la praxis revolucionaria.
Lo que sucede en la realidad es que hasta ahora, septiembre de 2018, las supuestas respuestas han sido disímiles y los disensos están pugnando su lugar por encima de los consensos. Hay evidentes falencias conceptuales con las que carga la redacción de la Constitución que embrolla sus formulaciones de acuerdo a los documentos aprobados por el PCC anteriormente. No hay coherencias y existen incongruencias que deben salvarse. (Cruz Capote, Orlando (2018): ¿Hacia dónde conducen las falencias en el aprendizaje del marxismo revolucionario y el pensamiento social crítico?, La pupila insomne, La Habana, 10 de julio).
La agenda de los desafíos no es de puro carácter económico, técnico y jurídico, puesto que la recomposición del consenso nacional y social, a la larga popular, es una red de problemáticas políticas (en la esfera política que significa el conjunto de procesos políticos), ideológicas, éticas, estéticas y culturales, ‘económicas en última instancia’, que no abarcan un árido tratamiento meramente formal, lo que es también pertinente, sino que requiere de una mirada dialéctica recconfigurativa integral de toda la sociedad, cada vez más diversa, en conjunto con la naturaleza, además, con la consabida reinserción de la Isla en la convulsa América Latina – Caribe y el no menos conmocionado resto del mundo bajo la hegemonía (y dominio) de la transnacionalización capitalista neoliberal, las continuadas crisis del capitalismo global y sus repercusiones inmediatas en los países del Sur geopolítico. Y para Cuba la presión, el bloqueo genocida y el deseo del establishment estadounidense de ponerla de rodillas no es un reto menor en ese afán innovador socialista.
El serio ejercicio intelectual, teórico y práctico está implicando, e implicará, generar un renovado tránsito socialista, una reactualización de aquellas tradiciones y herencias que, lejos de recibirse de manera pasiva e inmutable urgen ser reinterpretadas, como escribía el Amauta Peruano José Carlos Mariátegui, en su papel dialéctico e histórico concreto, siempre remisas a dejarse aprehender en una fórmula impenetrable o a petrificarse en un estadio que ya no es similar a circunstancias históricas anteriores, salvo las herencias y legados que le son vigentes, por lo que se trata de un ejercicio herético de (re)-creación y reinvención, donde es necesario lograr la ‘traducibilidad de los lenguajes científicos y filosóficos’.
Condición sine qua non para, al decir de Gramsci, negar la copia mecánica de otras experiencias, y de paso, resolver la contradicción de que “…la realidad abunda en combinaciones de lo más raro, y es el teórico el que debe identificar en esas rarezas la confirmación de su teoría, ‘traducir’ en lenguaje teórico los elementos de la vida histórica, y no al revés, exigir que la realidad se presente según el esquema abstracto”. (3) Todas las realidades y verdades relativas, incluso si son universales, deben su eficacia porque son expresadas de forma mediada bajo el prisma de los lenguajes de las situaciones concretas particulares; y si no se logra esa expresión (traducción, interpretación y resignificación) en ‘lenguas particulares’, esas se convertirán en abstracciones bizantinas y escolásticas, que solo servirá de entretenimiento a los rumiadores de frases huecas (fraseología ideologizante) que no conllevarán a adecuaciones teóricas y realizaciones prácticas, auténticamente revolucionarias.
Justamente se considera al Comandante en Jefe Fidel Castro como el mejor traductor del marxismo y el leninismo para la realidad cubana, porque lo realizó creativamente, sin repetir incesantemente las frases de los clásicos, contextualizó históricamente sus conceptos en la realidad nacional, y lo hizo con una forma pedagógica sin rebajar el peso de las categorías y la propia historia del marxismo.
La Revolución cubana ha entrañado un singular proyecto de liberación nacional y social, ético, político y cultural en el cual el “…pueblo si de lucha se trata” (4) no incluyó a los grandes explotadores y si a grupos sociales o conglomerado de clases trabajadoras de variados grupos y sectores, que se despojó de los intereses corporativos o sectoriales, construyendo impenitentemente una Revolución para las mayorías, sin subestimar ni restar a las demás, a través del consenso y la disputa ideológico-cultural. Una construcción social que incluyó un liderazgo de carácter popular nacional el cual involucra a los anhelos y demandas del conjunto de las clases subalternas en su programa de acción. En esos propósitos, la clase trabajadora no puede ser ignorante, tampoco ignorada, bajo ninguna circunstancia -según Gramsci- por lo que debe ser dirigente antes de lograr ser dominante y, por lo tanto, ejercer su hegemonía en conjunto con las demás clases, capas, grupos y sectores, lo que incluye las diversas estratificaciones sociales.
La superación de una concepción minoritaria de la Revolución, como proceso destructivo / constructivo, este más allá del capital, tiene de base la creación de una organización política, con el método de ejemplaridad / selectividad de las masas, profundamente enraizada con los sectores populares y no ubicada por fuera y encima de ellos como si fuera una élite etérea. Ese es el partido de vanguardia, el Partido Comunista de Cuba y de la nación cubana, surgido después del triunfo revolucionario, que no se aísla del resto de los componentes de poder que son conformados por las demás organizaciones de masas y sociales que ejercen, mancomunadamente, la dirección, conducción y el control colectivo y, por lo tanto, el ejercicio en el dominio y gobierno de la sociedad para la cual se requieren el conjunto de las instituciones de poder correspondientes, a través de las cuales las masas trabajadoras hagan válido ese derecho y puedan expresar y hacer valer su voluntad. (5)
Entonces, “el socialismo [afirma Gramsci] es una visión integral de la vida”, en el que se requiere conjugar el sentir con el pensar-hacer en un plano macrosocial y microsocial, personal y colectivo, y antecede como al momento más estrictamente de asalto para la conquista del poder político -elemento primario necesario-, y la desarticulación de las estructuras institucionales donde se materializa y concentra el anterior poder y sus secuelas en el nuevo, entendido éste en su faceta restringida porque el socialismo domina pero más que todo hegemoniza, como conjunto de aparatos burocrático-represivos, lo que hace urgente la construcción de los gérmenes de las relaciones sociales comunistas en una ciclópea misión de largo aliento estratégico donde prime la democracia más plena.
La capacidad de dirección política del Partido, su autoridad moral, apoyada críticamente por los conocimientos y saberes de las ciencias sociales, la filosofía y las humanidades, nos remite a la negación de la función tradicional de mando-obediencia y los verticalismos de arriba hacia abajo, y nos impele a la conformación de un proyecto civilizatorio de nuevo tipo, contracultural, antisistémico al capital y de emancipación humana pleno, que se nutra y arraigue en la cotidianeidad de las iniciativas de los sectores populares, que prepare a la organización de vanguardia -o intelectual político colectivo- en brindar una educación político ideológica y orientación general a las prácticas concretas del pueblo, capaz de hacer esa ciencia social ‘en acto’ y pueda irradiar, en tanto revolución educacional, intelectual-moral y cultural, ese espíritu sentipensante y hacedor hacia el conjunto de la sociedad, como concepción del mundo y modo de vida poseedor de una potencialidad de combate frontal contra el patriarcado, el machismo, la xenofobia, la homofobia, el racismo, la discriminación, la guerra y el armamentismo, la violencia contra la mujer, el derroche de los recursos humanos y naturales, la depredación de la naturaleza y la colonialidad del poder, saber y de los valores.
II
Las posiciones que se han asumido y se dirimen ante el proyecto constitucional han sido variopintas tanto al interior como al exterior del país. Junto a las visiones interpretativas que la analizan desde la totalidad e integralidad del proyecto y sus aciertos indiscutibles, existen algunas opiniones que pecan de apreciarla con reduccionismos jurídicos y economicistas; terceras visualizaciones sesgadas que sólo valúan ‘cambios cosméticos’ en la política, las relaciones de poder y la democracia popular; otras que la perciben como el equilibrismo inestable y efímero entre representantes de un cierto “reformismo político” cauteloso -catalogado de social-liberalismo y socialdemocratismo ingenuo e intencionado-, proclives a un postcapitalismo al estilo chino y vietnamita; así como aquellas que la asumen como el ariete de los revolucionarios (conservadores) que defienden el modelo de ‘socialismo de Estado’; (6) y los que, supuestamente, propugnan un realismo político -una ‘realpolitik’ cercana al pragmatismo- acerca de las políticas económicas de transformación, que serían las capaces de impulsar la actualización de Modelo Económico Social, con un rápido crecimiento y desarrollo de las fuerzas productivas a través del tecnologicismo económico, inversiones de capital y elementos de un capitalismo light, sin alterar la estructura del poder político en la Isla, es decir el partido comunista único. (7)
Estas divisiones esquemáticas y arbitrarias, porque subjetivamente todas lo son si no poseen un sólido aparato de investigación sociológico-político demostrativo, (8) inviste cierta semejanza con las preanunciadas en el 2012, por la estudiosa Camila Harnecker Piñeiro, profesora, investigadora y consultora de empresas, del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), quien identificó las tres supuestas principales visiones del socialismo en Cuba que están influyendo en los cambios actuales: la estatista (estadocéntricos versus descentralizadores), la economicista (reduccionismo económico y tecnocrático versus la integralidad política, económica, social, jurídica, estética, ética y cultural de los cambios) (9) y la no aceptada, para el caso cubano, de autogestionaria, que comprende a las variadas formas cooperativas, instituciones, organizaciones y asociaciones más autónomas, democráticas, socializadoras y solidarias, con mayor transparencia informativa y comunicacional, que proponen el establecimiento de modelos de autogestión, gestión y cogestión popular, sin desestimar la propiedad y gestión estatal, y que implícitamente conllevan relaciones sociales menos alienantes / enajenantes, ya que permiten un sentido mayor de pertenencia y liberan las iniciativas y capacidades creativas de los individuos y colectivos en sus lugares de trabajo, comunidades, seno familiar, en fin, abarcando a toda la ciudadanía, sin verticalismos, ni ordeno y mando excelsos.
Por nuestra parte, no tenemos dudas, que se debe incluir, con énfasis y paulatinamente formas de autogobierno, autodirección, auto-organización y autorregulación desde los ‘poderes desde abajo’ y redes horizontales, (10) que son los más propensos a combatir los vicios de los burocratismos y tecnocratismos en la sociedad y que, además, propician el empoderamiento efectivo y eficaz de las masas trabajadoras y populares. Sin absolutizar que esta sería la pócima alternativa y la panacea de solución a las complejas problemáticas en el tránsito socialista nacional.
Aunque, explica la investigadora Piñeiro, estas posiciones o corrientes de pensamiento, por lo general, coinciden en que el principal objetivo a largo plazo debe ser una sociedad más justa y liberada de las dificultades económicas que enfrentamos, difieren marcadamente en su manera de entender la justicia y la libertad, y, por lo tanto, cómo realizar la construcción del socialismo. Por eso, no varían en mucho en cuanto al diagnóstico sintomático de la situación actual -salvo algunas quiebras estructurales y de valores en la sociedad cubana, que, aun siendo moderadamente detectadas, no son calculadas en su profundidad, como consecuencias primordiales, pero no únicas, del Periodo Especial en Tiempos de Paz comenzado en septiembre de 1990-, sin embargo, identifican distintas causas estructurales de fondo, así como proposiciones alternativas para superar las problemáticas que han ralentizado los cambios.
Asimismo, tienden a establecer heterogéneos puntos de partida, distintas metas a corto y mediano plazo, diferentes ritmos en la aplicación y cumplimiento de los documentos del VI y VII Congreso y su Primera Conferencia Nacional del PCC, (11) y, más importante aún, proponen diversos medios para alcanzar los objetivos, por lo que -aunque no siempre se reconoce- nos conducen hacia disímiles puntos de vista acerca de los estadios en la construcción socialista.
Sin embargo, en su texto, Camila Piñeiro advierte que, tales corrientes de pensamiento no se dan puras, y pueden, en realidad, que los grupos y personas que la componen compartan puntos comunes y que sea posible imbricarlas unas con las otras. (12)
Por otra parte, el Premio Nacional de Ciencias Sociales, el politólogo Juan Valdés Paz plantea otro encasillamiento, que no se distancia en mucho a la anterior, pero que lo amplía y titula de otra manera. Sin embargo, advierte que tales tendencias: “…No son puras, están muy confusas y a veces los propios sujetos sociales no están totalmente conscientes de que sus posicionamientos y propuestas clasificarían, para un observador distante, como más socialdemócrata, social-liberal, soviética, guevarista, socialista crítico, etc. En un trabajo reciente clasifiqué algunas corrientes sociopolíticas, no en abstracto sino frente a los Lineamientos, para hablar de la estrategia de reformas en curso. A una la llamé convencional, que es una mezcla de muchas cosas, un poco como ha sido la Revolución cubana; también está la guevarista; otra que llamo socialista crítica, es decir, los que critican al socialismo real cubano desde la izquierda, por estatista, y le reclaman que sea más socializante, que sea más autogestionario, que desarrolle más el autogobierno; esta corriente incluye las propuestas libertarias y comunalistas, que apuestan por centrar localmente la organización social, etc. Y están más claras las corrientes socialdemócratas y las social-liberales a las que ya me he referido; en estas dos la influencia china es distinta, pero está presente como referencia a sus reformas (…) Cuando digo que hay que construir consenso, debatir y ser inclusivos, no es una cosa abstracta, no estoy hablando de individuos demográficos, sino de personas comprometidas con algunas de estas corrientes o con una combinación de ellas, porque no todos racionalizan exactamente lo que están pensando.” (13)
El propio Valdés Paz ya refería en el 2014: “…El régimen cubano enfrenta la oposición política e ideológica de personas, grupos y gobiernos, particularmente el de EEUU. Esta oposición se ubica doctrinalmente desde el neoliberalismo [también los hay más o menos liberales, sin saber que asumen esa posición], hasta una cierta socialdemocracia, pasando por todos sus matices. Un aspecto compartido por todos ellos, aun que, con diferentes argumentos, es su anticomunismo [maledicente]. Aunque esta es fundamentalmente una oposición externa, también tiene alguna representación interna. …Del lado del régimen socialista “realmente existente” en Cuba hay también personas y grupos con posiciones críticas, algunas de los cuales le pasan por la izquierda y otras por la derecha. Doctrinalmente, estas corrientes se ubican desde posiciones libertarias hasta socialdemócratas de izquierda, pasando por el guevarismo, el fidelismo y el sovietismo. La prioridad absoluta atribuida a la unidad política de las fuerzas de la revolución ha propiciado una cultura, un estilo y una práctica políticos -tanto en el Partido dirigente como en la sociedad- que lleva a “opinar de la manera adecuada, en el momento oportuno y en el lugar conveniente”. Ello hace que la crítica sea un insumo de poco peso en el diseño e implementación de las políticas.” (14)
Como el debate endógeno cubano sobre problemáticas pendientes (y las nuevas) acerca de cómo enfocar teórica y metodológicamente las problemáticas del tránsito socialista no se origina y propicia en todos los espacios públicos posibles y necesarios, por lo que no resulta amplio y profundo para búsquedas de consensos, convirtiéndose muy espinoso y, a veces, ininteligible, por incomprensiones, excesos de etiquetas y acusaciones entre los que discuten (carencia de saber escuchar, dialogar e intercambiar, rsumiento de cultura del debate), lo que tiende a complicarse más cuando se expande e intervienen los observadores e interpretadores foráneos, algunos de ellos cubanos en el exterior (lo que está sucediendo en el actual proyecto de Constitución), también los llamados cubanólogos, que tratan de explicar de forma diáfana o extraña, según los casos, tergiversando conciente e inconscientemente (15) lo que se plantea en cualquiera de los círculos donde se establecen las polémicas. (16)
El proyecto de Constitución de la República de Cuba, si bien tiene un asidero jurídico (expresión del Derecho), (17) normativo (mínimo y máximo), axiológico y de ordenamiento, no exclusivamente técnico, profesa la necesidad de redefinir filosófica, teórica-política y en la praxis, de forma crítica, sobre las nuevas realidades cubanas -con respecto a la aprobada en 1976, reformada en 1992 y el 2002-, (18) así como de readecuarse al vigente y mutante orden jurídico internacional, por lo que reúne los principales y generales preceptos y prácticas constitucionales que tienen numerosas articulaciones e interrelaciones, directas / indirectas y mediadas, las cuales repercuten indistintamente en todas las esferas del cuerpo societario, especialmente en la estructura del sistema de las relaciones sociales, las relaciones de poder, en la democracia popular que se debe practicar sin extraviar los acumulados y experiencias vividas, en las formas de hacer política con ética revolucionaria y el método de masas,; en cómo se asume la conciencia y cultura política; en el pensamiento, comportamiento y la acción política de los ciudadanos; en el consenso social -ese novedoso ‘Pacto Social’ que coadyuvará al reforzamiento de la urgente Unidad nacional y social- que debe lograrse en la práctica cotidiana, lo que incidirá en el apoyo o no al proyecto político socialista que refrende la Constitución, y en cualquier otro proceso que ataña a la sociedad como totalidad, o sea en las esferas económicas, políticas, sociales e ideológicas, estéticas y culturales. (19)
La nueva Constitución significará, no hay dudas, la modernización y evolución de los preceptos humanistas defendidos por la revolución socialista, refrendados históricamente por las cubanas y los cubanos en estos casi sesenta años de proceso revolucionario, así como, en la búsqueda incesante de esa emancipación humana plena y de nueva índole civilizatoria, antisistémica, contracultural y antihegemónica al Sistema de Dominación Múltiple del capital al que se somete la mayoría de los países en el orbe.
Porque, para que el país se encamine por la legalidad y la civilidad, aumente su legitimización y adquiera superior credibilidad, a lo interno y externo, necesita leyes fuertes y justas y, desde luego, la ley fundamental debe ser clara, comprensible y bien comprendida por toda la ciudadanía, incluso por los cubanos que residen en el exterior, para que luego sea acatada y se cumpla en su letra viva y espíritu. (20)
Como expresó la doctora y profesora Martha Prieto, especialista en Derecho Constitucional: “…Un día en un debate me decían: No, el Partido no se subordina. Pero no es tal. Si estamos hablando de que la Constitución es la expresión de la voluntad soberana del pueblo, por encima del pueblo: el pueblo. Ahí está el qué y el cómo, la base y el tope ¿Hasta dónde se puede actuar? Hasta donde lo permita la Constitución. …desde esta perspectiva se ha de ver la Constitución como garantía, y acabar de entender que la Constitución es jerarquía superior, por encima de ella nadie salvo el pueblo en referendo popular.” (21)
En la Constitución, sumun del cuerpo legal de la nación cubana, la filosofía (filosofía de la praxis) y, en especial, la política resulta la forma predominante de la conciencia social, la que desempeña un papel decisivo sobre las demás formas, especialmente en el socialismo, ejerciendo por tanto una creciente influencia sobre todas las esferas de la vida social, mediante la regulación objetiva / subjetiva -sin dicotomías, atomizaciones y separaciones infértiles- de las relaciones políticas a través de las políticas públicas, estatales y de gobierno.
La Constitución es la ‘Ley Fundamental’ o ‘Suprema’, la ‘Carta Magna’, la ‘Ley de Leyes’, sobre la que se asienta un Estado-Nación moderno, contemporáneo, más si este resulta socialista en el maremagnum de capitalismo que lo rodea, es la que establece los fundamentos de la nación, la nacionalidad, identidad y cultura nacional; el caracter del régimen sociopolítico que asume el país como consecuencia de la voluntad y convicción popular; la estructura de los poderes y los alcances (límites y ampliaciones posibles) de estos, y que, a la vez, garantizan los diversos derechos y deberes de los ciudadanos; traza las líneas legislativas para el resto de las normas que involucran a todos las clases, capas, grupos, sectores, estratos, segmentos, sociales de la sociedad; contemplando la inmanencia y trascendencia de la democracia popular directa y protagónica en su realización no sólo normativa sino práctica.
Sin embargo, ¿el pueblo interviene, cuestiona / interpela, participa, aporta, apoya y decide de manera activa, protagónica y responsable en el Estado y gobierno de la sociedad socialista?
¿Hay mayor socialización del poder, la propiedad y las ideas?
¿No se ha reforzado en demasía los aparatos del Estado, que debe cumplir con las perspectivas de ser un Estado social ampliado, fortalecido relativamente, más democrático y en vías de su extinción?
¿No se han expandido los representantes del Gobierno que, en la mayoría de los casos, son designados a dedo -o con una débil consulta popular como será en el caso de los gobernadores e intendentes- lo que puede traducirse en una democracia formal rutinaria si no se es capaz de cambiar los métodos de elección, que signifique superior validez a la iniciativa, participación y motivación ciudadana?
¿Estos gobernadores (e intendentes), al fin de cuenta, gobernantes y dirigentes, estarán dispuestos a escuchar las demandas de la población y, más que todo, permitir que los núcleos de ciudadanas y ciudadanos en sus provincias comiencen el proceso de (auto)-gobernarse, tomando parte proactiva en las decisiones propias, que permita encaminar, en el proceso de tránsito socialista ‘al pleno y libre desarrollo de cada individuo’ y que el objetivo estratégico sea la obtención del ‘reino de la libertad’ de todos?
Porque el Estado socialista, el de la transición, no puede pretender el congelamiento de los tiempos sociales, que de por si accionan con cierta espontaneidad y asimetría -esta acción espontánea siempre se despliega con flujo y comunicación de ideas, propuestas, y mediaciones organizativas-, y tampoco frenar a la democracia popular con un corte socioclasista estrecho que no sea capaz de cuestionar la forma de pensar y hacer el poder, la política económica-social y cultural dentro de ciertas reglas responsables y comprometidas, porque a fin de cuentas si es un Estado de Derecho Socialista, la política, democracia y la libertad que practica asume con naturalidad los conflictos inevitables que se producen en una sociedad en germen de socialización in crescendo.
La nueva estatalidad -en este caso transitoriamente socialista- es, además, de poder dominante y hegemónico, un proceso de extinción de sí misma, por lo que se transforma en un vehículo de involucramiento y empoderamiento popular democrático, nunca un simple administrador de la sociedad, tampoco con la unidireccionalidad esquemática de los dirigentes / dirigidos, gobernantes / gobernados, sino de superación del momento de estar por arriba de la sociedad, aunque siga siendo una necesidad primaria de intermediación, y, por lo tanto, se transforma en un largo proceso de autodirección social y de producción y reproducción de la vida de los trabajadores y la sociedad.
Si hiciera lo contrario, ese Estado socialista confiscaría el derecho del pueblo a vivir sus contradicciones de toda índole y, por tanto, embargaría la política de los trabajadores manuales e intelectuales, su razón de ser, y también su poder de representación -hasta la delegación- de las masas populares, de facilitador de sus iniciativas, habilidades y capacidades de participar en las soluciones de sus problemáticas, que le atañen más que nadie. Entonces, en ese tránsito, la política como expresión del ‘poder público, -como le denominaba Marx- prosigue el sendero a la política como poder socializado, y por ese rumbo, el encausamiento de la contradicción dialéctica entre lo individual y lo social, hacia la política como expresión del poder social. (22)
El marxista húngaro Istvàn Mészàrov, lo explica de manera magistral: “…la política (con particular peso en su versión que la limita al Estado moderno) usurpa los poderes la totalidad del proceso de toma de decisiones poniéndose a sí misma en esta condición”, por lo que “…la política socialista tiene que consistir en todos sus aspectos, incluso en los más insignificantes, en la tarea de restituir al cuerpo social los poderes usurpados”, porque de lo contrario “…se priva a la política de la transición de su orientación estratégica y su legitimación, reproduciendo entonces necesariamente en otra forma el “substitucionismo burocrático” heredado, antes que creándolo de un modo nuevo sobre la base de un cierto mítico “culto a la personalidad”.
Por lo que, en consecuencia, la política socialista del Estado, con la orientación y conducción del Partido, tiene que recorrer, tal como lo indicó Marx, del sustitucionismo a la restitución o abandona la senda de ser política socialista y, en lugar de “abolirse por sí misma debidamente, [como la extinción de las clases, su lucha y del Estado] se convierte en una autoperpetuación autoritaria.” (23)
Por lo tanto, nuestro sistema y subsistemas políticos, el Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas, tienen que aspirar a representar con amplitud y profundidad a la sociedad contemporánea, partiendo que ésta es más plural, diversa y heterogénea.
Debemos comprender que cada grupo y sector social, incluso los nuevos agentes sociales -ya sean privados, cooperativos y estatales, también mixtos-, van creando sus propios intereses, resultando urgente consolidar que existan oportunidades similares para que todos vean representados sus deseos y aspiraciones, a través de controles y equilibrios con contrapesos, que limiten el poder desproporcionado de algunos de estos grupos que puedan ser dañinos a la revolución de forma mediata y a largo plazo. Si no lo hacemos, ese espacio supuestamente social provocará el incremento de la enajenación, la ausencia de un poder político de carácter patriótico, revolucionario y socialista en el seno del pueblo y, lo peor, ese espacio lo podrá ocupar el enemigo de clase interno y externo.
III
La lucha de ideas alrededor de la Constitución, así como los ataques contra los núcleos duros de la Revolución Cubana en la contemporaneidad, comenzaron desde mucho antes que este anteproyecto se discutiera en la Asamblea Nacional del Poder Popular. La andanada de elaboraciones realizadas por cuenta propia o encargos, interpretaciones malintencionadas, confusiones veladas y descubiertas, con neolenguajes acerca de lo que es políticamente correcto y el que no lo es, las posverdades y las ‘fakes news’ o falsas noticias, ha sido incesante desde los años de la década del 90 y se han recrudecido en el siglo XXI y, en especial, luego del inicio de la actualización, que casi todos coincidimos en nombrar como reformas. No porque tales cuestionamientos, críticas e hipercríticas, fueran totalmente novedosos, sino que ahora poseen algunas características singulares, por las circunstancias por las que atraviesa el país y su socialismo. (24)
Algunos, incluso, elaboraron digitalmente plataformas políticas, económicas, sociales, jurídicas y culturales -según ellos sin “pretensiones” de convertirlas en programas de futuros partidos políticos, apostando por el pluripartidismo-, donde lo estético y lo simbólico tampoco fueron simulados, (25) probando persuadir con centrismos inexistentes, convergencias imposibles y nuevas terceras vías ilusorias entre los saberes y las prácticas socialistas con el propósito de retornar ‘suavemente’ al capitalismo ‘con rostro humano’, que nunca se ubicaría igual al de los países escandinavos (estos en su desmontaje actual del ‘Estado de Bienestar Popular’ debido al neoliberalismo), sino acaso muy similar a un país de Centroamérica y, para peor de los casos, con Haití.
Los errores, confusiones y desatinos -claro que también aciertos- de la parte patriótica, revolucionaria, socialista / comunista proviene de cómo se ha aprehendido y comprendido el desarrollo del marxismo y los marxistas en nuestro país. Marx determinó que el primer paso de la ciencia social había de ser la crítica de la crítica, esto es, la crítica de la literatura científica, en otras palabras, la crítica de la ideología subyacente a las formulaciones científicas, valorando donde se encuentra la ‘falsa ideología’, la inversión idealista de una realidad, en la que la “cadena” real y sus “flores imaginarias” deben ser arrancadas, destruidas, para capacitar a los revolucionarios del mundo en el cómo, por qué y para qué emanciparlos de la atadura y recobrar las `flores vivas´, y con ello, entroncar con las corrientes cálidas del marxismo; (26) por lo que el primer paso de la investigación científica ha de ser descubrir las intenciones con las que una teoría se postula como explicación / comprensión de la realidad, para luego corroborarla, o no, en la práctica social concreta.
Por ello, la ciencia social marxista es holista, se basa en la idea de que la totalidad social es una concreta realidad histórica con su propia dinámica de desarrollo.
Como escribiera el filósofo español-mexicano Adolfo Sánchez Vázquez “…la teoría no es sólo lenguaje de la práctica o espejo [crítica al reflejo ‘exacto’ de la realidad] en el que podemos contemplar su rostro; es asimismo un indicador en medio de la marea que apunta a tierras inexplorables de la unidad de la teoría y la práctica”. (27) La teoría no es una variante de la práctica y no se reduce a ella como podría sustentar un practicismo infértil, o un teoricismo mediocre divorciado de la praxis.
Porque muchos autores, concientes e inconscientemente, escriben, leen mal e interpretan peor, porque han traducido el marxismo y leninismo con sesgos e incomprensiones, contaminaciones y simplificaciones, lo que ha conllevado a su vulgarización escolástica, que lo anquilosó y lo declaró cerrado, anti-autocrítico y contrario a la autosuperación. Ese nunca fue el marxismo. Este definivamente, hay que abordarlo con el rigor filosófico y lingüístico, semántico y simbólico, con la prestancia de un aporte teórico – práctico no finiquitado, poniendo atención a los contextos históricos y la total ausencia de religiosidad con respecto a la ideología y la política social, económica y cultural marxista, y también en lo que atañe a la historia del socialismo y el comunismo.
Han sido, en la mayoría de los casos, lecturas incompletas, porque las obras del marxismo en su totalidad no han sido conocidas hasta hoy, y porque casi nadie lo leyó a ciencia cierta con profundidad. Y han predominado las lecturas de pedazos, fragmentos, muchas veces, entrecortadas y discontinuas de sus innumerables textos y autores; así como lecturas instrumentales desde el ángulo de la razón utilitaria del capitalismo -con la preponderancia de un pensamiento reificador que se representa la realidad a través de imágenes cosificadas, deformando el carácter de las relaciones sociales al metamorfosearlas en relaciones entre cosas, como también la instrumentalización del individuo-, y no de aquel que lo percibe, como lo que es, en un proyecto civilizatorio de emancipación humana, racional y ética, contracultural y contrahegemónico al capital; otras lecturas hechas han ido a la búsqueda de citas convenientes para apoyar ideas esquemáticas, fórmulas y consignas pétreas, andialécticas, y realidades a priori, predeterminadas que, muchas veces no podían ser auténticas ni reales; lecturas concebidas para someter a los demás con interpretaciones ideologizantes estériles y fatuas, que conllevaron a su no comprensión y realización plena.
El marxismo y los marxistas auténticos, incluyendo a Marx, Engels, Lenin, sus coterráneos, continuadores y contemporáneos, originales y creativos, constituyeron -y reconstruyen cotidiamente- una filosofía transdisciplinaria, si se quiere una antifilosofía que se contrapuso a las reglas dogmáticas del anterior quehacer filosófico anterior, desde los inicios de la historia de la filosofía, porque resultó mundana (terrenal y cosmopolita, sinónimo de universal, pero sin ser una metateoría metafísica), poseyendo dentro de sus virtudes e irreverencias una cosmovisión crítica de la historia como totalidad; con ideas novedosas como la lucha de clases, motor impulsor del desarrollo, en la cual se inmiscuye radicalmente; siendo al mismo tiempo, una ciencia investigativa poderosa porque es diagnosticadora y propositiva; siendo también una sociología no empírica, positivista y especulativa, sino que adquiere un fundamento teórico y científico indudablemente reforzado con la actividad práctica de los sujetos históricos, sociales y políticos del cambio revolucionario en contextos históricos concretos; concluyendo que es necesaria la crítica de los textos científicos, racionales e irracionales, sucediendo otro tanto con la teoría política que enarbola con punto de vista, concepción estratégica y pluridimensional de la materialidad de la historia, de la praxis y de la historia de las ideas y mentalidades.
Y, sobre todo, es una filosofía novísima de la economía política que no es crematística, administrativa, tecnocráticamente aplicada, tampoco exacta, ni siquiera con la supuesta pureza de la econometría. Por eso, el marxismo continuó el programa crítico al destacar, además del carácter histórico, el social del condicionamiento objetivo de la actividad subjetiva. Habrá que desbaratar la fábula de que no fue el marxismo quien exaltó el papel esencial de lo económico en el mundo moderno, sino que fue el resultado de las elaboraciones oportunistas y revisionistas de algunos de sus paisanos, opositores, adversarios, detractores y enemigos.
Si hubiera sido de esa forma no podía haber sido elaborado el texto más connotado, ‘El Capital’, que comprendió no sólo al capitalismo del siglo XIX, sino que sentó las bases socioeconómicas, políticas y culturales de las leyes o tendencias del desarrollo del capitalismo, sus crisis y las vías de su destrucción. A pesar de las lecturas nada fáciles, fue el marxismo quien advirtió la urgencia de la rebelión contra las determinaciones de lo económico (siempre las consideró ‘en última instancia’), porque tal enfoque unilateral reducía su alcance y posibilidades de hacer la Revolución Social y Política.
De la misma manera, llamó la atención acerca de la cosificación, la fetichización y acerca de las enajenaciones / alienaciones implicadas en la mercantilización de todo lo humano, encontrando en el proletariado industrial, luego la clase obrera, los trabajadores asalariados los nuevos actores de la transformación. Quizás, se hizo, así mismo, restricciones en lo que a las clases parteras de la revolución se refiere, pero hubo otros, como Lenin, que confirmaron la alianza obrera – campesina, con marinos y solados, con las clases subalternas, los intelectuales y los pueblos oprimidos y explotados, primero del Oriente y, luego, de todo el Sur geopolítico. Por eso hoy se habla del sujeto múltiple histórico-social y político de la transformación.
El marxismo no debía convertirse en una filosofía suprahistórica, porque sus fundadores nunca lo pretendieron, ni siquiera en ‘El Capital’ era posible encontrar “…una teoría filosófico-histórica sobre la trayectoria general a que se hallan sometidos fatalmente todos los pueblos, cualesquiera que sean las circunstancias históricas que en ellos concurran”, (28) no obstante, propuso hacer de un movimiento y un ideal justo, una ciencia, el socialismo científico -sin negar la utopía-, que condujera hacia el comunismo. Porque este “…no es un estado que debe implantarse, un ideal al que deba sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente.” (29)
Postulando que la libertad consiste en que el Estado -el socialista en construcción con nuevas relaciones sociales- deje de ser un órgano superpuesto a la sociedad para convertirse en órgano subordinado a ella, proclamando, sin embargo, la necesidad de la autoridad de las mayorías sobre aquellas minorías que las colonizan, someten y ocluyen, con – la ‘dictadura del proletariado’, con la que se libera él, y con él a las grandes mayorías -, que no era más que el comienzo del fin de la lucha de clases y del Estado, para llegar al comunismo, a la sociedad de iguales.
El objetivo final del socialismo, como etapa de transición, tal como lo concibieron Marx, Engels, Lenin y otros continuadores marxistas creativos, consiste en la gradual extinción del Estado, gracias a la necesaria implantación del poder real del pueblo trabajador como sujeto histórico-político, que emanciparía al resto de la sociedad, y, por supuesto, el tránsito hacia la abolición de todas las clases y a una sociedad sin clases, que también conllevaría a la revocación de la propiedad privada.
Ello conllevará a la formación de una sociedad comunista de ‘productores libres asociados’ en donde “surgirá una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno será la condición del libre desenvolvimiento de todos”. (30)
En este proceso de tránsito hay que conjugar, en la política revolucionaria – comunista, el arte de lo posible con el arte de hacer posible lo que parece imposible. No bastando con que se busquen formas de resistencia, sino que se tiene que hallar alternativas válidas, por imaginativas y creadoras, en un mundo en el que el cambio no es una opción sino una exigencia. El comunismo, una utopía realizable, es bastante trabajoso y lejano.
En la actualidad, percibiendo que el triunfo del socialismo se conquistó, con éxitos y derrotas, en los países subdesarrollados, se trata de hibridar la cuestión leninista del poder político como elemento clave para la interpretación ejecución de la práctica social, y deconstruir, a la vez, ese poder político en el tránsito socialista desde una democracia radical participativa para optarse por una práctica política fundada en la participación de los movimientos sociales, fuerzas políticas diversas y los demás componentes de la sociedad civil, preocupados por el control y regulación del poder estatal, con la comunidad esencialmente autogestionada, autogobernada y auto-organizada.
Pueblo, cuando de lucha se trata, que sea capaz de potenciar esa descentralización, la planificación económica democrática y socializada, con el debilitamiento y superación del sistema de competencia mercantil, el predominio del mercado y el dinero, pero sin prescindir de estos factores por largo tiempo, en conjunto con un fortalecimiento relativo del Estado dentro de los marcos democráticos respetuosos y razonables del consenso social alcanzado entre todos los miembros de la sociedad. Sin dejarnos arrastrar a la idea, que predominó en el socialismo real, de que un autoritarismo-totalitarismo de Estado sirve para superar el totalitarismo del mercado.
Para ello debe también implicar la valoración de políticas culturales acerca de la urgencia de la paz interna y externa, la solidaridad nacional e internacional, la defensa del medio ambiente, la lucha contra la carrera armamentista y las guerras, así como los avances feministas que coadyuven a la emancipación de las mujeres y, con ello, en la plena emancipación humana. Lo que incluye al antirracismo, anticolonialismo, antimperialismo, antipatriarcalismo, la batalla contra la xenofobia, la igualdad de género, el fin de la violencia contra la mujer y los niños, la misoginia, el respeto hacia la orientación sexual, etc.
Continuará…
Dr. en Ciencias Históricas Orlando Cruz Capote
Investigador Auxiliar
Instituto de Filosofía
CITMA, Cuba.
6 de noviembre de 2018.
Notas y Bibliografía:
(1) Proyecto de Constitución de la República de Cuba, Tabloide, Impreso Empresa de Artes Gráficas Federico Engels, 2018.
(2) Anteproyecto de Constitución. Visión hacia el presente y el futuro de la Patria. Aspectos principales del Anteproyecto de Constitución (2018): periódico Granma, internet@granma.cu, La Habana, 13 de julio; Acosta, Homero (2018): Principales elementos del Proyecto de Constitución: Síntesis de la intervención del diputado Homero Acosta, Granma, La Habana, 24 julio; Machado Rodríguez, Darío (2018): La reforma constitucional, Cuba Debate, La Habana, 29 julio; Romeo, Charles (2018): Como quisiera que la Constitución defina lo que es humano en Cuba, (1), Blog Segunda Cita, La Habana, lunes, 2 de julio; (2018): El proceso de cambiar todo lo que debe ser cambiado, Segunda Cita, La Habana, Jueves, 2 de agosto; Sánchez, Iroel (2018): Nueva Constitución cubana Por una sociedad sin perdedores, La pupila insomne, 2 agosto; Colussi, Marcelo (2018): Transformaciones en Cuba. ¿Socialismo a la china para todos?, Rebelión, 02-08.
(3) Gramsci, Antonio (1997): De “Cuadernos de la Cárcel” (1931), en Portantiero, Juan Carlos Los usos de Gramsci, 54 Cuadernos de Pasado y Presente, Editorial Galache, s. a., México, p. 330.
(4) El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en su alegato de defensa “La historia me absolverá”, proclamaría, “…nosotros llamamos pueblo si de lucha se trata”, como concepto y artífice práctico de la Revolución Cubana. Castro Ruz, Fidel (1993): La historia me absolverá. Edición anotada, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, pp. 53-55.
(5) Castro Ruz, Raúl (1973): La nueva estructura del aparato del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Intervención, 4 de mayo, La Habana, en: Castro Raúl (1988): Selección de discursos y artículos 1959-1974, en dos tomos, T. I., Editora Política, La Habana, pp. 213-243.
(6) El debate ha tenido muchas aristas. Hay muestras diáfanas de los que optan abierta o subrepticiamente a favor de las relaciones de mercado, la propiedad privada y a favor del pluripartidismo; otros que pugnan por posiciones diversas y favorables a un socialismo diferente al que se ha construido hasta hoy, así como los que critican duramente al proyecto. Fernández Estrada, Julio Antonio (2018): Una Constitución a la medida del futuro con nuevos derechos, nuevas instituciones y nuevas utopías, Dossier “Por una reforma constitucional con todos y para el bien de todos”, entrevista Julio Antonio Fernández Estrada y Rafael Rojas, Cuba Posible, 02-01; Fernández Estrada, Julio Antonio (2018): No pude pasar mi papelito mis dudas sobre la nueva Constitución, Blog El Toque, 08-06; Almeyra, Guillermo (2018): Una Constitución conservadora, Rebelión, 13-08; Gallego Ramos, José Raúl (2018); Cinco factores que atentan contra el debate del anteproyecto constitucional, Cuba Posible, 08–12; El debate de la Constitución según la prensa oficial: radiografía temprana, Cuba Posible, 08-21; Avivar Cobas, Roberto (2018):Hacia la constituyente socialista, Rebelión, 17-07; Constitución socialista o contrarrevolución capitalista, Rebelión, 16-08;Amuchástegui, Domingo (2018): Domingo Amuchástegui: mis tres propuestas para la nueva Constitución de la República de Cuba, Cuba Posible, 08-06. Pérez, Humberto (2018): Reflexiones y sugerencias acerca del Proyecto de Constitución (II), Segunda Cita, martes, 4 de septiembre; Reflexiones y sugerencias acerca del proyecto de constitución. (I) Sobre el papel dirigente del Partido, El Estado como tal, 06-09, http://elestadocomotal.com/2018/09/02/humberto-perez-reflexiones-y-sugerencias-acerca-del-proyecto-de-constitucion-sobre-el-papel-dirigente-del-partido/; Romeo, Charles (2018): Como quisiera que la Constitución defina lo que es humano en Cuba, Segunda Cita, lunes, 2 de julio; El proceso de cambiar todo lo que debe ser cambiado, Segunda Cita, Jueves, 2 de agosto; Consecuencias a tener en cuenta de una Nueva Constitución Nacional, Segunda Cita, 05-09.
(7) Guanche Saldívar, Julio César (2017): República y socialismo, aquí y ahora: introducción a un dossier, Cuba Posible, 02-20; Fernández Estrada, Julio Antonio y Fernández Pérez, Michel (2017): Informe Cuba Posible: “La institucionalidad del gobierno local después de 2018: gobernabilidad y descentralización”, Cuba Posible, 07-03; Fernández Estrada, Julio Antonio (2017): Reforma constitucional en Cuba. Oportunidades y encrucijadas hacia un nuevo pacto social, Cuba Posible, 28-03.
(8) La economista Piñeiro lo afirma cuando escribe: “…Las observaciones expuestas aquí se basan en el análisis desprejuiciado del discurso público —declaraciones oficiales, debates formales e informales, afirmaciones en medios de comunicación— y publicaciones —académicas, periodísticas— de cubanos en los últimos años.” Piñeiro Harnecker, Camila (2012): Visiones sobre el socialismo que guían los cambios actuales en Cuba, Temas, No. 70, abril-junio de 2012, http://www.temas.cult.cu.
(9) De acuerdo con los economicistas -simples estructuralistas-, el objetivo principal -y lamentablemente el único determinante- del socialismo debe ser el desarrollo de las fuerzas productivas (no como Marx la comprendía, es decir, las clases revolucionarias en el socialismo), entendidas como la capacidad tecnológica para crear más riqueza material, es decir, crecimiento económico, por lo que debe ser entendido como redistribución de la riqueza y sostienen, por ende, que la construcción del tránsito socialista no es posible hasta que las fuerzas de producción se hayan desarrollado lo suficiente: si no hay riqueza no hay nada que distribuir. De ahí que los actuales cambios en Cuba deban buscar, sobre todo, un mejor desempeño de la economía cubana con el fin de poner al país en una senda de desarrollo capaz de satisfacer las necesidades materiales crecientes de la población, argumentando además, que, con una redistribución efectiva -sin percatarse de la interrelación con el modo y las relaciones de producción- de la riqueza, todas las instituciones y modelos de gestión eficientes y productivos son útiles para la construcción del socialismo: «no importa el color del gato mientras que cace ratones». Según las visiones de los economistas más recalcitrantes, la privatización y mercantilización, el mercado y el dinero, claro que con una planificación centralizada y flexible, son esenciales e imprescindibles para el desarrollo económico de cualquier sociedad, socialista o no; mientras que, para los estatistas las empresas privadas y las relaciones de mercado son males riesgosos pero necesarios, que pueden ser domesticados por el Estado socialista fuerte, lo que es una mirada ingenua de la realidad. Los economicistas, con tendencias al poscapitalismo, identifican que las principales causas del bajo rendimiento de la economía cubana radican en la centralización, el monopolio estatal del comercio y la producción de bienes y servicios, las restricciones blandas de presupuesto y la ausencia de incentivos materiales resultantes de la iniciativa privada y las relaciones de mercado. Aunque no siempre lo expresan públicamente, consideran que el modelo de gestión privada capitalista (empresa autónoma, autoritaria, guiada por intereses privados) es la forma más efectiva de dirigir una empresa, y que los mercados son la más eficaz de coordinar las actividades económicas, subrayando, asimismo, la importancia de la eficiencia, argumentan, con cierta razón, que la ineficiencia del sector empresarial estatal, al hacer insostenible las conquistas sociales alcanzadas por la Revolución, afecta a todos los cubanos. Piñeiro Harnecker, Camila (2012): Visiones sobre el socialismo… Ob. Cit; Pérez-Villanueva, Omar Everleny (2010): Notas recientes sobre la economía cubana, Espacio Laical, No. 3, La Habana,;
Díaz Vázquez, Julio A. (2011): Un balance crítico sobre la economía cubana. Notas sobre dirección y gestión, Temas, No. 66, La Habana, abril-junio; Márquez, Orlando (2011): Sin miedo a la riqueza, Palabra Nueva, La Habana, No. 203, a. XIX, La Habana, enero; Vidal Alejandro, Pavel (2011): Desarticular el monopolio de la centralización estatal, Espacio Laical, No. 2, La Habana; López, Félix (2011): Burócratas vs. cambios, Granma, La Habana, 30 de septiembre; (2011): Paisaje urbano y desafíos futuros, Granma, La Habana, 23 de septiembre; Rodríguez, J. A. (2011): Casi se duplican los trabajadores por cuenta propia, Juventud Rebelde, La Habana, 4 de abril; Hautrive, Iliana y Rodríguez Cruz, Francisco (2011): Seriedad define éxito en empleo no estatal, Trabajadores, La Habana, 12 de junio;
Fernández, Oscar (2011): El modelo de funcionamiento económico en Cuba y sus transformaciones. Seis ejes articuladores, Observatorio de la Economía y la Sociedad Latinoamericana, No. 154, Málaga, agosto; Laboratorio Casa Cuba, “Cuba soñada – Cuba posible – Cuba futura: propuestas para nuestro porvenir inmediato”, (2013): Espacio Laical, Suplemento Digital, No. 224, marzo, https://blu162.mail.live.com/default.aspx?id=64855.
(10) Rauber, Isabel (2015): Hegemonía, poder popular y sentido común. Subjetividades e imaginarios interculturales para un nuevo mundo.
El debate cultural alter-hegemónico de nuestro tiempo, “Diálogos Culturales de Invierno”, El Salvador, 21 de Julio; Valdés Paz, Juan (2015): Desafíos culturales en la realidad actual, Entrevista llevada a cabo por Clara G. Mayra Segura, coordinadora de Comunicación y Eventos de la Oficina Regional Rosa Luxemburg Stiftung, en ocasión del VII Taller Regional de Intercambio de Experiencias organizado por el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa Comunitaria (Cieric), México, 24/10/, http://www.rosalux.org.mx/articulo/los-desafios-culturales-en-la-realidad-actual-de-cuba-entrevista-con-juan-valdes-paz.
(11) “Lineamientos de la Política del Partido y la Revolución para el período 2016-2020”, “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista” y la “Acepción de algunos términos utilizados en la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y en las Bases del Pan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030”, El “Plan Nacional de desarrollo económico y social hasta 2030: propuesta de visión de la nación, ejes y sectores estratégicos”, Granma digital, 2017, Tabloide, 2017.
(12) Piñeiro Harnecker, Camila (2012): Visiones sobre el socialismo… Ob. Cit.
(13) Valdés Paz, observa con detenimiento y considera que, “…fue muy atrevido, objetivo, justo y político, que Raúl Castro en sus primeros discursos rechazara el unanimismo. Todo el mundo sabe que en ninguna sociedad hay unanimidad. La pretensión de que todos vamos a pensar y a actuar igual era de por sí no solamente una consigna burocrática, sino bastante poco socialista, además de mentirosa, porque no daba cuenta de la realidad. Entonces, ha sido muy importante reconocer que no hay unanimidad, que hay diferencias; porque le plantea al político el desafío de tratar con ellas, de administrarlas, de hacer propuestas y desarrollar estrategias que las incluyan (…) Ahora bien, después de que se reconocieron las diferencias, no avanzamos más, ni siquiera en el sector intelectual. Las aceptamos, pero no nos hemos dedicado a identificarlas, explicitarlas. Los científicos sociales sí han dado cuenta, por ejemplo, de que, bajo el impacto del Período Especial, de las estrategias de salida de la crisis y de las reformas en curso, se está imponiendo en la sociedad cubana un patrón de mayor desigualdad. Es decir, está más o menos claro que somos cada vez más desiguales en términos económicos, posicionales, de oportunidades, etc. Ese puede ser un costo inevitable, son procesos perfectamente observables y pueden ser descritos. Pero tenemos una mayor oscuridad en las diferencias político-sociales, también sabemos que las hay, pero hemos avanzado menos, tal vez porque las ciencias políticas han sido siempre “la Cenicienta” de las ciencias sociales cubanas (…) No hemos dado cuenta de que hay corrientes político-sociales diferentes y de que, incluso, no es solo en el espacio de la sociedad donde obviamente debe existir algún nivel de oposición sistémica, sino que existen también en el seno de la Revolución, en el sector de la población que apoya a la Revolución. Hay diferencias, algunas observables, otras de auto identidad.” Valdés Paz, Juan (2016): El socialismo no puede posponer la democracia que ha prometido,Entrevista concedida a Carolina García Salas y Fernando Luis Rojas, Catalejo, La Habana, 15/4/; Valdés Paz, Juan y Capote Cruz, Zaida (2016): VII Congreso del PC de Cuba Democracia República y Socialismo, Sin Permiso, 17-04; Capote Cruz, Zaida (2016): Me dicen Cuba: A propósito del próximo congreso del PCC, Catalejo, La Habana, 17-04,https://negracubanateniaqueser.com/2016/04/16/me-dicen-cuba-a-proposito-…
(14) En una parte de la entrevista a On Cuba, del 2014, el autor plantea: “…habría que distinguir la oposición ideológica y programática que existe independientemente de intereses foráneos, de aquella vinculada de manera directa o indirecta a la política de otras potencias, principalmente de EEUU. En mi opinión, ambas oposiciones son minoritarias y disponen de escasa legitimidad.” Valdés Paz, Juan (2014): Entrevista a Juan Valdés Paz por Redacción On Cuba, On Cuba, junio.
(15) Recién, el sociólogo y politólogo cubano, Rafael Hernández, ofreció una entrevista a la especialista francesa, Christine Arnaud, publicada en el TopoExpress, que se tituló: Por un socialismo sin miedo, en tres partes, y al mes, el periodista mexicano Guillermo Almeyra, trotskista por más señas, hizo una interpretación libérrima y libertina de ese largo artículo. Ello conllevó que Rafael publicara una ‘apostilla’ en el diario digital Rebelión, para responder y aclarar “…un par de puntos, en un espíritu de diálogo y entendimiento.” La cuestión era seria, porque Guillermo Almeyra había circulado su artículo “Cuba en la encrucijada”, donde el periodista, “…mezcla a lo largo de su comentario lo que digo yo [escribe Rafael] con su propia cosecha, al punto de hacer inextricable lo uno y lo otro.” Con un fino estilo diplomático y de riposta, Hernández expone que “…Reconozco el derecho de cualquier autor a decir lo que le parezca sobre el proceso político cubano, su sistema y su circunstancia actual. De hecho, la mayor parte de lo que se puede leer sobre Cuba, no importa su signo ideológico, goza de esa prerrogativa, reflejo de opiniones y preferencias soberanas, aunque no siempre de dominio y análisis fundamentado sobre el complejo proceso político cubano (…) Como tengo la impresión de que Almeyra, a pesar de las citas indicadas arriba, se propone a veces argumentar en defensa de Cuba y su socialismo, agradezco la oportunidad de aclararlo al autor y sobre todo a los lectores, en un ánimo fraterno, y como diría Inodoro Pereyra (el renegau) a su fiel Mendieta, “para evitar entreveros.” En realidad, la lectura e interpretación de Almeyra fue un disparate y puso en la pluma de Rafael criterios que este nunca vertió. Arnaud, Christine (2018): Por un socialismo sin miedo. Entrevista a Rafael Hernández, director de la revista Temas (en tres partes), TopoExpress, 29-03, 30-03 y 03-04, http://www.elviejotopo.com/topoexpress/cuba-socialismo-sin-miedo-i/, -ii y –iii; Almeyra, Guillermo (2018): Cuba en la encrucijada, Rebelión, 1 de abril, http://www3.rebelion.org/noticia.php?id=239709; Hernández, Rafael (2018): Apostilla a la lectura de una entrevista de Rafael Hernández. Para entender a Cuba: entre la encrucijada y el entrevero, Rebelión, 04-04.
(16) Entre esos autores, los hay quienes realizan entrevistas personales y los citan en sus textos lo que no lo hace fiable científicamente, asimismo, también elaboran sus artículos de forma mezclada, citando trabajos de personalidades científicas y políticas, pero a su vez, con figuras que no son del mundo científico y político nacional, que les restan credibilidad en sus argumentos e interpretaciones, porque no están precisamente en el espectro de la izquierda, además de moverse en terrenos tendenciosos malintencionados. Bayo, Francesc (2010): Transformaciones limitadas y desafíos persistentes en Cuba, © Fundación CIDOB, de esta edición, Barcelona, abril, ISSN: 1697-7688, Farber, Samuel (2014): Tendencias políticas en la Cuba de hoy, Movimento Operario. La página di Antonio Moscato, 07 noviembre; Uharte, Luismi (2015): Cuba: Grupos de poder, estratos sociales y orientación del cambio económico, Alainet, 30/10/, https://www.alainet.org/es/articulo/173332; Keeran, R. y Kenny T. (2015): ¿Vuelve Cuba al capitalismo?, Rebelión, 27 de mayo; Uharte Pozas, Luis Miguel (2016): El cambio económico en Cuba: las bases del nuevo modelo, Revista Electrónica Iberoamericana,Centro de Estudios de Iberoamérica, http://www.urjc.es/ceib; Proyectos contrarrevolucionarios dirigidos a las elecciones en Cuba en el 2018, lunes, 10 de abril de 2017, http://ichef.bbci.co.uk/news/ws/1024/amz/worldservice/live/assets/images/2015/04/23/150423161335_cuba_blog_640x360_epa_nocredit.jpg; Carmenaty Sánchez, Aileén (2016): La subversión político ideológica de Estados Unidos hacia el sistema económico, político y social de Cuba luego del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, Tesis de Diplomado, Tutorada por el Dr. Néstor García Iturbe y el Héroe de la República de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo, Inédito. Injerencia de los EE.UU. en Cuba, Los dineros del Tío Sam (2017): La pupila insomne, 18 de diciembre, https://lapupilainsomne.wordpress.com/, Grogg, Patricia y González, Ivet (2017): Cuba inicia el conteo regresivo hacia una transición política, Rebelión, IPS, 29-11, http://www.ipsnoticias.net/2017/11/cuba-inicia-conteo-regresivo-hacia-una-transicion-politica/; Alvarado Godoy, Percy (2017): La CIA inicia proyecto contra diplomáticos cubanos, Blog Descubriendo verdades, 17 de noviembre; (2017): Alerta!! Proyectos contrarrevolucionarios dirigidos a las elecciones en #Cuba en el 2018, Descubriendo Verdades, La Habana, Posted by Santiago Arde in Mercenarios, miércoles, 12 de abril; (2018): Propuesta 2020 otro vano intento contra la constitucionalidad en Cuba, Descubriendo verdades, 20 de junio; Sánchez, Iroel (2018): Breve e incompleta cronología de un fracaso, La pupila insomne, 17 mayo, 2018; Rojas Ferro, Diosdado (2018): Cronología o coñología de hechos, o el comienzo de una nueva etapa en la lucha entre comunistas y socialdemocracia/neoliberalismo en el debate político actual, Rebelión, 26-05, https://elestadocomotal.com/2017/12/23/debatiendo-sobre-la-economia-cubana-el-olvido-de-la-reflexion-en-la-critica-politica/; Alvarado Godoy, Percy (2018): Reforma Constitucional y contrarrevolución, Descubriendo verdades, La Habana, miércoles, 1 de agosto de 2018; Monreal, Pedro (2018): Los ciber-inquisidores, el protocolo de la hoguera, y una trompetilla apresurada y seguramente incompleta, El Estado como tal, 05-11, https://elestadocomotal.com/2018/05/11/los-ciber-inquisidores-el-protocolo-de-la-hoguera-y-una-trompetilla-apresurada-y-seguramente-incompleta/; Lagarde, m. H. (2018): Los nuevos revolucionarios de la internet en Cuba, Cuba sí, Sábado, 14 de julio; González García, René Fidel (2018): Los nuevos contrarrevolucionarios, Rebelión, 18-07; Cárdenas Lema, Harold (2018): Los hijos bastardos de la Revolución, Joven Cuba, Julio 17, haroldcardenaslema@gmail.com; Lagarde, M. H. (2018): Harold Cárdenas: El “nuevo revolucionario” confeso, Cambios en Cuba, 20 de julio; Elizalde, Rosa Miriam (2018): EEUU utiliza Facebook para difundir “fake news” de Cuba, Cuba Debate, La Habana, 22 agosto, (Tomado de Desbloqueando a Cuba).
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(20) Valdés Prieto, Martha (2018): Constitución, Estado…, Ob. Cit.
(21) García Brigos, Jesús Pastor (2017): Construcción socialista y actualización del modelo económico, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, p. 62.
(22) Mészàrov, Istvàn (2000): Beyond Capital, K. P. Baghi and Company, T. 1, Calcuta, India, p.468.
(23) Toledo Sande, Luis (2018): Nueva Constitución para Cuba: luces y reclamos (I y II parte), Blog Cubarte, La Habana, 10 de agosto; Monreal González, Pedro (2015): Una lectura política del cambio económico en Cuba. ¿Actualización del modelo o reforma del Estado?, Cuba Posible, 01-06, http://cubaposible.net/articulos/actualizacion-del-modelo-o-reforma-del-estado-2-aa5-3-aa8-4-3; Monreal González, Pedro (2017): Un Programa de Estabilidad Económica para Cuba, El Estado como tal, 11-15, https://elestadocomotal.com/2017/11/15/un-programa-de-estabilidad-economica-para-cuba-2/; Pérez, Humberto (2017): Comentarios sobre la unificación de las tasas de cambio en Cuba, Segunda Cita, 20 de noviembre, https://elestadocomotal.com/2017/11/20/humberto-perez-comentarios-sobre-la- unificacion-de-las-tasas-de-cambio-en-cuba/; Carranza, Julio (2017): Sobre un debate reciente acerca de programas para la economía cubana, El Estado como tal, 09-12, http://elestadocomotal.com/2017/12/08/julio-carranza-sobre-un-debate-reciente/; Benavides, Joaquín (2017): Sobre un programa de estabilidad económica para Cuba, Segunda Cita, La Habana, 20 de noviembre; Grogg, Patricia (2018): Un año de incógnitas políticas en Cuba, IPS, 06-01, http://www.ipsnoticias.net/2018/01/ano-incognitas-politicas-cuba/; Veiga González, Roberto (2018): El futuro de la política: ¿incompatible con las plataformas políticas programáticas?, Cuba Posible, 06-03; Rojas Ferro, Diosdado (2018): El enigma Monreal: ¿por qué la empresa propiedad privada y no la empresa propiedad estatal?, Rebelión, 31-01; Guanche, Julio César (2018): Parlamento cubano algunos problemas frente a 2018. La sucesión del poder en Cuba conlleva también grandes desafíos en materia de funcionamiento institucional, IPS, 25-04, http://www.ipscuba.net/politica/parlamento-cubano-algunos-problemas-frente-a-2018-2/; López Velasco, Silvio (2018): El sistema político-electoral hoy en Cuba, Rebelión, 24-04; Guanche, Julio César (2018): Elecciones en Cuba necesidades más allá de los números, La Tizza, 31-01; López, Lennier (2018): Participación política en la sociedad cubana, Cuba Posible, 11-02;
(24) Algunos escriben en distintos espacios de internet -Facebook, blogs, páginas web, etc.,- y han ido derivando en opositores, adversarios y enemigos de la Revolución Cubana, como pueden ser: La Joven Cuba, Espacio Laical, Casa Cuba, Cuba Posible, OnCuba, Bloggers Cuba, El Toque, El Toque Cuba, Voces Cubanas, CiberCuba, Diario de Cuba, BBC Mundo, Havana Times, Voces desde Cuba, 14 y medio, La Chiringa de Cuba, Periodismo de Barrio, Salir a la Manigua, CubaDecide, El Nuevo Herald, Progreso Semanal, Cubanet, Otro 18, etc. Alonso Falcón, Randy (2018): ¿La era de la posverdad o de la multiplicación de las mismas mentiras?: Campañas mediáticas contra los procesos progresistas latinoamericanos, Cuba Debate, La Habana, 16 de julio; González García, René Fidel (2018): Los nuevos contrarrevolucionarios, Rebelión, 18-07; Cruz Capote, Orlando (2018): El mundo del capital en el cual Cuba intenta insertarse, La pupila insomne, 1ro de agosto. Ver cita número 16.
(25) Sánchez Vázquez, Adolfo (1971): “Prólogo”, en Karl Korsch, Marxismo y filosofía, Editorial Era, México, p. 17.
(26) Marx, C. y Engels, F. (1974): La Ideología Alemana, Coedición de Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, y Ediciones Grijalbo, (5ª edición), Barcelona, p. 25; Marx, Carlos (s/f): (s/f) Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Obras filosóficas, Editorial Costes, T. I, p. 96; Introducción. Contribución a la crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p. 14.
(27) Marx, Carlos (1877): “Carta a la redacción de “Anales de la Patria”, (a Vera Zásulich), en, Adolfo Sánchez Vázquez (1988): El marxismo en América Latina, revista dialéctica, Número Especial, Año XIII, No. 19, julio, Revista de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla, México, p. 13.
(28) Marx, Carlos y Engels, Federico (1979): La Ideología Alemana, Editora Política, La Habana, p 35.
(29) Marx, Carlos y Engels, Federico (1965): Manifiesto del Partido Comunista (1848), Marx y Engels, Obras Escogidas, en dos tomos, T. 1., Editorial Progreso, Moscú, p. 39.
(30) Marx, C. y Engels, F. (1971): Manifiesto Comunista, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, p. 71.