Por: Lisandra Fariñas Acosta, Edilberto Carmona Tamayo, Cubadebate
El acelerado envejecimiento de la población, la baja fecundidad y desarticulaciones al interior de esta como la fecundidad adolescente, son algunos de los datos del Anuario Estadístico de Salud de Cuba 2022 (en su edición 51 y publicado en 2023) que reafirman la dinámica demográfica de la sociedad cubana hoy.
No es noticia que la población cubana envejece y lo hace a un ritmo vertiginoso, pero ser conscientes de lo que ello implica es fundamental, porque la población, toda, es el recurso más preciado de un país.
La proporción de personas mayores está aumentando constantemente en comparación con la población joven. Según el Anuario, el 22.3% de las personas en Cuba tienen 60 años o más de edad.
El Censo de Población y Viviendas del año 2012 estimaba que un 18.3% de la población cubana ya había arribado a su sexta década de vida. En poco más de una década la proporción de personas mayores se ha incrementado en cuatro puntos porcentuales.
Este fenómeno plantea desafíos en términos de atención médica, servicios sociales y planificación y cuidados a largo plazo, por solo mencionar algunas áreas. Pero, además, el envejecimiento de la estructura de edades de la población cubana como uno de los cambios y características más significativas de la dinámica demográfica del país, requiere desde la comunicación ingentes esfuerzos para lograr colocar en el centro de las políticas no solo a las personas mayores, sino entender que este proceso constituye además de un reto, una oportunidad.
Para lograrlo es necesario desafiar los estereotipos obsoletos asociados a la vejez y reconocer el valioso aporte que las personas mayores hacen a nuestra sociedad. En lugar de considerarlas como un problema o una carga, debemos valorarlas como un recurso invaluable.
Los bajos niveles de fecundidad son otros de los datos que vuelve a confirmar el Anuario Estadístico de Salud de Cuba 2022. Unido al aumento de la población de 60 años y más, el país ha experimentado una reducción simultánea en el porcentaje de personas menores de 15 años como resultado de tener desde hace 45 años una fecundidad por debajo del nivel de reemplazo: menos de una hija por mujer.
Si ya en 2021, cuando se reportaron 99 096 nacimientos, estos habían decrecido considerablemente, siendo la primera vez que se registró una cifra inferior a los seis dígitos), y la tasa de natalidad mostró su menor número en los últimos 55 años: 8.9 por cada 1 000 habitantes, las cifras del 2022 no son mejores.
La tasa de natalidad en Cuba al cierre de 2022 fue de 8.6 nacidos vivos por cada 1 000 habitantes, disminuyendo en un 3.4% respecto al año anterior, según cifras del anuario. Ello significó 3 693 nacimientos menos con respecto al 2021.
Cuba no cuenta con reemplazo generacional desde 1978, pues desde esta fecha la tasa global de fecundidad (TGF) es menor a los 2.1 hijos por mujer necesarios para alcanzar este relevo poblacional. En 2021 la TGF fue de 1.45, hasta entonces la menor en la última década, puesto que ocupa la alcanzada en el 2022, que continuó decreciendo hasta 1.41.
Asimismo, de acuerdo con el anuario, la tasa de fecundidad general es de 39.2 nacidos vivos por cada 1 000 mujeres de 15 a 49 años.
Vale apuntar que la tasa global de fecundidad (TGF) y la tasa de fecundidad general (TFG) son dos medidas distintas utilizadas para analizar la fecundidad de una población. Aunque ambas se refieren a la cantidad promedio de hijos que tiene una mujer, se expresan de manera diferente y proporcionan información ligeramente distinta.
La TGF se expresa como el número promedio de hijos que tendría una mujer a lo largo de su vida reproductiva si experimentara las tasas de fecundidad observadas en un año específico. En este caso, la tasa global de fecundidad se indica como 1.41 hijos por mujer. Esto significa que, en promedio, se espera que cada mujer tenga aproximadamente 1.41 hijos durante su vida reproductiva.
Por otro lado, la tasa de fecundidad general se expresa como el número de nacimientos vivos que ocurren en un año específico por cada 1 000 mujeres en un rango de edad específico, generalmente entre 15 y 49 años. En este caso, la tasa de fecundidad general se indica como 39.2 hijos por cada 1 000 mujeres entre 15 y 49 años. Ello significa que, en promedio, en ese año específico, hubo 39.2 nacimientos vivos por cada 1 000 mujeres en ese rango de edad.
La diferencia fundamental entre ambas tasas radica en cómo se expresan y qué aspecto de la fecundidad se está considerando. La tasa global de fecundidad proporciona una medida más amplia y general de la fecundidad promedio a lo largo de la vida de una mujer, mientras que la tasa de fecundidad general se centra específicamente en el número de nacimientos vivos en un año determinado y en un rango de edad específico.
Ambas tasas son importantes para comprender la dinámica demográfica de una población y su capacidad reproductiva.
De acuerdo con expertos, la dinámica de la fecundidad en Cuba es similar a la de muchos países desarrollados, con la particularidad de que esas naciones reciben emigración; que si bien no lleva al nivel de reemplazo, sí acumula un número de nacimientos significativos.
Es importante destacar también que el término “natalidad” y “fecundidad” no son sinónimos y representan conceptos diferentes en el ámbito demográfico. La natalidad se refiere al número de nacimientos en una población determinada durante un período de tiempo específico, mientras que la fecundidad se centra en la capacidad de reproducción de las mujeres en edad fértil y se mide mediante indicadores como la tasa de fecundidad total.
Aunque no es el caso de Cuba en 2022, es crucial comprender que un aumento de la natalidad no necesariamente implica un aumento en la fecundidad.
Al cierre de 2022 disminuyeron las tasas de fecundidad para cada grupo de edad de la mujer en período fértil, a excepción de las tasas de los grupos de 15 a 19 años y 40 a 44 años, que aumentan, y la del grupo de 45 a 49 años, que mantiene igual comportamiento.
De esa forma, los datos del anuario visibilizan además un punto de alerta que requiere atención por todos los sectores de la sociedad, en tanto trasciende su condición de problema de salud para ser una problemática y un desafío social: la fecundidad adolescente.
Según el informe estadístico del Ministerio de Salud Pública, las tasas de embarazo en adolescentes continúan siendo altas en Cuba. Esto plantea desafíos en términos de salud materna, educación y bienestar general de las adolescentes.
Numerosas investigaciones han colocado su análisis en esta problemática, que desde la demografía los especialistas han señalado como la mayor desarticulación presente en la fecundidad cubana hoy, expresada en su baja tasa global de fecundidad (TGF) y la tasa específica de fecundidad adolescente por encima de lo esperado y deseado.
La tasa de fecundidad adolescente (nacimientos por 1 000 mujeres de 15 a 19 años) aumentó de 49.2 en 2021 a 50.6 en 2022.
Este indicador, si bien se ha reducido a lo largo de los años en términos generales (en el año 1995 se ubicaba en 60.2), difiere entre los territorios, muestra patrones preocupantes y se eleva incluso por encima de la media nacional. Las investigaciones en este campo evidencian que se mantiene la resistencia al descenso notable de la fecundidad adolescente, fundamentalmente en la zona oriental del país.
En cuanto a la mortalidad, los datos del Anuario Estadístico de Salud muestran que las enfermedades crónicas no transmisibles siguen siendo las principales causas de defunción en Cuba. Las enfermedades del corazón ocupan el primer lugar seguidas de los tumores malignos. Estas dos causas explican el 48.3% del total de las defunciones en el año 2022.
Esos datos reflejan la transición epidemiológica, un proceso en el que las enfermedades crónicas reemplazan gradualmente a las enfermedades infecciosas como las principales causas de morbilidad y mortalidad en una población, algo que el cuadro de salud de la población cubana refleja con claridad.
Como datos llamativos, el Anuario refleja que “según sexo, la tasa de mortalidad masculina es 5,1 veces superior a la femenina para la muerte por lesiones autoinfligidas intencionalmente; 3.3 veces superior para la muerte por cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado; 1.3 veces mayor para los tumores malignos y 1.1 veces superior para las enfermedades del corazón, la influenza y neumonía, los accidentes, las enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores y las enfermedades de las arterias, arteriolas y vasos capilares. Hay un exceso de mortalidad para el sexo femenino en la muerte por diabetes mellitus y existe el mismo riesgo de morir en cada sexo para las enfermedades cerebrovasculares”.
La disparidad en las tasas de mortalidad entre hombres y mujeres, como se refleja en los datos presentados, plantea preguntas sobre las posibles influencias subyacentes. Múltiples factores podrían contribuir a la sobremortalidad masculina en ciertas categorías de enfermedades. Por un lado, los hombres tienden a estar más expuestos a comportamientos de riesgo, como el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo, que están asociados con enfermedades crónicas del hígado y tumores malignos.
Además, los hombres pueden ser menos propensos a buscar atención médica temprana, lo que podría retrasar el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades graves como las enfermedades del corazón. Además, las diferencias biológicas entre hombres y mujeres podrían desempeñar un papel en las tasas de mortalidad diferenciales.
Sin embargo, es importante destacar que estos factores no explican completamente la brecha observada por lo cual las políticas de salud pública y los programas de concienciación deben abordar estas diferencias y promover la igualdad de género en el acceso a la atención médica y la prevención de enfermedades.
Por otra parte, el informe estadístico apunta que la tasa de años de vida potencial perdidos se eleva solo para los accidentes.
Los años de vida potencial perdidos (AVPP) es una medida utilizada para evaluar el impacto de la mortalidad prematura en una población. Representa la diferencia entre la edad en la que una persona fallece y una edad de referencia, que suele ser la esperanza de vida promedio en una determinada población.
En el contexto del informe estadístico mencionado, se indica que la tasa de AVPP se eleva solo para los accidentes, lo cual implica que estos hechos son una causa significativa de muerte prematura, lo que resulta en una mayor pérdida de años de vida potencial en comparación con otras causas de muerte.
Los accidentes pueden abarcar una amplia gama de situaciones, como accidentes automovilísticos, accidentes laborales, caídas, ahogamientos, entre otros.
En el caso de los accidentes de tránsito, las personas fallecidas a causa de los mismos aumentaron de 714 en 2021 a 856 en el año 2022. En el cuadro de mortalidad por causas accidentales en general, son los accidentes de vehículos de motor quienes ocupan el segundo lugar.
La alta tasa de AVPP relacionada con los accidentes sugiere que se necesitan esfuerzos adicionales para mejorar la seguridad, prevenir lesiones y la ocurrencia de estos sucesos.