POR RICARDO J. MACHADO. Habana Insider Editor Abelardo Mena
“El futuro de nuestra Patria tiene que ser
necesariamente un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento”
(Fidel Castro)
Introducción:
La intención principal de este trabajo es llamar la
atención sobre la función esencial para una buena gobernanza que tienen los
mecanismos estatales para elaborar leyes de calidad. Los resultados de recientes
investigaciones realizadas por investigadores cubanos sobre las causas del
desplome del socialismo soviético, unidos a otros de autores extranjeros sobre
el tema han hecho cambiar de opinión al autor de estas notas sobre las causas
del “desmerengamiento” del socialismo europeo. Tenía como hipótesis principal
la falta de preparación profesional del sector dirigente soviético con relación
a la ciencia y arte del buen gobierno –la que se mantiene- y como derivada la
falta de control de los procesos sociales.
Ahora sustituyo esta última por la que sostiene que la
función desencadenante del proceso de desplome fue la aplicación de una
“tecnología equivocada” en la factura de leyes con impactos económicos y
sociales determinantes para la sostenibilidad del socialismo.
GRIETAS EN EL ESTABLISHMENT YANKI.
El gobierno
norteamericano ha sido descrito recientemente como un “estado canalla” y a su
presidente, Donald Trump, como “un hampón de cuarta cuyos códigos morales no
son mejores que los de Al Capone o Frank Nitti.” (1)
Ante tal
ausencia crónica de ética, y la imposibilidad de mover a Cuba fuera del alcance
de los portaviones norteamericanos, se requiere –de manera- emergente- una
doctrina cubana de la seguridad e independencia que se expanda más allá de los
tradicionales sectores de lo militar y el orden interior.
Hay que
empezar por darle un vistazo a los fallos estructurales de profundidad que se
están produciendo en la élite del poder estadounidense, en una situación sin
precedentes.
Hace años se
publicó en Cuba un interesante libro titulado ¿QUIEN GOBIERNA LOS ESTADOS
UNIDOS? Según el autor, el establishment yanqui estaba formado por un complejo
entramado organizacional de muy diverso perfil, integrado por institutos
gubernamentales, fundaciones, centros de investigación universitarios y otros
tanques pensantes que se encargaban de orientar el complejo proceso de toma de
decisiones tanto a lo interno como a lo externo. Casi todos son de integración
bipartidista. Saben que la clave de las decisiones eficaces reside en la
gestión de la diversidad y manejo de la contradicción, una lección dialéctica
frecuentemente obviada por los movimientos de la izquierda.
Parece sin
embargo que todo esto se está desbaratando, entre otras razones gracias a
Trump. El individuo ha precipitado la descomposición de un sistema que se
expresa en el creciente y relativamente acelerado declive de la hegemonía
estadounidense y la aparición de una mayor cantidad de actores de alcance
global, que no temen desafiarlo y que los ha puesto al borde de un ataque de
nervios.
Creo que la
forma de “gobernar” de Trump es el principal reflejo de una macrocrisis que se
encuentra en su fase inicial. No pocos cubanos desean o esperan la derrota de
Trump. Pienso por mi parte que Trump
gana en el último round-por la posición del senado- y que probablemente gane
también las próximas elecciones sencillamente por estas razones.
Una: Trump
se identifica con el perfil tipo del ciudadano promedio norteamericano,
arrogante e individualista. Se parece a sus ciudadanos.
Dos: esa
mayoría del pueblo de USA ha sido corrompido por décadas de gobiernos inmorales
y es cómplice de sus canalladas ( véase la serie House of Cards ).
Tres: los
demócratas no disponen de candidato creíble, Biden se desinfla y Bernie Sander
no parece caballo ganador.
Cuatro: la
economía no luce mal.
Habrá Trump
para rato a menos que suceda un evento extraordinario pese a que el asesinato
del general iraní podría ser un factor de consecuencias inesperadas. Por sus
compromisos con la derecha de la Florida es casi seguro que continúen las
sanciones contra Cuba.
Hago este
preámbulo para confirmar la tesis de la teoría de la Complejidad: todo está
relacionado con todo. La política de Trump hacia Cuba no es una excepción,
sintetiza y encarna el estado de confusión e irracionalidad de una buena parte
de la clase gobernante norteamericana que en estos momentos ha perdido el
consenso interno que prevaleció durante décadas. El actual gobierno carece del
sentido del límite, y no solo con Cuba.
Trump y su
pandilla se distancian de la política tradicional hacia Cuba durante décadas,
que era ganarnos el combate por puntos y asume el criterio de que puede
ganarnos por nockout. Regresa abruptamente a las posiciones iniciales de
principios de los 60. No ya invasiones, guerrillas internas, sabotajes, a por
las malas. Su variante es la de sanciones a repetición buscando un colapso a
corto plazo. Quebrar la espina dorsal de la economía cubana y obligarnos a
negociar desde abajo mediante un not dawn energético y hacernos poner las
rodillas en la lona.
Discernir la
base conceptual ideológica que fundamenta este ciclo de sanciones por goteo es
un desafío crucial para el socialismo cubano. Pienso a manera de hipótesis que
uno de sus objetivos principales es mantener una tensión sostenida sobre la
dirección cubana para inducir parálisis, stress, fatiga mental y déficit de
concentración, para debilitar así su capacidad de reflexión.
Ya aplicaron
esa tecnología con la dirección de alto nivel de la URSS, como describe el
libro imprescindible del Dr. y teniente coronel de la FAR Leonel Gorrín (2)
cuando cita:
“No se
prepara –Gorbachov-para afrontar nada, menciona diez veces la misma cosa. Los
allegados a Gorbachov sentían que su jefe “expiraba”. “Estoy definitivamente
convencido de que él (Gorbachov) está totalmente agotado. Ya no se le percibe
con respeto, con interés; en el mejor de los casos se le compadece. El
desalentado estado de ánimo de Gorbachov se expresaba en sus discursos que cada
vez sonaban más vacíos.”
PLATÓN Y LA ACTIVIDAD LEGISLATIVA EN CUBA.
Fue Platón
el primero en darse cuenta de la relación directa que existía entre las
cualidades personales de los legisladores, la calidad de las leyes y la
satisfacción de los ciudadanos. Lo mostró en su texto clásico La República o el
Estado (se sabe que reprodujo los diálogos de los discípulos con su maestro
Sócrates).
La
explicación que dio sobre el tema conserva en su actualidad para los
legisladores y decisores. En el libro 7mo de su obra incluye dos epígrafes
sobre este asunto: “educación de los que deben gobernar” es uno. El otro es “la
educación de los legisladores no se dará por terminada hasta después de los
cincuenta años”. Selecciono párrafos del mayor interés por su incuestionable
vigencia que comentaré.
“Deben estar
alejados del gobierno los que no han recibido educación alguna y están
apartados de la verdad, ni tampoco los que se ha dejado que estudiaran toda la
vida… no están aptos para gobernar…¨ (1)
Esta idea la
completa Sócrates cuando en otro momento del diálogo el discípulo le pregunta
sobre el tiempo de duración de la formación de un gobernante: “Quince años.
Entonces será los que cumplidos cincuenta años de edad hayan sobrevivido
(exigía formación y experiencia militar) y descollado siempre en la práctica y
en el estudio¨
El autor
enfatiza la idea en la educación para gobernar y sugiere que se debe evadir la
selección de: los que carecen de formación de una parte, y de otra de los que
solo han hecho estudiar. Propone un equilibrio entre la práctica y el estudio.
A partir de mi experiencia de varias décadas en la docencia relacionada con la
formación de cuadros creo que la mayoría de los cubanos que dirigen le otorgan
poca importancia al estudio e incluso a la lectura. Al parecer eso no se induce
desde arriba. Se trata de un hecho paradójico teniendo en cuenta que las dos
figuras icónicas de la Revolución: Fidel y el Che eran apasionados de la
lectura y el estudio.
Recurro a
Platón estimulado por una reciente noticia: el cronograma aprobado por el
estado cubano (3) para la elaboración de leyes y decretos leyes. Ante tal alud
legislativo (son 108 normas jurídicas a aprobar en 36 meses, a tres
regulaciones por mes), quiero referirme a dos ejemplos históricos –tomados del
campo socialista- que muestran una operatividad abiertamente opuesta en el
proceso de estudio, redacción y aplicación de las leyes.
Hago notar
lo que es evidente: el presidente Díaz Canel desde el principio de su gestión
viene insistiendo en la utilización del personal científico en la solución de
nuestros problemas. Sin embargo, el socialismo necesita ir mucho más:
incorporar esencialmente la ciencia de la gobernanza, y aplicarla en la
creación legislativa.
Si a los científicos sociales no se le permite hacer
oir su voz dentro del aparato estado-partidista, sin genuflexiones, las normas
jurídicas que se crean pueden convertirse- por abstractas y draconianas- en el
epitafio al socialismo cubano.
REFORMAS EN EL SOCIALISMO REAL?
La ya
amplísima bibliografía sobre el fracaso del socialismo europeo evidencia
algunas constantes: los intentos cíclicos de introducir cambios en el sistema
pero que fracasaban unos tras otros. ¿Por qué fracasaron? El eminente
economista polaco Wlodzimier Brus en fecha tan temprana como 1986 intentó dar
una respuesta en un artículo publicado en la prensa española (3)
En su texto
documenta al menos tres grandes ciclos de cambios fallidos: el que intentó
Jrushov en 1957, orientado principalmente a la descentralización; el de 1965
después del nombramiento de Brezhnev que se lanzó la denominada reforma
Kosiguin, su primer ministro, mediante el experimento Schechino que daba a las
empresas un mayor radio de acción. En 1979 se emitió un decreto sobre la mejora
del sistema de planificación y gestión que también fracasó. Cada nueva
dirección enarbolaba nuevas propuestas de Reformas. Pero las aplicaban mal o
simplemente se quedaban en el papel.
Brus
identifica tres causas generales de este fracaso:
1-Deficientes
interrelaciones entre los aspectos sociales y políticos.
2-Intereses
creados de grupos sociales que se oponían soterradamente a los cambios.
3-Dificultades
para combinar la planificación con los mecanismos de mercado.
El
especialista polaco concluye: “En tales condiciones la aversión política al
cambio tiene un gran peso”.
Debo hacer
una referencia esencial: la dirección soviética carecía de un modelo de país ni
disponían de los instrumentos conceptuales para elaborarlas. En una entrevista
que sostuvo el autor, en Berlín durante los años iniciales de la perestroika,
con el ilustre humanista J. Kukscinki, éste confesó que “los soviéticos habían
iniciado un profundo proceso de cambios sin disponer previamente de un modelo
de sociedad que los orientara, por lo que estos marchaban sin brújula de
orientación” (6). Afortunadamente Cuba
dispone de un modelo que encarna una visión de país, pero no ha estado
respaldado por una campaña de profundización que lo interiorice en la
conciencia de los diferentes grupos sociales.
En el
excelente libro del Dr. Oscar Villar Barroso (7) se describen las
características de las principales normas jurídicas que desencadenaron los
procesos que condujeron a la debacle de la Perestroika de Gorbachov.
Las
examinaremos en dos etapas: una las tres primeras emitidas entre el 1ro de mayo
de 1987 y el 1ro de junio de 1988 en solo 13 meses.
Fueron las
siguientes:
1-Ley de
actividad laboral individual (1ro de mayo de 1987). Su objetivo fue crear
espacios para asimilar los 6 millones de trabajadores a causa de la reducción
de plantillas de las empresas estatales. Equivale a la emitida en Cuba de
trabajo por cuenta propia, pero con efectos muy diferentes.
Según
Villar: “ella no reubicó a nadie, lo que hizo fue legalizar el sector marginal
que se desempeñaba en la economía sumergida y el mercado negro”. Estos grupos
ya estaban vinculados a ciertas formas de delincuencia y constituyeron la
fuente de donde surgieron los llamados “oligarcas rusos”.
“Lo que
hicieron –escribe Villar- fue lucrar de
manera burda y criminal a costa de las necesidades de la población, sin crear
riqueza alguna se apropiaron de la que existía”. Ya se habían formado extensos
sectores sociales a lo largo de décadas que vivían al margen de la sociedad y
que fueron tolerados por la dirección del país.
2-Ley de
empresas (aprobada el 2 de febrero de 1988)
Atendía a la
necesidad de autofinanciación de empresas estatales, que ya no dependerían de
las subvenciones estatales. Se daba autonomía a los directivos para fijar sus
objetivos productivos.
El error
consistió en no precisar a cuáles empresarios se les podía dar libertad y a
cuáles no. Se hizo Ad Libitum, sin tener en cuenta que aquí el sujeto es el
empresario, no la empresa. Si los planes de formación de empresarios habían
sido equívocos, insuficientes y erráticos, no todos estaban preparados para
ejercer con eficacia la autonomía.
Los
ciudadanos que tenían recursos económicos se lanzaron a comprar a bajos precios
muchas empresas. El estado perdió así el control de la economía que pasó a
manos de las mafias. Se inició así un amplio proceso de desindustrialización,
que condujo a un largo periodo de crisis que con enormes sufrimientos a la
mayoría de la población.
3-Ley de
cooperativas (aprobada el 1ro de julio de 1988) Autorizaba la creación de
cooperativas en los sectores no agropecuarios.
En poco
tiempo se crearon miles de ellas de forma abrupta, sin preparación previa ni
comprensión de la necesidad de crear una mentalidad cooperativa en los
colectivos laborales. Fue un movimiento rápido y furioso signado por la
improvisación y la falta de estudios previos. Villar asegura en su libro que
“los resultados prácticos de la aplicación de esta ley fueron un fracaso porque
los precios de los productos elaborados por ellas eran inasequibles para el
salario medio soviético”.
Esta tres
primeras leyes introducidas apresuradamente por la dirección soviética tocaron
el núcleo duro de las relaciones de propiedad. Por la forma en que lo hicieron,
el proceso se les fue de las manos. El socialismo siempre ha tenido
dificultados con la gestión de las diferentes formas de propiedad:
sencillamente no sabe cómo manejarlas. O las aprieta hasta asfixiarlas o las
suelta dejándolas a su libre albedrío, como sucedió en la extinta URSS.
Estas tres
leyes inclinaron la balanza de forma decisiva hacia el caos y el desorden. Las
otras dos: ley de la propiedad individual (6 de marzo de 1990) y la de
transición a la economía de mercado colocaron los dos últimos clavos a un ataúd
que ya estaba asegurado.
En la
aplicación de estas leyes encontramos factores constantes: el alejamiento de la
base investigativa previa, los caprichos, el subjetivismo y sobre todo evitar
chocar con los intereses materiales y familiares de grupos considerados
intocables.
La dirección
soviética subestimaba e ideologizaba rústicamente el papel de las Ciencias
Sociales que se ocupan del comportamiento humano (Sociología, Psicología
Social, Antropología, Ciencias jurídicas entre otras). No llegaron a modernizar
la tecnología sociopolítica, ni la aplicaron en la administración del Estado,
en el contexto de los profundos cambios de las Ciencias, la economía y los
sectores de la industria a partir de los años 50. No pudieron utilizarlas en el
arte del buen gobierno, como ejemplifica la serie Chernóbil.
Sencillamente
eran incapaces de modelar y dirigir los procesos sociales (incluyendo los
políticos y económicos). Su ignorancia como sector dirigente –las personas de
esa dirección con cultura y formación científica eran un número muy reducido y
carecían de influencia – no les permitió evadir los escollos que los empujó al
fondo del barranco. No tenían las competencias para ganar una guerra de
pensamiento, escenario a donde el imperio condujo el enfrentamiento. Esta
actitud del gobierno soviético era calificada por el Che como el de “un pragmatismo
inconsistente” (8).
Este
importante factor se describe también acertadamente en el libro del profesor
Villar Barroso: “Es cierto que en la
URRS el dogma sustituyó, de forma abrupta e injustificada, la producción
científica que estudiaba con rigor tanto al socialismo como al capitalismo y
hasta fueron excomulgados quienes lo continuaron haciendo, también se renunció
a asumir y divulgar los estudios de estos temas realizados al otro lado de la
“cortina de hierro”, el debate científico y la confrontación de ideas -algo tan
común en la época de Lenin- dejó de ser parte de la práctica política y
académica y cedió su lugar a la autocomplacencia, la adulonería y la
mistificación”.
COLOCAR LA CIENCIA DENTRO DEL GOBIERNO: LA
EXPERIENCIA CUBANA.
El éxito depende de los muchos consejos que
sean escuchados, de ahí que de acuerdo con lo que escuchas será la forma de
actuar. (Proverbio chino)
Casi desde
el principio de su gestión (entrevista con TELESUR, el 16 de septiembre de 018)
Díaz Canel enunció uno de los principios cardinales de su gestión: “…los
problemas que tenemos son muy complejos, por lo tanto no podemos hablar de una
alternativa, siempre hay que enfrentar cada complejidad con varias
alternativas. Fidel siempre postuló ese concepto y la única manera de hacer más
efectivo el mismo es acudiendo a la investigación científica, buscando desde la
investigación, la innovación…”
Poco
después, el 22 de diciembre de ese año, en la clausura del 2do periodo
ordinario de Sesiones de la IX legislatura de la ANPP fue más concreto sobre el
tema:
“Se impone
reforzar nuestras estructuras y equipos de dirección y gestión económica con
los aportes de especialistas y expertos de las Ciencias Económicas en
particular y de otras en general. No podemos cansarnos de oir a los que saben,
valorar sus propuestas y articularlas con lo que nos proponemos lograr ".
Esta línea
priorizada de la gestión presidencial es en nuestra opinión la clave y
fundamento de un liderazgo culto como salida de la situación de relativo estancamiento
de la sociedad cubana.
Para dirigir
procesos no basta tener información ni solo conocimientos: para asumir la
dirección de procesos hay que saber gestionar el conocimiento. Esto implica
identificar, estructurar la información adecuadamente y convertirla en la base
del proceso de toma de decisiones para obtener los resultados previstos. La
aplicación efectiva del conocimiento requiere utilizar la intuición y la
sabiduría personal. Aquí se combinan sinérgicamente los datos, la información y
la capacidad creativa de las personas. En fin, la gestión del conocimiento es
la capacidad del ser humano para concretar las ideas en acciones reales que
aporten valor a la organización a la que pertenecen.
En Cuba
desde los años previos a los 80 se comenzó a articular una relación efectiva
entre la alta dirección y un grupo de experimentados investigadores que se
vincularon con el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros. Pero esa
experiencia que pudo convertirse en una saludable tradición, fue rota a principios
de los noventa y se mantuvo en general interrupta- no sistémica ni
estructurada- durante más de veinte años.
CIENCIA Y GOBIERNO EN LA CUBA EN LOS 80: SUCESOS
Y REMENBRANZAS.
Mientras en
la Unión Soviética las ciencias sociales eran arrinconadas fuera del despacho
de los decisores, en Cuba se desarrollaba una experiencia diferente. Como
asesor del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, en el terreno de los
Recursos Humanos de 1979 a 1993, acudiré a recuerdos y notas que me permitirán
exponer apenas la manera en que la dirección cubana gestionaba el conocimiento directamente, de primera mano.
La
Constitución de 1977 establecía en uno de sus artículos que el gobierno tenía
como rama operativa el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros (CECM). A La
cabeza de éste estaba el secretario del Comité Ejecutivo, cuyas funciones eran
muy similares a las que hoy tiene el recién nombrado primer ministro. Osmani
Cienfuegos desempeñó esta importante responsabilidad.
Tras la
celebración del Primer Congreso del PCC en 1975 se inició un trabajo de
conversión de las Tesis y Resoluciones del Congreso en normas jurídicas. La
elaboración de los Decretos leyes y las leyes no partían del articulado de la
Constitución sino de las resoluciones como de Política de cuadros, entre otras.
El núcleo
dirigente del CECM comenzó -en estrecha coordinación con la universidad de La
Habana y la CUJAE- a reclutar investigadores experimentados en diferentes ramas
del conocimiento. Cedidos por los centros académicos por medio tiempo: dos o
tres días a la semana, a los profesores “expertos” se les asignaron oficinas y
lugares de trabajo para cada uno, generalmente en el 4to. piso de la izquierda
del edificio que da a la avenida de Boyeros. El resto del tiempo –sábados y
domingos-iban por cuenta de los docentes. No pertenecían a la plantilla.
Me vinculé
al CECM a finales de 1979. Meses antes concluía el doctorado en la universidad
Humboldt de Berlín (RDA) con el tema Modelo de formación de cuadros para
sectores industriales. Como en la mayoría de los países desarrollados, este tema
era considerado un problema científico y como tal había que tratarlo, pese a la
escasa consideración que ha recibido en Cuba y pese a que la resolución sobre
política de cuadros del 1er Congreso del PCC es un texto muy completo, de mucha
actualidad pero no se ha aplicado en un grado satisfactorio.
Los
resultados de investigación a nivel internacional en este campo eran amplísimos
y fueron plasmados en mi primer libro: Formación de cuadros y dirección científica
desde el subdesarrollo (Editorial Ciencias Sociales 1983). La idea vigente
del libro es que sin criterios científicos en la formación de la clase
dirigente no puede esperarse la dirección de la sociedad sobre bases
científicas.
Dentro del
Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, nos advertían a los investigadores
reclutados que estábamos allí a título personal: no representábamos a nuestra
institución, por lo que nuestras opiniones no las comprometían y debíamos
asumir la responsabilidad por nuestros criterios. Recuerdo que uno de los
primeros artículos que circularon entre nosotros fue El Poder Asesor. El texto
explicaba como un grupo importante de gobiernos utilizaba como asesores a
personal especializado, y cuáles eran las reglas del juego así como el criterio
de selección: debían ser personas de criterios diferentes y mentes flexibles, prestos
al debate y la confrontación con otros puntos de vista.
El
Secretario del CE había dispuesto un relativamente abultado presupuesto para la
suscripción de importantes revistas de circulación internacional: las
norteamericanas Harvard Bussines Review, Bussines Week, US News and World Report;
la inglesa The Economist y la francesa L´Expansión. Eran caras, pero no había
otra manera de saber lo que estaba pasando en el mundo sobre economía y política.
Lenin hizo lo mismo con las revistas alemanas y europeas, de las cuales recogió
ideas que se aplicaron con éxito en la URRS, como los resultados del ingeniero
norteamericano W. Taylor sobre la organización del trabajo. Su sucesor, el
“padrecito Stalin”, no dedicaba mucho tiempo a leer estas revistas; probablemente
ni las conocía.
Los
artículos más significativos eran fotocopiados para circular entre el grupo de
asesores, todos bilingües. Se aplicaba así el principio de que para entender
mejor el país era preciso conocer bien el entorno, sus amenazas y
oportunidades. Era una experiencia de relaciones ciencia-gobierno un tanto
rudimentaria, quizás no comparable con la que existe en muchos países con la
utilización en gran escala de los llamados “tanques pensantes” vinculados a
esferas claves de la actividad gubernamental. El ejemplo de China es
paradigmático: posee unos 225, solo precedido por Estados Unidos.
Mi área de
trabajo en el CECM era la de Recursos Humanos, de esa experiencia enumeraré
varios eventos relacionados:
La utilización de ingenieros en la industria
azucarera.
El fracaso
de la zafra de 1970 hizo tomar conciencia del bajo nivel técnico del personal, tanto
de los técnicos como de los directivos. Prácticamente la totalidad de estos
últimos no rebasaban el nivel de la educación secundaria y eran incapaces de
interpretar el modelo diario de la hoja del laboratorio que reflejaba el
desempeño de la fábrica cada 24 horas. La dirección del país tomó la decisión
de asignar cada año al MINAZ una cantidad significativa de ingenieros: unos mil
por año, esfuerzo que se intensificó a partir de los últimos años de la década
del 70. A mediados de los 80 ya el sector disponía de varios miles de graduados.
A mediados
de la década, la alta dirección del país solicitó un informe sobre el grado de
utilización de esa fuerza técnica. Se crearon grupos de estudiantes que fueron
ubicados en centrales de varias provincias. Se tomó una muestra
satisfactoriamente significativa y los resultados fueron desalentadores. Los
dirigentes de la mayoría de las empresas azucareras no sabían o no querían
utilizar con eficacia esa fuerza técnica. Los jóvenes ingenieros eran ubicados
en los almacenes a contar tornillos o a llenar las llamadas fichas de estiba
dedicadas a recoger los movimientos de las piezas y equipos de los almacenes.
Los
incompetentes directivos de los centrales “emulaban” para ubicar a los jóvenes
en las actividades más enajenantes con el consiguiente efecto sobre la motivación
y sentimiento de identificación con los colectivos. Cientos y probablemente
miles de ellos pidieron la baja y buscaron ubicación en otros sectores, debilitando
así la eficiencia del que entonces se consideraba la locomotora de la economía
cubana. Estos directores de empresa temían ser desplazados pero tenían el
poder.
Cuando se le presentaron los resultados a uno
de los asesores de Fidel -que había solicitado el informe- éste sugirió que había
que “suavizarlo” para “no disgustar al Comandante”. Los especialistas que lo
redactaron se negaron a hacerlo. Los directivos del MINAZ se percataron del
problema y comenzaron a tomar las medidas apropiadas, pero se perdieron unos
cuantos años.
Creo que
Fidel sabía que se le ocultaba información, y por eso practicaba con frecuencia
las visitas sorpresivas a lo largo y ancho del país. Las visitas avisadas de
altos dirigentes a los niveles de base favorecen la preparación de “escenarios”
favorables.
“Reloj no cuentes las horas” o el análisis de
la utilización del fondo de tiempo de los dirigentes.
Entre los
expertos en administración -o como hoy se dice gobernanza- es reconocida esta
tesis: el tiempo es el recurso más democráticamente distribuído a escala
mundial porque todo el mundo recibe 24 horas por día. El nivel de eficacia con
que cada persona distribuye estas 24 horas determina su nivel de éxito o
realización personal. Lo mismo sucede con los países.
En la Cuba
de los años 80 existía conciencia del exceso de reuniones y sus efectos
negativos. Para investigar en detalle el uso real de este “fondo de tiempo”, se
seleccionaron 25 viceministros, 40 directores de empresa y otros tantos
funcionarios de los ministerios. Sintetizo objetivos y resultados:
A-Determinar
nivel de consumo de tiempo relativo en la actividad de los directivos según
forma (reuniones, despachos, análisis de documentos etc) y su contenido. Si las
normas internacionales de otros países en cuanto a reuniones oscilan entre el
19 y 21 % del consumo de tiempo, en la isla estaba entre el 50 y 55 %. Otros
indicadores como análisis de documentos y normas de estudio y capacitación se
mantenían en cero: carecían de hábitos de estudio de manera regular.
La jornada
de trabajo semanal se acercaba a las 70 horas mientras la norma internacional
era de 55, ya considerada por los expertos como una amenaza a la salud del
dirigente: a partir de esa cifra los circuitos de trabajo mental se sobrecargan
y reducen la capacidad de análisis de los directivos.
B-
Proporción entre trabajo operativo y perspectivo.
Refleja la
relación entre la actividad de análisis/pensamiento y el trabajo concreto. Internacionalmente
la proporción oscila entre 1 y 7, es decir 1 una hora de reflexión diaria por 7
de trabajo operativo. En Cuba era de 1 a 40, un indicador que también ha
empeorado. Apenas se dispone de tiempo para la reflexión previa a la decisión y
quizás esta es la causa principal de la mayoría de las decisiones equivocadas
en los diferentes niveles del aparato estatal.
Los datos se
divulgaron entre los órganos de la Administración del Estado, y en las
intervenciones del primer secretario del PCC, documentos estatales y
partidarios pueden encontrarse exhortaciones a racionalizar el uso del tiempo.
Pero no se ha comprobado ningún cambio. En los años 90 el autor y otros colegas
impartían seminarios de 20 horas sobre técnicas de administración del tiempo y
uso de la agenda, que fueron eliminados de los programas oficiales.
C. Importancia
de la formación de secretarias (personal auxiliar) para los directivos con
altas responsabilidades.
Este
proyecto fue una derivación del anterior. Los estudiosos de la actividad de
dirección habían manifestado sus inquietudes sobre las altas sobrecargas de
trabajo de los directivos en diferentes niveles. Un promedio de 55 horas semanales
lo consideraban excesivo y una amenaza para el potencial bio-fisiológico de los
directivos, con daños para su salud. Habían identificado sus principales
enfermedades profesionales: hipertensión, úlceras, diabetes (las mismas que
otros sectores laborales, pero con manifestaciones más tempranas en el tiempo.)
Los expertos
proponían como solución elevar el nivel profesional de las secretarias ejecutivas
para que éstas pudieran asumir una parte de la carga del trabajo directivo con
eficiencia, dejando más espacio para pensar y al mismo tiempo reducir los
riesgos de salud. La intención era rebajar la carga semanal por debajo de las
50 horas.
En los
calificadores de cargos vigente aprobados por el MINTRAB de entonces, los
cargos de secretaria A y secretaria ejecutiva estaban ubicados en el grupo 7 y
8, correspondiente a los de técnicos medios. La diferencia salarial era apenas de
unos 15 pesos. El proyecto de elevación de salario y status a nivel
universitario fue argumentado con cifras y datos abrumadores. Hacía décadas que
en muchos países -incluídos los del Sur- la carrera secretarial tenía nivel
universitario y analizamos los planes de formación de varios países.
Los
funcionarios del Ministerio del Trabajo hicieron oídos sordos: formaban parte
de la legión de directivos del país que se niegan a reconocer que la dirección
es una ciencia básica y decisiva para el desarrollo del país.
Análisis
de programas de desarrollo sectorial.
En la etapa previa a los entonces llamados planes
quinquenales los ministerios debían presentar sus programas de desarrollo ante
la SCECM.
Mencionaré solo dos casos por considerarlos
paradigmáticos. Uno fue la presentación del primer programa quinquenal de
desarrollo energético del país. Poco antes el secretario me solicitó localizara
en el claustro de la CUJAE –hoy universidad tecnológica de La Habana-a algún
profesor especializado en el tema.
Afortunadamente se encontró la persona indicada: había
trabajado como ingeniero en la Compañía Cubana de Electricidad, que era la
filial cubana de la empresa estadounidense Electric Bond and Share. Graduado
como ingeniero en una universidad de ese país, comenzó a trabajar en la casa
matriz de la mencionada compañía antes de trasladarse a la empresa cubana y poseía
un doctorado en esa temática.
El experto recibió previamente para su estudio el
proyecto del ministerio. El equipo ministerial presentó su propuesta y al final
de su intervención, el profesor de la CUJAE tomó la palabra y con solo algunas
preguntas desarmó el proyecto. En el receso del encuentro, el secretario del CE
le preguntó al ministro: “Qué tú crees de lo planteado por el profesor? A lo
que el Ministro respondió: “Por favor Secretario, présteme al viejito”.
El otro caso que describiré fue una presentación
equivalente del Ministerio de Comunicaciones. Para ello, fueron designados dos
expertos: uno era asesor del Comité Ejecutivo y el otro asesor del Ministro de
Educación Superior en el campo de la informática. Ambos tenían experiencia
operativa en la práctica y habían defendido sus respectivos doctorados en
prestigiosas universidades extranjeras. Ante la sesión de preguntas incómodas, ni
el ministro ni su equipo estuvieron preparados para contestar. Tras el receso,
el Ministro se acercó al secretario. Pero no solicitó apoyo técnico para
mejorar su propuesta: irritado preguntó si los dos expertos eran militantes del
partido. Sin comentarios.
Acciones de control sobre iniciativas
erráticas de los ministros y propuestas de mejora para el desempeño de órganos
de la administración central del estado.
Cuando se
recibía información sobre actividades equivocadas de los ministerios, el equipo
de realización de videos dejaba constancia de los disparates. Recuerdo dos
casos:
Fabricación de latas vacías. Los menos jóvenes recordarán
la marca de jugos TAORO, una inversión destinada a la exportación de ese
producto. Sin embargo, un día no hubo jugos que envasar: la empresa agrícola cesó
de enviarlos. La fábrica sin embargo siguió fabricando las latas, que eran
transportadas en camiones cada día para botarlas en un basurero. Tras la
denuncia, fue filmado todo el proceso desde la salida de la fábrica hasta la “descarga”
de las latas en el basurero. El ministro correspondiente y su equipo de
dirección fueron invitados a la “premiere”.
Elaboración de colchones contaminados. Ante una falta
de materia prima para rellenar los colchones, el ministerio correspondiente
decidió recoger por todas las vías posibles cualquier tipo material que
sirviera para sustituir la guata. Esto incluía la recolección callejera sin
aplicar ningún método de higienización de las materias primas, con los
consiguientes riesgos de salud para los compradores. Estas campañas de “búsqueda
de materia prima” también fueron filmadas.
Estas ideas descabelladas tenían como causales de una
parte las limitaciones de los proveedores externos e internos y la ausencia de
encadenamientos con diferentes entidades suministradoras de manera oportuna.
Pero quizás la principal causa era la inexistencia a nivel de cada ministerio de
grupos asesores competentes que ayudaran a buscar alternativas de solución, lo
que hoy se conoce como tanques de pensamiento. Los directivos del organismo “pensaban
y decidían” al mismo tiempo.
El método funcionaba como “terapia de choque” para los
ministros. Pero ya se había comprobado que algunos, cuando se les informaba por
comunicación verbal este tipo de anomalías, decían que no estaban informados y
que iban a investigar. En ese lapso desaparecían las pruebas. De estas sesiones
de video siempre se generaban las soluciones; y tenían un efecto educativo
sobre los otros ministros que se cuidaban de no cometer acciones irreflexivas
como estas
En todas estas iniciativas del nivel superior del
gobierno se cumplía así una de las funciones principales del grupo asesor: realizar
de forma sistemática acciones de regulación-no es lo mismo que control- sobre
el resto de los órganos del estado y evitar los errores de la impunidad.
Es cierto que era una manera rudimentaria de utilizar
a personas con formación científica en el trabajo del estado, que no puede
compararse ni remotamente con las formas actuales de gobernanza mediante el uso
intensivo de tanques pensantes como puntos de apoyo claves de la gestión
gubernamental.
Sin embargo, pienso que es una experiencia que merece
ser recordada: una de las principales líneas de trabajo del presidente es
lograr una mayor vinculación del estamento científico con el proceso de toma de
decisiones del gobierno.
Bibliografía:
Platón La Republica o el Estado.
Editorial Iberia S.A Barcelona 1956.Pags 240 y 271.
Guevara E. Apuntes críticos a la
Economía Política. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2012.Pag 120
Notas:
1.Atilio
Borón: Trump y la apoteosis de la barbarie (15/01/2020) en
2.Leonel
Gorrin Mérida ¿ERRORES O TRAICION? El desplome de un modelo de socialismo.
Edit. Ciencias Sociales 2018 pag.275
3.¿Qué leyes deben aprobarse durante 2020 en Cuba? (+
Infografías y Video)
4.Brus W. El
cambio en la URSS. Los problemas de las reformas económicas. El País 11 de
febrero de 1986.
5)Villar
Barroso O. “La geopolítica de la postguerra fría en Asia Central págs. 35 y ss.
6)Machado
Ricardo J. Vivir el socialismo de Europa del Este, una meditación cubana. Temas
# 56 2008
7)Villar
Barroso O. ob.cit. pag.27.
8) “Al
dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo
inconsistente. Y lo que es trágico, esto no se refiere solo a un campo
determinado de la ciencia sucede en todos los campos de la vida … creando
perturbaciones ya enormemente dañinas, pero cuyos resultados finales son
incalculables”. En: Apuntes críticos a la Economía Política. Edit. Ciencias
Sociales 2012, pág 26.