Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 4 de marzo de 2021

El trago amargo de la unificación monetaria

 Por Pavel Vidal, Horizonte Cubano


Se requiere más tiempo para que se estabilicen los nuevos equilibrios y la economía reaccione con energía a las nuevas señales e incentivos. Con reformas estructurales complementarias se pueden acortar estos tiempos y potenciar la reacción.


No debería sorprender el remezón que la devaluación del peso cubano y salida del CUC están provocando en los costos de producción, los precios mayoristas, el valor de la canasta básica, las tarifas eléctricas y los precios de los mercados agropecuarios, de trabajadores por cuenta propia y de todo tipo de transacciones en los mercados informales.

No debería ser motivo de asombro, aunque sí de mucho análisis, que esté cambiando radicalmente la realidad financiera de empresas estatales, cooperativas, negocios privados y hogares. Se trata de una devaluación de 24 veces de la tasa de cambio oficial y de alrededor de 10 veces de la tasa de cambio promedio en la economía,[1] una de las mayores en la historia de tipos de cambio múltiples en América Latina.

Durante mucho tiempo los economistas explicamos que la unificación monetaria constituiría un choque financiero inmediato con múltiples beneficios, pero que en su mayoría se materializarían gradualmente en el mediano y largo plazo. Nunca se ocultó que era un trago amargo para el sistema productivo, pero que había que tomarlo porque es imposible desarrollar una economía con dos monedas nacionales y múltiples tipos de cambio.

Con estas distorsiones monetarias llevábamos casi tres décadas completas midiendo mal los hechos económicos, sobrevalorando o subvalorando costos de producción, salarios, retornos y riesgos financieros, deudas y activos financieros, minimizando el valor de muchas buenas decisiones económicas y ocultando el costo de un montón de malas decisiones y reformas pospuestas. No todo lo que hicimos antes de 2021 estuvo mal calculado, pero sí una gran parte.

La unificación monetaria representa un choque financiero que produce cambios en los precios relativos a una velocidad mucho mayor que la capacidad de respuesta promedio del sistema productivo. Durante un tiempo las unidades económicas quedan atrapadas en el medio, gran parte de lo que venían haciendo ya no tiene sentido económico, pero todavía no logran entender todo lo nuevo que deben hacer, y cuando comienzan a comprenderlo no tienen la forma de reaccionar en la proporción que necesitan. En correspondencia, las políticas económicas necesitarían trabajar en dos aspectos fundamentales para mermar el impacto de corto plazo del choque financiero: minimizar la incertidumbre y aumentar la capacidad de reacción de las unidades económicas.

El éxito de la reforma monetaria no está garantizado por el solo hecho que la unificación de las monedas y las tasas de cambio oficiales eliminan distorsiones.

En estos dos frentes hay muchas cosas que el propio diseño inicial de la “tarea ordenamiento” ya tiene incorporado, y hay muchas otras que se podrían añadir. El diálogo permanente de las autoridades económicas con los empresarios estatales, agricultores, emprendedores privados, empresarios extranjeros y gobiernos locales será una fuente de información fundamental para corregir y negociar lo que no se previó. Para aumentar la capacidad de respuesta son varias las reformas estructurales que se deben ir acometiendo. En este caso hay recomendaciones elaboradas por economistas como Pedro Monreal, Ileana Díaz, Mauricio de Miranda, Carmelo Mesa-Lago, Omar Everleny, Oscar Fernández, Juan Triana y Ricardo Torres, entre otros.

Es importante subrayar que el éxito de la reforma monetaria no está garantizado por el solo hecho que la unificación de las monedas y las tasas de cambio oficiales eliminan distorsiones. La política económica no puede achantarse y esperar a que se vayan materializando los beneficios de mediano y largo plazo. Tampoco puede caer en la complacencia de publicitar algunos de los beneficios puntuales que se pueden apreciar en el corto plazo, tales como más personas buscando trabajos formales o determinados ahorros en el consumo de los hogares. Son buenas señales y constituyen los primeros ejemplos de lo que se puede lograr con un cambio en los incentivos económicos, pero distan mucho del cambio estructural y el salto de eficiencia que podría derivarse de la “tarea ordenamiento”, que evidencie que valió la pena asumir el riesgo de devaluar 10 veces la moneda en un solo día.

El gobierno tampoco debería prometer y forzar unos beneficios irrealizables de corto plazo, especialmente en lo que tiene que ver con el aumento del poder adquisitivo de los salarios y las pensiones. Las proyecciones contrafactuales siempre son muy especulativas, pero podría decirse que en un escenario hipotético sin pandemia y sin una caída del 11% del PIB, tal vez sí se hubiese podido lograr algún aumento de los salarios y pensiones reales a partir de la redistribución de riqueza e ingresos y de un cambio en la estructura del gasto público. Esta era el escenario de la reforma monetaria en el papel, pero la realidad de 2020 y 2021 ya sabemos que es otra muy diferente.

Pretender que este aumento nominal de ingresos se vaya a traducir en mejoras reales en el contexto actual no es realista.

Entiendo que la manera en que el equipo económico técnico logró “vender” políticamente la “tarea ordenamiento” fue combinando la devaluación de la tasa de cambio con el aumento de salarios y pensiones. Sin embargo, pretender que este aumento nominal de ingresos se vaya a traducir en mejoras reales en el contexto actual no es realista, genera falsas expectativas y promueve incentivos perversos en los entes reguladores y políticos. En un reciente panel en la Asociación de Estudios Cubanos (ASCE) presenté una estimación que apunta a una probable caída de alrededor del 15% del salario promedio real en el sector estatal en 2021. De lograrse en el complejo escenario económico y financiero actual, esto debería apreciarse como un gran logro.[2]

Para esclarecer mi posición, creo que fue acertado combinar ambas acciones de política económica, incluso (y especialmente) en el escenario de 2021. El aumento nominal de salarios y pensiones permite proteger a un grupo grande de hogares de los costos sociales de la devaluación. Pero es diferente presentar el aumento salarial y de pensiones como una protección, a prometer un incremento de los ingresos reales en medio de un ajuste tremendo de la tasa de cambio y de los precios relativos, en una economía que ha visto reducida prácticamente a cero una de sus principales fuentes de ingresos externos por la caída internacional del turismo.

Es este mismo panel en ASCE expuse una proyección de inflación que ubica la tasa más probable para este año alrededor de 500%. Cerca del 300% de la inflación se debería al efecto traspaso, es decir, al impacto de la devaluación de la tasa de cambio sobre los precios. El otro 200% se explicaría principalmente por el exceso de demanda, es decir, el aumento de salario por encima de la productividad. Y es importante anotar que en este escenario ya se reconoce el esfuerzo del gobierno para intervenir administrativamente y controlar el efecto traspaso, tomando en consideración los límites que ha colocado el Ministerio de Finanzas a los precios mayoristas empresariales y los subsidios que se mantienen. En este escenario de inflación de 500% se asume que con estas regulaciones el gobierno podría llevar el traspaso al valor medio que se observa en las economías en desarrollo, según las estimaciones del Banco Mundial.[3] De hecho, si no se considera el efecto de estas regulaciones del Ministerio de Finanzas, la inflación superaría los 900% y el salario real caería un 50%.

Bajo estos cálculos, tanto el objetivo oficial de aumento de los precios promedios en solo 1,4 veces, como el objetivo de aumento del poder adquisitivo de salarios y pensiones parecen inalcanzables este año. Estimular a los entes reguladores y políticos a reprimir la inflación más allá de lo que es posible va a provocar más daño que beneficio, y puede llevar a destruir los mismos resortes que se necesita para la recuperación. Una vez más podemos recordar el fracaso en obtener los 10 millones de la zafra de 1970 y el desgaste que representó concentrar los esfuerzos en un objetivo inalcanzable.

Se puede reconocer la necesidad de regular …los precios de las empresas estatales y de otros mercados donde primen estructuras monopólicas, pero es un error imponer precios donde existen mercados que pueden cumplir esta función sin intervención estatal.

En una economía más descentralizada, con un número mayor de actores económicos y mercados más abiertos y competitivos, la mayor parte de las correcciones de precios relativos podrían confiarse a las interacciones y contrapesos del sistema productivo, pero dada la estructura monopólica y cerrada de donde parte el ajuste monetario cubano, la negociación y la corrección sistemática de los controles de precios es la única vía para compensar parcialmente la rigidez e ineficiencia inherente a la fijación centralizada de los precios. Se puede reconocer la necesidad de regular mediante medidas administrativas los precios de las empresas estatales y de otros mercados donde primen estructuras monopólicas, pero es un error imponer precios donde existen mercados que pueden cumplir esta función sin intervención estatal.

El éxito de la “tarea ordenamiento” no puede medirse a partir de los indicadores de 2021. La tasa de cambio y los precios se han movido en una mejor dirección, pero con una alta velocidad y en un complejo contexto. Se requiere más tiempo para que se estabilicen los nuevos equilibrios y la economía reaccione con energía a los nuevas señales e incentivos. Con reformas estructurales complementarias se pueden acortar estos tiempos y potenciar la reacción.

[1] Tomando en cuenta que la población y el sector privado operaban desde antes con la tasa 24 pesos por dólar, y que en 2021 el mercado paralelo refleja una tasa de 50 pesos por dólar.


Las dos revoluciones del turismo

Resulta superficial pensar que un virus, por mortal que sea, basta para decretar la desaparición de los viajes de ocio. La pandemia nos ha revelado lo mucho que echamos de menos el no poder cambiar de aires, ir a otro sitio



ENRIQUE FLORES

¿Cómo conseguir que el crecimiento mundial se reactive sin turismo? Es este el problema con el que hoy se devanan los sesos los responsables de la economía mundial. Porque ha sido precisamente la pandemia la que ha demostrado el papel crucial del turismo. No solo en países de clara vocación turística, como España, Italia o Austria, donde ese sector representa alrededor de una sexta parte del PIB y del empleo. El turismo es también decisivo para toda la economía global porque es la industria que activa todas las demás industrias.

Sin el turismo, no solo se detienen el ramo hotelero, el de la restauración y, en general, todos los sectores relacionados con la hostelería, sino que la industria aeronáutica desaparece por completo, la industria del automóvil se reduce a la mitad, los astilleros especializados en cruceros se arruinan, la construcción se ve gravemente afectada. Y estos desplomes arrastran consigo a la siderurgia, al hormigón, a la electrónica...

Cuando afirmé hace cuatro años en el libro, ahora traducido al castellano, El selfie del mundo que el turismo es la industria más importante del siglo, fui tachado de fanfarrón y acusado de soltar trolas. Pero un año de Covid-19 nos ha demostrado, por el contrario, lo importante y seria que es esta industria que con tanto desdén suele ser tratada.

Subestimamos ese sector porque confundimos el turismo con los turistas, y a los turistas resulta difícil tomarlos en serio, nos parecen graciosos, literalmente gente fuera de lugar. Siempre los tratamos con indignación y les atribuimos los daños que ocasiona el turismo: como si culpáramos a los obreros del envenenamiento que provoca la industria. Solo esto debería hacernos reflexionar: ¡la paradoja de que todos somos turistas que despreciamos a los turistas!

Esta paradoja demuestra cuán irresuelta está nuestra relación con este sector. También evidencia la superficialidad de quienes creen que un virus, por mortal que sea, basta para decretar la desaparición de esta invención de la modernidad, incubada durante siglo y medio y que estalló después de la II Guerra Mundial.

Porque fueron necesarias dos revoluciones para crear el turismo. Una, tecnológica: la revolución del transporte y de las comunicaciones, que hizo posible los viajes rápidos y baratos. Y otra, social, que generó los viajeros. Esta revolución social no cayó del cielo, sino que fue el fruto de durísimas e interminables luchas mediante las cuales se logró la progresiva conquista del ocio remunerado. Porque para que los seres humanos se conviertan en turistas no basta con disponer de tiempo libre: los desempleados lo tienen en abundancia. Antes de Bismarck en Alemania, del New Deal en Estados Unidos, o del Frente Popular en Francia, en la historia de la humanidad una gran parte de la población nunca había disfrutado de ingresos en períodos de inactividad. Es decir, nunca había disfrutado de vacaciones en edad laboral ni de una pensión después. Al menos el 95% de los turistas que hemos visto deambular por ahí en los últimos años estaban disfrutando de vacaciones pagadas o tenían una pensión. Así que para deshacerse del fruto de estas dos revoluciones, la tecnológica y la social, sería necesaria otra revolución diferente por lo menos.

Esas dos revoluciones no solo transformaron nuestra vida, sino también nuestras categorías mentales. Han hecho de la posibilidad de viajar la piedra angular de nuestra idea de libertad. De nuevo, es la pandemia lo que nos ha revelado lo mucho que echamos de menos el no poder cambiar de aires, el no poder ir a otro sitio (no importa a dónde). La voluntad de viajar es una reivindicación de libertad. Antes de la covid no éramos conscientes de ello, por más que debiéramos haberlo sabido, dado que fue una solicitud de visados turísticos en Alemania del Este la chispa que provocó la caída del Muro de Berlín en 1989.

En Occidente, sin embargo, antes de la pandemia nadie se había percatado de que la necesidad de moverse y de experimentar nuevos horizontes era tan intensamente política. Solo el reiterado y prolongado encierro de la segunda ola nos ha hecho vivir en nuestra propia piel la imposibilidad de viajar como una cárcel, una reclusión: por primera vez nos pusimos en el pellejo de los alemanes del Este. Impedir a los ciudadanos que viajen significa privarles de un elemento esencial de su idea de libertad.

A la primera contradicción (ser todos turistas que desprecian a los turistas), aquí caemos todos en una segunda: el turismo es un componente indispensable de nuestra libertad, pero es también una industria contaminante por partida doble. En primer lugar, porque, como industria que activa otras industrias, el turismo conlleva toda la contaminación que estas industrias (aeronáutica, automovilística, construcción, naval, siderúrgica...) producen. En segundo lugar, porque, como industria social, produce una contaminación humana (vaciamiento de centros urbanos, disneylandización del mundo, desfiguración de ecosistemas). Se trata de una contradicción irremediable que nos lleva a una sola conclusión: nuestra concepción de la libertad es una idea destinada a consumir el mundo. Es inevitable que una sociedad basada en el consumo, que nos empuja a todos a ser consumidores, deba llevar, a fin de cuentas y en última instancia, a extender esta actividad al mundo en el que vivimos, es decir, a consumir el planeta.

Esa es la razón por la que resulta tan difícil prescindir del turismo y al mismo tiempo convivir con él. El impulso para reactivar la economía como si nada hubiera pasado es muy fuerte: en 2019 hubo nada menos que 69 millones de vuelos que cruzaron nuestra atmósfera. Entre otras cosas, porque subestimamos nuestra capacidad de olvido, que vuelve patética esa ilusión mil veces repetida de que “nada será como antes”. En 1918 estaban convencidos de que la que acababa de terminar sería “la última guerra que pondría fin a todas las guerras”. Después de la crisis financiera de 2008, muchos prestigiosos economistas nos aseguraron que el capitalismo nunca volvería a ser como antes. Permítasenos, pues, dudar de que después de esta pandemia “nada volverá a ser como antes”. Entre otras cosas, porque la diversidad que se avecina no es muy prometedora.

Por mucho que la desmemoria humana pretenda volver a empezar desde el principio, no será fácil hacerlo como si nada hubiera pasado. Y menos lo será cuanto más se prolongue el estado de excepción: cuantos meses (¿años?) más dure el bloqueo, más empresas irán a la quiebra, más cadenas de suministro se verán interrumpidas, más trabajadores se habrán reciclado en otros sectores. Sobre todo, la confianza de los inversores se resentirá y será más difícil convencerles para apostar capital en un sector que resulta estar a merced de un virus.

No sabemos qué es mejor, acabar cuanto antes con el confinamiento y empezar a contaminar otra vez de inmediato, o seguir deprimidos y encarcelados un poco más, pero dándole al planeta un momento de alivio, de respiro.

Marco d’Eramo es sociólogo y ensayista,

Con el oído en el sentir del pueblo (+Video)

 En reunión del Consejo de Ministros, encabezada por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, se analizaron la implementación de la Tarea Ordenamiento, el desempeño de la economía cubana en el mes de enero y otros importantes temas de la actualidad cubana

De los 52 790 nuevos empleos, desde enero pasado, cuando comenzó la Tarea Ordenamiento, el 62 % corresponde al sector estatal, y de ellos el 72 % al ámbito empresarial. Foto: Estudios Revolución

A casi dos meses de la arrancada de la Tarea Ordenamiento, uno de los procesos económicos más complejos asumidos por la nación, el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, consideró que «se ha trabajado arduamente, se ha seguido planteamiento a planteamiento, discusión a discusión, y se han ido rectificando cuestiones que no nos salieron bien».

Al hacerse una evaluación en la más reciente reunión del Consejo de Ministros sobre los resultados iniciales de esa medida, el Jefe de Estado ratificó que se continúa con la misma voluntad de analizarlo todo, «no se ha desmontado el sistema de trabajo diario y tenemos que seguir ajustando un grupo de temas para que la Tarea Ordenamiento funcione».

Marzo puede ser un mes de consolidación, evaluó Díaz-Canel, de acercarnos al ordenamiento en su expresión más pura, más transparente. «Pero hay que trabajar mucho y sacar lecciones, porque procesos complejos como este vamos a seguir viviendo en estos tiempos, sobre todo en el ámbito económico».

El mandatario reflexionó sobre la necesidad de darles más participación a los expertos cada vez que se va a asumir una medida de tamaña trascendencia. Cuando se aborde una tarea de esta complejidad, indicó, hay que traer a la discusión a los que más saben de cada uno de esos temas.

«La vida nos ha dicho que ninguno de nosotros tiene la verdad absoluta, cada vez hay que trabajar más en equipo, cada vez hay que consultar más el conocimiento de expertos, cada vez tenemos que buscar más contradicción en el debate de lo que vamos a diseñar», reflexionó el Presidente.

En la reunión del máximo órgano del Gobierno, que fue conducida por el primer ministro Manuel Marrero Cruz, y donde se examinaron varios asuntos de la vida económica y social de la nación, Díaz-Canel comentó sobre cuestiones que fallaron en este proceso, entre ellas la capacitación de los directivos que están encargados de su materialización. De tal manera, insistió en el sentido de responsabilidad que deben tener los cuadros con su autopreparación.

«Todos tenemos que estar inconformes con lo que sabemos, tenemos que estar estudiando, buscando referencias, criterios, haciendo valoraciones, porque todo tiene mucha complejidad, y también estamos viviendo tiempos muy complejos». Hay que dar ejemplo y exigir esa preparación en los subordinados, dijo.

Ante el tratamiento irresponsable de determinadas cuestiones que estaban bien diseñadas en la Tarea Ordenamiento, como el caso de los altos precios que se impusieron en comedores obreros, el Presidente criticó la falta de sensibilidad e inquietud revolucionaria que se evidenció en algunos directivos.

«A los cuadros nos tiene que preocupar todo lo que afecte a la Revolución», y tenemos que estar inquietos, molestos frente a lo mal hecho, activos y sensibles con los problemas de la población; como nos ha dicho el General de Ejército en varias ocasiones: tener el oído pegado a la tierra, pero para escuchar, accionar y no permitir que los problemas se acumulen, aseveró.

Díaz-Canel se refirió también a los problemas de comunicación; a la demora y a la burocracia que traban los procesos; y a la necesidad de que los análisis económicos partan siempre de cómo lograr eficiencia para mejorar los indicadores y no de aumentar precios a costa de seguir haciendo mal las cosas.

En su reflexión frente al Consejo de Ministros sobre estos temas, el mandatario consideró que se han asociado a la Tarea Ordenamiento deformidades económicas y malas prácticas que existían con anterioridad. Por otro lado, agregó, se sumaron inconformidades a partir de la mala argumentación a los colectivos sobre determinadas decisiones que luego, al explicarse mejor, tuvieron buena acogida y comprensión.

A todo eso se ha añadido, resumió, reclamos que se alejan de la esencia del ordenamiento monetario, que no se pueden admitir, relacionados con mantener, por ejemplo, los subsidios.

La Tarea Ordenamiento, reiteró Díaz-Canel, defiende la justicia social, pero sin igualitarismos. No la sostiene subsidiándolo todo; la defiende amparando al más vulnerable y protegiendo al que lo necesita.

UN PROCESO NECESARIO Y PARA MEJORAR

Más de 52 790 personas han encontrado empleo desde que en enero pasado comenzó la implementación de la Tarea Ordenamiento. El 62 % de esa cifra se ubica en el sector estatal; y de estos, el 72 % se ha empleado en el sistema empresarial.

Esa tendencia al incremento de la búsqueda de empleo, y el hecho de que la mayoría lo encuentre donde verdaderamente se generan las riquezas, son algunos de los principales logros de la medida hasta el momento. Así lo precisó el miembro del Buró Político del Partido y jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, Marino Murillo Jorge, al presentar los resultados iniciales de la Tarea Ordenamiento.

Según informó, el proceso de eliminación del cuc va a un ritmo por encima de lo previsto, y hasta la fecha se ha recogido el 57 % de esa moneda en manos de la población.

Otro aspecto positivo, «es el efecto de la unificación cambiaria, pues se revelaron distorsiones desde el punto de partida de la economía que antes no veíamos, cuestiones con las que convivíamos antes y ahora se plantean como problemas».

Un elemento importante ha sido la transformación del sistema de subsidios y gratuidades, que nos ha permitido identificar y atender mejor a los núcleos vulnerables. Además, se avanza en la corrección de distorsiones salariales y de precios; así como en la descentralización de facultades para formar estos últimos.

Murillo Jorge se refirió a los problemas identificados con la aplicación de la Tarea Ordenamiento, que en su mayoría fueron registrados a partir de los criterios de la población y requirieron soluciones inmediatas para evitar que llevaran a desviaciones de los efectos esperados con esta medida.

Entre ellos, señaló los precios excesivos, tanto estatales como no estatales; las insuficiencias de la economía, que condujeron a elevar precios para paliarlas; la falta de correspondencia entre la calidad y los nuevos precios; la insatisfacción con los salarios o ingresos, así como con las formas de pago; y el malestar que causó la poca información y el bajo número inicial de entidades que aceptaban el cuc en sus transacciones.

Una parte de esos errores, expresó Murillo Jorge, estuvo asociada al diseño de las políticas. A la par, otro grupo de cuestiones se generaron por la mala aplicación de lo diseñado, insuficiente preparación, negligencia, falta de exigencia, de control y de sensibilidad política.

Al referirse a estos temas vitales para el desarrollo del país, el Primer Ministro consideró como muy útiles las visitas que se realizaron a las provincias, en las cuales se conocieron las experiencias, los errores y las quejas que había en los territorios. Desde entonces, dijo, se ha dado solución a más de una treintena de asuntos planteados en esos encuentros.

Marrero Cruz puso énfasis en la falta de información a los trabajadores, sobre todo en el sistema empresarial, y a la necesidad de fortalecer la comunicación hacia dentro de las entidades, y también hacia la población, para aclarar las dudas y aliviar las tensiones en los centros de trabajo, generadas por confusiones en explicaciones que se han dado.

Tenemos la certeza, aseveró el Primer Ministro, de que este es un proceso necesario. Independientemente de insatisfacciones es para mejor, de eso no debe haber la menor duda. Creo que hemos avanzado, pero no podemos decir que llegamos al final, tenemos cosas pendientes por definir, en las que hay que trabajar rápido para buscar la normalidad que necesitamos.

NO SE RENUNCIA AL CUMPLIMIENTO DEL PLAN

El vice primer ministro Alejandro Gil Fernández afirmó, en la reunión mensual del máximo órgano de Gobierno, que el país «va a adoptar todas las medidas para asegurar el cumplimiento del Plan de la Economía y garantizar la meta de crecimiento que nos hemos propuesto este año, que es objetiva y alcanzable con el trabajo y el esfuerzo colectivo».

Al informar acerca del comportamiento del Plan de la Economía al concluir enero, recordó que el mes estuvo signado por la implementación de la Tarea Ordenamiento; el enfrentamiento al rebrote de la COVID-19; y el marcado déficit de ofertas, lo cual ha sido efecto también del recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos a Cuba, de las más de 200 medidas aplicadas contra nuestro país y de una implacable persecución financiera.

El Ministro de Economía y Planificación reiteró que, al margen de esa hostil política, para que la economía cubana pueda tener un despegue este año y alcanzar la tasa de crecimiento que hemos previsto, es imprescindible el control de la epidemia.

Explicó que se trabaja en la actualización de la Estrategia económica y social, con prioridad en la transformación estructural del sistema empresarial, potenciando el municipio, en la producción de alimentos, en el sistema de incentivos a las exportaciones, en la implementación de medidas para potenciar la empresa estatal, en la generación de empleos en el sector productivo, en la atención a los vulnerables, en la ampliación del sector no estatal, y en la estabilidad de los precios.

Particularmente sobre lo que sucedió en el primer mes del año, Gil Fernández precisó que se entregaron 91 300 toneladas de viandas, hortalizas, cítricos, granos y frutas, cifra que significa un sobrecumplimiento del Plan diseñado, pero está muy por debajo de la demanda real. Teniendo en cuenta los cálculos que se han realizado –comentó– es necesario producir unas 154 000 toneladas mensuales para garantizar la distribución de las 30 libras per cápita que nos hemos propuesto.

Como una señal positiva destacó que el plan para la generación de energía eléctrica en enero era de 1 536 gWh, y se generaron 1 376. Asociado a ese tema apuntó, además, que tras realizar una comparación respecto a igual mes de 2020, se aprecia que el consumo en ese momento fue de 1 549 gWh, por lo tanto, tenemos un 11 % menos, lo cual se considera como un efecto de la Tarea Ordenamiento, del ahorro y de la disminución en el consumo entre la población.

De favorable calificó lo sucedido durante el periodo que se evalúa en relación con la búsqueda de empleo, comportamiento que ha distinguido también al mes de febrero.

El gran reto que tenemos en ese sentido, subrayó, es generar empleos de calidad en todos los sectores de la economía, para lo cual se implementan diversas políticas.

Al reflexionar sobre aspectos que caracterizaron la economía cubana en enero, el Primer Ministro enfatizó en que este año será complejo. Tenemos un Plan que defender, y dentro de las prioridades que se han definido para la Estrategia económica y social, las relacionadas con la transformación de las empresas y el desarrollo de los municipios necesitan de mayor impulso. Son dos aspectos importantes que vamos a potenciar más, valoró.

RESPUESTAS PARA LA ISLA DE LA JUVENTUD

Un programa de desarrollo integral para dar respuesta a los problemas que se han acumulado en la Isla de la Juventud en el transcurso de varios años, y que no es posible resolverlos solo desde ese territorio, fue aprobado durante la sesión de trabajo del Consejo de Ministros.

Según dio a conocer el vice primer ministro, Jorge Luis Tapia Fonseca, el propósito de la estrategia diseñada es potenciar el desarrollo económico y productivo del territorio, fortaleciendo la infraestructura que servirá de base al incremento de la producción en general, con énfasis en los alimentos.

Igualmente, concibe diversificar los servicios, promoviendo la generación de empleos, la creación de oportunidades de desarrollo local y el fortalecimiento del sistema de asentamientos como eje articulador del territorio.

Para alcanzar la autonomía del municipio, explicó, se requiere de la interacción entre los diferentes actores económicos y las entidades; el logro de fuertes encadenamientos productivos; y potenciar los sectores más dinámicos del territorio, con la participación de la población pinera.

A su vez, manifestó que se ha concebido un amplio proceso de capacitación a los principales directivos –tanto del Gobierno como del sistema empresarial–, en materia de desarrollo local, técnicas de dirección y herramientas para la proyección, a mediano y largo plazos, sobre la innovación, la calidad, y los procesos productivos y de servicios.

Al intervenir a través de videoconferencia, el intendente Adiel Morera Macías calificó el Plan como necesario e impostergable para el desarrollo del territorio, con incidencia en todos los sectores económicos y sociales del municipio, y en el cual están bien definidas las potencialidades y limitantes que en la actualidad caracterizan a la Isla de la Juventud.

Lo que nos queda a los pineros –dijo- es poner todo nuestro empeño para lograr que, ese Plan sea objetivo y logremos el desarrollo que necesitamos, con nuestros propios esfuerzos y con la ayuda de la dirección del país.

El Primer Ministro recordó que en otro momento existió un Plan similar que, por múltiples razones, se dejó de chequear y, como consecuencia, la Isla de la Juventud no avanzó en su desarrollo, y se acumuló una gran cantidad de problemas allí, muchos de los cuales quedaron en evidencia en la visita gubernamental realizada en noviembre del pasado año.

Este territorio, consideró Marrero Cruz, tiene que ser ejemplo a seguir en lo referido a la autonomía municipal, y hoy no lo es; estamos muy lejos de que lo sea, incluso se ha retrocedido, sobre todo en la producción de alimentos. El reto está en trabajar de manera intensa y ver en todo lo que se puede contribuir para desarrollar económica y socialmente al municipio especial.

Hay que trabajar duro, impulsar acciones a partir de ideas nuevas e innovar, para que los problemas no nos venzan y se logren además aprovechar muchas cuestiones que en su momento allí funcionaron muy bien, reflexionó.

CASITAS INFANTILES

La posibilidad de que entidades de la producción y los servicios abran en sus predios casitas infantiles, fue aprobada por el Consejo de Ministros, como una variante de atención educativa en la modalidad institucional de la primera infancia, para los niños cuyas madres, padres o tutores laboran en ellas.

Según explicó la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, se trata de entidades que, a partir de sus condiciones económicas, puedan destinar fondos a esas acciones.

La ampliación de esta modalidad de atención educativa, que se aplica en el país desde el año 1993, permitirá una mayor estabilidad de la fuerza laboral en los centros de producción y de servicios. Como un elemento significativo refirió que de 38 casitas que funcionaban en el año 2004, con 1 520 niños, la cifra ha disminuido a 16, con solo 453 infantes.

Entre los principios aprobados para esta decisión, Velázquez Cobiella destacó que las casitas infantiles, aunque necesarias, no constituyen una sustitución del sistema de círculos infantiles, y solo se podrán poner en marcha en entidades que asuman su funcionamiento a partir de los recursos que generan.

Las entidades que soliciten la apertura de las casitas infantiles –enfatizó– se responsabilizarán con la selección de los locales, el mobiliario, todas las cuestiones materiales que se requieran, y con el cumplimiento de los requisitos higiénico-sanitarios establecidos para la atención a los niños.

En las casitas infantiles, aclaró la titular, se desarrolla el mismo programa educativo de los círculos infantiles, y el personal docente que allí laborará será garantizado por el Ministerio de Educación, que mantendrá su formación, preparación y capacitación.

MÁS TEMAS EN AGENDA

Los miembros del Consejo de Ministros dieron luz verde a la creación del Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo, como un Organismo de la Administración Central del Estado, con la jerarquía y la autoridad que demanda un asunto tan vital para el país. Esta medida conllevará a la desaparición del actual  Instituto de Planificación Física (IPF). 

De esta forma, explicó Samuel Rodiles Planas, presidente del IPF, a la nueva estructura se subordinarán verticalmente las direcciones territoriales (municipales y provinciales) de Planificación Física, decisión que, entre otros beneficios, permitirá mayor exigencia en el cumplimiento de la política del Estado y más efectividad en la fiscalización del territorio.

En la reunión también se valoró el desarrollo del Programa de plantas proteicas para el consumo como alimento animal, un tema de constante seguimiento por el Consejo de Ministros. Según reseñó María del Carmen Pérez, directora general de la Entidad de Ciencia, Tecnología e Innovación Plantas Proteicas, que tiene a su cargo este programa, se han sembrado más de 17 730 hectáreas de plantas forrajeras, número que demuestra avances, pero es insuficiente para las necesidades que tiene el país de desarrollar la ganadería.

A pesar del esfuerzo realizado, señaló, no ha existido la suficiente comprensión ni los conocimientos necesarios acerca de la utilidad de estas plantas en la alimentación animal; persisten deficiencias en el control de este tema por parte de las empresas agropecuarias; no se ha logrado multiplicar las semillas en la base productiva; y se mantiene una inadecuada selección y manejo de las áreas de siembra.

Para solucionar estas deficiencias, dijo, se adoptan varias medidas que deben conducir a un mejor aprovechamiento de tan importante y necesaria fuente de alimentación animal. Se han seleccionado, ejemplificó, 224 vaquerías en el país, donde se aplicarán las innovaciones con la participación de las universidades y los centros de investigaciones.

El Consejo de Ministros, además, evaluó cómo se ha ido cumpliendo la política de perfeccionamiento del Sistema Nacional de Auditoría, aprobada desde hace tres años y que, según afirmó Gladys Bejerano Portela, contralora general de la República, ha permitido que esta importante tarea tenga más prioridad y atención por parte de las administraciones.

Es necesario producir unas 154 000 toneladas mensuales para garantizar la distribución de las 30 libras per cápita que nos proponemos. Foto: Miguel Febles Hernández

Fragmentos de “Una política exterior para el pueblo estadounidense”




Traducción cortesía del Departamento de Estado de los Estados Unidos


Departamento de Estado de Estados Unidos
Secretario de Estado, Antony J. Blinken
3 de marzo de 2021
Declaraciones

* * * *

Cuando el presidente Biden me pidió mi servicio él se aseguró de que yo entendiera de que mi tarea era hacerlo por ustedes, para hacer sus vidas más seguras, crear oportunidades para ustedes y sus familias, y enfrentar las crisis mundiales que cada vez perfilan más el futuro.

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Más tarde hoy el presidente Biden compartirá lo que se denomina “guía estratégica interina” acerca de nuestra seguridad nacional y política exterior. Establece directrices iniciales para nuestras agencias de seguridad nacional para que puedan empezar a trabajar de inmediato en una estrategia de seguridad nacional más en profundidad durante los próximos meses. La guía describe el panorama mundial como lo considera la administración Biden, explica las prioridades de nuestra política exterior y cómo hemos de renovar las fortalezas de Estados Unidos para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades de nuestra época.

Por ello en mi primer discurso importante como secretario les daré a conocer cómo la diplomacia estadounidense cumplirá con la estrategia del presidente.

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Hemos establecido las prioridades en políticas de la administración Biden planteando unas pocas preguntas sencillas: ¿Qué es lo que nuestra política exterior significará para los trabajadores estadounidenses y sus familias?, ¿qué debemos hacer en todo el mundo para hacernos más fuertes aquí en el país? y ¿qué necesitamos hacer en el país para hacernos más fuertes en el mundo?

Las respuestas a estas preguntas no son las mismas que en 2017 o en 2009. Sí, muchos de los que prestamos servicio en la administración Biden también servimos orgullosamente con el presidente Obama, incluido el presidente Biden. Y llevamos a cabo mucho trabajo para restablecer el liderazgo de Estados Unidos en el mundo para lograr avances diplomáticos arduamente obtenidos, como el acuerdo que impidió que Irán produjera un arma nuclear, y el que unió al mundo para hacer frente al cambio climático. Nuestra política exterior se ajusta al momento, como debería hacerlo cualquier buena política exterior. Pero este es un momento diferente, por lo que nuestra estrategia y enfoque son diferentes. No nos limitamos a retomar lo que dejamos, como si los últimos cuatro años no hubieran ocurrido. Estamos mirando al mundo con nuevos ojos.

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… La participación y el liderazgo de Estados Unidos importan. Nuestros amigos nos lo dicen, se alegran de vernos de vuelta. Nos guste o no el mundo no se organiza solo. Cuando Estados Unidos se retira, una de dos cosas ocurre con frecuencia: u otro país trata de tomar nuestro lugar, pero no de una manera que impulse nuestros intereses o valores, o tal vez algo peor, nadie se hace cargo y entonces lo que conseguimos es el caos y todos los peligros que genera. De una u otra forma eso no es bueno para Estados Unidos.

Otro principio que perdura, es que necesitamos que los países cooperen, ahora más que nunca. Ni uno solo de los desafíos mundiales que afectan a sus vidas puede ser enfrentado por ningún país actuando en solitario, ni siquiera uno tan poderoso como Estados Unidos. Y no hay un muro suficientemente alto o suficientemente sólido que impida los cambios que están transformando nuestro mundo.

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El presidente Biden se ha comprometido a liderar con diplomacia, porque es la mejor manera de enfrentar los desafíos de hoy. Al mismo tiempo nos hemos de asegurar que seguiremos contando con las fuerzas armadas más poderosas del mundo. Nuestra habilidad para ser diplomáticos eficaces depende, no en menor medida, de la fuerza de nuestros militares.

Y en todo lo que hagamos no solamente trataremos de lograr progresos en problemas a corto plazo, sino también enfrentar la raíz de las causas y establecer el terreno para nuestra potencia a largo plazo. Como dice el presidente, no solamente construir otra vez, sino reconstruir mejor.

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En primer lugar, contendremos la COVID-19 y reforzaremos la seguridad sanitaria mundial.

La pandemia ha definido nuestras vidas durante más de un año. Para vencerla, necesitamos que gobiernos, científicos, empresas y comunidades de todo el mundo trabajen juntos. Ninguno de nosotros estará plenamente seguro hasta que la mayor parte del mundo esté inmunizada, porque mientras el virus esté replicándose puede mutar y crear nuevas cepas que pueden llegar a Estados Unidos. Así que tenemos que trabajar de cerca con socios para que el esfuerzo de la vacunación mundial continúe avanzando.

Al mismo tiempo, tenemos que asegurarnos de que aprendemos las lecciones correctas y realizamos las inversiones adecuadas en seguridad sanitaria mundial, incluyendo herramientas para predecir, prevenir y detener las pandemias, y un firme compromiso mundial para compartir información precisa y oportuna, para que una crisis como esta no vuelva a ocurrir.

En segundo lugar, derrotaremos la crisis económica y construiremos una economía global más estable e inclusiva.

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Tenemos que aprobar las políticas adecuadas en nuestro país, como el paquete de alivio al que el presidente está dando gran impulso, al tiempo que trabajamos para gestionar la economía mundial de manera que beneficie realmente al pueblo estadounidense; y con ello no me refiero sólo a un mayor PIB o a un mercado de valores en alza; para muchos hogares estadounidenses, esas medidas no significan mucho. Me refiero a buenos empleos, buenos ingresos y menores costes domésticos para los trabajadores y sus familias.

Nos basamos en las duras lecciones aprendidas. Algunos de nosotros defendimos anteriormente los acuerdos de libre comercio porque creíamos que los estadounidenses participarían ampliamente en los beneficios económicos y que esos acuerdos darían forma a la economía mundial de la manera que deseábamos. Tenemos buenas razones para pensar así. Pero no hicimos lo suficiente para entender quién se vería afectado negativamente y que se necesitaría para contrarrestar sus dificultades o para cumplir acuerdos que ya estaban en vigor o para ayudar a más trabajadores y pequeñas empresas a beneficiarse plenamente de ellos.

Nuestro enfoque ahora será diferente. Lucharemos por cada puesto de trabajo estadounidense y por los derechos, las protecciones y los intereses de todos los trabajadores estadounidenses. Utilizaremos todas las herramientas para impedir que los países roben nuestra propiedad intelectual o manipulen sus divisas para obtener una ventaja injusta. Combatiremos la corrupción, que nos perjudica. Y nuestras políticas comerciales tendrán que responder muy claramente a cómo harán crecer la clase media estadounidense, crearán nuevos y mejores empleos y beneficiarán a todos los estadounidenses, no sólo a aquellos para los que la economía ya funciona.

En tercer lugar, renovaremos la democracia, porque está amenazada.

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Cuanto más podamos, nosotros y otras democracias, demostrar al mundo que podemos cumplir, no sólo con nuestro pueblo, sino también con los demás, más podremos refutar la mentira que los países autoritarios adoran contar: que la suya es la mejor manera de satisfacer las necesidades y esperanzas fundamentales de la gente. Depende de nosotros demostrar que están equivocados.

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Utilizaremos el poder de nuestro ejemplo. Alentaremos a otros a realizar reformas clave, a derogar las malas leyes, a luchar contra la corrupción y a poner fin a las prácticas injustas. Incentivaremos el comportamiento democrático.

Pero no promoveremos la democracia mediante costosas intervenciones militares o intentando derrocar regímenes autoritarios por la fuerza. Ya hemos probado estas tácticas en el pasado. Por muy bien intencionadas que sean, no han funcionado. Han dado mala fama a la “promoción de la democracia” y han perdido la confianza del pueblo estadounidense. Haremos las cosas de otra manera.

En cuarto lugar, trabajaremos para crear un sistema de inmigración humano y eficaz.

Unas fronteras fuertes son fundamentales para nuestra seguridad nacional, y las leyes son la base de nuestra democracia.

Pero también necesitamos una solución diplomática, y simplemente decente, para el hecho de que, año tras año, personas de otros países lo arriesguen todo por intentar llegar aquí. Tenemos que abordar las raíces de las causas que hacen que tantas personas huyan de sus hogares, especialmente nuestros vecinos en América Central, para ayudarles a que tengan mejor seguridad física y oportunidades económicas para que la gente no sienta que emigrar es la única manera de ofrecer a sus hijos una vida mejor.

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Una de las piezas más importantes de nuestra identidad nacional es que somos un país de inmigrantes. El hecho de que personas trabajadoras vengan aquí a estudiar, a iniciar negocios y a enriquecer nuestras comunidades nos hace más fuertes. En los últimos años nos hemos alejado de esa parte de nosotros mismos. Tenemos que volver a ella.

En quinto lugar, revitalizaremos nuestros vínculos con nuestros aliados y socios.

Nuestras alianzas son lo que los militares llaman “multiplicadores de fuerza”. Son uno de nuestros peculiares activos. Con ellas logramos mucho más que sin ellas. Por eso estamos haciendo un gran esfuerzo para reconectar con nuestros amigos y aliados, y para reinventar las alianzas que se construyeron hace años, para que se adapten a los desafíos de hoy y de mañana.

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Tendremos claro que una verdadera asociación significa llevar las cargas juntos: que cada uno haga su parte, no solo nosotros.

En sexto lugar, abordaremos la crisis climática e impulsaremos una revolución energética “verde”.

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La crisis climática nos pone en peligro a todos y nos cuesta más cada mes, y no podemos solucionarla solos. Estados Unidos produce el 15 por ciento de la contaminación por carbono del mundo, lo cual es mucho, y necesitamos reducir esa cifra urgentemente. Pero aunque la redujéramos a cero, no resolveríamos la crisis, porque el resto del mundo produce el otro 85 por ciento. Esta es la definición de un problema que debemos resolver juntos, como comunidad de naciones.

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Y mientras lo hacemos, también debemos posicionar a Estados Unidos para prosperar y liderar el creciente mercado mundial de las energías renovables. La eólica y la solar son las fuentes de generación de electricidad más baratas del mundo en la actualidad. Ya no son las industrias del futuro: el futuro es ahora. Y otros países nos llevan la delantera. Tenemos que darle la vuelta a esta situación y crear millones de puestos de trabajo bien remunerados para los estadounidenses en el sector de las energías renovables.

En séptimo lugar, aseguraremos nuestro liderazgo tecnológico.

Ya está en marcha una revolución tecnológica mundial. Las principales potencias del mundo se apresuran a desarrollar y desplegar nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial y la computación cuántica, que podrían cambiar todo en nuestras vidas, desde dónde obtenemos la energía hasta cómo hacemos nuestro trabajo o cómo se libran las guerras.

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Pero sabemos que las nuevas tecnologías no son automáticamente beneficiosas y que quienes las utilizan no siempre tienen buenas intenciones. Tenemos que asegurarnos de que las nuevas tecnologías protegen su privacidad, hacen que el mundo sea más seguro y saludable, y hacen que las democracias sean más resilientes.

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Al mismo tiempo, debemos fortalecer nuestras prevenciones y defensas tecnológicas. Basta con mirar a SolarWinds, el gran pirateo que se hizo a las redes del gobierno de Estados Unidos el año pasado, para ver lo decididos que están nuestros adversarios a utilizar la tecnología para socavarnos.

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Y en octavo lugar, gestionaremos la mayor prueba geopolítica del siglo XXI: nuestra relación con China.

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China es el único país con el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para desafiar seriamente el sistema internacional estable y abierto: todas las reglas, valores y relaciones que hacen que el mundo funcione como lo deseamos, porque en última instancia favorece los intereses del pueblo estadounidense y refleja sus valores.

Nuestra relación con China será competitiva cuando deba serlo, de colaboración cuando pueda serlo y de adversarios cuando deba serlo. El denominador común es la necesidad de participar con China desde una posición de fuerza.

Esto requiere trabajar con aliados y socios, no denigrarlos, porque es mucho más difícil para China ignorar nuestro peso conjunto. Requiere participar en la diplomacia y en las organizaciones internacionales, porque allí donde nos hemos retirado, China ha ocupado el lugar. Requiere defender nuestros valores cuando los derechos humanos son violados en Xinjiang o cuando la democracia es pisoteada en Hong Kong, porque si no lo hacemos, China actuará con una impunidad aún mayor. Y significa invertir en los trabajadores, las empresas y las tecnologías estadounidenses, e insistir en la igualdad de condiciones, porque al hacerlo, podemos superar a cualquiera.

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Todas estas prioridades son simultáneamente cuestiones internas y externas. Y tenemos que enfocarlas así, o nos quedaremos cortos.

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Más que en ningún otro momento de mi carrera, quizá en toda mi vida, las distinciones entre política “interior” y “exterior” simplemente han desaparecido. Nuestra renovación interna y nuestra fuerza en el mundo están completamente entrelazadas. Y nuestra forma de trabajar reflejará esa realidad.


Esta traducción se proporciona como una cortesía y únicamente debe considerarse fidedigna la fuente original en inglés.