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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 26 de enero de 2019

Resumen del informe presentado por la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo de la OIT


26-01-2019
AIL

Trabajar para un futuro más prometedor, impulsar la justicia social y promover el trabajo decente, son las recomendaciones que apuntalan el informe que este 22 de enero presentó en Ginebra, Suiza, la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo de la OIT, con el cual esta organización dio inicio a la celebración de su centenario de fundación.


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La Comisión fue copresidida por el Presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, y el Primer Ministro de Suecia, Stefan Löfven, e incluyó representantes de los trabajadores, de los gobiernos, empleadores, académicos y ONG.

De su informe se destaca el llamado a “revitalizar el contrato social”, para que las y los trabajadores estén protegidos por una “Garantía Laboral Universal”, que preserve la libertad sindical, la negociación colectiva y otros derechos fundamentales del trabajo, así como seguridad y salud en el trabajo, un salario vital adecuado y límites máximos respecto a las horas laborales.

Incluye además recomendaciones importantes respecto al aprendizaje permanente, el apoyo a los trabajadores para gestionar la transición en el trabajo, la igualdad de género, los trabajadores rurales e informales, la inversión en cuidados e infraestructura, el ajuste climático, la protección social. Asigna un papel esencial a las políticas públicas, indicando que los Gobiernos deben regular y asegurar la aportación de servicios de todo tipo, y apoya el desarrollo de nuevos indicadores económicos que vayan más allá del estrecho ámbito del PIB.

La Comisión reconoció que la manera en que la globalización ha dejado atrás a la mayoría de las y los trabajadores del mundo, no puede repetirse en el Futuro del Trabajo. Afirma que los modelos empresariales han de ajustarse mejor a un programa centrado en las personas, reconociendo que el desafío reside tanto en nuevas formas de empresa como en nuevas formas de trabajo. El trabajo no es una mercancía, y los profetas de la ‘uberización’ han sido advertidos.

El informe toma como punto de partida los enormes desafíos a los que se enfrenta el mundo, con cientos de millones de desempleados, cientos de miles de trabajadores que pierden la vida en el trabajo, un elevadísimo nivel de actividad económica informal. Señala que 300 millones de trabajadores viven en condiciones de extrema pobreza, que el crecimiento de los salarios no ha seguido el mismo ritmo que el crecimiento de la productividad y que se ha reducido la proporción de los ingresos. Enumera la probabilidad de que el cambio tecnológico tenga repercusiones importantes sobre el empleo y la capacitación.

Plantea asimismo que las transformaciones tecnológicas y los nuevos actores del mundo del trabajo, traerán oportunidades para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, ampliar sus opciones, cerrar la brecha de género, revertir los estragos causados por las desigualdades a nivel mundial. Sin embargo, nada de ello ocurrirá por sí mismo. Sin unas medidas enérgicas que se deben tomar nos dirigiremos a un mundo en el que se ahondarán las desigualdades e incertidumbres.

Los avances tecnológicos (inteligencia artificial, automatización, robótica) crearán nuevos puestos de trabajo, pero quienes en la transición van a perder sus trabajos, podrían ser los menos preparados para aprovechar las nuevas oportunidades. Las competencias de hoy no se ajustarán a los trabajos de mañana, y las nuevas competencias adquiridas pueden quedar desfasadas rápidamente, señala el informe.

La ecologización de nuestras economías creará a su vez millones de puestos de trabajo, en la medida que adoptemos prácticas sostenibles y tecnologías limpias. En cambio, otros puestos desaparecerán cuando los países reduzcan progresivamente la industria basada en el carbón y en el uso intensivo de los recursos.

La evolución demográfica no es un factor desdeñable, precisa el informe. Si bien es cierto que el aumento de la población juvenil en algunos países y el envejecimiento de la población en otros, ejercen presión sobre los mercados de trabajo y los sistemas de seguridad social, estos cambios abren nuevas vías que nos brindan la posibilidad de tener sociedades basadas en los cuidados y la inclusión. Tenemos que aprovechar las posibilidades que nos brindan estas transformaciones profundas.

El informe hace énfasis en que hay que revitalizar el contrato social, para lo cual es precisa la acción comprometida de los gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores. Un contrato social que asegure a los asalariados participación justa en el progreso económico, el respeto de sus derechos y la protección de los riesgos a los que se exponen. El diálogo social puede desempeñar un papel fundamental en la pertinencia de este contrato, siempre que todos los actores del mundo del trabajo intervengan en él, en particular los millones de trabajadores que actualmente están excluidos.

En aras de fortalecer el contrato social, la Comisión Mundial de OIT propone un programa que sitúe a las personas y el trabajo que realizan en el centro de las políticas económicas y sociales y de práctica empresarial. Programa que descansa en tres ejes de actuación, a saber:

1- Aumentar inversión en capacitación

La capacitación hace posible que las personas amplíen sus oportunidades y mejoren su bienestar, adquieran competencias y las perfeccionen. El aprendizaje permanente engloba el aprendizaje formal e informal desde la primera infancia y la educación básica, hasta el aprendizaje en la vida adulta. Gobiernos, trabajadores y empleadores, así como las instituciones educativas, tienen responsabilidades a la hora de generar un ecosistema de aprendizaje efectivo que cuente con financiación adecuada. Los jóvenes necesitan ayuda para sortear las dificultades de la transición de la escuela al trabajo.

Hay que aplicar un programa transformador y mensurable para la igualdad de género, señala la Comisión en su informe. Las políticas deben promover que se comparta la prestación de cuidados no remunerados en el hogar para crear una auténtica igualdad de oportunidades en el lugar de trabajo. El fortalecimiento de la voz de las mujeres y de su liderazgo, la eliminación de la violencia y del acoso en el trabajo, y la aplicación de políticas de transparencia salarial, son condiciones para la igualdad de género.

El informe aboga por la protección social universal desde el nacimiento hasta la vejez. El futuro del trabajo requiere un sistema de protección social sólido y con capacidad de respuesta, basado en los principios de solidaridad y de reparto de riesgos. Ello exige un piso de protección social que asegure un nivel básico de protección para todas las personas vulnerables, complementado por regímenes contributivos de seguridad social que proporcionen niveles mayores de protección.

2- Aumentar inversión en instituciones del trabajo

Las instituciones que regulan el trabajo, desde la reglamentación y los contratos, hasta los convenios colectivos y los sistemas de inspección, son las piedras angulares de las sociedades justas, forjan las vías que llevan a la formalización y a un futuro de trabajo con dignidad, seguridad e igualdad.

Se debe establecer una Garantía Laboral Universal. Esto es: todos los trabajadores, independientemente del acuerdo contractual o situación laboral, deberían disfrutar de derechos fundamentales del trabajo: un salario vital adecuado, límites máximos para las jornadas laborales, protección en seguridad y salud en el trabajo. Los convenios colectivos o la legislación de los países pueden aumentar este piso de protección social.

Los trabajadores necesitan mayor autonomía sobre su tiempo laboral, sin dejar de satisfacer las necesidades de la empresa y su productividad, señala la Comisión Mundial de OIT. En ese sentido, se debe aprovechar la tecnología y lograr flexibilidad y control sobre los horarios de trabajo. Ampliar las oportunidades y conciliar la vida profesional con la vida personal puede ayudarles a alcanzar este objetivo.

Mediante el diálogo social y la promoción de políticas públicas se debe garantizar la representación colectiva de los empleadores y trabajadores. Éstos deberán disfrutar de los derechos de libertad sindical y negociación colectiva, con el Estado como garante. Los sindicatos y los empleadores deben robustecer su legitimidad representativa a través de técnicas de organización innovadoras, que incluyan a quienes están involucrados en nuevos modelos empresariales, incluso mediante el uso de la tecnología.

Encauzar y administrar la tecnología en favor del trabajo decente, es otro llamado que hace la Comisión de OIT en la búsqueda de un futuro más prometedor. Esto significa que los trabajadores y directivos han de diseñar la concepción del puesto de trabajo; han de adoptar un enfoque de la inteligencia artificial «bajo control humano», que garantice que sean personas las que tomen las decisiones que afectan al trabajo.

Asimismo, debería establecerse un sistema de gobernanza internacional de las plataformas digitales, que les exija a éstas (y a sus clientes) el respeto de determinados derechos y protecciones mínimas. Los avances tecnológicos requieren también la reglamentación del uso de datos y de la responsabilidad sobre el control de los algoritmos en el mundo del trabajo.

3. Incrementar inversión en trabajo decente y sostenible

De conformidad con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la comisión recomienda inversiones transformadoras en áreas clave en favor del trabajo decente y sostenible,. Inversiones de este tipo impulsarán también la igualdad de género y podrían crear millones de puestos de trabajo y nuevas oportunidades para las microempresas y las pequeñas y medianas empresas.

El desarrollo de la economía rural, del cual depende el futuro de muchos trabajadores del mundo, debería convertirse en una prioridad. Es necesario orientar la inversión hacia infraestructuras materiales y digitales de alta calidad para reducir la brecha existente y apoyar la creación de servicios públicos de valor elevado.

Remodelar las estructuras de incentivos empresariales en pro de estrategias de inversión a largo plazo, y explorar indicadores de desarrollo humano y bienestar. Cabe también contemplar políticas fiscales justas, revisar las normativas contables empresariales, y cambios en las prácticas de presentación de informes. Han de adoptarse también nuevos modos de medir el desarrollo de los países para que den cuenta de las dimensiones distributivas del crecimiento, el valor del trabajo no remunerado que se realiza en el servicio doméstico y en las comunidades, así como de las externalidades de la actividad económica, por ejemplo, la degradación medioambiental.

Asumir responsabilidades Exhortamos a todas las partes interesadas a que asuman su responsabilidad en la construcción de un futuro del trabajo justo y equitativo. Recomendamos en particular el establecimiento de relaciones de colaboración más sistémicas y sustantivas entre la Organización Mundial del Comercio, las instituciones de Bretton Woods y la OIT.

La OIT está llamada a desempeñar un papel ejemplar en el apoyo a la ejecución de este programa. Puede convertirse en un órgano de referencia en el sistema internacional en lo que respecta al diálogo social, la orientación y el análisis de las estrategias de cada país en pro del futuro del trabajo. Recomendamos además que se preste especial atención a la universalidad del mandato de la OIT. Esto implica aumentar el alcance de sus actividades para incluir a aquellas personas que, históricamente, han permanecido excluidas en gran escala de la justicia social y del trabajo decente, en particular a quienes trabajan en la economía informal.

Esto implica tomar medidas innovadoras para afrontar la diversidad de situaciones en las que se presenta el trabajo y, en particular, el fenómeno emergente del trabajo digital a través de la economía de plataformas. Consideramos que la garantía laboral universal es una herramienta adecuada para responder a estos desafíos y recomendamos que la OIT preste una atención con urgencia a su aplicación.

Finalmente, la Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional, Sharan Burrow, señaló que el informe “representa un paso importante en el camino hacia la Conferencia del Centenario de la OIT en junio, donde los sindicatos presionarán para que se adopten decisiones concretas y ambiciosas para conformar un mundo del trabajo que esté, tal como lo menciona la Comisión: centrado en las personas”.

El informe lo puede consultar completo aquí
Fuente: http://ail.ens.org.co/informe-especial/resumen-del-informe-presentado-por-la-comision-mundial-sobre-el-futuro-del-trabajo-de-oit/

La suma de los miedos mundiales

La debilidad de Europa ha quedado enmascarada con la recuperación de la crisis del euro



Vista de la ciudad china de Shanghái. JOHANNES EISELE (AFP)

La última crisis económica mundial, a pesar de sus detalles complejos, tuvo una gran causa muy sencilla: una enorme burbuja inmobiliaria y de endeudamiento que había surgido en Estados Unidos y en Europa, y que al desinflarse hundió la economía mundial. La recesión anterior, que se produjo en 2001 y fue más leve, tuvo también una sola causa: el estallido de una burbuja de los valores bursátiles de las empresas tecnológicas y de la inversión (¿recuerdan Pets.com?). Pero la crisis anterior a esa, en 1990-1991, fue una historia más liosa. Fue una recesión bufé: una caída con múltiples causas, que abarcaban desde los problemas de las cajas de ahorro hasta un exceso de edificios comerciales, pasando por la caída del gasto militar al finalizar la Guerra Fría.

Lo más lógico es suponer que la próxima depresión se deberá igualmente a una mezcla de problemas, y no a uno grande y concreto. Y en los últimos meses hemos empezado a ver cómo podría ocurrir. No es seguro que haya una recesión en ciernes, pero algunos de nuestros temores empiezan a hacerse realidad.

En estos momentos, percibo cuatro amenazas claras para la economía mundial. (Es posible que se me pasen otras).

China: muchos, yo incluido, llevamos tiempo prediciendo una crisis china, pero sigue sin producirse. La economía china está profundamente desequilibrada, con demasiada inversión y un gasto muy bajo de los consumidores; pero una y otra vez el Gobierno ha logrado apartarla del precipicio aumentando la construcción y ordenando a los bancos que ofrezcan crédito ultrafácil. ¿Pero no ha llegado por fin la hora de la verdad? Dada la resiliencia que ha demostrado China en el pasado, es difícil afirmarlo con seguridad. Aun así, los últimos datos sobre la fabricación china no tienen buena pinta. Y los problemas en el país tendrían repercusiones en todo el mundo. Tendemos a pensar en China solo como un gigante de las exportaciones, pero también es un enorme comprador de productos, sobre todo de materias primas como la soja o el petróleo; a los agricultores y a los productores de energía estadounidenses no les haría muy felices que la economía china se paralizase.

Europa: durante años, la debilidad económica subyacente de Europa, por causa del envejecimiento de su población y de la obsesión de Alemania con los superávits presupuestarios, ha quedado enmascarada por la recuperación de la crisis del euro. Pero la racha de buena suerte parece estar llegando a su fin, con la incertidumbre que rodea al Brexit y la crisis a cámara lenta de Italia minando la confianza. Como en el caso de China, los datos recientes son sombríos. Y al igual que China, Europa es un gran actor en la economía mundial, de modo que sus tropiezos salpicarán a todos, incluido Estados Unidos.

La guerra comercial: en las últimas décadas, empresas de todo el mundo han invertido cantidades ingentes de dinero basándose en la creencia de que el proteccionismo a la vieja usanza era cosa del pasado. Pero Donald Trump no solo ha impuesto aranceles, sino que ha demostrado también su voluntad de incumplir el espíritu, e incluso la letra, de los tratados comerciales actuales. No hace falta ser un defensor acérrimo del libre comercio para creer que esto puede tener un efecto depresor sobre la economía.

De momento, los líderes empresariales creen supuestamente que las cosas no se irán de las manos, que EE UU y China en concreto llegarán a un acuerdo. Pero este sentimiento podría cambiar de repente cuando las empresas caigan en la cuenta de que los partidarios de la línea dura parecen tener la sartén por el mango.

El cierre de la administración en EE UU: no son solo los trabajadores federales los que están sin cobrar. También los contratistas, a los que nunca se les compensarán las pérdidas; los perceptores de cupones para alimentos, que se quedarán sin ellos si la paralización continúa, y muchos más. Los cálculos sobre el coste del cierre son casi con seguridad demasiado bajos, porque no tienen en cuenta las perturbaciones que la paralización de la administración pública impondrá en todos los aspectos de la vida.

Como en el caso de la guerra comercial, los directivos empresariales creen supuestamente que el cierre se resolverá pronto. ¿Pero qué ocurrirá con la inversión y la contratación cuando el Estados Unidos empresarial llegue a la conclusión de que Trump se ha atrincherado y que esto podría durar muchos meses?

De modo que, son muchas las cosas que van mal, y todas ellas amenazan a la economía. ¿Hasta qué punto será grave?

La buena noticia es que, incluso tomadas en conjunto, todas estas cosas negativas no se acercarán al duro golpe que la crisis financiera de 2008 asestó a la economía mundial. La mala, es que no está claro qué pueden hacer los políticos para responder cuando las cosas se pongan feas.

La política monetaria —es decir, la rebaja de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) y de sus homólogos extranjeros— es normalmente la primera línea de defensa contra la recesión. Pero la Fed tiene muy poco margen para recortar, porque los intereses están ya muy bajos, y en Europa, donde los tipos son negativos, no hay margen en absoluto.

La política fiscal —subidas temporales del gasto público y de la ayuda a trabajadores vulnerables— es el apoyo habitual a la relajación monetaria. ¿Pero estaría dispuesto a aplicar un estímulo sensato un presidente que convierte a los trabajadores federales en rehenes del intento de construir un muro inútil? Y en Europa, cualquier propuesta de acción fiscal se tropezaría probablemente con el habitual nein alemán.

Por último, para abordar de manera eficaz cualquier recesión mundial hace falta muchísima cooperación internacional. ¿Qué probabilidad hay, teniendo en cuenta quién está al mando? Insisto, no digo que necesariamente esté a punto de producirse una crisis mundial. Pero los riesgos aumentan claramente.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2018. Traducción de News Clips.

Aboga Díaz-Canel por fortalecer la industria ligera cubana

Foto: Estudios Revolución
Por fortalecer la industria ligera cubana con la oferta de productos de calidad y buen gusto, abogó el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez al pasar revista al desarrollo de esa actividad que, significó, juega un papel decisivo en la satisfacción de las necesidades de nuestra población y en la economía nacional al sustituir importaciones y aumentar las exportaciones.
Calificó como alentadoras las inversiones realizadas por el Grupo Empresarial de la Industria Ligera (Gempil) y que van revirtiendo la situación en que se encontraba esta industria, entre ellas la modernización de la hilandería Inejiro Asanuma en Gibara y de la planta de virutas de jabón en Suchel.
Además, hoy se ejecutan dos inversiones en la Zona Especial de Desarrollo Mariel para productos de aseo y pañales desechables; así como la modernización tecnológica para la producción de periódicos, uniformes y almohadillas sanitarias.
Díaz-Canel consideró que el país está en condiciones de desarrollar una gama de productos de marcas cubanas de impacto que pueden incluso exportarse. Reiteró el llamado al vínculo con el Instituto Superior de Diseño y las facultades de Arquitectura, que tienen un amplio trabajo en esa esfera.
Igualmente subrayó la idea de hacer productos de la línea económica que se caractericen también por la calidad y la belleza, «tienen que ser productos dignos para nuestra población», acotó.
Distinguió como un buen ejemplo lo hecho en los últimos años con la Industria Cubana del Mueble, que pasó de estar completamente colapsada a hacer producciones de altísima calidad y confort que hoy se utilizan en los hoteles cubanos.   
Según explicó el presidente de Gempil, Roberto Cabrera Zamora, próximamente se presentará el estudio de factibilidad para una nueva inversión dentro de la hilandería holguinera, que permitirá aumentar la producción de frazadas de piso.
Comentó que la reanimación que en los últimos tiempos ha ido experimentando la industria ligera permitió que más de 3 000 trabajadores no quedaran disponibles.