(Publicado en la Revista Bimestre
Cubana No. 47 -julio-diciembre 2017-)
En su
corta vida de 39 años Ernesto Che Guevara dejó para la posteridad un arsenal de
ideas de gran importancia para el desenvolvimiento social en aras de la
emancipación humana. Su pensamiento abarca los campos de la filosofía, la
política, la moral, la ética, los aspectos sociales, la economía, la historia,
la cultura, las relaciones internacionales, la dirección administrativa, entre
otros. El estudio en amplitud y profundidad de la obra escrita del Che
enriquecerá sin duda el camino de la construcción del socialismo en Cuba y en
otros países, en especial, de Nuestra América. Desde luego, en este empeño
siempre hay que tener en cuenta que los tiempos que corren actualmente en Cuba
y en el mundo son muy diferentes a los de entonces por lo que se requiere un
esfuerzo dialéctico para interpretar al Che.
El Che era
un revolucionario muy honesto y consecuente en la teoría y la práctica. Lo que pensaba, lo decía; y lo que decía, lo
hacía.
Una de sus
enseñanzas, especialmente para la Cuba de hoy, es su concepción y ejercicio de
la cultura del debate. Como era un intelectual muy creador, sus ideas generaban
polémicas con otros pensadores. Defendía sus ideas con firmeza y fundamentados
argumentos; pero respetaba las consideraciones de los demás aunque discreparan
de las suyas. Donde quiera que asumió altos cargos públicos, enseguida creaba
una publicación especializada. Fue fundador de Verde Olivo, la revista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Cuba, donde, por cierto, se recogen muchos artículos escritos por él pero
publicados con pseudónimos. En el Ministerio de Industrias editó Nuestra Industria, donde dejó sus
principales artículos de temas económicos. En esta revista se demuestra su
condición de polemista. Allí expuso sus concepciones sobre el Sistema Presupuestario
de Financiamiento para la dirección de las empresas en el socialismo y también
se publicaban artículos de los defensores de otro método de administración
empresarial: el Cálculo Económico. Resulta enriquecedor releer las páginas
donde el Che publicaba sus ideas y, en la misma edición, los conceptos
discrepantes del francés Charles Bettelheim o del comandante Alberto Mora,
entonces ministro de comercio exterior de Cuba.
Ese
ejemplo que el Che nos dejó de polemizar en las ideas, fundamentándolas con argumentos, sin ataques
personales contra quien discrepaba y sin convertir la polémica en un torneo
literario, tiene gran importancia para la Cuba de hoy. La transición socialista
en la que nos encontramos y la complejidad del mundo contemporáneo requieren
del concurso de diferentes ideas para encontrar el camino más adecuado para el
desarrollo económico y social del país. El debate de ideas está a la orden del
día en nuestro proceso revolucionario y el tratamiento respetuoso en la
polémica es una de las enseñanzas que en este campo debemos asumir del Che.
Un tema
que desarrolló ampliamente el Che es el de la dirección de la economía. Al
estudiar su pensamiento en esta materia hay que tener muy en cuenta que en los
más de 55 años transcurridos desde entonces, el mundo y Cuba han cambiado
radicalmente. Una de las características más significativas que muestra la
economía cubana de hoy es la diversidad de formas de propiedad sobre los medios
de producción. Ello se refleja en que más del 30 por ciento de la población
económicamente activa labora en el sector no estatal y la tendencia es a su
incremento.
La etapa
en la cual el Che subrayó que la tendencia debería ser: “[…] a liquidar lo más vigorosamente posible las categorías antiguas
entre las que se incluye el mercado, el dinero y, por tanto la palanca del
interés material […]” (1), ha
dado paso a una época en la cual se utilizan ampliamente dichas categorías. La
red de relaciones monetario-mercantiles entre las unidades productivas del país
y su vinculación con el comercio exterior se ha incrementado y complejizado muy
por encima de cuando existían en la época del Che.
El
pensamiento económico del Che forma parte intrínseca de su concepción sobre la forma en que se
debía construir el socialismo y marchar hacia la sociedad comunista; “[…] la nueva sociedad donde los hombres
tendrán características distintas: la sociedad del hombre comunista.” (2) El Che subrayaba que en el método
aplicado para alcanzar estos objetivos no se podía perder de vista “[…] la última y más importante ambición
revolucionaria que es ver al hombre liberado de su enajenación.” (3)
Con sus
ideas, realizó un aporte a la teoría de la construcción del socialismo en los
países subdesarrollados. No obstante su importancia, su pensamiento no ha sido investigado
y divulgado como merece. No se han cumplido plenamente las recomendaciones del
Comandante en Jefe Fidel Castro cuando expresó: “[…] yo lo que pido, modestamente, en este XX Aniversario, es que el
pensamiento económico del Che se conozca; se conozca aquí, se conozca en
América Latina; se conozca en el mundo: en el mundo capitalista desarrollado,
en el Tercer Mundo y en el mundo socialista, ¡que también se conozca allí! [...]”.
(4)
Y es que
el núcleo duro de la concepción del Che, el que destaca la importancia de la
fuerza moral del hombre y de la fe que hay que tener en el hombre, es aplicable
en todas las circunstancias en que se desarrolle la lucha popular
revolucionaria.
La
disyuntiva de los modelos de dirección económica en Cuba ya no se dirime entre
el sistema presupuestario de financiamiento, que defendía el comandante Ernesto
Guevara, y el del cálculo económico, iniciado en la Unión Soviética y promovido básicamente, en aquellos iniciales
momentos de la Revolución, por el Dr. Carlos Rafael Rodríguez.
En sus
consideraciones acerca del sistema que promovía el Che, el Dr. Carlos Rafael
Rodríguez subrayó: “El Sistema
Presupuestario está más cerca de lo que tiene que ser la sociedad en el futuro,
pero esto es solo una hipótesis y se refiere a un futuro algo distante, al
futuro comunista. Parto del criterio –que es el que nos ha llevado a aceptar
las deficiencias y manquedades derivadas del Cálculo Económico-, que este
Sistema Presupuestario exige condiciones y posibilidades que no podemos
alcanzar, no ya en el mediano plazo, sino incluso más allá […] porque se basa
en formas de control más cercanas al comunismo. Eso es evidente. Es un salto
como el que se proponía Carlos Marx, del capitalismo a un socialismo avanzado.
Nosotros, todos lo sabemos, no hemos dado ese salto. Ni siquiera la Unión
Soviética ha dado ese salto.” (5)
Los
aspectos de las ideas económicas del Che que han perdido vigencia se refieren,
principalmente, a cuestiones organizativas y de métodos de dirección
financiera. Ello se entiende mejor al comparar el concepto de empresa en ambos
sistemas y sus finanzas.
Para el
cálculo económico, un central azucarero es una empresa, la cual tiene fondos
propios depositados en el banco, del que recibe créditos por los que paga
intereses y actúa con determinada autonomía financiera. Para el sistema de
financiamiento presupuestario, todos los centrales azucareros del país y otras
unidades relacionadas con el azúcar constituyen una sola empresa: la Empresa
Consolidada del Azúcar. Este sistema se basa en un control centralizado de la
actividad empresarial; su plan y su gestión económica son controlados por
organismos centrales, en una forma directa; la empresa no tiene fondos propios,
ni recibe créditos bancarios, ni tiene autonomía financiera.
El sistema
que propugnaba el Che no consideraba la categoría mercancía en el intercambio de productos entre las empresas
estatales. Los partidarios del cálculo económico sí la consideraban como tal.
Este último criterio es el que se aplica actualmente en nuestro país.
No
obstante, el Che no desechaba las relaciones monetarias en la economía. El
registro contable que él proponía, se medía mediante el dinero, así como
también el presupuesto de cada empresa y su relación con los organismos
centrales. En el pago del salario y su control se utilizaba dinero, así como en
el comercio interior mayorista y minorista y en el comercio exterior.
Un aspecto
de mayor calado en el cual se diferenciaban los sistemas en controversia era el
acento en el uso del estímulo material o del estímulo moral. El Che consideraba
que los partidarios del cálculo económico exageraban el papel del estímulo
material en la producción y lo situaban en un primer plano. En el sistema de
financiamiento presupuestario, el estímulo material tenía una participación
menor y se destacaba el estímulo moral. Esclareciendo su concepción, el Che
planteó: “Precisa aclarar bien una cosa:
no negamos la necesidad objetiva del estímulo material, sí somos renuentes a su
uso como palanca impulsora fundamental.” (6)
Se oponía al predominio del uso de la
estimulación material directa porque
”[…] significaría
el retraso del desarrollo de la moral socialista.” (7)
En un
plano muy teórico, el Che abordó la existencia de la ley del valor en la
transición socialista. Hoy en Cuba la ley del valor tiene una mayor incidencia
en la economía y en el plan de lo que concebía el Che. No obstante, tiene plena vigencia su aserto
de que, en el socialismo, el rumbo económico no puede dejarse a la acción
espontánea de la ley del valor por encima de la voluntad de los hombres,
quienes deben subordinarla a la dirección consciente de la sociedad mediante el
papel rector de la planificación.
Lo que más nos interesa destacar a
continuación se refiere a las numerosas ideas y planteamientos del Che en
materia de dirección de la economía que tienen plena vigencia en la actualidad.
Una de sus
principales consideraciones está relacionada con el estricto registro contable
de los hechos económicos, la plena utilización del sistema de información
estadística con datos exactos y el control de costos. Al respecto, subrayó:
“[…] nosotros consideramos que el
costo de producción es el elemento fundamental que hará que el administrador de
la unidad, de la empresa o el ministerio, en su caso, observar inmediatamente y
a grandes rasgos el funcionamiento de la unidad productiva.” (8)
También
daba especial importancia a la productividad al decir: “Todo se reduce a un denominador común en cualquiera de las formas que
se analice: al aumento de la productividad en el trabajo, base fundamental de
la construcción del socialismo y premisa indispensable para el comunismo.” (9)
El Che fue
un pionero en la aplicación de la computación al procesamiento de los datos
estadísticos y contables en las unidades productivas, empresas y demás niveles
de dirección económica.
También
apuntó que “[…] el impulso más formidable
a la producción se dé por la vía del desarrollo tecnológico.” (10)
El desarrollo de la ciencia y la
técnica alcanzadas en el capitalismo, decía: “[…] puede ser utilizada por el
camino socialista sin temor de contagio de la ideología burguesa.” (11)
El Che se
proyectó sobre el futuro de los métodos de dirección económica en los términos
siguientes: “Todo nuestro trabajo debe
estar orientado a lograr que la tarea administrativa, de control y dirección,
se vaya convirtiendo en algo cada vez más simple y los esfuerzos de los
organismos centrales se concentren en la planificación y el desarrollo
tecnológico […] En ese instante […] será posible acercarse al ideal de que la
economía se rija mediante análisis matemáticos […] sin olvidar, claro está que
el ser humano, razón de ser de nuestra Revolución y nuestros afanes, no puede
reducirse a una mera fórmula.” (12)
El aporte
de mayor significación en el pensamiento económico del Che es haber destacado
la relación que existe entre la economía y la espiritualidad humana elevando la
importancia de esta última, a diferencia de concepciones que se aplicaban
entonces en la URSS y los países socialistas europeos. Quizás donde mejor está
expresada esta consideración del Che es en el párrafo siguiente: “Nosotros no concebimos el comunismo como la
suma mecánica de bienes de consumo en una sociedad dada, sino como resultado de
un acto consciente; de allí la importancia de la educación y, por ende, del
trabajo sobre la conciencia de los individuos en el marco de una sociedad en
pleno desarrollo material.” (13)
La
conciencia a la que se refería el Che no solo acompañaba al desarrollo
económico, sino era un factor clave de influencia en la economía. Así lo
exponía: “Las esperanzas de nuestro
sistema van apuntadas hacia el futuro, hacia un desarrollo más acelerado de la
conciencia y, a través de la conciencia, de las fuerzas productivas.” (14)
Viene a
colación lo planteado por el Comandante en Jefe Fidel Castro en sus largas
conversaciones con el intelectual y periodista francés de origen español Ignacio
Ramonet, director entonces del influyente mensuario parisino Le Monde
Diplomatique, y que fueron publicadas bajo el título “Cien horas con Fidel”. Ante una pregunta de Ramonet acerca de la
polémica alrededor de las ideas sobre la dirección de la economía del Che, el
Comandante en Jefe destacó: “[…] el Che
defendía el método del financiamiento presupuestario y otros compañeros se
inclinaban a defender la autogestión financiera.”
“La preocupación del Che no era simplemente el método de dirección de
la economía; no se oponía a determinados estímulos materiales, pero siempre
advertía contra los riesgos que supone el abuso de éstos como motor fundamental
de la producción, y la incidencia de los mismos en la conciencia de los
trabajadores”.
Y concluía
Fidel: “[…] le confieso que, en el tema
aludido, me gustaban más las posiciones del Che, muy afines a nuestro modo de
vida guerrillero en las montañas. Me agradaba más la apelación moral del Che,
francamente. Che le daba gran valor a la conciencia comunista y al ejemplo.”
(15)
Hay otros
muchos temas abordados por el Che que tienen plena vigencia en la actualidad
económica de Cuba, entre ellos, la permanente valoración de los inventarios y sus
normas, el cumplimiento de los contratos y el uso adecuado del arbitraje para
dirimir los litigios que surjan, la capacitación de los dirigentes de la
economía, la calidad en la producción de bienes y la prestación de servicios,
la necesidad de contar con un plan perspectivo de desarrollo a 10 años y más,
el complejo problema de los precios y los salarios, la lucha contra la
indisciplina financiera y por el cumplimiento en fecha de los cobros y pagos
incluyendo los aportes al presupuesto estatal.
El Che fue
también el creador del trabajo voluntario en Cuba, como parte de la formación
política e ideológica de los ciudadanos. Con su ejemplo personal, movilizó a
millones de cubanos en esta práctica.
En la
aplicación en nuestro país de las concepciones económicas del Che hay que tener
en cuenta que las condiciones actuales de Cuba, inmersa en un mundo capitalista
globalizado y sin el apoyo del otrora campo socialista encabezado por la Unión
Soviética, han cambiado en buena medida. Hoy la dirección de nuestra economía
demanda una mayor descentralización en
las decisiones basada en la necesaria ampliación de las formas de propiedad
sobre los medios de producción, que incluye la estatal, la cooperativa, el
sector privado nacional y extranjero, y el de los trabajadores por cuenta
propia.
Todo ello
determina una ampliación del uso del
mercado y sus categorías afines, como la ganancia, el crédito bancario, el
dinero como medio de control, la mayor flexibilidad en la toma de decisiones en
las empresas y que éstas no dependan, en su gestión, de las aprobaciones
centralizadas de los ministerios.
En estas
circunstancias es necesario apelar al interés material de los propietarios y trabajadores.
Al aceptar esta realidad, también debemos identificar los riesgos que ello
entraña para la moral social, la cual debe basarse en el comportamiento ético y
solidario entre los participantes en el proceso de producción y, en general,
entre los ciudadanos. Al respecto, no podemos olvidar la advertencia del Che de
que la aplicación de la palanca del interés material “[…] no se convierta en algo que obligue al individuo, en cuanto a
individuo, a la colectividad de individuos, a luchar desesperadamente con otros
para asegurar determinadas condiciones de producción o distribución que lo
coloquen en condiciones privilegiadas. Hacer que el deber social sea el punto
fundamental en el cual se apoya todo el esfuerzo del trabajo […]”. (16)
Reforzando
esta idea, adquieren gran valor, en las actuales condiciones históricas de
nuestro país, las concepciones de Fidel en cuanto a la actitud personal de los
cubanos, donde quiera que desenvuelvan sus actividades, al señalar que: “Revolución es […] modestia, desinterés,
altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo;
es no mentir jamás ni violar principios éticos […]”. (17)
La Habana,
1º noviembre 2017
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1. Ernesto
Che Guevara: “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, Nuestra Industria, Revista Económica No. 5,
La Habana, febrero 1964, tomado de Obras
1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p 272.
2. Ernesto
Che Guevara: “El socialismo y el hombre en Cuba”, Marcha, Montevideo, 12 marzo 1965; tomado de Obras 1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p.
374.
3. Ibídem,
p. 375.
4. Fidel
Castro Ruz: “Discurso en el XX Aniversario de la muerte de Ernesto Che
Guevara”, “El Gran Debate”, Ocean Press, 2006, p. 362.
5. Carlos
Rafael Rodríguez: “Sobre la contribución del Che al desarrollo de la economía
cubana”, en “El Gran Debate sobre la
economía en Cuba 1963 – 1964. Ernesto Che Guevara”, Ocean Press, Melbourne,
New York, 2006, pp. 322 - 323. 6. Ernesto
Che Guevara: “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, Nuestra Industria, Revista Económica No. 5,
La Habana, febrero 1964, tomado de Obras
1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p. 263.
7. Ibídem,
p. 264.
8. Ernesto
Che Guevara: “Consideraciones sobre los costos de producción como base del
análisis económico de las empresas sujetas a sistema presupuestario”, Nuestra Industria, Revista Económica No. 1,
La Habana, junio 1963, tomado de Obras
1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, pp. 211-212.
9. Ibídem,
p. 215.
10. Ibídem,
p. 218.
11.
Ernesto Che Guevara: “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, Nuestra Industria, Revista Económica No. 5,
La Habana, febrero 1964; tomado de Obras
1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p. 259.
12. Ernesto
Che Guevara: “Consideraciones sobre los costos de producción como base del
análisis económico de las empresas sujetas a sistema presupuestario”, Nuestra Industria, Revista Económica No. 1,
La Habana, junio 1963, tomado de Obras
1957-1967, Tomo II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p. 217.
13.
Ernesto Che Guevara: “La banca, el crédito y el socialismo”, Cuba Socialista No. 31, marzo 1964; tomado
de Obras 1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, pp. 299-300.
14. Ernesto
Che Guevara: “La planificación socialista, su significado”, Cuba Socialista, junio 1964; tomado de Obras 1957-1967, t. II, Casa de las
Américas, La Habana, 1970, p. 324.
15. Fidel Castro
Ruz: “Cien horas con Fidel,
conversaciones con Ignacio Ramonet”, tercera edición, Oficina de
Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2006, pp. 281 – 282.
16.
Ernesto Che Guevara: “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, Nuestra Industria, Revista Económica No.
5, La Habana, febrero 1964, tomado de Obras
1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970, p. 284.
17. Fidel
Castro Ruz: Discurso por el Día Internacional de los Trabajadores el 1 de mayo
de 2000, Plaza de la revolución, La Habana, 2000.
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