En la actual emergencia por la COVID-19, conversamos sobre los viejos y nuevos desafíos de la economía cubana. Esta entrevista se realizó el 15 de mayo de 2020 en una transmisión en vivo y simultánea a través de las páginas de Periodismo de Barrio y elTOQUE en Facebook.
Panelistas:
- Pedro Monreal, doctor en Ciencias Económicas. Investigador y profesor de la Universidad de La Habana. Hace 10 años trabaja en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), primero en la oficina para el Caribe con sede en Kingston, Jamaica, y hace 7 años en París.
- Omar Everleny Pérez, doctor en Ciencias Económicas. Durante 36 años fue investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana y profesor de la Universidad de La Habana. En los últimos años ha investigado sobre los problemas del desarrollo y la macroeconomía, con énfasis en el papel de la inversión extranjera en Cuba.
Moderador:
- José Jasán Nieves, periodista y coordinador general de elTOQUE.
José Jasán Nieves: Tengo el placer de compartir con dos expertos cubanos, habituales en los debates sobre los retos y perspectivas de la economía. Centramos esta conversación en la “nueva normalidad” económica, ¿cuáles son los posibles escenarios pospandémicos en Cuba?
Pedro Monreal: El turismo es una de las primeras actividades económicas en las que se piensa, pero hay otro elemento en el caso de Cuba: esta crisis nos sorprendió en medio de un intento bastante prolongado de modificación de elementos económicos. Entonces, la pregunta implica también pensar cómo se afectaría ese proceso de reconfiguración del modelo, dado lo ya acumulado, lo que estaba pendiente, y lo nuevo que introduce la actual situación.
En términos organizativos, hay cuestiones relacionadas con la flexibilidad económica que ha demostrado esta crisis: hay que ser mucho más flexibles y adaptativos en situaciones imprevistas.
En términos de estructura, obviamente, una estructura económica que invertía la tercera parte en una actividad, básicamente el turismo, no puede permanecer en la nueva normalidad.
Omar Everleny Pérez: Cuba llega a una crisis en medio de una crisis. El desabastecimiento que hay no tiene nada que ver con la pandemia: es consecuencia de una reestructuración profunda que inició en 2019. El país no exportaba, no producía alimentos, teníamos que hacer grandes importaciones y pagarlas; había que saldar también la deuda con el Club de París… Todo eso llevó al Estado hacia un recorte drástico de las importaciones que afectó los insumos y el consumo.
Entonces, esa nueva normalidad tiene que ser distinta. El turismo era la locomotora que abarcaba todo el país y arrastraba muchos sectores de la producción, pero ya el turismo no va a ser masivo. Hay que reconsiderar el plan de construcción de instalaciones hoteleras, en un mundo donde tienes que invertir en la industria y la agricultura por seguridad alimentaria. Si no tienes dinero para importar, tienes que producir alimentos.
Hay que llegar al próximo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) con los problemas que se han planteado en las anteriores citas, resueltos. Es decir, cumplir con los Lineamientos de la Política Económica y Social. Cuba ha perdido mucho tiempo. Los temas de dualidad monetaria se han seguido postergando. En diciembre estaban las condiciones ideales para cambiar la moneda: la tasa cambiaria era más difícil, pero se podía dar un salto porque ya nadie quería CUC, todo estaba a favor del CUP. Eso se perdió con la COVID-19.
José Jasán Nieves: ¿Cuáles vaticinan ustedes que serán los impactos para la vida de las personas, relacionados con qué sectores?
Pedro Monreal: Toda actividad económica que dependa de una demanda en el exterior estará en la retaguardia, porque se está viviendo a nivel mundial la crisis económica más grande desde la década del 30. Eso implica, en términos concretos, no solo una pérdida grande de ingresos en lugares compensados parcialmente por los gobiernos, sino también una incertidumbre muy alta, y el consumo tiende a contenerse.
Muchas de las exportaciones cubanas tendrán una recuperación más lenta. El efecto que va tener esto en todo lo que esté conectado al turismo será devastador. El país tendrá que reinventarse.
Todo lo que dependa de hacer encadenamientos internos, con bajo nivel de importación, tiene que estar con mucha fuerza en la recuperación; es el caso de la industria y la agricultura. Por otra parte, el sector salud, que es el segundo más grande de la economía cubana, está funcionando de manera mucho más activa que en otras ocasiones.
Omar Everleny Pérez: El sector privado va a tener que reconfigurarse mucho, teniendo en cuenta que ha sido de los más afectados, porque parte de las actividades autorizadas más representativas estaban relacionadas con el turismo: arrendamiento de viviendas, bares, restaurantes, etc.
En este nuevo escenario, uno de los ajustes principales es abrir el sector privado a otras actividades. Si el sector estatal se reconfigura y una de esas modificaciones pasa por eliminar el subempleo tan grande que hay en el país, sobran trabajadores para el nivel de actividades de muchas empresas. El único sector que puede absorber a esos trabajadores es el privado, pero con las 128 actividades aprobadas no va a poder. Ahí hay un reto importante: abrir el sector privado y crear las pequeñas y medianas empresas (PYMES).
Hay que dejar que las personas importen directamente, que tengan una personalidad jurídica, que haya una competencia honesta. Una reconfiguración completa de todo ese sector no estatal de la economía pasa por aprobar cooperativas no agropecuarias. No entiendo por qué se detuvo la aprobación de nuevas cooperativas de este tipo en la construcción. ¿Cómo en un país que tiene la necesidad de reparar, ante el deterioro de muchas instalaciones, se decide que esas empresas no pueden ampliar el número de trabajadores?
José Jasan: ¿Los trabajadores por cuenta propia podrían ser el nuevo motor de la recuperación?
Pedro Monreal: Hay una cuestión que es el tejido económico, una serie de sistemas y mecanismos relativamente estables, dinámicos, que significan que una entidad del Estado, cooperativa o privada, tiene enlazados mecanismos con insumos y que ha hecho eficiente su funcionamiento. Por tanto, esa entidad tiene una capacidad productiva y un saber hacer las cosas, además de un conocimiento de mercados, de clientes.
Cuando una crisis como esta desaparece o minimiza una empresa, se pierde el tejido económico y la creación de valor, se pierde productividad, se pierde producto interno bruto (PIB), no hay ingresos económicos y, como consecuencia, hay miseria. Entonces, proteger ese tejido es lo que está en el fondo, no es proteger la empresa como tal, sino la función económica que está detrás o que la sustenta. Es lo que explica que muchos gobiernos del mundo estén lanzando medidas para apoyar a ese sector.
No es solamente tomar medidas para generar artificialmente una liquidez temporal para las personas, es proteger el tejido económico.
Omar Everleny Pérez: Con la distorsión de considerar un trabajador particular como uno contratado en una empresa, no le puedes exigir al empresario que proteja a sus empleados; porque si se trata de un trabajador contratado, es el Estado el responsable de su protección, debido a que ese empleado paga una licencia. Entonces, en esa reconfiguración tiene que acabarse de definir una empresa jurídica para que la protección sea mayor.
Ahora puede hacerse un seguro al desempleo como hacen los países con las mayores economías del mundo. Cuba no tiene recursos como esos países, pero no quedan opciones, porque ese trabajador contratado vivía del salario del día; entonces el Estado va a tener que hacer un esfuerzo, a pesar del déficit fiscal del país, para hacer un seguro al desempleo, al menos por tres o cuatro meses, debido a que ese trabajador privado está sufriendo los rigores de no haber sido considerado un empleado de una empresa jurídica. Tiene que existir un seguro al desempleo. El Estado debe proteger al sector que le entrega más de un 25 % de los ingresos, que generaba el 30 % de los empleos; un sector creador de ingresos netos, por tanto, tiene que protegerlo.
José Jasan: ¿Cuál sería el pronóstico para Cuba en el 2020 si por parte del gobierno no se avanza hacia el empoderamiento del sector privado?
Pedro Monreal: Si un porciento de las personas del sector privado se pasara al sector de la pequeña y mediana empresa, simplemente porque eso ofrece un mayor techo de productividad, se podría obtener entre 1,5 y 1,7 % adicional de PIB. Por otro lado, el redimensionamiento del sector estatal y el no estatal, que siempre he dicho que es una moneda con dos caras, implica algo muy concreto: una reforma en serio de la empresa estatal implica una fábrica de desempleo.
En los países donde se ha hecho, el desempleo masivo ha sido brutal y eso va a pasar en Cuba. Cuando uno registra las estadísticas y construye índices de productividad, la productividad en el país ha estado creciendo en el sector estatal básicamente porque se ha reducido el número de empleados. Una empresa estatal exitosa significa que tienes que salir de medio millón de empleados más, por lo bajo. Entonces, no se puede seguir improvisando sobre la marcha con el enfoque de la lista positiva, hay que cuidar un esquema legal que permita una actividad lo suficientemente amplia y que acoja todo eso con un nivel de productividad.
Omar Everleny Pérez: Si tú vas a reforzar la empresa estatal tienes que hacerla eficiente. La única forma de hacer una empresa eficiente hoy, sobre todo las grandes empresas que tienen niveles de producción muy bajos con respecto al número de trabajadores que tuvieron en una época, es reducir el número de empleados. Para eso tienes que decidir hacia dónde pueden ir esos empleados. Y también están los aspectos locales; puede haber un trabajador muy eficiente en Oriente, pero la empresa está en La Habana y ese trabajador no está en condiciones de trasladarse, o al revés. Por lo tanto, hay que buscar alternativas.
Lo otro es añadir más recursos a la industria médico-farmacéutica, que tiene el desafío de lograr catalizar el esfuerzo que se ha hecho para producir medicamentos eficientes contra la COVID-19. Un aspecto importante es crear empresas mixtas en esta industria.
Otro elemento relevante es la lentitud que existe todavía para aprobar una empresa extranjera. ¿Por qué –sin obviar el bloqueo de Estados Unidos, que es un aspecto importante y no podemos decir que no frena el desarrollo– cuando una empresa extranjera decide venir nos demoramos en darle la aprobación?
José Jasán Nieves: ¿Qué impacto podrían tener las remesas en la nueva normalidad, teniendo en cuenta la crisis global?
Pedro Monreal: Las remesas son el gran dato impreciso de la economía cubana. Hay especialistas cubanos, sobre todo en Estados Unidos, que se han dedicado a seguir el tema. Ubican la cifra en alrededor de 3 000 millones anuales, cuando le agregas transferencias de valor que serían mercancías, por ejemplo. Eso convertiría a las remesas por amplio margen en la segunda fuente de ingreso de divisas a Cuba, porque el turismo tiene también una cifra parecida, pero es un ingreso bruto, del cual hay que descontar lo que se debe invertir para su funcionamiento.
Las remesas son muy resilientes a las crisis, tienden a bajar, pero menos que otros rubros. La disminución de las remesas tiene un impacto grande en la economía, porque es un mecanismo de demanda interna en Cuba y también un mecanismo que engrasa, a nivel de inversión y capital operativo, un sector grande de la economía privada.
José Jasán Nieves: ¿Qué rol puede jugar el sector tecnológico en la posible recuperación, teniendo en cuenta el capital humano que tiene Cuba formado en ese ámbito?
Omar Everleny Pérez: Como concepto juega un rol muy importante el factor tecnológico, pero eso pasa por lo que decía del nivel de inversiones que tiene que hacer el país. No estaría muy seguro de que en esta primera etapa haya grandes recursos para hacer inversiones, pero sí pueden canalizarse iniciativas que he podido ver en estos meses: muchachos graduados de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) han podido llevar productos agrícolas a los particulares y han creado softwares. Realmente hay una cantidad de iniciativas que funcionan.
Sobre las remesas, hasta el momento, lo que observo en mi entorno inmediato es, increíblemente, un aumento. Se han creado una serie de mecanismos de envío. Pero el Estado tiene que estudiar cómo encontrar para esas remesas un destino más productivo, hay que pasar a otros esquemas que no sean necesariamente de consumo. Muchas remesas que van a América Latina, por ejemplo, se dirigen a la inversión; para que quienes hoy están trabajando en el extranjero puedan tener garantizado un regreso a su país. Creo que muchos estarían interesados en ponerlas en función del país si las reglas fueran claras, pero con ciertas indecisiones es muy difícil que las personas se aventuren a poner un negocio en Cuba.
José Jasán Nieves: ¿Creen que pudiera considerarse al inversionista nacional residente en el exterior como un actor importante en la reforma del sector estatal de la economía?
Pedro Monreal: En el sector estatal lo veo más complicado; cualquier fondo que vaya a una empresa estatal significa que una entidad se dedique a concentrarlo, generalmente los bancos. Desde hace años está la propuesta de hacer una especie de fondo nacional que se nutra de remesas y el Estado se encargaría de canalizar eso a la inversión; esa es una opción, pero tengo mis dudas. Creo que es más rápido convertir en valor las remesas a través del sector privado, es mucho más eficiente. Pasa así en el resto del mundo.
José Jasán Nieves: ¿Creen que la noción partidista de Cuba como plaza sitiada limita la toma de decisiones en el sector de la economía?
Omar Everleny Pérez: Sí, evidentemente. Vimos recientemente que se incluyó a Cuba en la nueva lista de países terroristas. La actual administración estadounidense no ha sido como la anterior y el tema Cuba va a estar hasta el final del mandato. Es imposible para el Estado cubano no tener en cuenta esa variable. Pagar un barco de petróleo que viaja de Venezuela pesa, pero son temas que el país no puede dominar.
Más que hacer la denuncia, que creo que hay que seguirla haciendo, donde yo me concentro es en qué podemos hacer internamente: una reforma, ahí deben concentrarse los esfuerzos. El mundo entero ha condenado el bloqueo hacia Cuba, pero sigue ahí, esas votaciones en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no han podido cambiar esa realidad.
José Jasán Nieves: ¿Qué actividades pueden ser alternativas al turismo?
Pedro Monreal: Sobre el turismo yo quiero ser claro: incluso si es un turismo modificado, tiene un futuro en el desarrollo de Cuba, sin duda. El cuestionamiento al turismo es a corto plazo. El turismo que existe en el país es básicamente de sol y playa y de ciudad de alto estándar, básicamente La Habana. Ese turismo aparentemente va a demorar.
El tema es la inversión. Cuando sumo los últimos cuatro o cinco años la cuenta me da como 11 000 millones. Es un dinero que está enterrado en forma de hoteles, infraestructura y equipo, que no ha sido recuperado. Se corre el riesgo de que se haya hecho una inversión que nunca se vaya a recuperar o que se va a recuperar en un grado muy bajo, ese es el reto que tiene el turismo.
Eso se puede reemplazar con actividades importantes como la agricultura y la agroindustria, que es el sector empleador más grande de la economía cubana y, al mismo tiempo, el sector con la más baja productividad. Un incremento en la productividad de la agricultura haría crecer el PIB de Cuba. También es uno de los sectores que más baja dependencia tiene de la inversión para funcionar. Hay un ámbito muy grande de la agroeconómica que puede funcionar con un concepto agroecológico, y otro utilizaría básicamente insumos internos.
José Jasán Nieves: ¿Cuáles serían las medidas para aliviar el desabastecimiento de alimentos en Cuba? ¿Si no existiera el Grupo Empresarial Acopio, qué alternativas propondrían?
Omar Everleny Pérez: Uno de los grandes problemas de la agricultura cubana es la comercialización, y ahí es donde entra el tema del Grupo Empresarial Acopio. Un campesino que produce no puede vender, y a eso le sumas una entidad como Acopio, que es la que hace la compra y le fija el precio al campesino. Ahí hay una primera distorsión.
Hay que estudiar los mecanismos de comercialización. ¿Cómo es posible que Acopio recoja los productos de un campesino y seis meses después no le haya pagado? Hay problemas de pago, de incentivos, de inversión en equipos. ¿Por qué el campesino no puede comprar todo el fertilizante y los insumos que necesita? ¿Por qué no pueden existir mercados mayoristas extranjeros vendiendo productos para la agricultura? ¿Por qué el Estado tiene que ser el único importador de esos productos? ¿Por qué no puede haber una empresa extranjera en la Zona Especial de Desarrollo Mariel que les venda directamente a los campesinos?
El campesino cubano tiene que jugar un rol importante. Es inconcebible que el Estado tenga que comprarle a un privado extranjero, como hace con el arroz que se le compra a un privado vietnamita, y no pueda pagar a precios más altos al campesino cubano. El eslogan es “Hay que producir”, pero ¿qué decreto ley se ha puesto en vigor para que esas palabras se cumplan?
José Jasán Nieves: En los reportes policiales de delitos, publicados recientemente en los medios de comunicación, sobresalen varios casos de acumulación de alimentos. El más reciente de cebolla, unas cinco toneladas en frigoríficos privados. ¿Qué les parece esto?
Pedro Monreal: En una situación de crisis sanitaria como esta, o se puede permitir la especulación con los productos de primera necesidad; eso se reprime abiertamente en todos lados. La pregunta sería en qué medida el sistema institucional y las políticas que existen crean incentivos y oportunidades para que eso ocurra.
Existen un bajo nivel de ofertas, que tiene que ver con la manera en que se produce; están también los topes de precios de manera generalizada y por largo tiempo, que son un disparate; y además existe un monopolio de la distribución como Acopio, un monopolio muy poco eficaz en la distribución de lo que se produce y en la asignación de recursos. Acopio bebería ser un mecanismo más de distribución, entre otros, que deje de ser monopolio.
En economía todo gira alrededor de dos factores: empleo y productividad. Si no se resuelven esos problemas, la economía no funciona. Cuando en Cuba se habla de liberar las fuerzas productivas, se habla de algo muy general; si no se crean empleos y se hacen productivos, no se están liberando fuerzas productivas.
José Jasán Nieves: Si tuvieran la posibilidad de liberar fuerzas productivas, ¿cuál sería la primera?
Omar Everleny Pérez: Dada la situación económica por la que atraviesa el país, me enfocaría en el tema de los alimentos. Hay que buscar todas las variantes para liberar la producción de alimentos en Cuba. En los próximos meses deben quitarse las trabas a las importaciones de los individuos privados. El Estado no tiene que meterse en eso, debe dejar que entren los productos y después cobrar impuestos. Hay que lograr mecanismos indirectos, no directos, de control de la sociedad, uno de esos son los impuestos.
Es necesario borrar la idea de que “todo es político”, que si las pequeñas o medianas empresas son cosas del neoliberalismo, etc. Hay que estudiar las experiencias: China y Vietnam pasaron por problemas similares y los resolvieron. Esas reconfiguraciones están escritas en los Lineamientos, se trata de llevarlas a la práctica.
Creo que hay cierta fuerza –no estaría muy seguro, no tengo evidencias– que frena el avance de las cuestiones económicas, porque la dualidad monetaria hay que eliminarla y llevan 10 años estudiándolo. Si no se avanza, dentro de cinco años seguiremos hablando de la dualidad monetaria, y se tiene que reconocer que hay cierta dolarización de la economía. No se cumplieron los postulados de implementación del CUC; ahora no tiene ningún valor, bueno, hay que eliminar el CUC y seguir ampliando los mercados de dólares para que haya ingresos. No hay otro camino a corto plazo; se necesitan divisas y el país no pertenece a ningún mecanismo financiero internacional.
José Jasán Nieves: ¿En este escenario de la nueva normalidad se pudiera avanzar en la unificación monetaria y cambiaria?
Pedro Monreal: Es vital avanzar en una tasa de cambio económicamente fundamentada, que equivaldría, en el caso de Cuba, a una devaluación. Eso es muy complicado, porque una de las cosas que introduce de manera muy rápida es una devaluación del peso cubano que pudiera ser muy grande, la más grande del mundo. Al ser la tasa de cambio el precio más relativo de la economía, cambia todos los precios de la economía. Hay colegas que dicen que hay mecanismos para compensar eso, lo cual es razonable, pero hay dudas, no podemos garantizarlo. Ante una duda como esa, y por la fragilidad del proceso de recuperación, yo mantendría la idea de no hacer esa propuesta por ahora.
Otra cuestión muy importante en una reforma, y de la cual no se habla en Cuba, es la secuencia. Definir metas y objetivos es más fácil, incluso los componentes, pero la secuencia es muy complicada. La reforma se gana o se pierde por eso; no hay secuencia óptima, depende mucho de cada situación particular.
Hay expertos que dicen que lo aconsejable es aplicar las medidas impopulares al principio, pues ante una crisis las personas tienen un interés mayor en aceptar los riesgos a cambio de la solución. Algunos plantean que es mejor empezar con medidas populares y otros dicen que si se postergan las medidas complicadas no se va a logra nunca la reforma, debido a que las personas no darán su apoyo. Esto es básico en economía política y no se discute en Cuba.
Omar Everleny Pérez: La unificación monetaria es una medida antipopular y en medio de esta situación sería darle un puntillazo al problema social, pero lo que observo en la realidad económica cubana es que las personas no quieren el CUC, prefieren la moneda nacional. ¿No sería una oportunidad, dado que hay un nivel de cohesión, hacerlo en estos momentos? El Estado tiene que sopesar si se puede hacer, porque llevaría a una elevación de precios. El problema, sin embargo, es que no hay casi productos, entonces no es tanto el problema de los precios, sino del desabastecimiento.
Sobre la tasa de cambio, por qué no aplicar a las empresas cubanas una tasa de 1 a 3. Sabemos que no es lo adecuado, pero podemos ver la reacción. En la población puede llevarse a 22 y medir el efecto. Dentro del menú de opciones hay que avanzar en algunos, y veo que no se avanza en ninguno.
José Jasán Nieves: ¿Cómo determinar una tasa de cambio lo más realista posible y cómo incidiría en la industria estatal?
Pedro Monreal: El proceso para determinar un valor de tasa de cambio no es nada misterioso. Hay varios métodos para calcularlo. Eso da una indicación con la que se puede comenzar a trabajar. Se determina un número y el mercado, si funciona, va a ir regulando la tasa. Lo que limita eso no son las capacidades técnicas o las herramientas de las Ciencias Económicas disponibles. La decisión es política, porque el impacto es demasiado grande para la economía.
José Jasán Nieves: ¿Cómo conectar las necesidades de crecimiento y desarrollo con el tema del aumento creciente de las desigualdades en el país? ¿Cómo valoran el rol de las mujeres en los sectores de la economía?
Omar Everleny Pérez: La primera forma de eliminar las desigualdades es tener qué distribuirle a las personas. El Estado debe crear políticas más focalizadas. No veo cómo eliminar la desigualdad si no se trabaja con los segmentos más rezagados, personas con edades avanzadas, mujeres con varios hijos que mantener. Hay que trabajar con más sensibilidad.
Pedro Monreal: Es preciso diseñar una política económica y aplicarla con un nivel de desigualdad que se mide, entre otras cosas, con un indicador que se llama índice de Gini. Hacer la política de desigualdad con un índice de Gini de 0,3 es muy distinto a hacerlo con 0,35 o 0,4, ese es un punto importante. Si no se utilizan los índices de desigualdad para hacer política económica, se están dando palos por gusto.
La desigualdad en Cuba nadie la conoce públicamente, pero estoy seguro de que se mide. En el año 1986, el país llegó a tener estadísticamente el índice más bajo del mundo: 0,26. Era la nación con más igualdad, según el índice. En el año 1999, que fue cuando último se publicó, fue de 0,4, que es un índice malo. La última vez que indagué me dijeron que estaba por 0,5. En Cuba hay desigualdad y es grande, que no se quiera decir es otro problema.
Por otro lado, no se puede resolver la desigualdad con políticas igualitarias, sino con políticas equitativas: dar más al que menos tiene. Aunque no tenemos las cifras cubanas, lo que dicen las estadísticas a nivel mundial es que hay un porciento de las personas que están ubicadas en los niveles más bajos, que son básicamente mujeres, en muchos casos solteras, madres de familia que realizan trabajos no retribuidos. En Cuba ese problema también está presente, por eso hacen falta políticas focalizadas. Y para eso son necesarios los indicadores de pobreza.
José Jasán Nieves: Quiero darles la oportunidad para un último comentario.
Omar Everleny Pérez: Estamos en un momento de grandes oportunidades. Cuando Raúl Castro dijo que hay que montarse en el tren y no bajarse más, dio una señal de que hay que trabajar de forma más rápida, concreta y tener resultados. Hay que tener cierto optimismo, creo que Cuba tiene grandes oportunidades, tiene recursos humanos, tiene ideas, tiene sol, tiene playas, tiene minerías, tierras agrícolas. Estamos en condiciones de salir adelante, pero hay que cambiar la forma de dirigir la economía cubana.
Pedro Monreal: La agricultura y la agroindustria son fundamentales para una salida más rápida de la crisis. Es el sector bisagra: la actual situación de penuria de la alimentación tiene que ser remplazada con la alimentación interna, y eso ofrece una gran oportunidad. El reto son los recursos, sobre todo institucionales. Ahí concretaría los esfuerzos hacia una reforma.
José Jasán Nieves: Muchas gracias a ambos profesores, reconocidos en el ámbito económico en Cuba, por compartir sus ideas y criterios.
Un abrazo y muy buenas tardes.