Hacia la diversificación de las fuentes de financiamiento externo: algunas ideas
Por MARLEN SANCHEZ GUTIERREZ *
Introducción
El contexto actual sobre el financiamiento al desarrollo en Cuba se caracteriza por la insuficiente capacidad para movilizar recursos domésticos; por las presiones que plantea el servicio de la deuda; por un alto riesgo país; por el predominio de préstamos bilaterales; un muy reducido financiamiento multilateral y; por el carácter relevante que se le ha otorgado a la Inversión Extranjera Directa (IED, en lo adelante).
Si bien en los documentos programáticos de la política de desarrollo del país están definidas las prioridades en materia de IED, de diversificación de las fuentes bilaterales y de reordenamiento de la deuda, el tema del financiamiento multilateral y de los Mecanismos Innovadores de Financiación al Desarrollo (MIFD, en lo adelante) está casi ausente.
El capítulo hace énfasis en esas ausencias con el pro- pósito de mostrar que existe una ventana de oportunidades de financiamiento externo aún sin explorar que pudieran complementar los esfuerzos nacionales en favor de la tan esgrimida necesidad de diversificación de las fuentes de financiamiento externo. Sin embargo, el primer hallazgo encontrado es que no parece existir mucha claridad en lo que se entiende por diversificación de tales fuentes, más bien este concepto se reduce al ámbito bilateral y se limita a los instrumentos tradicionales de financiación.
La idea es focalizar la atención en el financiamiento multilateral y en los MIFD asumiendo el riesgo que siempre supone transitar de lo óptimo a lo posible y destacando la necesidad de ser proactivos y pragmáticos. Primero, se sintetiza el nivel de prioridad otorgado al tema en los documentos programático que pautan el desarrollo; luego, se evalúa la pertinencia de un acerca- miento de Cuba a los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD, en lo adelante), se identifican las instituciones a explorar, las oportunidades que ofrecen y los desafíos que plantean. Más adelante, se analizan las potencialidades y limitaciones de los MIFD con énfasis en las remesas y; para finalizar, se presentan algunas propuestas.
Sobre la prioridad del tema
En los Lineamientos 2016-2021, el número 85 es el único que hace referencia a la necesidad de potenciar la vía multilateral pero en especial con instituciones del sistema de las Naciones Unidas. En cinco de los seis ejes estratégicos definidos en el Plan 2030 se aborda de manera explícita la problemática del financiamiento externo en los objetivos específicos. Sin embargo, si bien se apuesta por la IED, por garantizar la sostenibilidad del financiamiento y la diversificación de las fuentes, no hay alusión al financiamiento multilateral ni tampoco a los MIFD (Partido Comunista de Cuba, 2017).
Por tanto, lo primero que se requiere es una definición de política sobre el alcance de la diversificación de las fuentes de financiamiento. La arquitectura de la financiación al desarrollo ha experimentado profundos cambios por la proliferación de nuevos actores, nuevos instrumentos y mecanismos. Diversificar supone la comprensión de esas nuevas reglas del juego y la exploración de todas las oportunidades que existen. En la práctica, no se percibe mucha comprensión sobre la naturaleza de los MIFD y las posibilidades que brindan.
Además, en el ámbito multilateral, priorizar a las agencias del sistema Naciones Unidas, plantea dos lecturas interesantes: la primera es que técnicamente no excluye un acercamiento al Banco Mundial (BM) y al Fondo Monetario Internacional (FMI) porque ambas son organizaciones autónomas vinculadas a las Naciones Unidas mediante acuerdos especiales. La segunda es que no deja clara la intencionalidad política de cana- lizar recursos de BMD y de otros de carácter regional, subregional o aquellos que surgen al amparo de las nuevas tendencias de regionalismo que caracterizan la economía internacional —el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (NBD) y el Banco Asiático de Infraestructura e Inversiones (BAII)—.
No obstante, se han venido dando pasos para acercarse a algunas de estas instituciones. Desde 2013 comenzaron a sostenerse conversaciones con la Corporación Andina de Fomento (CAF) que cristalizaron en la firma de un acuerdo de colaboración en septiembre de 2016 que generó expectativas sobre una eventual membresía de Cuba (Corporación Andina de Fomento, 2016). Sin embargo, este proceso se silenció y de manera sorpresiva, en abril de 2017, Cuba anuncia que ingresa al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), pero poco se conoce sobre las particularidades de ese acercamiento (BCIE, 2016).
De modo que hasta el momento lo que ha predominado en esta materia es la discrecionalidad y la poca transparencia. Lo que aparece de alguna manera recogido en los documentos programáticos para potenciar la vía multilateral no parece tener nada que ver con la lógica de las instituciones de desarrollo; por el contrario, aunque no hay una definición clara respecto al relacionamiento de Cuba con bancos de desarrollo fuera de las Naciones Unidas, es en este ámbito donde se concretan acciones. Segundo hallazgo encontrado: las señales emitidas hasta el momento son ambiguas.
Sobre el acercamiento de Cuba a los bancos de desarrollo
La experiencia de Cuba con bancos de desarrollo ha sido sui generis. Además de la reciente entrada al BCIE, Cuba es miembro del Banco del ALBA y del Banco Internacional de Inversiones (BII). El primero es una institución que se inspira más en una filosofía de solidaridad y complementariedad entre los Estados miembros que en una lógica de competencia y de mercado. El segundo, data de los años setenta y formaba parte de las instituciones del extinto campo socialista por lo que se estancó durante casi dos décadas, fue relanzado en 2012 y por primera vez logra entrar a los mercados de capitales en el año 2014. Sus calificaciones crediticias si bien se mantienen en el grado de inversión no califican en la categoría principal (Banco Internacional de Inversiones, 2018).1
Este panorama de aislamiento plantea cuatro preguntas: ¿qué otras instituciones explorar?, ¿qué oportunidades ofrecen?, ¿cuáles son las limitaciones de acceso?, ¿cuáles son los desafíos?
¿Qué instituciones explorar?
La CAF, el Banco de Desarrollo del Caribe (BDC), el NBD de los BRICS, el BAII, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el del BM. Estas instituciones pudieran resultar muy funcionales para Cuba porque contribuyen al desarrollo económico y social sostenible y promueven la integración y la cooperación económica. Además, se trata de instituciones de prestigio, con una alta calificación crediticia y con un monto de capital significativo, que si bien varía en función del tamaño de cada banco, constituyen una fuente alternativa de financiación atractiva por la naturaleza y los términos más favorables de este tipo de flujo.
¿Qué oportunidades ofrecen?
Al menos hay tres ventanas de oportunidades asociadas a la Movilización de Recursos, a las Áreas de focalización y al Financiamiento verde.
Movilización de Recursos
Ofrecen un conjunto de productos y servicios financie- ros y no financieros: préstamos tradicionales, cofinanciamiento, múltiples líneas de créditos, servicios de banca de inversión, avales y garantías para captar IED y otros flujos, financiamiento estructurado, asistencia técnica, generación de capacidades, asesoramiento, transferencia de conocimientos y experiencias.
Áreas de focalización
La distribución sectorial de los recursos es muy funcional a las necesidades de financiamiento de la economía cubana: transformación productiva y facilidades de inserción competitiva; desarrollo de infraestructura de transporte, energía, logística y comunicaciones; acceso a servicios de calidad —educación, salud, agua potable, saneamiento y alcantarillado—; apoyo a la pequeña y mediana empresa; desarrollo de la innovación; modernización de los sistemas financieros y la profundización de los mercados financieros domésticos; el acompaña- miento al desarrollo de la institucionalidad y el fortalecimiento de las entidades ejecutoras para contribuir a la eficiencia y transparencia de la gestión pública.
Financiamiento verde
Los BMD canalizan recursos con fines de adaptación y mitigación; ponen énfasis en el financiamiento de proyectos de infraestructura energética sostenible, in- centivan la eficiencia energética, la energía renovable, la innovación tecnológica y la integración energética regional. Para Cuba, esta es una fuente potencial para financiar la «Tarea Vida»2 sobre todo porque dichas instituciones suelen actuar como entidades implementadoras de las instituciones que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. En la práctica, para acceder a recursos del Fondo Mundial para el Medio Ambiente, el Fondo de Adaptación (FA) y el Fondo Verde para el Clima (FVC) se requiere de una entidad implementadora acreditada ante dichas instituciones, el BCIE, la CAF el BID y el BM están acreditadas ante el FA y el FVC. Además, la mayoría de los fondos climáticos y ambientales multilaterales fuera de la Convención son administrados por el BM.
¿Cuáles son las limitaciones para ser miembros?
Por el lado de la oferta; no existen restricciones para ingresar a la CAF, al CDB, al NDB, ni al BAII. Sí existen dos limitaciones para acceder al BID y al BM: la primera asociada a los requisitos de admisión, para ser miembro del BID hay que ser miembro de la Organización de Estados Americanos (OEA) y para ser miembro del BM hay que serlo del FMI; la segunda, las prohibiciones del bloqueo. Es cierto que el carácter extraterritorial de tal política pudiera constituirse en un factor de riesgo para aquellos bancos no vetados para Cuba dado que la moneda funcional es el dólar estadounidense, pero no debe verse como un obstáculo per se porque se pueden movilizar recursos no financieros.
Por el lado de la demanda; las principales limitaciones serían: la disposición de Cuba a ingresar o no en los BMD por consideraciones de tipo político-ideológica; el desconocimiento que existe sobre las posibilidades que brindan estas instituciones y; la disponibilidad de un mínimo de recursos para la suscripción inicial de acciones. La disposición de Cuba pasa por una decisión política en el caso del BID y del BM y por una definición de política con relación al resto de los bancos. No queda claro por qué en tantos años el país no se ha planteado acercarse a los BMD o si lo ha intentado se desconocen las causas por las que no se ha sido exitoso. Sin embargo, se presume que se desconocen las posibilidades que brindan estos bancos, sobre todo en términos de contar con avales, garantías y cofinanciamientos para canalizar IED que es la apuesta fundamental que ha hecho el país en materia de financiamiento externo.
Con la CAF se perdió una excelente oportunidad, esta institución ha jugado un rol catalítico como inversionista, siendo considerada su participación por otros inversores como importante al momento de tomar sus decisiones de inversión. Por otro lado, la membresía de Cuba al BCIE hay que verla con satisfacción pero deja muchas dudas con respecto a las prioridades del país en esta im- portante materia.
¿Cuáles son los desafíos?
Los costos pueden variar según la institución de que se trate pero suelen estar asociados al pago de la cuota de membresía; la transparencia de información, y la condicionalidad.
Cuota
Cada banco tiene definido requerimientos específi- cos para el aporte del capital inicial autorizado pero en términos generales el mismo se divide en acciones de capital ordinario y acciones de garantía. Estas últimas se consideran como capital exigible, se suscriben pero no son pagaderas a menos que el banco tenga necesidad de satisfacer ciertas obligaciones financieras y no disponga de recursos suficientes. Dichos pagos pueden efectuarse en cuotas anuales que son determinadas por cada institución en términos de montos y plazos y existe también la posibilidad en algunas instituciones de pagar un porcentaje en moneda nacional y la otra en divisa.3 Además, en los bancos de desarrollo, a diferencia del FMI, la participación accionaria no determina ni condi- ciona el acceso a los recursos de la institución.4
En resumen, lo que en realidad debería importar en un análisis costo/beneficio, es la proporción entre el capital suscrito y la cartera de préstamos aprobados. República Dominicana en la CAF, por ejemplo, suscribió cuarenta millones de dólares capital inicial y ha multiplicado su cartera de préstamos en más de cuatro veces en un cua- trienio, Ecuador en más de catorce veces y Costa Rica, casi nueve (Corporación Andina de Fomento, 2017).
Transparencia
Ingresar a cualquiera de estas instituciones supone la obligatoriedad de brindar las estadísticas requeridas para armonizar las bases de datos utilizadas en estudios, investigaciones y diseño de políticas; así como la necesidad de revisar algunas de las metodologías utilizadas para la compilación de las cuentas nacionales. La discrecionalidad en el manejo de la información ha sido una constante en el caso de Cuba, este es un problema a superar cuanto antes y un costo a asumir.
Condicionalidad
Esto sería una preocupación solo para el caso del BM por la obligatoriedad de que para ser miembro del mismo hay que serlo del FMI y la condicionalidad sí es una práctica común en este último. No obstante, desde fines de los noventa se ha dado un distanciamiento entre el FMI y el BM y los episodios de doble condicionalidad y condicionalidad cruzada no son la práctica en la actualidad. Es importante entender que la naturaleza de los BDM es diferente por completo a la del FMI.5 El tema de la condicionalidad hay que desatanizarlo y adecuarlo a la lógica de funcionamiento de los BMD donde la misma se reduce a los términos y condiciones del financiamiento —tasas de interés, período de gracia, plazos, destino de los proyectos a financiar—.
Tales desafíos hay que enfrentarlos con cierta dosis de pragmatismo porque son muchos los recursos potenciales que se están perdiendo. Países con tamaños económicos relativos similares a Cuba como Costa Rica, República Dominicana y Ecuador han canalizado montos nada despreciables. Costa Rica en siete años movilizó recursos del BCIE por valor de 2305 millones USD, y otros 448 millones USD de la CAF y 273 millones USD del BM en cinco años. Ecuador, por su parte, ha movilizado alrededor de 4000 millones USD de la CAF y unos 282 millones USD del BM en igual período.
Aun corriendo el riesgo que supone hacer abstracción de las diferencias de estructura económica, de modelos de desarrollo, así como de necesidades y prioridades de financiación, resulta válida esta mirada para estimar la pérdida de oportunidades.
Sobre los MIFD
Se trata de aquellos mecanismos capaces de levantar fondos o estimular acciones de desarrollo que vayan más allá de los enfoques tradicionales de gastos público o privado en pro del desarrollo. Lo esencial es que se respete el criterio de adicionalidad, que sean recursos frescos, que complementen y no sustituyan las contribuciones existentes.
Por su naturaleza los MIFD pueden agruparse en cuatro grupos (Pérez, 2017).
1. Los que generan nuevos flujos de ingresos públicos, como los impuestos globales y las asignaciones de derechos especiales de giro.
2. Los instrumentos basados en la deuda y el adelanto de recursos, como los canjes de deuda y los servicios financieros internacionales.
3. Los incentivos público-privados, las garantías y los seguros. Incluye fondos de seguros soberanos y fondos climáticos.
4. Las contribuciones voluntarias por canales públicos o público-privados, donde sobresalen las remesas.
Aunque existen dudas de si con este nuevo menú de fuentes alternativas será posible movilizar más fondos y ponerlos en función del desarrollo o, si por el contrario, se corre el riesgo de que se multipliquen los compromisos pero sigan sin aparecer los recursos necesarios, lo cierto es que tienen potencialidades.
A favor se podría argumentar que dan respuesta al mandato de las Naciones Unidas sobre la urgencia de buscar mecanismos alternativos de financiación al desarrollo y que se logra sintetizar en una agenda multilateral un conjunto de propuestas ya manejadas por las Naciones Unidas, las ONG, la academia y las asociaciones internacionales. También, que se rompe la inercia y se comienza a construir consensos para financiar el desarrollo mediante fuentes no tradicionales. Finalmente, que se brinda un menú de opciones que responde a la necesaria revitalización de las alianzas globales y que ofrece la posibilidad de distinguir aquellas que más se adapten a las necesidades y al contexto específico de donantes y receptores. Estas alternativas donde interactúan actores tradicionales y no tradicionales, promueven vínculos de cooperación Norte-Sur, Sur-Sur y triangular que resultan muy oportunos en el contexto actual.
Sin embargo, preocupa que algunas de estas propuestas aunque en términos técnicos resultan viables, seancomplejas, requieren de voluntad política y de un gran nivel de coordinación internacional para materializarlas, exactamente las mismas carencias de los mecanismos tradicionales de ayuda. Aunque se perciben avances en el diseño de estos mecanismos, no se logran articular las propuestas en un esquema coherente que cuente con un sólido respaldo a nivel internacional; de hecho, un número significativo de alternativas no han sido implementadas y los mecanismos aplicados todavía son insuficientes y no están interconectados entre sí. Se requiere de mayor estabilidad, predictibilidad, efectividad y sería deseable contar con un sistema de monitoreo y evaluación independiente a nivel internacional para armonizar las múltiples prácticas prevalecientes en esta materia.
Los mecanismos más exitosos están muy concentrados en los sectores de medio
ambiente, salud y en el manejo de las remesas. Para Cuba sería oportuno explorar la utilización de algunos de estos mecanismos innovadores.
Por la vía de los impuestos las posibilidades son limitadas, imponer un impuesto sobre las emisiones de carbono resultaría irracional por la estructura de propiedad existente, el mismo Estado que capta el impuesto es el dueño de las empresas contaminantes y de los principales medios de transporte y tiene una gran insuficiencia de recursos para disminuir esas emisiones, por tanto se diluye el efecto impuesto verde. En cambio el impuesto sobre los pasajes aéreos parecer ser viable para Cuba y los instrumentos basados en deuda pudieran potenciarse dado que ya se han considerado en los procesos de renegociación.6
Las aportaciones voluntarias por canales públicos o público-privados igual pudieran tener cierto espacio si la política de canalización de la ayuda fuera más flexible. Las donaciones privadas pudieran resolver insuficiencias muy puntuales en territorios o entidades productivas y/o de servicios y, en la medida que se desarrolle el segmento de las microfinanzas podrán utilizarse diversas plataformas en línea diseñadas para tales fines. Con relación a las remesas sería oportuno valorar las ventajas que de modo potencial pudieran reportar al país por los altos montos que se reciben y porque se han constituido en una fuente de acumulación nada despreciable.
Algunas de las ventajas de las remesas
1. Fortalecimiento del sistema financiero al incentivar la intermediación.
2. Inclusión financiera. Son más las personas que se incorporan al sistema bancario.
3. Modernización del sistema. Desarrollo de las finanzas electrónicas (remesas por telefonía móvil y otros servicios financieros).
4. Canalización productiva de las remesas individuales y colectivas.
5. Contribución al desarrollo local en la medida en que se logren canalizar fondos para financiar proyectos de territorios específicos.
6. Mayor conectividad económica entre el migran- te y su país de origen, abriendo oportunidades comerciales y financieras asociadas al turismo, el transporte, las telecomunicaciones, el comercio nostálgico y la socialización del sistema financiero.
7. Contribución al desarrollo de la microempresa y al fomento de la microfinanzas.
No obstante, también se presentan desventajas asociadas a la naturaleza propia de las remesas; las mismas dependen de las decisiones racionales de los migrantes y de los receptores, por tanto no responden de manera inmediata a los incentivos. Además, se corre el riesgo de fomentar una cultura de dependencia que sería nociva para el logro de un desarrollo sostenible, pero la clave del éxito está en la capacidad de los diseñadores de política en administrar los riesgos para potenciar las posibilidades.
Algunas propuestas finales
Resultaría oportuno si el debate en curso en torno a esta problemática desbordara los medios académicos y se hiciera extensivo a los decisores de política. Esto permitiría lograr una definición de políticas que esclareciera el alcance del concepto «diversificar las fuentes de financiamiento externo» y las prioridades del país sobre el acercamiento a BMD.
En este contexto, sería sensato transitar por dos sendas: una de corto plazo, orientada a un acercamiento a los BMD donde no esté Estados Unidos y otra; de largo plazo, dirigida a crear las bases para un relacionamiento futuro con el BID y el BM y el FMI. De igual manera, es recomendable explorar la posibilidad de ser observadores en algunas de esas instituciones y apostar después por la membresía, así como explotar las posibilidades que las mismas ofrecen en materia de capacitación y generación de capacidades con países no miembros. Este es un nicho que es preciso aprovechar de manera muy pragmática y con ello identificar entre las modalidades de asistencia técnica las más «sanas» y priorizar temas «nobles». En el caso particular del BM, sería también conveniente evaluar la experiencia de China y Vietnam en su relacionamiento con dicha institución para derivar lecciones positivas y negativas.
Por otro lado, la articulación de las políticas de financiamiento es esencial. Se requiere integrar de modo coherente todas las acciones nacionales para canalizar recursos externos e insertarlas en una estrategia nacional de financiamiento al desarrollo. Parece obvio pero no es la práctica.
Es preciso definir una política sobre MIFD para poder integrar de manera armónica las acciones que hoy se hacen con relación al financiamiento climático, al manejo de las remesas y que permita, además, explorar otras fuentes alternativas. Articular, de manera más coherente, la problemática del enfrentamiento al Cambio Climático en la política de IED es necesario. La cartera de oportunidades de IED debería recoger de forma explícita entre los principios de política este tema que, si bien se visualiza por la vía de la mitigación, se diluye por el lado de la adaptación que es la prioridad del país. De modo que sería útil establecer sinergias entre la cartera de proyectos de IED y una eventual cartera de proyectos sobre financiamiento climático.
Respecto a las remesas, son varias las acciones que pudieran considerarse para captar un mayor flujo y canalizarlas de manera «productiva». La generación de incentivos mediante programas de bancarización—uso de cuentas bancarias y cheques, cuentas especiales de depósito, tarjetas de débito o tarjetas duales, abaratar transacciones vía tipos de cambio y tasas de interés favorables— ha sido muy efectiva en otros países, solo que esto requiere un ambiente regulatorio que aliente el desarrollo de finanzas electrónicas y también de la expansión de instituciones de microfinanzas.
Convendría diseñar nuevos instrumentos de financiamiento como los «bonos de la diáspora», así como evaluar esquemas de inversión individuales para identificar experiencias exitosas y no exitosas y ofrecer opciones de gasto e inversión de las remesas, proveer asistencia técnica, capacitación e información sobre financiamiento.
También ayudaría valorar las demandas y necesidades locales y hacerlas coincidir con programas de financiamiento o fondos de inversión. No perder de vista que las remesas colectivas podrían ser clave en el desarrollo de las comunidades de origen de los migrantes por lo que deberían apoyarse aquellas iniciativas de asociaciones de migrantes focalizadas en promover proyectos de inversión para mejorar la calidad de vida en las comunidades.
Sin embargo, en este intento de sintetizar recomendaciones de política hay una variable que es esencial, esto es el fortalecimiento del sistema financiero doméstico.
Resulta indispensable fortalecer las instituciones, los mecanismos de gestión y desarrollar una infraestructura tecnológica que permita la canalización efectiva de los recursos que se movilicen. Esto plantea la necesidad de reforzar el proceso de generación de capacidades a diferentes niveles para comprender mejor las reglas del juego; de fortalecer el papel de la academia como interlocutor y; de ser proactivos y pragmáticos en la aproximación a bancos de desarrollo que pueden acompañar al país en este proceso.
Bibliografía
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Citas
1 «Baa1» por parte de Moody’s; de «BBB» por Fitch y por Standard y Poors (Banco Internacional de Inversiones, 2018).
2 Se trata de la estrategia cubana para el enfrentamiento al cambio climático, tiene carácter gubernamental.
3 El BCIE establece cuatro cuotas anuales; el BDC, seis; el NBD, siete y el BID, tres. En relación con la contribución de capital inicial, el BCIE exige el pago en efectivo de solo el 25 % de las acciones, mientras que el NDB y el BM reclaman el 20 %, el BDC el 50 %, el BID el 47 % y la CAF el 67 %. Esta pudiera ser una de las razones por la cual Cuba decidió optar por el BCIE y no por la CAF. Fuente: Convenios Constitutivos de cada institución.
4 El poder de voto es válido y necesario para adoptar determinadas decisiones relacionadas con la entrada de nuevos miembros, el aumento del capital del banco, las elecciones de los directores ejecutivos y otras decisiones de la Junta de Gobernadores.
5 El FMI es un prestamista de última instancia, otorga financiamiento solo para compensar desequilibrios en la balanza de pagos y funge como una especie de garante de la estabilidad financiera global. En cambio el BM es un banco de desarrollo, su finalidad es promover el desarrollo sostenible, canalizar recursos para financiar la inversión productiva, el tejido empresarial de los países miembros y el desarrollo de su infraestructura social.
6 Lleva diez años de funcionamiento y ha resultado efectivo, son doce las naciones que hoy lo utilizan. Del dinero recaudado, los países pueden destinar una parte a financiar el desarrollo del sector que considere pertinente y la otra, a la Facilidad Internacional de Compra de Medicamentos, UNITAID (Pérez, 2017).
* MARLEN SANCHEZ GUTIERREZ
Doctora en Ciencias Económicas y Profesora Titular del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional (CIEI) de la Universidad de La Habana. Especialista en Finanzas Internacionales. Autora de un libro y múltiples artículos y capítulos de libros sobre temas de financiación al desarrollo, instituciones financieras internacionales y deuda. Fue Gerente de Investigaciones del Banco Central de Cuba y ha trabajado como consultante de organismos internacionales. Ha presentado sus resulta- dos de investigación y dictado cursos y conferencias en universidades dentro y fuera del país, con estancias de investigación en la Columbia University.
Continuará