Pesos convertibles y pesos cubanos regulares. Foto: Ramón Espinosa / AP.
Desde el 19 de abril de 2018 Cuba entró en una nueva fase de su devenir histórico. Por primera vez en sesenta años hay un presidente civil que no formó parte del liderazgo histórico y servirá de enlace entre este y las nuevas generaciones.
¿Qué hereda Miguel Díaz-Canel? Un país con un alto nivel cultural, gratuidad en educación, salud, cultura y deportes, entre otros. E indicadores sociales que lo equiparan con el Primer Mundo: mortalidad infantil y materna, alta esperanza de vida, educación obligatoria hasta noveno grado y existencia de disímiles centros universitarios, también entre otros.
Sin embargo, la economía y el bienestar de sus ciudadanos están afectados por problemas estructurales como el bajo crecimiento económico, el déficit fiscal, el déficit comercial de bienes, la deuda externa, la baja productividad laboral, el bajo poder adquisitivo de salarios e ingresos, y el déficit de viviendas, entre otros.
No intento mostrar aquí los diferentes problemas estructurales de hoy, sino solo los que desde el inicio deberían llamar la atención del nuevo gobierno. Una de las primeras medidas que debería adoptar consiste en eliminar la dualidad monetaria, lo cual pasaría por disminuir la brecha cambiaria entre las empresas y la población, y en caso óptimo, tener una sola tasa de cambio.
La economía crece a bajas tasas en el Producto Interno Bruto (PIB), distante de una meta factible de alcanzar si se potencian todas las fuerzas productivas y se eliminan lastras del pasado como la hipercentralizacion de las decisiones y el plan rígido de la economía, es decir, el exceso de permisos y el certificado de liquidez (CL), entre otras muchas. Las decisiones tomadas en una coyuntura económica específica no se pueden mantener a lo largo de mucho tiempo, porque terminan siendo inoperantes.
En la figura 1 se muestran las bajas tasas de crecimiento, en la 2 el elevado déficit fiscal, en la 3 el déficit comercial de bienes por no incrementar las exportaciones durante los últimos años e importar productos que el país pudiera producir –alimentos y ciertas manufacturas. En la 4 aparecen los bajos niveles de inversión respecto a la economía, un factor importante que potencia el crecimiento económico.
Este gobierno debería tratar de lograr mayor coherencia entre discurso y realidad a propósito del papel que debería desempeñar el sector no estatal. Hay muchas posiciones encontradas al respecto, pero la vida ha demostrado su efectividad en muchas regiones o países, e incluso en la misma Cuba.
El sector no estatal ya genera el 40 por ciento del empleo. Entre 2010 y 2016, el sector privado fue el que generó empleo, según estadísticas de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información. De los ingresos al presupuesto, el no estatal aportó el 14,6 por ciento en 2017.
Sin embargo, no se ha iniciado el otorgamiento de nuevas licencias al sector privado para establecer los negocios de mayor demanda en el país a partir del criterio de que se está en un perfeccionamiento de la legislación vigente. El mercado mayorista –tan demandado por los privados– se ha establecido con muchas limitaciones, pero funciona solo para las cooperativas, muchas derivadas del sector estatal. No se prevén ampliaciones de las nuevas actividades en el caso de las de mayor calificación.
Surgen entonces varias preguntas. ¿Por qué no crear solo una lista negativa de actividades y dejar el resto a la iniciativa popular? ¿Por qué el énfasis del gobierno se ha concentrado en los llamados “ganadores”, sin que se haya definido el monto que caracteriza a un “ganador”? Evidentemente por casos aislados, que ocurren en cualquier lugar, no se podría generalizar una política.
El Estado debería estimular las alianzas entre el sector privado y las empresas estatales. E impulsar, a partir de la conceptualización del modelo, las pequeñas y medianas empresas, tan necesarias para el desarrollo económico.
¿De qué sirven las experiencias que ven los directivos cubanos cuando viajan a otras realidades de este mundo o nos visitan en Cuba chinos y vietnamitas, por ejemplo? ¿Por qué no divulgar más los logros de la economía vietnamita? En marzo de 2018, durante su intervención en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el Secretario General del Partido Comunista de Vietnam expresó:
" Somos conscientes de que la economía de mercado es el resultado de la civilización humana, con lo que se puede coexistir y adaptarse con las diferentes modalidades sociales. La economía de mercado en sí misma no podía derivar en socialismo, pero para construir con éxito el socialismo es necesario desarrollar la economía de mercado de manera adecuada y correcta. Esto en concordancia con el objetivo de lograr la independencia nacional y el socialismo adecuados a las condiciones concretas de cada país.
Vietnam ha logrado grandes éxitos de carácter histórico gracias a nuestro esfuerzo por transformar una economía centralizada, planificada y subsidiada a una economía de mercado de orientación socialista, para acelerar la industrialización, la modernización alcanzando muchos grandes logros, eso tiene una significación histórica."
Cuba compra buena parte de su parque automotor a la mayor empresa privada china, GEELY, la mayor accionista de Daimler y dueña de la Mercedes-Benz. Su presidente es el Sr. Li Sufí, fundador y principal propietario, miembro del Partido Comunista Chino y delegado de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.
Cuba tiene que recuperar su industria nacional. Aunque no sería posible aspirar a los niveles que esta tuvo en los años ochenta, la pérdida de su participación en la economía –que en aquella época llegó a ser superior al 30 por ciento–, ya no es saludable ni viable en condiciones de superar el estado actual.
En la agricultura, la reforma no ha dado los resultados esperados, a pesar de la entrega de tierras ociosas, la ampliación del término de usufructo a veinte años, los aumentos de precios de acopio, la entrega de materiales para el riego y otras facilidades.
Sin embargo, en determinados cultivos se siembra menos, por lo que estas producciones han mermado. Acopio continúa reciclando sus males del pasado –por ejemplo, atrasos en los pagos a los productores, y en algunos casos no ha comprado producciones acopiadas de los privados por argumentar sobrecumplimientos en los planes.
La demografía tampoco ayuda a la economía: las tendencias continúan reforzando los niveles de envejecimiento y el decrecimiento del número de habitantes. Ya la población de 60 años o más constituye el 20,1 por ciento contra la de 0 a 14 años, que es el 16,1 por ciento. Y la esperanza de vida en ambos sexos es de 78,45 años. En lo adelante, la fuerza de trabajo no solo envejecerá sino también decrecerá. El tema de los recursos humanos para el trabajo pone en tensión a las autoridades a la hora de concebir planes futuros.
No obstante, Cuba se ha venido preparando para enfrentar las brechas con el mundo desarrollado y ha logrado anunciar diferentes planes futuros, entre ellos el documento conocido como “La actualización del modelo económico y social”, el de la conceptualización del modelo y un tercero: el plan a largo plazo hasta 2030.
El problema esencial de todos esos documentos consiste en cómo materializarlos, es decir, cómo financiar esas propuestas, de dónde saldría el financiamiento para las inversiones o para la formación de los directivos de las instituciones existentes o por crear, capaz de incidir en el cambio de mentalidad para los nuevos tiempos.
A corto y mediano plazos, el objetivo básico consiste en elevar los ingresos netos en moneda convertible o acceder a recursos externos. Pero, ¿cómo? Cuba debe pagar sus deudas comerciales de corto plazo y las utilidades a los empresarios extranjeros que aquí han invertido, lo cual podría suponer que se estaría en mejores condiciones para obtener créditos. No se pueden demorar excesivamente los negocios de capital extranjero, cualquiera sea su monto. Se debe estudiar cómo evitar la salida de las remesas que nos llegan y terminan en lugares como Panamá o México.
A nivel internacional, el nuevo gobierno debería tratar aprovechar todas las oportunidades posibles en los siguientes escenarios:
⇒ Se mantiene el bloqueo. La administración Trump regresa a la vieja y fracasada retórica contra Cuba. Será entonces muy difícil retomar en el corto plazo el camino trazado por la administración Obama.
⇒ Los nuevos cambios de gobierno a la derecha en América Latina y los casos de corrupción alejan a Cuba de nuevas oportunidades en la subregión, al menos en el corto plazo.
⇒ Nuevas propuestas de la Unión Europea y muy atractivo el camino con países específicos –sobre todo España y Francia– en materia de comercio e inversión.
⇒ China es un país con buenas ofertas comerciales y bajas tasas de interés de crédito bancario, aunque resulta todavía baja su presencia en inversiones o negocios en Cuba si se consideran las enormes posibilidades económicas del gigante asiático.
⇒ Rusia es un aliado histórico que podría materializar muchos negocios: metalurgia, transporte y energía, entre otros. Pudiera ser atractivo concretar más negocios específicos.
⇒ Vietnam es un país con buenas intenciones y negocios fuertes en la zona especial de Mariel y la producción de manufacturas. Sería viable el incremento de su presencia en Cuba.
En conclusión, el nuevo gobierno debería entender que de 2011 a 2018 es un plazo más que razonable para asumir que el cumplimiento de los lineamientos aprobados a todos los niveles no ha dado los frutos esperados, al margen de causas y esfuerzos. Resultan disímiles los factores esgrimidos para esa lentitud. Lo esencial, sin embargo, consiste en mirar hacia adelante y analizar qué hacer en el corto y mediano plazos para que la asignatura pendiente de Cuba –la economía– se acabe de aprobar.