El bloqueo de Estados Unidos a las reservas de divisas de Rusia podría hacer que China, Arabia Saudita y muchos otros países se deshagan de sus tenencias en Bonos del Tesoro norteamericano.
WILLIAM PESEK, COLUMNISTA DE «ASIA TIMES » y GANADOR DEL PREMIO DE LA «SOCIEDAD DE ESCRITORES ESPECIALISTAS EN FINANZAS DE ESTADOS UNIDOS»
Japón y China tienden a estar de acuerdo en muy pocas cosas cuando se trata de estrategia económica, geopolítica o manejo de las idiosincrasias occidentales. Sin embargo, Joe Biden está logrando juntar a Tokio y Beijing en un tema: su tenencia de deuda del Tesoro de EEUU por valor de 2,4 billones de dólares estadounidenses, que ahora están repentinamente en duda.
Lo que está en juego es la decisión del presidente Biden de congelar una porción considerable de las reservas de divisas de Rusia como castigo por la ocupación de Ucrania. En palabras de Biden: Washington está “evitando que el Banco Central de Rusia defienda el Rublo, lo que hará que el fondo de guerra de $ 630 mil millones de Putin no tenga valor”.
Según algunos cálculos, más de la mitad de ese dinero está ahora fuera del alcance de Putin.
Lo que preocupa a los funcionarios en Tokio es que la acción podría hacer que la deuda que mantiene del gobierno de EEUU con Japón (en bonos del tesoro) de $ 1.3 billones valga mucho menos. En conversaciones recientes con altos funcionarios del Banco de Japón, me han dicho que es probable que la decisión de castigar a Rusia incautando miles de millones de su riqueza estatal haga que China, Arabia Saudita y otros gobiernos, que están en la mira de Biden, reduzcan sus participaciones en el dólar como reserva estratégica.
“Entonces, pregunto a mis interlocutores, si los administradores estatales de riqueza están pensando racionalmente, ¿no les correspondería a Gran Bretaña, Irlanda, Luxemburgo, Suiza, Corea del Sur y Taiwán liderar las ventas de bonos estadounidenses?” Me responde un alto funcionario del Banco Central de Japón (BOJ): “Vender solo conduciría a más ventas. Esto se convertirá en una locura en Asia durante lo que queda del 2022”.
Los funcionarios insisten que Japón resistiría la tentación de deshacerse de los dólares, al menos por ahora. Pero la seguridad de la montaña de bonos del Tesoro de EEUU que tiene Tokio está complicando la vida al gobernador del BOJ, Haruhiko Kuroda, y al primer ministro, Fumio Kishida.
Para Japón, la preocupación inmediata es un aumento en los rendimientos de los bonos estadounidenses que golpee los mercados globales y la confianza empresarial. Las posibles consecuencias del ataque de Putin a Ucrania ya están cambiando todo lo que los gobiernos asiáticos creían saber sobre 2022. Las implicaciones de una inflación creciente y cadenas de suministro estresadas tienen a los mercados de valores al límite.
Las bolsas de Shanghái y Shenzhen son un foco particular de los inversores globales. El índice de referencia CSI 300 ha caído un 27% desde un máximo de hace 12 meses, lo que genera comparaciones con el colapso bursátil de 2018.
Ese año, el índice compuesto perdió más del 25% en una liquidación en medio de la desaceleración del crecimiento en Asia y la profundización de la guerra comercial de EEUU. La crisis de los últimos 12 meses está siendo impulsada por la caída de los mercados inmobiliarios y la preocupación de que la política «cero covid» del presidente Xi Jinping frene el crecimiento.
Los riesgos relacionados con Ucrania también abundan. El Banco Popular de China (PBOC) teme que sus recientes movimientos de relajación choquen con el aumento de los precios de las materias primas, en particular del petróleo y el gas. Los informes que China está considerando comprar o aumentar las participaciones en las empresas rusas de productos básicos y energía podrían enfurecer a los funcionarios en Washington.
Esta semana, el New York Times citó a la Secretaria de Comercio, Gina Raimondo, advirtiendo que Washington podría tomar medidas “devastadoras” contra las empresas chinas que ayudan a Rusia a evadir las sanciones. El espectro de un conflicto entre China y EEUU podría llevar al índice CSI aún más al rojo.
El jueves, las acciones chinas que cotizan en las bolsas estadounidenses experimentaron la peor liquidación desde la crisis financiera de 2008. El índice Nasdaq del “Golden Dragon Chino” cayó un 10% debido a la caída de los depósitos estadounidenses en Alibaba Group, Baidu Inc, Nio Inc y XPeng Inc.
Al mismo tiempo, Rusia necesitaría la ayuda de China para convertir en efectivo sus $24 mil millones en reservas del Fondo Monetario Internacional. Esos activos solo se pueden cambiar por cinco monedas que el FMI considera «de libre uso». Y Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y Japón no van a ayudar a Putin. Si Xi lo hace, también enfrenta sanciones contra China.
Sin embargo, en el fondo lo que se avecinan es una creciente preocupacióm sobre la estabilidad de los bonos del Tesoro de EEUU. Los funcionarios del BOJ dicen que desde que Donald Trump, cambio sobre su política económica hacia China, Tokio no ha necesitado proteger sus activos estatales. Esto porque durante un tiempo el círculo íntimo de Trump consideró no pagar parte de la deuda que Estados Unidos tiene con Beijing.
Ante esta idea el economista de Moody’s Analytics, Mark Zandi, escribió: «es una completa locura contemplar la idea de no pagar nuestra deuda a tiempo». Zandi afirma que “sería un Armagedón financiero”.
No obstante, el gobierno de Xi no es el primero en preocuparse por la seguridad de sus enormes tenencias en Bonos del Tesoro estadounidense. En 2009, por ejemplo, el entonces primer ministro Wen Jiabao hizo un llamamiento público a los funcionarios estadounidenses para que fueran mejores administradores de la considerable riqueza estatal china que se encuentra en los Bonos del Tesoro.
“Hemos otorgado una gran cantidad de préstamos a Estados Unidos”, dijo Wen. “Por supuesto, nos preocupa la seguridad de nuestros activos. Para ser honesto, estoy un poco preocupado”. A continuación, instó a Washington a “honrar sus palabras, seguir siendo una nación creíble garantizando la seguridad de los activos chinos”.
Dos años más tarde, S&P Global Ratings le dio toda la razón a Wen cuando le quitó el estatus AAA a Washington. Ahora, una década después, el sucesor de Wen, Li Keqiang tiene, entre manos, preocupaciones aún mayores.
Ahora, el gobierno estadounidense ha superado la increíble cifra de $ 30 billones en deuda emitida por su Tesoro, esto es aproximadamente el doble del tamaño del producto interno bruto (PIB) anual de China. La polarización política en Washington también pone en peligro la calificación crediticia de Estados Unidos.
Desde 2011 los republicanos jugaran a la política para elevar el techo de la deuda. Ahora, si los republicanos ganan la mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones de noviembre, esa riqueza estatal combinada de 2,4 billones de dólares que so de propiedad de Japón y China podría estar en peligro.
Según el CEO de Eurasia Group, Ian Bremmer, los republicanos se castigarán a los demócratas por sus imputaciones contra Trump. “Una acusación a Biden encabezará la agenda del Partido Republicano y la confianza en las instituciones políticas estadounidenses recibirá un golpe aún mayor”, advierte Bremmer.
A la economista de S&P Beth, Ann Bovino, le preocupa que el límite de la deuda: » podría ser más catastrófica para la economía que la quiebra de Lehman Brothers en 2008″ y desperdiciaría la mayor parte de las ganancias económicas en los años transcurridos desde ese oscuro período”.
Esta crisis, dice Bovino, “haría perder $ 6.5 mil millones de producción económica por semana, desencadenando un efecto mariposa que sacudiría la economía mundial”.
En medio de esta incertidumbre, el único claro ganador es la moneda de China. Su atractivo como refugio seguro en las últimas semanas no ha pasado desapercibido en los círculos de negociación de divisas. El hecho de que el Banco Central de China esté superando a la Reserva Federal de EEUU, al Banco Central Europeo y al BOJ en los mercados, con una moneda digital solo aumenta el atractivo del yuan como elemento diversificador.
Si Biden congela las reservas chinas será una victoria para el Bitcoin, argumenta Lewis McLellan en el Instituto Monetario Digital: “Sin duda, este desarrollo esta siendo observado por los administradores de reservas del banco central. Se supone que los valores y las monedas extranjeras, mantenidos en el extranjero, proporcionan seguridad a una moneda en tiempos de estrés. En consecuencia, las reservas se seleccionan por su estabilidad y liquidez, pero estas son cualidades que no se asocian con Bitcoin”, explica McLellan.
Sin embargo, agrega McLellan, el Bitcoin tiene algunas cualidades muy importantes. Un banco central, dice McLellan, puede configurar su propia «billetera», que es un dispositivo que almacena cripto-monedas fuera de línea y libre de la amenaza de sanciones. La otro muy importante: Es que es digital.
“Rusia lo sabe”, dice McLellan, “el oro en sus bóvedas es un activo difícil de congelar por una potencia extranjera, pero también es muy difícil de liquidar. El Bitcoin se puede enviar a todo el mundo en cosa de unos minutos”.
Mientras tanto, el mundo está obsesionado con un cambio en la Reservas en Dólares que tiene China, las más grandes del mundo. En enero, cayeron $ 7.8 mil millones a $ 3.214 billones. Es decir, China ya ha vendido más de la mitad de sus reservas en dólares. La vecina Tokio, tiene 1,3 billones de razones propias para preocuparse. Japón está atento porque la tensión entre Estados Unidos y Rusia podría acabar con el dólar. “Digamos que los altos funcionarios del Banco Central de Japón están cancelando sus planes de vacaciones”, bromea un miembro del personal.