Lic. Liu Mok León
II.
DESARROLLO MACROECONOMICO POSTERIOR A 196022
2.1. Aspectos generales
Como es natural, las transformaciones económicas iniciadas en el país a
partir de 1959 tenían como objetivo central superar los obstáculos y
estrangulamientos engendrados por una estructura económica notablemente
deformada; ver: U-Echevarría et al, 2002 y Rodríguez, C.R., 1983a.
Desde el punto de vista del
manejo macroeconómico, ante la nación cubana se planteaban dos objetivos
esenciales: lograr el desarrollo económico y construir una sociedad equitativa.
Por lo que los aspectos funcionales pasarían a ocupar, conjuntamente con los de
la estructura productiva, un lugar preeminente.
De tal forma, el Estado en Cuba asumiría un importante papel en el
equilibrio de la economía y de la sociedad23, en general sobre la base de un alto protagonismo de esta última, y
mediante una amplia gama de mecanismos de participación activa en las
decisiones relevantes de naturaleza política, económica y social.
Ahora bien, cuando el Estado,
además de ejercer las funciones que convencionalmente le son inherentes, se
convierte mediante la actuación del gobierno en un agente activo en la
actividad económica, productiva y social, al detentar la propiedad social en
nombre de todo el pueblo, tales circunstancias ubican la discusión en otro
plano y marca una línea divisoria en cuanto a la esencia de los procesos de
acumulación y creación del ingreso, y por supuesto en lo concerniente a la
generación y redistribución del excedente económico (U-Echevarría, 1999). Todo
lo cual le confiere un mayor alcance a las funciones del Estado, tanto en lo
conceptual como en el cotidiano ejercicio de las mismas; éstas pasan a
constituir un universo más abarcador24.
En dicho contexto, un aspecto
de especial relevancia lo es el que, desde sus orígenes, la Revolución Cubana estableció
como principio la estrecha relación entre la base económica y los efectos
sociales. Por tanto, se concibió el proceso de desarrollo a partir del
tratamiento simultáneo de los problemas económicos y sociales, como partes
consustanciales del mismo.
Justamente, la política
económica de Cuba a partir de dichos momentos ha sido diseñada bajo el
principio que si bien el crecimiento económico es condición necesaria para el
desarrollo, ello no es suficiente, siendo ineludible considerar el mayor o
menor bienestar que la población ha de alcanzar, a partir de dicho crecimiento,
como puede apreciarse con nitidez en U-Echevarría y Castiñeiras (2007), en que
se realiza un examen, en el tiempo, acerca de la complementariedad entre ambos;
sus aciertos e insuficiencias.
En fin, es necesario y
sumamente importante puntualizar que para caracterizar a un país por su nivel
de desarrollo, no basta con los aspectos referidos simplemente al crecimiento
económico, todo lo contrario, es necesario considerar el mayor o menor
bienestar que su población ha alcanzado a
22 Sobre estos temas, se recomiendo particularmente
el análisis que realiza Rodríguez, J.L. (2013), sobre el desenvolvimiento
económico del país durante los primeros cincuenta años de Revolución, así como U-Echevarría
(2013).
23 Los procesos políticos-sociales de los primeros
años dieron lugar, hacia finales de los años sesenta, a una la alta
estatalización de los medios de producción. Las nacionalizaciones, que
comenzaron en lo fundamental a principios de los sesenta, habían transferido a
la esfera estatal, el 100% de la producción financiera, industrial y comercial,
el 80% de la agropecuaria y aproximadamente un 99% del transporte. En 1970, el
86% de los trabajadores civiles estaba empleado en el sector estatal de la
economía, y esta cifra llegaría a ser del 95% en 1989 (U-Echevarría et al,
2002).
24 Habría que especificar que el doble papel del
Estado en Cuba, como regulador y dueño, careció de una precisión y definición
en cuanto al ejercicio de ambos tipos de funciones, teniendo en cuenta que una
cosa es la gestión y administración pública, propiamente dicha, y otra el
ejercicio de la propiedad social, principalmente en lo concerniente a la
administración y gestión directa de la actividad productiva empresarial, a
partir de las mismas estructuras organizativas.
partir de dicho crecimiento, en relación con el
de otros países. Una mejora en el bienestar de la población implica no sólo un
mayor ingreso per cápita promedio, resultante de un determinado crecimiento,
sino mejores condiciones de vida para todos los habitantes del país dado. La
evaluación del desarrollo de un país debe considerar, como aspecto
complementario y relevante del mismo, las transformaciones de su estructura
socio-económica y política, de forma integral.
Más allá de la consideración
obvia de que los objetivos de política social que puede trazarse un gobierno
podrán ser más o menos amplios y realizables en dependencia de los mejores o
peores resultados de políticas económicas y su expresión en términos de
crecimiento, pues las disponibilidades de recursos para gastos sociales
dependen de ello, está el hecho de las implicaciones sociales de la política
económica y la posibilidad de maniobrar con dicha política para obtener efectos
sociales prefijados.
En síntesis, tal principio
define que la evaluación del desarrollo de un país debe considerar tanto el
crecimiento económico como las transformaciones de su estructura
socio-económica y política, de forma integral, a lo que resultaría necesario
agregar que un componente consustancial lo es un crecimiento sostenible en el
tiempo. De tal forma, con los cambios realizados inicialmente en la estructura
económica el Ingreso Nacional medido a precios corrientes crece un 18,8% con
respecto a 195825, en sólo
los dos primeros años.
Por su parte, las estrechas
relaciones económicas, comerciales y financieras que se fueron configurando en
el entorno integracionista del CAME, al cual Cuba se incorpora como miembro
pleno en 1972, propiciaron un estable acceso del país al financiamiento que,
demandado por las transformaciones económicas, productivas y sociales
acometidas, sin lugar a dudas contribuyeron significativamente a la viabilidad
del esquema de funcionamiento y coordinación económica implementado en el país.
Ello caracterizaría las singulares circunstancias específicas bajo las cuales
se desempeñara la economía cubana en el período hasta 1989-90, en que
desaparecen dichos vínculos26.
En sentido general, la
dinámica económica presentaría una tendencia regularizada al crecimiento
positivo hasta la década de los ochenta, que es retomada posteriormente, al
iniciarse la recuperación económica luego del impacto inicial de la crisis
cubana, tal como puede observarse en la Figura 2, salvo en períodos
sumamente específicos, que serán abordados más adelante.
25 La causa de dicho incremento fue la mejor
utilización de los recursos existentes en el país, que aprovechó las tierras
ociosas y la disminución del elevado desempleo causados por el estilo de
desarrollo anterior (se redujo un 40% en esos años).
26 Para una ampliación sobre estos temas, ver
Rodríguez, J.L. (2011).
Sin embargo, quinquenalmente
las dinámicas anuales serían expresivas de cierta inestabilidad donde, de
hecho, no se observa una trayectoria sistémica, sino más bien irregular, lo
cual apunta hacia cierta volatilidad27 en el
crecimiento económico, lo cual suele tener un efecto negativo sobre el
crecimiento de largo plazo (Hernández, 2010). El comportamiento por
quinquenios, puede precisarse con un mayor detalle en la Tabla 3.
Tabla 3. Dinámicas
anuales del PIB por quinquenio: 1960-2015
(%)
Primer Año Segundo Año Tercer Año
|
Cuarto Año
|
Quinto Año
|
||||
1961-65
|
1,6
|
7,0
|
0,2
|
15,1
|
2,8
|
|
1966-70
|
-0,9
|
10,1
|
-4,4
|
-0,7
|
9,1
|
|
1971-75
|
4,0
|
8,6
|
12,1
|
9,4
|
8,7
|
|
1976-80
|
5,5
|
8,3
|
7,8
|
2,0
|
-3,0
|
|
1981-85
|
18,4
|
5,3
|
5,9
|
7,3
|
3,8
|
|
1986-90
|
0,1
|
-2,4
|
3,7
|
0,7
|
2,9
|
|
1991-00
|
-10,7
|
-11,6
|
-14,9
|
0,7
|
2,5
|
|
2001-05
|
3,0
|
1,5
|
2,9
|
3,5
|
5,8
|
|
2006-10
|
11,4
|
10,2
|
4,3
|
1,4
|
1,9
|
|
2011-15
|
2,8
|
3,0
|
2,7
|
1,0
|
4,0
|
|
Fuente: Cálculos a
partir de INIE (1977), Ferrán (1996), ONE (1998, 1999 y 2005) y ONEI (2011 y
2016) e información puntual de la Oficina Nacional de Estadísticas e
Información.
Con independencia de lo cual,
como promedio en 55 años, hasta 2015, la economía cubana crece más de seis
veces, equivalente aproximadamente a un 3.3% promedio anual. Ello puede
observarse con mayor precisión en la Figura 3, a partir de una
panorámica general de las tasas anuales de crecimiento hasta el presente.
En este punto resultaría procedente el señalar algunos factores de
carácter exógeno que han generado, en buena medida, restricciones al
crecimiento económico del país:
·
Condiciones climatológicas adversas. Por
ejemplo, intensas sequías entre 2003 y 2006, que tuvieron un costo aproximado
de 1350 MMUSD, en tanto que 13 huracanes, entre 2001 y 2008, costaron al país
aproximadamente 18771 MMUSD, tan sólo el Ike en 2008 causó pérdidas por unos
7325 MMUSD.
·
El bloqueo norteamericano, el cual se calcula ha
ocasionado al país pérdidas, por diversos conceptos, ascendentes hasta 2016 a
125 mil MMUSD, a precios corrientes.
·
Las restricciones al acceso al financiamiento
externo, en primer término debido a las presiones derivadas del bloqueo
norteamericano y, adicionalmente, el diferendo mantenido con los países
europeos a partir de la denominada posición común, que no encontraría solución
hasta 2016.
·
La confluencia de las crisis alimentaria,
energética y financiera, en el caso de estos bienes ha significado en los
últimos años una espiral mantenida en los precios de los mismos, los cuales son
determinantes en la factura de importaciones del país, paralelamente con un
alza en los tipos de interés,
27 En otras palabras, con independencia de la
naturaleza de las relaciones económicas mantenidas por el país a lo largo de
buena parte de todo este período, la economía cubana ha estado sujeta a
procesos cíclicos de forma sostenida, aun y cuando la amplitud de las
oscilaciones cíclicas es mucho menor, comparativamente con otras naciones,
precisamente por el modelo económico implantado a partir de 1959, del cual la
planificación es un componente consustancial. Tal como es corroborado en un profundo
estudio sobre estos temas, realizado por Vidal y Fundora (2004).
No obstante, un balance, a partir de una visión
global, indica que los resultados obtenidos son positivos en sentido general,
particularmente en lo referido al bienestar. Un acercamiento relativo a estos
aspectos puede obtenerse al realizar una comparación entre las características
del cubano promedio hacia la mitad del siglo pasado y el correspondiente a
principios del presente siglo, tal y como puede seguirse en el Cuadro 1:
Cuadro 1. El
cubano promedio
DE
MEDIADOS DEL SIGLO XX
|
DE
PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI
|
|||
Tenía
edad promedio de 28 años
|
Tenía
edad promedio de 37 años
|
|||
Contaba
con una familia directa de más de
|
Contaba
con una familia directa de menos de 4
|
|||
4 personas
|
personas
|
|||
El
trabajador debía sostener a casi 7 personas
|
El
trabajador debía sostener a 3 personas
|
|||
Contaba con una esperanza de vida de 62 años
|
Contaba
con una esperanza de vida de 78 años
|
|||
Era
atendido por un médico por cada
|
Era
atendido por un médico por cada
|
|||
1075 habitantes
|
155 habitantes
|
|||
Poseía
2 grados de enseñanza
|
Poseía
10grados de enseñanza
|
|||
Disponía
de 11 pesos al año como gasto de
|
Disponía
de 668pesos al año como gasto de
|
|||
gobierno para atender su educación
|
gobierno para atender su educación
|
|||
Contaba
con algo mas de 3 pesos al año de
|
Contaba
con un gasto gubernamental de 639
|
|||
gasto de gobierno en salud
|
pesos al año de gasto de gobierno en salud
|
|||
Tenía una posibilidad de un 55% de que sus hijos
|
Tenía
un 100% de garantía de que sus hijos
|
|||
no asistieran a la escuela
|
asistieran a la escuela
|
|||
Tenía
un 50% de probabilidad de vivir en
|
Tenía una posibilidad del
|
75%
de vivir en
|
||
condiciones rurales sin electricidad y otros
|
condiciones urbanas y un
|
96% de hacerlo
|
||
servicios básicos
|
en una vivienda electrificada
|
|||
Cuadro 2.
Crecimiento principales actividades productivas
· Producción de níquel: más de cuatro veces
· Producción de acero: más de diez veces
· Producción de cemento: 2,3 veces, aunque
inferior a los niveles de 1989
· Extracción de crudo y gas: más de 60 veces
· Capacidad generación energía eléctrica: más de 13 veces
· Capacidad de embalse en presas: más de 200 veces
2.2.
30 Años de transformaciones económicas (1959-1990)28
2.2.1.
Principales características
Como pudo apreciarse en la Figura
2 del acápite anterior, en los años iníciales y finales de la década de los
sesenta29, se
verifica un crecimiento sumamente moderado e inestable, donde la inestabilidad
económica causada por las agresiones políticas, militares y económicas por
parte de los sectores que vieron afectados sus intereses con las medidas
revolucionarias, desempeñaron un importante papel en tal comportamiento. En un
contexto agravado, además, por la necesidad de un cambio radical en la
orientación geográfica del comercio exterior cubano.
Adicionalmente, el proceso
relacionado con la zafra de 1970 y la preparación de la misma, en la segunda
mitad de dicho período, paralelamente con la implementación de medidas que
debilitaron sensiblemente el control económico, contribuyeron al deterioro de
los principales indicadores macroeconómicos.
En relación con este último
aspecto, hacia mediados de los sesenta, se plantea un debate polarizado,
conocido como el Gran Debate, en diversos medios, tanto académicos como
profesionales y directivos, acerca del modelo de gestión económica; entre los
dos enfoques de conducción y dirección económica que coexistían al momento30:
·
Sistema Presupuestario de Financiamiento
·
Cálculo Económico, o autofinanciamiento
Como resultado final, se optó
por la implementación, durante la segunda mitad de dicha década, de un sistema
denominado como Sistema de Registro, cuyas características esencial fueron la
eliminación, en los hechos, de la contabilidad y la desvinculación del salario
con la norma, así como un notable fomento de las gratuidades y del
igualitarismo en la distribución, como parte consustancial de la política
económica de dichos tiempos, así como la eliminación en la práctica de la
planificación macroeconómica.
28 Una interesante síntesis en relación con estos
temas, puede encontrarse en compilación realizada por la Vice Rectoría de
Ciencias Económicas de la Universidad de La Habana (1989), con motivo del XXX
Aniversario del triunfo de la Revolución.
29 En el intermedio de dicha década, existe una
especie de recuperación entre los años 1964 y 1967, en que el PIB, medido a
precios constantes, se incrementa en un 6,6 % y el Ingreso per cápita en 4,2 %
(INIE, 1977).
30 Más allá de una mera discusión sobre elementos
de carácter técnico o de procedimientos, dicho debate encerraba una profunda
discusión acerca del papel de la ley del valor en el socialismo, la vigencia o
no de relaciones monetario-mercantiles entre las empresas y todo lo que de ello
se derivaba, tal como las funciones y el papel del mercado y la planificación.
Debate no concluido en dicho momento y puesto al día más recientemente en las
transformaciones que se plantean al modelo económico y social.
En fin, el nuevo modelo de
gestión implementado ni tan siguiera resultó un híbrido de los mejores
elementos de los sistemas en debate o de alguno de ellos31. Lo cual, indudablemente, influyó en buena
medida en los resultados económicos correspondientes.
Posteriormente, a partir de
la década de los años setenta, coincidiendo con importantes cambios en la
política económica y los mecanismos de gestión, con soporte en la
implementación del denominado Sistema de Dirección y Planificación de la
Economía (SDPE)32, se
estabiliza lo que pudiera denominarse una prolongada onda expansiva de la
economía cubana, con altas y sostenidas tasas de incremento del PIB. Tendencia
que se mantendría en el tiempo, salvo alrededor de 1979-1982, principalmente
por las afectaciones de sendas plagas que afectaron los principales cultivos de
exportación del país (la caña de azúcar y el tabaco) así como por la caída que
se verifica en los precios del azúcar entre 1976 y 1980 y la retirada de los
créditos bancarios en 1982, dada la moratoria declarada por el país en cuanto a
la deuda externa.
Ahora bien, cuando se
profundiza en tales comportamientos pueden apreciarse determinadas
peculiaridades que, como tendencia, apuntan hacia una minoración de las referidas
dinámicas aún y cuando se mantienen tasas relativamente elevadas. En el
trasfondo, pudiera decirse se encontraba el agotamiento del modelo de
crecimiento extensivo, con algunos indicios inclusive antes de 1980. En fin,
los síntomas de este relativo estancamiento, con su punto más agudo en 1987,
pueden ser seguidos a partir de los resultados globales de períodos anteriores
a dicho momento, como se verá más adelante, estrechamente relacionados con la
eficiencia en la utilización de los factores de la producción.
En particular, habría que
hacer referencia específica al período 1971-1975, el mismo marca un período de
transición, y de crecimiento acelerado, en el inicio de un proceso gradual de
cambios determinantes en los mecanismos de dirección y en la política económica33, que incluiría un aspecto muy importante: la
restitución del principio de distribución con arreglo al trabajo. Estos cambios
se materializarían plenamente a partir del I Congreso del PCC celebrado en 1975
y marcarían, a partir de 1975 y hasta 1985, un período de relativa estabilidad
macroeconómica para el país, Díaz Vázquez (2008) califica a esta etapa,
llevándola hasta 1989, como de nuevos rumbos.
De igual forma, se procede al
saneamiento de las finanzas internas, las cuales habían sufrido un notable
deterioro como resultado de los impactos desestabilizadores de finales de la
década de los sesenta con la aplicación de un sistema de dirección a partir del
cual se había suprimido el concepto de partida doble y de la contabilidad de
costo para el registro de los hechos económicos, primando el aspecto material
en detrimento de las transacciones financieras.
Esto se manifestaría en una
liquidez acumulada de magnitud considerable; llegaría en 1969-1970 a ser
equivalente aproximadamente al 50% del PIB, de apenas un 10% en 1965; y para
1975 se reduciría hasta un 19%. Posteriormente, a inicios de la década de los
noventa, se produciría un fenómeno similar, pero de mayor envergadura, en que
el exceso de liquidez alcanzaría en 1994 un 60% del PIB a precios corrientes de
dicho año.
Paralelamente, a lo largo de
todos estos años se fortalece la actividad inversionista, ver Tabla 4,
en busca de un desarrollo más proporcionado y coherente entre los distintos
sectores, lo cual no fuera logrado cabalmente; finalmente, no se lograría un
conveniente cierre de los ciclos tecnológicos de los recursos básicos en sus
encadenamientos productivos hacia el interior de la economía, debilidad
estructural que se mantendría hasta nuestros días.
31 En el informe al I Congreso del PCC (1982), al
enjuiciarse este aspecto, se calificaría como la decisión menos correcta;
"inventar un nuevo procedimiento".
32 Cuyo núcleo consistía en la aplicación del
cálculo económico, pero en una versión de carácter restringido y de hecho retrasado
en el tiempo, puesto que en su versión original ya había sido descartado por
los países socialistas europeos.
33 Ello involucra, adicionalmente, un conjunto de
medidas relacionadas con el perfeccionamiento institucional del país, entre
ellas, una nueva Constitución y la implementación de una nueva división
político-administrativa.
Tabla 4. El crecimiento del Producto y la Inversión;
1961-1989
(%)
Tasa de crecimiento promedio
|
||||
PIB
|
PIB per cápita
|
Inversión
|
||
1961-1967
|
5.0
|
2.8
|
14.0
|
|
1968-1970
|
1.2
|
-0.4
|
-6.5
|
|
1971-1985
|
6.8
|
5.7
|
11.9
|
|
1986-1989
|
0.5
|
-0.5
|
1.2
|
Fuente: Cálculos a partir de INIE (1977), Ferrán
(1996) y ONE (1998) e información puntual de la Oficina Nacional de Estadísticas.
En relación con lo anterior,
en el sector estatal civil de la economía cubana, se invirtieron, desde 1959
hasta 1990, alrededor de 70 mil millones de pesos, con lo que el componente
tecnológico de los fondos básicos (maquinarias y equipos), alcanzaría un 52% en
la esfera de la producción material. En particular, a partir de 1975 tuvo lugar
un dinámico proceso inversionista que, en quince años, significó invertir unos
52 mil millones de pesos, de ello, más de 42 mil millones en la denominada
esfera productiva de la economía (U-Echevarría, 1992b).
Dicho dinamismo inversionista
se posibilitaría, en buena medida, a partir de la materialización de los
acuerdos comerciales y crediticios de 1972 con la Unión Soviética, así como por
los favorables precios del azúcar en el mercado mundial hacia 1974, después,
los mismos se deprimirían. Este proceso de expansión inversionista, tan sólo se
interrumpiría por la crisis de los años noventa y la desaceleración económica
previa a dicho proceso.
Ahora bien, coincidiendo con
Monreal y Carranza (1997), habría que hacer un paréntesis y apuntar que este
importante proceso inversionista, realizado ininterrumpidamente durante los
treinta años de referencia34, no logró
modificar adecuadamente la estructura técnico productiva del país, razón por la
cual no pudo influir sobre la alta dependencia y vulnerabilidad importadora de
la economía nacional, mediante la sustitución de importaciones, ni transformar
la configuración exportadora de la misma. Complementariamente, la productividad
total de los factores no desplegó una evolución en correspondencia con tal
esfuerzo en la creación de capital físico (ver Mendoza, 2002), lo cual será
objeto de análisis más adelante.
Para 1976-1985, el mencionado
carácter de las condiciones del intercambio comercial y de las relaciones
financieras con los países del CAME, hizo posible reforzar el énfasis en la
industrialización35, que ya
se había iniciado en períodos anteriores, proceso marcado por determinadas
insuficiencias, señaladas con anterioridad, en cuanto a su eficiencia
energética y económica. No obstante, a pesar de tales insuficiencias y las
circunstancias relacionadas con el funcionamiento integral de la economía, se
lograron amortiguar los efectos derivados de las manifiestas oscilaciones de la
producción azucarera; de fuerte influencia dadas las peculiaridades de la
estructura económica del país.
Estructura que, como ha sido
reiterado, se caracterizara por la alta dependencia de la economía nacional en
relación con esta actividad, en su articulación y encadenamientos productivos
hacia el interior de la misma. Ello se profundizaría a tenor de los esquemas
integracionistas vigentes en ese momento; pudiera decirse en una suerte de
estrangulamiento estructural, al no modificarse sustancialmente el patrón
exportador de referencia y eje del modelo de acumulación para la dinámica
económica, basado en un recurso natural como la caña de azúcar, a partir de
ventajas comparativas naturales.
34 Los autores han estimado que el volumen
invertido entre 1960 y 1990, puede estar entre 75 y 80 mil MMP, de los cuales
poco más del 30% se dirigió hacia la esfera industrial y alrededor del 20% a la
agricultura.
35 Ver un amplio examen acerca de este tema en
Rodríguez M. (1980), así como una pertinente periodización en Marquetti (2002).
A partir de 1982 se presenta
una crisis financiera con el área libremente convertible, que incluyó, como ya
fuera apuntado, la suspensión de créditos en ese mismo año36. Aunque esta área cubría tan sólo un 15% del
intercambio comercial del país, constituía un muy importante y sensible
complemento puntual y específico para el funcionamiento corriente de la
economía, por tales particularidades, el incremento en dicho período de los suministros
socialistas no pudo amortiguar adecuadamente tal impacto37.
En general, en la década de
los ochenta, comienzan a agudizarse los problemas relacionados con el sector
externo de la economía, cuya vulnerabilidad estaría muy relacionada con una insuficiente
integración y articulación de los encadenamientos productivos, especialmente en
la esfera manufacturera, e industrial en sentido general. Es decir, las ya
referidas insuficiencias en cuanto al cierre de los ciclos tecnológicos de los
recursos básicos, con alta incidencia en lo que se refiere a los requerimientos
globales de la economía, que reforzaría la magnitud de la compensación externa
necesaria para mantener los altos ritmos de crecimiento, en un círculo vicioso,
mediante el cual se incentiva aún más la referida vulnerabilidad externa.
Así, entre 1975 y 1988, el coeficiente de importaciones se incrementa
significativamente, al tiempo que las rigideces estructurales internas del país
limitan las posibilidades de compensación propia, mediante la ampliación y
diversificación exportadora. Con posterioridad a 1980, la relación de términos
de intercambio38 se deteriora manifiesta y sistemáticamente,
como puede verse en la Figura 4.
Ello impactaría, de modo no
despreciable, en la sostenibilidad del patrón de crecimiento extensivo39, por lo que pudiera decirse que, con
posterioridad, en la etapa recesiva de la economía cubana, finales de los
ochenta y la primera parte de los noventa, se llega a un extremo, dada la
magnitud del impacto externo, en cuanto a la crisis de acumulación y también de
especialización40, la cual
ya había mostrado signos efectivos y evidentes en la década anterior.
36 Crisis que llevó a la renegociación de la deuda
a partir de dicho momento; posteriormente, en 1986, serían suspendidos los
pagos de la misma.
37 Máxime en condiciones en que las dinámicas
correspondientes habían estado altamente condicionadas al aumento en la
dotación de los factores disponibles para la reproducción, dotación que
presentaba, por lo demás, una alta dependencia de las importaciones.
38 Más bien se trata del deflactor implícito,
calculado como el cociente de exportaciones e importaciones a precios
corrientes y no, como es en rigor, a partir de canastas de productos; a los
efectos de esta presentación, se puede tomar como un proxy pertinente.
39 Aunque no necesariamente un patrón de
crecimiento extensivo equivale a un crecimiento ineficiente.
40 Referida a la especialización azucarera, puesto
que contra ese casi único producto se hiciera cada vez más difícil evitar el
deterioro de las relaciones de intercambio, lo cual, como señalara Trueba
(1993), se hiciera tangible en 1981 y 1986.
En el aspecto
económico-organizativo, no debe perderse de vista que ello se verifica en
condiciones en que, hacia mediados de la década de los ochenta, las condiciones
institucionales del funcionamiento de la economía corroboran poca flexibilidad
de los mecanismos de gestión y regulación económica para enfrentar el impacto
de la agudización de la restricción externa.
Ello se manifestaría en una
cierta aceleración del déficit presupuestario, principalmente a partir de
1986-1987, donde resulta de particular interés el peso relativamente alto de
los subsidios por pérdidas y precios a la actividad empresarial. Hasta 1989, e
incluso hasta 1990-1991, este déficit sería atenuado por los créditos
interestatales, que representaban un 8-10% de los ingresos totales en el
período en cuestión, al cesar éstos, la situación se tornaría más crítica aún41.
Persiste, en dichos momentos,
una insuficiente diversificación de los ingresos fiscales, al punto que el peso
relativo en los ingresos internos de una sola partida, el impuesto de
circulación, se sitúa por encima del 40% todos esos años42. Con ello, se hacen evidentes las rigideces en
la creación de los ingresos financieros presupuestarios, derivados de las
limitaciones internas para consolidar los componentes de acumulación necesarios
a fin de dar respuesta a los requerimientos de la reproducción económica; ello
constituye una manifestación de la existencia de barreras estructurales,
funcionales y organizativas.
En un plano global, tal como
sistematizara González (1993), los recursos invertidos en los programas
tradicionales de exportación, tales como azúcar, níquel, tabaco y café, así
como en nuevos desarrollos, como el cítrico entre otros, no alcanzaron el nivel
de respuesta esperado; las industrias sustituidoras de importaciones resultaron
altamente intensivas en términos de capital y energía; la producción de bienes
de consumo se mantuvo rezagada en cantidad y calidad; en la agricultura los
crecimientos resultaron progresivos y excesivamente dependientes de los
suministros externos.
En esta dirección, habría que
convenir en que, a partir de estudios realizados, tanto desde el punto de vista
de la eficiencia reproductora como desde el ángulo de los flujos financieros
(U-Echevarría et al, 1992 y Hernández y U-Echevarría, 1990), todo
apuntaba hacia serias limitantes para la creación de un excedente
económico adecuado, incluso para la ampliación. Ya a partir de la segunda mitad
de los años ochenta se evidencian signos de pérdida de absorción, expresiva,
como ya fuera referido, del agotamiento del patrón de crecimiento extensivo43, como puede apreciarse en el esquema de la Figura
5.
Esta insuficiencia, en
general puede resultar tanto válida como natural, y es compensada por el sector
externo de la economía, que pasa a complementar el financiamiento de los
procesos reproductivos correspondientes; lo importante es la medida en que esto
se verifica y sus tendencias, así como sus proporciones básicas44.
En tal caso, se plantearía
una especie de analogía con el resto del área; la existencia de un prototipo de
“crisis silenciosa”; como la denominaran Sunkel y Zuleta (1990), en que las
facilidades del financiamiento externo, mantenidas a lo largo del tiempo,
permiten compensar las insuficiencias del ahorro interno (brecha del ahorro),
derivadas de la estructura económica propia del país. Esta constituye, hoy en
día, una de las principales fallas estructurales del país, dada por la
insuficiencia
41 Estos créditos contribuyen a financiar hasta el
70% del déficit interno en esos años; ver análisis sobre estos flujos
financieros en U-Echevarría et al (1992).
42 El impuesto de circulación, como concepto,
constituye una vía de recaudación centralizada del excedente económico, sobre
la base de gravar un conjunto de productos a fin de garantizar el acceso
generalizado a otro grupo de bienes mediante el subsidio de éstos. En la medida
en que, ante continuados desbalances financieros, el mismo comienza en la
práctica a financiar otros tipos de gastos, pasa a convertirse en un impuesto
sobre el consumo, que siempre tienen un efecto regresivo, como todo impuesto
indirecto, y finalmente, como tendencia, pueden esperarse efectos no deseados.
43 Para una ampliación se recomienda ver análisis
sobre los antecedentes de la crisis de los años 90, preparado por U-Echevarría
(1998).
44 Interesantes valoraciones al respecto pueden
encontrarse en Monreal y Carranza (1998), así como en U-Echevarría et al
(1992), y una adecuada cuantificación en Alvarez (1995 y 1991).
Ya desde finales de 1984 se
toma conciencia de los peligros de tal rumbo y se procede a reformular la
política económica, dando paso al denominado período de “rectificación de
errores y tendencias negativas”, con un llamado a la eficiencia y el
ahorro, encaminado a dar solución a los aspectos sociales y económicos
considerados más negativos de la etapa anterior. Aspectos estos orientados en
los marcos del propio modelo económico vigente, que no se consideró
conveniente, en dichos momentos, cambiar radical e integralmente.
Esto último plantea una
interrogante, a la luz de los acontecimientos que se presentarían
posteriormente, en los años noventa, en cuanto a lo adecuado o no de dicho
proceder, como se constatará más adelante al hacer una aproximación a los
aspectos funcionales durante la crisis económica de dichos años.
Estos esfuerzos, que habían
presentado ciertos resultados positivos, tuvieron que ser paralizados, la nueva
situación creada por el derrumbe socialista en Europa del Este, y la magnitud
de los impactos correspondientes definían, como ha sido dicho, tan sólo dos
alternativas significativas para el país: la reactivación económica o el
eventual colapso.
En resumen, con independencia
de los factores anteriores, desde el punto de vista de crecimiento económico
las transformaciones económicas llevadas a cabo determinaron, a lo largo de
treinta años, un incremento sostenido del ingreso per cápita, por lo cual el
mismo en 1990 era 2,6 veces el de 1960. Este crecimiento se vería interrumpido
posteriormente debido al impacto que tuvo en nuestra economía la referida
desaparición del bloque de países socialistas europeos:
Por último, en dicho período el PIB per cápita mantuvo una tasa promedio
anual de crecimiento del 3,2%, que compara favorablemente con los resultados
obtenidos por otros países a lo largo de 35 años, entre 1955 y 1990, como puede
apreciarse en la Tabla 5.
2.2.2.
Principales momentos y etapas
Hasta 1990, el crecimiento
económico de Cuba hubo de transitar por diversos momentos, no necesariamente
homogéneos, marcados por determinadas fluctuaciones, tanto en las variables
políticas como en las económicas –endógenas y exógenas–45, Por lo que resulta relevante el identificar
algunos de los factores más generales que, de forma significativa, estuvieran
presentes
45 Un examen sobre dichas "etapas", su
orden y articulación, puede encontrarse en U-Echevarría et al (2002),
así como en González (1993) e INIE (1977), de igual forma, son ilustrativas las
referencias de U-Echevarría (1997b) y Alvarez (1998), así como las de
Rodríguez, J.L. (2011) y Díaz Vázquez (2008).
en dicho lapso y sin lugar a dudas contribuyeran
a tales resultados, por su potencial efecto dinamizador de las
oportunidades de expansión económica y viabilidad, en el esquema de acumulación
ya referido. Lo anterior puede esquematizarse tal y como se muestra en el Esquema
1.
Tabla 5. Producto
Interno Bruto per cápita, tasas de crecimiento anual (1955-1990 para países
seleccionados)
Tasa de
|
Tasa de
|
|||
Paises
|
crecimiento
|
Paises
|
crecimiento
|
|
en %
|
en %
|
|||
Corea
|
5,96
|
Dinamarca
|
2,72
|
|
Taiwan
|
5,81
|
Suecia
|
2,32
|
|
Japón
|
5,71
|
Reino
Unido
|
2,19
|
|
España
|
3,78
|
Suiza
|
2,05
|
|
Finlandia
|
3,29
|
Australia
|
2,01
|
|
CUBA(1)
|
3.20
|
Costa Rica
|
1,65
|
|
Noruega
|
3,13
|
Paraguay
|
1,53
|
|
Francia
|
3,10
|
Chile
|
1,45
|
|
Brasil
|
2,84
|
Argentina
|
0,29
|
|
Bélgica
|
2,81
|
Uruguay
|
0,20
|
(1)
Para el período 1960-1990
Fuente: Tomado de U-Echevarría y Castiñeiras (2007a).
Esquema 1. Etapas
del crecimiento económico hasta 1989
MOMENTOS
|
ETAPAS
|
|||
INTENTOS
DE INDUSTRIALIZACIÓN ACELERADA Y
|
1961-1965
|
Grandes
Cambios
|
1959-1963
|
|
DIVERSIFICACIÓN AGRICOLA
|
Reanimación
Económica
|
1964-1967
|
||
PREPARACIÓN
Y REALIZACIÓN DE LA ZAFRA DE LOS 10
|
1966-1970
|
Zafra
10 millones
|
1968-1970
|
|
MILLONES
|
||||
TRANSICIÓN
|
1970-1975
|
Crecimiento
acelerado
|
1971-1975
|
|
LA
INDUSTRIALIZACIÓN GRADUAL EN EL MARCO DE LA
|
1975-1989
|
Relativa
estabilidad
|
1976-1985
|
|
DIVISIÓN
INTERNACIONAL SOCIALISTA DEL TRABAJO
|
macroeconómica
|
|||
Desaceleración
|
1986-1989
|
|||
Fuente: Elaboración propia.
|
De hecho, hay una
coincidencia aceptable con los estudios econométricos acerca de los ciclos
cortos del PIB en Cuba, realizado por Vidal y Fundora (2004), como puede
apreciarse en la Tabla 6; de igual forma, se recomienda ver el trabajo
de Bahamonde (2004) sobre estos tópicos.
Tabla 6: Fases de
los ciclos cortos estimados para el PIB cubano; 1964 a 1990
Expansión
|
Cima
|
Recesión
|
Fondo
|
1964-1965
|
1965-1967
|
1968-1969
|
1969-1970
|
1971-1974
|
1974-1975
|
1976-1979
|
1979-1980
|
1981-1983
|
1983
|
1984-1986
|
1986-1987
|
1988-1990
|
1990
|
1991-1993
|
1993-1994
|
Fuente: Tomado
de Vidal y Fundora (2004).
En relación con estos temas,
Rogelio Torras (2007) define cinco desajustes46 de la economía cubana hasta nuestros días, tres
de los cuales se enmarcan en la periodización incluida en el Esquema 1,
y cuyas valoraciones y contenidos se corresponden con las que son tomadas como
base y analizadas para cada período en cuestión, el cuarto desajuste
se ajusta a la recesión de los noventa, en todos estos cuatro casos, los mismos
están referidos a situaciones de contracción económica, desaceleración o franca
recesión, éstos son:
PRIMER DESAJUSTE
(1961-1962)
Progresivo conflicto con los intereses norteamericanos, agresiones
militares e inicios del bloqueo, contracción económica.
SEGUNDO DESAJUSTE
(1969-1971)
Zafra de los 10 millones, implementación de un
modelo de gestión, donde lo monetario-financiero carecía de relevancia,
prevalencia del aspecto material, pérdida de los puntos de referencia para la
eficiencia de los procesos productivos y de servicios, incremento de
gratuidades.
TERCER DESAJUSTE
(1986-1990)
Manifestación expresa del agotamiento del modelo
extensivo de crecimiento, desaceleración económica, rectificación de errores de
la etapa anterior.
CUARTO DESAJUSTE
(1990-1994)
Desplome de la capacidad de compra del país,
recrudecimiento del bloqueo, recesión económica.
Ahora bien, hay que tener en
cuenta que, en economía, cualquier intento de delinear límites o períodos
necesariamente asume un carácter sumamente aproximado y subjetivo, y que pueden
diferir de otras consideraciones y periodizaciones realizadas por otros
autores, por lo que tan sólo puede aspirarse a una visión de entorno general47.
Período 1959–1963: Los
grandes cambios
Los primeros años del proceso
revolucionario, concentran la mayor parte de las más radicales transformaciones
en las diferentes esferas de la sociedad: se llevó a cabo un profundo proceso
de Reforma Agraria; se nacionalizaron los monopolios extranjeros y se extendió
la propiedad estatal a la mayoría de los sectores de la economía; se comenzaron
a realizar los primeros planes económicos para la economía nacional. En el
orden social, es de destacar el esfuerzo realizado para eliminar el
analfabetismo, reducir el desempleo y atemperar el costo de la vida, mediante
la suspensión o reducción de alquileres y tarifas.
Como resultado, se verifica
un fuerte proceso de expansión de la propiedad del Estado, proceso que tuvo
diferencias, en muchos casos notables, con respecto a otros países de América
Latina, hay que tomar en cuenta que en Cuba no existía una fuerte burguesía
industrial, que apoyara un proceso de desarrollo independiente; los sectores
burgueses cubanos se establecieron y crecían aprovechando las relaciones
económicas impuestas por los Estados Unidos. Por lo que al iniciarse el proceso
revolucionario y tratarse de eliminar aquellas barreras impuestas al desarrollo
autónomo, inevitablemente se tenía que enfrentar con los propietarios de los
sectores más importantes de la
46 De hecho, tales desajustes constituyen hitos en
medio de una etapa o proceso y se constituyen, aproximadamente, en puntos de
inflexión de los ciclos económicos cortos.
47 Esta síntesis ha sido preparada, en lo
fundamental, tomando en cuenta los elementos básicos incluidos en: González
(1993), Trueba (1993) e INIE (1977).
economía en aquellos momentos, que en su gran
mayoría eran norteamericanos y en menor medida cubanos y de otras
nacionalidades.
Por tanto, son también años
de fuertes enfrentamientos con el gobierno norteamericano y con los sectores de
la burguesía cubana, que se vieron afectados por las reformas del gobierno revolucionario.
La economía, además de recibir agresiones de tipo militar, tuvo que enfrentar
la imposición de un bloqueo económico por parte de los Estados Unidos, que
fuera formalizado de facto en 1962.
El bloqueo significó un
fuerte golpe a la economía, mediante la pérdida del mercado norteamericano para
las exportaciones cubanas y la reducción drástica de las importaciones de todo
tipo de bienes, dicho mercado concentraba más del 80% del intercambio comercial
con la consiguiente interrupción en lo que respecta a la introducción de una
tecnología que había sido dominante en todos los procesos productivos y de
servicios que ejecutaba nuestra economía. Asimismo, los enemigos del proceso
revolucionario promovieron la emigración, sobre todo hacia los Estados Unidos,
de la mayoría de los profesionales cubanos de todas las esferas48.
De tal forma, aunque en los
dos primeros años de gobierno revolucionario se alcanzan importantes resultados
económicos, el período 1961–1963 se caracteriza por cierto estancamiento derivado
de los aspectos antes mencionados. Es importante señalar que en sólo dos años,
1959-1960, tan solo con los cambios realizados en la estructura económica, el
Ingreso Nacional medido a precios corrientes crece un 18,8 % con respecto a
1958. La causa de dicho incremento, como ya fuera mencionado, fue la mejor
utilización de los recursos existentes en el país, que aprovechó las tierras
ociosas y redujo sustancialmente el elevado desempleo causados por el estilo de
desarrollo anterior.
Así, los años de 1961 a 1963
son de inestabilidad económica, causada por las agresiones políticas, militares
y económicas por parte de los sectores que vieron afectados sus intereses con
las medidas revolucionarias, tanto en el orden interno como externo. El
crecimiento del PIB - a precios constantes – fue irregular y con años de claro
estancamiento, como 1961 y 1963 (Tabla 7). El PIB per cápita (a precios
constantes) mostró una tasa de incremento promedio anual de 0,86 % en la etapa
1961–1963, mientras el crecimiento del consumo total era de 2,4%, mostrando los
efectos de las políticas redistributivas del nuevo gobierno.
Tabla 7. Indicadores
seleccionados del período 1961–1963
Crecimiento
|
Producción
|
Tasa de
|
Balanza
|
Crecimiento (%)
|
||
PIB (prec.
|
Azúcar
|
Acumulación
|
Comercial
|
Productividad
|
||
Constantes)
|
(millones Tn.)
|
Neta
|
(millones de
|
del Trabajo en la
|
||
(%)
|
(% del PIB)
|
pesos corrientes)
|
Esfera Productiva
|
|||
1961
|
1,6
|
6,8
|
1,2
|
-12,3
|
-1,71
|
|
1962
|
7,0
|
4,8
|
6,3
|
-237,0
|
2,74
|
|
1963
|
0,2
|
3,8
|
9,8
|
-322,2
|
-0,01
|
|
Fuente: Elaboraciones y estimaciones de los autores a
partir de INIE (1977), Rodríguez, J.L (1990) y Ferrán (1996).
La producción de azúcar, principal renglón del país, si bien alcanzó uno
de los mayores volúmenes de producción con la zafra de 6,8 millones de
toneladas de 1961, se fue reduciendo progresivamente hasta realizar en 1963 la
zafra más pequeña de los 18 años previos a la misma.
La caída del principal
producto de exportación, debido al bloqueo económico que limitó las ventas de
azúcar y la compra de insumos, repercutió en la dinámica económica, efecto que
no fue mayor debido a la ayuda externa. En estos años, el intercambio comercial
se reorientó rápidamente
48
Es importante
precisar que la crisis económica no se llegó a profundizar, debido al
importante apoyo brindado por la entonces Unión Soviética.
hacia los países socialistas, de un 21,8 % en
1960 al 75,9 % ya en 1963 (INIE, 1977). La ayuda de la URSS en esos años fue
determinante para evitar una crisis económica de mayores proporciones, lo que
se puede apreciar en el notable incremento que experimentó el déficit comercial
y la tasa de importaciones al PIB, esta último pasó de 11,4 % en 1960 a 15,8 %
en 1963.
Asimismo, la tasa de acumulación
neta, partiendo de niveles muy bajos, fue creciendo lentamente en el período,
por lo que no se puede apreciar un proceso inversionista de relevancia. El
crecimiento en la tasa de acumulación se lleva a cabo, en buena medida, a
partir del incremento del ahorro externo, o compensación externa, que se
expresa naturalmente en un mayor desequilibrio comercial, como ya fuera
apuntado.
Otra secuela de este período
de grandes cambios y de reorientación en el sector externo, fue la caída de la
productividad del trabajo. Lo cual, hasta cierto punto, puede decirse que
resultó natural, ya que la evolución de este importante coeficiente económico
se vio frenada por la migración de gran parte de los escasos profesionales
cubanos, la inexperiencia de los nuevos administradores revolucionarios, el
corte de las importaciones norteamericanas de bienes de capital, que
perjudicaron la continuidad tecnológica de las diferentes producciones y,
finalmente, porque se experimentó un estancamiento productivo simultáneamente
con una mayor incorporación de trabajadores, en pos de alcanzar, a corto plazo,
el pleno empleo, generando de hecho un importante sub empleo49 de los recursos laborales que finalmente sería
endémico en el país.
Por lo demás, la estrategia
de desarrollo planteada en esos primeros años, consideraba como un objetivo de
importancia vital el alcanzar mayores niveles de crecimiento económico y de
independencia, mediante un impulso acelerado a la industrialización del país,
que sería la base del progreso tecnológico y del sustento futuro de la nación.
Este proceso se llevaría a
cabo, según los correspondientes proyectos, mediante el desarrollo de la
industria pesada, de la diversificación de la agricultura y de un proceso
creciente de sustitución de importaciones; se hizo énfasis en la necesidad de
la sustitución de importaciones en la esfera agrícola, pues el
autoabastecimiento de alimentos era indispensable en la estabilidad e
independencia económica. Para llevar a cabo estos objetivos se contaba con la
expansión y diversificación de las exportaciones y de la ayuda externa, como
fuentes de divisas para aumentar las importaciones de bienes de capital
(Rodríguez, J.L., 1990).
En resumen, estos años pueden
considerarse como de reformas estructurales y de ajuste de la economía ante un
fuerte impacto externo, por lo que el comportamiento global estuvo
caracterizado por la inestabilidad propia de dichos procesos. Los períodos
siguientes estarían marcados por la estrategia de desarrollo económico que
fuera planteada en esta propia etapa.
Período 1964–1967:
Reanimación económica
Esta es una etapa de
expansión productiva de cierta consideración, con algunos indicadores
favorables en cuanto a la calidad del crecimiento, ya que aumenta la
importancia de las fuentes internas. El incremento promedio anual del PIB,
medido a precios constantes, fue de 6,6 % y el del Ingreso per cápita fue de
4,2 % para el período. El consumo total mostró una dinámica similar, al crecer
al 4,1 % (INIE, 1977). El año 1966 representó un retroceso, debido a problemas
coyunturales que afectaron la producción agrícola, así como a limitaciones
externas que deprimieron la producción industrial.
La reanimación en esta etapa,
se debió fundamentalmente a la mayor estabilidad en el sector externo. El país
firmó convenios con los países socialistas, en especial con la URSS, que
establecían mercados y precios seguros para los principales productos de
exportación cubanos.
49 Habría que especificar que, en el país, este
concepto no se corresponde exactamente con el contenido que se le confiere en
general en la teoría económica. Mientras en la teoría el subempleo de los
recursos laborales viene dado por aquellos trabajadores que se ven precisados a
trabajar en jornada reducida o bien por determinados períodos del año, en Cuba
ello está relacionado básicamente con las plantillas infladas, tanto en
fábricas y talleres como en las oficinas de las empresas e instituciones
públicas.
Además,
se recurrió a la mayor utilización de fuentes nacionales, a la expansión de la
producción agrícola y un mayor nivel de productividad del trabajo, lo que se
evidencia en que fue una etapa de crecimiento y de caída en la tasa de
importaciones de 16,6% en 1964 a 14,2% en 1967.
La estrategia de desarrollo
formulada a inicios de esta etapa, estaba encaminada, igualmente, a dar
impulsos importantes a la industrialización. Se planteó el incremento de las
exportaciones como vía más segura de obtener las divisas necesarias para el
desarrollo y el aceleramiento del proceso de sustitución de importaciones, por
la importancia de éste para liberar las escasas divisas hacia la importación de
aquellos bienes de mayor complejidad para su fabricación nacional, como la
mayoría de los bienes de capital. La planificación de la sustitución de
importaciones, destacó la necesidad de comenzar por el sector agropecuario
(Rodríguez, J.L., 1990).
Los dos años de crecimiento
elevado, 1964 y 1967, coinciden con la expansión experimentadas en la industria
azucarera (ver Tabla 8). La producción de azúcar pasa de 3,8 millones de
toneladas en 1963 a 4,5 en 1964; incremento que permitió disminuir ligeramente
el desbalance comercial de ese año. El año 1967 también muestra una elevada
dinámica, que también estuvo acompañada de una reanimación azucarera y de la
disminución del déficit comercial. Es necesario señalar que aunque la URSS
pagaba a 6,11 centavos de dólar la libra, en esos años el precio mundial del
azúcar cae de 8,34 en 1963 a 1,92 en 1967, lo que afectó a parte de los
ingresos por exportaciones y a la balanza comercial.
Tabla 8.
Indicadores seleccionados del período 1964–1967
Crecimiento
|
Producción
|
Tasa de
|
Balanza
|
Crecimiento (%)
|
||
PIB (prec.
|
Azúcar
|
Acumulación
|
Comercial
|
Productividad
|
||
Constantes)
|
(millones Tn.)
|
Neta
|
(millones de
|
del Trabajo en la
|
||
(%)
|
(% del PIB)
|
pesos corrientes)
|
Esfera Productiva
|
|||
1964
|
15,1
|
4,5
|
12,3
|
-304,5
|
14,53
|
|
1965
|
2,8
|
6,2
|
7,7
|
-175,6
|
1,14
|
|
1966
|
-0,9
|
4,5
|
7,4
|
-327,7
|
2,98
|
|
1967
|
10,1
|
6,2
|
8,4
|
-294,1
|
8,23
|
|
Fuente:
Elaboraciones y estimaciones de los autores a partir de INIE (1977),
Rodríguez, J.L (1990) y Ferrán (1996).
En cuanto a la tasa de
acumulación neta, aunque todavía la misma presenta valores relativamente bajos,
amplía las fuentes de origen nacional. Los equipos importados muestran un
descenso en el período 1964–1967, con una tasa de incremento promedio anual de
–0,6%, mientras que las construcciones lo hacen al 14,3%. Las inversiones
fueron dirigidas principalmente hacia la esfera productiva, en especial hacia
el sector agropecuario, en correspondencia con la estrategia en el corto plazo
de fortalecer las bases del desarrollo.
Se destaca que la
productividad del trabajo fue un indicador que mejoró con respecto a la etapa
anterior, (un incremento promedio anual de 6,6%), lo que contribuyó
positivamente a la reanimación que se verifica en este período.
En resumen, este período
puede evaluarse de positivo, pues se logra incrementar la producción
disminuyendo la dependencia externa, por el lado de las importaciones. Sin
embargo, se evidencia que la estructura económica heredada sigue pesando en la
dinámica económica. La estrategia propuesta, fue aprovechar esa característica
de nuestra economía para insertarse en el mercado de los países socialistas y así
obtener las divisas necesarias para el desarrollo de un proceso de
industrialización posterior.
Período 1968–1970: La zafra
de los 10 millones
La característica
predominante de este período, lo es la caída e inestabilidad de la dinámica
económica. El crecimiento económico resultó negativo en los dos primeros años y
como promedio de esta etapa sólo alcanzó un exiguo 1,2 %, y ello debido al
repunte en el último año, condicionado por una zafra azucarera de una
importante magnitud, mientras que el ingreso per cápita lo hizo a un ritmo -0,4
%. La causa de este empeoramiento de la situación se debió a varios factores;
uno de ellos fue la influencia de la zafra de 1970, donde se aspiraba a llegar
a 10 millones de toneladas, lo cual requirió elevados esfuerzos a lo largo de
1968 y 1969, y demandó ingentes recursos que fueron de hecho transferidos desde
otras esferas de la economía, en detrimento de las mismas, así como trastornos
específicos en otros sectores, paralelamente con notables desequilibrios de
tipo financiero.
La decisión de alcanzar un
elevado volumen de producción de azúcar, respondía a la necesidad de obtener
las divisas necesarias, fondos de acumulación, para impulsar el proceso de
industrialización planteado por la estrategia de desarrollo definida en la
etapa anterior; ya se contaba con una importante capacidad productiva y con una
gran experiencia en el proceso azucarero. Además, se preveía la importación de
un elevado número de equipos y maquinarias que posibilitarían un salto en la
productividad de los factores; se esperaba mecanizar el 30% del proceso. Sin
embargo, por diversas dificultades sólo se llegó a un 2,4%, lo que resultó
determinante, entre otros, en el no cumplimiento de la producción planificada
(se llegó a 8,5 millones de toneladas).
Al no contar el sector
azucarero con el grado de mecanización programado, se tuvo que recurrir a la
utilización de fuerza de trabajo, por lo que necesariamente hubo afectaciones
en los otros sectores de la economía, por las masivas movilizaciones a las que
hubo que acudir. Esta afectación no sólo fue en el año 1970, sino desde años
anteriores, ya que prácticamente desde 1965 se estaba preparando dicha zafra.
Por otra parte, en esta etapa
se cometen errores en lo referido a la conducción del proceso económico,
asociados al sistema de gestión implantado, que también ejercen fuerte
influencia en el débil desempeño macroeconómico. Se verifica un debilitamiento
de los controles económicos, desvinculación del salario con la norma, indebida
política de gratuidades, eliminación de la partida doble en la contabilidad,
virtual eliminación de los registros de costos, entre otros elementos, que
repercutieron fuertemente en la caída de la productividad del trabajo. Además,
como rasgo peculiar, tal y como apunta Díaz Vázquez (2008), en medio de este
proceso las funciones del Partido y el Estado se confundieron, fusionándose las
mismas, además, los sindicatos y sus facultades fueron suplidas por el
denominado movimiento de trabajadores de avanzada.
El crecimiento del PIB se
movió conjuntamente con la producción azucarera (ver Tabla 9), lo que
demuestra, a una década del triunfo revolucionario, que la esencia de la
estructura económica no había podido transformarse radicalmente en tan corto
período de tiempo. Asimismo, el deterioro de la productividad del trabajo
también fue decisivo en el ritmo global de la economía y respondió a las
decisiones y métodos erróneos de dirección global y empresarial, que
demostraron la inexperiencia e ingenuidad de la política económica hasta ese
momento; ver las reflexiones correspondientes realizadas en el I Congreso del
PCC (1982), por Fidel Castro.
El crecimiento experimentado
en 1970, refleja principalmente el efecto de la zafra de ese año, pero en
última instancia oculta las desproporciones estructurales que ocasionó la
misma, como la caída de otros importantes sectores y de la tasa de acumulación
neta, así como distorsiones en otras esferas de la sociedad.
De igual forma, aumenta la
dependencia externa, pues la tasa de importaciones pasa de un 14,2% en 1967 a
un 17,7% en 1970. La causa de ello está en la caída de la producción agrícola
no cañera (-7% promedio anual)50, y de la
productividad del trabajo (-4%). Además, hay que señalar
50
Que motivó un aumento
significativo en la importación de alimentos
que el crecimiento del consumo (2,8%) resultó
mayor que el del Ingreso (1,2%). Dado el aumento del coeficiente de
importaciones y la caída de los ingresos por exportaciones; al menos en 1968 y
1969, el déficit comercial alcanzó una magnitud considerable en este período
(INIE, 1977).
Tabla 9. Indicadores
seleccionados del período 1968–1970
Crecimiento
|
Producción
|
Tasa de
|
Balanza
|
Crecimiento (%)
|
||
PIB (prec.
|
Azúcar
|
Acumulación
|
Comercial
|
Productividad
|
||
constantes)
|
(millones Tn.)
|
Neta
|
(millones de
|
del Trabajo en la
|
||
(%)
|
(% del PIB)
|
pesos corrientes)
|
Esfera Productiva
|
|||
1968
|
-4,4
|
5,2
|
7,7
|
-450,9
|
-7,73
|
|
1969
|
-0,7
|
4,5
|
7,7
|
-555,0
|
-10,06
|
|
1970
|
9,1
|
8,5
|
7,4
|
-261,5
|
6,18
|
|
Fuente:
Elaboraciones y estimaciones de los autores a partir de INIE (1977),
Rodríguez, J.L (1990) y Ferrán (1996).
Por otra parte, la tasa de
acumulación neta se reduce, pasando de 8,4 % en 1967 a 7,4 % en 1970. No
obstante, la dinámica experimentada en la importación de equipos fue muy
superior a la etapa anterior, del orden del 16,6 % anual, que se destinaron
fundamentalmente al sector de la construcción; pero dicho sector presentó una
gran caída en este período (-16 % anual), por lo que las mayores importaciones
de equipos no se hacen efectivas desde el punto de vista productivo en estos
años.
Como resumen, el período
1968–1970, caracterizado por la inestabilidad y el pobre desempeño global de la
economía, repercutió de forma determinante en el diseño de las estrategias de
desarrollo posteriores. Se necesitaba un mayor conocimiento de las
posibilidades reales del país, un mejor control de los recursos y aumentar la
eficiencia de los factores productivos.
Período 1971–1975:
Crecimiento acelerado
En estos años se experimenta
una aceleración del crecimiento económico, la cual tuvo su origen en varios
factores. Principalmente, se implementaron transformaciones determinantes en el
sistema de dirección de la economía planificada, se fortalecieron las
relaciones económicas externas con los países socialistas y prevaleció una
coyuntura mundial favorable, que repercutió en el mejoramiento de los términos
de intercambio.
A lo largo de esta etapa, de
hecho se establecen los cimientos para institucionalizar las formas de poder
revolucionario, la experiencia de los Poderes Populares en Matanzas es un
ejemplo, así como la introducción de mecanismos y métodos para dar un carácter
sistémico a la gestión y funcionamiento de la economía.
En el ámbito interno, se
adoptó un conjunto de medidas que respondían a los problemas que se habían
manifestado en los años anteriores: se restituye la vinculación de los ingresos
de los trabajadores con los resultados económicos y el pago de horas extras; se
restable el sistema de controles económicos; y se da una mayor participación de
los trabajadores en los problemas de la producción. De otra parte, se instituye
el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, entre otras medidas que
fortalecían el diseño y la conducción de la política económica, de acuerdo con
el condicionante socio-político de la época.
En cuanto al sector externo,
Cuba logra trascendentes acuerdos con los países socialistas. En 1972 se firma
con la URSS un acuerdo de intercambio comercial y de créditos para el
desarrollo; por esa época el país también ingresa al CAME. Paralelamente, la
economía mundial se encuentra en expansión por esos años y el precio del azúcar
en el mercado mundial se eleva de 3,68 centavos de dólar la libra en 1970 a
20,37 en 1975; además, el precio que Cuba recibía de la URSS también se
incrementó a un ritmo semejante.
La combinación de los factores anteriores posibilitaron una reanimación
del crecimiento, pero más sobre la base de una mayor efectividad en la
utilización de los recursos existentes hasta entonces y de factores externos
transitorios, que fueron favorables, que por un proceso de desarrollo interno
de las capacidades y de transformaciones estructurales (ver Tabla 10).
Tabla 10.
Indicadores seleccionados del período 1971– 1975
Crecimiento
|
Producción
|
Tasa de
|
Balanza
|
Crecimiento (%)
|
||
PIB (prec.
|
Azúcar
|
Acumulación
|
Comercial
|
Productividad
|
||
constantes)
|
(millones Tn.)
|
Neta
|
(millones de
|
del Trabajo en la
|
||
(%)
|
(% del PIB)
|
pesos corrientes)
|
Esfera Productiva
|
|||
1971
|
4,0
|
5,9
|
6,2
|
-525,4
|
4,07
|
|
1972
|
8,6
|
4,3
|
3,2
|
-418,9
|
5,56
|
|
1973
|
12,1
|
5,3
|
12,1
|
-309,6
|
7,44
|
|
1974
|
9,4
|
5,9
|
15,5
|
10,6
|
7,46
|
|
1975
|
8,7
|
6,3
|
20,8
|
-160,9
|
6,83
|
Fuente: Elaboraciones
y estimaciones de los autores a partir de INIE (1977), Rodríguez, J.L (1990) y
Ferrán (1996).
El crecimiento promedio anual
del Ingreso de este período fue de 8,5%, mientras que el ingreso per cápita
tuvo una dinámica del 6,7% y el consumo global de 6,6%.
La relativa estabilidad de la
industria azucarera, con niveles en expansión y con mayores precios a partir de
1973, contribuyó a que la economía presentara un comportamiento favorable. Las
exportaciones de mercancías (valoradas a precios corrientes) tuvieron una
fuerte expansión (23% anual), apoyadas por la mejoría en los precios. Otros
sectores también apoyaron este resultado, como las construcciones, que
mostraron un ritmo promedio anual de 26,3%.
También se verifica un
constante crecimiento de la productividad del trabajo, que responde a las
medidas tomadas en el sistema de dirección y en el diseño del modelo de
gestión, así como al mayor grado de capitalización, aunque es necesario señalar
que es en 1973 cuando se llega a superar el nivel de 1967.
Como resultado relevante,
está el sostenido incremento que experimenta la tasa de acumulación neta, que
alcanza el 20,8 % en 1975, después de haber sido solamente de 7,4% en 1970. La
participación en la inversión bruta de la esfera de los servicios, como salud y
educación, se hace mayor.
Un atributo especial de este
período, y que se iría acentuando en los años subsiguientes, es el
significativo aumento que va tomando la tasa de importaciones al PIB, es decir,
el coeficiente importado de la economía nacional, ya que pasa de 17,7% en 1970
a 29,7% en 1975. No obstante, el desequilibrio comercial mejora sustancialmente
al final de estos años, pero apoyado más en el efecto precios que en un aumento
real de la producción exportable (INIE, 1977). La mayor tasa de importaciones
se debió al inicio de un importante esfuerzo inversionista, que se reflejó en
el excepcional crecimiento que mostró la importación de bienes de capital
(equipos); casi 36% anual desde 1973 a 1975, así como a la expansión del sector
exportador.
Período 1976–1985:
Estabilidad macroeconómica
Las condiciones creadas hasta 1975, posibilitaron situar la
industrialización del país como objetivo central de la estrategia de
desarrollo, sin que ello significara un desarrollo unilateral de la industria y
el descuido del resto de los sectores. En esencia, se planteaba a la industria
como eslabón fundamental en la reproducción económica.
Hasta 1980, la tarea
principal de la industrialización consistió en crear la base interna necesaria
para el desarrollo sistemático de las fuerzas productivas, abastecer de equipos
y materiales a la propia industria, a la agricultura y a la ganadería, elevar
los recursos exportables, sustituir importaciones y producir artículos de
amplio consumo de la población.
Desde los inicios de los años ochenta, se enfatizó en el desarrollo de
las exportaciones y en la sustitución de importaciones, básicamente del área
capitalista, tomando en cuenta la existencia de factores externos de carácter
desfavorable, como la situación financiera con los países correspondientes, que
desembocó en 1982 en el proceso de renegociación de la deuda con dicha área, y
por el grave deterioro de los precios de los bienes de exportación nacionales
hacia la misma.
En este contexto, un elemento
fundamental en el logro de estos propósitos lo era el continuado ascenso de los
lazos económicos con los países del CAME, que a partir del año 1972 adquirieron
un carácter sobresaliente, pues trascendían los vínculos comerciales o de
cooperación y se convertían en vínculos integracionistas (ver Rodríguez J.L,
2011), lo que suponía la definición de una especialización internacional en los
marcos de dicha agrupación.
A partir de estos vínculos, que
permitían contrarrestar y minorar los efectos del bloqueo norteamericano para
el desarrollo económico del país, la estrategia del desarrollo se concebía con
un fuerte basamento en la colaboración externa, asentada en un modelo que
propiciaba la eliminación de los elementos de inequidad imperantes, en los
mercados internacionales, en las relaciones entre países con diferente nivel de
desarrollo.
Sin embargo, pese a las
nuevas condiciones, en esta etapa el crecimiento económico fue más lento que en
el período precedente (ver Tabla 11), sobre lo que incidieron factores
externos y otros de índole interna, aunque todavía mostraba elevados ritmos; el
PIB, a precios constantes, se incrementa como promedio anual a un ritmo de 6,0%
en el período 76-85, contrastando con el 8,5% alcanzado en los años 1971-1975.
El crecimiento del ingreso per cápita también experimentó un comportamiento
favorable, del orden del 5,2% como promedio anual.
Tabla 11. Indicadores
seleccionados del período 1976–1985
Crecimiento
|
Producción
|
Tasa de
|
Balanza
|
Crecimiento (%)
|
||
PIB (prec.
|
Azúcar
|
Acumulación
|
Comercial
|
Productividad
|
||
Constantes)
|
(millones Tn.)
|
Neta
|
(millones de
|
del Trabajo en la
|
||
(%)
|
(% del PIB)
|
Pesos corrientes)
|
Esfera Productiva
|
|||
1976
|
5,5
|
6,2
|
20,41
|
-487,4
|
4,01
|
|
1977
|
8,3
|
6,5
|
20,12
|
-543,2
|
5,51
|
|
1978
|
7,8
|
7,4
|
17,30
|
-133,7
|
4,42
|
|
1979
|
2,0
|
8,0
|
15,06
|
-188,3
|
1,31
|
|
1980
|
-3,0
|
6,7
|
17,12
|
-660,3
|
-1,89
|
|
1981
|
18,4
|
7,4
|
19,12
|
-890,2
|
17,23
|
|
1982
|
5,3
|
8,2
|
14,64
|
-597,4
|
3,86
|
|
1983
|
5,9
|
7,1
|
16,11
|
-687,2
|
2,40
|
|
1984
|
7,3
|
8,2
|
18,67
|
-1751,0
|
3,89
|
|
1985
|
3,8
|
8,0
|
19,34
|
-2043,5
|
3,24
|
|
Fuente: Rodríguez, J.L (1990); y estimaciones de los
autores a partir de Ferrán (1996) CEE (1989) y ONE (1998).
La producción azucarera
alcanzaría elevados niveles, lo que respondía a la especialización que le
correspondiera a Cuba en el sistema de integración económica del CAME. Desde
1981 a 1985, la producción de azúcar como regularidad no fue inferior a los 7
millones de toneladas o muy cercana a este valor. Como en otros períodos, se
destacó la importancia que tenía este sector para la obtención de recursos, es
decir divisas, que se destinarían al proceso de industrialización. No obstante,
como se señalará, no se aprovecharon al máximo las capacidades instaladas y no
se llegaron a materializar los esfuerzos para diversificar la actividad
económica y las exportaciones, y consecuentemente tampoco los mercados.
Significativo resultó el esfuerzo inversionista, que tuvo un carácter
sostenido en estos años. El comportamiento positivo que mostró la productividad
del trabajo se debió en buena parte a la mejor dotación de capital. La tasa de acumulación neta
se mantuvo elevada en todo el período, solamente con disminuciones en los años
1982 y 1983, debido a la situación creada por la crisis internacional de la
Deuda Externa. Por otra parte, la participación del ahorro externo en el
proceso de acumulación se incrementó hacia el final de este período, lo que se
puede apreciar de cierta forma en el porcentaje del déficit comercial al PIB:
4,5 % en 1976 a 11,3 % en 1985.
Un rasgo sumamente
representativo de esta etapa lo es, sin lugar a dudas, el aumento que va
tomando la tasa de importaciones de bienes, pues va de 30 % en 1976 a 42 % en
1985. Ello respondía a dos factores. En primer lugar, la tasa de exportaciones
se hizo mayor en esta etapa como consecuencia de pertenecer a un proceso de
integración y en segundo término, el incremento del ahorro externo para el
proceso de desarrollo.
Ahora bien, existieron
algunos factores que en cierta medida frenaron el mayor avance económico
durante estos años. Entre los factores exógenos citados por J.L Rodríguez
(1990), se encuentran:
·
Deterioro de los términos de intercambio (ver Figura
6) y, sobre todo, la caída de los precios del azúcar en el mercado mundial51.
·
Aparición de diferentes plagas que afectaron
gravemente la producción agropecuaria como la roya de la caña, el moho azul de
tabaco y la fiebre porcina.
En cuanto a los factores
internos que incidieron en un desempeño por debajo de lo esperado, en
particular sobre el proceso de industrialización, se reconocen diversas
insuficiencias (Figueras, 1994), entre las pueden citarse las siguientes:
· Insuficiente
crecimiento de exportaciones industriales. Las exportaciones industriales
tradicionales (azúcar, minerales y tabaco) crecen a un ritmo inferior que la
producción industrial.
· La
industria química, estructuralmente de las más importantes, presenta menor
dinámica que otras producciones industriales.
· Ejecución
ineficiente del proceso inversionista industrial.
· Tendencia
a la construcción de grandes empresas con el propósito de aprovechar supuestas
economías de escala, pero éstas al final no resultan eficientes.
· Aprovechamiento
de capacidades instaladas por debajo de lo esperado.
· Elevado
consumo energético de la industria.
(51)El precio del azúcar en el mercado mundial cayó
de 20,37 centavos/libra en 1975 a 11,51 en 1976 y a 4,05 en 1985. La dinámica
de este precio era importante para la economía cubana debido a la necesidad de
importaciones específicas del área capitalista (Rodríguez, J.L., 1990).
Insuficiente
cooperación entre las empresas; condicionada por la naturaleza del sistema
de gestión económica.
La pertenencia al CAME tuvo
también, en este período, su reflejo tanto en la estructura organizativa de la
economía como en el sistema de gestión. La existencia de mecanismos de
coordinación de planes en el ámbito gubernamental, definía a priori y
supeditaba en gran medida la actuación de las empresas. Si bien era cierto que
el modelo protegía a la economía de los vaivenes de la coyuntura capitalista,
también aislaba al país de las condiciones de competencia internacional y de la
consiguiente exigencia de eficiencia económica, calidad, innovación y demás.
La combinación de todos estos
elementos estructurales y de eficiencia conduciría, como se mencionó, a una
pérdida de vitalidad del modelo de crecimiento económico, que se haría evidente
en la segunda mitad de la década de los ochenta, así como al incremento del
déficit en la balanza comercial externa y en la cuenta corriente.
Período 1985–1989: Desaceleración
A mediados de la década de
los ochenta, comienzan a manifestarse síntomas de agotamiento del modelo
sustentado en el uso extensivo de los factores, que había propiciado el
apreciable crecimiento económico hasta ese momento, en el año 1985 el crecimiento
del PIB es apenas del 3,8%, en tanto que en todo este periodo éste fue apenas
del 0,5%. Entre estos síntomas pueden señalarse: la caída sistemática en el
rendimiento de los fondos básicos; la insuficiente respuesta en exportaciones;
así como la baja eficiencia del proceso inversionista; y un crecimiento del
consumo personal (1,1%), mayor al del Ingreso.
Por otra parte, los
resultados de las negociaciones de la Coordinación de Planes para el período,
es decir, para el quinquenio 1986-90, en sentido general evidenciaron también
un estancamiento relativo de los suministros a los niveles de 1985, en
renglones muy importantes, así como un cierto endurecimiento de las condiciones
favorables que hasta entonces habían prevalecido en las relaciones con los
países del CAME; todo ello condicionado por la inercia que venían
experimentando las economías socialistas europeas, durante un prolongado
período, que llegó en dichos años a ser insostenible.
Como consecuencia, la
economía cubana comienza a desacelerarse (ver Tabla 12), dada su alta
dependencia de los factores externos para su desarrollo. El primer resultado
fue la caída de las exportaciones de bienes y servicios en 1,2 % anualmente.
Como elemento explicativo de la escasa dinámica de las exportaciones, está el
hecho de que en 1989 la participación de los productos de la industria
azucarera en el total de las exportaciones de bienes era del 73,2 %, sólo 7,4 %
por debajo del correspondiente a 1958, en tanto que la estructura exportadora
se mantenía muy similar a la que existía 30 años atrás. Mientras, en el mundo
habían ocurrido fenómenos excepcionales de expansión productiva, basándose en
la exportación de productos cada vez más complejos.
Se verifica, además, una
disminución de los niveles de importaciones; sólo en 1989 se logra superar el
valor alcanzado en 1985. No obstante, la tasa de importaciones alcanza en esta
etapa los mayores niveles de toda la etapa revolucionaria, 42,3 % en 1989, demostrando
la elevada especialización y dependencia a la que se había llegado hasta
aquellos momentos.
En cuanto a la tasa de
acumulación neta, la misma cae durante estos años, alrededor de 5% con respecto
a 1985. Ello ocurre pese a que el ahorro externo, con respecto al PIB, se
mantuvo elevado; el déficit comercial y de servicios se sitúa por encima del
10% del Ingreso. En consecuencia, el descenso del ahorro interno fue el que
condujo a la menor expansión inversionista. El insuficiente ahorro interno es
consecuencia de la interrelación de algunas variables claves: estancamiento
productivo, aumento del consumo personal y caída de la productividad del
trabajo.
Tabla 12. Indicadores
seleccionados del período 1986–1989
Crecimiento
|
Producción
|
Tasa de
|
Balanza
|
Crecimiento (%)
|
||
PIB (prec.
|
Azúcar
|
Acumulación
|
Comercial
|
Productividad
|
||
Constantes)
|
(millones Tn.)
|
Neta
|
(millones de
|
Del trabajo en la
|
||
(%)
|
(% del PIB)
|
Pesos corrientes)
|
Esfera Productiva
|
|||
1986
|
0,1
|
7,3
|
13,49
|
-2274,6
|
-3,55
|
|
1987
|
-2,4
|
7,1
|
10,30
|
-2181,5
|
-4,95
|
|
1988
|
3,7
|
7,4
|
11,15
|
-2090,5
|
-1,66
|
|
1989
|
0,7
|
8,1
|
12,85
|
-2739,9
|
-3,24
|
|
Fuente: Estimaciones y
elaboraciones de los autores a partir de CEE (1989), Rodríguez, J.L (1990),
Ferrán (1996), ONE (1998) y CEPAL (1999).
De tal forma, son dos los
factores determinantes del bajo crecimiento económico. Primero, las
restricciones impuestas por la estructura productiva y funcional de la economía
a una expansión acelerada de las exportaciones y una mayor sustitución de
importaciones, ya que el proceso de integración en que se insertaba la economía
retardaba la transformación productiva. Segundo, el debilitamiento de la
eficiencia del sistema económico, pues no se explica que con todo el proceso
inversionista de los períodos anteriores y con la gran acumulación de capital
humano, el crecimiento global y de la productividad del trabajo se desacelere.
Existían, sin duda, considerables fuerzas económicas subutilizadas52.
Paralelamente, se unieron elementos
de desviaciones y descontrol en las esferas empresarial y laboral, cuyas
expresiones fundamentales fueron la elevación de precios para lograr una
rentabilidad artificial, el pago de salarios que no se correspondían con el
trabajo realizado y el otorgamiento de primas injustificadas. Estos aspectos
negativos, eran consecuencia de errores en la aplicación de la política
económica adoptada desde 1975 y de la propia insuficiencia e inconsistencia de
los mecanismos correspondientes.
Como señalaran Alvarez (1998)
y U-Echevarría (1997b), dado el peligroso rumbo de los acontecimientos
económicos, se pone en práctica un conjunto de medidas para rectificar estas
tendencias, lo cual coincide, por lo demás, con un agravamiento de la situación
externa, tanto por los referidos resultados del proceso de negociación con los
países socialistas, como por la situación financiera en moneda libremente
convertible, lo que había conducido a un estancamiento e incluso cierta
contracción de la base material de la economía53. A pesar de esta adversa situación, se
mantuvieron las inversiones para el desarrollo, los programas sociales y la
ocupación.
En materia de política
económica, los cambios incorporados a partir de 1986 incluían un conjunto de
acciones como: priorizar las terminaciones de obras iniciadas, mejorar la
organización general del proceso inversionista, elevar los volúmenes de
inversiones destinados a respaldar el programa de desarrollo social, el turismo54, la biotecnología y el programa alimentario,
muy en particular las obras hidráulicas y los sistemas de riego. Al mismo
tiempo, se adoptaron nuevas formas organizativas del trabajo, como los
“contingentes” en la construcción; en la esfera agropecuaria se implantaron
nuevas formas de retribución, para vincular el pago con los resultados finales
de la actividad.
En el ámbito relacionado con
el sector externo, comienza el impulso a la inversión extranjera, con las
primeras negociaciones en la esfera del turismo y asociado a ello se da inicio
a nuevas
52
Ver al respecto Ludwall
(1999).
53
Un análisis
más detallado puede encontrarse en Alvarez (1991).
54 En particular, el turismo se convertiría,
posteriormente, al desencadenarse la crisis de los noventa, en el sector de
mayor dinamismo de la economía cubana, contribuyendo de forma relevante,
paralelamente con su aporte directo a la cuenta corriente, al proceso
sustitutivo de importaciones y consecuentemente a la recuperación de la esfera
manufacturera y de servicios del país.
formas
organizativas empresariales (conocidas como “corporaciones”) y algunos esquemas
restringidos de financiamiento en divisas, con el objetivo de flexibilizar la
gestión externa.
2.3. Dimensión social de las transformaciones económicas55
2.3.1.
Consideraciones generales
En el caso de Cuba,
independientemente de la valoración que se realice con respecto al proceso
económico seguido en los años de referencia, el bienestar de la población en
términos promedio se acrecentaría, tal como se pudo constatar en el epígrafe
anterior. Si se considera la evolución de la tasa de mortalidad infantil,
medida que resume no sólo el nivel sanitario sino también el nivel
socio-económico del conjunto de la sociedad, o la esperanza de vida al nacer,
como indicadores de la calidad de vida, Cuba presenta avances significativos.
Por lo que es imposible, bajo condiciones socialistas, el abordar los temas
económicos sin dejar de delinear aquellos derivados de la aplicación de una
Política Social consistentes con dichos propósitos.
Aquí resulta un hecho
peculiar, en relación con el tema en cuanto a que si el crecimiento económico
debe anteceder al desarrollo social o viceversa, al respecto, la política
cubana se ha fundamentado en adelantar éste último como condición necesaria
para el desarrollo, en su complementación con el crecimiento, puesto que
finalmente, como fuera señalado en su momento y es reconocido en sentido
general, la política social, principalmente en el corto plazo, también tiene un
efecto activo sobre el desarrollo económico, de mediano y largo plazo, en
particular en los componentes relacionados con lo que se ha denominado capital
humano.
Sin embargo, lo fundamental
es que son las condiciones puntuales de cada momento las que deben determinar
en cuales de los componentes, lo económico o lo social, hacer mayor énfasis
(Ferriol y González, 1995). En otras palabras, todo depende de las
circunstancias específicas de cada momento, es decir, tal precepto no puede
constituir un principio absoluto, tal como de hecho había prevalecido.
Así, los principales efectos
de la política social sobre el desarrollo económico, al decir de Ferriol y
González (1995), pueden resumirse como:
·
Al mejorar las capacidades humanas, posibilita
la existencia de un factor de producción de características superiores.
·
El descenso de las tasas de crecimiento
demográfico y los cambios en la estructura poblacional a favor de las edades
activas, resultan favorables al crecimiento económico.
·
La distribución de los ingresos propicia la
conformación de estructuras productivas más favorables.
·
El desarrollo de sectores sociales como la
educación, la salud y ciencia, crea posibilidades mayores para el aumento de la
actividad económica, por vía de lograr inserción en la división internacional
del trabajo actual.
·
Diseños adecuados de la política social pueden
propiciar el logro de mejores proporciones macroeconómicas56.
En este sentido, se ha
hablado de “capital humano”57 desde
mediados del siglo pasado refiriéndose a la fuerza y al conocimiento de las
personas. Proporcionar recursos a la educación se concibe, por lo tanto, como
“inversión en capital humano”. De la misma manera, y a partir de los años
noventa, “capital social” ha estado en el centro de la atención y es utilizado con
muy variados significados. No obstante, el significado básico es que los
contactos sociales, las redes sociales y
55
Este epígrafe ha sido
elaborado en lo fundamental a partir de U-Echevarría y Castiñeiras (2007b)
56
Aquí los
autores subrayarían el concepto de diseños adecuados.
57 Concepto que fuera esbozado por Theodore Schultz
(1961 y 1960), economista estadounidense y premio Novel de economía 1979, y
Gary Becker (1983), economista estadounidense y premio Novel de economía en
1992.
las normas de ayuda mutua, son un recurso
importante, tanto para el individuo como para la sociedad. Es un recurso
utilizable y en el cual se puede invertir, un recurso en situaciones de emergencia
y de pobreza y un recurso tanto para la carrera privada como para el desarrollo
económico, lo cual no ha sido plenamente interiorizado en la práctica cotidiana
de nuestro país.
En particular, en los últimos
tiempos y a la par de rechazar la óptica estrecha e ideológicamente equivocada
que el enfoque liberal le adjudicó a estos conceptos, el tema del capital
humano ha resurgido con fuerza en el quehacer académico y político
internacional, en particular en Cuba, sobre la base de la diversidad de relaciones
que se establecen entre la educación y el desarrollo y en el marco de la
llamada sociedad del conocimiento.
Hoy en día se acepta que no
es un bien transable, ya que los conocimientos o habilidades están incorporados
o forman parte del ser humano. Sin embargo, los individuos no siempre controlan
las vías y etapas por las cuales adquieren tales conocimientos o habilidades.
Hasta tanto los individuos no son adultos e interiorizan el proceso de decisión
sobre la inversión en capital humano, las decisiones en este sentido son
realizadas por los padres, maestros e instituciones sociales. No obstante, en
la etapa adulta este proceso también depende de las inversiones pasadas, del
medioambiente social, de las influencias de sus contemporáneos y del contexto
institucional y social en el cual viven y que le da forma a la adquisición de
capital humano, tanto en tipo como en monto.
Ahora bien, es necesario tener en cuenta, además de los conocimientos
adquiridos, aquellos que los individuos aportan en su trabajo y a la actividad
económica y social. Las actitudes para el trabajo en grupo, el entusiasmo, la
motivación, y la apertura a las nuevas ideas no son menos importantes que las
capacidades cognoscitivas, pues el capital humano debe tener un impacto sobre la
actividad económica y social.
En cuanto al capital
social58, aunque
ya en 1916 aparece la utilización de este término, es a partir de 1985 que se
reincorpora a las ciencias sociales; y a finales de los años noventa del pasado
siglo es que se produce un amplio debate acerca de su definición y sus bondades
como instrumento de política social, especialmente dirigido a disminuir la
pobreza.
Una de las dificultades para
estudiar el capital social, es que aún no existe un consenso sobre su
definición. La diversidad de definiciones aportadas sitúa el capital social en
tres dimensiones. Estas son:
·
Capacidad. Se entiende el capital social como la
capacidad efectiva de movilizar productivamente y en beneficio del conjunto,
los recursos asociativos que radican en las redes sociales a las que tienen
acceso los miembros de un grupo social.
·
Redes e infraestructura sociales. Se identifica
el capital social con las normas, relaciones e instituciones que posibilitan la
cooperación en el seno de un grupo o comunidad.
·
Resultados. Capital social se asume como los
beneficios finales a nivel de grupo social o de la sociedad en su conjunto, que
personifican una nueva cualidad de funcionamiento. Tal es el caso de la
solidaridad, el orden público, entre otros.
Uno de las aproximaciones más
interesante y completa, es la que define el capital social como los elementos
sociales, sicológicos y emocionales que contribuyen a una acción colectiva
mutuamente beneficiosa. Sostiene que una concepción del capital social que lo
ubique sólo en el plano individual, es decir, de los beneficios que pueden
obtener los individuos, como son los derivados de las redes sociales, no
contribuye a su utilización en las políticas contra la pobreza, pues esos
beneficios pueden no contribuir a los cambios en las relaciones económicas,
sociales y políticas que impliquen una verdadera trasformación, por ello,
propone el uso del concepto para el ámbito colectivo.
58 Desde la sociología, este término proviene de
una analogía con el de capital económico, como variable que mide la
colaboración social entre diferentes grupos de un colectivo humano y el uso
individual de las oportunidades surgidas a partir de ello. De todas formas, su
escasa fijación en la literatura social y económica hace que sea un tanto difícil
de establecer un consenso.
2.3.2.
Antecedentes para Cuba: un resumen
Como resultado de diversas circunstancias, históricas y políticas, la
experiencia cubana en los temas de política social ha sido sui generis
en el continente americano.
Un aspecto de especial relevancia lo es el hecho que, como fuera
reiterado con anterioridad, la Revolución Cubana estableció como principio la
estrecha relación entre la base económica y los efectos sociales. De tal forma,
se concibió el proceso de desarrollo a partir del tratamiento simultáneo de los
problemas económicos y sociales, como partes inherentes del mismo.
En relación con lo cual, hay algunos hechos que conviene puntualizar,
por su relevancia en la comprensión de las características de la política
social cubana a lo largo de todos estos años y principalmente a inicios del
presente siglo.
·
Las características económicas y la precariedad
social existente en 1959, determinaron las primeras medidas adoptadas por el
gobierno revolucionario al tomar el poder político. El programa esbozado por
Fidel Castro en su alegato de defensa por los hechos relacionados con el ataque
al Cuartel Moncada en 1953, conocido como La Historia me Absolverá,
determinó las acciones iniciales y ha estado presente recurrentemente59.
·
El diferendo histórico con los Estados Unidos,
vigente hasta la actualidad y cuya expresión extrema lo es el bloqueo económico
presente a lo largo de los cincuenta años que abarca este estudio y su
recrudecimiento posterior en la década de los noventa
·
La desaparición del campo socialista, ocurrida a
finales de los años ochenta, la crisis económica experimentada en el país a
inicios de los años noventa y las importantes transformaciones que incorporaría
la reforma económica desplegada, para reinsertar a Cuba en la arena
internacional y en una senda de crecimiento y desarrollo. Conjunto de factores
que ha impactado con fuerza a la sociedad cubana y en particular a la política
social.
2.3.3.
Esbozo general de la política social cubana
La política social, dadas las
condicionantes ya referidas en el contenido anterior, fue concebida diversa en sus
objetivos, al incorporar el mejoramiento de las condiciones de vida y de
bienestar material, paralelamente con el incremento de la equidad, así como la
transformación de los valores, los comportamientos y las relaciones sociales,
en busca de dar consistencia adecuada al capital social.
En este plano, como ha sido reiterado, la experiencia cubana se ha
caracterizado por situar el desarrollo del hombre en el centro de sus
propósitos, por desplegar un camino propio, en ocasiones inédito, y por obtener
resultados sociales palpables y reconocidos.
Así, una lección muy importante que ofrece el caso cubano, es la certeza
de cuánto se puede hacer con pocos recursos, por lo que en tal sentido
constituye un ejemplo para la comunidad internacional. Ello ha sido posible, en
última instancia, por el compromiso de las autoridades con el desarrollo
integral de la población. De tal forma, el capital humano y la práctica de la
solidaridad internacional se conciben como dos pilares que impulsan el
desarrollo económico y social del país.
El hecho real es que Cuba se situaría, en esta esfera, en la avanzada
del desarrollo social de la región latinoamericana y caribeña y del mundo en
desarrollo en general, aun cuando ha estado sometida a un bloqueo económico y
agresiones permanentes por parte de los Estados Unidos.
En particular, la educación, la salud y el empleo han sido tres ejes
priorizados en la política social durante todos estos años. Especialmente, se
aplicó la estrategia de utilizar la educación como pivote
59 En dicho documento, se resumían los problemas
fundamentales que debían resolverse en el país en: El problema de la tierra,
el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema
del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del
pueblo, he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran
encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con las conquistas de las
libertades públicas y la democracia política.
para el avance en el resto de las esferas
sociales, pues los conocimientos adquiridos posibilitan la incorporación de la
población como agentes activos de los restantes proyectos sociales, es decir,
uno de los componentes básicos del denominado capital humano, como ya fuera
apuntado.
A ello se adiciona el efecto que tiene la elevación de la escolaridad y
la calificación sobre: la dinámica poblacional y su composición por edades; su
influencia en términos de una mayor incorporación de las mujeres al empleo y en
la situación económica de los hogares; así como el impacto de la educación
sobre el modo de vida que se elige.
También, debe resaltarse el
papel estratégico otorgado a la equidad en la política social cubana, entendida
no sólo como que la totalidad de la población tenga iguales oportunidades de
acceso a la satisfacción de necesidades, sino también en el sentido de brindar
mayores oportunidades a grupos sociales que, por su situación históricamente
condicionada, pudieran encontrarse en una posición desventajosa que les
imposibilitara aprovechar las oportunidades existentes. Más aún, el propósito
de alcanzar homogeneidad en la sociedad fue un objetivo central hasta la década
de los años ochenta del pasado siglo, aunque los excesos en este sentido llevaron
a confundir estos conceptos con un igualitarismo a ultranza, que influyó
negativamente, en no pocas ocasiones, en los resultados económicos en términos
de eficiencia.
Así, la relevancia otorgada a
la equidad se tradujo en un modelo social que adjudica un papel relativamente
menor a los ingresos monetarios en el acceso al bienestar y, consecuentemente,
un papel mayor al acceso universal y no pago a los servicios de salud,
educación y seguridad social; universalidad que en dichos servicios fue aplicada
como condición necesaria. En fin, han sido características generalizadas de la
política social cubana su carácter universal, de hecho gratuito y planificado.
Paralelamente, se incluyeron
medidas de redistribución del ingreso con un tratamiento preferencial hacia la
mujer, los niños, ancianos y la población de zonas rurales, con el propósito de
que la relativa desigualdad social resultante se mantuviera dentro de límites
considerados admisibles para la sociedad.
Otra característica de la política social cubana, que en una perspectiva
histórica no se puede obviar, es que la misma se ha concebido de forma
integrada con la política económica, como de hecho fuera abordado en el
contenido anterior. Por consiguiente, el proceso de desarrollo en todo momento
ha sido diseñado a partir de un tratamiento simultáneo de los problemas
económicos y sociales, bajo la ya referida concepción de que si bien el
crecimiento económico es condición necesaria para el desarrollo, no es
suficiente.
De tal forma, a partir de
1959 ha sido una práctica permanente la conciliación de objetivos y metas
económicas y sociales en los distintos momentos de la evolución económica del
país. Ese tratamiento integrado, posibilitó una aplicación más consciente y
coherente de las conocidas relaciones positivas entre
educación-empleo-crecimiento económico, salud-alimentación-productividad del
trabajo, entre otras, aunque no siempre resultaron consistentes con la realidad
objetiva de cada etapa.
También, la decisión de priorizar el desarrollo social respecto al
económico se asume como un elemental acto de justicia ciudadana. En Cuba, se
promovió que todo ciudadano tiene el derecho a una vida digna en
correspondencia con el nivel de desarrollo alcanzado por la sociedad y, por
tanto, debe disfrutar de todos los derechos económicos y sociales en un entorno
de equidad, a fin de desarrollar al máximo las capacidades que se poseen,
incrementar su autoestima y acceder a niveles superiores de bienestar. Por
consiguiente, la política cubana incorpora la promoción de la solidaridad como
un rasgo central de la sociedad, en especial en coyunturas económicas
difíciles.
Acorde con los principios
antes enunciados, desde los años sesenta hubo de situarse el pleno empleo como
objetivo básico y, por tanto, el Estado asumía la misión de crear los empleos
necesarios60. No
obstante, dadas las limitaciones de carácter financiero una buena parte del
60 Se incluyó en la política de empleo, conciliar
la oferta de mano de obra con su demanda por actividades económicas y territorios,
utilizando la planificación como regulador de la eficiencia del uso de la
fuerza de trabajo y la coordinación de
cumplimiento
de tan loable objetivo, se llevó a cabo con un desmedido incremento del
subempleo, aspecto que fuera abordado oportunamente.
En esencia, las modificaciones en la política económica durante 1986 y
1987 se encaminaron a eliminar las deformaciones más evidentes; a partir de
1988, se dirigieron a modificar el sistema de dirección, buscando mecanismos
para una gestión económica y social más eficiente. Este proceso se caracterizó
por discusiones amplias y masivas con las empresas y por llevar a cabo
consultas populares para los cambios más trascendentes.
Finalmente, si bien es cierta la existencia de determinadas
ineficiencias en el funcionamiento y desempeño económico, que agravarían el
efecto de los eventos de la economía internacional, debe puntualizarse que
durante este período las políticas orientadas hacia el desarrollo social se
mantuvieron y desarrollaron, con impactos sumamente positivos, que pueden
sintetizarse tal y como sigue, entre los años 1958 y 198961:
·
La tasa de natalidad desciende sistemáticamente
durante todos los años; de 27,3 por mil habitantes pasó a 17,6.
·
La mortalidad infantil en menores de 1 año bajó
de entre 40-60 por mil a 7,2.
·
La esperanza de vida al nacer ascendió de 65 a
74,5 años.
·
La escolarización de 6 a 14 años se elevó de 50%
a 97,7%.
·
La tasa de mortalidad materna por 100 mil
nacidos vivos descendió de 115,5 a 29,2.
Los resultados en el ámbito social, como los que exhibieron las esferas
de educación y salud, representaron avances extraordinarios en materia de
desarrollo. Si bien el crecimiento del Ingreso actúa como fuerza para resolver
los problemas sociales, también es cierto que la mejor calidad en los
indicadores de bienestar refuerza el crecimiento potencial de la economía.
Para Cuba en particular, la considerable acumulación de capital humano
que se realizara a lo largo del tiempo, se convierte en una de las capacidades
económicas de la nación para el futuro desarrollo económico y para la
transformación de la estructura económica, a fin de insertarse en una senda de
expansión altamente dinámica y estable (ver las valoraciones que acerca de estos
aspectos realiza Lucas, 1988).
Continuará
Continuará