El abandono en el que se sumió durante años a la Empresa Láctea de Villa Clara, muy diferente a la atención brindada a las zonas oriental y occidental del país, fue lo que provocó la actual situación por la que atraviesa la entidad desde el punto de vista tecnológico y económico, además del costo moral que ha representado
Las condiciones del laboratorio no son las idóneas para garantizar la calidad del proceso productivo. Foto: Freddy Pérez Cabrera
VILLA CLARA.–Una confesión expresada al Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, por el veterano Manuel Aldo Álvarez del Real, en la que le decía que la leche no llegaba con la calidad ni en la cantidad necesaria, vino a confirmar lo observado por el mandatario durante su visita del día anterior al Complejo Lácteo de Santa Clara.
Allí el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros corroboró, luego de escuchar el informe presentado por el director y recorrer parte de la entidad, lo que para todos era evidente: la falta de visión y de coherencia en la planificación por parte del Ministerio de la Industria Alimentaria, que desatendió a esta provincia, sin tener en cuenta su importancia estratégica y el sostenido crecimiento de la producción lechera aquí.
En ese sentido, resultaba difícil de entender cómo un territorio que era capaz de producir unos 46 millones de litros de leche cada año –la segunda del país–, y entregar a diario más de 180 000 litros para su procesamiento, no contara con una industria potente, capaz de asimilar esos volúmenes y procesarlos en bien de la población y de la economía que tanto lo necesitaban.
Ese abandono en el que se sumió durante años a la Empresa Láctea de Villa Clara, muy diferente a la atención brindada a las zonas oriental y occidental del país, fue lo que provocó la actual situación por la que atraviesa la entidad desde el punto de vista tecnológico y económico, además del costo moral que ha representado.
Equipos rotos o deteriorados, salideros por doquier, paredes sin pintar, éxodo de fuerza de trabajo calificada, bajos salarios, problemas con la capacidad de frío y de procesamiento de la materia prima, además de una situación compleja con la transportación, resultan algunos de los dilemas a enfrentar para cambiar la cara de esa importante industria.
Demasiados salideros en la entidad santaclareña debido al calamitoso estado tecnológico de la entidad. Foto: Freddy Pérez Cabrera
LA LECHE QUE DA LA VACA…
Bárbaro Monteagudo Fernández, vicepresidente del Consejo de la Administración que atiende la industria láctea en Villa Clara, es testigo excepcional de los avatares por los que ha transitado ese sector en la provincia y de las veces que la dirección del Partido y el Gobierno alertaron al Ministerio de la Industria Alimentaria de la necesidad de revertir la crítica situación por la que atravesaba el acopio, procesamiento y distribución de la producción lechera.
«Han sido meses y años de mucho estrés para los trabajadores de la entidad; para los que tenemos la obligación de responder por esa actividad, quienes fuimos rebasados por las dificultades; y fundamentalmente para el pueblo, que se ha visto imposibilitado de recibir mayor cantidad de yogur, helado, queso y otros productos derivados de la leche», asegura el directivo.
Hubo días en los que se produjeron cortes masivos de leche, donde se perdieron cerca de 30 000 litros, debido a problemas con la capacidad de frío, la llegada tardía de los carros acopiadores motivado por las largas distancias a recorrer u otras razones, expone Monteagudo, quien añade que ese no es un problema resuelto porque todavía se dilapidan en cada jornada un promedio de 5 000 litros por diversas causas.
Asimismo, debido a la imposibilidad de procesar toda la leche acopiada, –la capacidad del lácteo de Santa Clara es de 45 000 litros y recibe en estos momentos más de 180 000 debido al cierre de las pasteurizadoras de Placetas y Sagua la Grande– ha sido necesario durante años enviar leche o masa para fabricar queso hacia provincias tan lejanas como Artemisa, La Habana, Matanzas y Cienfuegos, situación calificada con justeza por el Presidente cubano como una «barbaridad», atendiendo al elevado costo económico que genera, si se tiene en cuenta que cada camión consume un promedio de 500 litros de diésel por viaje, además de lo que significa para el salario de los trabajadores y otros indicadores que deteriora, señala el directivo.
Un asunto bien complejo, según Bárbaro Monteagudo, es el de las máquinas llenadoras de bolsas de leche, las que por su excesivo uso y explotación, además de factores humanos relacionados con la calidad del operario que la maneja, propicia que en un turno puedan romperse entre 500 y 700 bolsas, generando pérdidas y atrasos en la producción.
Otra situación comprometedora es la poca capacidad de frío de la industria, que ha provocado en algunos momentos el deterioro de productos como las cuajadas, que es la masa extraída de la leche para fabricar con posterioridad el queso, como sucedió en la pasteurizadora de Sagua la Grande, explica Monteagudo Fernández.
De igual manera, menciona los problemas que han tenido por la reducida capacidad para almacenar el suero extraído a la leche, lo que provoca que al llenarse los tanques habilitados para tal fin haya que paralizar todo el proceso, hasta tanto no sea retirado el líquido por las entidades que lo emplean como alimento animal, entre ellas la Empresa Porcina y AzCuba.
Cada tonelada de queso genera 7 000 litros de suero, explica el vicepresidente, quien añade que la situación se ha complejizado en los últimos meses ante la parada obligatoria de las plantas lácteas de los municipios de Placetas y de Sagua la Grande, aquejadas de similares problemas que la industria santaclareña.
Entre las peores secuelas del deterioro tecnológico de la Empresa Láctea de Villa Clara, figura también la inestabilidad en la producción del yogur suministrado a los niños de entre siete y 13 años, el cual es empleado además para la merienda escolar, al igual que la elaboración de helado y queso, cuyas líneas de fabricación resultan muy obsoletas.
Respecto a la diversificación de la producción, Alexander Vázquez Abrahantes, director de la Empresa Láctea del territorio, asegura que es casi nula, al no tener tecnología para producir mantequilla u otros tipos de queso, yogur o leche, entre otros surtidos que pudieran ayudar a satisfacer la demanda de la población y a la recuperación económica de la entidad, que actualmente opera con pérdidas superiores a los tres millones de pesos.
Otro lastre de la empresa villaclareña es la imposibilidad de vincularse al impetuoso desarrollo turístico de la cayería norte del territorio, debido a la baja calidad de los productos más demandados por el turismo, en especial el yogur y el queso, alimentos que, al igual que otra amplia gama de productos, no cuentan con el registro sanitario requerido.
En cuanto a las condiciones del laboratorio encargado de certificar la calidad de la leche y el resto de las elaboraciones, Mayelín Fariñas Bravo, analista del lugar, expresó que carecen de equipos para el correcto análisis físico-químico de las entregas, además de tener afectada la climatización del sitio, un requisito de entidades como esa, situación que la obliga a realizar la misma prueba varias veces.
Por su parte, Agustín Jiménez León, un obrero con 34 años en la empresa, reconoce el mal estado de la mayoría de los equipos, motivado por el lógico desgaste tecnológico y la falta de mantenimiento, lo que provoca salideros de frío, vapor y hasta leche, sin contar la escasa motivación de los trabajadores por los salarios bajos.
De igual manera, Miguel Hurtado López, empleado en la limpieza de equipos y el ajuste de las añejas tuberías, reconoce el gran deterioro tecnológico de la planta y la magnitud de las pérdidas producidas en el proceso, sentimiento también experimentado por Vladimir Castillo, el jefe de brigada del área de producción de queso, quien expresa con dolor: «Nos han dejado medio solos».
A pesar de la tensa situación, allí también hay muchas personas valiosas, como Isbel Casamayor Palacios, mecánico de mantenimiento y presidente de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores del centro (ANIR), quien no escatima tiempo ni esfuerzo para buscar solución a los muchos problemas que aquejan al lácteo de Villa Clara. «Si esto funciona aún, es por nosotros», dice con orgullo.
La desmotivación de los trabajadores de la Empresa Láctea también era evidente, según Agustín Jiménez León. Foto: Freddy Pérez Cabrera
UN RAYO DE LUZ EN MEDIO DE LA NOCHE
No todo es desgracia en el lácteo villaclareño, dice esperanzado Alexander Vázquez Abrahantes, director de la empresa, quien para corroborarlo, ejemplifica con las numerosas acciones que han tenido lugar en las unidades empresariales de base de Placetas y Sagua la Grande, donde comienza a cambiar el rostro feo de la adversidad.
En el caso de la Pasteurizadora de Sagua la Grande, entidad obligada a paralizar su accionar en el mes de julio del año en curso motivado por roturas en las calderas, en estos momentos pone en marcha un nuevo compresor y un condensador, inversión que posibilitará activar las líneas de producción de yogur de soya y natural, además del queso, según el directivo, quien dijo asimismo que también se reiniciará en breve el procesamiento de la leche y el helado.
Otras acciones acometidas en el lácteo de la Villa del Undoso han sido la reparación del sitio donde se produce el helado y de su cubierta, así como las calderas, el suavizador y la nevera del área de procesamiento del queso,
además de la rehabilitación de otras áreas, según Vázquez Abrahantes.
Respecto al pasteurizador, problema arrastrado durante años, ya cuentan con uno nuevo, quedando pendiente las máquinas de llenado que continúan siendo un problema en los tres municipios, aclaró Alexander, quien dijo que en ese caso no solo resulta un problema tecnológico, pues también inciden la errática manipulación de los hombres y su baja calificación técnica.
Acerca de la pasteurizadora de Placetas, donde se lleva a cabo la mayor inversión, Vázquez Abrahantes explicó que allí tiene lugar un complejo proceso dada la envergadura del deterioro tecnológico y de infraestructura que presentaba la instalación, lo que hizo necesario el montaje de un condensador, dos compresores de frío, la reparación de los bancos de hielo, una caldera y el acoplamiento de un nuevo pasteurizador.
Asimismo, quedaron instaladas una descremadora y las neveras, y se trabaja en el aumento de la capacidad productiva del queso, además de repararse la línea de yogur, entre otras acciones comprendidas en la reparación capital de la entidad, la que debe quedar lista para el venidero 30 de septiembre.
Las dificultades con el transporte afectan el acopio de la leche. Foto: Freddy Pérez Cabrera
LA HORA DEL LÁCTEO DE SANTA CLARA
Tan seria como la justa crítica realizada por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al Ministerio de la Industria Alimentaria, ha sido la respuesta de ese organismo para la solución a los urgentes problemas que presenta la Empresa Láctea de Villa Clara.
A las pocas horas de concluir la visita ya un equipo de especialistas del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria que dirige la producción láctea, comenzó a trabajar en una estrategia coherente que permitiera revertir la crítica situación en el plazo más breve posible, según reconoció el Licenciado Sergio Silva Sotolongo, jefe del Grupo Lácteo de la División Agroalimentaria.
«Lo primero fue reconocer que erramos en varias decisiones y no tuvimos en cuenta a tiempo el desarrollo lechero de Villa Clara, cuya producción sobrepasó las expectativas y las capacidades instaladas en la provincia para su acopio, procesamiento y distribución», expone Silva.
A partir de entonces, nos hemos reunido con la dirección de la empresa y de la provincia con el objetivo de elaborar un diagnóstico exacto de las necesidades de equipamiento tecnológico y diseñar las líneas de proyectos para la inversión civil, además de ajustar la cooperación entre las entidades del territorio que van a colaborar en su reanimación, explica el funcionario.
En el programa planteado se establece trabajar con prioridad en la formación del capital humano, incluyendo la aplicación de un sistema de pago que mejore el salario medio de la entidad; en el mantenimiento e inversiones, priorizando la estabilidad de las líneas o máquinas de llenado de productos, además de laborar en la inocuidad de la producción.
La estrategia incluye también la solución a los problemas del transporte, la producción de helado y de yogur de soya, así como la diversificación de las producciones, incluyendo el montaje de líneas para la fabricación de mantequilla y el empleo del suero como alimento humano, aseguró Sergio Silva.
El programa previsto, que prioriza a la pasteurizadora de Santa Clara, la cual será paralizada de manera paulatina al concluir la rehabilitación de las de Placetas y Sagua la Grande, incluye asimismo la adquisición del equipamiento tecnológico, cuya mayor parte debe ser importada a fin de garantizar el incremento de las capacidades productivas, aspecto que será objeto de control sistemático por parte del Grupo y las autoridades de la provincia, expuso el directivo.
CERO TOLERANCIA AL DELITO
- Lógica consecuencia del quebranto tecnológico y de los indicadores económicos en el lácteo de Villa Clara, ha sido el deterioro de algunos valores que han facilitado el incremento del delito en esa entidad, motivado también por la inestabilidad en la política de cuadros y la fluctuación de la fuerza de trabajo calificada, situación en vías de solución tras la entrada de Alexander Vázquez Abrahantes, a la dirección de la empresa.
- Por diversas razones, en los dos últimos años han sido sancionados allí 189 trabajadores con la separación definitiva de la entidad o medidas de amonestación pública o privada; además de 16 directivos, a quienes se les aplicó la democión del cargo o una amonestación.
- Asimismo, fruto del accionar de la Fiscalía Provincial de Villa Clara, en verificación fiscal efectuada durante el año 2017 a dicha empresa, se detectaron 30 violaciones de la legalidad, así como sus causas y condiciones, dentro de las que destacan irregularidades en la rotación de las materias primas, en la distribución de la leche y en los análisis de las pérdidas, lo que provocó una afectación económica superior al millón de pesos.
- Como parte de la acción de control se detectaron presuntos hechos delictivos, los que se investigan en estos momentos.