Cuidado con los hombres que nunca admiten haberse equivocado.
Por Paul Krugman
Columnista de opinión
4 de mayo de 2020
¿Yo equivocado? Crédito Pfft ... Erin Schaff / The New York Times
"Tienes 15 personas, y las 15 dentro de un par de días estarán cerca de cero".
No es tan grave como la gripe común.
Vamos a tener 50,000 o 60,000 muertes, y eso es genial.
OK, podemos tener más de 100,000 muertes, pero estamos haciendo un gran trabajo y deberíamos reabrir la economía.
A veces escuchas a la gente decir que Donald Trump y sus secuaces minimizan los peligros de Covid-19, y que este error de juicio ayuda a explicar por qué su respuesta política ha sido tan desastrosamente inadecuada. Pero esta declaración, si bien es cierta, pierde aspectos cruciales de lo que está sucediendo.
Para Trump y la compañía no cometieron un error único. Minimizaron enormemente la pandemia y sus peligros en cada paso del camino, semana tras semana durante un período de meses. Y todavía lo están haciendo.
Ahora, todos hacen malas predicciones; Dios sabe que tengo. Pero cuando sigues haciendo las cosas mal, y especialmente cuando sigues haciendo las cosas mal en la misma dirección, se supone que debes reflexionar un poco y aprender de tus errores. ¿Por qué me equivoqué? ¿Me rendí al razonamiento motivado, creyendo que lo que quería era verdad en lugar de seguir la lógica y la evidencia?
Sin embargo, para involucrarse en tal autorreflexión, debe estar dispuesto a admitir que se equivocó en primer lugar.
Todos sabemos que el propio Trump es incapaz de hacer tal admisión. En un momento de crisis, Estados Unidos está liderado por un hombre llorón e infantil cuyo ego es demasiado frágil para permitirle reconocer que alguna vez cometió algún tipo de error. Y se ha rodeado de personas que comparten su falta de carácter.
¿Pero de dónde vienen estas personas? Lo que me ha sorprendido, a medida que continúan surgiendo detalles de la debacle del coronavirus de Trump, es que no estaba recibiendo malos consejos de figuras oscuras y marginales cuyo único reclamo de fama fue su exitosa sicofancía. Por el contrario, las personas que le decían lo que quería escuchar eran, en general, pilares del establecimiento conservador con largas carreras anteriores a Trump.
El sábado, The Washington Post informó que a fines de marzo, Trump no estaba contento con los modelos epidemiológicos que sugerían un número de muertos de más de 100,000, lo que, por cierto, ahora parece muy probable. Entonces, la Casa Blanca creó su propio equipo dirigido por Kevin Hassett, a quien The Post describe como "un ex presidente del Consejo de Asesores Económicos de Trump sin experiencia en enfermedades infecciosas". Y este equipo produjo un análisis que los asistentes de Trump interpretaron como una cifra de muertes mucho menor.
Lo que The Post no dijo fue que, aparte de no tener antecedentes en epidemiología, Hassett tiene un historial interesante como economista.
Primero atrajo la atención generalizada como coautor de un libro de 1999 que afirmaba que las existencias estaban muy infravaloradas y que el Dow debería ser de 36,000 (que serían alrededor de 55,000 hoy, ajustando por la inflación). Rápidamente se hizo evidente que había errores conceptuales importantes en ese libro; pero Hassett nunca admitió el error.
A mediados de la década de 2000, Hassett negó que hubiera una burbuja inmobiliaria, lo que sugiere que solo los liberales creían que la había.
En 2010, Hassett formó parte de un grupo de economistas y expertos conservadores que advirtieron en una carta abierta que los esfuerzos de la Reserva Federal para rescatar la economía conducirían a la degradación de la moneda y la inflación. Cuatro años después, Bloomberg News trató de llegar a los firmantes para preguntar por qué esa inflación nunca se materializó; nadie estaba dispuesto a admitir que se había equivocado.
Finalmente, Hassett prometió que la reducción de impuestos de Trump en 2017 conduciría a un gran impulso en la inversión empresarial; no fue así, pero él insistió en que sí.
Se podría pensar que un economista pagaría una multa profesional por este tipo de historial, no solo por hacer malas predicciones, lo que todos hacen, sino por equivocarse en cada momento importante y negarse a admitir o aprender de los errores.
Pero no: Hassett sigue siendo, como dije, un pilar del establecimiento conservador moderno, y Trump lo llamó experto en epidemiología, un campo en el que no tiene antecedentes.
Y Hassett ni siquiera es excepcionalmente malo. A diferencia de, digamos, Stephen Moore, a quien Trump intentó poner en la Junta de la Reserva Federal, él no tiene, por lo que sé, un historial de simplemente haber equivocado los números básicos y los hechos.
La moraleja de esta historia, argumentaria, es que los observadores que intentan comprender la letal y mala respuesta de Estados Unidos al coronavirus se centran demasiado en los defectos personales de Trump, y no lo suficiente en el carácter del partido que dirige.
Sí, la inseguridad de Trump lo lleva a rechazar la experiencia, escuchar solo a las personas que le dicen lo que lo hace sentir bien y se niegan a reconocer el error. Pero el desdén por los expertos, la preferencia por los leales incompetentes y la incapacidad de aprender de la experiencia son procedimientos operativos estándar para todo el G.O.P.
El narcisismo y el solipsismo de Trump son especialmente flagrantes, incluso extravagantes. Pero él no es un caso atípico; es más una culminación de la tendencia a largo plazo de la derecha estadounidense hacia la degradación intelectual. Y esa degradación, más que el carácter de Trump, es lo que está llevando a un gran número de muertes innecesarias.
The Times se compromete a publicar una diversidad de cartas al editor. Nos gustaría saber qué piensa sobre este o cualquiera de nuestros artículos. Aquí hay algunos consejos. Y aquí está nuestro correo electrónico: letters@nytimes.com.
Siga la sección de opinión del New York Times en Facebook, Twitter (@NYTopinion) e Instagram.
Paul Krugman ha sido columnista de opinión desde 2000 y también es profesor distinguido en el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Ganó el Premio Nobel de Ciencias Económicas 2008 por su trabajo en comercio internacional y geografía económica. @PaulKrugman
Sancti Spíritus, 5 may (ACN) La Empresa de Laboratorios Biofarmacéuticos (LABIOFAM) Sancti Spíritus está inmersa en el desarrollo de paquetes tecnológicos que han incrementado el rendimiento agrícola en la producción arrocera.
El ingeniero Armando Marrero Pérez, especialista de bioproductos agrícolas en la entidad espirituana de LABIOFAM, dijo a la Agencia Cubana de Noticias que estos paquetes se están aplicando desde el año 2018 en la Empresa Agroindustrial de Granos Sur de El Jíbaro.
De acuerdo con el experto, esa alternativa complementa los insumos químicos de importación que muchas veces se dificultan por sus altos costos en el mercado mundial.
Estos paquetes agroecológicos, agregó Marrero Pérez, cuentan con unos 10 productos biológicos como biofertilizantes, agroestimulantes y bioplaguicidas que ayudan, también, a mejorar la calidad del grano a partir de su contenido de minerales, por lo que inciden positivamente en la salud humana.
Orlando Linares Morell, director general de Sur de El Jíbaro, manifestó que esos ingredientes biológicos comenzaron a usarse en su entidad, junto con otros productos de esa naturaleza de diferentes institutos de investigación de Cuba, en el 2018; y desde entonces los rendimientos se han incrementado en unas mil toneladas por hectárea.
Antes, acotó el directivo, obteníamos unas cuatro toneladas por hectárea, y actualmente sobrepasan las cinco toneladas en la mayoría de nuestros suelos.
Mónica Mohedano Rivas, directora de Investigación y Desarrollo de LABIOFAM en Sancti Spíritus, afirmó que los mencionados paquetes contribuyen, además, a contrarrestar las plagas y enfermedades en el cultivo del arroz.
Sistemáticamente, acentuó, estamos buscando alternativas para desarrollar la producción de alimentos en la agricultura, en aras de suplir la demanda de la población en varios renglones agrícolas.
Tenemos varias líneas de investigación y proyectos, algunos de estos últimos en coordinación con la Universidad de Sancti Spíritus José Martí, con el objetivo de dar respuesta a las exigencias de estos momentos, sobre todo a las impuestas por el bloqueo de Estados Unidos contra nuestro país, recalcó Mohedano Rivas.
Aseguró finalmente que LABIOFAM continúa sus esfuerzos para cumplir el encargo social de garantizar medicamentos de uso veterinario, producir bioproductos para la agricultura y facilitar el manejo ambiental.
Estremecida también por el nuevo coronavirus, la mayor de las Antillas implementa medidas emergentes para garantizar la siembra, cosecha, acopio y distribución de los productos agropecuarios. A pesar de las tensiones económicas, los campesinos plantan bandera en canteros y surcos, mientras multiplican las prácticas agroecológicas. El Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional ya comenzó a dar sus primeros pasos, a la par que se replantean las bases de una agricultura convencional en extremo maniatada a las importaciones. Acatar lo dispuesto es, en las actuales condiciones, un imperativo social
Foto: PASTOR BATISTA
Por JESSICA CASTRO BURUNATE, PASTOR BATISTA y DELIA REYES GARCÍA
Dice Pablo Frías Hernández que nació “debajo de una vaca, en un rancho de yagua, allá por el poblado de Jarahueca”. Aunque fue por tres décadas militar de profesión, al retirarse no lo pensó mucho para sumarse al programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar (AUSF). Este espirituano, al que la sangre campesina le salta en las venas, lleva ya casi veinte años al frente de un organopónico en el capitalino municipio de Playa, justo en 146 y 45. Lechugas, acelgas, zanahorias, son ahora el plato fuerte en la cosecha y en las ofertas a la población.
Para ilustrar sus lauros, Frías comenta con orgullo que fueron los primeros del país, y los únicos en La Habana, en obtener la Quinta Corona, la más alta distinción que entrega la dirección nacional de la AUSF. “Ahora, ante el nuevo coronavirus, hay que producir, redoblar esfuerzos, pero también cumplir las medidas sanitarias, por eso dejamos trabajando a los más jóvenes, y el resto está cumpliendo con el aislamiento social en sus casas”.
Una de las ventajas que tienen, asegura, es que ellos mismos producen la semilla para las siembras y también los abonos orgánicos. Incluso, en 5a y 44, donde está el otro organopónico que se le subordina, cuentan con un pequeño Centro de Reproducción de Entomófagos y Endomopatógenos (CREE) para combatir las plagas y enfermedades en los cultivos.
Cero canteros vacíos
La Habana, al igual que otras provincias, está llamada a hacer un uso más eficiente de la tierra. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
Para la doctora en Ciencias Agrícolas, Elizabeth Peña Turruellas, al frente de la dirección de la AUSF en el Ministerio de la Agricultura (Minag), es una fortaleza contar con este movimiento que cubre alrededor de la mitad de las tierras cultivables del país en las distintas modalidades (urbana, suburbana y familiar); y es capaz de autoabastecerse de los insumos necesarios para la producción.
En las condiciones actuales, “estamos exigiendo cero canteros vacíos, para eso hay que trabajar todo el tiempo, hoy se cosecha uno, y mañana debe quedar sembrado. El rendimiento que se debe alcanzar por cada metro cuadrado es de 15 kilogramos, el equivalente a 150 toneladas de alimentos por hectáreas, lo que produce la agricultura convencional en cultivos protegidos con fertilizantes y plaguicidas importados. Esa es la ventaja que tiene la AUSF, no utiliza productos de importación”.
Peña Turruellas explica que este tipo de agricultura gestiona 21 subprogramas, entre otros: hortalizas y condimentos frescos, semillas, abonos orgánicos; medios biológicos en los CREE, con 199 en todo el país; minindustrias, sobre todo en las zonas suburbanas, y frutales en más de un centenar de fincas.
A estos se suman el de café, “que ahora lo estamos rescatando, por eso gestionamos la semilla para responder al llamado de producir las 8 000 toneladas que se importan para el consumo interno”. A su juicio, en Cuba se puede alcanzar la soberanía alimentaria en el café, el maíz, las hortalizas, los frutales, el arroz y las viandas.
“Con el subprograma de ganado menor –agrega– tenemos un gran compromiso porque hay que llegar a los cinco kilogramos de proteína animal per cápita mensuales, como parte de la estrategia de autoabastecimiento local. Pero el único lugar del país donde se logra una cantidad aproximada es en el consejo popular La Sierpe, en Sancti Spíritus, que alcanza dos de esos cinco kilogramos.
El país precisa sustituir las 8 000 toneladas de café que se importan. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
“Hoy este subprograma es uno de los que más trabajo nos está dando, porque antes de tener los animales, hay que pensar con qué se van a alimentar. No se puede seguir pensando en importar los piensos. Por eso, en cada municipio estamos estimulando que cada productor tenga un área de alimento animal, con las plantas proteicas y forrajeras, para garantizar la carne de cerdo, de conejo, ovino-caprino y la producción de huevos. La falta de sostenibilidad que han tenido las producciones de carne y leche en nuestro país está asociada a esa mentalidad importadora”.
Distintivos dentro de este movimiento también pueden citarse el subprograma de capacitación in situ, y la filosofía que lo sustenta de “aprender haciendo”; así como el de plantas medicinales que garantiza la materia prima para la salud pública.
A diferencia de otras provincias donde hay extensiones de tierras dedicadas a la agricultura convencional, La Habana es atípica, pues se gestiona desde la AUSF. “Esto nos permite hacer un uso más intensivo y eficiente de la tierra”, explica Ailín Cairo del Cristo, subdelegada general de la Agricultura en la provincia.
Los municipios capitalinos son atendidos por cuatro empresas: Agropecuaria Bacuranao, con La Habana el Este, Guanabacoa y Regla; Agropecuaria Habana, Cotorro y San Miguel del Padrón; Agropecuaria Forestal, Arroyo Naranjo, y todas las unidades silvícolas de la capital; y Agropecuaria Metropolitana, la más grande de todas, pues incluye Boyeros, La Lisa, Playa, Marianao, y las localidades más urbanas como Diez de Octubre, Centro Habana, Cerro, La Habana Vieja y Plaza de la Revolución. Todas estas entidades se subordinan a las Organizaciones Superiores de Dirección (OSDE); mientras que el programa de la AUSF es atendido metodológicamente por la dirección respectiva del Minag.
Bajo la dirección de estas empresas en la urbe metropolitana hay 88 Cooperativas de Créditos y Servicio (CCS); 24 Unidades Básicas de Producción Campesina (UBPC), y 34 Unidades Empresariales de Base (UEB).
“El compromiso en la capital es dedicar el 70 por ciento de las áreas a las hortalizas, para abastecer todos los días 1 599 centros de la salud pública y la educación. Esta es una agricultura de pequeña escala, que nace en el barrio, con el barrio y para el barrio, esa fue su concepción fundacional”, precisa Cairo del Cristo.
Los trabajadores del organopónico en el capitalino municipio de Playa multiplican esfuerzos para incrementar las ofertas a la población. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
Por la densidad poblacional de la capital, con más de dos millones de habitantes, otras provincias como Artemisa y Mayabeque tributan al abastecimiento territorial con volúmenes significativos. También desde otros territorios se calza la alimentación de la urbe.
“Pero, en La Habana todavía quedan tierras ociosas, parcelas familiares sin sembrar. Si se hiciera un uso más eficiente de las áreas, pudieran aportar mucho más”, valora la directora de la AUSF.
A su juicio, de manera general en el país, “si fuésemos más disciplinados en el manejo de la tecnología para cada uno de los cultivos, tuviéramos más eficiencia productiva. Eso es una realidad. Pero todavía somos chapuceros en la agricultura, por decirlo bruscamente”.
En Pinar del Río, precisa Ortelio Rodríguez Peregurría, uno de los subdelegados en la Delegación Provincial, “se trabaja muy fuerte en la recuperación de la agricultura urbana, sobre todo para rescatar el cultivo de los 10 metros cuadrados por habitantes. Es una tarea que se está enfrentando por todas las cooperativas, y avanza, solamente nos faltaba por completar el municipio cabecera con una decena de hectáreas.
“Tenemos la fortaleza de que las empresas de tabaco tienen túneles que se utilizan para producir posturas, y cuando termina la campaña, los ponemos todos en función de la producción de hortalizas de hojas. Andamos bien, cumplimos con los 15 kilogramos por metro cuadrado que establece el movimiento de la AUSF”, precisa el también ingeniero agrónomo.
En el país, hay alrededor de mil productores en el movimiento de la agroecología que desarrollan todas sus prácticas bajo esos principios. Y están en camino de lograr esa categoría alrededor de 20 000 campesinos, sostiene Rafael Ramón Santiesteban Pozo, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). “Pero creo que en el desarrollo agropecuario no se puede negar ni el uso de la agroecología y los productos naturales, ni tampoco el uso de otros productos que son químicos, por las condiciones que tienen los suelos cubanos”.
Regar o no regar
Los dolores de cabeza de Pablo Frías Hernández con el sistema de riego lo tienen a punto de estallar en La Habana. Por la extensión del organopónico que dirige es imposible pensar en regar los canteros a mano. Pero la solución a sus cuitas no parece estar a la vuelta de la esquina.
Después de 30 años de explotación, los sistemas de riego de la AUSF requieren una atención diferenciada, pues los organopónicos son “máquinas de producir comida”. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
Así lo reconoce la directora de la AUSF del Minag. “El subprograma de hortalizas y condimentos frescos abarca la modalidad de organopónico, huerto intensivo, parcela tecnificada y el organopónico semi-protegido. Entre todos, hoy tenemos 7 320 hectáreas en producción, pero la mitad de esas áreas están afectadas por roturas de los sistemas de riego, que ya llevan tres décadas de explotación y muchos no han recibido mantenimientos, ni partes o piezas para reponerlos.
“La industria nacional, por problemas objetivos como la falta de financiamiento necesario para adquirir materias primas, no ha podido dar respuesta a estas demandas. Los sistemas nuevos que han entrado son gracias a algún proyecto de colaboración”.
En Pinar del Río, incluso, reconocieron autoridades de la Agricultura, ese por ciento puede ser mayor, porque hace tiempo no se atienden esos sistemas. Aunque la AUSF logra autoabastecerse de los insumos que requiere para producir, hay necesidades tecnológicas que siguen quedando a la buena voluntad de organizaciones y gobiernos foráneos que la financian.
Es llamativo que dentro del plan de inversiones del Minag que se aprobó para este 2020, y fue ratificado en medio de la epidemia precisamente por la importancia estratégica de este sector para el país, aun reconociendo la falta de respaldo financiero que tienen muchas de estas inversiones, ninguna de las aprobadas vaya dirigida a la AUSF.
Luis Enrique Díaz Burón, director de Inversiones y Desarrollo del Minag argumenta: “el año anterior se ejecutaron solo 217 000 pesos, por no tener respaldo financiero. Ahora hay fondos que se gestionan con la Agencia Francesa para el Desarrollo, que van a impactar en la agricultura, de los cuales están previstos unos cinco millones de euros para fortalecer la AUSF, y se podrán poner de manera operativa en el plan 2020”.
Doy más, ¿y tú?
Ante las adversidades de la naturaleza Román Almelo Brito no se desanima. “Soy más terco que un potro cerrero. Por eso cuando las lluvias de finales del año pasado inundaron el campo, me remangué el pantalón, porque el agua y el fango daban a las rodillas, y salvé lo que pude del tomate, el frijol y la calabaza que tenía sembrados”. Ya vendrán mejores tiempos, pensó entonces. “Pero que va mi’ja, nada de eso, esto de la pandemia es peor que una guerra mundial, porque no sabes dónde está el enemigo”, afirma con cierto recelo el sexagenario. Cuenta Almelo que era miembro de la cooperativa Epifanio Rojas, pero hace unos meses “me brinqué para la CCS Máximo Gómez”, que tributa sus producciones a la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco San Luis, una de las mejores de la provincia.
“Ahora hay que sembrar más, de todo lo que se pueda, no dejar un cachito de tierra vacío, ese coronavirus, no sé por qué, le da más hambre a la gente. Por eso tengo maíz, arroz, calabaza, plátano y pepino; menos el plátano que tarda más, cada vez que recojo un cultivo ya tengo la semilla para el otro”, detalla el campesino.
Para Rafael Ramón Santiesteban Pozo, presidente de la ANAP, se han dado pasos de avances en la contratación tanto individual como colectiva con las bases campesinas, y existe una mayor correspondencia con los programas de autoabastecimiento territorial, de sustitución de importaciones y del incremento de las exportaciones.
El extra de los guajiros
En territorio avileño los productores le extraen el zumo a la tierra. (Foto: PASTOR BATISTA).
Con el propósito de buscar niveles superiores de producción en el agro, durante los últimos días representantes de la ANAP y del Minag en Ciego de Ávila, han estado visitando, finca por finca, a unos 7 000 campesinos de los diez municipios de la provincia, para buscar un extra productivo y alimentario, decisivo para responder a las necesidades de la población.
Ese contacto directo, por tanto, no solo tiene como propósito meditar en torno a la necesidad de cumplir el compromiso de entrega pactado para el presente año, sino también, y sobre todo, valorar la posibilidad de un aporte complementario, superior.
Tal y como enfatiza Rubén Antonio Gutiérrez Macías, miembro del Buró Provincial de la organización que agrupa al campesinado cubano, entre las indicaciones inmediatas está estimular la siembra de cultivos de ciclo corto.
Con ese objetivo, ya los miembros de CPA como la Paquito González y la Revolución de Octubre, ambas del municipio de Baraguá, desarrollan estrategia para la siembra inmediata de áreas donde concluye la cosecha de la papa.
“Tal alternativa, explica Enrique Ávila Matamoros, presidente de la Revolución de Octubre, tiene como ventajas que en esas tierras no hay margen a enyerbamiento, permite obtener más producción allí, y aprovechar un suelo mucho más favorable en fertilización, por haber sido recién empleado en el cultivo del tubérculo”.
Víctor Gonzalo Romero Morales, vicepresidente de la CCS Máximo Gómez añade un asunto también en línea con lo orientado por el país: el destino que se le debe dar (para el consumo de la población) a producciones concebidas para el turismo.
“Eso, agrega Víctor, significa que además de poner en práctica siembras de cultivos de ciclo corto, seguiremos aportando, para beneficio social, las 20 toneladas que cada mes hemos venido entregando para la actividad turística”.
Sin renunciar al boniato, calabaza, frijol y otras variedades que pueden concretar más rápido saldo, la CPA Paquito González (la de mejores resultados de la nación en cultivos varios) fija pupila, con su habitual “luz larga”, en el plátano y la yuca, porque, como asevera su presidente, José Alberto González Sánchez, miembro además del Comité Central del Partido, lo importante es que la población pueda satisfacer en el mayor grado posible las necesidades de alimentación en medio de la actual situación.
Los productores agrícolas están convocados a trabajar, pero adoptando todas las medidas de seguridad ante la COVID-19. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
En Pinar del Río también las autoridades del Minag y de la ANAP tocaron a las puertas de todos los productores pidiendo ese extra productivo, asegura el subdelegado Ortelio Rodríguez Peregurría. Pero, “todavía el territorio tiene alrededor de 30 000 hectáreas ociosas, sobre todo, infestadas de marabú.
“Y se ha trabajado de forma permanente para tratar de recuperar aquellas que estén en condiciones de sembrarse, cualquiera que sea la tenencia de la tierra y, sin violar lo establecido, agilizar los trámites para hacer préstamos temporales o permanentes a los productores que estén en condiciones de trabajarlas y ponerlas a producir, siempre y cuando garanticen la entrega al Estado”.
Una de las aspiraciones del territorio vueltabajero es sembrar alrededor de 15 000 hectáreas de yuca, para garantizar la distribución a la población y la alimentación animal. En lo que va de año el per cápita mensual de 30 libras de viandas, granos frutas y hortalizas, que fija el programa de autoabastecimiento local, alcanza las 22. Y pudiera seguir creciendo, asegura el también ingeniero agrónomo, con nuevos campos de plátano extra denso donde exista posibilidades de riego, y de burro en secano.
También prevén en esta campaña de primavera sembrar 13 000 hectáreas de maíz, de estas unas 5 000 para alimento animal, y el resto para el autoabastecimiento municipal. Sin embargo, subraya Rodríguez Peregurría, “en la provincia no están garantizados los recursos para esta campaña de primavera, hemos tenido que recoger lo poquito que quedó de la anterior con el tabaco, y destinarlo a las áreas que tienen riego para los cultivos varios.
“Al fertilizante que quedó de los semilleros de tabaco, le estamos agregando materia orgánica y humus de lombriz para producir unas 500 toneladas del organomineral, que emplearemos en mil hectáreas más”, precisa.
Además, están poniendo en explotación todos los CREE de la provincia, extienden el uso de la tabaquina y otros fertilizantes biológicos como el Codamin, Codafol y el Severfel. “Ya los productores han adquirido cultura –asegura–, y ahora no damos abasto para satisfacer la demanda de estos productos. La campaña nuestra es muy grande, son 36 294 hectáreas, y nunca vamos a cubrir ni el 12 por ciento con los recursos que tenemos.
“Ni antes del coronavirus, ni en época del coronavirus, se ha garantizado el ciento por ciento de las áreas con fertilizantes químicos; y tampoco con los biológicos, en la cantidad que necesitamos. No es una queja, porque como tenemos tabaco, que sí se le aseguran los recursos, nos queda un nivel de fertilizantes y de pesticidas que de alguna manera nos da una cobertura para la siembra”.
Buscando resarcir las pérdidas en el frijol por la plaga que infestó los campos, trabajan en la siembra de unas 500 hectáreas de la variedad caupí. En el caso del tomate, “tenemos un plan de 5 360 toneladas contratadas con la industria, y realmente con los serios problemas que tuvimos, de plagas, enfermedades, falta de combustible, hoy estamos al 83 por ciento, y todavía seguimos guapeando en el campo”.
Con el resto de las hortalizas han tenido una situación relativamente más favorable, por ejemplo, con la calabaza y el pimiento que, además de abastecer al territorio, han mandado para La Habana. De pepino y berenjena están obteniendo volúmenes nada despreciables.
Rodríguez Peregurría resalta de manera muy significativa la actitud y la voluntad de los 32 000 productores en la provincia, “si hoy hay comida, y la habrá mañana, es gracias a esa tropa”.
Papa que has de comer
Aunque la papa no se contempla dentro del programa de autoabastecimiento local, tiene una alta demanda en la población y se distribuye por el balance nacional. (Foto: PASTOR BATISTA).
Desde horas bien tempranas, más de cien trabajadores, algunos contratados y otros de apoyo, llegaron al Polo Productivo Hermanos Balcón en el municipio cabecera de Pinar del Río. Después de una década, se volvió a sembrar el tubérculo en tierra vueltabajera, y ahora es tiempo de cosecha.
Sergio Travieso Sánchez, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Tabaco Balcón, está en el campo asegurando que no quede en el surco nada por recoger. Recuerda que la papa se sembró a finales de diciembre, porque la semilla llegó un poco atrasada, “pero cuando las cosas se hacen con deseos y dedicación, los resultados son buenos. Son 27 hectáreas y los rendimientos son altos, unos 500 quintales por hectárea, que a decir verdad nos sorprendieron. Este primer año ha sido bueno y los pinareños tienen muchas expectativas con la papa”.
El sistema de riego que se empleó para este cultivo fue por enrolladores, amplía Sergio Travieso. Les entregaron una bomba diésel y para la próxima siembra se prevé que sea con pivote y riego eléctrico. “Pero el principal problema que tiene el Polo Productivo Hermanos Balcón es con los sistemas de riego, a pesar de estar cerca de una presa con más de 90 millones de metros cúbicos de agua, y todas las áreas están canalizadas para regar –muchas por gravedad–, y ya se sabe los daños que ocasiona eso a los suelos y a la economía”.
Travieso Sánchez recuerda que cuando llegaron a aquellas tierras, más de 2 000 hectáreas estaban infestadas de marabú de punta a punta, y las entregaron poco a poco a usufructuarios que fueron los primeros del país en asociarse a una UEB.
Después de la cosecha, en esas mismas tierras que recibieron el paquete tecnológico para la papa, sembrarán maíz y boniato, y utilizarán los bioproductos. Según el director de la UEB, solo bastará un pase de grada.
“En la provincia se cultivaron 50 hectáreas totales y debemos cumplir el plan de más de mil toneladas de papa. Con eso podemos asegurar las cuatro libras per cápita que son balance nacional, y no entran dentro del programa de autoabastecimiento local”, indica Rodríguez Peregurría.
La tarde comienza a caer en el Polo Productivo Balcón, ya algunos camiones han entrado a cargar los sacos de papa apilados a lo largo de los surcos. Quienes participaron en la faena del día esperan el transporte que los llevará de vuelta a casa. Cuando llegaron en la mañana tenían puesto el nasobuco. Después de horas de intenso trabajo, muchos decidieron bajarlo peligrosamente hasta el cuello.
Notamos que a la entrada del campo no hubo nada para desinfestarse las manos, tampoco a la salida. Cuando llega la carreta, mujeres y hombres se apresuran a subir. La carreta se llena al tope, y sale zigzagueante por la guardarraya. Pocos se protegen nariz y boca; la mayoría quiere respirar aire puro. A bolina se va la percepción del riesgo ante la COVID-19.
Plato fuerte
El tabaco, uno de los principales rubros exportables del país, apasiona a Reinier, quien sueña con ganar algún día el título de “Hombre Habano”, dentro de la categoría de mejor productor. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
Orgulloso de su tabaco, el joven Reinier Rojas Medina muestra la casa de cultivo protegida del sol. La pasión por este cultivo le llegó de su padre, Ricardo, un veguero consagrado como muchos en Vueltabajo. Ya lleva cuatro años de usufructuario, con más de siete hectáreas.
“Alrededor de la mitad del tabaco que produzco es para la exportación, y ya tengo listos más de 25 000 cujes de las variedades Criollo. Los rendimientos que obtengo son altos, porque además de los fertilizantes químicos que le aplico al suelo, también le riego cachaza, un subproducto de la caña de azúcar; y abono orgánico. Como la situación va a seguir complicada en el país por la epidemia de coronavirus, ya tengo preparadas las condiciones para empezar a hacer también humus de lombriz”, asegura el joven.
Osvaldo Santana Vera, director de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco en Pinar del Río, asegura que Reinier Rojas es el productor con mejores resultados en el municipio y dentro de la CCS Gervasio Hernández Silva, a la que pertenece.
Pero la zafra tabacalera no tuvo en la provincia la buena estrella que guio a este veguero, por eso fue necesario reajustar el plan del año. Además, BOHEMIA pudo conocer de buena tinta, que por falta de capacidad en los almacenes, se echó a perder tabaco en Vueltabajo.
PASOS HACIA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA
La efectividad de las prácticas agroecológicas aumenta considerablemente cuando son utilizadas de manera permanente, y no como contingencia. Una lección que se debe tener siempre presente
Cuba tiene que mirar hacia dentro, a las potencialidades que le permitan romper las férreas ataduras a las importaciones de productos para el agro. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
Entre los fertilizantes y los productos químicos para la protección fito-sanitaria el país planifica anualmente unos 395 millones de dólares, de acuerdo con las demandas que fijan las diferentes formas productivas de la agricultura, asegura Wilson Ramírez Peña, vicepresidente primero del Grupo Empresarial de Logística (Gelma).
Debido a las tenciones financieras de la economía cubana, el plan de compra de fertilizantes solo se pudo cumplir en un 24 por ciento el año pasado. En el actual escenario de extensión del nuevo coronavirus por el planeta, adquirir estos insumos puede ser mucho más complejo, mientras que el Gobierno de Donald Trump continúa con la pretensión de asfixiar a la mayor de las Antillas.
En tales circunstancias, a la Isla le urge mirar hacia sus potencialidades internas y rescatar las prácticas agroecológicas que permiten producir alimentos para la población, poniendo fin a la mentalidad importadora que, como ha quedado demostrado durante las últimas décadas, atenaza la balanza comercial cubana e impide un encadenamiento efectivo con la industria.
En tal sentido, el Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, anunciado por Gustavo Rodríguez Rollero, titular de la Agricultura, el pasado 30 de marzo en el espacio televisivo Mesa Redonda, se enrumba precisamente hacia estos horizontes.
Sobre ese estratégico plan del Estado cubano, la doctora en Ciencias Agrícolas Elizabeth Peña Turruellas, al frente de la dirección de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar del citado ministerio, adelanta algunas primicias a los lectores de BOHEMIA.
Elizabeth Peña Turruellas, al frente de la dirección de la AUSF en el Minag, considera que desde la elaboración del plan, se ha ganado en integración. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
Ella confiesa que pasó meses sin dormir, después que le encomendaran la misión de coordinar, en representación del ministerio, tan importante asunto. “Es un programa de Estado, de ahí la significación que tiene. Se trabaja en este desde hace un año, por indicación del presidente de la República Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez. Tuve que estudiar mucho la experiencia de otros países, documentarme sobre el tema para poder tener ideas claras de lo que queríamos.
“En dicho plan están involucrados los 22 Organismos de la Administración Central del Estado, 12 Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial, 27 entidades (centros de investigaciones), 11 organizaciones de la sociedad civil cubana, y nos acompañó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
“Los conceptos de seguridad alimentaria y soberanía alimentaria se relacionan, pero no son lo mismo. Eso hay que dejarlo claro. El Estado cubano garantiza la seguridad alimentaria, es la prioridad que traza para asegurar la producción nacional o las importaciones de alimentos. Pero la soberanía alimentaria va más allá.
“A mi modo de ver, lo primero que descubrimos fue que independientemente de que somos un país bien organizado y estructurado, hemos logrado una unión, pero nos faltaba mucha integración de los organismos.
“Y este Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional ha dado respuesta en estrechar los vínculos y que se encadenen los organismos. Ese ha sido el mayor impacto que ha tenido la elaboración del documento final. El pasado 10 de marzo tuvimos un encuentro con el presidente y le expusimos el plan, el cual será debatido y aprobado por el Consejo de Ministros.
“La soberanía alimentaria para Cuba la definimos así: ‘es la capacidad de la nación para producir alimentos de forma sostenible y dar acceso a toda la población a una alimentación suficiente, diversa, balanceada, nutritiva, inocua y saludable; reduciendo la dependencia de medios e insumos externos, con respeto a la diversidad cultural y responsabilidad ambiental’.
Producciones sanas, más salud para el pueblo. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
“Es un plan flexible, que no trata de imponer nada. Ahora, el gran reto que tenemos es implementar eso a nivel de territorio, localmente, porque ningún consejo popular es igual a otro”.
A propósito de este plan, el presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), Rafael Ramón Santiesteban Pozo, valora la incorporación de un elemento nuevo, el de educación nutricional. Es un concepto de desarrollo, porque se trata de producir los alimentos que más puedan nutrir al ser humano, muy atinado en situaciones como las que vive el mundo, donde priman criterios financieros y los márgenes de utilidad.
“Actualizar un plan que vaya encaminado a tributar a estos conceptos constituye una fortaleza. Diría que también es una cuestión de justicia, por el valor que tiene el ser humano en nuestra sociedad. Porque la dimensión no es económica, es humana. Con lo que tenemos, cuánto más podemos hacer para que se alimente mejor la población”, concluye el presidente de la ANAP.
Mientras cada día llueven noticias de despidos masivos, la Isla garantiza el empleo de todos sus trabajadores. «Nadie quedará desamparado», aseguró Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera
El nuevo coronavirus ha traído consigo no solo una crisis sanitaria. La economía mundial se desploma, por la necesaria medida de confinamiento, único tratamiento efectivo a la pandemia. El cese del turismo, la reducción de vuelos nacionales e internacionales, el cierre de comercios, escuelas… ha provocado una emergencia financiera, solo comparable a los años de Segunda Guerra Mundial, un siglo atrás. Y Cuba no está ajena a esta realidad.
Desde principios de marzo, cuando comenzaron a diagnosticarse los primeros casos de la COVID-19 en el país, el gobierno hizo un llamado al distanciamiento social, a permanecer en casa. Paulatinamente se cerraron las escuelas y aquellos centros de trabajo que no fueran imprescindibles en una situación excepcional como la que vive el mundo.
«Pero algo nos hace diferentes al resto del mundo. Vivimos en una sociedad socialista, donde el ser humano está en el centro de las decisiones del Gobierno», dijo en el espacio televisivo Mesa Redonda Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex).
Mientras cada día llueven noticias de despidos masivos, la Isla garantiza el empleo de todos sus trabajadores. «Nadie quedará desamparado», aseguró Malmierca.
Pero, lamentablemente, «la economía cubana, como el resto del mundo, verá los efectos negativos de la pandemia», explicó Malmierca.
A las afectaciones que producen el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, principal daño económico de la Isla, se suman los efectos negativos de la COVID-19. Las exportaciones cubanas están siendo golpeadas por la contracción del mercado internacional.
Los precios de productos como el níquel y el azúcar han caído a niveles históricos. Mientras, otras mercancías, como el tabaco y el ron, aunque no presentan afectaciones en los costos, han disminuido considerablemente su demanda, comentó.
«Los Habanos se exportan en aviones, que arriban al país gracias al turismo, pero en estos momentos Cuba tiene sus fronteras cerradas. Y hay otra realidad: los bares en el resto del mundo están cerrados, y las personas están confinadas en casa».
Por otro lado, están ocurriendo afectaciones en las importaciones. «Hay alimentos que necesitamos, que han tenido un aumento de precio significativo en el mercado internacional. Cada país busca proteger a su pueblo del desabastecimiento», indicó.
La leche y el arroz, imprescindibles para nuestra población, están en esa larga lista de alimentos que han subido de precio en el mercado, con incremento entre el 15 y el 18 % de su costo habitual. A ello se le suma la escasez de ofertas.
CÓMO ACTUAR ANTE ESTA REALIDAD
«Cuba no renuncia a su derecho de desarrollarse económica y socialmente. Seguiremos trabajando, sin cruzarnos de brazos, a pesar de las dificultades», aseguró Malmierca.
Para ello, hoy es más imprescindible que nunca reducir importaciones en alimentos y energía, atraer la inversión extranjera, promover la industria local, estudiar experiencias internacionales, y trabajar con mentalidad optimista. Los recursos mas seguros serán los que se puedan producir autóctonamente.
«No estamos a las puertas de un nuevo período especial», dijo Malmierca categóricamente. «Nuestra economía está más preparada de lo que estuvo en los años 90».
En estos momentos, despunta nuestra industria biofarmacéutica; se exporta con éxito el Interferón Alfa-2b Humano Recombinante, de probada efectividad para el tratamiento de pacientes con la COVID-19, y miles de galenos cubanos brindan asistencia médica en más de 20 países. «Esa filosofía solidaria nuestra se enfrenta al neoliberalismo despiadado», expresó el Titular del Mincex.
De igual modo, a pesar del bloqueo económico, Cuba sigue siendo un destino de confianza para la inversión de capital extranjero.
«En los primeros meses de este año se han aprobado nuevos proyectos por más de 600 millones de dólares de capital comprometido, y se están negociando otros, por un valor de más de 1 000 millones de dólares», afirmó.
Entre ellos, se priorizan proyectos que generen energía y exporten alimentos, esos que permitan al país aprovechar sus recursos de una mejor manera.
«Vivimos momentos difíciles, en que se une una pandemia sin precedentes al arcaico bloqueo de Estados Unidos, que se recrudece cada día, a pesar de las complejas circunstancias. En ese contexto, Cuba enfrenta con seriedad los efectos negativos de esos dos males. Tenemos la guía de Fidel, Raúl y Díaz-Canel, y a todo un pueblo, para seguir adelante», concluyó el Ministro.
Hay en la vida momentos que son como hitos que señalaran una época ya transcurrida, pero que, al mismo tiempo, parecen apuntar decididamente en una nueva dirección.
En estos momentos de transición nos sentimos impulsados a contemplar, con la mirada de águila del pensamiento, el pasado y el presente, para adquirir una conciencia clara de nuestra situación real. Hasta la mirada universal parece gustar de estas miradas retrospectivas y pararse a reflexionar, lo que crea, muchas veces, la apariencia de que se detiene o marcha hacia atrás, cuando, en realidad, no hace más que reclinarse en su sillón para tratar de ver claro y penetrar espiritualmente en su propia carrera, en la carrera del espíritu.
Pero, en esos momentos, el individuo se deja llevar por un sentimiento lírico, pues toda metamorfosis tiene algo del canto de cisne y es, al mismo tiempo, como la obertura de un gran poema que se inicia y que trata de cobrar forma en confusos y brillantes colores; y, sin embargo, en estos momentos, querríamos levantar un monumento a lo que ya hemos vivido y recuperar en la sensación el tiempo perdido para actuar, ¿y dónde encontrar un lugar más sagrado para ello que en el corazón de nuestros padres, que son el más benévolo de los jueces, el copartícipe más íntimo, el sol del amor cuyo fuego calienta el centro más recóndito de nuestras aspiraciones? ¿Cómo podrían encontrar reparación y perdón más completos las muchas cosas poco gratas o censurables en que se haya podido incurrir que viéndolas como las manifestaciones de un estado de cosas necesario y esencial? ¿Dónde encontrar, por lo menos, un camino mejor para sustraerse a los reproches de un corazón irritado al juego, no pocas veces hostil, del azar, de los extravíos del espíritu?
Por eso, si ahora, al final de un año pasado aquí, echo la vista hacia atrás, para evocar lo que he hecho durante este año, contestando, así, queridísimo padre, a tu muy amada carta de Ems, debes permitirme que me detenga un poco a contemplar cómo veo yo la vida, como la expresión de un afán espiritual que cobra forma en todas las direcciones, en los campos de la ciencia, del arte y de los asuntos privados.
Cuando os dejé, se había abierto para mí un mundo nuevo, el mundo del amor, que era, en sus comienzos, un mundo embriagado de nostalgias y un amor sin esperanza. Hasta el viaje a Berlín, que siempre me había encantado y exaltado, incitándome a la intuición de la naturaleza e inflamando mi goce de la vida, me dejó esta vez frío y visiblemente disgustado, pues las rocas que veía no eran más sombrías ni más abruptas que los sentimientos de mi alma, las animadas ciudades no palpitaban con tanta fuerza como mi misma sangre, ni las mesas de las hosterías aparecían tan recargadas de manjares más indigeribles que los de mi fantasía. Y el arte, por último, no igualaba ni de lejos en belleza a mi Jenny.*
Al llegar a Berlín, rompí todas las relaciones que hasta entonces había cultivado y me dediqué con desgano a visitar lugares raros, tratando de hundirme en la ciencia y en el arte.
Dado mi estado de ánimo, en aquellos días, tenía que ser la poesía lírica, necesariamente, el primer recurso a que acudiera o, por lo menos, el más agradable y el más inmediato, pero, como correspondía a mi situación y a toda mi evolución anterior, puramente idealista. Mi cielo y mi arte eran un más allá tan inalcanzable como mi propio amor. Todo lo real se esfuma y los contornos borrosos no encuentran límite alguno; ataques a la realidad presente, sentimientos que palpitan a todo lo ancho y de modo imperfecto, nada natural, todo construido como en la luna, lo diametralmente opuesto a cuanto existe y a cuanto debiera ser; reflexiones retóricas en vez de pensamientos poéticos, pero tal vez también cierto calor sentimental y la pugna por alcanzar determinado brío: he ahí todo lo que yo creo que se contiene en los tres primeros volúmenes de poemas que he enviado a Jenny. Toda la profundidad insondable de un anhelo que no reconoce fronteras, late aquí bajo diversas formas, haciendo de la “poesía” un mundo sin horizontes ni confines.
Pero, claro está que la poesía no podía ser, para mí, más que un acompañamiento, pues tenía que estudiar jurisprudencia y sentía, ante todo, la necesidad de ocuparme de la filosofía. Y combiné ambas cosas, leyendo en parte a Heineccius, Thibaut y las fuentes, sin el menor espíritu crítico, simplemente como un escolar, traduciendo, por ejemplo, al alemán los dos primeros libros de las Pandectas y tratando, al mismo tiempo, de construir una filosofía del derecho que abarcara todo el campo jurídico. Bosquejé como introducción unas cuantas tesis metafísicas e hice extensivo este desventurado opus al derecho público, en total un trabajo de cerca de trescientos pliegos.
Se manifestaba aquí, de un modo muy perturbador, la misma contradicción entre la realidad y el deber ser característica del idealismo y que sería la madre de la siguiente clasificación, desmañada y falsa. Ante todo, venía algo que yo, muy benévolamente, llamaba la metafísica del derecho, es decir, principios, reflexiones, definiciones de conceptos, al margen de todo derecho real y de toda forma real del derecho, como vemos en Fichte, sólo que en mí de un modo más moderno y más carente de contenido. En mi estudio, todo adoptaba la forma acientífica del dogmatismo matemático, en que el espíritu ronda en torno a la cosa, razonando aquí y allá, sin que la cosa se encargue de desplegarse ella misma como algo rico y vivo, sino presentándose de antemano como un obstáculo para comprender la verdad. El triángulo deja que el matemático lo construya y lo demuestre como una mera representación dentro del espacio, sin llegar a desarrollarse bajo otras formas, pues para que adquiera otras posiciones hay que relacionarlo con otras cosas, y entonces vemos cómo esto da distintos resultados como relación a lo ya expuesto y asume diferentes relaciones y verdades. Pero, en la expresión concreta de un mundo de pensamientos vivos como son el derecho, el Estado, la naturaleza, toda la filosofía, es necesario pararse a escuchar atentamente el objeto mismo en su desarrollo, sin empeñarse en insertar en él clasificaciones arbitrarias, sino dejando que la razón misma de la cosa siga su curso contradictorio y encuentre en sí misma su propia unidad.
Venía luego, como segunda parte la filosofía del derecho, es decir, según mi concepción de entonces, el modo de considerar el desarrollo del pensamiento a través del derecho positivo romano, como si el derecho positivo, en su desarrollo especulativo (no me refiero a sus normas puramente finitas) pudiera abarcar, sin embargo, la primera parte.
Además, yo había dividido esta primera parte en la teoría del derecho formal y material, la primera de las cuales trataba de describir la forma pura del sistema en su desarrollo y en su concatenación, mientras que la segunda se proponía exponer, por el contrario, el contenido, la condensación en éste de la forma. Un error que yo comparto con el señor von Savigny, como más tarde he descubierto en su erudita obra sobre la posesión, aunque con la diferencia de que él llama definición formal del concepto a “encontrar el lugar que ocupa y la teoría que representa en el sistema romano (ficticio)”, y definición material a “la teoría de lo positivo que los romanos atribuyen al concepto así fijado”[6], mientras que yo llamo forma a la arquitecturas necesaria de las estructuraciones del concepto, y materia a la cualidad necesaria de éstas. El error estaba en que yo creía que lo uno podía y debía desarrollarse aparte de lo otro, lo que me llevaba a obtener, no una forma real, sino una especie de mesa de escritorio con cajones, en los que luego espolvorease la salvadera.
El nexo de unión entre la forma y el contenido es, propiamente, el concepto. Por eso, en un desarrollo filosófico del derecho, lo uno tiene que brotar de lo otro: más aún, la forma no puede ser más que el desarrollo del contenido.
Llegaba por este camino a una división que el sujeto sólo puede esbozar, a lo sumo, a manera de clasificación somera y superficial, pero en la que el espíritu del derecho y su verdad, desaparecen. Todo el derecho se dividía en dos partes: el derecho contractual y el no contractual.
Me permito resumir aquí, hasta llegar a la clasificación del jus publicum, elaborado también en su parte formal, el esquema establecido por mí para que puedas formarte una idea más clara de la cosa.
(…)
Pero, ¿a qué seguir llenando páginas con cosas que yo mismo he desechado? Todo aparece plagado de argumentaciones y escrito con fatigosa prolijidad, violentando del modo más bárbaro las ideas romanas para hacerles encajar a la fuerza en mi sistema. Pero, por otra parte, ello me permitió, por lo menos en cierto modo, cobrar amor por la materia y abarcarla en una mirada panorámica.
Al final del derecho material privado, me di cuenta de lo falso que era todo esto, un esquema fundamental que se asemejaba al de Kant, pero que en su desarrollo difería totalmente de él, y de nuevo me hice cargo de que sin la filosofía no era posible penetrar en los problemas. Habiendo visto claro esto, podía ya volver a echarme en sus brazos con la conciencia tranquila, y me dediqué a escribir un nuevo sistema metafísico fundamental, al final del cual no tuve más remedio que convencerme una vez más de lo fallidas que resultaban todas las aspiraciones, las del sistema y las mías propias.
A todas estas, me había ido acostumbrando a hacer extractos de todos los libros que leía, como hice con el Laocoonte, de Lessing, con el Envin, de Solger, con la Historia del arte, de Winckelmann, con la Historia de Alemania, de Luden, garabateando al paso mis propias reflexiones. Traduje, además, la Germanía, de Tácito y los Libri tristium, de Ovidio, y comencé por mi cuenta, es decir, con ayuda de gramáticas, a estudiar el inglés y el italiano, sin haber logrado nada hasta ahora, y me dediqué a leer el Derecho penal, de Klein y sus Anales y lo más nuevo de la literatura, aunque esto en lugar secundario.
Al final del semestre, volví a dejarme llevar por las danzas de las musas y la música de los sátiros, y ya en este último cuaderno que os he enviado se ve al idealismo debatirse con un humorismo forzado (Scorpión y Felix) y a través de un drama fantástico malogrado Oulanem hasta que, a la postre, ese idealismo da un viraje completo y se convierte en un arte puramente formal, casi siempre sin ningún objeto que inflame el entusiasmo y sin brío alguno en la marcha de las ideas.
Y, sin embargo, estos últimos poemas son los únicos en los que, de pronto, como con un toque de varita mágica –pero el toque, ¡ay!, fue al principio aplastante–, el reino de la verdadera poesía parecía brillar a lo lejos como un palacio de hadas, y todas mis creaciones se vieron reducidas a la nada.
Como es natural, todas estas ocupaciones tan diversas mantenidas a lo largo del primer semestre, las muchas noches en vela, los muchos combates reñidos, la constante tensión interior y exterior, hicieron que, al final, saliera de todo esto bastante maltrecho y que el médico me aconsejara dejarlo todo, la naturaleza, el arte, el mundo y los amigos, para salir por vez primera de las puertas de esta ancha ciudad y descansar algún tiempo en Stralowt. Pero no podía sospechar que, en pocos días, mi cuerpo, lánguido y pálido, se tornaría fuerte y robusto.
Había caído el telón: mi santuario se había desmoronado y era necesario entronizar en los altares a nuevos dioses.
Abandonado el idealismo que, dicho sea de paso, había cotejado y nutrido con el de Kant y Fichte, me dediqué a buscar la idea en la realidad misma. Si antes los dioses moraban sobre la tierra, ahora se habían convertido en el centro de ella.
Había leído algunos fragmentos de la filosofía hegeliana, cuya grotesca melodía barroca no me agradaba. Quise sumirme una vez más en este mar proceloso, pero con la decidida intención de encontrar la naturaleza espiritual tan necesaria, tan concreta, tan claramente definida como la naturaleza física, sin dedicarme ya a las artes de la esgrima, sino haciendo brillar la perla pura a la luz del sol.
Escribí un diálogo de unos veinticuatro pliegos titulado Clecmtes, o del punto de partida y el desarrollo necesario de la filosofía. El arte y la ciencia, que hasta entonces habían marchado cada cual por su lado, se hermanaban hasta cierto punto aquí y me puse a andar como un vigoroso caminante, poniendo manos a la obra, que venía a ser un desarrollo dialéctico de la divinidad, tal como se manifiesta en cuanto concepto en sí y en cuanto religión, naturaleza e historia.
Terminaba yo por donde comenzaba el sistema hegeliano, y este trabajo, para el que hube de familiarizarme hasta cierto punto con las ciencias naturales, con Schelling y con la historia, y que me causó infinitos quebraderos de cabeza, aparece […] un escrito de tal modo (ya que trataba de ser, propiamente, una nueva lógica) que todavía hoy no puedo imaginarme cómo esta obra, mi criatura predilecta, engendrada a la luz de la luna, pudo echarme como una pérfida sirena en brazos del enemigo.
Pasé unos cuantos días sin acertar, de rabia, a conciliar mis pensamientos corriendo como un loco por los parques que bañan las sucias aguas del Spree, estas aguas “que lavan las almas y oscurecen el té”, me lancé incluso a una partida de caza con el dueño de la casa en que me alojaba y, al volver a Berlín, loco de contento, recorría las calles de la ciudad y quería abrazar todos los balcones.
A raíz de esto, me dediqué solamente a estudios positivos, estudié la Posesión, de Savigny, el Derecho penal, de Feuerbach y Grolmann, el de verborum significatione, de Cramer, el Sistema de Pandectas, de Wening-Ingenheim y la Doctrina(Jandectarum), de Mühlenbrucb, en que todavía ando metido, y, por último, algunos títulos del Lauterbach, del Proceso civil y, sobre todo, del Derecho eclesiástico, habiendo llegado a leer y extractar casi totalmente, en el Corpus, la primera parte, la Concordia discorclantium canonum, de Graciano, así como también, en el Apéndice, las Instituciones, de Lancelotti. Luego, traduje una parte de la Retórica, de Aristóteles, leí el de augmentis scimtiarum del famoso Bacon de Verulamio, me ocupé mucho de Reimarus, en cuyo libro Sobre los instintos superiores de los animales penetré con gran deleite; me dediqué también al derecho germánico, pero, fundamentalmente, sólo en la parte relacionada con las capitulares de los reyes francos y las bulas de los papas. Disgustado por la enfermedad de Jenny y por mis trabajos fallidos y malogrados sobre temas espirituales, consumido por la rabia de tener que convertir en ídolo una concepción que odiaba, caí enfermo, como ya en otra carta anterior te comunicaba, queridísimo padre. Una vez recobrada la salud, quemé todas mis poesías y esbozos de relatos literarios, etc., con la esperanza de que de aquí en adelante podré mantenerme apartado de estas cosas, sin que hasta ahora haya prueba alguna de lo contrario.
Durante mi enfermedad, estudié de cabo a rabo a Hegel y a la mayoría de sus discípulos. A través de algunos amigos con quienes me reuní en Stralow, fui a dar a un club de doctores, entre ellos algunos profesores de la universidad y el más íntimo de mis amigos berlineses, el doctor Rutenberg. En las discusiones allí sostenidas se han ido revelando algunas concepciones polémicas, y me he ido sintiendo cada vez más encadenado a la actual filosofía del mundo de la que había creído poder sustraerme, pero todo lo ruidoso había enmudecido y me sentía asaltado por una verdadera furia irónica, al ver cómo podían suceder tantas cosas que antes había negado. Vino luego el silencio de Jenny y ya no pude descansar hasta convencerme, con algunas malas producciones, como la visita de la modernidad y las posiciones de la concepción actual sobre la ciencia.
Si acaso no te he explicado claramente lo que he hecho en este último semestre ni he entrado en todos los detalles, te ruego, querido padre, que me perdones achacándolo a mi ansia de hablar del presente.
El señor von Chamisso me ha enviado una nota perfectamente trivial en que me comunica que “lamenta que el Almanaque no pueda publicar mis colaboraciones, pues hace mucho que está impreso”. Casi me lo he comido de rabia. El librero Wigand ha enviado mi plan al doctor Schmidt, editor de la casa Wunder, firma comercial especializada en buenos quesos y en mala literatura. Te adjunto su carta; la persona en cuestión aún NO ha contestado. Sin embargo, no renuncio del todo a este plan. Sobre todo teniendo en cuenta que todas las celebridades estéticas de la escuela hegeliana, por mediación del docente Bauers, muy destacado entre ellas, y mi coadjutor, el doctor Rutenberg, han prometido cooperar.
Por lo que se refiere, querido padre, a la carrera en ciencias camerales, he conocido hace poco a un asesor llamado Schmidthlnner, quien me ha aconsejado que me pase a ella después de aprobar el tercer examen en ciencias jurídica, lo que me agradaría más, puesto que realmente prefiero la jurisprudencia a la administración. Este señor me ha dicho que él mismo y muchos otros procedentes del Tribunal Territorial Superior de Münster, en Westfalia, han logrado llegar a asesor en tres años, lo que no es difícil, trabajando mucho por supuesto, ya que las etapas, allí, no están tan fijamente delimitadas como en Berlín y en otras partes. Y si, más tarde, se logra ser ascendido de asesor a doctor, es mucho más fácil la posibilidad de pasar enseguida a profesor extraordinario, como logró, por ejemplo, H. Gartner, en Bono, que ha escrito una obra bastante mediocre sobre los códigos provinciales y del que, por lo demás, sólo se sabe aquí que se profesa partidario de la escuela jurídica hegeliana. Pero tal vez, mi queridísimo padre, el mejor de los padres, pudiera yo tratar esto personalmente contigo. El estado de Eduardo, los padecimientos de mi querida mamá y tu enfermedad, aunque confío en que no se trate de nada grave, todo ello me lleva a desear y a considerar casi necesario el volar hacia vosotros. Y ya estarla ahí si no tuviera fundadas dudas acerca de que me des tu conformidad.
Créeme, queridísimo padre, que no me anima ninguna intención egoísta (aunque me sentiría feliz de volver a ver a Jenny), pero hay algo que me perturba y que no me atrevo a expresar. En cierto sentido, sería incluso un duro golpe para mí, pero, como escribe mi dulce, mi única Jenny, estas consideraciones son todas ellas secundarias, deben pasar a segundo plano ante el cumplimiento de deberes reputados como sagrados.
Te ruego, querido padre, que, si estás de acuerdo con ello, no enseñes esta carta o, por lo menos, esta hoja, a mi madre angelical. Es posible que mi repentina llegada infundiera ánimos a esta grande y maravillosa mujer.
La que he escrito a la mamá fue muy anterior a la llegada de la carta tan hermosa de Jenny, y ello explica por qué en ella le hablo tal vez en exceso, sin darme cuenta, de cosas que no vienen al caso.
En la esperanza de que, poco a poco, vayan disipándose las nubes que actualmente ensombrecen a nuestra familia y de que pronto me sea dado sufrir y llorar con vosotros y daros pruebas, quizás en vuestra presencia, de la profunda devoción y el inmenso amor que por vosotros siento y que con tanta frecuencia he sabido expresar tan mal; confiando en que también tú, queridísimo y eternamente amado padre, haciéndote cargo de las emociones muchas veces cambiantes de mi ánimo, perdones los frecuentes yerros de mi corazón, cuando el espíritu batallador ahoga sus latidos, y deseando vivamente que pronto te encuentres restablecido, para que pueda estrecharte contra mi pecho y hablarte con el corazón en la mano, tu hijo, que te adora,
CARLOS.
Perdóname, querido padre, la letra casi ilegible y el pobre estilo de esta carta. Son ya casi las cuatro de la mañana y la vela se ha consumido y los ojos me arden. Se ha apoderado de mí una inquietud total, y no me sentiré tranquilo hasta que no me vea de nuevo en vuestra amada presencia.
Te ruego que hagas llegar mis cariñosos saludos a mi dulce, incomparable Jenny. Doce veces he leído ya su carta y a cada lectura descubro en ella nuevos encantos. Es, en todos los sentidos, incluso en cuanto al estilo, la carta más hermosa que mujer alguna pudiera escribir.
Fuente: Escritos de juventud, Carlos Marx, Fondo de Cultura Económica, México, 1982.
Para que se tenga una idea más precisa del contexto en que fuera escrita esta carta, incluimos en esta entrega la Nota que, a propósito, escribiera Eleonor Marx, y que acompañara la publicación de la misiva en Neue Zeit, en 1897.
*NOTA A LA CARTA DE KARL MARX A SU PADRE. ELEANOR MARX
Escrita probablemente en 1897 y publicada, por primera vez en la Neue Zeit, año 16, núm.1 de 1897, junto a la mencionada carta. Fuente: K. Marx & F. Engels, Obras Fundamentales, t. I.
Esta carta me fue enviada por mi prima Carolina Smith, quien la encontró entre los papeles de Sofía, su madre, que era la hermana mayor de Carlos Marx. Ignoro cómo llegaría la carta a poder de mi tía. Es probable que ella, a su vez, la descubriera entre los papeles de su madre. En 1.863, cuando murió su madre, Marx se encontraba en Tréveris. Pero lo más probable es que no se acordara ya de la existencia de esta carta para reclamársela a su hermana; afortunadamente, pues de otro modo es muy probable que la hubiera destruido.
He tenido que vencer una gran resistencia para dar a la publicidad una carta como esta, destinada únicamente a su amado padre, para quien había sido escrita. Me proponía utilizarla solamente como material para la biografía de Marx, que espero terminar pronto. Pero, habiendo mostrado la carta a algunos amigos íntimos, éstos me convencieron de la necesidad, más aún, de mí deber de hacer público este extraordinario documento humano. ‘Comprendo perfectamente -me escribió Kautsky- los reparos que opones a la publicación de la carta. Pero no somos nosotros quienes sacamos a la publicidad la vida privada del Moro; ya se han adelantado a hacerlo otros. Y, ya que el carácter y la vida privada de tu padre están públicamente a discusión, nos interesa que no sean las mentiras de los adversarios el único material disponible’. No he tenido, pues, más remedio que ceder, y la carta aparece ahora en las columnas de la Neue Zeit.
Aunque la carta lleva simplemente fecha de 10 de noviembre, sin indicación de año, no es difícil establecer éste. Fue escrita, sin duda alguna, antes de 1838, ya que habla de Bruno Bauer en Berlín, y en 1838 sabemos que estaba en Bonn. La carta fue escrita, por tanto, en 1836 o 1837. Y, aunque al principio me inclinaba por la primera de estas dos fechas, un cotejo cuidadoso de los años me ha llevado al convencimiento de que debe optarse más bien por la segunda.
No cabe duda de que Marx escribió esta carta poco después de comprometerse con Jenny von Westphalen. Cuando se hizo novio de ella, Carlos era todavía un muchacho de diecisiete años. Y, como suele ocurrir, tampoco en este caso fue liso y llano el camino del verdadero amor. Se comprende fácilmente que sus padres no vieran con buenos ojos el compromiso matrimonial de un joven de tan pocos años, y las expresiones de disgusto que se contienen en la carta y el calor con que el autor de ella trata de convencer a su padre de la fuerza de su amor a pesar de toda la oposición con que tropezaba tienen su explicación en las escenas bastante violentas que este asunto había provocado. Mi padre solía decir, hablando de esto, que era, por aquellos años, una especie de Orlando furioso. Pero pronto se arreglaron las cosas y, poco antes o después de cumplir los dieciocho años, se ‘formalizaron’ las relaciones. Siete años duró el noviazgo entre los dos enamorados, que a Carlos ‘le parecieron siete días; tan grande era su amor por ella’.
Se casaron el 19 de junio de 1843, y aquellos dos seres se habían conocido y jugado juntos de niños y se habían enamorado y comprometido cuando todavía eran unos muchachos, se lanzaron ahora, unidos, como hombre y mujer, a la dura lucha de la vida.
Una lucha, en verdad, muy dura. Años de privaciones y de miseria y, lo que es aún peor, de brutales enconos, infames calumnias y fría indiferencia. Pero, en medio de todo ello, en la desgracia y en la fortuna, estos dos seres unidos para toda la vida por la amistad y el amor, jamás llegaron a vacilar en sus sentimientos, fieles hasta la muerte. Ni siquiera la muerte ha podido separarlos.
Durante su vida entera, Marx estuvo apasionadamente enamorado de la que era su mujer, con inextinguible amor juvenil. Tengo ante mí una carta amorosa que parece escrita por un muchacho de dieciocho años y que mi padre dirigió a su esposa en 1856, cuando ya ésta le había dado seis hijos. Y cuando, en 1863, le llamó a Tréveris la muerte de su madre, le escribió desde allí a su mujer que iba ‘diariamente’ en peregrinación a la vieja casa de los Westphalen (en la calle de los Romanos), más interesante para mí que todas las ruinas romanas, porque me recuerda mi juventud feliz y porque guardaba el mejor de mis tesoros. Además, todos los días y en todas partes me preguntan por la que en aquellos años era ‘la muchacha más linda de Tréveris! Y ‘la reina de los bailes’ ¡Qué tremendamente agradable es para un hombre ver que su mujer sigue viviendo en la fantasía de toda una ciudad como una especie de ‘princesa encantada’!.
Suponiendo que la carta que aquí publicamos fuera escrita solamente cinco o seis meses después de que se formalizara su noviazgo, habría que optar por la fecha de noviembre de 1836, como yo me inclinaba a creer al principio. Pero Marx habla en ella de los ‘tres primeros tomos de poesías’, escritos por él poco tiempo antes. Y en mi poder se encuentran, en efecto, tres cuadernos de poesías, que sin duda son estos de que aquí se habla. Están fechados en ‘Berlín, a fines del otoño de 1836’, ‘Berlín, noviembre de 1836’, ‘Berlín, 1836’. Se trata de tres legajos bastante gruesos y escritos en letra muy limpia. Los dos primeros llevan por título ‘Libro de Amor, primera y segunda parte’, el segundo aparece marcado así ‘K.H.Marx’, y el tercero: ‘Karl Marx’. Los tres aparecen dedicados ‘A mi querida, eternamente amada Jenny von Westphalen’. La carta aquí publicada lleva la fecha de 10 de noviembre, y, aunque no pueda descartarse la posibilidad de que estos tres cuadernos de poesías fueran escritos y enviaran a su destinataria a fines de octubre y comienzos de noviembre de 1836, no es lo más probable, y el pasaje de la carta que a ello se refiere habla en contra de esta hipótesis. No creemos, pues, equivocarnos si asignamos a esta carta la fecha de noviembre de 1837, en que Marx tenía diecinueve años.
Unas cuantas aclaraciones más sobre algunas alusiones contenidas en la carta. Lo del ‘amor sin esperanza’ ha quedado ya aclarado. Lo de ‘las nubes que ensombrecen nuestra familia’ se refiere, de una parte, a ciertas pérdidas de dinero y a los consiguientes problemas de que recuerdo haber oído hablar a mi padre y que creo ocurrieron por aquel entonces, y sobre todo, a la grave enfermedad de Eduardo, su hermano menor, al delicado estado de salud de otros tres hermanos, muertos todos en temprana edad, y a los primeros síntomas de la enfermedad del padre, llamada a tener también un desenlace fatal.
Marx sentía profunda devoción por su padre. No se cansaba de hablar de él y llevaba siempre consigo una fotografía suya, copia de un viejo daguerrotipo. No le gustaba, sin embargo, enseñarsela a los amigos, pues decía que se parecía muy poco al original. Yo encontraba el rostro muy bello y la barbilla más finas; el conjunto de la cara tenía un marcado aire judío, pero de un tipo indiscutiblemente hermoso. Cuando Carlos Marx, después de la muerte de su esposa, emprendió un largo y triste viaje para recuperar la salud perdida –-ansioso de dar cima a su obra–, le acompañaron a todas partes esta fotografía de su padre, otra vieja de mi madre, protegida por un cristal (dentro de su forro) , y una de mi hermana Jenny; cuando murió, las encontramos en el bolsillo interior de su chaqueta y Engels las puso en su ataúd.
No cabe duda de que la carta que aquí se publica es asombrosa, si se tiene en cuenta que fue escrita por un joven de diecinueve años. Vemos en ella al joven Marx en proceso de desarrollo, al muchacho que anuncia ya al hombre del mañana. La carta nos revela aquella capacidad casi sobrehumana de trabajo y aquella laboriosidad que caracterizaron a Marx a lo largo de su vida entera; ningún trabajo, por demasiado duro que fuera, le infundía miedo, y no encontramos en sus obras ni un solo instante de pereza o desaliento. Se revela aquí ante nosotros un joven capaz de acometer en unos cuantos meses trabajos que asustarían a un hombre hecho y derecho; le vemos escribir docenas de pliegos y destruir luego sin la menor vacilación todo lo escrito, preocupado tan solo por ¡ver claro ante sí mismo’, hasta llegar a esclarecer y dominar por completo los problemas que le torturaban; lo vemos criticarse y criticar severamente lo que hace -–cosa, a la verdad, verdaderamente extraordinaria en un hombre joven, como él lo era–, todo ello con una gran sencillez, sin la menor pretensión, pero con admirable sagacidad. Vemos cómo brillan ya en esta carta, que es lo más sorprendente para sus años, chispazos de aquel humorismo sardónico y peculiar que más tarde habría de caracterizarlo. Y encontramos, por fin, ya aquí, como más adelante, al lector infatigable que todo lo abarca y todo lo devora, sin dar jamás pruebas de estrechez o unilateralidad. Todo, jurisprudencia, filosofía, historia, poesía, arte, era agua buena para su molino; en nada de lo que emprendía se quedaba nunca a medias. Pero, además, esta carta pone de manifiesto una faceta de Marx de la que el mundo, hasta ahora, sabía muy poco o no sabía nada: su apasionada ternura por cuantos estaban cerca de él, su temperamento rebosante de amor y de entrega.
Ha resultado penoso para mí poner al desnudo las intimidades de este corazón. Pero no lo lamento, si de este modo contribuyo a hacer que Carlos Marx sea mejor conocido y, por tanto y con ello, más amado y más respetado.