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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 7 de mayo de 2016

Cuba: comercio exterior y cambio político. Polémica

La isla acabará uniéndose a un área de libre comercio y dejará de ser la única nación del mundo, aparte de Corea del Norte, fuera de las instituciones financieras multilaterales


Un taxi-bicicleta con una bandera de EE.UU. en La Habana. YAMIL LAGE / AFP / GETTY

A medida que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se vayan normalizando, la isla se convertirá en un mercado interesante, aunque modesto, para la economía estadounidense, de considerable valor para muchas de sus empresas, grandes o pequeñas.

Pero el comercio con la isla es mucho más que el mero intercambio de cereales y artilugios. Estados Unidos ha librado una guerra económica contra Cuba durante más de 50 años con el deliberado objetivo de empequeñecer y aislar a la economía cubana y desalojar al Gobierno de Fidel Castro.

Ahora que Washington pivota hacia una política de implicación positiva, el intercambio económico puede ser una poderosa fuerza política. Esta vez los acuerdos comerciales pueden servir para respaldar objetivos estadounidenses más amplios: el avance de una reforma económica abierta al mercado, un sector privado independiente y fuerte y una presencia de la inversión extranjera floreciente y diversificada.

Limitaciones

Según cifras de 2014, Cuba importa alrededor de 14.000 millones de dólares anuales en bienes y servicios. Para una economía pequeña —y en relación con el Producto Interior Bruto declarado de 81.000 millones de dólares— es una ratio baja, del 17%. Como la mayoría de los productos cubanos no son competitivos en los mercados internacionales, las exportaciones isleñas están muy por debajo de su capacidad potencial. Su escaso desempeño exportador limita la capacidad de Cuba para comprar productos en el resto del mundo.

Miremos hacia delante. Asumamos que Cuba procede con reformas económicas abiertas al mercado —y esperemos que acelere el proceso—. Asumamos también que como parte de ese proceso de reforma aumentan las tasas de inversión de capital extranjero en la isla, las exportaciones cubanas se vuelven más competitivas y aumenta su capacidad para importar. Asumamos, pues, que las importaciones cubanas crecen un 5% anual en un periodo de 10 años (de 2018 a 2027). Con un interés compuesto, en 2027 Cuba estaría importando bienes y servicios por valor de 26.000 millones de dólares. Si la economía cubana realmente despega y las importaciones crecen un 7% anual, en 2027 esa cantidad aumentaría hasta los 34.000 millones.

¿Qué significa eso para los productores estadounidenses? Dada la proximidad geográfica y las complementariedades entre las dos economías, es razonable proyectar que los exportadores de EE.UU. captarían el 40%, o quizá más, de ese mercado expandido. Las empresas estadounidenses están sin duda bien posicionadas para proveer muchos de los productos agrícolas e industriales que conforman gran parte de las necesidades de importación cubanas actuales, así como los servicios financieros y profesionales que necesitará una economía más dinámica. En 2027, por lo tanto, las compañías estadounidenses podrían estar vendiendo entre 11.000 y 14.000 millones de dólares anuales a Cuba si las importaciones de la isla crecen entre un 5% y un 7% anual. Incluso con este crecimiento más elevado, el mercado cubano es demasiado modesto para tener un impacto significativo en la balanza de pagos global estadounidense. Estas proyecciones sugieren, con todo, que un mercado cubano en expansión podría marcar una verdadera diferencia para muchas firmas estadounidenses.

Debemos reconocer, por supuesto, que este escenario optimista implica una apertura recíproca del mercado estadounidense a las exportaciones de bienes y servicios cubanos. Los viajeros de EE.UU. ya están adquiriendo servicios informales de hospedaje. Los consumidores de ese país también se beneficiarán de las célebres marcas cubanas de ron y cigarros.

Pero una economía isleña más competitiva, completamente integrada en las cadenas de oferta globales, con el tiempo producirá una amplia gama de productos agrícolas e industriales, entre ellos, muy posiblemente, alimentos orgánicos saludables, nuevos medicamentos para salvar vidas, software informático y maravillosas creaciones artísticas, entre muchos otros.

Con el tiempo podemos imaginar a Cuba uniéndose a un área de libre comercio ya existente, como el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica (DR-CAFTA). Sin duda, Cuba ya no será la única nación del mundo, aparte de Corea del Norte, que sigue fuera de las instituciones financieras multilaterales: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Necesidad de capital

Cuba necesita desesperadamente grandes flujos de inversión extranjera. Los ahorros domésticos y las tasas de inversión están por debajo del 10%, mientras que en Latinoamérica la media supera el 20%. La inversión del exterior no solo llevará a la isla un capital muy necesario, sino también tecnología moderna, técnicas de gestión y acceso a los mercados de crédito y productos internacionales.

El Gobierno cubano reconoce su necesidad de capital extranjero. El año pasado anunció una “Cartera de oportunidades de inversión extranjera” que recopilaba 326 proyectos específicos con un valor de inversión inicial de 8.000 millones de dólares. Las iniciativas corresponden a la mayoría de sectores de la economía cubana. No es sorprendente que el más presente sea el turismo, con 94 proyectos potenciales. Otros sectores incluyen el petróleo (22 iniciativas), la industria (21), el transporte (15), la construcción (14), la biotecnología y la medicina (9), los negocios (4), la salud (3) y lo audiovisual (3).

El régimen cubano ha dicho que no tiene ninguna objeción a que empresas estadounidenses pujen por estas oportunidades, aunque buscará pluralidad de socios inversores.

Muchas empresas foráneas, sobre todo de Europa y Latinoamérica, pero también de Canadá y China, han invertido ya en el país. Marcas conocidas como la cadena de hoteles española Meliá, el conglomerado suizo Nestlé, la empresa de minería y energía canadiense Sherritt International y la multinacional británico-danesa Unilever llevan mucho tiempo activas en el mercado isleño. Imperial Tobacco comercializa cigarros cubanos y Pernod Ricard lo hace con el mejor ron de la isla.

Un suave aterrizaje

La regulación estadounidense, por supuesto, ha prohibido a las firmas de ese país que inviertan en Cuba. Con el tiempo, una nueva relación normalizada a ambos lados permitirá que muchas empresas aprovechen estas oportunidades de inversión, sea en proyectos propiedad exclusiva de compañías extranjeras o en joint ventures con empresas propiedad del Estado cubano.

Sabemos que las inversiones estadounidenses en el exterior llevan tras de sí exportaciones de ese país. A medida que la economía cubana acelere y estas compañías inviertan en la isla, las ventas también crecerán. El conjunto de exportaciones —manufactura, agricultura, servicios— aumentará e incluirá una creciente muestra de firmas estadounidenses. Si los inversores empiezan a competir en el mercado cubano, mis estimaciones de entre 11.000 y 14.000 millones de exportaciones estadounidenses a Cuba dentro de una década podrían resultar excesivamente prudentes.

Todos estos cambios no garantizan la evolución de una democracia política, pero sí hacen un poco más probable el avance de algunos intereses fundamentales para Estados Unidos y otras democracias occidentales: la transición política a una Cuba más pluralista, próspera y abierta al mundo. Un país donde la nueva normalidad incluya el libre flujo de bienes, servicios e ideas.

Confirma buena marcha del turismo cubano

"Este año marcha bien", aseguró Manuel Marrero Cruz, ministro cubano de Turismo, durante su exposición ante los asistentes a la edición 36 de la Feria Internacional del sector, FITCuba 2016, que sesionó la semana última en la Habana.
Confirmó que hasta la fecha se han recibido más de 1 500 000 turistas, lo cual representa 13,5 % de crecimiento, a partir de los importantes incrementos registrados por los diferentes mercados de Europa y Estados Unidos. Se estima que todo ello conducirá a cerrar este año con 3 850 000 visitantes extranjeros, señaló Marrero.
Al dar una visión del proceso de transformación del turismo cubano destacó la valiosa contribución de todos los participantes en el desarrollo de este sector que permite poner a Cuba en uno de los más altos lugares entre los destinos turísticos a nivel mundial.
Destacó el avance en la integración y complementación entre el sector estatal y el llamado por cuenta propia; y aseguró que "no hay dos tipos de turismo en Cuba, es un solo tipo de turismo donde participan por igual todas las formas de gestión sea o no".
Tras destacar la calidad de la gastronomía dijo que ya prestan servicios "1 700 restaurantes paladares y unas 16 000 casas de alquiler que se suman a la actividad turística del país diversificando las ofertas". 
Reconoció la labor realizada por las agencias de viajes, las cuales establecieron contratos con miles de arrendadores de viviendas para alojamientos de los grupos turísticos que participan en programas de estancias, recorridos y circuitos, así como de otros que llegan a diario a los restaurantes particulares del país.
Otra de las novedades del sector ha sido la exitosa temporada de cruceros que ya concluye y en la cual participaron numerosas compañías internacionales de reconocido prestigio.  No obstante, se esperan incrementos significativos para la próxima temporada 2016-2017, a partir del gran número de solicitudes recibidas con el interés de realizar operaciones en la Mayor de las Antillas.
Señaló Marrero que se destacan la compañía MSC, que trabajó este año con la embarcación Ópera y para la venidera etapa añadirá otra nombrada Armonía, igualmente la Royal Caribe, cuya solicitud incluye 72 escalas, entre La Habana y Miami.
Al respecto puntualizó el plan de reparaciones portuarias impulsado en el país para satisfacer la alta demanda existente de operaciones de cruceros y garantizar la calidad de servicios, sin dañar el entorno, en correspondencia con la política de esta modalidad que incluye regulaciones para preservar el medio ambiente.
Calidad superior y más habitaciones
Al referirse a las estrategias que se están llevando a cabo para aumentar el arribo de visitantes al país, el Ministro subrayó la gestión de la calidad. Como parte de esta temática explicó el proceso riguroso de estandarización y categorización de todos los establecimientos turísticos de acuerdo con las características y las normas establecidas en el país.
Confirmó que la calidad integral en todos los servicios constituye una prioridad y se trabaja para solucionar los problemas que la afectan con el propósito de consolidar la diferenciación del producto turístico cubano.
Según dijo, en 2015 la satisfacción general del destino fue cercana a de 96 % y la relación calidad precio fue evaluada en 89 %, en tanto por el cómputo de las encuestas también se supo que el 94 % de los visitantes aseguraron que recomendarían las visitas a Cuba. Tras mencionar los diversos premios internacionales conquistados por instalaciones y sitios turísticos del país, el Titular del sector aseguró: "Aún no estamos totalmente satisfechos ya que consideramos que la calidad es un reto a vencer diariamente, hay mucha competencia, hay muchas cosas que hacer, estamos creciendo de una manera acelerada y ello conlleva mayor esfuerzo de todas las instituciones turísticas del país para prestar cada día servicios de más alta calidad".
El incremento de la planta habitacional fue mencionado como otra prioridad, al respecto anunció que para 2019 se duplicarán las  aperturas de habitaciones anuales para llegar a unas 5 000 aproximadamente. Hasta el presente se inauguraron unos 2 500 cuartos hoteleros.
Recordó las proyecciones de desarrollo para construir 108 000 nuevas habitaciones hasta 2030. En tales planes el Grupo de Turismo Gaviota tiene el liderazgo con importantes desarrollos en la península de Ramón, donde se prevén unas 19 000 habitaciones. Igualmente hará inversiones en cayo Sabinal, al norte de Camagüey, para levantar 12 000 habitaciones, en cayo Paredón Grande, al norte de Ciego de Ávila, unas 3 000, en cayo Las Brujas (Villa Clara), unas 2 800 nuevas habitaciones y en cayo Romano (Ciego de Ávila), más de 1 000, entre otros destinos turísticos del país en los que se construirán nuevos hoteles.   
Mercados de Estados Unidos y Canadá
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos ha generado mucho interés, según Manuel Marrero y aseguró que "cada vez se experimentan mayores crecimientos de visitantes procedentes de ese país, aunque continúan prohibidos a los ciudadanos estadounidenses los viajes turísticos a Cuba ".
Aclaró que aunque se han flexibilizado las licencias para los viajes de los estadounidenses pasando de específica a general, ninguna de las 12 categorías aprobadas por el Gobierno están relacionadas con el turismo.
En su opinión, aunque son insuficientes las medidas que se adoptan, lo realizado hasta el presente contribuye con la tendencia al incremento de los viajeros. Indicó el Ministro que el pasado año se recibieron 161 233 estadounidenses en Cuba, lo que significó 76 % de ascenso; y en lo que va de 2016 la cifra llega a 94 000 para un 93 % de incremento.
Además, en 2015 vinieron a la Mayor de las Antillas 390 000 ciudadanos cubanos que residen en EE.UU. y hasta el momento se han recibido 116 000 personas  que vienen a visitar su patria".

Destacó la firma del acuerdo para el restablecimiento de los vuelos regulares que podrá  contribuir de manera importante al crecimiento de los viajes de EE.UU. así como la llegada de cruceros, entre estos el de la compañía estadounidense Carnival, que por primera vez en más de 50 años tocó el puerto de La Habana e inició una ruta que incluye escalas en Cienfuegos y Santiago de Cuba.
Canadá, país invitado de honor a FITCuba 2016, mereció palabras de elogio del Ministro cubano de Turismo por tratarse del principal emisor hacia la Isla desde 1998. Ambas naciones "han decidido unir sus destinos y renovar los lazos de amistad fortaleciendo el intercambio turístico", apuntó.
Ofreció adelantos sobre la firma de un convenio entre el Sistema de Formación Turística (Formatur) y el Instituto de Turismo y Hotelería de Quebec, mediante el cual cocineros y profesionales de la Isla se formarán en ese centro docente, mientras estudiantes de diferentes partes del mundo, podrán realizar prácticas en los hoteles cubanos.
Marrero resaltó el crecimiento sostenido de las emisiones que permitió en 2015, llegar a la cifra de 1 300 000 visitantes de ese país. Pero este año, por la devaluación del dólar de ese país y otros factores se ha iniciado una disminución de la emisión de esos turistas a Cuba.
No obstante, aseguró que no se va a renunciar a recibir, por lo menos, la misma cantidad de visitantes de esa nación que el año anterior, "para lo cual hemos puesto en marcha una importante estrategia con el objetivo de estimular los viajes de Canadá a Cuba" indicó el Titular del ramo.
Igualmente, aseveró: "El país no abandonará nunca a aquellos que siempre han estado a su lado, nuestra patria ha sido y continuará siendo justa y agradecida con todos los socios que le dieron la mano en los momentos difíciles, cuando más falta hizo y hoy no los vamos a abandonar".

El ‘trumpismo’ y la verdad

La voluntad de equilibrio puede llevar a la prensa a igualar propuestas serias con ideas irresponsables


Donald Trump, durante un mitin. Getty images

¿Cómo tratarán los medios de comunicación la batalla entre Hillary Clinton y Donald Trump? Sospecho que sé la respuesta (y va a ser de lo más frustrante). Pero quizás, solo quizás, señalar de antemano algunos pecados periodísticos frecuentes limite los daños. Así que hablemos de lo que puede salir mal y probablemente saldrá mal —aunque no tiene por qué— en relación con la cobertura informativa.

Lo primero, y menos dañino, será el impulso de hacer que las elecciones parezcan más reñidas de lo que son, aunque solo sea porque una carrera apretada da pie a mejores historias. Ya se aprecia esta tendencia en los comentarios que señalan que el asombroso resultado de la lucha por la candidatura republicana significa, de algún modo, que los sondeos y otros indicadores convencionales de fortaleza electoral no sirven de nada.

Sin embargo, lo cierto es que los sondeos han sido indicadores bastante buenos desde el principio. Los expertos que descartaron la posibilidad de que Trump fuese elegido candidato lo hicieron a pesar de los sondeos, no debido a estos, que llevan más de ocho meses poniendo de manifiesto la gran ventaja de Trump.

Ah, y no exageremos la importancia de ningún sondeo en concreto. Cuando se hacen muchos, es probable que unos cuantos se alejen de la media, tanto por errores de muestreo aleatorios como por los sesgos que pueden colarse en la elaboración de cualquier encuesta. Si la media de los sondeos recientes indica una ventaja clara de algún candidato —como sucede ahora mismo con Clinton—, cualquier encuesta concreta que se aleje de esa media debe cogerse con pinzas.

Un vicio más grave de la cobertura informativa política, que tanto hemos presenciado en elecciones anteriores, pero que será mucho más dañino si se repite esta vez, es la falsa equivalencia.

Se podría pensar que es algo imposible en lo tocante a asuntos políticos importantes, donde la asimetría entre los candidatos es casi ridículamente obvia. Por poner como ejemplo la comparación más llamativa, Trump ha propuesto unas rebajas fiscales enormes sin recortes del gasto plausibles que las compensen, pero también ha prometido reducir la deuda estadounidense; por su parte, Clinton ha propuesto un pequeño aumento del gasto compensado con subidas fiscales específicas.

Es decir, un candidato juega con una idea fantasiosa e irresponsable, mientras que el otro se muestra muy prudente con las cifras. Pero desconfíen de los análisis informativos que, en nombre del "equilibrio", quitan importancia a ese contraste.

No se trata de un fenómeno nuevo: hace muchos años, cuando George W. Bush mentía de forma evidente sobre sus cuentas presupuestarias sin que nadie informase sobre ello, yo señalé que si un candidato afirmase que la Tierra era plana, los titulares dirían: "La forma del planeta: ambas partes tienen algo de razón". Pero este año podría ser muchísimo peor.

¿Y qué hay de asuntos menos cuantificables relacionados con el comportamiento? Ya he visto a expertos que insinúan que los dos posibles candidatos juegan sucio, que ambos han recurrido a los "golpes bajos" durante la campaña. Para que conste, Trump ha puesto en duda la virilidad de sus rivales, los ha llamado mentirosos y ha insinuado que el padre de Ted Cruz tenía relación con el asesino de John Fitzgerald Kennedy. Por su parte, Clinton ha indicado que Bernie Sanders no había hecho los deberes en relación con algunos asuntos políticos. No es lo mismo una cosa que otra.

Finalmente, casi puedo garantizar que veremos intentos de ofrecer visiones asépticas sobre los motivos y posturas de los seguidores de Trump, intentos de restar importancia al racismo que hay en el fondo del movimiento y de pretender que lo que de verdad preocupa a los votantes son las prioridades de los que pertenecen a la exclusiva escena política de Washington DC (proceso que yo denomino "centrificación").

Eso es, al fin y al cabo, lo que pasó tras el auge del Tea Party. He visto afirmaciones de que a los miembros del Tea Party les movían los rescates económicos de Wall Street, o incluso que era un movimiento relacionado sobre todo con la responsabilidad fiscal, impulsado por votantes hartos del déficit presupuestario.

En realidad, nunca hubo ningún indicio de que esas cosas importasen; si siguen la trayectoria real del movimiento, este siempre ha sido un grupo de votantes blancos enfadados ante la idea de que sus impuestos se usasen para ayudar a Esa Gente, ya fuese mediante ayudas hipotecarias para los propietarios con dificultades pertenecientes a minorías o mediante la atención sanitaria a familias con pocos recursos.

Ahora veo que se insinúa que lo que impulsa al trumpismo es la preocupación por la paralización política. No es así. Ni siquiera es la "ansiedad económica", en la mayoría de los casos.

El apoyo a Trump en las primarias tiene muchísimo que ver con el resentimiento racial: lo que vemos es un movimiento de hombres blancos enfadados porque ya no dominan la sociedad estadounidense como antes. Y pretender lo contrario es dar carta blanca tanto al movimiento como al hombre que lo dirige.

Al final, la mala información probablemente no altere el resultado de las elecciones, porque la verdad es que esos hombres blancos iracundos están en lo cierto en cuanto al declive de su poder. Estados Unidos se está convirtiendo, cada vez más, en una sociedad racialmente diversa y socialmente tolerante, no como las bases republicanas, y, menos aún, como la mayoría relativa de esas bases que ha elegido a Donald Trump.

Aun así, los ciudadanos tienen derecho a estar bien informados. Los medios de comunicación deberían hacer todo lo posible por resistirse a las falsas equivalencias y a la centrificación, e informar sobre lo que de verdad está pasando.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía.
© The New York Times Company, 2016.
Traducción de News Clips.

Población habanera especula sobre consecuencias de la rebaja de precios

Desde la prensa local, las autoridades han tratado de acallar rumores para evitar el acaparamiento.

La compra de alimentos exige la mayoría de los ingresos de las familias cubanas, según investigaciones.
La compra de alimentos exige la mayoría de los ingresos de las familias cubanas, según investigaciones. Foto: Jorge luis Baños/ IPS
La Habana, 7 may.- Después de un inicio de 2016 marcado por el desabastecimiento en los mercados agropecuarios y la explosión de los precios de los alimentos, la rebaja de productos en los mercados estatales parece aliviar a la población, que se muestra escéptica de sus consecuencias.
En vigor desde el pasado 22 de abril, la disminución de precios tocó a productos de primera necesidad como el aceite vegetal, pollo y otros derivados cárnicos, que se expenden en la red de comercios en CUC (peso cubano fuerte equivalente al dólar), adonde buena parte de la población puede hacer limitadas compras.
Además, otros rubros de comercios estatales en pesos cubanos también tienen hoy un costo menor.
“Quiero aprovechar y comprar muslos de pollo ahora que les rebajaron el precio como 60 centavos de CUC, no sea que las cosas desaparezcan luego”, dijo la trabajadora del hogar Anabel Valdés.
Justo el posible desabastecimiento es una de las mayores preocupaciones de las personas en relación con la rebaja.
“Aunque la rebaja no es significativa, si da cierto acceso a más personas y lo que hay hoy puede escasear mañana”, opinó Ronald Díaz, chofer de una empresa estatal.
Por su parte, Dolores García, técnica veterinaria, comentó: “se dice que no hay dinero, entonces, ¿cómo se formaron colas cuando anunciaron que bajarían algunos precios?”.
En cualquier caso, desde medios locales las autoridades han tratado de tranquilizar a la población para evitar el acaparamiento.
Luis Carlos Góngora, vicepresidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, declaró que “estas medidas llegaron para quedarse. Existen las reservas lógicas necesarias capaces de garantizar respuestas a las demandas. El acaparamiento no debe tener lugar”.
Además de las rebajas de los precios de alimentos como pollo en piezas, picadillos, aceite, vísceras y algunas confituras en las tiendas en pesos convertibles, disminuyeron también los del arroz, chícharos, confituras y sazones que se comercializan en pesos cubanos.
Según las autoridades, la decisión de rebajar los precios parte del reconocimiento de que “los salarios y pensiones siguen siendo insuficientes para satisfacer las necesidades básicas de la familia cubana”, que hizo el VII Congreso del único Partido Comunista de Cuba, del 16 al 19 de abril pasado.
Esto, unido a “la disminución de los precios de los alimentos en el mercado mundial han propiciado adoptar un conjunto de medidas encaminadas a incrementar gradualmente la capacidad de compra del peso cubano”.
No obstante, se mantienen invariables algunas pensiones que no rebasan los 200 pesos cubanos (ocho dólares), mientras el salario mínimo es de 225 pesos en el empleo estatal, que sigue siendo el mayor empleador del país.
“Para no pocos, que no tienen remesas ni otras fuentes de ingreso, la rebaja no significa nada, lo que rebajaron sigue estando fuera de su alcance y son, sobre todo, personas mayores. Incluso, si tienen familia que trabaje, a ellos tampoco les alcanza para vivir”, opinó Doris Ramos, profesional de la salud. (2016)