Por Joaquín
Benavides *
( I )
Albert Einstein sobre la crisis:
. ¨La creatividad nace de la angustia, como el
día nace de la noche¨
. ¨Es en la crisis donde nace la inventiva,
los descubrimientos y las grandes estrategias¨
. ¨Quién supera la crisis se supera a sí
mismo, sin quedar superado¨
. ¨La verdadera crisis es la crisis de la
incompetencia¨
Dentro de 30 a 60 días
es posible que el País, bajo la firme conducción del Gobierno, la
profesionalidad de nuestro sistema estatal de la Salud y la disciplina
consciente de la inmensa mayoría de la población, haya vencido, sin demasiadas
pero siempre dolorosas bajas, el inesperado hace tres meses ataque viral, que
convertido en Pandemia universal, ha ocasionado miles de muertos, y en el
imprescindible esfuerzo por contenerla, la paralización inevitable de la
economía mundial.
La economía de
nuestro País, que padece una burocracia que después de más de diez años
desperdiciados sin decidirse a actualizar su modelo económico y eliminar
distorsiones monetarias surgida en la década de los noventa, continua
incumpliendo, sin ofrecer explicaciones sobre compromisos establecidos
previamente; que además lleva más de tres años soportando ilegales y criminales
agresiones comerciales y financieras del Gobierno de Trump y de la mafia anticubana
y contrarrevolucionaria; se encuentra de pronto ante la circunstancia
ineludible de tener que sobrevivir económicamente en medio de una economía
mundial en crisis.
Hace unos días el
Ministro de Economía compareció ante la Mesa Redonda en la que comenzó
caracterizando la situación económica internacional y las dificultades que
habrá que enfrentar en la etapa post coronavirus.
A continuación se
refirió con énfasis a Fortalezas, e incluyo en ellas a la Planificación Estatal
Planificada, y al Presupuesto estatal. En mi opinión con el alcance que les dio
son dos instrumentos de asignación centralizada de recursos escasos hacia
actividades priorizadas. Son una fortaleza administrativa y legal para que el
Ministro de Economía, y la Ministra de Finanzas reasignen centralizadamente,
recursos materiales y financieros sin sujeción al Plan y el Presupuesto que
aprobó la Asamblea Nacional en Diciembre. No lo objeto, porque es evidente que ante
la realidad del Coronavirus el Plan del 2020 lo más que se puede hacer con él
es administrarlo, en números, porque posiblemente los recursos materiales y
financieros no se materializaran. El Ministro no profundizo en este aspecto. A
continuación se dedicó a distribuir entre organismos y actividades el cálculo
de los recursos que podrán contar sin que aun haya sido derrotada la epidemia.
Fue un ejercicio eminentemente burocrático. Nada de Política económica ni de
pronóstico.
El único elemento
estratégico que percibí de la intervención en la Mesa Redonda fue la de
¨ENCONTRAR EN LA AGRICULTURA LA FUENTE PRINCIPAL DE LA ALIMENTACION DEL PUEBLO¨
Efectivamente en la
Agroindustria cubana se encontrara la fuente principal de alimentación del
pueblo. Pero no solo de eso, sino también la fuente de la acumulación para
reiniciar el proceso de desarrollo socialista. Pero para ello habría que
revolucionar las formas de gestión y de financiamiento de la agroindustria.
Hace dos días en la
Mesa Redonda, intervino el Ministro de la Agricultura. Prefiero no comentarla.
Comparto totalmente el comentario que ayer público en nuestra red el compañero
Gustavo Llorens.
En mi opinión, la
economía del País y el Pueblo de Cuba tiene una Fortaleza, que lamentablemente
el Ministro de Economía no tuvo en cuenta: Los Principios de la Conceptualización
aprobados en el VII Congreso del Partido y Refrendados en sus aspectos
principales en la Constitución aprobada en abril del 2019.
Sugiero que una vez
que las autoridades de Salud Publica hayan declarado que el peligro del COVID
19 haya pasado, el Gobierno declare la emergencia económica y adopte las
siguientes decisiones:
1. Aprobar la Reforma Cambiaria y
establecer una tasa de cambio empresarial con el dólar, no menor a Un dólar USA
igual a 25 CUP.
Defiendo
que este es precisamente el momento en que hay que llevarla a cabo. Varios compañeros
economistas destacados dudan de que este sea el momento adecuado, ya que una
fuerte devaluación del Peso cubano, pondrá en una muy difícil situación
financiera a empresas que han sido grandes importadoras. La tasa de un peso igual a un dólar, además de
favorecer las importaciones ha obligado al Presupuesto a subsidiar esa
diferencia. Si el momento supuestamente
adecuado fue antes y no se hizo, mi opinión es que este, en que la economía del
País está prácticamente paralizada y los trabajadores con sus ingresos garantizados,
es el ideal para llevar a cabo la Reforma cambiaria y dejar creadas las
condiciones para hacer creíbles los resultados financieros de las empresas y
manejable con información objetiva la economía en su conjunto. Si no se hace
ahora el temor volverá a invadirnos cuando nos estemos recuperando. Este sería
el momento además, de devaluar el CUP con respecto al dólar lo más posible. Que
sea el crecimiento futuro de la economía quien lo vaya valorizando. Es el
momento de apoyar fuertemente con la política monetaria la estrategia de
exportar más, importar solo lo necesario e incrementar lo más posible la
producción nacional.
2. Establecer que en el periodo
hasta el 31 de diciembre del 2020, los ciudadanos cubanos cambien todos los CUC
que posean por CUP a una tasa de 1 CUC igual a 24 CUP.
La
decisión ya tomada por el Gobierno de autorizar tiendas que vendan en dólares,
y también empresas que importen a solicitud de personas naturales, convierte en
importante que se elimine el CUC de la circulación y que queden en manos de la
población legalmente el CUP y las divisas. Ello facilitaría evitar la
compraventa informal de divisas por CUC a tasas acordadas bilateralmente, que
mantiene el poder de capitalización del CUC no vinculado a actividad
productiva.
3. Aprobar un instrumento legal
que autorice la creación de PYMES principalmente en la actividad
agroalimentaria, que puedan incorporarse si lo desean, a las cooperativas
agropecuarias.
Es
el momento también, que no se debe dejar pasar,
de superar temores infundados sobre el sector privado cubano, resida
donde resida, en que se convierta en un ¨caballo de Troya¨ qué conspire contra
el carácter socialista de la economía y de la preeminencia de la empresa
estatal en el desarrollo económico.
No
se entiende bien como se estimula la inversión extranjera y se le teme al
establecimiento de PYMES con capital de ciudadanos cubanos, con independencia
de donde residan.
El
carácter socialista de la economía lo garantizan la Constitución Socialista, el
Gobierno Cubano y la inversión de la economía planificada cubana en las
empresas del Estado.
La
inversión privada en un momento de crisis económica se convierte en un apoyo
importante para la salida de la crisis, en que la epidemia del Coronavirus y
también la demora de casi tres años en llevar a cabo el cambio en el Modelo
económico aprobado en el VII Congreso del Partido pone ahora a la economía y
por ende a la población en una situación alimentaria particularmente desprotegida.
No es inversión no estatal lo que se
requiere, es inversión privada. Y no hay que esconder el concepto. La inversión
privada en Cuba, junto a la extranjera, que es también privada, y esta
refrendada en la Constitución, será un elemento importante que puede contribuir
a salvar al Socialismo Cubano después del COVIP 19.
Logrando
hacer coincidir los intereses económicos comunes de las Cooperativas de Producción
agropecuaria (CPA), las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) y las PYMES,
es posible obtener recursos para invertir en la máxima utilización y
mejoramiento de las tierras, así como en
obtener tecnología y equipamiento para el desarrollo de la pequeña y mediana
industria agroalimentaria, y también en la del ganado lechero, de carne y
porcino.
4. Reestructurar todo el esquema
institucional de la agricultura.
El Ministerio de la Agricultura
debe ser fundamentalmente el rector de la política agraria, del control de la
propiedad de la tierra y de la política fitosanitaria, de salud animal, y de
los centros de investigación. No tendría subordinadas directamente empresas
estatales agropecuarias, pero con la facultad de designar el Presidente de los
Consejos de administración de las grandes y más importantes empresas estatales
agropecuarias del País, las que operarían en todos los casos bajo los
principios del autofinanciamiento. Tendría responsabilidades con respecto las
empresas de suministros para toda la producción agropecuaria, pero ninguna
sobre las cooperativas agropecuarias y de créditos y servicios.
5. Las Cooperativas
agropecuarias y de créditos y servicios serian autónomas en su funcionamiento
interno y en su economía.
Solo se subordinaran a su
Asamblea General de Cooperativistas. Sus relaciones con las empresas y
autoridades estatales del Ministerio de la Agricultura serán de cooperación y
en ningún caso de subordinación. Aprobaran en Asamblea General sus planes económicos y de producción, de
entrega y venta. Responderán materialmente por el incumplimiento de los contratos
de venta de productos Llevaran la contabilidad de sus operaciones y pagaran sus
impuestos de acuerdo a sus utilidades y no por los ingresos. Podrán establecer operaciones de negocios de
inversiones y comerciales con las PYMES y de inversiones con empresas
extranjeras, según la legislación que esté vigente. Podrán negociar créditos
bancarios con la banca nacional para inversiones en equipos y tecnología,
entregando garantías con sus activos y recursos propios. Podrán exportar
directamente e importar directamente asumiendo el pago con sus recursos
propios.
El
Banco Central creara una Institución Financiera No bancaria, y la dotara de un capital mínimamente
suficiente para financiar las Cooperativas
para la adquisición de los insumos requeridos para exportar y para
adquirir equipos y materiales. Ese capital será pagado con un porciento de las
utilidades en divisas que obtengan las cooperativas, cuyas divisas obtenidas
serán captadas por esa institución financiera
6. Política de Precios de
productos agropecuarios y de la población.
La política
de precios a los productores agrícolas, sean cooperativistas, privados y/o
usufructuarios no puede ser rehén de la política presupuestaria y salarial del
País. La política de los topes de precios agrícolas, establecidos por el
Ministerio de Finanzas, que es quien aprueba el Presupuesto, es la principal
responsable de que la producción agrícola no crezca y que haya que importar lo
que pudiera producirse en el País.
El
tope de los precios no afecta a las empresas estatales, no solo porque tienen
una participación relativamente más baja en la producción de viandas, vegetales
y carne de cerdo, sino porque si no logran cubrir sus costos, el presupuesto
subsidia a esas empresas. Al campesino cooperativista, privado y usufructuario
el presupuesto no los subsidia.
Cuba
que es una economía abierta que aspira a exportar sus producciones agrícolas y
a sustituir importaciones de origen agropecuario y sobre todo producir los
alimentos para el Pueblo, tiene que
tener una política de precios para las producciones agropecuarias que los haga
comparables con los precios del mercado internacional. Por ejemplo el precio
internacional de 1 tonelada de frijol negro es $580 USD. Al campesino se le
paga el quintal a 925CUP, ( 9250 CUP) la
tonelada... Para la tasa oficial de 1CUP
es igual a un dólar, parece un buen precio, pero si se le aplica una tasa de
cambio de 1 dólar por 25 CUP, el precio de compra equivale a 370 USD; el 64%
del precio internacional. Es posible, habría que investigarlo, que con el 64%
del precio internacional el campesino medio cubano no pueda cubrir sus costos para
dedicar sus tierras, con la adecuada tecnología a producir principalmente
frijoles negros. Quizás si produce otras producciones que no sustituyen
importaciones y que sean menos exigentes pueda obtener una utilidad mayor.
Ese
análisis habría que hacerlo con todas las producciones agropecuarias que
pretendemos sustituir las importaciones y con aquellas a las que se le ven
posibilidades de exportar, en este caso para conocer los límites de costos
internos. Estos precios de compra de productos agropecuarios deberían ser
aprobados por el Gobierno.
Con
relación a los precios topados para la población, habría que desvincularlos de
los precios a los productores. Cuando el productor en vez de precios
estimulantes, se encuentra con precios que no le dan suficientes utilidades o
peor que no les cubre sus costos, la tendencia que va a seguir es a entregar la
cifra acordada con Acopio y el resto de su producción tratar de venderla a
intermediarios en el mercado al precio que le paguen y le convenga. Cuando las
autoridades territoriales se dan cuenta y comienzan a perseguir a esos
intermediarios y hasta amenazar al productor, este se ajusta a lo que tiene
comprometido con acopio y las autoridades territoriales y no incrementa gastos
para producir más. Como funciona en la práctica este mecanismo lo tengo
estudiado en una Cooperativa de Créditos y Servicios de la Habana. No falla. Querer cambiar la cultura del
campesino cubano de 60 años de gobierno revolucionario y socialista, es pura
utopía. La burocracia no puede pretender imponerle reglas absurdas al campesino
que es quien trabaja la tierra y produce los alimentos y además se le acuse que
quiere vender caro. Junto a pedirle que crezca en su producción y firme sus
contratos hay que pagarle buenos precios, comparables con los internacionales.
La
fórmula que propongo es la siguiente: Fijarle precios bien estimulantes a los
productores agropecuarios, que incluya productos de la agricultura y la
ganadería. La instancia que les apruebe esos precios debe tener en cuenta los
precios internacionales y la tasa oficial de cambio que esté vigente después de
la Reforma cambiaria. Esos precios serían los oficiales para los productores
agrícolas, incluyendo los estatales. Por ellos es por los que pagaría la
entidad comercial.
El
Ministerio de Comercio establecería los precios de la población tomando en
cuenta la situación del mercado y de los ingresos de la población.
Diferenciando hasta donde le sea posible los mercados de precios medios y altos
para la población, según sus ingresos; y de precios bajos subsidiados para los
segmentos de la población de bajos ingresos. Eso requiere estudios sistemáticos
de ese Ministerio sobre los rangos de ingresos y la población contenida en
ellos, referido a los distintos territorios y provincias.
Resumiendo,
la entidad comercial de acopio les compraría a los campesinos a los precios
oficiales para los productores y vendería a los mercados de productos
agropecuarios y comercios especializados, así como al sector privado comercial
a precios de esos mercados diferenciados. La diferencia entre lo que paga el
comercio (acopio) a los campesinos por sus producciones a precios oficiales
estimulantes y lo que cobra por sus ventas a todo el mercado de consumo, si da
perdidas, estas serían subsidiadas por el Presupuesto.
Hasta
aquí este artículo. Pretendo escribir por lo menos dos más. Cayo en mis manos
de casualidad esos pensamientos de Einstein y como estoy en mi casa encerrado,
y muy inquieto y preocupado con lo que nos viene para arriba, después que
venzamos el Coronavirus, como lo vamos a vencer, como mejor utilizo mi tiempo
es escribiendo sobre mi experiencia acumulada. Lo que si estoy seguro, es que
igual que el Mundo será distinto, la economía cubana tendrá que ser distinta.
1
de abril de 2020
*Joaquín Benavides Rodríguez. Ocupó el cargo de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte