Por Pedro Monreal
El Estado como tal
10 de diciembre de 2018
La mayor parte de los debates sobre la reunificación monetaria y cambiaria en Cuba asumen que el peso cubano (CUP) es la única moneda nacional que se mantendría después de concluida la unificación monetaria.
El supuesto se basa principalmente en el hecho de que los documentos oficiales del Partido Comunista de Cuba (PCC) y del gobierno expresan que el CUP ocuparía ese lugar de moneda única. Sin embargo, lo anterior no implica que se trate de una opción que no pudiese ser sometida al enfoque crítico del análisis, ni que fuese adecuado descartar a priori las posibles propuestas favorables a la adopción del peso convertible (CUC) como moneda única.
Me ha parecido interesante la sugerencia realizada recientemente por el colega Fidel Vascós en un intercambio de correos electrónicos en el sentido de que no debería mantenerse fuera del análisis actual la posibilidad de considerar al CUC como eventual moneda única en circulación, sustituyendo al CUP. En realidad, esa idea ya había sido planteada anteriormente por Vascós a raíz de una propuesta realizada por compañero Rolando López del Amo, en una breve ronda de intercambios de criterios el pasado mes de julio.
En aquellos momentos, el comentario crítico más preciso y de mayor peso entre quienes participamos en el intercambio lo hizo el colega Humberto Perez al señalar el costo político que pudiera significar pasar a considerar una variante que “nadase contra la corriente” en momentos en que lo que se requiere es una solución urgente de este “nudo gordiano”.
Adicionalmente, Humberto expresó que más importante que la propia cuestión del signo monetario que pudiera adoptarse como moneda nacional única, resultaba crucial la posibilidad de incluir en el proceso de ordenamiento el tipo de mecanismos que permitiesen contribuir positivamente a la solución de otros problemas urgentes. En ese punto Humberto hizo la referencia a un previo texto suyo publicado en la revista Temas donde explicaba su propuesta para utilizar una reevaluación del CUP frente al CUC como fuente para financiar un incremento de salarios y de pensiones. (1)
En la propuesta hecha nuevamente por Vascós en noviembre, se agrega la advertencia de que se trata de una sugerencia que requiere de un ejercicio de cuantificación preliminar, algo que –dadas las limitaciones de acceso abierto a datos- colocaría en desventaja a la mayoría de quienes participamos en el debate público sobre el tema.
Hasta donde logro identificar, parece existir un consenso entre quienes hemos intercambiado en cuanto a que es adecuado examinar lo más objetivamente posible cualquier opción posible que pudiera existir en materia de unificación monetaria y cambiaria.
La noción de que el CUC –una moneda nacional actualmente en circulación- pudiera ser adoptada como moneda única no sería la única variante que quizás debería agregarse al debate.
Otras opciones que prácticamente no han sido consideradas también pudieran ser discutidas. Por ejemplo, la posibilidad de que una tercera moneda nacional –que no fuese el CUC ni el CUP- se adoptase como moneda única, o la posibilidad de efectuar un canje de moneda con confiscación parcial, pero esas variantes no se abordan en este texto.
A continuación, se presenta una síntesis sobre dos aspectos claves relativos a la sugerencia de considerar el CUC como posible moneda única:
El CUC como moneda única: ¿qué y cómo?
Esencialmente, la referida sugerencia de adopción del CUC como moneda única tendría las siguientes tres características centrales:
Mantener las actuales tasas de cambio del CUC: 1 USD = 1 CUC para las relaciones interempresariales y de 1 USD = 0,87 CUC para el cambio minorista (tasa que considera el 10% de gravamen para la compra de USD). A los efectos prácticos, se trataría de una única tasa de cambio con las lógicas diferencias que existen en las cotizaciones en dependencia del tipo de mercado específico (empresarial o minorista), como ocurre en todos los países.
La tasa de cambio del CUC respecto a otras divisas se formaría tomando como referencia la tasa del CUC respecto al dólar estadounidense (USD).
Se utilizaría un régimen cambiario de tipo fijo. Este punto no se encuentra definido explícitamente en la propuesta de Vascós, pero eso es lo que entiendo de la referencia que se hace en cuanto a mantener reservas parciales de divisas para sostener la tasa de cambio. Si las condiciones cambiasen y las reservas no fuesen adecuadas, entiendo que se sugiere que ello implicaría la necesidad de modificar el nivel de la tasa de cambio fija.
El proceso para modificar la situación actual de dos monedas nacionales y múltiples tasas, hasta completar la propuesta de adopción del CUC como moneda única con una sola tasa de cambio fija, incluiría los siguientes elementos:
Aplicación de un régimen parcial de control de cambios para evitar la fuga de divisas hacia el exterior
Papel activo del sector no estatal en el ingreso de divisas como eventual resultado del otorgamiento de la capacidad legal para exportar libremente sus productos y servicios.
La propuesta se apoya al menos en dos condiciones básicas:
El sector no estatal debería haber experimentado previamente una reforma que le permitiera operar con un alto grado de libertad en sus relaciones con actores internacionales, especialmente en lo relativo a las operaciones de comercio exterior. Una posible implicación de esto es que pudiera requerirse la adopción de una condición adicional previa: la legalización de la empresa privada nacional para que esta estuviese en capacidad de funcionar como una entidad exportadora.
La ausencia de una reforma previa, o simultánea, de precios y de salarios no representaría un obstáculo significativo para la unificación monetaria y cambiaria. La reforma de precios y de salarios pudiera hacerse en una fase posterior. (Nota: este es un punto que valdría la pena abordar en un texto posterior pues se trata de uno de los aspectos divergentes más importantes en las distintas propuestas que circulan hoy en canales no oficiales. Por ejemplo, el Dr. Jorge Barrera Ortega, a diferencia de otros colegas, considera que es imprescindible hacer una reforma de precios interempresariales antes de eliminar el CUC).
Ventajas y desventajas del CUC como moneda única según los proponentes de esta opción
La propia propuesta hecha por Vascós y por López del Amo identifica sus ventajas y desventajas.
Las ventajas, según los proponentes, serían las siguientes:
La principal ventaja consistiría en mantener desde el inicio del proceso una sola tasa de cambio que en la práctica ya sería conocida por todos los actores económicos.
Las empresas no se enfrentarían al inconveniente de tener que experimentar sucesivas modificaciones de la tasa de cambio.
La población no vería afectada su tasa de cambio de USD por CUC, lo que contribuiría a crear un entorno de estabilidad favorable al proceso de ordenamiento.
Las desventajas, según los proponentes, se enumeran a continuación:
La desventaja más importante sería la reducción del nivel cuantitativo de los salarios y pensiones expresados en CUC. El salario promedio mensual de 767 CUP registrado en 2017 equivaldría a 31,96 CUC (tasa 1 CUC= 24 CUP), es decir, 36,73 USD (1 USD = 0,87 CUC).
La gestión práctica de algunos costos sería inicialmente engorrosa, por ejemplo, el costo de 0,40 CUP del transporte urbano se convertiría en 0,016 CUC.
Habría que hacer una impresión relativamente grande de billetes y de monedas denominadas en CUC.
A continuación, identificaré algunas ventajas y desventajas señaladas por otros participantes en el debate, pero antes de ello conviene citar un planteamiento respecto al dilema de la selección del CUP o del CUP como moneda única que fuera realizado hace algún tiempo por de Rogelio Torras Rodríguez y Juan M. Ferrán Oliva:
“La unificación aflora como punta de un iceberg, pero su esencia es de mercado. Un primer paso será la selección de una sola moneda. La elegida deberá ser convertible. El CUP es el heredero reconocido, pero actualmente es minusválido. Habrá que conferirle convertibilidad para que asuma su función de moneda nacional. El CUC es convertible pero sólo internamente. Cualquiera que sea la alternativa que se adopte los resultados serán similares. La conversión en uno o en otro numerario se logra multiplicando o dividiendo, según sea el caso. Quizás la decisión de continuar con el peso corriente (agregándole convertibilidad) se deba a que no evidencia palmariamente el bajo per cápita de los ingresos del país”. (2)
Este último aspecto –la visualización de los bajos ingresos del trabajador cubano- coincide con lo que probablemente sea una percepción ampliamente compartida entre los economistas con los que he podido intercambiar.
Torras y Ferrán ubican lo que pudiera ser considerada como la primera evidencia pública de la decisión oficial de adoptar el CUP como eventual moneda única en un discurso de Fidel Castro ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 31 de marzo de 2005.
Mis comentarios sobre las posibles ventajas
En mi modesta opinión, la principal ventaja de convertir el CUC en moneda única consistiría en evitar la elevada devaluación que probablemente habría que hacer si se adoptase el CUP. Una posible selección del CUC implicaría reducir considerablemente un probable traspaso de la devaluación hacia los precios.
Es decir, el CUC le ofrecería al proceso de ordenamiento la posibilidad de reducir notablemente el riesgo de una sacudida de precios, algo que se lograría mediante un mecanismo económico y no como resultado de una decisión administrativa sobre los precios, una acción que pudiera tener otros impactos no deseados.
He expresado anteriormente que no considero apropiado utilizar la premisa de que es posible manejar precios y salarios mediante decreto administrativo, sin considerar el funcionamiento de los precios relativos de la economía internacional que se expresan en la tasa de cambio. (3)
Cualquier supuesta “capacidad” de controlar precios administrativamente va a provocar algún tipo de “incapacidad” por otra parte del sistema. He mencionado el ejemplo de la “capacidad” que ha existido para mantener durante años un precio relativo (la tasa oficial de cambio) a un nivel ficticio decidido “a voluntad”, lo cual ha tenido un efecto no deseado, pero inevitable: la “incapacidad” para hacer redituable un amplio rango de sustitución de importaciones.
En el caso del CUP, llevar la tasa de cambio oficial hasta un nivel de 1 USD = 15 CUP equivaldría a una devaluación de 1400%.
En el caso del CUC considero que la adopción de una tasa de cambio de 1 USD = 1 CUC (o en un entorno muy cercano) probablemente representase una sobrevaluación del CUC en relación con la tasa de “equilibrio”. O sea, considero que es muy probable que el CUC también tendría que ser devaluado, pero modestamente no encuentro razones para pensar que la actual cotización del CUC frente al dólar deba desplomarse al nivel que sí tendría que ocurrir con el CUP.
Aquí anoto de pasada una discrepancia que tengo con otros colegas. La cotización del CUC frente al USD expresa condiciones de mercado, al menos en el caso de las transacciones individuales en las casas de cambio (CADECA). Es una tasa fija, pero su nivel no es caprichoso.
La razón por la que la tasa de cambio de CADECA 1 USD = 0,87 CUC ha sido relativamente estable es porque parece ser una tasa de mercado. De hecho, la tasa del mercado negro del USD es bastante parecida, habiéndose mantenido estable -durante años- entre 0,91 y 0,95. El diferencial ha sido inferior al 10% en relación con la tasa oficial. Esa relativa convergencia entre la tasa oficial y la del mercado negro expresa una evidencia “clásica” de que la tasa adoptada por las autoridades se forma tomando en cuenta el funcionamiento del mercado.
En “picos” especulativos como el de enero de 2018, parece que el máximo fue de 0,96 o 0,97, pero luego volvió a sus niveles habituales de los últimos años, de alrededor de 0,95. Hasta donde conozco, las autoridades monetarias cubanas no necesitan vender reservas en divisas para mantener la tasa actual CUC/USD de CADECA.
De hecho, desde un enfoque de “poder de paridad de compra” (purchasing power parity, PPP) muchos precios expresados en CUC en Cuba se aproximan a los precios de productos equivalentes en USD en otros mercados, particularmente cuando se “corrigen” los precios en CUC para descontar los márgenes comerciales que se agregan en las tiendas cubanas.
Sin embargo, la situación de paridad del CUC y el USD en las relaciones empresariales es un caso diferente. El nivel de la tasa también tiende a expresar una relativa equivalencia en términos de PPP, pero no se dispone de evidencia concreta que permita afirmar que esa es una tasa que refleja operaciones de mercado, entre otras cosas porque las empresas cubanas no adquieren divisas mediante operaciones de mercado.
En general, las divisas son asignadas centralmente a las empresas mediante un mecanismo que involucra los llamados “certificados de liquidez” (CL), que en la práctica operan como una tercera moneda nacional (además del CUP y del CUC).
Es probable que la cotización del CUC en las relaciones empresariales se encuentre sobrevaluada con respecto a una tasa de 1 CUC = 1 USD. No hay datos públicos que permitan corroborarlo, pero la propia existencia del CL indica que no habría condiciones para que funcionase la cotización 1:1 en condiciones de mercado.
Las desventajas según otros participantes en el debate
El Dr. Humberto Pérez ha identificado, en el marco de los intercambios de mensajes a que hecho referencia, la que considero que pudiera ser la lista más completa de desventajas potencialmente atribuibles al CUC como moneda única. La enumeración que sigue probablemente no es exhaustiva, pero considero que registra las principales desventajas enunciadas: (4)
La decisión de adoptar el CUP ya se encuentra demasiado firme y arraigada como para que pudiera ser modificada ahora. En ese sentido, considerar en estos momentos la posibilidad del CUC como moneda única pudiera ser una propuesta desfasada respecto al ritmo que necesita la actualización del modelo económico. Por una parte, resultaría contrapuesta a lo expresado en diversos documentos oficiales y al proceso de consulta de estos con la población. Un giro de ese tipo pudiera tener repercusiones en la percepción de los ciudadanos respecto a la seriedad de las decisiones de política económica.
Si se adoptase la decisión de adoptar el CUC como moneda única, la adaptación del proceso de ordenamiento a esa nueva circunstancia pudiera demorar aún más ese proceso, el cual acumula varios años de retraso en relación con las expectativas iniciales de su implementación.
Si se deja el CUC como moneda única, la devaluación que decida aplicarse tendría lugar automáticamente tanto para las relaciones interempresariales estatales como para las relaciones con y entre el sector no estatal y con la población en general. Sin embargo, si se deja al CUP, como está previsto, la devaluación, a partir de manejar una tasa única, tendría lugar solo para las relaciones interempresariales estatales mientras que para las relaciones con y entre el sector no estatal y con la población en general lo que se produciría sería una revaluación del CUP, es decir todo lo contrario.
Anclar el CUC al dólar estadounidense (USD) significaría una dolarización indirecta de la economía, con las desventajas de orden político que ello acarrearía.
La selección del CUC como moneda única no permitiría aprovechar una revaluación del CUP frente al USD (por ejemplo, con una tasa de 1 USD = 15 CUP) para poder establecer una fuente de financiamiento suficiente y relativamente rápida que hiciera posible aplicar los impostergables aumentos de salarios y pensiones cada vez más reclamados por el pueblo, especialmente en el caso de los trabajadores productivos que serían principalmente los que laboran en las entidades empresariales que poseen y gestionan los medios fundamentales de producción del país, donde se produce más del 80% del PIB. Estos, al verse estimulados salarialmente con los referidos incrementos y con la aplicación gradual de una reforma salarial elaborada realista y científicamente, se verían motivados a aumentar la producción y la productividad, sentirían crecer su sentido de pertenencia y disposición de permanencia, frenando la actual fuga de fuerza de trabajo calificada desde el sector estatal hacia el no estatal y hacia el exterior, se eliminaría o reduciría el caldo de cultivo para la desviación de recursos y la corrupción peligrosamente extendida en la actualidad.
Conclusiones
La reunificación monetaria y cambiaria no es solo un tema de alta complejidad técnica, sino que tiene una dimensión política sobresaliente. Es un problema donde contrasta el hermetismo oficial sobre las posibles vías de su solución con el debate que desde hace tiempo y por diversas vías ha tenido lugar entre especialistas empeñados en que las decisiones de política económica puedan ser informadas por el tipo de evidencia y de análisis que genera la aplicación de métodos científicos, un empeño que se mantiene a pesar de no poder contarse con los datos adecuados.
En ese contexto, es conveniente incluir en el análisis el espectro más amplio posible de las variantes que deberían evaluar los decisores antes de adoptar una disposición específica.
Por esa razón, se encuentra totalmente justificada la consideración de la alternativa del CUC como un tema de investigación, entre otros posibles. Eliminarla a priori del rango posible de opciones pudiera limitar la calidad del proceso de toma de decisiones de la unificación monetaria y cambiaria en Cuba.
Notas
4 El intento de sintetizar las desventajas no ha permitido citar literalmente lo expresado por Humberto Pérez en varios intercambios, pero se utilizan muchas expresiones textuales utilizadas por este autor.