La comunidad internacional, a través de los medios de prensa y las redes sociales, reaccionó durante las últimas horas a las disposiciones y regulaciones emitidas este 8 de noviembre por los Departamentos de Estado, Tesoro y Comercio de Estados Unidos en relación con Cuba.
Muchos han unido su voz a la de la Isla, víctima de un bloqueo económico, comercial y financiero que sobrepasa los 50 años y ahora se recrudece como en los tiempos de la Guerra Fría.
Desde Latinoamérica, el presidente Evo Morales denunció el modo de actuar del país norteamericano, y lo enmarcó en el endurecimiento del bloqueo de EE.UU. contra Cuba.
«EE.UU. endurece el bloqueo criminal en contra de Cuba pese al rechazo de 191 países. Como no pudo someter políticamente al pueblo cubano, trata de asfixiarlo económicamente...», escribió anoche el mandatario en su cuenta de Twitter.
Mientras algunos legisladores estadounidenses contrarios al proceso de normalización de relaciones entre ambos países celebraron las nuevas medidas, y otros como el senador republicano Marco Rubio llegaron a decir que debían ir más lejos, varios miembros del Congreso y sectores económicos las rechazaron, reporta PL.
La congresista Barbara Lee, de alineación demócrata, opinó que «nadie gana con esta nueva política terrible, es simplemente punitiva. Daña a estadounidenses y cubanos por igual».
«Este es el último retroceso en el restablecimiento de las relaciones con Cuba: 55 años de aislamiento no funcionaron. Deberíamos movernos hacia adelante, no hacia atrás», dijo en su cuenta de Twitter la senadora demócrata por el estado de Minnesota, Amy Klobuchar.
El republicano Mark Sanford (Carolina del Sur), señaló que la prohibición de viajar a Cuba, promulgada en un momento álgido de la Guerra Fría, es anticuada y una limitación injusta de la libertad estadounidense.
Como parte de estas opiniones que refuerzan la idea de un retorno a posiciones jurásicas que no benefician a los pueblos a ambos lados del Estrecho de la Florida, varias encuestas ratifican el apoyo mayoritario de la ciudadanía estadounidense al acercamiento bilateral, lo cual ignora Washington.
«En balance, las regulaciones afectarán con más fuerza a las instituciones académicas de Estados Unidos, cuyos programas de estudios en Cuba serán acortados; en los viajeros estadounidenses que no podrán visitar la Isla con la licencia de pueblo a pueblo individual y en los cubanoamericanos cuyas familias no serán más elegibles para enviar remesas o paqueterías», aseguró en un artículo reciente el profesor de la Universidad Americana de Washington y autor del libro Diplomacia encubierta con Cuba, William LeoGrande.
LA OPINIÓN EN LA CALLE
Spencer Mess, periodista de Nueva York, ahora de vacaciones en Cuba, aseguró a Granma que después de medio siglo, es obvio que el bloqueo ha sido inefectivo.
«Es una forma de castigo colectivo que ha sido condenado internacionalmente, y es trágico ver que la administración de Trump continúa persiguiéndolo».
Anabel Alfonso González, cubana de 30 años, cree que esas medidas frenan completamente el proceso de mejoramiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos porque cierran proyectos y posibles negocios entre ambos países.
Además, desde su profesión como económica, asegura que las mismas perjudican tanto al sector estatal, como al cuentapropista.
Por su parte Leo Anderson, estudiante universitario estadounidense, dijo a este diario que la aplicación de estas medidas resultará imposible.
«La Casa Blanca tendría que destinar millones de dólares para asegurarse que un norteamericano no tome Tropicola en Cuba. Eso es ridículo», sentenció.
«¿Cómo él podrá controlar que se cumplan esas medidas?», se pregunta también Manuel, chofer de autos en la terminal de ómnibus de Plaza de la Revolución, quien agregó que no era un experto en la materia pero le parecía casi imposible que alguien pueda saber si los estadounidenses toman Tropicola o TuKola.
Por otra parte Rodrigo H. González, director ejecutivo de la agencia Proximity Cuba, dedicada a programar viajes de estadounidenses a Cuba, calificó de ridículas estas nuevas medidas de la administración Trump.
«Son un retroceso al avance alcanzado en el acercamiento entre ambos países. Estas medidas afectan tanto al pueblo estadounidense que viene o quiere venir a la Isla, como al pueblo cubano. Nadie saldrá ganando con esto».
Marcel Durán Estrada, un joven informático cubano, estima también que se trata de una regresión, incluso para los ciudadanos estadounidenses, que estas medidas resultan dañinas para todos.
«La gente (en EE.UU.) está en pánico. Trump es muy voluble y nadie está seguro de cómo interpretar sus intenciones. Hay mucha incertidumbre» afirma por su parte Daniel Howell, intelectual y profesor de la Universidad de Nueva York, especialista en literatura cubana que ha viajado varias veces a la Isla.