A los lectores de Cuba Economía.
En los primeros días de abril de este año se publicaron en diferentes blogs sendos artículos que robustecen el dossier de los trabajos dedicados a la unificación monetaria en Cuba. El primero del periodista especializado en asuntos económicos Ariel Terrero y el segundo del Doctor Pedro Monreal, investigador cubano que escribe sobre la economía cubana aunque desde hace años no radica en Cuba. (Ariel Terrero, Antes de la hora final de las dos monedas en Cuba. Pedro Monreal Resolviendo el “entuerto monetario” en Cuba. Precisiones sobre un artículo de Ariel Terrero, elestadocomotal 4 de abril de 2018 )
Por razones ajenas a mi voluntad, pero no a mi salud visual, no había podido atender el blog en el que escribo cuando tengo una oportunidad. Voy a hacer un esfuerzo para, aprovechando los artículos mencionados, colocar en la blogósfera cubana algunas precisiones que debería haber hecho hace tiempo relacionadas con la dualidad y la unificación monetarias, pero que en realidad constituyen cuestiones de economía política.
Dos artículos importantes.
La importancia de estos artículos desde un primer nivel de la observación empírica radica en que abordan una vez más el polémico asunto de la unificación monetaria, ambos añaden nuevas apreciaciones aunque en el caso de la réplica del doctor Monreal sea más de lo mismo, pero precisamente en ello está su valor, porque me obliga a hacer algunas reflexiones aplazadas.
Desde una mirada más profunda se acrecienta el valor de los análisis. Esto sucede cuando la dualidad monetario-cambiaria y su consecuente unificación se analizan más allá de un fenómeno financiero y se tienen en cuenta las relaciones de producción. Ambos opúsculos poseen esta cualidad aunque no la declaren.
Considero que el artículo de Terrero tiene por lo menos 3 virtudes: La primera es la crítica a la poca o casi nula información acerca del proceso de unificación monetario-cambiario, una vez que en diciembre de 2017 se hizo pública la voluntad del partido y del estado de proceder lo más raudo posible a su realización. La segunda radica en la sinopsis que nos regala del llamado estado del arte sobre este tema, aunque se concentra en el artículo de la doctora Vilma Hidalgo y en menor cuantía en trabajos del doctor Juan Triana, mencionando a otros economistas entre ellos a Joaquín Infante y Carmelo Mesa Lago, por cierto de diferentes grados de compromiso con la Revolución cubana. La tercera ventaja se materializa en la crítica a Monreal porque considera que le atribuye al sector privado cubano el papel fundamental en la unificación monetaria y sobrestima la tasa de cambio de CADECA. Es importante porque aunque el doctor Monreal es objeto de críticas, de mayor o menor grado de acritud, por varios intelectuales revolucionarios cubanos y extranjeros, son menos los economistas que lo enfrentan por sus trabajos en defensa de la empresa nacional cubana de corte capitalista.
Me parece que este último enfoque de Terrero es lo más importante de su artículo, aunque se quede a medias al asociar la propuesta del doctor Monreal solo a la solución del “entuerto monetario”. De todas formas el destacado periodista expresó una verdad que provocó la réplica de Pedro Monreal que no hizo otra cosa que defender sus consabidos y reiterados argumentos a favor de provocar cambios esenciales en las relaciones socialistas de producción.
¿Es solo irracional y burocrática la tasa de cambio de un dólar por un peso en el sector empresarial estatal?
Una de las objeciones que le hace Terrero a Monreal es que solo considera de manera crítica la tasa de cambio que rige en las transacciones del sector estatal, antes ha expresado otra cuestión más importante pero no acierta a conectar ambas. Dice el periodista:
“Esta profesora (Se refiere a la doctora Vilma Hidalgo) parte del hecho de que el peso principal de la economía cubana descansa sobre hombros estatales, una peculiaridad que resta validez a la propuesta de otro economista, Pedro Monreal, de apostar al sector privado como as de triunfo contra el entuerto monetario.
“Opuesto a entender la multiplicidad de tasas de cambio como una deformación, Monreal aplaude la tasa de Cadeca como “la mejor de todas”, al juzgar que tiene fundamentación económica, una idea riesgosa en un modelo económico lastrado por insuficiente transparencia de la rentabilidad. Al considerar distorsionada únicamente la tasa de cambio oficial, solo admite una cara de la moneda o del problema. Monreal reprocha por ese camino el punto de vista de otros que observan ventajas para el sector privado, derivadas del enredo monetario, en detrimento del empleo estatal.” (Ariel Terrero, artículo citado)
El primer párrafo citado expresa una idea fundamental y es que explicita la preminencia del sector estatal en la economía y denuncia la parcialidad del doctor Monreal hacia el sector privado. Pero a mi juicio la idea se debilita cuando Terrero asocia esta convicción de Monreal con el análisis de las tasas de cambio. De esta manera el periodista asume voluntariamente un hándicap que favorece a su interpelado, porque le posibilita defenderse en su propia cancha. El doctor por supuesto no desperdicia esta oportunidad y le espeta:
“…no es exacto afirmar que mi valoración es unilateral, al solo observar “una cara de la moneda”. Siempre me he referido a las “dos caras”. Lo que afirmo es que una tasa –la oficial- es una distorsión y que la otra –la de CADECA- no lo es en el contexto del mercado específico en el que esa tasa funciona. Las “dos caras” han sido abordadas.” (Pedro Monreal, artículo citado)
En este sentido el académico tiene la razón, pero el periodista no pretendía analizar con profundidad la relación entre el fenómeno monetario y las relaciones de producción, aspecto que si toca la doctora Hidalgo citada por él. Este no se plantea, porque no está en el plan de su artículo, preguntarse porqué defiende el doctor Monreal la tasa de cambio de CADECA. La respuesta es solo una, porque esta es la que beneficia al sector privado que no es solo el “az de triunfo” para resolver el problema monetario sino la carta principal del académico para enrumbar por otro camino las relaciones de producción.
Tampoco estaba obligado el periodista a desmentir la idea del doctor de que la tasa de cambio de CADECA refleja las condiciones del mercado en tanto la tasa de uno por uno es una ficción burocrática. Pero nosotros si debemos hacerlo.
De la primera no hay que hablar, la irracionalidad está en el mismo tipo de cambio, pero ¿acaso la de 25 pesos por un CUC es racional y encierra una relación de mercado ?. ¿ O es que el salario no cuenta para fijar esta tasa y no es parte del mercado ?. Hasta el cubano más neófito en economía sabe que ambas variables están completamente divorciadas.
La tasa de CADECA es tan irracional como la del sector empresarial estatal, lo que la primera perjudica sobremanera no solo la contabilidad sino la eficiencia y la rentabilidad de la economía estatizada y es una de las causas que no se pueda apreciar el peso respecto al CUC, o que haya que mantener tan elevado ese sobreprecio que desfavorece con creces a la mayoría de los trabajadores y beneficia sobre manera y artificialmente al sector privado. Este último obtiene una ganancia extraordinaria ajena a los niveles de eficiencia que, es justo reconocer, son más altos como promedio que en el sector estatal.
¿Dónde está la racionalidad y la mano del mercado cuando una persona que solo recibe un salario, sea cual fuese, tiene que pagar en el MERCADO regido por la tasa de 25 x 1, más de 60 pesos por 1 litro de aceite?, ¿qué se hizo la ley del valor o ley de los precios y del mercado?. Solo ese producto representa cerca del 9 % del salario medio de 2016 y el 10 % del salario promedio del sector de la educación. ¿ Es esa transacción racional, regida por el mercado ?. Claro que hay otros factores que inciden en este sobreprecio descomunal pero su base es la “racional” tasa de CADECA.
Un propietario de un negocio privado tiene que sufrir por ese desproporcionado tipo de cambio, pero compensa la agresión al bolsillo y sale ganancioso cuando factura una hamburguesa a 3 CUC, es decir 75 pesos, el 10 % del salario medio mensual. El que recibe remesas también paga el aceite a más de 60 pesos pero por cada 100 dólares que ingresa tiene un equivalente de 2 500 pesos para invertir en un negocio particular, protegido por la famosa tasa de cambio, o para su consumo personal. Para tener esa cantidad un trabajador estatal promedio necesita trabajar por lo menos 3,4 meses sin gastar ni un centavo. ¡Tamaña “racionalidad”!.
Como puede respetar las leyes del mercado la tasa de 25 CUP por 1 CUC congelada en la economía desde hace más de una década. En ese tiempo el mercado ha tenido más subidas y caídas que las consecuencias del cambio climático. Tanto en cuanto a manifestaciones negativas como a sucesos positivos a escala macro y micro económicas, entre estos el comportamiento favorable de la productividad del trabajo respecto al salario medio, los procesos renegociadores de la deuda, los relativos equilibrios monetarios, entre otros. La tasa de cadeca no se ha inmutado, para beneplácito de los cubanos que reciben remesas y que tienen negocios de comercio y servicios o ambas cualidades, no así para los más de 3 millones de trabajadores del sector estatal que no han disfrutado de aumentos salariales en la cuantía necesaria como para salir del mercado con el rostro alegre.
No es entonces solo un criterio técnico el que conduce al doctor Monreal a favorecer el tipo de cambio de CADECA sino ante todo una concepción de economía política, porque está favoreciendo al sector socio económico que considera debe ser la base de la estructura socio económica del país.
Dice el doctor Monreal: “Hasta donde conozco, ningún economista cubano considera que la tasa oficial de 1 X 1 no sea una ficción. Tampoco conozco economista alguno que opine que la tasa de CADECA no refleje de manera razonable las condiciones del mercado específico en la que esa tasa funciona: el cambio minorista de divisas.” (Artículo mencionado)
La primera parte es cierta, no así la segunda que es una falsedad. Uno de los citados por Ariel Terrero el doctor Joaquín Infante, prestigioso economista, premio nacional de economía y actual asesor del presidente de la ANEC dice todo lo contrario en un artículo que publicó Monreal en su blog.
“Para lograr el objetivo aludido, en el marco de la unificación monetaria y cambiaria, no existe otra opción que no sea la apreciación del peso en las relaciones con la población de 25 x 1 a 18 x 1, sin modificar los precios minoristas de las Tiendas Recaudadoras de Divisas, TRD, tal como propone el Dr. Humberto Pérez (…) ”
“La implementación de esta acción, en primer lugar, disminuirá la capacidad del poder adquisitivo de los beneficiados (entidades del sector no estatal y la población que reciben directamente divisas)… Entre otras ventajas, esta acción eliminaría la competencia desleal del sector no estatal, cuyos resultados económicos y financieros no se originan por una gestión económica financiera más eficiente que la empresa estatal, sino por obtener un beneficio extraordinario por diferencia de tipo de cambio (cuasi fiscalidad).” (Joaquín Infante Sobre la unificación monetaria y cambiaria, El estado como tal 15 de febrero de 2018). El subrayado es nuestro.
Otro economista, Humberto Pérez, invitado al blog del doctor Monreal argumenta:
“A partir de cumplido el primer plazo de 2-3 meses explicado antes, comenzará en el sector empresarial estatal y en las cooperativas (en la medida en que corresponda) un trabajo de preparación de condiciones para asimilar en este sector un cambio de todas las tasas cambiarias actualmente existentes por una tasa cambiaria de 1 USD= 15 CUP.
“Esta nueva de tasa de cambio que propongo es totalmente arbitraria por mi parte. No tengo información ni elementos de juicio para proponer una tasa científica y económicamente fundamentada. Solo he tenido en cuenta que la tasa actual en las relaciones inter empresariales sobrevalora sin dudas al CUP y que la tasa de CADECA lo sub valora y he considerado una tasa aproximadamente intermedia ente las dos actuales para comenzar.” (Humberto Pérez Comentarios sobre la unificación de las tasas de cambio en Cuba. elestadocomotal, 20 de noviembre de 2017. )
No solo estamos refiriendo dos importantes economistas con sólidos expedientes teóricos y de la práctica de dirección de la economía a los más altos niveles, sino que también, precisamente por esto, han elaborado las propuestas mejor argumentadas y realistas sobre la unificación monetario-cambiaria, porque han analizado el fenómeno de manera integral sin sobrevalorar el efecto negativo de este evento sobre el tejido empresarial estatal. Todo lo contrario están justipreciando sus potencialidades y reservas.
Es increíble que estos “gazapos” hayan sido desconocidos por el doctor Monreal. Nadie se lo va a creer, ni el mismo, pero el destacado economista practica hábilmente el arte de la desinformación. Afirma lo que quiere sin ninguna demostración, como cuando desliza en un título: “¿Si la propiedad privada es la respuesta, cual es la pregunta?” (Pedro Monreal, “Si la empresa privada es la respuesta, entonces: ¿cuál es la pregunta?” El estado como tal 10 de marzo de 2016.)
Sin necesidad de demostrar las bondades de esa propiedad ya la eleva, por mandato divino, al rango de respuesta, aunque no se precisa si es la respuesta al socialismo o al capitalismo.
¿Saneamiento de la empresa estatal socialista? ¿De qué tipo?
Uno de los argumentos más esgrimidos por el doctor Pedro Monreal a favor de su “programa de estabilización de la economía” que presupone la ampliación del sector privado y la privatización de las empresas estatales, que según su criterio, van a quebrar en una proporción de alrededor del 40 %, es que el sector privado aparece como el principal creador de empleos en tanto el sector estatal destruye anualmente decena de miles de empleos. “En los últimos años, el sector estatal ha destruido empleo neto a razón de unos 90 mil puestos de trabajo anualmente.” (Pedro Monreal, artículo citado)
Quizás sea este el principal argumento para favorecer el desarrollo de la propiedad privada empresarial (que no son los trabajadores por cuenta propia ortodoxos) y desestimar el papel de la empresa estatal socialista. Estamos ante otro problema conceptual semejante al de atribuir racionalidad económica o de mercado a la tasa de Cadeca.
¿Cuál es la verdadera naturaleza del empleo estatal “destruido”?
Ese empleo “destruido” no es más que el sub empleo, es decir trabajadores que por diferentes causas no contribuyen a la eficiencia y rentabilidad de las empresas. Al margen de las irregularidades y arbitrariedades de este ocurridas, se trata de un proceso objetivamente condicionado y explicado, aunque quizás también de manera insuficiente.
El ordenamiento laboral aunque no lo agota, es un mecanismo de racionalidad económica, un método de sanear la empresa estatal. Parece que entonces el doctor Monreal se opone al saneamiento de la empresa estatal que tanto propugna. Para nada, porque se trata de otro asunto conceptual. Sanear es para el doctor Monreal privatizar, es decir eliminar las empresas estatales mediante un proceso de venta o alquiler de estas a privados con preferencia de los nacionales. Es un proceso muy simple y drástico de “sanear” la empresa estatal que desconoce otras posibilidades internas de la empresa y de intermediación financiera por parte del Estado. Institución que no solo representa económica y jurídicamente al propietario global(el pueblo) de las empresas de presumible bancarrota, sino a todas las empresas incluyendo las exportadoras de bienes y servicios, hoteles y unidades de ciencia y técnica, además de los recursos naturales, entre otros bienes, que le proporcionan una invaluable sinergia.
Nada de estos y otros factores, que tienen en cuenta casi todas las propuestas académicas para valorar y efectuar la unificación monetaria (Infante, Pérez, Triana, Marquetti, Barrera…) caben en el estrecho y maniqueo concepto de “saneamiento” del doctor Pedro Monreal.
Hay otros factores de la “destrucción” de empleo estatal que no tiene en cuenta el doctor Monreal y es la fuga de empleo hacia el sector privado buscando mayor remuneración entre otras cuestiones por las ventajas artificiales de que disfruta. Aquí se empatan los dos conceptos del doctor el “saneamiento” y “la tasa de cadeca”, aunque esta última no sea la única causa de esas prelaciones.
Hasta luego.
Quedan muchas reflexiones en el tintero, pero asumo como válido el viejo refrán de que “el que mucho abarca poco aprieta”. Antes de que se publique este artículo debo exponer ante el claustro de mi escuela una suerte de síntesis de la opinión académica sobre el importante y peliagudo asunto de la unificación monetaria. Un ensayo de ello lo realicé en marzo a nivel de mi departamento. Ahora dos meses después, ante el silencio de la parte oficial se aprecian más las nuevas opiniones. Por eso agradezco a Terrero y a Monreal por esta fertilización intelectual. Pienso hacer una sinopsis de este tema, por lo que solo les digo a los lectores, “hasta luego”.
Carlos M. García Valdés, 10 de mayo de 2018
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Reformando a Cuba: la pugna entre economistas y la teoría del caballo muerto
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Llamo la atención respecto a que una función “complementaria” no significa, en modo alguno, que no desempeñe un papel estratégico. Utilizando un símil de guerra, no puede hablarse de estrategia sino está resuelta la logística. En la batalla por el desarrollo, no es racional tratar de hacer avanzar un “batallón” de empresas estatales que esté separado del resto de los componentes de la “brigada” del combate económico: la actividad privada y la cooperativa.