Por FRANCES ROBLES
Antonio y Sandra Camacho Rodríguez en su repostería en La Habana. CreditMauricio Lima para The New York Times
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LA HABANA — Antonio y Sandra Camacho Rodríguez decidieron llamar a su repostería en La Habana los Burner Brothers en homenaje a todas las galletas que quemaron mientras establecían su negocio.
Era la metáfora perfecta para el incesante proceso que debieron enfrentar dos cocineros sin experiencia ⎯ella es médico y su hermano, vendedor⎯ para abrir un negocio en un país comunista que da sus primeros pasos en la industria privada.
Mientras que decenas de miles de cubanos millenials dejaron de apostarle a Cuba y se dirigieron al norte, los Camacho son parte de una clase de emprendedores que está eligiendo quedarse en la isla.
“Hay un mercado extremadamente poderoso que está surgiendo ahora mismo en Cuba”, dijo Camacho, de 26 años, parado en su pequeña tienda, donde las galletas cuestan 10 centavos cada una, en el vecindario de Vedado, en La Habana. “Para mí es más fácil ser parte de un mercado emergente que intentar lograrlo en algún otro país, donde el mercado se creó años atrás”.
Mientras el Presidente Obama se reunía con el Presidente cubano Raúl Castro el lunes, se daban a conocer datos sorprendentes para los dos líderes: el año pasado, más del doble de cubanos se fueron a vivir a Estados Unidos que en 1959, cuando Fidel Castro tomó el poder y desató una ola migratoria que alteró el sur de Florida para siempre.
Mientras Obama asistía a una conferencia el lunes por la tarde con empresarios estadounidenses y emprendedores que están dándole nueva vida a una economía decadente, Cuba sigue sufriendo de una fuga de médicos, propietarios de pequeños negocios, obreros y meseros.
“Creo que algunas personas sufren de una falta de visión”, dijo Camacho. “Muchas personas también viven en una situación precaria, en barrios humildes o incluso pobreza extrema”.
Los patrones migratorios recientes cuestionan la fe de los cubanos en las reformas al sector privado. La semana pasada, después de que Costa Rica se deshiciera de decenas de refugios llenos de migrantes cubanos, aparecieron mil más en su frontera con Panamá.
Jóvenes en el Malecón de La Habana. A pesar de que decenas de miles de cubanos han salido de Cuba, hay millones que han decidido quedarse. CreditMauricio Lima para The New York Times
Las cifras muestran que al menos 63.000 cubanos se fueron a los Estados Unidos el año pasado; la mayoría de ellos cruzaron la frontera con México a pie. Se ha otorgado residencia a más de 250.000 cubanos tan solo durante la administración de Obama: una cantidad suficiente para poblar una ciudad del tamaño de Orlando, Florida.
En 2014, 122.000 cubanos estaban en la lista de espera para reunirse con sus familias, una de las listas más largas de visas estadounidenses en el mundo.
“Si la economía cubana sigue flaqueando, muchos cubanos expresarán su voto yéndose del país”, dijo Richard E. Feinberg, el autor de “Open for Business”, un libro acerca de la nueva economía cubana.
Sin embargo, conforme decenas de miles de cubanos han dejado de apostarle a su país de origen, millones han elegido quedarse.
“Quizá 50.000 o 75.000 personas se fueron: eso significa que 11.2 millones todavía están aquí”, dijo Feinberg, cuyo libro incluye un capítulo acerca de los millenials que han optado por quedarse en Cuba.
Bajo las nuevas reglas que permiten la iniciativa privada, el año pasado, el gobierno cubano emitió cerca de 496.000 licencias para pequeños negocios. Casi un tercio de esos propietarios de negocios son jóvenes.
“Cuando la gente empezó a viajar y podían hacerlo sin que se les obligara a quedarse en el extranjero, la vida cambió aquí: la forma en que la gente vivía, la forma en que se vestían”, dijo Emisleidy Maza Ramos, de 27 años, quien tiene varios empleos, entre ellos uno en el negocio de entrega de alimentos de su novio. “Se siente una diferencia en el aire”.
Charles Shapiro, un exembajador de Venezuela que dirige el World Affairs Council of Atlanta y viaja frecuentemente a Cuba, dijo que la gente que se quedó era cada vez más capaz de vivir con comodidad, en especial, si se comparan con sus vecinos que ganan 25 dólares al mes en empleos estatales.
“Conocí a un guía turístico al que recientemente le ofrecieron una beca para obtener una maestría en Washington; gana 1000 dólares a la semana en propinas”, dijo Shapiro. “Se va a quedar”.
El problema más grande con el creciente número de emprendedores, agregó, es el control absoluto que se tiene sobre la cadena de suministros.
“El suministro de refacciones, alimentos, papel sanitario, etcétera, se encuentra en manos del gobierno”, comentó.
Ihosvany Oscar Artiles Ferer, de 44 años, un veterinario que trabajó en Camagüey pero recientemente se mudó a Queens, dijo que la falta de mayoristas para comprar suministros hacía más difícil poder obtener una ganancia.
“El negocio particular es un pañuelo que está poniendo el gobierno de Cuba, para decir ante las Naciones Unidas que en Cuba hay negocios particulares”, dijo Artiles.
“Al principio casi todos éramos revolucionarios”, agregó. “Ya todos dejamos eso porque no creíamos en Fidel ni en la revolución ni en el socialismo ni en nada”.
La administración de Obama espera que conforme el gobierno de Castro haga la transición hacia una reforma económica y Washington permita más comercio y viajes, más cubanos se quedarán, con lo que se reducirá el flujo constante de personas que salen del país, el cual ha contribuido a una crisis migratoria más amplia.
Pero Cuba también se beneficia de los cubanos que se van. Muchos negocios en la isla comienzan con las remesas que los emigrantes envían desde Estados Unidos. Los Camacho dijeron que gastaron cerca de 25.000 dólares para comenzar un negocio como el de la compañía de galletas, y que tenían suerte de contar con familiares cercanos que son ciudadanos estadounidenses.
Benjamin J. Rhodes, representante de la Casa Blanca en Cuba, dijo la semana pasada que “una actividad económica más grande en la isla beneficiará a los cubanos”.
“Será una fuente de empoderamiento para ellos”, dijo Rhodes, el consejero auxiliar de seguridad nacional del presidente. “Mejorará sus condiciones de vida”.
Pero el ministro de asuntos exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, se burló de la referencia al empoderamiento y culpó a Washington del éxodo. Muchos cubanos han dicho que se han apresurado a irse porque temen que después de normalizar las relaciones, Obama eliminará las políticas migratorias que les dan a los cubanos un estatus especial en los Estados Unidos.
“Estados Unidos aplica medidas migratorias en relación con Cuba de carácter selectivo y políticamente motivado, que constituyen un aliento a la emigración ilegal, insegura y desordenada y que afectan las relaciones migratorias normales,” Rodríguez dijo en una rueda de prensa el jueves pasado.
David Boddiger colaboró al reportaje desde La Cruz, Costa Rica.
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