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viernes, 25 de agosto de 2017

Tras los pasos del modelo cubano. Areas de mejora; la gestión del talento

Por Ricardo Jorge Machado, Segunda Cita

 “Por lo tanto lo que ella llama-la Economía Política -valor del trabajo es en realidad el valor de la fuerza de trabajo, que reside en la personalidad del obrero y que es algo tan distinto de su función”

Carlos Marx El Capital tomo 1, pág. 489 (subrayado del autor)

Aquí examinamos algunos puntos que tarde o temprano deberán ser discutidos en la Asamblea Nacional del Poder Popular con mayor profundidad. De hecho, en al menos dos momento de las discusiones en el seno de las comisiones, se tocó el tema de la fluctuación de la fuerza laboral calificada lo que en alguna medida se relaciona con el asunto que ahora examinamos.

¿Se fugan los talentos o los espantamos?

En este punto seleccionamos dos grupos de hechos o factores relacionados con el tema de la llamada gestión del talento al que no pocos países prestan atención priorizada a través de instituciones especializadas. El primero, se refiere a procesos de desincorporación de fuerza laboral calificada sin que al parecer se hayan producido acciones hostiles de funcionarios. Se trata por ejemplo de que en años recientes más de 200 médicos casi todos de alto nivel abandonaron el Hospital Ameijeiras. Se discontinuaron varios servicios, igual sucedió  con algunas líneas de investigación. En una reciente mesa redonda se expusieron por directivos de nuestro ministerio de salud un conjunto de medidas –obsequio de autos, venta a bajo precio de Laptops- que intentan paliar la situación. Solo que son algo tardías. Tienen como base un enfoque reactivo –esperaron que apareciera un problema que era previsible- pues ya la comunidad médica cubana dispone de una amplia red de relaciones internacionales que les ofrecen las vías para obtener excelentes contratos y acceso a salarios que les cambian la vida a ellos y a sus familias, en pocos meses.

En un solo año, 2000 doctores se desvinculan de nuestras universidades. El 30 % de nuestros científicos de las áreas de las biociencias también se marchan fuera y dentro del país, algunos a trabajar como cuentapropistas. A nadie se le escapa que el problema es grave, por no decir alarmante; de una parte la inseguridad de los servicios de salud haría flaquear componentes esenciales del modelo, como también a la calidad de la docencia superior factor esencial del futuro. El éxodo de talento del sector biotecnológico constituye una seria amenaza sobre el porvenir de un sector que ya es clave para nuestra economía.

El segundo grupo se caracteriza por hechos en los que aparecen acciones de funcionarios en las que se hostiga a las personas de cierto rendimiento. Por ejemplo, en el semestre anterior supimos de cuatro casos –dos en la Universidad de La Habana, otro en un periódico de provincias y el último en la Universidad Central Martha Abreu, de Villaclara, en lo que todo parece indicar que hubo excesos y/o manejo político inadecuado por ciertas instancias administrativas. Se tomaron medidas punitivas sobre personas que de alguna manera, se habían destacado. La intención de esta parte del texto no es tanto examinar los detalles de los hechos sino promover una reflexión al respecto y exponer algunas inquietudes sobre el tema.

El primero de ellos fue objeto de análisis en una edición de Cubaposible –Decencia y docencia en la universidad de La Habana. El segundo, también en esa Universidad, fue el de una distinguida profesora que recibió una invitación de una universidad estadounidense, a la que después de un ciclo de consultas en diferentes instancias le fue obstaculizado mediante sutilezas burocráticas, el permiso, desconociendo las autoridades la importancia que esta solicitud implicaba para el prestigio del claustro de esa facultad.

El tercer caso apareció en Cubadebate -un joven periodista en Holguín que cometió una indisciplina al publicar una información sin autorización- y el cuarto circuló de boca en boca entre alumnos y profesores de la Universidad Central Martha Abreu donde se expulsó a una estudiante por ser parte de una organización no reconocida oficialmente. Nos falta aún capacidad para la gestión de la diversidad y la diferencia, una exigencia básica de una sociedad compleja como la nuestra. 
           
Podríamos citar no pocos señalamientos de nuestro Presidente acerca de la necesidad de las diferencias de criterios y tolerancia con pensamientos distintos a los nuestros, salvo los que impliquen mentalidad plattista o desprecio a la dignidad de la nación que no es el caso de ninguno de los mencionados. Y aún en estos casos, la respuesta debe apoyarse en la sagacidad y el debate abierto, sin tapujos.

Al parecer se trata de excesos de autoritarismo o tratamientos inadecuados de las diferencias y de falta de cultura del debate que de vez en cuando realizan –aquí o allá- ciertos directivos, independientemente de su calidad como personas. El efecto que hechos como estos tienen sobre los jóvenes puede ser devastador, especialmente entre los jóvenes universitarios.

En recientes visitas de gobernantes chinos a nuestro país, por ejemplo, ha trascendido la sorpresa de los miembros de estas delegaciones al comprobar cómo nuestro gobierno socialista mantiene una ascendencia significativa entre la juventud universitaria, lo que al parecer no sucede en el gigante asiático. Esto hay que cuidarlo y evitar que se reproduzcan hechos como los mencionados que dejan una secuela de desconfianza  y escepticismo entre los estudiantes.

Ello se agrava en ciertos casos, cuando los jóvenes comprueban que personas profesionalmente relevantes –a veces sus propios padres- arrastran una vida de penuria y escaseces, mientras que florecen a su vista comerciantes de poca monta y surgen los nuevos ricos vinculados a la música -dicho sea con el respeto que merecen- pues muestra un ejemplo de dedicación a la formación de nuevos valores a seguir por otros sectores de la sociedad (lo que se explica tanto por la calidad de nuestros músicos, como por la existencia de un mercado, en el que Cuba tiene cierta visibilidad, incluso desde antes de la Revolución). Ello debiera imitarse por otras esferas que tienen un compromiso de mayor esencialidad con el destino de 11 millones de personas y su vida material.

Tal parece que los únicos tipos de talentos que encuentran condiciones favorables para su desarrollo son los artistas y deportistas. El talento científico, a pesar de su ya considerable aporte económico, no recibe el reconocimiento material que supone la aplicación del principio marxista “a cada cual según su trabajo” que asumen muy bien las empresas extranjeras en Cuba que cada día seleccionan personas destacadas para pagarles un salario 10 veces superior al que reciben en las empresas estatales. Una atención especial merece la subestimación del talento directivo que no solo no recibe la remuneración adecuada según sus resultados sino que los programas de su formación se mantienen muy por debajo de los estándares internacionales, sin que haya evidencias de que se pretenda rectificar tal situación. En no pocos sectores tales programas asumen un carácter azaroso, sin orientación al largo plazo, sin sólidas bases conceptuales ni metodológicas.

El talento directivo es una fuerza social de enorme potencial para el desarrollo de una nación pues es  una especie de arte y ciencia capaz de garantizar el desarrollo de todas las formas de talento. El ritmo e intensidad del desarrollo de una sociedad se determina en gran medida por el tipo de talento humano cuyo despliegue se prioriza.

Se trata de que si se promueven solamente los talentos cuyas áreas de actividad no tienen incidencia directa sobre el desarrollo del sustento económico del país -fundamento de todas las demás- la estructura básica de esa sociedad será endeble y de bajo nivel de sostenibilidad. La gestión del talento se ha convertido en un recurso crítico del desarrollo para la sociedad contemporánea. Si se priorizan unilateralmente talentos relacionados con la superestructura social, dejando de lado los relacionados con el despliegue de la base material, el país se orientará aún más hacia un modelo en que la pobreza asumirá un carácter recurrente y crónico.

No fue hasta 2010 que se creó oficialmente un área funcional en el aparato estatal para ocuparse de la política de cuadros. Este vacío funcional prolongado y la falta de concepciones sólidas, coherentes y sin concordancia con las demandas derivadas de la pretensión de convertirnos en una sociedad próspera y sostenible es quizás de una de las mayores amenazas al destino de la nación y su proyecto socialista.

 La permanencia en el país de las personas de talento y su eficaz utilización en la construcción de nuestro modelo no es un factor secundario, sino decisivo. El mismo documento del modelo no hace referencia al problema por lo que no lo reconoce como tal. Es urgente activar un programa nacional de protección del talento en todas las esferas que tengan una relación más directa con el desarrollo del modelo, especialmente en lo referido al sistema empresarial. El modelo mismo es un gran sueño, compuesto de muchos otros de diferente tamaño. Pero todos y cada uno de ellos solo llegarán hasta donde alcance el presupuesto de la nación y este surge principalmente de las empresas que es la verdadera financiadora de la utopía.

Un país desarrollado, próspero y sostenible solo puede ser el resultado del pensamiento y la acción de mentes desarrolladas, y que estén dentro de las cabezas de personas sostenibles, sobre todo las de aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir a los demás. Un talento cinco no puede ser sustituido por cinco talentos uno. Lo que no desdice la afirmación martiana- que compartimos- de que la inteligencia no es lo mejor del ser humano, pero sin ella y su eficaz gestión no hay futuro posible para la nación como conjunto. Claro que si ese talento cinco desarrolla cualidades de liderazgo grupal o colectivo su efecto social se potenciará.

Dentro de una campaña general para promover el talento en las esferas que más lo necesitamos deben incluirse tareas relacionadas con la socialización de los ejemplos paradigmáticos hasta formar prototipos. La Mesa Redonda de la TV ha iniciado un ciclo de programas denominado “Historias de vida”, poniendo el acento –con razón- en la de los héroes de nuestra última guerra de liberación. Pero hace falta incluir también la de jóvenes –no peloteros ni músicos que ya tienen sus propios programas- quienes hayan alcanzado resultados relevantes en su vida profesional tanto en la ciencia, la educación, la propia administración y otros campos de trascendencia para el presente y futuro del país.

 Precisando, prefiero el término de personas de alto rendimiento para hacer bueno el antiguo principio de la filosofía china: “el infierno está lleno de personas inteligentes, pero el cielo pertenece a los que tuvieron energía”. Si la dirección del país no toma medidas, a corto plazo, en muy poco tiempo, rebasaremos el punto de no regreso.

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