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lunes, 18 de diciembre de 2017

La economía cubana: ¿retórica abstracta o análisis?

Por Pedro Monreal, El Estado como tal.


Agradezco los nuevos comentarios del Dr. C. Carlos García Valdés. Los he leído con mucho interés y lamento que el “plan táctico” al que se ha ajustado le haya impedido mencionar otros criterios. Ver, https://cubaeconomista.blogspot.fr/2017/12/la-polemica-acercad-del-modelo-y-el.html
La declaración del Dr. C. García Valdés acerca de que desconfía -en un sentido político, creo entender- de mis propuestas, me ofrece la oportunidad de expresar que desconfío de la retórica abstracta divorciada de la evidencia que el Dr. C. García Valdés intenta presentarnos como una crítica científica a las sugerencias concretas expuestas en “Un programa de estabilidad económica para Cuba”, 15 de noviembre de 2017. (Ver la versión en formato PDF aquí: https://cubaposible.com/wp-content/uploads/2017/11/programa-de-estabilidad-economica-cuba0.pdf )
No puedo tener confianza política en elucubraciones de ese tipo, más preocupadas por la doctrina que por la visión política objetiva que necesita el país para poder avanzar hacia el desarrollo.
Para que no existan malentendidos, no tengo problema alguno con recibir críticas bajo diferentes formas. Quien desee criticar lo que expreso está en su derecho de hacerlo. Hay dos cosas, sin embargo, que deberían ser entendidas. En primer lugar, que la discusión debe hacerse sobre bases claras. Si el debate no se refiere a un análisis científico, no hay necesidad de hacerlo pasar como tal. No veo problema alguno en hacer la discusión en otro plano.
El intento de disimular una controversia política bajo la apariencia de un debate científico ocurre con frecuencia en muchas discusiones sobre temas cubanos. Si alguien desea darle ese matiz disimulado al intercambio sobre las propuestas que he presentado, no puedo evitarlo, pero supongo que se comprenda que tengo la opción de decidir si participo, o si no lo hago, o cómo participo, en ese tipo de discusión. Si se desea hacer un debate político, es mejor abordarlo directamente. En segundo lugar, debería entenderse que, si el lenguaje con el que se critica es áspero, no cabe esperar que se responda amablemente.
Hay varios temas que comenta el Dr. C. García Valdés que considero útil discutir y sobre eso diré algo al final de esta nota, pero primero conviene dejar claras las bases del debate. No puede hacerse una discusión constructiva si el comentarista se toma la libertad de “reescribir” convenientemente lo que desea criticar.
Ni detalles ni esencia
Después de repasar someramente los diez primeros párrafos introductorios del texto del Dr. C. García Valdés, que no son relevantes para una discusión sobre la economía cubana, presté mucha atención a la sección titulada “Del detalle a la esencia”. Asumí, erróneamente, que después de ese título encontraría material para poder discutir sobre algún tipo de análisis basado en evidencia económica, que pudiera haber realizado el Dr. C. García Valdés.
Sin embargo, tal cosa no ocurrió. Encontré varias hipótesis y mucha retórica, pero no se ofrece análisis alguno basado en evidencia. Lo que pude identificar fueron tres juicios falsos, cinco falacias y dos confusas formulaciones.
Los términos falsedad y falacia son legítimos en una discusión lógica. No los utilizo de manera peyorativa.
Tres juicios falsos
La armazón de la crítica que hace el Dr. C. García Valdés se sustenta en la identificación inicial de tres proposiciones a las que llama “las ideas centrales que patrocina el Dr. Monreal”. El primer “detalle” sobre el que conviene llamar la atención es que se trata de tres juicios falsos.
Son juicios falsos porque no pueden corroborase. Sencillamente no aparecen escritos en ninguno de los dos textos escritos por mí que han sido objeto de comentarios críticos por parte del Dr. C. García Valdés.
Juicio inicial falso # 1: “Cuando se devalúe el peso cubano por la unificación monetaria y cambiaria la mayoría de las empresas estatales quebrarán incrementando notablemente el desempleo”.
Le agradecería al Dr. C. García Valdés que indicase la cita precisa donde supuestamente he afirmado que “la mayoría” de las empresas quebrarían.
Juicio inicial falso # 2: “La única forma de asumir este desempleo y en consecuencia que no se desestabilice la economía es el establecimiento de un sector dinámico cooperativo y privado y el saneamiento de la empresa estatal pasando la mayor parte de estas a un régimen de propiedad privada nacional, extranjera y mixta también en ambas modalidades”.
Le agradecería al Dr. C. García Valdés que indicase la cita precisa donde supuestamente he afirmado que “la mayor parte” de las empresas estatales deberían pasar a un régimen de propiedad privada nacional, extranjera y mixta.
Juicio inicial falso # 3: “La dirección de este proceso se realizará por nuevas instituciones que reemplazan la estructura institucional estatal actual”.
Le agradecería al Dr. C. García Valdés que indicase la cita precisa donde supuestamente he afirmado que las dos nuevas instituciones que propongo “reemplazan” otras instituciones estatales.
El esclarecimiento de la falsedad de estos tres juicios iniciales emitidos por el Dr. C. García Valdés es importante porque permite apreciar el tronco torcido que sirve de columna vertebral de lo que se ha denominado “los principales aspectos” de la crítica que el Doctor ha presentado. Varios de esos aspectos son falacias.
Como se sabe, en el campo de la lógica una falacia es una argumentación o razonamiento que parece válido a simple vista, pero que no lo es.
¿Por qué se incurre en falacias en un debate? Usualmente se explica por dos razones: pueden cometerse de manera intencionada, con propósitos de manipulación y engaño (sofisma), o de modo no intencional (paralogismo). Lo dejo ahí porque no tengo elementos para poder juzgar la intención del Dr. C. García Valdés.
Considero suficiente alertar acerca de la existencia de esas falacias que brotan de los juicios falsos que se adoptaron como punto de partida para construir una supuesta crítica científica.
Cinco falacias
Con independencia de las posibles motivaciones que pudieran existir para emitir falacias, lo cierto es que cualquier narrativa que contenga argumentos falaces no tiene poder explicativo. Si las premisas son falsas no puede existir validez deductiva o inductiva a partir de esas premisas.
Veamos las falacias lanzadas al vuelo por el Dr. C. García Valdés:
Falacia # 1: “No se puede asegurar rotundamente la quiebra de la mayoría de las empresas estatales por la devaluación del peso”.
Mi comentario: Se intenta utilizar el razonamiento por inducción, partiendo de un supuesto hecho (un planteamiento contenido en los documentos que se critican), para llegar a una generalización: un pretendido error de juicio respecto a la situación económica de Cuba. Es una falacia inductiva condicionada por el juicio inicial falso # 1. Eso de “la mayoría” no lo he asegurado ni rotundamente ni de ninguna otra manera. Sencillamente no lo he asegurado. De nuevo, le agradecería al Dr. C. García Valdés que indicase la cita precisa donde supuestamente he afirmado eso.
Falacia # 2: “Además es desconocer la Conceptualización y las Bases Generales para el Programa de desarrollo Económico y Social hasta el 2030.  ¿Por qué descalificar a priori estos documentos y todas las políticas y normas jurídicas que de ellos se derivaran?
Mi comentario: Eso de “descalificar” los documentos no puede ser verificado en los dos textos que he escrito y que han sido comentados por el Dr. C. García Valdés.  Le agradecería al Doctor que indicase la cita precisa donde supuestamente he “descalificado” a priori, a posteriori, o como sea, los documentos que él menciona.
Falacia # 3: “El programa o más bien el autor del llamado Programa de Estabilidad Económica(PEE) al proponer instituciones nuevas como la Comisión de Estabilidad Económica (CEE) y la Corporación para la Transformación de Activos Estatales (CTAE), desconoce, desestima y deslegitimiza toda una estructura estatal”.
Mi comentario: Es una falacia inductiva condicionada por el juicio inicial falso # 3. Lo de “desconocer”, “desestimar”, y “deslegitimar” la estructura estatal exige evidencia de que algo de eso, o que todo eso, se hubiera expresado en la propuesta que se comenta. Una vez más, le agradecería al Doctor que indicase la cita precisa. No se trata de la apreciación que pueda tener el Dr. C. García Valdés, sino de que aporte alguna prueba verificable en el plano de la realidad y no simplemente emanada de su subjetividad.
Falacia # 4: “Lo anterior corrobora que el llamado PEE es una reforma diferente a la actual denominada Actualización porque no es cualquier reforma, y en consecuencia la estructura estatal y de Gobierno creadas para reafirmar las relaciones socialistas de producción y garantizar la construcción del socialismo le son incompatibles”.
Mi comentario: El caso de esta falacia inductiva es peculiar. Su falsedad está condicionada por partida doble. Por una parte, de deriva del juicio inicial falso # 3 y, por otro lado, su “corroboración” se sustenta en la falacia # 4 (a la que el Doctor se refiere como “lo anterior”). Utilizar una falacia para “corroborar” otra falacia es una contorsión lógica interesante. Solamente es posible corroborar una idea contrastándola con datos de la realidad.
Falacia # 5: “Para justipreciar el verdadero calado de la nueva propuesta de Monreal hay que conocer su obra integral porque viene defendiendo a los propietarios privados de manera sistémica y de esa misma forma va desestimando metódicamente al sector empresarial estatal”.
Mi comentario: A diferencia de las anteriores, esta es una falacia deductiva. El razonamiento del Doctor consiste en ir de lo general (“obra integral”) a lo particular (“la nueva propuesta”). La falacia parte de la afirmación general de que mi “obra integral” hace una supuesta “defensa” de un grupo social específico: “los propietarios privados”. En consonancia con eso, en el punto # 8 de su comentario el Dr. C. García Valdés califica festinadamente la propuesta de “cuasi neoliberal”.
Esta última falacia lógica y su corolario relativo al carácter “cuasi neoliberal” de la propuesta expresa un juicio político –no científico- que ha sido mal articulado y expresado de manera aun peor.
Según el Dr. C. García Valdés, mi obra defiende de manera sistemáticamente a los “propietarios privados”. El problema parece ser entonces que lo que proyecta el Doctor de su pretendido conocimiento “integral” sobre lo que he escrito es muy sesgado. Destaca selectivamente lo que pudiera ser compatible con la etiqueta política que intenta endilgar (“cuasi neoliberal”).
Obviamente, el Dr. C. García Valdés está en entera libertad de reemplazar el análisis razonado por el etiquetado ideológico, pero debe estar consciente de que eso nada tiene que ver con una discusión científica. Si no es capaz de ofrecer evidencia y de razonar a partir de ella, poco valor académico tiene la etiqueta que está tratando de endosar. Se me ocurren algunas etiquetas que pudiera aplicarle al Doctor por lo que hace, pero no intento llevar la discusión a ese plano, al menos no por el momento.
Reconocer objetivamente lo que he escrito, debería haber llevado al Doctor a considerar que también vengo “defendiendo de manera sistemática” a los pobres, a los que viven en la desigualdad, y a los trabajadores cubanos. Curiosamente, el Dr. C. García Valdés parece haber pasado por alto la última parte del programa económico que ha criticado y que se titula “Las metas sociales serían predominantes”. Sería interesante una explicación del Doctor acerca de  por qué pudieran ser consideras como propuestas “cuasi neoliberales” una serie de metas sociales del programa como el “cero desempleo neto”, un “salario promedio real de los nuevos empleos netos no inferior al salario medio estatal real”, la “garantía de derechos laborales esenciales y beneficios sociales otorgados por la ley”, que “los programas sociales -principalmente educación, salud y asistencia social- se mantendrían, o incrementarían”, y que “el subsidio a la alimentación (libreta de abastecimiento) se mantendría, o incrementaría”.
Pero la explicación del “olvido” pudiera ser más sencilla: esa parte del programa es inconveniente para la “esencia” del etiquetado ideológico que el Doctor insiste en endilgar, con total menosprecio por los “detalles” del programa.
Si nos atenemos a la lógica del Doctor, el gobierno cubano -que ha emitido leyes que le ofrecen estabilidad y garantías a la inversión extranjera- pudiera estar “defendiendo de manera sistemática” a las transnacionales capitalistas.
De igual manera, debería tomar en cuenta el Dr. C. García Valdés –como un “detalle” de la realidad- que la Contraloría General de la República ha criticado metódicamente al sector empresarial estatal, de hecho, en términos muchos más fuertes que los que he utilizado en mis análisis. Normalmente no he utilizado términos como “robo”, “hechos delictivos”, y “corrupción”, pero sí se han utilizado esos términos cuando se han reportado los resultados de las inspecciones estatales. Después de todo, las inspecciones han revelado que una buena parte de las empresas estatales funciona “deficiente y mal”, es decir, que en muchos casos de trata de entidades que difícilmente pudieran ser bien estimadas. Ver, http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/03/31/auditorias-evidencian-problemas-en-aplicacion-de-lineamientos-en-empresas-cubanas/#.WjfOsrBrxaQ ; http://www.invasor.cu/es/secciones/economia/eterna-porfia-entre-el-control-y-el-desviohttp://www.resumenlatinoamericano.org/2017/02/02/cuba-la-controlaria-y-un-contundente-informe-sobre-robo-al-estado-negligencias-y-corrupcion-que-desgrana-un-rosario-de-malos-mane/
Dos confusas formulaciones
Hay dos comentarios del Dr. C. García Valdés que resultan indescifrables:
La primera de esas formulaciones insondables es la siguiente: “Aunque caractericé este Programa, esta Reforma o el inicio de una que la continúe y profundice bajo estos presupuestos, como cuasi neoliberal no quise-para no debilitar el núcleo duro de la crítica- ni tan siquiera asomarme a las consecuencias socio clasistas y políticas de tal reforma. En otros ensayos, algunos publicados, lo he hecho, lanzando sobre el tapete las ventajas y los riesgos económicos, políticos e ideológicos del desarrollo del sector privado en Cuba. En estos artículos por la razón expuesta no abordé este lado del problema pero otros compañeros académicos y trabajadores con sus comentarios me han relevado de esta misión”.
O eso está muy mal redactado, de manera accidental, o se ha escrito intencionalmente con una sintaxis inextricable, simplemente para poder deslizar la etiqueta de “cuasi neoliberal” que el Doctor no ha logrado sustentar en parte alguna de sus comentarios. El galimatías parece tratar de justificar que el calificativo de “cuasi neoliberal” no necesita ser explicado, bien porque ya lo habría hecho el Doctor en algunos de sus ensayos -incluyendo los no publicados- y porque, según el Doctor, algunos comentaristas –con la condición de académicos y trabajadores- ya lo habrían hecho por él. Sin duda, una idea muy peculiar respecto a la manera en que funciona un debate entre profesionales.
No me queda claro si el Dr. C. García Valdés subestima a quienes critica y a quienes lo leen, pero por si acaso, le aconsejaría respetuosamente que debería esforzarse por elevar el nivel de sus argumentos. El primer texto crítico publicado por el Dr. C. García Valdés en el contexto de este debate (“Dos hombres en pugna y el modelo económico en el medio”, 5 de diciembre de 2017, https://cubaeconomista.blogspot.fr/2017/12/dos-hombres-en-pugna-y-el-modelo.html ) es el único que registra comentarios de los lectores de su blog.
De los comentaristas de ese texto hay tres que hicieron comentarios favorables a los planteamientos del Dr. C. García Valdés y que criticaron fuertemente mi propuesta: un lector identificado como Demetrio Peralta, que admite no ser economista y que dice haber ocupado responsabilidades empresariales; alguien que se identifica como Carlos Luque, que quizás pudiera ser el compañero Carlos Luque Zayas Bazán; y un lector no identificado que aparece registrado como “Anónimo, 8 de diciembre de 2017, 22:07”.
Aquí, como en la expresión de Hamlet, “algo huele a podrido en Dinamarca”. El Dr. C. García Valdés afirma literalmente que “otros compañeros académicos y trabajadores con sus comentarios me han relevado de esta misión”, pero lo que puede verificarse en los comentarios de su blog son tres comentaristas favorables a sus planteamientos: uno cuya identidad no es posible identificar en absoluto, otro que quizás pudiera ser alguien conocido, y un tercero que admite que no es economista.
Entonces, las preguntas que se imponen son las siguientes: ¿De qué manera, exactamente, considera el Dr. C. García Valdés que esos comentarios lo relevan de tener que explicar algo en el marco de un debate profesional?, ¿Menosprecia acaso el Doctor a sus lectores?
El otro comentario inescrutable del Dr. C. García Valdés es el que afirma que me apoyo en “indicadores internacionales para poner en tela de juicio los niveles de equidad alcanzados aunque no es un secreto que se han deteriorado”. Esa formulación no tiene sentido: si no es un secreto que los niveles de equidad se han deteriorado, entonces los niveles de equidad se colocan automáticamente en “tela de juicio”.
En realidad, no existe medición oficial pública sobre la desigualdad en Cuba desde hace casi veinte años. Si he utilizado indicadores internacionales en mis textos sobre desigualdad es sencillamente porque no están disponibles los indicadores nacionales. Cuando los publiquen, los utilizaré. No es algo tan difícil de entender.
¿Y la evidencia?
Hay temas en los que obviamente existen diferencias en las perspectivas que sostenemos el Dr. C. García Valdés y yo. Tres de esos temas pudieran ser relevantes y habría sido interesante intercambiar sobre ellos: el poder de los trabajadores en la empresa estatal, las relaciones sociales de producción en la Cuba de hoy, y la integralidad de la reforma. Son temas que incluyen varios sub-temas que han sido mencionados en estos intercambios.
El problema es que, lamentablemente, no creo que el intercambio fructífero pueda avanzar. Intenté hacerlo ofreciendo datos y argumentos adicionales, pero eso no funcionó.
Considero que queda claro que tenemos dos visiones muy diferentes acerca de la naturaleza del análisis económico, social y político, y también diferimos acerca de lo que debería ser un debate en el plano científico.
Sostengo que debe hacerse una discusión de conclusiones y de proposiciones que estén sustentadas en análisis apoyados en datos de la realidad. Opino que, por el contrario, la visión del Dr. C. García Valdés no incluye el análisis científico -no utiliza evidencia- sino que se remite a construcciones abstractas sobre Cuba y a planteamientos normativos respecto al socialismo.
Este es un punto en el que conviene insistir. El Dr. C. García Valdés no se toma la molestia de aportar evidencia sobre la realidad y por tanto no hace análisis. Piensa que está debatiendo en el plano científico cuando lo que hace es limitarse a exponer generalidades e idealizaciones abstractas sobre la sociedad cubana y sobre el socialismo.
Aclaro que no tengo nada contra ese tipo de visión abstracta. Lo que hago es llamar la atención acerca de que no se corresponde con una discusión científica. Pudiera ser una discusión atendible en otros planos.
No sé si el Dr. C. García Valdés se ha percatado del enfoque anticientífico que revela haber expresado algo como lo siguiente. Refiriéndose a mi primera reacción a sus comentarios iniciales, el Dr. C. García Valdés ha escrito que “en realidad el doctor ofrece más datos para defender sus hipótesis. Pero estas si son las mismas y como no cambian en lo absoluto tampoco modifico en modo alguno mis criterios”. Algo así como la “mala suerte” que tienen los datos de la realidad por no ajustarse a los criterios del Dr. C. García Valdés.
Lo digo con todo el debido respeto y con sincero ánimo constructivo: el Dr. C. García Valdés debería tratar de ser más cuidadoso en sus comentarios. Si a su enfoque sobre la irrelevancia de los datos para la formación de criterios se agrega la profusión de juicios iniciales falsos y de falacias asociadas, pudiera ser difícil refutar la opinión de quienes quizás pudieran pensar que ello denotaría o bien un problema de honestidad intelectual, o una falta de entendimiento sobre la producción del conocimiento científico. O ambas cosas a la vez.
 Nota: Los dos textos que he publicado y que fueron comentados por el Dr. C. García Valdés son los siguientes:
“Un programa de estabilidad económica para Cuba”, 15 de noviembre de 2017.  Versión en formato PDF aquí: https://cubaposible.com/wp-content/uploads/2017/11/programa-de-estabilidad-economica-cuba0.pdf; Acceso online aquí: https://elestadocomotal.com/2017/11/15/un-programa-de-estabilidad-economica-para-cuba-2/
“Reformando a Cuba: la pugna entre economistas y la ´teoría del caballo muerto´”, El Estado como tal, 9 de diciembre de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/12/09/reformando-a-cuba-la-pugna-entre-economistas-y-la-teoria-del-caballo-muerto/

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