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martes, 2 de mayo de 2017

Las cinco empresas cubanas más conocidas en el mundo



En 2016, Havana Club vendió 118,5 millones de dólares.
Publicado por Miguel Ernesto 

La economía cubana sigue navegando en aguas turbulentas. En 2016, el país se resintió por la disminución de los suministros de combustibles, procedentes de Venezuela y, además, afrontó diferentes tensiones financieras que provocaron un decrecimiento del PIB del 0,9%.

Este año, las autoridades esperan recuperar algo del terreno perdido y llegar hasta un crecimiento moderado del 2%. Para alcanzar esa cifra será necesario que sectores clave de la economía nacional, como la venta de servicios médicos, el turismo, el tabaco, el ron y las telecomunicaciones mejoren sus números de años precedentes.

PanamericanWorld les propone acercarse a las cinco empresas cubanas más conocidas en el mundo, con ingresos multimillonarios cada año y que ofrecen empleo a un alto número de trabajadores.

Habanos S.A (una empresa mixta entre la estatal Cubatabaco y Altadis, filial franco-alemana de la multinacional británica Imperial Tobacco)


Los tabacos cubanos son los más famosos del mundo. La altísima calidad de sus hojas, combinada con la elaboración a mano por habilidosos torcedores, convierte a este producto Premium en un referente del país. Hoy, los puros cubanos, con 20 marcas emblemáticas como Cohiba, Montecristo, Partagás, Romeo y Julieta, ocupan el 70% de los 400 millones de unidades que se venden cada año en el mercado global.

En 2016, Habanos S.A tuvo ventas por 445 millones de dólares, un 5% más que en 2016. En la actualidad, los Habanos se comercializan en 150 mercados de mundo, con España, Francia, China y Alemania como sus principales compradores. Todavía Habanos no puede llegar al mercado estadounidense, por causa del Embargo; sin embargo, entre las medidas adoptadas por el expresidente Barack Obama estuvo la autorización para que cada visitante pudiera llevar hasta 100 tabacos cubanos a territorio norteño. 

Grupo empresarial BioCubaFarma


La biotecnología es otro de los rubros exportables más importantes para la economía cubana. En 2012, las autoridades decidieron crear el Grupo empresarial BioCubaFarma, que integró el trabajo de 38 instituciones pertenecientes al Polo Científico del Oeste de La Habana y al antiguo Grupo empresarial QUIMEFA. Este amplio Grupo coordina el trabajo de 31 empresas y emplea a 22 mil trabajadores. El Grupo ha exportado, en el último lustro, como promedio cada año, más de cinco mil millones de dólares, en productos biotecnológicos.

Probablemente su producto más conocido sea el Heberprot-P, único de su tipo en el mundo. Este medicamento es muy útil para la terapia de la úlcera del pie diabético. Actúa como un agente estimulante de la cicatrización y citoprotector inyectable, basado en el factor de crecimiento humano recombinante, mediante infiltración directamente en la herida.

Según estadísticas mundiales, más del 60 % de los diabéticos con úlceras en el pie sufre una amputación; sin embargo, gracias al uso del Heberprot-P, el riesgo de amputación se encuentra por debajo del 1 %. Actualmente, el Heberprot-P está registrado en más de 30 países y ha beneficiado a más de 300 mil personas.

Otros productos de la biotecnología cubana que se comercializan en el mundo son:
  • Vacuna contra la meningitis tipo B y C
  • Vacuna polivalente contra Haemophilus influenzae, tipo b
  • Vacuna recombinante contra la hepatitis B.
  • Interferones como el alfa-interferón.
  • Más de cien anticuerpos monoclonales.
  • Estreptoquinasa recombinante para tratar el infarto de miocardio agudo (IMA).
  • Enzimas de utilización industrial.
  • Policosanol (PPG) para tratar las lipidemias aterógenas.
  • Sistemas diagnósticos para enfermedades como el SIDA-VIH y la lipoproteína (a).
  • Factor de crecimiento epidérmico.
  • Equipos médicos y programas de computación.
  • Sistema Ultra-Micro Analítico (SUMA).
  • Eritropoyetina recombinante humana para pacientes con insuficiencia renal crónica.

Hoy, la industria biotecnológica cubana se ubica, junto a la de la India y Brasil, entre las tres líderes de ese sector en países en vías de desarrollo.

Grupo Gaviota



En 2016, Cuba recibió, por primera vez en su historia, cuatro millones de turistas. En el primer trimestre de este año, la llegada de visitantes ha seguido creciendo, por lo que podría alcanzarse un nuevo récord al finalizar diciembre. Los hoteleros están de plácemes con este aumento y las principales cadenas ya asentadas en el país tienen planes de ampliar sus negocios (con Meliá e Iberostar a la cabeza); mientras otras, sobre todo de Francia, ya han realizado inversiones millonarias en la construcción o remodelación de instalaciones. El turismo está reconocido como la segunda fuente de ingresos para Cuba, solo superado por la venta de servicios médicos en el exterior.

Entre los principales grupos hoteleros del país está Gaviota, que maneja más de 50 hoteles de 3,4 y 5 estrellas, ubicados en los principales polos turísticos de Cuba (Pinar del Río, La Habana, Varadero, Topes de Collantes, cayería al norte de Villa Clara, Jardines del Rey, Holguín, Santiago de Cuba y Baracoa).

Gaviota es muy fuerte en Varadero y en los cayos de Villa Clara, donde tiene asociaciones con grupos como Royalton, Iberostar y Meliá; además, Gaviota controla cinco marinas, tiene una agencia de viajes y una empresa transportista.

Havana Club Internacional S.A (CubaRon y Pernod Ricard de Francia)




El ron cubano también tiene fama mundial, en especial el Havana Club, elaborado a partir de un proceso de añejamiento del aguardiente de caña depositado durante más de dos años en toneles de roble banco americano.

Havana Club es una unión entre la empresa estatal CubaRon y el grupo Pernod Ricard de Francia (cada parte controla el 50% del negocio). Esta marca ha sido registrada en más de 140 países y se comercializa en cerca de 130 (no en Estados Unidos, por causa del Embargo). En 2016, la compañía vendió 118,5 millones de dólares, tras comercializar 4,2 millones de cajas de ron de nueve litros, entre los que aparecen rones blancos, 3 años, añejo blanco y toda la gama de rones oscuros.

Cuba es el principal mercado de Havana Club, seguido por Europa, Canadá, México y Chile. La revista británica Drink International coloca a Havana Club entre las posiciones 21 y 23 de su ranking de las 100 marcas del mundo.

Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA)


Cuba cuenta con solo una empresa de telecomunicaciones, conocida por las iniciales de su nombre (ETECSA). Este grupo maneja todas las comunicaciones por voz (móviles y fijos). Entre su gama de servicios incluyó, a partir de 2013, la comercialización de conexiones a Internet a todos los ciudadanos, a través de puntos de acceso público WiFi, ubicados en todos los municipios del país. 

ETECSA cuenta, además, con una red nacional de oficinas comerciales donde vende diferentes productos.

Los economistas entre el “qué” y el “cómo” del desarrollo


En abril de 2016 parecía estar definido el “qué” de la “actualización”, sabiéndose desde antes que existía un enfoque pragmático del “cómo”. El año transcurrido desde entonces ha servido para constatar que el tiempo pasa demasiado rápido y que lo que entonces se pensó respecto al “qué” y al “cómo” parece necesitar una reconsideración.

Existirían varias razones para ello, pero al menos hay una que es fácil de entender: con su actual trayectoria económica, el país no alcanzaría las tasas de crecimiento promedio anuales, superiores al 5 por ciento, que le permitirían llegar a 2030 con un estatus de país desarrollado, o próximo a ese objetivo.

Las cuentas simplemente no salen. Asumiendo un crecimiento anual de 3 por ciento anual (mejor que el promedio real de años recientes) para 2030 el Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita de Cuba habría crecido desde los 7,455 USD actuales hasta aproximadamente 11,000 USD per cápita, o sea, un incremento muy modesto del INB para un periodo relativamente tan largo.

Sería, el de 2030, un INB per cápita muy parecido al que ya tiene hoy San Vicente y las Granadinas, e inferior al nivel actual que registran Barbados, Costa Rica y Granada.

Una causa central de tal incapacidad también estaría clara: la imposibilidad de cerrar el “boquete” de inversión de aproximadamente 10 mil millones anuales de pesos que se necesita para crecer económicamente a un 5 por ciento anual, o superior.

La implicación, en términos del “qué”, parecería desembocar en tres posibles opciones:
  1. Ajustar el “qué” actual, que plantea la factibilidad de una aproximación al estatus de país desarrollado para 2030, para pasar a reconocer –en su lugar- que el “qué” no podría consistir en alcanzar el desarrollo (“sincerar” la narrativa)
  2. Mantener el “qué” actual, asumiendo que se trata de un discurso alejado de la realidad (“desconectar” la narrativa respecto a los hechos)

Ajustar el “qué” y el “cómo” (“reformar” la narrativa)

He afirmado, al principio, que el “cómo” de la “actualización” -que ya había sido expresado con mucha anterioridad a los documentos de 2016 sobre la “conceptualización” y el “plan de desarrollo hasta 2030″- expresa un enfoque esencialmente pragmático, en el sentido de representar una exploración práctica de los medios para transformar la economía que incluye la experimentación, la retroalimentación y la adaptación.

En este punto difiero de otros análisis que consideran que el “cómo” –cuya mejor síntesis quizás sea la expresión “de prisa, pero sin pausa”- es un enfoque ideológico. En mi opinión no lo es; para nada.

Esa es una visión pragmática del cambio, que de hecho refleja un proceso relativamente reciente y compartido ampliamente a nivel mundial, que ha relegado el concepto de “mejores prácticas” (imitar a otros) y de “grandes planes maestros”, que se sabe que no funcionan bien debido a la existencia de causalidades no lineales (A no es el resultado de B, sino de B, de C, de D, de E. etc.) en el marco de los sistemas sociales complejos que se intentan transformar.

Este enfoque pragmático coloca el acento de las políticas públicas en el cambio “incremental”, tratando de alcanzar cambios modestos que pudieran resolver problemas específicos, y tomando el conjunto de las instituciones existentes como restricciones para el cambio que desea hacerse, y no tanto esas instituciones como objetivos priorizados del cambio. Esto no es incompatible con una visión global del cambio, pero el énfasis no consiste en las “grandes promesas”.

Una importante expectativa del “incrementalismo” consiste en asumir que cada avance –por modesto que sea- es valioso en sí mismo. Quizás más importante aún, se considera que esos pequeños avances pudieran funcionar como catalizadores de cambios mayores.

La literatura reciente sobre el tema es variada y recoge diversos términos para este tipo de enfoque “incrementalista” en el campo de desarrollo. Los interesados en leer más sobre el tema pudieran hacer “click” en los vínculos correspondientes a los siguientes términos: “trabajando con el grano” (Brian Levy); “haciendo el desarrollo de manera diferente” (Matt Andrews, Leni Wild, Marta Foresti y Salimah Samji); “adaptación iterativa empujada por los problemas” ( Matt Andrews, Lant Pritchett y Michael Woolcock); y “desarrollo local políticamente astuto” (David Booth y Sue Unsworth).

Algunos pudieran decir que nada de esto totalmente es nuevo y supongo que sería cierto, pero trato de llamar la atención acerca de que el “cómo” incrementalista de la “actualización” está en sintonía con maneras actuales y relativamente populares de concebir la operación de las políticas públicas en el contexto de los procesos de desarrollo.

Añado una aclaración importante: una vez que se acepta esta variante de pragmatismo, pudieran existir criterios divergentes al interior de ese enfoque, los cuales pudieran incluir los ritmos, la amplitud y la profundidad de las acciones “incrementalistas”. Tengo la impresión, pero quizás me equivoco, de que a veces se considera erróneamente, en los debates en Cuba, que las críticas al ritmo y a la radicalidad relativa de medidas de la “actualización” son una crítica esencial al “cómo”.

En realidad, creo que muchas veces esa percepción de las cosas es exagerada. La mayoría de los comentarios críticos que se hacen a las medidas de la “actualización” se refieren a acciones para resolver aspectos específicos y, en ese sentido, se comparte el enfoque básico “incrementalista” de la “actualización”. Creo, por el contrario, que las discrepancias mayores se refieren al “qué”.

En cualquier caso, considero que hemos llegado a un momento en que las formas específicas en que funciona el pragmatismo del “cómo” y las definiciones que existen sobre el “qué” pudieran necesitar una revisión.

Para empezar, creo que pudieran haberse idealizado las posibilidades ofrecidas al pragmatismo por el marco institucional existente en Cuba. Es decir, parece haber sucedido que en realidad el contexto institucional hubiese restringido –más de lo que se pensó al inicio- la efectividad de las medidas pragmáticas para el cambio. Probablemente me equivoco, pero es lo que creo interpretar de las críticas que Raúl Castro ha hecho a la existencia de las viejas mentalidades y a la incapacidad –o intencionalidad- de asumir la realidad, por parte de funcionarios, a lo que yo agregaría también de parte de instituciones (entendidas ampliamente como “reglas del juego” y no solamente como organizaciones).

En ese tipo de entorno, se necesitaría un nuevo tipo de balance entre el “qué” y el “cómo”. No se trataría de renunciar al enfoque pragmático antes mencionado, que considero que ha demostrado ser capaz de ser sincronizado con la realidad del cambio de una manera superior a como tienden a funcionar los “grandes planes” y la “copiadera”.

De lo que se trata es de entender que un funcionamiento demasiado preocupado por el incrementalismo pudiera descuidar importantes componentes del “qué”, especialmente la identificación de aspectos claves del funcionamiento de la esfera pública (de la existente y de la que se aspira, como pudieran ser los intereses), de cuáles son las expectativas razonables de modificar la realidad (margen de maniobra que permiten las instituciones), y de cómo involucrar la mayor cantidad de actores sociales en el cambio.

Renunciar a una definición activa del “qué” pudiera conducir a ceder ese importante componente de la explicación de la transformación a los ideólogos de varios puntos del espectro: los de “izquierda”, de “centro”, los de “derecha”, o los de cualquier otro tipo. No tengo nada contra los ideólogos. De hecho, encuentro inspiración en los grandes, pero esos no participan hoy en el debate del desarrollo cubano.

Simplemente expreso mi criterio de que muchas veces las visiones maniqueas ideologizadas del “bien y el mal” muy poco tienen que ver con el interés real de gestionar con efectividad el desarrollo en un lugar concreto y en un momento especifico.

https://elestadocomotal.com/2017/05/02/los-economistas-entre-el-que-y-el-como-del-desarrollo/

¿Reciben los cubanos un salario de 25 dólares al mes?

Ernesto Escobar Soto

En un artículo que leí hace poco, el autor trataba el tema de las enormes desigualdades económicas existentes en el mundo. La información publicada en un video por Yahoo.com, se basaba en los datos estadísticos recopilados en el 2014 por la página digital Nationmaster.com (una empresa especializada en estadísticas) la que comparaba los sueldos mensuales netos de la población mundial tomando como divisa principal el dólar. De acuerdo a esta investigación, Suiza con 6.300 dólares mensuales, es el país donde se devengaban superiores salarios, seguida por Luxemburgo (4.479 dólares). Estados Unidos ocupaba el lugar 13 con 3.258 dólares. El informe se convierte en caricaturesco al señalar que Cuba era la nación del mundo donde menos salario se recibía cada mes. En ese escalafón, la Isla, con el número 176, ocupaba el último lugar del mundo al presentar un salario mensual de 25 dólares.

Al comparar a Cuba con sus vecinos caribeños se señalaba a Haití. De acuerdo al artículo los haitianos ganaban 712 dólares anuales, para una mensualidad media de 59,33 dólares. Con marcada intención agregaban que en “Angola, en cuya guerra civil murieron más de 2.000 soldados cubanos, el ingreso promedio por mes era de 2.650”. A todas luces con estas comparaciones se quería denigrar a Cuba y a su sistema socialista. Cualquiera, sin ser un especialista en economía, de inmediato se percata de que esta información era falsa. El paralelo con la hermana Haití es irracional. Este pequeño y heroico país, sumido en la mayor miseria, es el más pobre del continente americano. El mundo desarrollado, comenzando por Francia (su ex metrópoli) y los Estados Unidos le hicieron y le hacen pagar muy caro la hazaña de haber realizado la primera y única revolución en la historia triunfante de esclavos, y de negros por añadidura.

Las estadísticas que muestran los salarios per cápita de las naciones capitalistas no reflejan la realidad. Desconocen la dispar distribución de la riqueza entre la población, en la que unos pocos poseen amplias riquezas y la generalidad no. En estas estadísticas anuales, se suman los ingresos que reciben los más privilegiados económicamente, con los salarios de todos los trabajadores del país, y el resultado se divide entre el número de habitantes. Con este engañoso promedio se oculta el bajo nivel de las entradas salariales de los más desfavorecidos. 

Para un observador juicioso las pruebas evidentes de la miseria de la población de una nación son, entre otras, el hambre y la pobreza, visibles en ciudades en los que deambulan ancianos, mujeres y niños descalzos, con ropas raídas y a veces sin siquiera un sitio modesto para dormir; un analfabetismo generalizado y niños que no tienen escuelas; la falta de atención médica y las aterradoras epidemias que matan impunemente a miles de personas desvalidas; poblaciones enteras que sin protección estatal, caen en la indigencia más espantosa cuando ocurren graves fenómenos climáticos, sísmicos o de otra índole; los hombres y mujeres sin trabajo; la baja esperanza de vida de la población y la elevada mortalidad infantil. Este triste escenario de la sufrida Haití y el de muchos otros países, no es el de Cuba.

Estas comparaciones con la que intentan demeritar a Cuba y a su sistema social, forman parte de la permanente campaña contra nuestro país. Estas supuestas investigaciones son disparatadas y difamatorias, pues establecen paralelos sin explicar las diferencias que existen entre lo que se denomina como el salario nominal y el salario real. 

En primer término, no negaré el bajo nivel salarial de los trabajadores cubanos, ni tampoco los elevados precios de los productos del campo y los de las tiendas de divisas (CUC) (1), muchos de ellos gravados exageradamente por las grandes empresas comercializadoras cubanas. Son patentes las insuficiencias, falta de organización y la no generalización del inmenso caudal de innovaciones tecnológicas que ofrece la ciencia cubana, para que la agricultura produzca más. Igualmente es preciso perfeccionar el control del trasiego de los intermediarios, mejorar el mercadeo de los productos y abaratar los precios. Pese las amplias subvenciones estatales, un segmento de la población cubana no logra satisfacer convenientemente sus necesidades. Los Lineamientos del 7mo Congreso del PCC van dirigidos a corregir y a enmendar estos problemas. Solo pretendo ser objetivo, e intentar mostrar cuales son las indudables particularidades que nos desigualan en relación a las naciones del resto del planeta.

El mundo actual se compone de casi una treintena de países capitalistas ricos integrados por Estados Unidos, Canadá, la mayoría de los europeos, Japón, Australia, cuyos PIB nacional y per cápita son altos. En los últimos años se les han incorporado varios estados, casi todos asiáticos. En el otro extremo se hallan más de 150 países también capitalistas–salvo las conocidas excepciones–cuyos PIB en general son mucho más bajos. Estas naciones que algunos denominan como países en desarrollo, emergentes o subdesarrollados, casi siempre han sufrido históricamente el colonialismo, la explotación y el saqueo, primero por parte de los imperios colonialistas y ahora por los estados capitalistas hegemónicos.

En ese pequeño grupo de naciones del 1er Mundo, los salarios son altos, lo que les permite a sus habitantes en general, recibir diversos beneficios (2). Por supuesto, la población del resto del planeta mayoritariamente pobre no los puede disfrutar. Son significativos los gastos en que incurren los ciudadanos de las capas medias y pobres de esos países ricos para pagar los alquileres de sus viviendas, y los servicios (privados) de educación de sus hijos y los de salud de la familia. La suma de los tres egresos antes señalados, puede representar para un habitante promedio la mitad o más de sus ingresos mensuales.

En Cuba a diferencia de la generalidad de las naciones del planeta, más del 85 % de las viviendas habitadas pertenecen a sus propietarios, o sea, los que viven en sus casas son dueños de ellas y no pagan ningún alquiler, ni impuesto sobre ellas, ni tampoco sobre el suelo en que están asentadas. Y los que no son propietarios de sus inmuebles le pagan al Estado no más de un 10% de sus ingresos. En Cuba no ocurren los inhumanos “desalojos” por no pago de los alquileres de las viviendas tan comunes en el resto del mundo.

La salud, uno de los Derechos Humanos esenciales, en Cuba es pública y gratuita, tiene cobertura universal, y algo primordial, en contraste con la generalidad de los sistemas de salud en el mundo, el de Cuba prioriza la “prevención” de las enfermedades por medio de campañas médicas contra numerosas enfermedades, lo que incluye la vacunación masiva de la ciudadanía. El sistema de salud pública cubana contempla la atención primaria, el ingreso y permanencia en hospitales, las operaciones quirúrgicas y todos los tratamientos posteriores sin excepción. Decenas de miles de médicos cubanos han prestado y prestan servicios en más de 60 países, en la mayoría de ellos de manera gratuita. Aunque la salud pública cubana se ha visto dañada por espacio de más de 25 años a causa de la severa crisis económica (Periodo Especial) y del bloqueo por parte de Estados Unidos, cuenta con médicos, enfermeros y personal técnico muy capacitados y una alta sensibilidad humana, en los últimos años ha comenzado a reactivarse el sistema con nuevas inversiones y equipos de última generación, remozamiento de locales, etc.

En otros países existen conjuntamente la salud privada y la pública (la tendencia neoliberal imperante en el mundo es relegar a esta a un segundo plano), por ello, para muchos, resultan muy costosos los servicios médicos. En los Estados Unidos, con la comercialización de la salud, no tener un seguro médico es una verdadera tragedia para la familia. Podemos resaltar que aún para no pocos de los “asegurados”, ese convenio no cubre todo tipo de enfermedades y a veces las empresas aseguradoras con argucias legales tratan de evadir responsabilizarse cuando las dolencias son muy graves y requieren gastos superiores. Una muestra gráfica e irrebatible de esto, es el gran número de cubanos con residencia permanente en el exterior que aprovechan sus visitas a Cuba para recibir atención médica.

La educación, otro de los obligatorios Derechos Humanos, en nuestro país es también pública y gratuita para todo tipo de instrucción hasta el nivel universitario. Es sabido que se requiere pagar elevadas sumas de dinero para cursar una carrera universitaria en el resto del mundo. De igual forma el sistema de enseñanza fue seriamente dañado en estos años de severa crisis económica en Cuba y ahora se realiza un intenso trabajo de revisión y reordenamiento para elevar su calidad. El país presenta uno de los niveles de escolaridad e instrucción más altos del mundo. Cuba ha ofrecido y ofrece becas gratuitas a miles de jóvenes de otros países para cursar diferentes estudios. 

Nuestra Isla es una de las naciones del orbe que mayor por ciento de su presupuesto invierte en los sectores de la salud y la educación. Pese a las reconocidas deficiencias en los sistemas públicos de salud y educación cubana, causadas principalmente por la intensa crisis económica padecida por espacio de más de dos decenas de años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas (UNESCO), en reiteradas ocasiones los han valorado altamente como ejemplos a seguir.

En otros países, los trabajadores sujetos a la “precariedad laboral” y los denominados como “informales” no tienen el derecho a pensiones. En contraste, los trabajadores cubanos, tanto los de las entidades estatales, como los de las privadas, al alcanzar la vejez pueden, debido a este sistema público, beneficiarse de la Seguridad Social con pensiones y aquellos que por diversas razones nunca trabajaron o se encuentran desamparados reciben atención por la Asistencia Social. Es preciso señalar que las actuales pensiones no garantizan todas las necesidades de los jubilados, lo que se prevé atender en la medida que se fortalezca la economía. En cuanto a la Asistencia Social, unas 80 mil familias con situación precaria reciben ayuda económica. Solo una veintena de los estados desarrollados puede enorgullecerse de contar con un sistema así, pese a las limitaciones lógicas, dada la difícil situación económica de nuestra nación.

De igual manera esta implementado desde los primeros años de la Revolución el sistema que le garantiza a cada familia al mes una cuota alimenticia. El Estado gasta miles de millones de dólares para comprar parte de esos alimentos en el extranjero y ofrecerlos a la población a precios ínfimos. Los alimentos que se ofrecen subvencionados, si bien significan una manera innegable de recibir ingresos (en productos) para la familia cubana, solo satisfacen un por ciento del consumo lo que obliga a comprar la otra parte más caros, en las tiendas que venden en la moneda convertible (CUC) y en los mercados creados para la venta de productos liberados en la llamada moneda nacional (MN). Se ha planteado que cuando las condiciones económicas lo permitan se eliminará este sistema y la ayuda económica se realizará de modo directo a las familias más desfavorecidas.

Debemos referirnos también a la importante subvención por el Estado de un alto por ciento de los gastos que realiza cada familia en: la electricidad, el teléfono, el agua, el gas, el transporte público, los círculos infantiles, los asilos para ancianos, los servicios fúnebres…Son también gastos en que incurre el Estado para beneficiar a la población cubana los realizados en el amplio desarrollo de la cultura, el deporte y la ciencia, así como en la oferta de eventos y espectáculos artísticos, recreativos y deportivos con entradas a precios muy bajos (comparados con otros países).

Es indiscutible que el salario de una parte considerable de los cubanos no satisface todas sus necesidades y existe un reclamo general por elevarlos. Pero no se puede olvidar y echar a un lado lo antes señalado. A precios medios de países subdesarrollados, los ingresos salariales y los servicios que reciben los cubanos equivaldrían a varias veces la supuesta paga mensual de 25 dólares. Si al “salario nominal” que reciben directamente los trabajadores cubanos por su labor realizada en un año, le sumáramos todos los servicios subvencionados por el Estado que la población recibe y a esta suma la dividiéramos entre los 11 millones de cubanos, nos daría, para sorpresa de muchos, un per cápita de ingresos o sea un “salario real” mucho más alto. Faltaría por agregar, que la inmensa mayoría de los cubanos, como son dueños de sus viviendas no pagan alquileres.

Por estas razones se puede asegurar con absoluta certeza que los cubanos no ganan solamente los 25 dólares mensuales que señala el escalafón antes nombrado. Si esto fuera así, imperaría una miseria más atroz que la sufrida actualmente por Haití, cuyos trabajadores reciben 59,33 dólares cada mes, o sea, 34,33 dólares más que los cubanos. ¿Cómo explicar entonces que con un salario de solo 25 dólares mensuales, existan en Cuba, sobre una población de unos 11 millones de habitantes, más de un millón y medio de graduados universitarios y casi 2 millones de técnicos medios? Cualquier familia cubana cuenta entre sus hijos a ingenieros, médicos, científicos. ¿Cómo explicar qué todos los niños, jóvenes (sin tener en cuenta su raza, sexo, posiciones políticas, ideológicas o religiosas de ellos o de sus familias) tienen garantizados la enseñanza y la atención medica? ¿Cómo explicar el alto número de intelectuales, artistas y una intensa y variada vida cultural? ¿Cómo explicar que no hay un solo niño cubano sin maestro o un rincón de la Isla que no cuente con una escuela? ¿Cómo explicar que toda la población cubana reciba atención médica y como consecuencia de ello haya alcanzado un promedio de 78 años de vida? ¿Cómo explicar que Cuba muestra uno de los más bajos índices de mortalidad infantil y materna del mundo? ¿Cómo explicar el extraordinario nivel alcanzado por la ciencia cubana, especialmente en la esfera de la ingeniería genética y la biotecnología? ¿Cómo explicar que por las calles cubanas no vagan ancianos, niños, mujeres y enfermos pidiendo limosnas, como sucede en casi todos los países del orbe, incluyendo a los más desarrollados?

El respetado Silvio Rodríguez en su blogs Segunda Cita señaló unos años atrás: «En los 65 barrios “jodidos” de Cuba en los que he actuado, aún no he visto a un sólo niño sin escuela, zapatos o asistencia médica.» Y todo esto ocurre en un pequeño país pobre, sin recursos naturales, sometido al bloqueo más largo de la historia por la nación más poderosa del mundo.

Para tratar de comprender la situación actual de Cuba hay que valorar entre otros aspectos, la enorme crisis económica a partir de 1990, provocada por la desaparición de la URSS, al tiempo que Estados Unidos de manera paralela redobló su inhumano bloqueo, a los que se le añadieron los errores y las faltas que se cometieron. Ha sido una dilatada etapa casi apocalíptica, de épica resistencia. El objetivo esencial de la sociedad socialista cubana es lograr el mayor bienestar posible, tanto material como espiritual de la población. Los Lineamientos de la política económica y social del Séptimo Congreso del PCC, han proyectado restituirle a los salarios su valor como instrumento motivador para el desarrollo de una economía sana.

Está previsto que el crecimiento de los ingresos de los trabajadores de las nuevas empresas estatales estará en proporción directa y proporcional a las utilidades que alcancen cada año esas entidades. Se requiere que echen a un lado todo aquello que las frena y se conviertan lo más rápidamente posible, en empresas de nuevo tipo, capaces de obtener óptimos resultados económicos. El desarrollo integral de las cooperativas (de todo tipo), debe permitir el acrecentamiento progresivo de los ingresos de sus miembros. En el caso de los “cuentapropistas” sus entradas financieras, dependerán de las ganancias obtenidas en el desempeño de sus oficios, rentas o pequeños negocios. En el caso de los empleados que laboran en este sector, sus salarios obedecerán a los resultados económicos del centro en que se hallen y de las regulaciones que se establezcan.

El ansiado e imprescindible aumento de los salarios del amplio sector administrativo público, así como de las pensiones, en general, deberá seguir al acrecentamiento de la producción y los servicios del país y al mejoramiento de las finanzas internas. De todos, el crecimiento de los ingresos en este segmento laboral constituye el más complejo a solucionar, pues incluye, entre otros, a los sectores de la administración pública, a los de la salud, y educación, a los de orden interior y defensa.

Elevar la masa salarial de todo el sector público sin un correspondiente respaldo productivo en el país, provocaría la subida de la inflación con graves consecuencias. La ineludible disminución del excesivo número de trabajadores de la administración pública cubana, podría permitir el aumento de los salarios de los que permanezcan en estos centros. Por otra parte, el Estado, con la disminución del número de funcionarios administrativos y una mejor organización, podría ser menos burocrático, más ágil y eficiente, y contribuiría a eliminar las muchas trabas burocráticas centralizadoras que impiden acelerar el desarrollo del país, así como enfrentar de manera resuelta la corrupción y evitar su crecimiento.

Notas:

(1) Es criterio general que sobrepasadas las circunstancias que obligaron a imponer los gravámenes a las -mercancías de vital importancia para la canasta familiar- en las tiendas de divisas (CUC), se debe aprobar una nueva y mayor rebaja de esos precios, permitiendo un acertado margen de ganancia a las empresas estatales. Esto contribuiría a mejorar el nivel adquisitivo de la población y a motivar el espíritu de trabajo. Esta rebaja de precios en las tiendas que venden en CUC, podría contribuir, cuando ocurra la “unificación de las monedas”, a aliviar posibles fenómenos como el de la inflación, que afectaría a las capas más vulnerables de nuestra sociedad. Por otra parte es indispensable el aumento de la producción agropecuaria, la eliminación de la generalizada extensión del monopolio ejercido por los intermediarios y la consiguiente rebaja de sus precios en el mercado.

(2) Muchos observadores consideran que “el sueño americano” de los estadounidenses y “el estado de bienestar social” de los europeos occidentales que imperó en estos países a partir de la culminación de la II Guerra Mundial, parecen haber llegado a su fin a causa de las políticas neoliberales de sus gobiernos, sometidos al sector financiero mundial. Se advierte un paulatino e irreversible retroceso de las conquistas sociales y los derechos civiles logrados por sus pueblos a través de cientos de años de luchas.

Ernesto Escobar Soto. Escritor y periodista cubano. Autor de la novela El largo regreso de José publicada por la editorial Letras Cubanas en 2014. 


Fuente: La Polilla Cubana

Proyecto para emprendedores privados de Cuba cumple cinco años

Es Cuba Emprende, una iniciativa de la Iglesia Católica en la isla caribeña, que ha beneficiado a casi 2.000 personas.



Cuba Emprende surgió tras la implementación de reformas económicas por parte del gobierno del presidente, Raúl Castro, entre ellas, una mayor flexibilidad para el fomento de la pequeña y media empresa privada. Foto: Print screen del sitio web

La Habana, 2 may.- Miles de personas y más de un centenar de negocios privados han emergido en Cuba con el acompañamiento y asesoría del Proyecto Cuba Emprende (PCE), una iniciativa de la Iglesia Católica que celebra sus primeros cinco años de creada.

Desde su surgimiento, el 30 de abril de 2012, PCE ha desarrollado cursos de larga duración, talleres, encuentros y expoferias con énfasis en temas como desarrollo humano, administración, finanzas y contabilidad, marketing, aspectos legales y fiscales, ventas y planes de negocio.

En la actualidad cuenta con tres sedes, ubicadas en el Centro Cultural Padre Félix Varela en el Casco Histórico de La Habana y en parroquias católicas en las provincias de Cienfuegos y Camagüey, a 232 y 534 kilómetros al este de la capital respectivamente.

Para festejar su primer lustro, sus organizadores programaron actividades durante el presente mes de mayo, que tendrán como momento más importante la Expoemprendimiento V Aniversario, prevista del 24 al 26 de mayo, en el Centro Cultural Padre Félix Varela.

La primera jornada contará con la participación exclusiva de las empresas acreditadas y los días restantes estarán abiertos al público, según informó PCE en su sitio web.

Precisó, además, que el objetivo del intercambio es “propiciar un espacio de interrelación y promoción, donde los asistentes podrán constatar cuántas buenas ideas están floreciendo en el ecosistema del emprendimiento en Cuba”.

También conciben a la feria como “un espacio fértil para promover iniciativas, establecer alianzas, encontrar clientes y proveedores”.

“Quizás para esta ocasión el tiempo no será medido por el dios Cronos, sino por el impacto que el proyecto ha tenido en la vida de quienes le han dado vida”, afirmaron en la nota prensa.

Asimismo, el comunicado resaltó que hasta febrero de 2017, el PCE ha asesorado a 141 pequeñas empresas y la cifra de personas graduadas en sus talleres asciende a 1.958, “de las cuales 52 por ciento se encuentra en el rango de edad comprendido entre 26 y 45 años, un grupo etario que transita por los años más productivos de su vida laboral”.

De igual modo, destacaron la importancia de continuar con la celebración de las ferias anuales y del encuentro llamado Noviembre de emprendedores, “ambos pensados en función de propiciar espacios para la promoción de los negocios y la retroalimentación entre los empresarios”.

La feria del pasado año contó con la participación de unas 40 empresas acreditadas y una asistencia superior a las 1.500 personas, quienes apreciaron el montaje y gestión de stands, el lanzamiento de nuevos productos y acudieron a talleres especializados.

Además, en cada edición se otorgan reconocimientos al mejor diseño de stand y la empresa más popular.

Para este año la Expoemprendimiento presenta como novedad la entrega del premio Oasis de Responsabilidad Social Empresarial, cuya convocatoria se realizó en enero último.

El galardón pretende visibilizar a aquellas personas “que trabajen y promuevan una gestión socialmente responsable de su negocio”, a partir de la búsqueda de espacios de diálogo, la promoción del desarrollo de su comunidad, la protección del medio ambiente, el desarrollo del capital humano, entre otras acciones. (2017)