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miércoles, 24 de enero de 2018

El sector turístico cubano y su gestión sustentable


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Foto de portada: Fernando Medina/Cubahora.

Finalizando el año 2017, los indicadores de arribos turísticos a Cuba muestran significativos resultados en comparación con los años precedentes. Entre estos resultados, sobresale el crecimiento acumulado del 26% en los primeros ocho meses del año; enfrentando en el mes de septiembre el azote del huracán Irma y el paquete de medidas restrictivas promulgado por el gobierno republicano de Estados Unidos, para los viajes y transacciones de sus ciudadanos.

La rápida recuperación de los daños a las instalaciones turísticas, permitieron comenzar, a mediados de noviembre, la temporada alta con un acumulado de 4 millones 260 mil visitantes; y una oferta de alojamiento de 67.800 habitaciones en 382 hoteles, 88 de ellos administrados por 20 cadenas hoteleras internacionales. A esta infraestructura se añaden 24 mil habitaciones del sector privado, que complementan la oferta de alojamiento cubana para la actual temporada turística.

El año que termina, también demostró las potencialidades de la Isla para el desarrollo del turismo de cruceros al recibir casi medio millón de cruceristas y más de 140 mil tripulantes.

En este panorama, se destacan las llegadas de visitantes estadounidenses ―unos 600 mil― que se sitúan como segundo mercado en importancia, después de Canadá, este último con más de un millón de vacacionistas a Cuba. A esto se adiciona el crecimiento en los arribos de los cubanos residentes en el exterior y de los principales mercados emisores europeos. Además de México, Argentina, Rusia y China; lo que representa el arribo de unos 4,7 millones para un crecimiento del 17% con relación al año anterior, en el indicador llegada de visitantes a la Isla en 2017.

El año 2017, que llega a su fin, representa una etapa de reacomodo para el turismo internacional en Cuba, e indica pasar hacia una nueva etapa en que se amplíe y diversifique la oferta, con la incorporación de nuevas modalidades como el turismo urbano, el turismo de naturaleza y aventuras, el turismo náutico deportivo en todas sus manifestaciones, el turismo de golf, el crucerismo, el turismo de salud y el turismo cultural; este último, con mayor creatividad e intencionalidad, resaltando atributos auténticos del país como lo histórico-patrimonial y el turismo musical bajo el lema:“Cuba es una música vital”.

El año 2017, también deja la certeza de que las metas de sustentabilidad y de adaptación al cambio climático, son imperativos para el desarrollo futuro del turismo. En este sentido el sector turístico cubano asume como prioritarias las acciones que emanan de la Tarea Vida que se materializan en la preservación de las playas, costas y fondos marinos, con la eliminación de instalaciones sobre las dunas; vertimiento de arena para recuperar zonas dañadas y preservación de los manglares; reducción de la vulnerabilidad estructural del patrimonio construido; propiciar la reutilización del agua para el fertiriego de los campos de golf y los jardines de los hoteles y resorts; incremento en el uso de medios y equipos con energía de fuentes renovables. En estos empeños, la actualización constante de los planes de reducción de riesgos, protección de las instalaciones y seguridad de los turistas; resultan tareas imprescindibles que han demostrado su eficacia en los últimos tiempos, ante los fenómenos climáticos que han asolado a muchos destinos turísticos del Caribe.

El año 2018, representa una nueva etapa del desarrollo de la actividad turística en Cuba, para alcanzar los 5 millones de visitantes internacionales y transitar hacia un modelo intensivo e inclusivo, con énfasis en una política que haga corresponder la diversificación de la oferta con la búsqueda de nuevos segmentos de mercado con mayores gastos en los destinos visitados, un mejoramiento de la calidad percibida y una relación coherente con la identidad cultural nacional de todos los productos y servicios turísticos, tanto en su integralidad como en sus numerosos componentes de lo público y lo privado.

Enfrentar estos desafíos y avanzar en profesionalidad es el reto que deben asumir los directivos ―nacionales y extranjeros―; y todos los trabajadores del sector turístico cubano en el empeño de alcanzar cada vez más eficiencia y competencia en su labor, logrando mayores ingresos y utilidades a la economía del país, que se revertirán en mayores beneficios para todos, pese a las enormes restricciones que impone el bloqueo, que se ha mantenido durante tantos años. En este escenario, el sector privado está llamado a jugar un rol mucho más activo, que garantice con calidad y autenticidad el nuevo consumo turístico y se integre plenamente a la cadena de valor del turismo en sus dos eslabones fundamentales: el alojamiento y los espacios de ocio-restauración.

Por otra parte, aún existe el convencimiento de que el turismo es el sector que más puede dinamizar a los demás sectores productivos de la economía cubana, mejorando el estado de bienestar de la sociedad en su conjunto; entonces… lograr estos empeños permitirán recuperar el espacio perdido.

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