Por Carlos M. García Valdés.
Marx y Engels se enfrentan en el campo de las ideas a varias generaciones de pensadores que veían la propiedad privada como algo eterno, como un proceso natural, dado al hombre de una vez y para siempre, y solo admitían cambios dentro de esa propiedad privada. Esa limitación burguesa impidió que Adán Smith y David Ricardo llegaran al descubrimiento de la plusvalía resultado de la explotación del trabajo asalariado, porque sería negar la base más profunda de este sistema, la propiedad privada capitalista.
A partir de la crítica sistémica y profunda a las sociedades divididas en clases y a la propiedad privada capitalista, forma superior de ésta, Marx y Engels llegan a la noción de la propiedad social, que es la negación de la primera.
Concibieron la propiedad social como la principal condición para crear una nueva sociedad liberada de la explotación del hombre por el hombre
Concibieron la propiedad social como la principal condición para crear una nueva sociedad liberada de la explotación del hombre por el hombre, que aprovechara al máximo las ventajas de la división social del trabajo, eliminara la acción depredadora del hombre sobre la naturaleza, aprovechara todas las ventajas de la producción planificada y la subordinara al objetivo de alcanzar el bienestar de los miembros de la sociedad y su libre y total desarrollo.
La síntesis más profunda y a la vez más interpretada de la evolución de la propiedad privada hasta la capitalista y la transformación de ésta en propiedad social se encuentra en “El Capital” la obra cumbre del marxismo.
“La transformación de la propiedad privada dispersa y basada en el trabajo personal del individuo en propiedad privada capitalista fue, naturalmente, un proceso mucho más lento, más duro y más difícil, que será la transformación de la propiedad capitalista, que en realidad descansa ya sobre métodos sociales de producción, en propiedad social.” (1)
Quizás sobreestimaron el factor socioeconómico y no pudieron prever el desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo multiplicadas en su fase imperialista merced al progreso científico técnico, a la explotación colonial y neocolonial, el papel del poderío militar y otros recursos políticos e ideológicos poderosos.
Los capitalistas no ceden voluntariamente su propiedad, no renuncian a la explotación, solo cambian sus métodos
En consecuencia la propiedad social es una necesidad histórica para superar esa contradicción que deberá imponerse como tendencia. Si se quiere eliminar el capitalismo hay que establecer la propiedad social y ella presupone la vinculación directa de los medios de producción que ya acusan una marcada socialización, con los trabajadores o con todo el pueblo Los capitalistas no ceden voluntariamente su propiedad, no renuncian a la explotación, solo cambian sus métodos, en consecuencia hay que privarlos de ellos de una forma u otra, en un tiempo más corto o más extenso.
Hoy se hace evidente que no es suficiente despojar a los capitalistas de los medios de producción ortodoxos o tradicionales (industrias, tierras, transportes, etc.) sino también de los medios creadores de servicios sociales básicos como educación, salud y cultura y en especial de los de difusión masiva productores de lo que se le llama con justeza “terrorismo mediático”.
Para Lenin la economía en el período de transición al socialismo estaba compuesta por varios tipos o sub economías, cada uno representativo de una forma de propiedad y sus respectivas relaciones. Estos tres tipos, que según él debían estar presente en cualquier otra experiencia de transición socialista, eran: el comunismo, el capitalismo y la pequeña producción mercantil. En consecuencia las formas de propiedad correspondientes serían: la propiedad comunista o social, la propiedad capitalista y la pequeña propiedad privada de campesinos y otros pequeños productores de la ciudad y el campo. Las clases sociales eran: el proletariado ahora dueño de una parte considerable de los medios de producción, la burguesía aferrada a aquellas propiedades aún no expropiadas y la pequeña burguesía, particularmente campesinos. (2)
En obras posteriores añade otras formas o tipos de economía: la natural o patriarcal y el capitalismo de estado. Esta última la había concebido desde 1918 pero a partir de 1921 con la nueva política económica (NEP) vuelve a defenderla con mayor insistencia.
Las ideas de Lenin acerca del período de transición al socialismo en condiciones de extrema dificultad dadas las circunstancias en que triunfa la Revolución Socialista, muy diferentes a las concebidas por Marx Y Engels, son de vital importancia para la elaboración de la teoría de la propiedad social en condiciones de la construcción del socialismo en países que no han logrado un pleno desarrollo capitalista. Pero además tienen que vencer no solo la resistencia de las fuerzas internas o nacionales sino enfrentarse al capitalismo global liderado por grandes potencias imperialistas de las que los EE.UU. son la principal y más agresiva.
Hasta el momento no hay ninguna experiencia de construcción del socialismo a partir del desarrollo y de prevalencia mundial del mismo. Por lo tanto si de teoría y práctica de la propiedad social se trata hay que tomar como referentes los intentos fracasados y vigentes de los países que se empeñaron o se empeñan en construir el socialismo desde el subdesarrollo y en condiciones de hegemonía del capitalismo mundial.
Haciendo abstracción de las particularidades de cada uno de estos países y de los diferentes momentos o estadios que han atravesado y ahora se encuentran, se pueden identificar algunos rasgos de la propiedad social.
1) Es expresión de divisiones sociales del trabajo con problemas estructurales de mayor o menor grado de profundidad en dependencia del país.
2) La propiedad social no ha asumido en ninguna experiencia una forma global o superior, es decir no se ha manifestado nunca como propiedad única de toda la sociedad, sino que ha adoptado diferentes formas como expresión de desiguales niveles de socialización. Las más importantes: propiedad estatal, propiedad cooperativa, propiedad de las comunas u otras unidades territoriales dentro de un país.
3) La propiedad social coexiste con formas no socialistas que pueden ser capitalistas, privadas no capitalistas o ambas, lo que implica cierto nivel de contradicción y competencia.
4) La propiedad estatal ha sido la forma fundamental de propiedad social, pero esa mediación que es por un lado necesaria, es por otro un factor potencial de distanciamiento entre los trabajadores como dueños asociados del conjunto de medios de producción y esos medios representados por el Estado. Si no se promueven un conjunto de acciones tendentes a acercar cada vez más los colectivos laborales a su propiedad, que es de ellos en la medida que es de todos, y además no se utilizan las posibilidades de organización, control, penalización y estimulación del Estado, puede fomentarse la ineficiencia como un rasgo natural de esa propiedad, lo que es algo fatal para la construcción del socialismo.
5) La propiedad cooperativa ha tenido como regla un papel muy limitado y subordinado a la propiedad estatal en las economías socialistas en construcción.
6) La propiedad social en cualquiera de sus formas no solo tiene que sortear los problemas materiales, financieros y subjetivos propios de cualquier país en proceso de desarrollo sino además ha de enfrentar las presiones de la burguesía internacional, del mercado transnacionalizado y de los poderosos medios de “desinformación masiva”.
7) La propiedad social como regla se ha vinculado a la propiedad capitalista en virtud de tendencias internacionales como la inversión extranjera. La expansión de la propiedad social o en específico su base técnica, tecnológica, material y humana, requiere de una fuente importante de financiamiento, prácticamente imposible de asegurar internamente por los países que pretenden construir el socialismo.
La identificación de la propiedad social con la socialista de todo el pueblo o estatal tiene sus ventajas porque expresa el mayor nivel posible de socialización de los medios de producción y presupone el respaldo del Estado, pero excluye la propiedad cooperativa, la de las organizaciones políticas y de masas y otras posibles formas de propiedad social como pudiera ser la propiedad estatal compartida con propiedad privada capitalista extranjera o propiedad privada nacional, como reconoce la Conceptualización del Modelo.
Además ancla en el concepto un elemento institucional o superestructural como es el Estado que como tendencia debe disminuir sus funciones económicas, aunque en un plazo más o menos largo. En tanto el concepto de propiedad social, además de ser inclusivo subraya o explicita la esencia y tendencia de este tipo de propiedad.
Primera parte “La propiedad en la economía y en su modelo de funcionamiento. (Repasando la historia, la teoría y provocando el debate)” Publicado originalmente en: Revista Cuba Socialista, cuarta época No 5, mayo-agosto 2017)
Referencias:
(1) Carlos Marx. El Capital, Editorial Ciencias Sociales; La Habana, 1975, tomo I p 700
(2) V. I. Lenin, La economía y la política en la época de la dictadura del proletariado. Obras escogidas en tres tomos, tomo 3 p 290.
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