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domingo, 22 de abril de 2018

LOS 7 RETOS ECONÓMICOS DE DÍAZ-CANEL

 Madrid, 19 de abril de 2018.- Dicen quienes lo conocen, y especialmente quienes han trabajado con él, que Miguel Díaz-Canel -bisnieto de asturiano de Castropol- es exigente, ordenado, perfeccionista y le gusta estar al tanto y en detalle de todo cuanto caiga sobre su mesa. También, que elige con rigor milimétrico a cada uno de los miembros de su equipo. Para el candidato a la presidencia cubana no cuentan las influencias ni las recomendaciones, sino la eficacia, la excelencia profesional, y -sobre todo- la capacidad de trabajo.
Díaz-Canel ha dejado claro en varias comparecencias que su prioridad es avanzar en la actualización de un modelo económico socialista, próspero y sostenible, como así fue aprobado en 2011 por los más de trescientos Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. Y con esa meta en el horizonte, el nuevo presidente cubano no debería pasar por alto los siguientes siete retos:

  1. Relaciones con EE.UU. Tanto el conjunto de normas que regulan el embargo como las diferentes administraciones presidenciales estadounidenses han manifestado que el bloqueo continuará “mientras haya un Castro en el poder”. Al no haber un Castro en el poder la pregunta ahora es: ¿Podría poner Trump fin a las sanciones y mostrarse ante la comunidad internacional como que ha sido su administración la que ha resuelto una situación anómala que ha durado casi 60 años? Una relajación en el bloqueo o el anuncio de su revisión supondría aire fresco y nuevas inversiones para la economía cubana. Nótese que con la excepción de EE.UU. e Israel la ONU reclama año tras año en su Asamblea General la retirada de las mismas.

  1. Acelerar las reformas iniciadas en el mandato de Raúl. En la senda de su predecesor, entendemos que el nuevo presidente centrará parte de su esfuerzo en disminuir el déficit de la balanza de pagos, potenciar las exportaciones sustituyendo importaciones, unificar el peso cubano, implantar la administración electrónica, modernizar la banca, potenciar la productividad agrícola, crear un mercado alimentario mayorista, perfeccionar el trabajo por cuenta propia. Estos cambios impulsarían la eficiencia en la administración económica ofreciendo –además- mayor seguridad a la inversión extranjera.

  1. Reformas administrativas y mercantiles. Cuba podría simplificar y agilizar los trámites burocráticos a los que somete la inversión extranjera, y especialmente implantar reformas orientadas al mercado, tales como impulsar el espíritu emprendedor, reformar la empresa de propiedad estatal y formular un sistema fiscal y tributario mixto central-local, como en su día hizo China. Junto al gigante asiático, Cuba cuenta con socios económicos de primer nivel, como la UE, Canadá, México, Japón o Rusia, dispuestas siempre a ayudar en esquemas que promuevan el beneficio mutuo.

  1. Autonomía empresarial. La tradicional estructura piramidal en cuanto a la toma de decisiones empresariales podría aplanarse con el fin de incrementar el peso de estamentos intermedios y reducir procesos burocráticos. La acertada separación ministerial de la empresa estatal aún no ha sido completada. El reto pasa por orientar los medios al incremento de la productividad, controlar el endeudamiento e impulsar una economía sólida y de calidad. Una alternativa a tener en cuenta podría ser el modelo chino de promoción de la autonomía empresarial, creando mayores estructuras de propiedad empresarial mixtas capaces de competir en el mercado internacional y abrir la inversión al mediano inversor extranjero.

  1. Convergencia monetaria.Sigue sin completarse la tan esperada unión monetaria en la que todos los actores económicos coinciden: el peso cubano ha de ser la única moneda, poniendo fin a una dualidad monetaria que provoca desajustes evidentes. La UE ya ha ofrecido su ayuda en numerosas ocasiones con su experiencia en la transición al euro. El reciente y sobresaliente modelo de Eslovenia en este sentido podría ser un ejemplo a tener en cuenta.

  1. Crecimiento. Cierto es que las previsiones de crecimiento previstas para el periodo 2011-2016 han quedado por debajo de las expectativas, pero parece claro que los sectores que impulsarán la economía cubana en la próxima década serán el turismo, la construcción y el comercio. Estos sectores suponían ya en 2015 alrededor del 30% del PIB. Si a eso le sumamos un factible crecimiento de las exportaciones, la definitiva implantación de la inversión extranjera y el deseable levantamiento del embargo, el objetivo de crecer al 4% podría llegar –incluso- a quedarse corto.

  1. Deuda exterior. Durante los últimos años, Cuba renegoció y honró importantes deudas vencidas. En 2016 ya consiguió estabilizar su deuda oficial, pero a costa de 23.000 millones de dólares, y sin la tutela del FMI, Banco Mundial ni otros organismos multilaterales. Este importante esfuerzo ha hecho mella en la inversión y el consumo interno. Pero por el contrario, estos pagos inspiraron la confianza de la comunidad financiera internacional hacia Cuba, como así públicamente manifestaron numerosas cancillerías extranjeras. Aumentar las cantidades de los fondos de contravalor y simplificar su burocracia podría ser un buen revulsivo para incrementar y apuntalar la inversión extranjera en Cuba, que es, en definitiva, un elemento clave para el buen devenir de la economía cubana.

José María Viñals
Renato A. Landeira

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