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miércoles, 6 de junio de 2018

Prescripciones contra la indolencia

Meses después de la implementación en Cuba de los nuevos modelos de receta médica del Minsap, pacientes y personal de salud en Cienfuegos y Las Tunas revelan a JR dudas y satisfacciones 


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Aunque no resuelven la disponibilidad de algunos medicamentos, los nuevos modelos controlan mejor la prescripción. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 05/06/2018 | 08:06 pm

LA distribución y el acceso a los medicamentos por parte de la población constituyen dos frentes a los que el Ministerio de Salud Pública (Minsap) dedica una alta prioridad. El nuevo recetario en uso por parte de los galenos del país tiene la encomienda de posibilitar un mayor control, sobre todo en la eliminación de los acaparadores y otras ilegalidades.

«Me parece bien que el Ministerio de Salud Pública tomara cartas en ese asunto, que llegó a un punto clímax —opina la cienfueguera Bárbara González—; no obstante, creo que es como botar el sofá, porque los procesos de ilegalidad y los hechos delictivos no ocurren en ese documento, ni en quien lo precisa».

Fabiane Cordero, administradora de una concurrida farmacia de la capital tunera, considera que «controlan mejor la prescripción, pero no resuelven el problema fundamental, que es la disponibilidad de algunos medicamentos, razón por la que la mayoría de nuestros clientes se queja».

Agrega que, para los efectos de su dependencia, la novedad favorece la calidad del trabajo, pues ahora es posible verificar la autenticidad de la receta a partir de la información que contiene, como el número completo del carné de identidad de la persona y el cuño del área de salud.

Ahora se articulan con mayor fuerza las dependencias de salud que actúan en la comunidad. Se plantea una retroalimentación entre los consultorios médicos de la familia (CMF), las farmacias y los policlínicos. «Una vez al mes los médicos concurren a las droguerías con las fichas familiares y los registros de dispensarización de su entorno para actualizar y vigilar la correspondencia entre las tarjetas inscriptas y las personas con diagnóstico de enfermedades crónicas», explica Miraida María Baute, jefa de la sección de Análisis y Planificación de Medicamentos en Cienfuegos.

«Si la receta nos llega con problemas, recurrimos al Libro de incidencias y asentamos allí el nombre del doctor que la expidió y las causas de su impugnación —acota Fabiane—. Luego cada caso se analiza en un comité fármaco-terapéutico que sesiona cada mes. Tratamos de que el paciente adquiera su medicamento, pero si la receta dudosa es para adquirir alguna droga, le pedimos que vuelva a consultar a su médico».

Otras funcionarias de estos establecimientos argumentaron que el modelo apunta hacia una prescripción más pormenorizada, con el aumento de los escaques en cuanto a la presentación del medicamento, los miligramos y otros. «Ahora sí está todo como tiene que venir, porque antes el médico escribía esos detalles en el centro del modelo y muchas veces faltaban datos».

También «los pacientes acumulan menos recetas, porque se las están dando basadas en lo que necesitan, y no por quedar bien», precisa una dependienta detrás del mostrador de una farmacia en Cienfuegos.

Desterrar la complacencia

Regla de la Caridad Breffe Oquendo, doctora del CMF número 15, en Cienfuegos, apunta que con el nuevo modelo de recetas y las exigencias implementadas ha disminuido el número de pacientes que solicita medicamentos que no requieren de manera inmediata. Sin embargo, del otro lado de la puerta de la consulta, la mayoría de las personas en la sala de espera confirman un propósito común para la visita: «Yo solo estoy aquí para pedir una receta».

Varios profesionales del sector entrevistados para este reportaje advirtieron la disminución de esta práctica, no por menos solicitudes de parte de la población, sino por mayor rigor del lado de quienes visten bata blanca. «Siguen pidiéndolas, pero no se las damos porque esto no es lo que ellos quieren, sino lo que necesitan. El paciente no está facultado para exigir un tratamiento determinado», dice la joven Breffe Oquendo.

En plena faena en el Cuerpo de Guardia de un policlínico del centro de la Perla del Sur, otro facultativo especifica que allí la prescripción es limitada. Queda vedada la indicación de drogas reguladas como nitrazepam, amitriptilina y otros cuyo tratamiento deciden los especialistas.

Algo que ejerce un mejor control sobre la emisión de recetas al libre albedrío es que ahora los facultativos no portan en sus carpetas cuantos recetarios deseen. Lo hacen según la labor y el nivel de atención en el que ejerzan, y así lo establece el Programa Nacional de Medicamentos. Obviamente necesitan una mayor provisión los médicos de la familia y los que ofrecen consultas en los hospitales.

Muchos pacientes encuestados para este reportaje se mostraron irritados ante la supuesta reducción hasta tres del número de recetas por persona. Pero «con eso basta —nos dice Gladys Martínez Díaz, en el reparto Pueblo Nuevo, de Cienfuegos—, porque la gente venía con muchas, hasta de otros lugares». Una doctora de un consultorio del consejo popular Tulipán aclara que «la receta no tiene número o cantidad. Yo doy lo que lleva según la patología».

La asignación, según aclara la directiva de Salud en Cienfuegos, se deduce a partir de un cálculo estadístico promedio, a razón de tres modelos por individuo y un diez por ciento sobre el total, para garantizar el «uso racional de estos modelos, que se traduce en un empleo más prudente de los medicamentos», acotó. 

«En más de una ocasión he visto a médicos sacar del bolsillo un recetario y garabatearle un medicamento a cualquiera que se lo pedía, sin saber el destino que tomaría después —dice Amalia Bacallao, quien hace su cola en una farmacia para adquirir captopril—. Luego esa persona lo vende por ahí a precios altísimos, mientras que a los que realmente lo necesitamos se nos hace muy difícil conseguirlo».

En casi todos los casos, se trata de medicamentos subsidiados con mucho sacrificio por el Estado cubano. A pesar de eso, los inescrupulosos se aprovechan de los desabastecimientos de ocasión y de la vulnerabilidad de algunos enfermos para agenciárselos con ardides y aumentar su precio original.

«Irrita que ciertos fármacos deficitarios llegan y toman otro rumbo —admite Maikel Corrales Manzano, jefe del Departamento de Medicamentos y Tecnologías de la Dirección Provincial de Salud en Las Tunas—. Por eso debemos aumentar el control. Actualmente se evalúan cuáles son los productos más recetados y quiénes son los médicos que más los prescriben».

Arnaldo Montalván tiene diabetes, hipertensión, asma y padecimientos cardiovasculares. Es asiduo en las colas de la farmacia y de espera en el CMF. Aunque cree pertinente aliviar el desabastecimiento de fármacos a través de cualquier estrategia posible, considera que el nuevo «orden» no resulta la mejor manera «porque se supone que las instituciones públicas estén para facilitarles la vida a las personas, no para idear mecanismos que incomoden de alguna manera. Antes el cuño de tu médico era casi universal, ahora estás limitado solo a tu entorno para adquirir un medicamento que es muy probable que no esté. Entonces, ¿qué hago?».

Los cambios para reorganizar los servicios farmacéuticos y poner coto a las ilegalidades y la corrupción en este sector han pasado inadvertidos para buena parte de la población. Durante estas entrevistas, varios refirieron conocer sobre el asunto, pero apenas un atisbo. Otros alegaron no estar completamente familiarizados con la cuestión porque «es algo a lo que no se le ha dado toda la difusión necesaria en los medios de comunicación».

Los nuevos modelos de recetarios cumplen varios cometidos: fortalecer el Programa Nacional de Medicamentos, velar por el funcionamiento adecuado de los servicios farmacéuticos y enfrentar los delitos e ilegalidades. De eso se trata. 

¿Cómo se asignan las recetas? 

Según el volumen de la actividad asistencial:
  • A los facultativos que brindan consulta médica: tres recetas por paciente visto en consulta, más un diez porciento de ese cálculo al mes.
  • A los facultativos que no brindan consulta médica: cien recetas la primera vez, debiendo acreditar su uso al director de la institución donde está adscrito cuando las utilicen, para recibir cien más.
  • Los médicos jubilados del sector deberán estar vinculados con una institución de salud, mediante convenio con su director, para recibir los recetarios. Se les entregarán cien recetas la primera vez, debiendo acreditar su uso, cuando las utilicen, para poder recibir otro centenar.

¿Cómo se procede cuando las farmacias no dispensan todos los medicamentos prescritos por el médico?

  • Si por falta de medicamentos en la farmacia, no solvencia inmediata del paciente u otros motivos no se dispensa el tratamiento completo, el Programa Nacional de Medicamentos establece el siguiente procedimiento:
  • Al dorso de la receta se anota la cantidad de fármaco dispensado, nombre, dirección y número de identidad del adquiriente, fecha y firma del dependiente que dispensa el producto.
  • En el área de dispensación bajo la custodia del jefe de turno, el director técnico o administrador, se archiva la receta por un período de hasta 30 días, límite de tiempo que tendrá el paciente para completar la adquisición del tratamiento prescrito.
  • Al término del plazo establecido el administrador puede retirar la receta del área y cancelar el resto de los medicamentos sin adquirir.
Medicamentos que no requieren prescripción médica:

Ácido acetilsalicílico 500 mg

Tabletas de Polivit

Iodopovidona al diez por ciento frasco x 30 ml

Tiomersal frasco x 30 ml

Anticonceptivos orales

Fitofármacos

Apifármacos

Productos dispensariales

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