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jueves, 19 de julio de 2018

Comercio y ciclo económico: construcción de un índice de economía exterior para Cuba

Centro de Estudios de la Economía Cubana, Universidad de La Habana, Cuba.

Indira Romero 
Oficina regional de la CEPAL en México



RESUMEN 
Diversos aspectos estructurales de la economía cubana dan cuenta de un alto grado de sensibilidad a variables del contexto externo, particularmente las comerciales y financieras. El ciclo económico cubano tiende a responder inmediatamente a perturbaciones de ese tipo. Este trabajo propone la construcción de un indicador sintético que captura la elevada vinculación entre la coyuntura económica en Cuba y la de sus socios comerciales, a partir de la importancia relativa de cada uno. Este resultado puede ser usado para análisis de corto plazo y proyecciones de corto y mediano plazo. También permite apreciar que existe un margen de actuación para la política económica interna, incluso en estas condiciones.

  
INTRODUCCIÓN 

Después de la Segunda Guerra Mundial el crecimiento económico global se aceleró significativamente, y una de las fuentes de esa expansión fue el aumento del comercio internacional. La teoría económica tradicional anticipa que los países pequeños son relativamente más dependientes del comercio externo, a partir de una serie de factores estructurales.(1) Por esto, el análisis de sus ciclos económicos requiere la interpretación de un gran número de variables relacionadas con el contexto externo, debido a que ejercen gran influencia sobre la actividad económica doméstica y, además, porque es bastante común que las mayores empresas de estos países, como norma, sean entidades exportadoras.

En el caso cubano, muchas de las más profundas crisis económicas han estado vinculadas a un choque externo de gran magnitud. Entre ellas cabe citar los períodos entre 1929-1933; 1960-1962; 1990-1993; 2009-2010; y la recesión actual reportada en 2016, lo que explica que se incorpore este tipo de variable para el estudio del desempeño económico del país. En los análisis realizados ha predominado el largo plazo, entre ellos se pueden citar Vidal y Fundora (2007); Mendoza y Robert (2002); y Matezans, Fugarolas y Mañalich (2010).

Este trabajo propone la construcción de un índice de economía exterior (IEE) que puede ser usado para aproximar los movimientos de muy corto plazo del producto interno bruto de Cuba, sobre la base de la agregación ponderada de las tasas de crecimiento de sus principales socios comerciales. El artículo está dividido en cuatro secciones principales: un análisis de algunas características del comercio y financiamiento exterior cubano, con énfasis en el patrón que puede ser extraído de ellas; una explicación del proceso procedimiento para la construcción del IEE y una descripción breve de los resultados fundamentales; y una última sección resume los hallazgos principales.

1. Características del comercio exterior cubano y su relación con el ciclo económico 

Cuba es una economía en desarrollo, pequeña y abierta, por lo que las relaciones económicas externas revisten una gran importancia para el desarrollo del país. La conformación de su estructura económica durante el siglo xix se produjo sobre la base de una integración específica en el mercado mundial. Esta relación ha evolucionado a lo largo de muchas décadas, sin embargo, mantiene al menos dos características fundamentales: una oferta de exportaciones de bienes primarios poco diversificada, junto a una gran concentración en un mercado que ofrece condiciones ventajosas para alcanzar una posición competitiva.

Estas condiciones han determinado que el contexto económico externo, particularmente el vinculado con el ciclo económico del socio estratégico en turno, tenga gran influencia tanto en la dinámica de largo plazo, como en la coyuntura económica del país. Históricamente, la economía cubana se ha caracterizado por exhibir una tendencia hacia el desbalance externo, resultado de un escaso dinamismo exportador frente a un crecimiento sostenido de las compras externas. En los primeros treinta años de la Revolución cubana, esa característica se mantuvo e incluso se profundizó cuando el país contó con una abundante provisión de recursos para su desarrollo y para compensar el déficit externo (Vidal y Fundora, 2007; Rodríguez, 1990). Este comportamiento desfavorable se acentuó a partir de la ruptura abrupta de los ventajosos vínculos con los países socialistas del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). La crisis económica de principios de la década de los noventa se manifestó, primordialmente, como un problema agudo en las cuentas externas.

Luego de la pérdida de las condiciones excepcionales que regían el intercambio con los antiguos países socialistas, el comercio exterior cubano sufrió un duro y dilatado proceso de ajuste a las nuevas condiciones del comercio internacional. La alta dependencia de insumos importados determinó que, ante el rápido deterioro de los términos de intercambio, la producción material se viera seriamente afectada. En los momentos más críticos de los años noventa, el aprovechamiento de las capacidades industriales osciló entre 10 y 15 % (García, 2007). Esto tuvo una inmediata repercusión en las exportaciones de bienes, que cayeron en picada tanto en volumen como en valor a partir de la brusca reducción del comercio con los países del bloque socialista, acompañado de una contracción del 35 % del producto interno bruto (PIB).

En este contexto tuvieron lugar cambios notables en el tipo de inserción externa de Cuba. Varios elementos apuntan a que desde mediados de la década de los noventa se ha producido la mayor diversificación en los vínculos externos de la nación, la que incluye, en diversos grados, tanto la canasta exportadora como su estructura por socios comerciales. Esta tendencia se ha revertido parcialmente en el último quinquenio desde que Venezuela se convirtió en un importante socio comercial. En la figura 1 se muestra que una de las áreas en las que se refleja inmediatamente la crisis económica en Cuba es el intercambio comercial. En todos los casos, un choque externo negativo inducido por el deterioro de la coyuntura externa repercute prontamente en el ciclo productivo interno. Esto, a su vez, afecta de manera inmediata la capacidad importadora, lo que alimenta el círculo vicioso de las recesiones.

El acceso cubano al ahorro externo se endureció a partir de los acontecimientos expuestos anteriormente y se caracteriza por la insuficiencia de los recursos efectivamente canalizados y su alto costo, elementos que a su vez, están estrechamente vinculados con su estructura. Esta se distingue por un acceso casi nulo de Cuba a recursos de instituciones multilaterales de desarrollo, y el bajo peso de la inversión extranjera directa. El financiamiento externo también está mediado por el bloqueo económico, comercial y financiero que ha impuesto Estados Unidos por más de 50 años.


La serie de tiempo de exportaciones e importaciones desde 1990 deja ver la magnitud del ajuste realizado y sus efectos en el crecimiento económico. En primer lugar resalta que aunque el déficit comercial se mantuvo hasta 2005, este se ajustó significativamente para reflejar la capacidad real de financiamiento. En un escenario donde las exportaciones han mostrado un bajo dinamismo a partir de 2012,(2) esto solo se logra a través de la reducción del volumen de las importaciones.

En el caso específico de la economía cubana, este control se hace esencialmente a través de instrumentos administrativos que son viables a partir del monopolio estatal sobre el comercio exterior, consagrado en la Constitución de la República. Es a partir de 2005, con el desarrollo de las exportaciones de servicios médicos, que se comenzaron a alcanzar superávits comerciales que tuvieron su contrapartida en mejores condiciones en el acceso a bienes intermedios de tipo energético; y después de 2010, se constituyeron en el medio fundamental para normalizar gradualmente la situación de la deuda externa cubana, una parte importante de la cual estaba en moratoria indefinida desde 1986, cuando se abandonó la mesa de negociaciones con los países miembros del Club de París.

La cartera de exportaciones ha variado sustancialmente en su composición por productos. Durante estos 28 años, Cuba ha pasado de ser esencialmente un país exportador de bienes primarios de origen agrícola (azúcar de caña, tabaco, cítricos y café) y minero (níquel), a uno donde el 70 % aproximadamente de las ventas externas totales son servicios (servicios médicos y turismo).(3) Esta transformación supuso al menos dos hitos trascendentales. Hacia el año 2000, por primera vez en la historia moderna del país, el turismo internacional sobrepasó al azúcar como el principal generador de ingresos por exportaciones. Ya en 2006, los servicios médicos se posicionaron en el primer lugar, sobre la base de acuerdos ventajosos con Venezuela primero, y luego con Brasil, a lo que se han sumado otros estados de África y Medio Oriente, aunque con participaciones mucho más modestas.(4)

El caso de los bienes requiere un análisis particular. Los volúmenes de ventas alcanzados en estas casi tres décadas, al margen de las oscilaciones de precios en los mercados internacionales, están muy por debajo tanto de lo logrado en las décadas precedentes, como del verdadero potencial del país. Como referencia, la comparación con otros países del contexto latinoamericano –incluyendo algunos del Caribe– refleja que las ventas de bienes en relación al PIB y la población es probablemente la menor para un país comparable en esta región (Torres, 2015). Es decir, los cambios en la estructura de estas ventas no han permitido contrarrestar el mal desempeño de aquellos productos (azúcar, níquel, cítricos) cuya participación ventajosa en los mercados de Europa del Este suponía grandes volúmenes a precios preferenciales.

La participación de las distintas regiones y países cambió de forma radical, en relación al perfil geográfico del comercio cubano. En las últimas dos décadas, el intercambio comercial se reorientó desde la Unión Soviética y Europa del Este hacia Europa Occidental y Canadá en un primer momento; mientras que más recientemente América Latina (con Venezuela a la cabeza) y China han venido aumentando visiblemente su cuota de mercado. En el año 2000, Venezuela y China ya eran socios comerciales importantes, al representar el 14 % y el 8 % del intercambio total respectivamente; mientras que en 2015 esas proporciones se habían incrementado hasta 28 % y 17 %, en el mismo orden.(5)

En 1988, ya Venezuela se había convertido en el segundo socio comercial de Cuba en la región latinoamericana, solo por detrás de México. En 1997, pasó a ocupar el primer lugar, que mantuvo hasta el 2016. Esto resulta llamativo, dado que con frecuencia se asume que estos vínculos comerciales constituyen una relación anómala, solo posible bajo las estrechas relaciones políticas que se desarrollaron a partir del arribo de Hugo Chávez a la presidencia de ese país en 1999. Sin embargo, los datos muestran que el intercambio entre ambos países tiene un recorrido que precede a este acontecimiento. 

No obstante, resulta obvio que la relación comercial se ha intensificado notablemente a partir del año 2000. Al menos dos acontecimientos pueden ser identificados como hitos en el acercamiento entre ambos estados. En el año 2000 se firma el primer acuerdo integral de cooperación entre ambos países, que incluía, entre otros aspectos, la posibilidad de que Cuba adquiriera en ese pais una parte significativa de su factura petrolera, con algunas facilidades de pago. El volumen de recursos que estas importaciones significan cada año, conllevó en la práctica a una concentración de las compras en ese mercado, lo cual se reflejó inmediatamente en el crecimiento del comercio. No obstante, más allá de la compra de petróleo, las relaciones comerciales no se desarrollaron a gran ritmo hasta 2004. 


Con la fundación de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) en diciembre del 2004 por Cuba y Venezuela, se ampliaron notablemente las bases jurídicas y los instrumentos para expandir el comercio entre ambos países. En primer lugar, se amplió el arreglo existente para la compra de combustible en Venezuela y así creció el volumen y las posibilidades de financiamiento. Además, se abrió la posibilidad de exportar un amplio grupo de servicios a este país, fundamentalmente en el área de la salud y también en funciones educativas, a lo cual se sumaron posteriormente las ventas de productos farmacéuticos. Esto derivó en un cambio radical en la estructura de las exportaciones cubanas, pues en poco tiempo estas ventas sobrepasaron a los ingresos brutos del turismo y se convirtieron en el principal capítulo de exportación del país. Venezuela se ha convertido en el principal socio comercial de Cuba y solo en 2016 perdió esta posición con el ascenso de China en el ámbito del intercambio de bienes.

En 2013 se produjo una inflexión en estos vínculos. A partir de ese año el comercio total entre ambos países se ha reducido. En ello influyeron una serie de factores entre los que cabe destacar los problemas de la economía venezolana, que soporta una recesión que se extiende ya por cuatro años, y el colapso de los precios del petróleo en 2014, que ha supuesto un duro golpe para los ingresos externos de esa nación. La exposición de Cuba a la coyuntura económica en Venezuela es alta, aunque no llega a los niveles de dependencia existentes con la extinta Unión Soviética.(6) Venezuela es el principal destino de las exportaciones de servicios médicos, y es uno de los clientes fundamentales para la industria farmacéutica. Se observa un patrón de dependencia que descansa en la evolución de los precios del petróleo, la principal fuente de ingresos de la economía venezolana. En menor medida, otros socios comerciales de importancia para Cuba también tienen una alta exposición al mercado energético. Es el caso de Rusia, Argelia, y Angola; en un segundo grupo se ubicarían Brasil y Canadá.

La apertura de nuevos mercados para los servicios profesionales cubanos, que se han convertido en el principal capítulo de las exportaciones desde 2005, anota otra vulnerabilidad que se ha dejado sentir en la coyuntura actual. Los acuerdos alcanzados son de tipo intergubernamental, garantizados sobre la base de coyunturas políticas específicas, lo cual posibilita la rápida entrada en el mercado y, muchas veces, el logro de contratos de gran volumen. Sin embargo, confronta otros desafíos. Por una parte, el mantenimiento de los términos del acuerdo descansa en la holgura fiscal de esos países, debido a que el cliente nominal es el propio gobierno a través de sus sistemas de salud. Asimismo, la extensión de los contratos depende de la voluntad política y el mérito apreciado por el gobierno de turno. En muchos de estos Estados, la rotación de partidos de diverso signo político en el gobierno es parte natural de su ciclo electoral.

Desde 2015 se comenzaron a notar síntomas inequívocos de estrés en las finanzas externas de Cuba, lo que se reflejó inmediatamente en el incumplimiento de algunos de los compromisos internacionales. Además de los efectos de la crisis internacional de 2009 y otras circunstancias como el declive en el precio de algunos productos clave para Cuba, la situación económica particular de algunos de los socios externos más importantes como Venezuela, Brasil, Angola y Rusia contribuyó a reforzar los problemas económicos que desembocaron en la contracción del PIB en el año 2016, primera recesión desde 1993.(7) El análisis cuantitativo de esta relación es el objeto de análisis en el próximo epígrafe.

2. Cálculo de un índice de economía exterior para Cuba 

El peso del comercio exterior en la economía de Cuba es relevante, por lo que la construcción de indicadores oportunos que nos aproximen a su situación externa y, por ende, a la dinámica económica de Cuba, es valiosa para realizar cualquier análisis de la evolución económica de esta isla caribeña. Cuba no pertenece a instituciones financieras multilaterales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional,(8) por lo que sus acreedores fundamentales son países con los que se mantienen relaciones estrechas. Al mismo tiempo, las características particulares de Cuba en su condición de economía centralmente planificada, con un entorno para hacer negocios que se aleja de muchos estándares internacionales, y la naturaleza extraterritorial del bloqueo estadounidense constituyen frenos para los inversionistas internacionales, por lo que tampoco recibe cantidades importantes de flujos de inversión externa. Por lo anterior, los ingresos por exportaciones son una variable clave para el financiamiento de una parte importante de sus importaciones. A su vez, el nivel de importaciones tiene una relación directa con la dinámica del PIB, debido a que Cuba importa una buena parte de sus insumos y materia prima para el proceso de producción y también bienes finales no disponibles en la Isla.(9)

A partir de la crisis de 2008-2009, las estadísticas de Cuba sobre el sector externo en particular se empezaron a publicar con un rezago de dos años. Así, la falta de estadísticas oportunas del comercio exterior y la importancia de las cuentas externas, por su rol en la dinámica económica de Cuba, hacen factible la construcción de un índice(10) que refleje la evolución del comercio exterior de Cuba. Para tal propósito se ha recurrido a la teoría de los índices complejos ponderados como los utilizados, por ejemplo, en la construcción del índice general de la Bolsa de Madrid o en la elaboración de algunos índices de producción industrial en los países europeos.

A continuación se explica la construcción de un índice trimestral denominado índice de economía exterior de Cuba (IEE) que pretende arrojar luz sobre la evolución del sector externo del país, aproximándolo a través del crecimiento económico de sus principales socios comerciales(11) y ponderando la importancia de cada uno de ellos mediante su participación en el comercio exterior de Cuba. En Díaz (1979) se muestra una revisión más detallada de la teoría de los números índices y su construcción. 

La fórmula a utilizar para la construcción del índice es la siguiente:

 

Donde:
es el valor del índice compuesto correspondiente al año t con base 2010=1. 
es el valor del índice correspondiente al país i para el año t con 2010=1. 
es la ponderación del país i.


El ponderador a utilizar en este caso particular es la participación porcentual de cada país en el total de comercio de Cuba (exportaciones más importaciones de bienes). De esta forma, el cociente de la suma del comercio total de cada país (exportaciones más importaciones de bienes) con el total de comercio de Cuba es el ponderador de cada país en cuestión y este se obtuvo anualmente durante el período 2006-2015 (ONEI 2016).(12) Cabe señalar que se utiliza un ponderador debido a que la participación de cada socio en el comercio exterior de Cuba es diferente, por lo que la influencia de su actividad económica en el comercio exterior de la Isla tendrá un impacto de diferente magnitud según sea su nivel de transacciones externas con Cuba.

En primer lugar, se seleccionaron los primeros diez socios comerciales de Cuba(13) tanto por el lado de las exportaciones como de las importaciones, con la información más reciente y completa correspondiente al año 2015. Así, en principio se tenía un listado de veinte socios, pero cuatro de estos aparecían en ambas listas, por lo que el listado final incluye dieciseis naciones porque el ponderador se construye a partir del intercambio comercial total (importaciones más exportaciones).

El PIB trimestral de cada país se obtuvo del sitio web de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2010) y está expresado en precios constantes, corregido por las variaciones estacionales. A partir de esta información, se calcularon las tasas de crecimiento trimestrales anualizadas. Cabe señalar que China, Venezuela y Argelia no contaban con suficientes datos en la base de la OECD, por lo que el PIB trimestral proviene de su banco central respectivo (ONS, 2015). Además, tanto el PIB de China como el de Argelia no se encontraba a precios constantes, por lo que se procedió a deflactarlo con el deflactor implícito del PIB; sin embargo, este no estaba disponible hasta el 2015 (último año del período). Por este motivo, la información del deflactor para 2014 se utilizó para deflactar el PIB de 2015. Ambos deflactores se encuentran en el sitio del Banco Mundial (The World Bank, 2015).

Como lo señala la fórmula para la obtención del índice, el IEE de Cuba con frecuencia trimestral se obtiene de multiplicar el crecimiento trimestral del PIB por el ponderador del país en cuestión.(14) Posteriormente, se calcula el promedio de los cuatro trimestres de 2010 y se iguala a uno, de manera que el índice tiene como año base el 2010. El período incluido para el cálculo del índice es 2007-2016. Con el propósito de tener un indicador trimestral de la actividad económica de Cuba hasta 2016, se incluyeron pronósticos para ese año de la tasa de crecimiento del PIB de sus socios comerciales, pues varios de estos países, a la fecha de construcción de este indicador, no tenían información trimestral del PIB para 2016. Estas estimaciones se obtuvieron con información del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la OCDE. El comportamiento del IEE de manera trimestral para el período 2007-2016 se puede observar en la figura 2.

3. Discusión de resultados

De manera interesante, los resultados de este indicador apuntan a que el comportamiento conjunto de la dinámica económica de los principales socios de Cuba –su tendencia– está fuertemente correlacionada con la tasa de crecimiento económico de esta isla del Caribe. Así, la más alta tasa de crecimiento económico anual de Cuba en 2007 (7,3 %) coincide con la más alta tasa de crecimiento ponderada de los principales socios de Cuba. Posteriormente hay una ralentización y crecimiento negativo de este indicador (figura 1), que también concuerda con un decaimiento de la dinámica económica de Cuba. En 2011 y 2012 el indicador construido muestra que se recupera el crecimiento económico de los principales socios comerciales de Cuba, lo cual nuevamente coincide con la recuperación de la economía de la isla caribeña en esos años. En el bienio siguiente la dinámica de crecimiento del conjunto de sus principales socios comerciales se desacelera y lo mismo ocurre con el PIB cubano.

Salta a la vista que para este conjunto de países, a partir del segundo trimestre de 2015, el panorama económico comienza a deteriorarse de manera importante; sin embargo, en ese año la economía cubana creció en 4,4 %. Las razones de este aparente desacople son básicamente dos y tienen que ver con medidas tomadas por el gobierno cubano. Así, en el cuarto trimestre de 2014, el Gobierno decide un adelanto de fondos para el financiamiento a las importaciones, cuyo efecto se materializó en mayor producción a inicios de 2015; además, incrementó la inversión en 24,9 % en 2015, comparado con una caída del 8,9 % del año previo. En el 2016 la situación para el conjunto de los socios comerciales de Cuba no mejora, sigue en terrenos negativos con una pequeña recuperación en el último trimestre de 2016, lo cual coincide (y explica) el decrecimiento de la economía cubana de 0,9 % en 2016. De esta manera, la tendencia del indicador trimestral sigue muy de cerca la evolución de la dinámica económica de Cuba, por lo cual este indicador pudiera utilizarse con fines predictivos de corto plazo para contar de manera oportuna con una aproximación de la evolución de la actividad económica cubana.

CONCLUSIONES 

Al observar la trayectoria económica de Cuba llama la atención el gran impacto que tienen en la dinámica del PIB las variables de comercio exterior. Hasta cierto punto, esto no debe sorprender si se tiene en cuenta su carácter de economía pequeña y abierta. Una de las vulnerabilidades principales que se han discutido extensamente en la literatura es la tendencia a la concentración del comercio, tanto en productos como en relación a los socios externos. Esto ha significado que las variables del sector externo desempeñen un rol fundamental en la explicación del ciclo económico cubano. Los datos históricos corroboran que el origen de las grandes crisis económicas en Cuba está asociado a choques externos que se expresan a través del comercio exterior y el financiamiento internacional, o ambos.


Después del colapso de la Unión Soviética, Cuba logró diversidad sustancialmente sus relaciones económicas externas, aunque persistieron elementos de vulnerabilidad, como el alejamiento de instituciones financieras multilaterales. Esto determina un mayor grado de exposición a las condiciones de los socios comerciales, que se convierten también en los principales acreedores. 

Hacia finales de la década de los 2000, comenzó a consolidarse una relación muy estrecha con la economía venezolana, estructuralmente más débil que la de la Unión Soviética. Además, otros países también dependientes del petróleo se convirtieron en clientes de los servicios médicos cubanos. Esto supuso que aunque el comercio exterior aparece menos concentrado que hace dos décadas, el ciclo económico de varios de los principales socios externos se mueva en el mismo sentido, a partir de la elevada influencia de una variable volátil como el precio del petróleo.


La escasez de información estadística de alta frecuencia (mensual, trimestral) sobre variables económicas en Cuba, así como el rezago en su publicación oficial, motivaron (en parte) la construcción de lo que denominamos índice trimestral de la economía exterior de Cuba (IEE). A su vez, contar con un índice de este tipo permitiría anticipar con oportunidad la tendencia que seguiría la actividad económica cubana de corto plazo. Para tal propósito se utilizó la metodología de índices complejos ponderados, por medio de la cual se aproximó la evolución trimestral de la actividad económica de Cuba, mediante la evolución de la actividad económica de sus principales socios comerciales, considerando la importancia de cada socio por su participación en el comercio exterior total de Cuba. Así, se aprovechan las características de la economía cubana, la estrecha correlación entre el comercio exterior de Cuba y la actividad económica interna, para construir una herramienta que permita conocer la evolución de la actividad económica general de Cuba de forma más expedita y con mayor frecuencia. El índice desarrollado en este documento es un aporte útil para los estudiosos de la economía cubana.

El IEE permite contar con un instrumento para entender los cambios en el ciclo económico cubano de corto plazo a partir del desempeño económico de los socios comerciales principales. Si esta hipótesis es correcta, entonces este indicador pudiera emplearse para la obtención trimestral del PIB, aspecto de gran utilidad práctica ante la casi ausencia de indicadores económicos con estas características. Además, como se señaló anteriormente, puede ser útil como indicador complementario para anticipar el movimiento futuro del PIB.
Los primeros análisis realizados muestran que para el caso cubano también existe un espacio para que la política económica doméstica actúe contracíclicamente. Esto quedó evidenciado en 2015, particularmente en el segundo semestre del año, cuando el efecto del deterioro de las condiciones externas pudo ser retardado y atenuado, a partir de la adopción de algunas medidas de política económica.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

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Díaz, A. (1979): «Una formulación compacta de la teoría de los números índices», Económica, vol. 25, n.o 1- 3, pp. 3-41.
Dollar, D. y A. Kraay (2004): «Trade Growth and Proverty», The Economy Journal, vol. 114, n.o 493, pp. 22-49.
García, A. (2007): «Evolución de sectores seleccionados de la economía cubana: el sector industrial», material docente inédito, Centro de Estudios de la Economía Cubana, La Habana.
Matezans, D.; G. Fugarolas e I. Mañalich (2010): «Trade-led Growth Hypothesis in Cuban Comercial Regimes since 1960», Economics of Transition, n.o 19, vol. 2, pp. 287-304.
Mendoza, Y. y L. Robert (2002): El crecimiento económico y las restricciones en el sector externo. Una aplicación al caso cubano, Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, inédito, La Habana.
Office National des Statistiques (ONS)(2015) : «Les comptes nationaux trimestriels au trimestre 2015», [3/7/2016].
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Rodríguez, J. L. (1990): Estrategia del desarrollo económico en Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.
Sánchez, J. (2004): «Introducción a la Estadística Empresarial»,<http://www.eumed.net/cursecon/libreria/index.htm> [30/7/2016].
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Torres, R. (2015): «El sector externo y el desarrollo económico. Oportunidades y retos para Cuba», Economía y Desarrollo, vol. 154, n.o 2, La Habana, pp. 58-73.
Vidal, P. y A. Fundora (2007): «Relación comercio-crecimiento en Cuba: estimación a través del filtro de Kalman», Revista de la CEPAL, n.o 94, pp. 101-120.


Ricardo Torres Pérez. Centro de Estudios de la Economía Cubana, Universidad de La Habana, Cuba. Correo electrónico:ricardo@ceec.uh.cu

NOTAS ACLARATORIAS 

1.Entre estos factores estarían el pequeño tamaño del mercado interno, que no provee la escala suficiente para soportar una estructura económica muy diversificada, por lo que el comercio es necesario tanto para ampliar el mercado de los exportadores como para importar una amplia variedad de productos que no pueden ser fabricados en el país. Este mismo principio aplica para la importación de bienes de equipo. La menor dotación de recursos naturales supone la importación de ingentes cantidades de materias primas y alimentos. 
2.El resultado global oculta las diferencias entre los bienes y los servicios. Aunque estos se reducen en los últimos dos años (2015-2016), los bienes vienen cayendo por lo menos desde 2013. 

3.Promedio aritmético simple en el período 2010-2015 sobre la base de los datos publicados en el Anuario estadístico de Cuba 2016 (ONEI, 2016). 
4.La cuestión del efecto de este cambio en la relación exportaciones-PIB ha sido objeto de gran debate en la comunidad académica dentro y fuera de Cuba. Algunos estudios sugieren que esta relación se ha venido haciendo más débil precisamente durante la transición hacia una estructura exportadora más dependiente de los servicios, particularmente los médicos. 
5.Estos datos solo se refieren al intercambio de bienes. Cuba no publica estadísticas desagregadas del comercio de servicios por socio comercial. 
6.Entre 1985 y 1991, la Unión Soviética representó aproximadamente el 70 % del intercambio comercial total de Cuba. 
7.La definición técnica estándar de recesión implica la contracción del PIB durante al menos dos trimestres consecutivos. En el caso de Cuba no se publica este tipo de datos con frecuencia trimestral, por lo tanto se ha tomado un significado más general cuando se habla de recesión, en este caso el crecimiento negativo del PIB durante un año. 
8.Cuba fue expulsada de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 1962 y se retiró de las instituciones donde Estados Unidos ejerce gran influencia, hasta la fecha no ha mostrado interés en regresar. Aunque existe una ley en Estados Unidos que obliga al gobierno a oponerse a una eventual solicitud de membresía de Cuba, nunca se ha intentado. De cualquier forma, la membresía se logra por mayoría simple, no mayoría cualificada. 
9.La correlación simple entre el crecimiento del PIB y el de las importaciones en términos reales para el período 2006-2016 es de 0,41. 
10.Un número índice o un índice es una medida estadística que permite analizar las fluctuaciones o variaciones de una sola magnitud o de más de una, en relación al tiempo o al espacio. Los índices más usados son los que realizan las comparaciones en el tiempo, por lo que los números índices son en realidad series temporales. 
11.La relación que hay entre el comercio exterior y el crecimiento es bien conocida en 
la literatura sobre economía internacional. Si bien es difícil determinar la dirección de la causalidad, es decir, si el comercio incide en un mayor crecimiento o si las economías que logran tasas de crecimiento altas son también las que llevan a cabo un mayor volumen de comercio internacional (Dollar y Kraay, 2004) es probable que a corto plazo no se logre determinar definitivamente el tipo de causalidad entre estos fenómenos. 

12.Es necesario usar un ponderador, debido a que el peso o la participación de cada socio en el comercio exterior de Cuba es diferenciado, por lo que la influencia de su actividad económica en el comercio exterior de Cuba tendrá un impacto de diferente magnitud según sea su nivel de transacciones externas con la Isla. 
13.Estos países son: Alemania, Argelia, Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, China, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Italia, México, Reino Unido, Rusia y Venezuela. En promedio, durante el período 2006-2015 el peso de estos países en el total del comercio exterior de Cuba es de 84,3 %. 
14. Se eligió la frecuencia trimestral, debido a que las tasas de crecimiento económico de los países socios comerciales de Cuba están disponibles trimestral y anualmente. Por esto interesa tener un indicador más oportuno de la actividad económica de Cuba, donde solo se publican datos del PIB de manera anual, y la opción más acertada es tener el índice trimestralmente. Algunos países de la región de América Latina cuentan con índices mensuales de actividad económica, por el momento no es factible la construcción de un indicador mensual de esta frecuencia para Cuba.

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