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lunes, 16 de julio de 2018

Una muestra de lo que ocurre en la esfera laboral



16 de julio de 2018


Criticar no es censurar, sino ejercitar el c
riterio
José Martí

DrC. LÁZARO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ

El   jueves 12 de julio del presente año se publicó en el periódico Juventud Rebelde el excelente trabajo del periodista José Alejandro Rodríguez titulado Entre cuello blanco y overol, con el cual concuerdo íntegramente, lo que me motivó a exponer otra cara de los problemas que actualmente confronta nuestro país los que tienen una misma raíz y de los cuales, al parecer, nadie es responsable.

         La historia del hombre se resume en la lucha por satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, ya sean individuales o colectivas; por lograr una sociedad que en cada momento le garantice su plena realización, la cual no se ha alcanzado hasta el presente, pero que es posible y necesario construir: el socialismo.

“El trabajo es la fuente de toda riqueza, afirman los especialistas en Economía Política. Lo es, en efecto, a la par que la naturaleza, proveedora de los materiales que el mismo convierte en riqueza. Pero el trabajo es muchísimo más que eso. Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre”.[1] De ahí lo trascendente de eliminar la estrecha concepción de ver al hombre en el proceso laboral solamente como un elemento, como un recurso más del mismo, y mucho menos al dueño como cliente donde nuestro quehacer se dirija únicamente en el sentido de lograr que este sea eficaz y eficiente en el empleo de su fuerza de trabajo, lo cual en modo alguno significa dejar de prestar atención a todo esto, por demás relevante para el triunfo del socialismo, teniendo presente los señalamientos de V. I. Lenin cuando destacó a la productividad como factor decisivo para el triunfo del nuevo régimen social.  Como señalara el Che, hay que “quitarle al hombre su condición de cosa económica”.[2]

Por otra parte, ver al centro de trabajo solamente como ente destinado a cumplir su objeto social de producir o prestar un servicio competitivo, minimiza su papel. El centro de trabajo es mucho más que eso, es el lugar donde el hombre realiza una parte importante de su proyecto de vida, de creación y potenciación de los valores ético-morales del socialismo. No se me escapa que el camino para lograrlo es largo, difícil y lleno de escollos, pero posible e imprescindible a la nueva sociedad que necesitamos y queremos construir.

El grado de satisfacción material y espiritual del hombre con el trabajo que realiza determina su calidad de vida laboral, alcanzando su cima, cuando el trabajo se convierte en su primera necesidad vital, estado en el que la motivación del ser humano es el puro placer en y por la obra que realiza, es intrínsecamente gratificante; su conciencia se funde con sus actos y se pierde la noción del tiempo y del espacio.

La calidad de vida laboral debe ser el principio rector de toda la política laboral en el socialismo, ya que, en la misma medida en que el hombre se encuentre satisfecho en y con la labor que realiza, su calidad de vida es superior, su eficacia y eficiencia son mayores, la fluctuación laboral disminuye, se elevan la autoestima y la disciplina, se crea el sentido de pertenencia y de dueño de los bienes del país, propicia un alto desarrollo de los valores ético-morales, se aprecian y sustentan con mayor firmeza los ideales socialistas, se dan importantes pasos en la conversión del trabajo en la primera necesidad vital del hombre.

Cuando por superficialidad, desconocimiento y a veces capricho, el sistema no se corresponde con la situación laboral existente y tratamos de implementar cuestiones sin que los directivos, técnicos y demás trabajadores estén preparados para ello, damos un salto al vacío que nos conduce solamente al retroceso, al formalismo y al burocratismo.

Hay que tener presente que la abolición de las relaciones capitalistas de producción no liquida automáticamente la enajenación laboral ni hace que el trabajador se sienta dueño de los medios de producción. Este es un proceso más o menos largo cuyo progreso dependerá, en gran medida, del nivel de calidad de vida laboral, de la eliminación de la hipertrofia de la división del trabajo en el proceso de transformación socialista,  las diferencias entre el trabajo intelectual y físico, entre la ciudad y el campo, etc., fenómenos que influyen negativamente en las relaciones sociales en el mundo espiritual del hombre, en su sistema nervioso, y por ende, en la efectividad del trabajo y, en general, en su desarrollo hacia el hombre nuevo.

Tal y como hemos señalado, la calidad de vida laboral se expresa por el grado de satisfacción material y espiritual del trabajador con la labor que realiza, fuente esencial de su bienestar y motor de su motivación.

         El elemento fundamental en la calidad de vida laboral lo constituye la posibilidad real del individuo para ejecutar un trabajo en correspondencia con su capacidad y vocación, donde el trabajador sea reconocido material y espiritualmente y esté presente la riqueza de contenido: presencia de elementos intelectuales, necesidad de desarrollar iniciativas y creatividad, autonomía, variabilidad de situaciones, dificultad, etc., todo lo cual hace que el trabajador ponga en máxima tensión sus capacidades, lo que se facilita, entre otras cuestiones, con el avance de la ciencia y la técnica, la universalización de la enseñanza, el pleno empleo, el perfeccionamiento de la planificación económico-social y el desarrollo de los métodos de orientación vocacional.

No creo que los problemas se resuelvan con exhortaciones, orientaciones y disposiciones administrativas, aunque pueden ayudar; solo el análisis crítico de las causas que los provocan y su solución nos pueden conducir a su eliminación.

Al llegar a este punto, resulta necesario evaluar la situación laboral en que nos encontramos. De modo general, podemos afirmar que un grupo importante de trabajadores se encuentran insatisfechos con las condiciones materiales y espirituales del trabajo que realizan, su calidad de vida laboral es baja.

No hay dudas que los trabajadores aman a su Revolución, pero están ansiosos de un cambio que modifique su vida material  y espiritual. El problema es complejo, trasciende la esfera laboral pero su solución es impostergable.

Pensar en dar solución a los bajos niveles de productividad y disciplina, ilegalidades, etc., con programas aislados y hasta cierto punto coyunturales, sin abordar la problemática existente en su conjunto, solo tendría un impacto efímero.

Para confirmar nuestra valoración sobre la situación planteada, realizamos una encuesta en un grupo de centros, donde se aplica el perfeccionamiento empresarial y se supone tengan un mayor nivel de calidad de vida laboral.

La encuesta fue realizada en el período comprendido entre 2008-2009 —lo que no la invalida en modo alguno para demostrar la situación  actual—  de manera aleatoria y anónima en centros de trabajo prácticamente de todas las provincias. Del total de 66 centros, el 83% tiene aplicado el perfeccionamiento empresarial y salvo 12, el resto pertenece al sector industrial. La muestra comprendió 2 136 trabajadores de los cuales el 88% están bajo el sistema de perfeccionamiento.

Los aspectos analizados fueron: satisfacción con el contenido de trabajo, valores ético-morales en el trabajo, salario, participación e información, estimulación moral, condiciones de trabajo, organización y control, disciplina laboral y fluctuación potencial

Satisfacción con el contenido de trabajo: la encuesta mostró que al 20% no le gusta el trabajo que realiza —exactamente la quinta parte—. Diversas son las causas de carácter intrínseco que provocan esta situación: deficiencias en la orientación profesional, graduado en lo que no deseaba estudiar, no encontrar trabajo en su profesión, realizar otra actividad para obtener mayores ingresos, etc.

La concordancia entre la labor que realiza el trabajador y sus aspiraciones en cuanto al contenido, es el elemento de partida para un alto nivel de calidad de vida laboral. Cuando esta correspondencia no existe, el individuo se frustra, lo cual repercute negativamente en la motivación laboral y, por tanto, en su disciplina, productividad, etc. José Martí expresó: “Está el secreto del bienestar en evitar todo conflicto entre las aspiraciones y las ocupaciones.”[3]

         Además, en la encuesta encontramos que:

  •          39% el trabajo no concuerda con la profesión estudiada.
  •          41% no puede desarrollar iniciativas y creatividad.
  •          35% no se le reconoce la utilidad de su trabajo.
  •          31% dice tener conocimientos superiores al trabajo que realiza.


Las respuestas anteriores explican gran parte del disgusto por el trabajo que se lleva a cabo y reafirman la necesidad de concordancia de la calificación con respecto al contenido de trabajo y la importancia de la valoración social del mismo.

Valores ético-morales en el trabajo

En la misma obtuvimos las siguientes respuestas:

  •               45% no reconoce que los ascensos obedecen a la capacidad, conocimientos y méritos laborales.
  •               58% considera que los jefes no cumplen con el código de ética.
  •               65% que los trabajadores no cumplen el código de conducta.
  •               50% señala que las relaciones no son transparentes ni de colaboración y ayuda mutua.
  •               47% plantea un trato inadecuado de los jefes.

Tales respuestas reflejan un clima laboral no propio de la sociedad socialista, muestra el insuficiente nivel de los valores ético-morales, aspectos que actúan negativamente en la motivación laboral, lo cual se traduce en indisciplinas, ilegalidades, baja eficiencia, etc. Si se tienen en cuenta las opiniones de los ascensos y el cumplimiento del Código de Ética, podemos colegir la pérdida de prestigio de muchos dirigentes, lo cual impone la necesidad de revisar la selección, formación y promoción de los mismos así como las vías y métodos del trabajo político e ideológico con los trabajadores. Hay que tener muy presente el papel del ejemplo en la formación de valores, ya que como señaló el Che «el cuadro es la columna vertebral de la Revolución». Profundizar en las causas que provocan esta situación y resolverlas es el camino adecuado y urgente.

Salarios: el más negativo de los aspectos encuestados es el referido al salario. En primer lugar, la insatisfacción con su nivel alcanza el 93%, lógicamente, motivado por los precios. Mientras que estos últimos crecen más de 30 veces con respecto a 1989, los salarios crecen alrededor de 5 veces. En adición a esta situación, el 54% no considera adecuado el salario que recibe con respecto a otros puestos de trabajo.

No hay dudas que las decisiones adoptadas en los últimos años se alejan, en gran medida, del principio de pago por la calidad y cantidad de trabajo y por tanto no es una realidad que a trabajo igual corresponda salario igual. Se ha anarquizado el salario. De ahí que la razón principal de la fluctuación potencial, el 42%. sea buscando un mayor salario, No hay dudas que esta situación es la  causa  fundamental de la pérdida de ciertos valores ético-morales entre los que se encuentran las indisciplinas, ilegalidades, robo, amiguismo, corrupción, etc., así como la baja productividad, lo que determina la necesidad de elaborar  un sistema salarial que permita que a igual trabajo corresponda igual salario y su aplicación paulatina en los diversos sectores,  eliminando las incongruencias del sistema aplicado en el 2006 y las deformidades provocadas por la Res. 6 del MTSS  

Participación e información: no hay socialismo sin participación, y no hay participación sin información. Ambos aspectos presentan un significativo deterioro en la mayoría de los centros de trabajo. La participación en los consejos de dirección, asambleas, comisiones de cuadros, etc., es bastante formal, mucha gente quiere estar bien con el jefe, no quiere buscarse problemas. Decir lo que se piensa no es la regla.

Por otra parte, la información es deficiente, lo que limita una adecuada participación, Así tenemos que:

No existe ni conocen un programa para su superación profesional
41%
No conocen los objetivos a largo plazo (3-5 años) de la institución.
60%
No conocen los objetivos del año de la entidad.     
38%
No se les informa periódicamente los resultados del trabajo del área.
29%
No reciben la información suficiente para el desarrollo de su trabajo.
45%
No conocen el convenio colectivo                   
23%
No conocen el reglamento disciplinario          
10%
Manifiestan  no tener participación en las decisiones de su área.
38%

¿Cómo con la situación anteriormente descrita se puede planificar correctamente?


Estimulación moral: la subvaloración del estímulo moral, su concepción estrecha, unido al no trato como seres humanos a los subordinados por algunos jefes, se plantea como un criterio prácticamente por el 50% de los encuestados. Esto contradice la necesidad humana del reconocimiento, fuerza vital en la lucha por la eficiencia y el desarrollo ético. Nuestro Apóstol señaló:

El elogio oportuno fomenta el mérito; y la falta de elogio oportuno lo desanima. Solo el corazón heroico puede prescindir de la aprobación humana; y la falta de aprobación mina el mismo corazón heroico… la alabanza injusta daña a quien la recibe: daña más a quien la hace.[4]

El Comandante en Jefe Fidel Castro planteó “Revolución es… ser tratado y tratar a los demás como seres humanos”. Revertir estos problemas debe ocupar un lugar relevante para lograr una alta calidad de vida laboral.

Condiciones de trabajo: las condiciones de trabajo constituyen un factor importante en la satisfacción laboral y por tanto para el incremento de la productividad. Entre ellas podemos señalar: el estado de las instalaciones, locales y áreas de trabajo, así como de los equipos e instrumentos, las condiciones anormales de trabajo, los recursos para laborar, etc. En la encuesta, el 62% manifestó su insatisfacción con las condiciones de trabajo en general, y el 37% con la alimentación en particular.

Organización y control: al analizar los resultados de la encuesta nos encontramos que:

—El 48% no elabora sus objetivos anuales de trabajo.
—El 30% no se evalúa ni siquiera trimestralmente
—El 54% plantea no existe coordinación entre las áreas.
—El 51% que es deficiente la organización del trabajo.
—El 61% considera inadecuado el control de los recursos.

Todas estas deficiencias organizacionales se traducen en indisciplinas, pérdida de valores, desmotivación, baja productividad, entre otros aspectos. Sus causas son disímiles. Es necesario tomar al trabajador como ser humano y no como elemento del proceso productivo.

Disciplina laboral: el 40% opina que la disciplina no es buena. Sobre esto señalaremos que lograr una alta disciplina es tarea de años, siendo la motivación, la elevación de la calidad de vida laboral, y el trabajo ideológico la vía fundamental y decisiva.

Es totalmente idílico tratar de resolver la disciplina con resoluciones mientras la organización del trabajo es deficiente, las plantillas están infladas, las condiciones laborales dejan que desear, el transporte es insuficiente, los servicios en general, en muchos casos, carecen de horarios adecuados, etc., por otra parte, si los jefes no cumplen el horario y están casi siempre reunidos fuera del centro, ¿cómo mantener la disciplina?

Fluctuación potencial: este indicador resume la satisfacción laboral de los trabajadores con la actividad que realizan en su centro de trabajo. La encuesta nos muestra que el 49% plantea sus ideas de cambiar de centro. Las causas señaladas fueron:

         42%  bajo salario.
         17%  para utilizar plenamente sus conocimientos.
         14%  malas condiciones de trabajo.
         9%    lejanía.
         7%    otras causas.
         2%    malas relaciones con los compañeros.

Del análisis global de la encuesta podemos concluir que si bien el problema fundamental es el salario, existe toda una serie de aspectos no desestimables que influyen negativamente en la calidad de vida laboral.

  
La Habana, 15 de julio de 2018




[1] Engels F. En Carlos Marx y Federico Engels. Obras Escogidas en 3 tomos, Editorial Progreso, Moscú. T. 3, p. 66
[2] Ernesto Che Guevara, Apuntes críticos a la economía política. Ed. Ciencias Sociales, p. 131.
[3] José Martí. Obras Completas. Trabajo manual en las escuelas. La América, Nueva York, noviembre de 1883, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 8, p. 286.
[4] José Martí, Obras Completas, Sobre los oficios de la alabanza, Patria, Nueva York, 3 de abril de 1892, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 1, pp. 369-370.

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