Después de superar durante el pasado calendario las 10 200 toneladas de carne de cerdo, para romper un récord histórico que databa de 1989, los porcicultores de esta provincia están decididos a estabilizar los ritmos anuales de crecimiento en medio de no pocas necesidades materiales.
Tras años de ingentes esfuerzos en busca del salto productivo, la meta fue alcanzada con la mitad de las cerdas reproductoras, los medios de transporte y el aseguramiento logístico que existía en aquel entonces, lo que habla del cambio que, para bien, ha tenido en los últimos años la empresa camagüeyana.
Sin embargo, los directivos y trabajadores del sector están persuadidos de que tales niveles de producción distan bastante aún de las exigencias de una demanda insatisfecha, destinada a cubrir las necesidades de alimentos de la población y responder a otros programas vitales para el desarrollo perspectivo del país.
En medio de circunstancias nada favorables en que se desenvuelve la economía cubana, lejos de cruzarse de brazos, el colectivo de la Empresa Porcina de Camagüey ha encontrado maneras de crecer, sustentadas en las reservas de eficiencia y en el empleo racional de los recursos existentes.
«Lo importante, comenta Laura Duarte Montell, directora general de la entidad, es saber buscar alternativas ante cada desafío que se presente, contar en todo momento con los trabajadores y hacerlos partícipes de la solución de los problemas que pueden entorpecer u obstaculizar el proceso productivo».
Bien lo sabe la ejecutiva, quien lleva «a punta de lápiz» cada uno de los números que pueden ensombrecer el desempeño colectivo y los socializa entre los técnicos y trabajadores, para cultivar, como ella misma precisa, una cultura de resultados con disciplina tecnológica y estricto control de los recursos.
Duarte Montell no duda en sostener que la empresa que dirige tiene capacidad para continuar la senda del crecimiento, siempre y cuando se conjuguen de manera armónica el proceso inversionista, la eficiencia productiva y económica, y la estabilidad en la garantía de alimentos para los animales.
Decisivo resulta también el incremento de los convenios porcinos dentro del sector cooperativo-campesino, responsables prácticamente de toda la carne de cerdo que produce Camagüey, pues la provincia contrata el total de las crías que salen de sus unidades especializadas.
Una estrategia de desarrollo bien definida y en franco proceso de implementación, que ni los embates del huracán Irma pudieron entorpecer, porque sus objetivos son el fruto del consenso de los más de 600 trabajadores, quienes, a su vez, se benefician de los dividendos económicos que genera la entidad.
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