Por Mireia Gine, Nada es Gratis
A inicios de Agosto Apple batió un nuevo record: superó el billón de dólares de valor de mercado. El auge de las empresas super-estrellas como Apple, Google, Amazon o Facebook está en el centro del debate sobre el poder de mercado y la concentración de beneficios. En una entrada antes del verano hablamos de cómo el poder de mercado se podía estimar a través de markups o margen de ganancia usando datos a nivel de empresa. Vimos el aumento significativo de los markups desde los años 80, tanto en EEUU como en el resto del mundo, y su estrecha relación con los beneficios de las empresas.
En términos generales podemos decir que los altos markups generan una pérdida de eficiencia: al aumentar los precios para incrementar el beneficio por unidad vendida, las empresas pierden clientes, baja la demanda del bien final y con ello baja asimismo la demanda de factores o inputs de producción.
Analicemos qué pasa con el input trabajo. Según el modelo de De Loecker & Eeckhout (2018), esperaríamos que a medida que el markup aumenta, el gasto en trabajo descienda en su totalidad. Las cifras respaldan esta hipótesis. Utilizando datos de las cuentas nacionales de Estados Unidos, el gráfico nos muestra una caída constante desde los 80 del gasto en trabajo sobre el ingreso total (línea verde) y esta tendencia es muy similar al inverso del markup (línea roja).
Figura 1. Caída en el gasto en factor trabajo
Fuente: De Loecker & Eeckhout (2018)
Dado que la oferta laboral es creciente en el salario, y la demanda de trabajo es decreciente, esperaríamos observar también un salario de equilibrio inversamente proporcional al markup. Las cifras nuevamente respaldan este hallazgo. Se observa que ha habido muy poco o prácticamente ningún cambio en la mediana de los salarios desde los años 80. Y eso, en periodos de crecimiento económico, implica que la participación de los salarios en el PIB per cápita decrece.
Las cifras muestran también un amplio descenso en la participación de la fuerza laboraldesde los años 90. El descenso se observa desde los 90 y no desde los 80 (que es cuando empiezan a subir los markups) debido al incremento en la participación laboral de las mujeres desde los años 60. Esta tendencia se estabiliza tres décadas después, y es ahí cuando comenzamos a ver la caída de la participación de la fuerza de trabajo. De nuevo esta caída sigue la tendencia del aumento del poder de mercado.
¿Pero qué pasa con otros inputs? La evolución del gasto en capital antes de los años 80 era relativamente fluctuante debido a periodos de alta inflación y fricciones financieras, pero una vez se estabiliza comienza a seguir la misma tendencia que la inversa del markup. Es decir, el gasto en capital también cae cuando los markups aumentan.
Figura 2. Caída en el gasto en capitalFuente: De Loecker & Eeckhout (2018)
Por último, otra implicación importante gira en torno a la desaceleración del PIB. Como se observa en el gráfico debajo, desde la gran recesión el PIB no se ha recuperado en su totalidad, encontrándose aún por debajo de su tendencia histórica. Si bien ese descenso no coincide con el aumento del poder de mercado en los ochenta, sí coincide con el aumento más agudo del poder de mercado tras la gran recesión.
Figura 3. Desaceleración del PIB real per cápita
Fuente: De Loecker & Eeckhout (2018)
Muchos atribuyen la desaceleración del PIB a una caída de la productividad total de los factores - si bien ha habido grandes avances en las tecnologías de la información estos no se han visto reflejados en las estadísticas de productividad. Aquí los autores difieren: bajo la óptica del aumento en el poder de mercado, vemos que, para un nivel de productividad dado, un aumento del poder de mercado llevaría a una reducción de las cantidades producidas y a un aumento de precios y, por ende, a una reducción del PIB. Es decir, podemos observar una reducción del PIB aun manteniendo niveles constantes de productividad.
De este análisis sobre las consecuencias macroeconómicas del aumento en el poder de mercado se desprenden dos implicaciones de gran importancia: una relacionada a la inflación, y otra en torno al valor de la bolsa.
En primer lugar, la subida de los markups genera un aumento de los precios. A pesar de que las tasas de inflación han sido bajas de los últimos años, estas han sido más altas debido al incremento de poder de mercado. Para frenar este tipo de inflación la política monetaria sería la mejor herramienta sino, quizás, las políticas anti-trust.
En segundo lugar, dado que los precios de las acciones reflejan el flujo descontado de los beneficios futuros, estos estarían sobrevalorados en comparación con un mercado más competitivo. El poder de mercado aumenta, los beneficios suben y, por tanto, el valor de la bolsa sube. Es decir, con poder de mercado, el valor de la bolsa deja de ser una buena medida de la producción de una economía.
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