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Un viejo dilema de la construcción en la provincia perjudica al personal de esta rama, que ve pasar el tiempo y el esfuerzo sin que la adecuada compensación salarial les llegue.
De lo anterior da fe la Brigada de Venezuela, perteneciente a la Empresa Provincial Productora de Materiales del Poder Popular (PROMAC) de Ciego de Ávila, cuyos 13 miembros no entienden por qué sobrecumplen sus planes y el promedio mensual les ronda entre 300.00 y 400.00 pesos.
Yolanda Domínguez de la Fuente, responsable de este grupo, confirma que, en meses recientes, han tenido planes que oscilan entre los 72 000.00 y los 76 000.00 pesos, y los han rebasado, al punto de generar valores superiores a los 83 000.00 pesos, sin embargo, la retribución a quienes generan los bienes no compensa el esfuerzo.
Esta preocupación sigue estancada en el olvido por quienes deciden a la hora de establecer los sistemas de pago, en franca contradicción con criterios expresados por el Primer Secretario del Partido, General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien ha hecho referencia en varias oportunidades a que el incremento del salario debe estar en correspondencia con la eficiencia y el aumento de las producciones.
Cuando estos procederes persisten, junto a los obreros sin estímulo, también pierde la economía de cada terruño, pues la tendencia más clara en esas fuerzas conlleva el traslado hacia entidades con formas de pago superiores, o pasan al sector privado.
Para el pequeño colectivo del sur avileño las complicaciones abarcan, además, la lejanía del municipio de Chambas, de donde proviene la arena que emplean en sus faenas.
Según Yolanda Domínguez, es habitual que los áridos lleguen a Venezuela en la segunda decena de cada mes, hecho que afecta sus secuencias laborales.
Como elemento favorable del colectivo, está el incremento de varios renglones fundamentales para la edificación de viviendas, con énfasis en los bloques, los tanques, las losas semagrales y las planas, elementos de techo muy demandados.
A diferencia de los anteriores, la línea de plaquetas está en total estancamiento. “La empresa de Comercio no las acepta —afirma Yolanda—, porque no tienen ventas; además, a la hora de colocarlas se depende de un flameador, gas licuado y manto, recursos que complejizan la terminación de esos techos”.
Junto a las dificultades enunciadas, a las autoridades del municipio de Venezuela les corresponde prever, cuanto antes, otro local para este grupo dedicado a la construcción, pues, al ubicarse en una de las áreas más céntricas del poblado de Simón Reyes, su molino para obtener polvo de piedra genera molestias al vecindario por la contaminación del entorno.
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