28 de
septiembre de 2018
Este es un
comentario muy breve. El Dr. Carlos García Valdés ha calificado un reciente
artículo del Dr. Juan Triana como una muestra de enfoque “economicista”.
Ver aquí el
texto de Triana (El triste caso de la manzana de Blancanieves, blog Segunda
Cita, de Silvio Rodríquez, 25 de septiembre de 2018 http://segundacita.blogspot.com/2018/09/el-triste-caso-de-la-manzana-de.html)
Ver aquí el
comentario del Dr. García Valdés, incluido en un artículo de Rafael Cruz Ramos,
“De valor y de valores en un lamentable suceso (incluye nota del Dr. C Carlos
García)”, blog Turquinauta, 27 de septiembre de 2018, https://turquinauta.blogspot.com/2018/09/de-valor-y-de-valores-en-un-lamentable.html)
Dice también
el Dr. García Valdés que el texto refleja “chabacanerías” que son inmanentes en
los artículos de Triana, reconociendo, sin embargo, que muchos de esos análisis
son profundos. Esos dos comentarios se expresan de manera clara.
Menos
entendibles son dos otros comentarios que hace el Dr. García Valdés. Por una
parte, la utilización de la expresión “debilidades de propensión ideológica”
que dice ver en el artículo de Triana, algo que no es autoevidente y sobre lo
cual el Dr. García Valdés no aporta pista alguna. Por otra parte, se afirma -un
tanto rocambolescamente- que el texto de Triana refleja aspectos interesantes
de la realidad, pero que expresa una falsedad.
El
inventario sería entonces: economicismo, chabacanería, debilidades de
propensión ideológica y falsedad.
Conviene ir
por partes.
El Dr.
Carlos García Valdés considera que el estilo de escritura del Dr. Triana
expresa “chabacanería” apoyado, en el caso de ese texto, porque Triana le
atribuye cualidades humanas a la manzana. Según esa línea de reflexión es
probable que el Dr. García Valdés deba considerar “chabacano” el estilo de
Carlos Marx, por aquello de que “si el dinero viene al mundo con una mancha de
sangre congénita en cada mejilla, el capital lo hace chorreando de la cabeza a
los pies, por cada uno de sus poros, sangre y suciedad”. Marx utilizo metáforas
para “humanizar” cosas en los estilos literarios de su época, por ejemplo, el
barroquismo gótico. Triana utiliza metáforas con gracejo criollo. ¿Por qué
armar ese “rollo” con el estilo de Triana? ¿Intento de descalificación
gratuita?
En los
últimos tiempos se ha disparado el uso y el abuso del término “economicismo”
para tratar de descalificar opiniones diferentes sin tomarse el trabajo de
hacer una discusión. También se utiliza el término “tecnocrático” de manera
similar. Suponen quienes los emplean que la mención a esos términos funciona
como una especie de “click” en el cerebro de muchos lectores, quienes
mecánicamente considerarían como “inferiores” los argumentos de quienes reciben
esos calificativos.
“Economismo”
y su término equivalente de “economicismo” admiten varias definiciones, pero en
el fondo expresan un enfoque analítico que concede primacía a los factores
económicos sobre los factores de cualquier otra naturaleza. Es, en síntesis,
una expresión de reduccionismo económico.
El Dr.
García Valdés hace un listado de factores que dice que no habrían sido
apreciados, tenidos en cuenta, incluidos, o cuestionados por Triana: la
especulación, la legitimidad de la fuente del dinero, la posible violación de
licencias, la existencia de un mercado espurio, de mafias comerciales, y de
algo a lo que le llama “enriquecimiento bursátil” que no se entiende bien a qué
cosa pudiera estar refiriéndose el Dr. García Valdés en un país donde no
funcionan bolsas de productos ni de valores.
El problema
es que, aun asumiendo la existencia de esas ausencias, el artículo de Triana es
cualquier cosa menos un análisis reduccionista. Para empezar, hace un
comentario crítico preciso a la microeconomía, la cual es considerada como el
ejemplo clásico de un enfoque reduccionista a nivel de las ciencias económicas.
Supongo que el Dr. García Valdés entienda eso.
Además, el
texto de Triana considera una amplia serie de factores no económicos: Estado,
pueblo, servicio subvencionado, programa de desarrollo, propósito social,
historia económica, bloqueo, decisión del gobierno revolucionario, derrotar
planes de Estados Unidos, solidaridad del campo socialista, medida de guerra,
instrumento de igualdad, injusticias distributivas, efecto político, justicia
social, equidad, asambleas de rendición de cuentas, salud pública, higiene,
vivienda, y subjetividades.
¿Puede ser
el texto de Triana considerado -con todo eso- un caso de reduccionismo
económico? ¿En serio?
Ya comenté
anteriormente que el Dr. García Valdés se refiere a unas supuestas “debilidades
de propensión ideológica” respecto a las cuales no aporta la menor evidencia.
¿Cuál habrá sido la apostasía ideológica de Triana?
Mientras eso
no se aclare, la frase queda simplemente como el golpe bajo de alguien que no
comparte un argumento y que, por falta de respuesta, no tiene mejor ocurrencia
que tratar de descalificar gratuitamente a quien está criticando.
Finalmente,
lo de las falsedades. Lo único que aporta el Dr. García Valdés es un listado de
temas que considera ausentes o menoscabados en el análisis de Triana. Ya dije
que no son suficientes para calificar como reduccionista el artículo, pero el
problema principal es que no hay en el comentario del Dr. García Valdés un solo
ejemplo de una falsedad emitida por Triana.
Con eso de
acusar a alguien de decir falsedades se supone que un académico sea riguroso.
Cabe el caso de que las premisas del análisis no sean correctas y entonces la
conclusión sería un error, que no es lo mismo que una falsedad. A fin de
cuentas, la validez lógica de un argumento -lo que hace que no sea falso-
depende de la consistencia interna del argumento.
Personalmente,
el argumento de Triana me parece internamente consistente. No ocurre así con el
argumento del Dr. García Valdés.
Esa
calificación de falsedad aparece al final del comentario del Dr. García Valdés,
como traída por los pelos, utilizando una cita a la que le da un giro
caprichoso y que de una manera inconsistente termina recomendando que los
funcionarios del gobierno cubano se lean un texto que él considera que expresa
una falsedad. ¿Es acaso eso un argumento con consistencia interna?
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