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miércoles, 10 de octubre de 2018

Acerca del debate constitucional. Prosperidad, talento autorizado y talento vigilado

Por Ricardo J. Machado: 



Consuelo Castañeda. Babel. 2013. (Cortesía, para La Cosa, de Proyecto ARSENAL, Habana Vieja.)


Meditación sobre la falta de humildad burocrática y la mansedumbre periodística en la Mesa Redonda sobre trabajo por cuenta propia.

“Por tanto lo que se llama valor del trabajo es, en realidad el valor de la fuerza de trabajo , que reside en la personalidad del obrero y que es algo tan distinto de su función del trabajo como una máquina de las funciones que ejecuta”. Carlos Marx, El Capital, primer tomo (1) (Subrayado de RJM)

Creo que la Mesa Redonda dedicada al “reordenamiento” del trabajo por cuenta propia debe situarse en la perspectiva del tema de la riqueza, que ha sido asunto muy llevado y traído en las discusiones relacionadas con la nueva constitución.

Esta Mesa tuvo sus peculiaridades. Se hicieron buenas preguntas que recibieron malas respuestas. Por ejemplo, la que envió el televidente preguntando cuál era la fundamentación para limitar a una sola licencia a cada cuentapropista. La respuesta de la viceministra fue confusa e incoherente, lejos de una explicación convincente. Pero el coordinador se la dejó pasar.

Al parecer existe una ley no escrita según la cual los periodistas de la Mesa Redonda no pueden “azocar” a los invitados. Solo los periodistas deportivos pueden ser incisivos con las decisiones del INDER, sobre todo cuando se trata de la selección del equipo nacional de pelota. El día que traslademos ese modelo de debate a los temas de la economía se aclararán muchas cosas.

Cuando el Coordinador de la Mesa hizo alusión al reciente programa de “Vivir del cuento” sobre el tema, la panelista tuvo una respuesta de antología: “hay que capacitar a Pánfilo”, dijo.

Comenté el incidente con un vecino y me respondió: “ella no se da cuenta que Pánfilo sabe más que ella y es más inteligente”. Sin embargo no me pareció que se tratase de falta de capacidad. Parece que la mente de la joven funcionaria permanece encerrada en lo que Den Xiao Pin llamaba “las cárceles mentales”. El ministerio donde labora hizo desaparecer hace poco el Centro de investigaciones sobre el trabajo; lo que resulta en un miope que perdió los espejuelos.

Lo que casi todo el mundo sospecha es que detrás de esa absurda decisión se encuentra el ala más conservadora de nuestra burocracia, que teme al talento empresarial e intenta acorralarlo a cualquier precio, aunque sea a costa de la prosperidad de todos los cubanos.

Lo cierto es que de la misma manera que en cada sociedad surgen los talentos deportivos y artísticos también surgen los talentos gerenciales. Esto es, personas que poseen habilidades especiales para generar riqueza, y salpicar a los demás. No son muy frecuentes pero son decisivos para el despegue económico de cualquier sociedad. Ejemplos sobran.

El capitalismo inteligente los usa sistemáticamente para levantar empresas en quiebra, ponerlas a flote y después dársela a otro que pueda mantenerla, o venderlas a un precio muy superior al que la compraron. Por supuesto, les pagan muy bien.

En mi experiencia de consultor he conocido a algunos gerentes que eran capaces de sacar de la bancarrota lo mismo a un central azucarero que a una empresa turística. Tienen un don. No encuentro ninguna razón para que la dirección del país no haga algo parecido, aplicando el principio socialista de “a cada cual según su trabajo”, que es quizás uno de los más violados de los principios de este sistema.

Por cierto, las empresas extranjeras en Cuba lo aplican muy bien, cuando piratean a nuestra gente de talento, sobre todo los jóvenes, ante la indiferencia de nuestro aparato estatal y le pagan un salario 10 veces superior a la media. Esto lo vamos a pagar muy caro, más pronto que tarde.

¿Pueden existir millonarios buenos?

Los chinos ya tienen -según declaraciones oficiales- más de 150 millonarios, algunos miembros del Comité Central del Partido Comunista de ese país. Los portavoces del gobierno chino calculan que cada millonario ha sacado de la pobreza a medio millón de chinos. Es una manifestación del socialismo inteligente que sabe gestionar el talento y establecer sus diferencias.

La particularidad del talento deportivo o artístico es que estos favorecen solo al protagonista y a su familia, más algo que le dan al INDER o a las empresas del MINCULT. El millón de dólares que recibe anualmente Despaigne de los japoneses tiene un “efecto cascada” muy restringido. (Debo aclarar que no comparto las ideas de aquellos que proponen “chinizar” la sociedad cubana. Ni la geopolítica ni la idiosincracia nacional lo permiten.)

La diferencia con el talento gerencial –que, según algunos, es portador de cierto “veneno”- es que este genera bienestar y prosperidad a un amplio círculo de ciudadanos.

No creo posible el desarrollo económico que necesitamos si no aprendemos a utilizarlo. ¿Por qué podemos autorizar sin temor el despliegue de su talento a una artista empresaria como Lizt Alfonso y no podemos hacerlo con los que tienen aptitudes especiales para producir riqueza y les ponemos el límite de una sola licencia y mantenemos una desalentadora política de “stop and go” una y otra vez? ¿Por qué se desconfía de este y se promueve el otro? ¿Dónde está la respuesta científica a esta interrogante?

Hace falta crear las condiciones para estimular que surjan muchas Lizt Alfonso en el sector empresarial, tanto en el público como en el privado.

Al parecer, en algunos niveles de nuestra dirección se asume que cierta abundancia de dinero entre los artistas y peloteros no hace daño, pero la cosa es distinta cuando se trata de hombres de negocios cubanos, porque los extranjeros sí pueden enriquecerse en nuestro país.

Conozco gerentes de hotel españoles o chef que ganan 5 o 6 mil dólares mensuales, viven y comen en el hotel y al cabo de tres o cuatro años levantan una fortuna y se van a su país de origen a realizar inversiones de ciertas dimensiones. Dicho sea de paso, no pocos gerentes y chef cubanos tienen nada que aprender de los extranjeros y ganan 15 veces menos que ellos. Los efectos de la pirámide invertida en el turismo son devastadores.

Hay pocas concepciones, como esta, que contribuyan con más fuerza a generar atraso y subdesarrollo en nuestro país. Esta idea de vigilar la riqueza está asociada a la de desconocer los islotes de pobreza que existen en Cuba y que nuestra opacidad estadística no nos permite ver. No la vemos porque estamos demasiado concentrados en impedir que algunos se hagan ricos, sin percatarnos que existe una dinámica entre la riqueza legítima y la desaparición de la pobreza. Están unidas por un cordón umbilical no tan invisible para el que quiera verlo.

Es necesario profundizar en la observación de Marx sobre el talento humano

En algunos de mis textos he alertado sobre el relativo abandono en el país del estudio de las obras fundamentales de Marx, principalmente de El Capital. Hace más de 60 años que la Universidad de Harvard desarrolla un seminario de seis meses sobre ella. Parece que ellos le prestan más atención que nosotros al legado teórico marxista.

La obra de Marx es una profunda reflexión sobre la condición humana. Su estudio –desde una perspectiva psicosociológica- contribuye en gran medida a la comprensión del comportamiento humano y sus motivaciones. La cita que incluyo como exergo de este artículo debe ser considerada como una anticipación sobre las modernas teorías sobre el Capital intelectual –componente del Capital Humano- como fuente de riqueza, y de su capacidad para transferirla al proceso de trabajo.

Marx se dio cuenta que era “la personalidad del obrero” lo que transmitía valor a la mercancía. Es una tesis sorprendente para un duro texto de Economía. Lo que origina valor y riqueza son los conocimientos, emociones y actitudes del obrero. (Los cuadros son también obreros de la dirección.) Marx atribuye, también, a factores intangibles el origen del desarrollo económico, elementos invisibles, que no se pueden tocar, como las ideas y los sentimientos. Actualmente los científicos que estudian el comportamiento de los seres humanos, desde diferentes escuelas, coinciden en que es el talento humano (superan el concepto de Capital Humano) el factor clave del desarrollo integral de una nación.

De ahí la urgente necesidad de priorizar el estudio del talento sobre bases científicas, esclareciendo cómo se origina, se selecciona, cómo se desarrolla y sobre todo cómo se utiliza. Solo así podemos aprender a gestionarlo y convertirlo en recurso esencial para obtener las metas implícitas en el modelo de desarrollo económico y social aprobado en el séptimo Congreso del PCC.

Luego, a la luz del marxismo, no se puede aislar el contenido del debate sobre riqueza, propiedad y desigualdad del análisis del factor talento y su importancia decisiva para impulsar los procesos económicos y sociales del país.

¿Qué se esconde detrás de la política de sospecha, acoso y vigilancia al sector privado?

Sospecho que lo que está detrás de esto es una concepción errónea de la desigualdad. La desigualdad es inevitable. Según los pensadores chinos la mejor estrategia para enfrentar lo inevitable es aliarse a ello y gestionarlo con inteligencia a favor del desarrollo. La desigualdad -dentro de ciertos límites- funciona como potente motor impulsor de los procesos económicos. Solo que estos límites deben ser lo suficientemente amplios como para que generen un ritmo adecuado de prosperidad, pero que no sean tan estrechos que operen como frenos de los procesos económicos. Pienso que eso es lo que nos pasa, sin saber a ciencia cierta qué es lo que nos pasa. No tenemos aún conciencia de ello, por falta de investigación, pensamiento y base teórica para esclarecer el problema.

Esta cuestión debe tener como contrapartida una política, potente y fundamentada, de seguridad social para proteger a los sectores más vulnerables, como jubilados, ancianos solos y madres solteras afrodescendientes. (2)

Hay que abrir un poco más las turbinas del talento humano y que esa energía fluya con suficiente fuerza para impulsar el despegue de la economía cubana, factor esencial de sostenibilidad de nuestro modelo de desarrollo. Proteger y estimular a aquellos que son capaces de movilizar recursos y producir riquezas tanto en el sector estatal como en el privado y retribuirlos según sus resultados. Soltarles las riendas a la empresa estatal cubana y respetar también la iniciativa privada. No estamos haciendo ninguna de las dos cosas. Hay que ponerle límites a la economía “romántica” y dejarle el suficiente espacio a los intereses individuales, aunque no nos guste.

No dudo que dentro del sector privado hay personas sin escrúpulos y de poca sensibilidad ante la adversidad ajena, pero cuando se analiza la historia del devenir humano de forma desprejuiciada, encontramos que existen efectos positivos del egoísmo y que este muestra dos modalidades: el egoísmo social y el individual. Ello conduce a la realista y dolorosa conclusión de que los canallas pueden ser también una palanca del futuro. Comprendo que admitir esto les cuesta trabajo a las personas –entre las cuales me incluyo- formadas en las ideas convencionales del socialismo y su fuerte orientación humanista. Por eso hay que promover comunistas para el sector no estatal, a aquellos que tengan talento de emprendedores, porque los hay, y no dejarle todo el espacio a los que solo piensan en enriquecerse (siempre que se bañen pero salpicando). Lo demás es asunto de la Contraloría General de la República, del sistema tributario (ambas necesitan mayor nivel técnico) y, si fuera el caso, de la policía económica.

Enfrentamos un adversario que ha perdido el control. Allá afuera un loco armado anda suelto ¿Qué hacer?

El enemigo no renuncia a ningún medio para destruir la nación cubana. Es lo que define la estrategia de las últimas décadas de la oligarquía norteamericana y sus aliados: quebrar el espinazo de las naciones del sur para que no puedan recuperarse nunca. Ganarles por nockout, dejarlas fuera de combate y apoderarse de sus recursos con impunidad. La comprobación de su decadencia y la creciente pérdida de su influencia global los ha llevado a colocarse al borde de un ataque de nervios, evidenciado por su tendencia a pelearse con medio mundo, globalizar una política de sanciones y de “dale al que no te dió” como forma de gobierno. Estamos frente a un contrincante que, en términos boxísticos, “no tiene estilo”. Estos son boxeadores desconcertantes, por sus iniciativas alocadas e impredecibles: las “agresiones sónicas”, por ejemplo.

Ese es el contexto actual que enfrenta el proyecto socialista cubano. Este necesita más que nunca que su sistema político –exitoso en generar consenso y confianza como demuestra el compromiso masivo de la población con la discusión de la nueva constitución– se reacomode y supere la que quizás constituya su limitación más seria: la creación de un sistema de relaciones flexible y estimulante que favorezcan el despliegue de los sectores económicos y su núcleo duro el sistema empresarial tanto el privado como el estatal. Tenemos que refinar nuestra estrategia de enfrentamiento y la variable económica es decisiva.

Como sabe todo el mundo, el gobierno estadounidense se mueve entre dos alternativas tácticas para destruir la revolución cubana, diferenciadas por su forma pero semejantes por su contenido. En ambas el componente económico es tan esencial tanto como el ideológico. Trump adopta un enfoque de aplastamiento a corto plazo, cuyo objetivo inmediato es impedir la prosperidad e intensificar la política de desgaste, promoviendo la decepción y el pesimismo. Para ello cuenta con tres poderosos aliados: los ciclones, otros eventos meteorológicos y nuestra propia incompetencia.(3) En cambio Obama proponía un lento desmantelamiento a largo plazo, desde adentro, opción más peligrosa, compleja y difícil de enfrentar.

El recurso principal de este último enfoque es promover la inversión norteamericana en Cuba en gran escala y crear enclaves de cultura capitalista a la “norteamericana”. Contar con la ayuda de la estupidez humana –que según Einstein es tan infinita como el universo- y el egoísmo e individualismo de una cantidad no pequeña de ciudadanos que heredan en su conciencia las ideas sembradas en la cultura grecooccidental –de la que somos hijos- a causa miles de años de dominio de minorías explotadoras.

Pienso que la respuesta cubana para tener éxito debe reactivar y poner en práctica el principio enarbolado por Fidel Castro hace casi 60 años: “nuestro futuro tiene que ser de hombres de ciencia y de pensamiento”.

Hay que desterrar la improvisación y la toma de decisiones sin suficiente fundamentación técnica. Elevar la calidad del proceso de toma de decisiones sobre la base de estudios previos realizados por personal competente. Vincular cada vez más el potencial científico nacional de las ciencias económicas y sociales a la política económica.

A manera de ejemplo, seleccionemos otra “joyita” de la mencionada Mesa Redonda. La otra invitada abordó el tema del reordenamiento del transporte privado en la capital. No voy a defender a los boteros, porque no son angelitos. Pero la realidad es que son más de 6,000 y según información oficial transportan al 30% del pasaje de la capital. Son dueños de sus automóviles y disponen por tanto de cierto poder de negociación que no debe ser subestimado.

Cuando se le hizo una pregunta clave: ¿cuántos son los afiliados a las diferentes modalidades? La funcionaria se fue por peteneras y trató de justificar el hecho de que no disponía de los datos respondiendo que se enterarían cuando se fueran a inscribir a partir del 8 de octubre. Sin embargo, han tenido un año las licencias suspendidas, y tiempo suficiente para realizar un censo y disponer de un pronóstico fundamentado acerca de un dato tan importante.

Había otras preguntas en el aire que no aterrizaron: ¿Cuántos son los ingresos diarios per capita de cada botero? ¿En qué medida sus ingresos serán afectados? La venta del combustible al precio previsto ¿en cuánto los beneficia monetariamente? ¿Cuántos de ellos adoptarán una actitud saboteadora y pondrán en crisis el transporte de los habaneros? ¿Qué hacer en este caso? ¿Existe un plan B? ¿Por qué no se les permitió crear una comisión negociadora para analizar con serenidad la propuesta y escuchar con calma sus objeciones y alcanzar un acuerdo duradero, de calidad? ¿Qué hay en concreto sobre la reserva de gomas y baterías, que son de los más importante insumos del sector?

Produjo la impresión de que esa decisión no estaba suficientemente elaborada. Es frecuente que parte de nuestra burocracia no acostumbra a fundamentar sus decisiones en investigaciones cuidadosas realizadas por personal experto, dando paso a la improvisación, la superficialidad y subestimación del potencial investigativo del país. Independientemente de sus buenas intenciones, a menudo muestran insensibilidad ante los problemas de la ciudadanía. Ojalá hayan dado en el clavo –aunque sea por casualidad- y a partir del 8 de octubre los habaneros encontremos algún alivio en esa esfera de nuestras ansiedades cotidianas.

Notas.
  • Marx, Carlos. El Capital, primer tomo Editorial Nacional de Cuba La Habana 1962, p. 485.
  • Peña Farìas, Ángela. Regímenes de bienestar y pobreza familiar en Cuba, Edit. Ciencias Sociales, La Habana 2017. Texto que tuvo su base en su tesis de doctorado presentada en el tribunal de grado de Sociología en 2014. Los datos utilizados son de este último texto .
  • Klein, Naomi. La doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre, Edit.Ciencias Sociales 2016.La autora expone con detalles numerosos ejemplos de cómo los desastres naturales en los países de sur ponen de rodillas a sus gobiernos ante las exigencias de las transnacionales y las instituciones financieras del sistema capitalista .

Ricardo J. Machado. Sociólogo. Fue miembro del Consejo de Dirección de la Revista Pensamiento Crítico y profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana. Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Berlín. Asesor del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros (1980-1994). Ha impartido docencia en universidades de América Latina. Fue profesor invitado de la Universidad de Berlín. Ha publicado varios textos relacionados con su especialidad: el factor humano en las organizaciones. Trabajó como consultor de las Naciones Unidas. Editó su más reciente libro en 2013 “Abrir y mantener un negocio por cuenta propia”, por la editorial Ciencias Sociales.

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