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martes, 23 de octubre de 2018

“Actualizando” el modelo económico: ¿un nuevo régimen cambiario en Cuba?


Por Pedro Monreal
23 de octubre de 2018


Nota: Esta es la segunda nota analítica sobre la tasa de cambio en Cuba. El texto anterior se tituló “El reordenamiento monetario y la devaluación del peso cubano: ¿escogiendo el veneno?” (4 de octubre de 2018) https://elestadocomotal.com/2018/10/04/el-reordenamiento-monetario-y-la-devaluacion-del-peso-cubano-escogiendo-el-veneno /  En una próxima nota se abordará el tema de la secuencia del proceso: ¿maxi-devaluación o minidevaluaciones?

En un texto anterior sobre la posible devaluación del peso cubano (CUP) se abordó la cuestión relativa a la determinación del valor que pudiera asignarse a la tasa de cambio oficial del CUP respecto a las divisas extranjeras, es decir, la cuantificación de una eventual devaluación del peso.

No es un asunto menor pues mientras mayor sea la devaluación, más difícil pudiera resultar su asimilación por parte del sistema económico, especialmente en lo relativo a la inflación y la consecuente reducción del salario real.

En ese sentido, se habían mencionado sucintamente en aquella primera nota otras dos importantes dimensiones del “reordenamiento”: la secuencia y modalidades de la devaluación, y el régimen cambiario que se adoptaría después que tuviese lugar la devaluación del CUP. En este segundo texto se abordará la cuestión del régimen cambiario.

Se trata una dimensión muy importante para cualquier tránsito hacia un modelo económico reformado pues el régimen cambiario debería funcionar como uno de los pilares del nuevo modelo. La eventual adopción de un régimen cambiario desacertado crearía una fuente de “turbulencias” que pudieran conducir a un modelo económico inestable y vulnerable.

En ese sentido, he llamado anteriormente la atención acerca de si sería correcta la secuencia con la que está discutiéndose el tema del “reordenamiento” en Cuba, pues parece predominar el enfoque de que pudiera comenzarse la unificación monetaria y cambiaria (con devaluación de la tasa oficial) sin necesidad de definir simultáneamente cuál pudiera ser el régimen cambiario. (1)
¿Debería ser distinta la secuencia? Por ejemplo, identificar primero el régimen cambiario y a partir de esa definición diseñar entonces “hacia detrás” el proceso inicial de unificación y de devaluación.

Tomando nota sobre la “zona de silencio” del “reordenamiento”

De todas las dimensiones posibles del “reordenamiento” monetario, la que es más importante para el funcionamiento adecuado del modelo económico en el largo plazo es el régimen cambiario que se establezca, entendido este como el sistema que utiliza un país para administrar el valor de su moneda y definir el tipo de cambio respecto a las divisas extranjeras.

Para una economía subdesarrollada, pequeña y “abierta” como la cubana, el régimen cambiario debe ser un componente central del modelo económico. Esto es importante repetirlo. El régimen cambiario debe asegurar el mecanismo que permitiría gestionar la manera en que la diferencia de los niveles de productividad de Cuba respecto a otras economías impactaría el funcionamiento del modelo económico nacional.

Paradójicamente, el tema del régimen cambiario representa probablemente la más inexplicable “zona de silencio” de los tres principales documentos oficiales que deben guiar la reforma: la “Conceptualización” y los “Lineamientos”, cuyos textos definitivos fueron divulgados en julio de 2017, así como la última versión publicada del “Plan Estratégico”, que se supone que deba aprobarse a fines de 2018. (2)

Como he apuntado anteriormente, se trata de tres documentos políticos muy importantes que abordan de manera adecuada cruciales aspectos de la reforma. 

Sin embargo, llama la atención la omisión del régimen cambiario en esos textos.
De hecho, el término “régimen cambiario” no es mencionado en ninguno de esos documentos. Solamente se hace una alusion aislada en el documento de la “Conceptualización” al término sustituto “subsistema cambiario”.

Más enigmática aún es la ausencia total del término “tasa de cambio” en dos de esos documentos: los “Lineamientos” y el “Plan Estratégico”. Solamente se menciona la tasa de cambio en el texto de la “Actualización”, pero sin explicar cómo se gestionaría en el marco del modelo económico reformado.

Los otros documentos oficiales importantes que han sido divulgados acerca de la tasa de cambio, las resoluciones No.19, 20 y 21 del Ministerio de Fianzas y Precios, de enero de 2014, tampoco abordan la cuestión del régimen cambiario.
Es muy probable que existan estudios oficiales no publicados sobre el tema, eventualmente vinculados al trabajo del grupo de expertos a quienes el gobierno ha encomendado trabajar en el “reordenamiento”, pero al no disponerse de información sobre esos posibles textos no es posible saber de qué manera esos especialistas pudieran haber abordado el régimen cambiario.

La pregunta apuntada más arriba acerca de si debería ser distinta la secuencia, es decir, definir primero la variante de régimen cambiario y después diseñar “hacia detrás” el resto del proceso, es el tipo de pregunta cuya repuesta depende del conocimiento detallado del contexto en el que se produce el reordenamiento, pero la carencia de datos públicos sobre ese tema en Cuba no permite ofrecer una respuesta precisa.

Existe, sin embargo, la posibilidad de plantear una hipótesis que quizás habría sido considerada por quienes conocen los datos: la inevitable naturaleza adaptativa y flexible del régimen cambiario que habría que adoptar en Cuba, en el largo plazo, determinaría la necesidad de un enfoque adaptativo y flexible de los pasos iniciales del “reordenamiento”.

El razonamiento que justificaría la formulación de tal hipótesis parte de la premisa de que la baja disponibilidad de reservas internacionales de divisas que plausiblemente puede asumirse que existe hoy en Cuba y que pudiera perdurar al menos en los próximos años, es el factor común más importante que “atraviesa” los tres componentes centrales del proceso de reordenamiento: nivel de devaluación, secuencia de esta, y régimen cambiario.

En esas condiciones, las opciones para dotar al modelo económico de un mecanismo de gestión de la tasa de cambio se inclinarían forzosamente hacia el lado de las variantes flexibles de los regímenes cambiarios, por ejemplo, “paridad móvil” o -alternativamente- algún mecanismo de “flotación”.

Esa propensión a la flexibilidad que tiende a imponerse en el largo plazo -a nivel del régimen cambiario- pudiera tener una conexión esencial con las medidas que deben adoptarse en el corto plazo. La razón no es difícil de comprender: no se dispondría tampoco para la gestión inicial de la devaluación el nivel de reservas de divisas que le permitiría el margen de acción suficiente a los funcionarios económicos para intervenir vigorosamente en defensa de la tasa de cambio que pudiesen adoptar.

La flexibilidad que pudiera ofrecer un enfoque que consistiese en actuar, medir y evaluar, para poder adaptar el proceso de “reordenamiento” a cambios relativamente menores, graduales y difíciles de anticipar, parece ser superior a un enfoque de actuar “en grande” y asumir que todo lo demás saldrá bien.
Una devaluación inicial muy pronunciada o el diseño de una secuencia corta de devaluaciones grandes es una apuesta arriesgada que difícilmente pudieran permitirse las autoridades de Cuba.

En ese sentido, parece ser que lo que acabaría por establecerse en un plazo más largo (un régimen cambiario flexible) pudiera aconsejar la necesidad de adoptar procesos flexibles desde el principio del proceso (la devaluación y su secuencia).
Es simplemente una hipótesis que asume la flexibilidad como un mecanismo de adaptación crucial para el diseño e implementación de una política económica que inevitablemente deberá ser conducida en un marco restrictivo de reservas de divisas.

Las propuestas académicas sobre el régimen cambiario en Cuba.

Como contraste a la ausencia de referencias oficiales acerca del régimen cambiario, han circulado diversas ideas sobre el tema en el mundo académico. Son nociones que, en algunos casos, incluyen propuestas que han estado haciéndose desde hace aproximadamente una década.

Las sugerencias realizadas por autores como Vilma Hidalgo, Pavel Vidal y Yahima Doimeadiós, en aquellos momentos todos profesores de la Universidad de La Habana, concedieron importancia temprana a la posibilidad de adoptar regímenes cambiarios con un grado de flexibilidad muy superior al vigente.

Pavel Vidal sugería, desde entonces, que “tal vez sea mejor para la economía un régimen de flotación manejada de la tasa de cambio”, agregando la conveniencia de establecer mecanismos de control de cambio como factor de regulación. Por otra parte, Vilma Hidalgo y Yahima Doimeadiós habían propuesto la adopción de “un régimen de bandas cambiarias (relativamente estrechas)”. Son textos cuya lectura recomiendo a la luz del debate actual. (3)

Para ser preciso, aunque ciertamente se dispone de varios análisis académicos sobre el asunto, vale puntualizar que la cuestión del futuro régimen cambiario de Cuba parece ser el tema que ha sido relativamente menos abordado en detalle en el marco de los estudios académicos que se han publicado sobre el “reordenamiento” monetario.

Mucha mayor atención ha recibido la unificación monetaria, el paso hacia una tasa de cambio unificada, la posible devaluación, las fases del proceso de “reordenamiento”, sus eventuales consecuencias y las acciones para reordenar precios, salarios y pensiones.

En los estudios más significativos que se han publicado con diversas propuestas de régimen cambiario para Cuba, existe una conexión entre esas propuestas y la manera en que sus autores conciben el contexto más amplio de modelo económico en el que deberían insertarse los regímenes cambiarios.

En términos de la tasa de cambio oficial del CUP, el reto consiste en abandonar un régimen de tipo de cambio fijo y adoptar un régimen diferente, eventualmente mas flexible. La razón principal es que desde hace tiempo no se cumple la primera premisa que debe existir para el funcionamiento exitoso de un régimen de tipo de cambio fijo: la existencia de una paridad que pueda ser mantenida al nivel de la tasa de cambio de “equilibrio”.

Como se mencionó en la nota anterior, la falta de datos no permite calcular de manera “abierta” el nivel de la tasa de “equilibrio”. Sin embargo, se sabe que no es el nivel de 1 USD = 1 CUP que refleja la tasa oficial actual.

Existen diversas maneras de clasificar los regímenes cambiarios y usualmente se mencionan dos grandes grupos en los que se colocan las diferentes modalidades: los regímenes cambiarios fijos y los flexibles. (4)

Para simplificar la exposición, se identifican aquí cinco variantes de regímenes cambiarios que en teoría pudieran ser aplicables a Cuba. Se han organizado en orden descendente de menor a mayor grado de flexibilidad.

Una sucinta descripción sería la siguiente:

Junta monetaria (currency board). También llamada “caja de cambio”, establece la convertibilidad total de una moneda en una divisa, con un tipo de cambio fijo y cobertura del 100% de la oferta monetaria respaldada con reservas de divisa extranjera.

Tipo de cambio fijo (fixed exchage rate). La moneda de un país se fija con respecto a la de otro país, a una cesta de divisas o a otra unidad de valor como el oro. La autoridad monetaria del país determina el tipo de cambio y se compromete a comprar o vender la moneda interna a ese tipo de cambio. Para poder mantener la tasa, las autoridades monetarias deben intervenir en el mercado de divisas, lo cual supone que deben disponer de reservas de divisas.

Paridad móvil (crawling peg). Funciona a partir de dos componentes centrales: un valor nominal fijo de la tasa de cambio que es frecuentemente revisado y ajustado debido a factores de mercado, y una “banda” de valores en la cual puede fluctuar. Los reacomodos en la tasa se hacen para responder a los cambios en una serie de indicadores cuantitativos predeterminados. Los ajustes periódicos suelen ser pequeños, algo que en caso de presiones hacia la devaluación permite un proceso progresivo de devaluación. Es un régimen de cambio muy utilizado en países con monedas débiles.

Flotación sucia (managed float). El mercado influye en alto grado en el valor de la tasa de cambio, pero las autoridades monetarias pueden intervenir ocasionalmente para conducir el valor de la moneda hacia una dirección u otra. Se hace usualmente para actuar contra shocks en la economía y compensar sus efectos.

Flotación pura (free float). Es un régimen cambiario flexible, en principio determinado únicamente por las fuerzas del mercado, de la demanda y oferta de la moneda nacional y de las divisas extranjeras, y donde las autoridades monetarias no hacen intervención alguna. La tasa de cambio pudiera estar influenciada por la política monetaria, por ejemplo, por el efecto de la tasa de interés, pero la política monetaria no tendría como un objetivo alcanzar un nivel determinado de la tasa de cambio. En la práctica, no es muy común encontrar este tipo de régimen cambiario.

Este último punto pone de relieve el tema de las diferencias entre las clasificaciones de facto y las clasificaciones de jure en relación con los regímenes cambiarios, en el sentido de que, en no pocas ocasiones, lo que funciona en la práctica es un régimen intermedio de facto en el que se observan intervenciones oficiales en los mercados cambiarios, con independencia de que la descripción formal del régimen de cambio asigne un peso grande al mercado. (5)

Como no existe uniformidad en los términos que se utilizan por parte de diferentes autores, para evitar el riesgo de ambigüedad he preferido identificar las propuestas de régimen cambiario citando textualmente el contenido que describen sus propios autores en vez de tratar de adjudicar un término específico.

Considero que las seis propuestas publicadas en los últimos años donde se ha abordado de manera más explícita la cuestión del futuro régimen cambiario en Cuba son las siguientes:

Autor(es)
Texto(s) de referencia (6)
Propuesta de régimen cambiario
Humberto Pérez
2018. “Reforma monetaria con aumento de salarios y pensiones. Reflexiones y sugerencias” (A)
Tasa de cambio “variable periódicamente para las relaciones interempresariales (pudiera ser cada dos o tres meses) teniendo en cuenta principalmente las variaciones de los precios internacionales de importación y exportación. En las relaciones con la población serian variables diaria o semanalmente como ocurre hoy entre las divisas y el CUC”.
Rogelio Torras Rodríguez y Juan M. Ferrán Oliva.
2018. “No es oro todo lo que brilla” (B)

2018. “Contrapunteo del CUC y el cup” (C)
Coexistencia de dos regímenes cambiarios (fijo y fluctuante) con segmentación entre empresas y población: “Tasa fija para las empresas” y “para la población ha de regir una fluctuante”.

Juan Triana
2016. “10 preguntas urgentes sobre la dualidad monetaria en Cuba” (D)
Debería retomarse un régimen cambiario flotante en franjas, con un tope máximo y un tope mínimo, y darle a la empresa CADECA la potestad de mover la tasa en función del movimiento y de la relación entre las monedas… A partir de que podamos tener claras señales, entonces podríamos poner una tasa adecuada en el mercado de CADECA. Luego con esa tasa del mercado y la tasa oficial establecida antes en el sector empresarial, podríamos dar pasos para intentar unificar ambas tasas
Pavel Vidal Alejandro y Omar Everleny Pérez Villanueva
2013. “La reforma monetaria en Cuba hasta el 2016: entre gradualidad y big bang” (E)
Secuencia de dos regímenes cambiarios: primero de cambio fijo y después de flotación.
en un inicio éste debería priorizar la convertibilidad y la credibilidad, lo cual podría garantizarse con un sistema de tipo de cambio fijo o con alguna regla monetaria. En un segundo momento, el régimen cambiario debería incluir la flexibilidad como la prioridad principal y transitar progresivamente a esquemas que viabilicen mayor flotación en el valor de la moneda e independencia a la política monetaria”.
Nota: en el texto de 2008, citado en otra parte de este trabajo, Vidal se refirió a “un régimen de flotación manejada de la tasa de cambio”.
Augusto de la Torre Y Alain Ize
2013. “La Unificación del Tipo de Cambio: El Caso Cubano” (F)
Secuencia de tres regímenes cambiarios.  “El proceso de reforma monetaria pos-unificación podría por lo tanto seguir las siguientes fases: Fase inicial:  tipo de cambio fijo y control por parte del Banco Central de la expansión crediticia y la liquidez del mercado interbancario. Fase intermedia: tipo de cambio flexible (pero controlado) con metas de política monetaria vinculadas a los agregados monetarios. Fase final: un sistema de política monetaria basado en metas de inflación y flexibilidad cambiaria”.
Vilma Hidalgo y Yahima Doimeadiós
2011. “Hacia la unificación monetaria en Cuba Reflexiones sobre la Secuencia del Programa de Unificación Monetaria” (Capitulo 3 del libro: Políticas macroeconómicas en economías parcialmente dolarizadas. La experiencia internacional y de Cuba) (G)
Régimen de paridad cambiaria.
“Bandas cambiarias (relativamente estrechas)”

Obviamente, pudiera existir algún error de apreciación de mi parte, en cuyo caso sería muy positivo que otros colegas pudiesen aportar criterios que mejorasen el entendimiento de esta cuestión.

Resumiendo, ¿qué pudieran haber recomendado los especialistas que han estado trabajando en el tema por encargo gubernamental?

No existe información al respecto, pero lo que sí es posible verificar es que los académicos que han publicado sobre el tema –con la excepción de la propuesta de Torras y Ferrán- favorecen el funcionamiento de regímenes cambiarios, al final del proceso de “reordenamiento”, que se corresponderían aproximadamente con alguna de las siguientes tres variantes: paridad móvil, flotación sucia y flotación pura.

Notas

1 Ver, “El reordenamiento monetario en Cuba: un intermedio, ocho preguntas y las tormentas perfectas”, blog El Estado como tal, 9 de octubre de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/10/09/el-reordenamiento-monetario-en-cuba-un-intermedio-ocho-preguntas-y-las-tormentas-perfectas/
2  Ver, “Lea los textos definitivos de la Conceptualización del Modelo cubano y la actualización de los Lineamientos”, Cubadebate, 13 de julio de 2017  http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/07/13/lea-los-textos-definitivos-de-la-conceptualizacion-del-modelo-cubano-y-la-actualizacion-de-los-lineamientos/#.W7x-PxB9haQ, y Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos”,  http://www.granma.cu/file/pdf/gaceta/%C3%BAltimo%20PDF%2032.pdf
3 Pavel Vidal, “La Dualidad Monetaria y la Política Cambiaria de Cuba”, Cuba – Economía: Estudios Económicos Cubanos, 2008, http://www.cuba-economia.org/articulos/la-dualidad-monetaria-y-la-politica-cambiaria-de-cuba; Vilma Hidalgo de los Santos, “De la dolarización a la unificación monetaria en Cuba”, revista Economía y Desarrollo, vol. 143, núm. 1, enero-junio, 2008, pp. 133-164, Universidad de La Habana, http://www.redalyc.org/pdf/4255/425541312006.pdf; y Vilma Hidalgo de los Santos y Yaima Doimeadiós, “Una agenda de secuencia para un programa de unificación monetaria en Cuba”, revista Economía y Desarrollo, vol. 145, núm. 1-2, enero-diciembre, 2010, pp. 166-196 http://www.redalyc.org/pdf/4255/425541314006.pdf
4 Existe una amplia variedad de términos para identificar las distintas modalidades de regímenes cambiarios. De hecho, coexisten diversas clasificaciones, entre ellas las del Fondo Monetario Internacional (FMI), la tipología “Levy-Yeyati y Sturzenegger”, y las clasificaciones propuestas por Reinhart y Rogoff, y por Shambaugh Ver, Amina Haoudi yAyoub Rabhi, “Developing Economies Optimal Exchange Rate Regime: to Float or to Peg for Morocco?”, IOSR Journal of Economics and Finance (IOSR-JEF), Volume 8, Issue 2 Ver. IV (Mar. – Apr. 2017), PP 36-48, http://www.iosrjournals.org/iosr-jef/papers/Vol8-Issue2/Version-4/E0802043648.pdf , y Emilija Beker, “Exchange Rate Regime Choice”, PANOECONOMICUS, 2006, 3, pp. 313-334, http://www.doiserbia.nb.rs/img/doi/1452-595X/2006/1452-595X0603313B.pdf
5 Cecilia Bermúdez, “De facto exchange rate regimes and inflation targeting in Latin America: Some empirical evidence from the past decade”, EconoQuantum vol.11 no.1 ene./jun. 2014, http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-66222014000100002
6 Acceso en la red a los textos citados en la tabla:



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