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jueves, 8 de noviembre de 2018

El duende monetario

ROGELIO TORRAS Y JUAN M. FERRÁN. El Estado como tal

 
Un fantasma recorre Cuba: el fantasma de la dualidad monetaria. El dinero no es un exiliado capitalista sino una relación social nacida en la lejana comunidad primitiva y promovida por la división social del trabajo. No constituye la felicidad, pero ayuda. [1]
Rinde tres funciones:
  • Medio de intercambio.
  • Unidad de medida de la actividad económica
  • Mecanismo de ahorro.
El mundo monetario cubano se escinde en dos segmentos incomunicados por una muralla jurídica y por tasas de cambio antitéticas. Uno actúa en el sector productivo y el otro en la población. Fue un dúo de peculios de un mismo emisor actuando por separado con propósitos diferentes. Tal mixtura degeneró en la denostada dualidad actual. Los protagonistas son el humilde y caduco cup y el aristocrático CUC. Ambos con cobertura limitada.
Muchas de las propuestas para unificarlos giran alrededor de una cotización mágica de diez, quince o veinte pesos comunes (cup) por cada CUC.   Esta fórmula salvadora se aplicaría simultáneamente a empresas y población. Sería la reedición del milagro de los panes y los peces. Pero en economía no existen prodigios. La equiparación de cotizaciones está llena de asechanzas. Pueden conducir a una cagástrofe, empleando una sarcástica expresión del desaparecido Héctor Zumbado.
La unificación no significa la vuelta al anterior peso. Tampoco a esa divisa de andar por casa llamada CUC. Se aplicará una nueva moneda necesariamente dignificada como convertible. La solvencia es la piedra de toque del intercambio comercial entre países. El peso unificado no será el mismo, aunque se llame igual. Tendrá una equivalencia dada por su poder de convertirse en otros dineros. En caso contrario continuaría actuando como un vulgar token de uso interno. Es una regresión impensable.

En el sector productivo

La convencional equiparación del peso con el dólar en el área empresarial intentó protegerlo. Resultó una equivalencia artificiosa que impide medir resultados. La forzada paridad es un serio inconveniente que deberesolverse de inmediato. En la esfera productiva tendrá varias consecuencias.
En mercancías o servicios para la exportación redundará en una rebaja del costo y mejorará su competitividad[2]. Ello es válido para los paquetes turísticos. Esta sería la buena noticia.
En lo tocante a la inversión extranjera el socio foráneo incrementará su participación y derecho a utilidades debido a que por cada unidad de divisa que aporte obtendrá más pesos. Será una motivación, pero se afectará negativamente la distribución de ganancias para el país. La noticia es regular.
En producciones para el consumo interno provocará un aumento en los costos que degenerará en inflación. Se sumará a la galopante en pleno desarrollo y afectará a todos los bolsillos domésticos. Es la mala noticia. Más bien pésima.
El efecto será también virulento para la contabilidad nacional. El PIB se elevará con la nueva moneda, pero expresado en divisas extranjeras encogerá notablemente. En el año 2014 Cuba ocupaba el lugar 37 entre 51 países de América Latina y el Caribe en lo que respecta al PIB per cápita[3]. Con una tasa de 5 pesos por $1, el per cápita de $7274 en dicho año y considerando el componente importado, se reduciría a $5.920. Es un problema de lesa imagen.
Cualquier tasa que se adopte, por baja que sea, servirá para lograr análisis objetivos. En consecuencia, lo más recomendable parece ser adoptar la de 5 pesos nuevos por U$1. Sería la mínima.

En la población

El escenario de la población es otro. En este caso se persiguió la captación de las divisas que comenzaron a entrar alegremente en el país.
Las personas naturales cambian 1 CUC por 25 pesos. Antes fue más. La tasa real es gelatinosa. En distintos momentos se movió entre 20 y 30. Entre 1995 e inicios de 2002 funcionó un régimen de flotación, pero en esta última fecha se adoptó la tasa fija que aún perdura.
Sin azúcar no hay país fue una consigna ya caduca. La actual pudiera ser sin divisas no hay país. Su disponibilidad depende de la balanza de pagos que alrededor del 70% obedece a las exportaciones invisibles. El turismo y las remesas tienen mucho que ver en tal cambio que constituyó una tabla de salvación en el naufragio. Ambos rubros iniciaron su ascenso al eclosionar la crisis de 1990.
Los invisibles constituyen la gallina de los huevos de oro de la actual economía cubana. Es necesario protegerlos y prever las afectaciones que la eliminación de la dualidad monetaria pudiera infligirles.
A inicios del milenio 2/3 de los hogares cubanos obtenían divisas por alguna vía[4]. Desde entonces se ha disparado el número de autónomos y otras formas de ingreso de CUC, entre ellas las vinculadas al creciente turismo. Las remesas han progresado. También lo ha hecho  el soborno como gasto obligado para acelerar o lograr trámites[5]. No es aventurado estimar que actualmente la mayor parte de los habitantes percibe esta moneda en mayor o menor cuantía. Por consiguiente, una reducción de la tasa a menos de 25 afectaría a casi todos. Para los que menos reciben seria particularmente traumática.
Las remesas conforman gran parte de los ingresos en divisas de la población cubana. La cantidad puntual no se conoce pues no todos siguen la via bancaria. Estimados confiables los sitúan en alrededor de $3.000 millones en el año 2017[6]. Estas remisiones monetarias no tienen costo y junto con las propinas, regalos y similares son los campeones en la admisión neta de divisas. ¿Se verían afectadas por una tasa de cambio menor?  No sería extraña una contracción.
La información sobre la exportación de servicios es escasa. Los llamados internacionalistas gastan en el lugar de estancia, pero también reservan ahorros para emplear en Cuba; son un equivalente de las remesas.
La industria del ocio es otra fuente importante. Los visitantes utilizan paquetes turísticos, vienen por cuenta propia o llegan en cruceros. Los primeros tienen cubierto el viaje, el hotel y la manutención normal. Quienes vienen directamente desembolsan mucho más. Los excursionistas pernoctan a bordo y disponen de menos tiempo de estancia. Pero todos incurren en gastos de bolsillo no contabilizados oficialmente y asimilados por distintas fuentes: toman taxis, gastan en gastronomía, dan propinas, pagan servicios personales y realizan compras de ron, tabaco y suvenires. Algunos de estos gastos constituyen entradas netas de divisas; es el caso de los servicios personales y las propinas que no tienen costos externos. Otros pueden considerarse como exportaciones, pero a precios minoristas (ron, tabaco, suvenires) [7].
Un estimado conservador[8]  permite asumir en US$ 280 lo empleado por cada turista durante su permanencia en cualquiera de las modalidades. Con casi 5 millones de visitantes anuales ello significa bastante más de US$ 1.000 millones de ingreso. Valga subrayar que este capítulo no queda registrado en ningún ítem particular. Hay que cuidarlo. Una tasa de cambio desfavorable pudiera actuar como revulsivo y afectar la demanda.

Epilogo y propuesta

La población padece la asimetría de un mercado en el que la oferta va siempre a la zaga de la demanda. Esta situación dura más de medio siglo. Además de erosionar la motivación del dinero, es fuente de corrupción e ineficiencia. Surgen a su sombra la inflación, la reventa, el mercado negro, el cohecho y el favoritismo. Es un estímulo para estas calamidades. También provoca el almacenaje preventivo de productos que no llegan a consumirse. La represión no es remedio; al igual que el perfume barato carece de fijador y su efecto desaparece rápidamente. Los males deben cortarse de raíz. El buen trato al público no se estabiliza con leyes, cursillos y buenos deseos sino con la competencia.
La presión de la demanda es alarmante. Según estimados, existen entre 100 y 150 millones en divisas de todo tipo en manos de la población. Más bien inerte en sus bolsillos. Es un caudal potencial que no circula debido a la escualidez de la oferta. Es dinero durmiente económicamente estéril.
Muchos establecimientos que operaban solamente en CUC han abierto posibilidades al peso corriente. Simplemente multiplican por 25 el precio en divisas. De hecho, la unificación ha sido realizada, sólo que continúa empleando dos monedas en lugar de una.
En el comercio minorista se produce la confluencia entre la esfera empresarial y la personal.  Se enfrentan precios de país opulento con ingresos de pueblo paupérrimo. Las dos tasas de cambio antitéticas se contraponen de manera casi insultante. Es un mal inevitable que obedece a la falta de productividad nacionalNo se resuelve con tasas de cambio milagrosas. El acercamiento no depende de decisiones burocráticas sino de la marcha de la economía[9].
En las empresas es otra la situación. Las divisas son un factor limitado y su control es insoslayable. Abrir a los productores la posibilidad de comprar con los nuevos pesos cubanos convertibles crearía un trauma imposible de asimilar. Durante algún tiempo habrá que mantener la segmentación en un área de personas jurídicas y otra de personas naturales. En la primera deberá fijarse –a dedo– una tasa mínima. Detectará la ineficiencia empresarial y beneficiará la economía externa y las inversiones. Como efecto negativo infiltrará inflación hacia el mercado de la población.  En lo tocante a esta última el problema de la dualidad no es monetario sino de mercado.  Debe darse a los recursos dedicados a la oferta la importancia que merecen.
Los combustibles son imprescindibles. Asimismo, resulta vital honrar la deuda externa, Luego de garantizar ambos destinos, ha de priorizarse el volumen dedicado a la oferta. Bastarían unos US$ 1.000 millones anuales para reabastecerla, tomando en cuenta que los precios al público duplican, o más, el costo de adquisición. La cifra alcanzaría para ofertar productos por más de 2.000 millones de CUC equivalentes. Es importante que la asignación sea periódica para facilitar la reposición. Serían unos US$ 83 millones cada mes. Se trata de restablecer de inmediato el costo de las mercancías vendidas y reponerlas físicamente. La apertura o normalización del mercado motivaría el aumento de la productividad. Garantizar la oferta del mercado minorista tendría, en muchos casos, un efecto superior al brindado por las inversiones.
Los elementos expuestos evidencian un problema dual: monetario para las empresas y de mercado para la población donde el estímulo no es el dinero, sino lo que pueda hacerse con él. Son problemas desiguales que exigen soluciones diferentes.
En consecuencia, los pasos a seguir deben ser los siguientes:
  1. Definir la moneda única y otorgarle convertibilidad.
  2. Mantener la segmentación entre empresas y población.
  3. Establecer una tasa fija para las empresas. Idealmente 5 pesos por US$ 1. Controlar su asignación.
  4. Establecer una tasa fluctuante fijada por el mercado para el cambio de divisas por pesos nuevos. Sólo para la población y los turistas.
  5. Asegurar una asignación de divisas para sustituir las ventas realizadas en las cadenas de tiendas. Aplicarla mensualmente.
Valga repetir tercamente que el incentivo no es el dinero sino lo que pueda hacerse con él. En el mercado se realiza en su función de intercambio. Ese es el eslabón débil en la actual cadena de los mecanismos estimulantes. Cuba es una excepción mundial en lo que respecta al desequilibrio entre la oferta minorista y la demanda. La situación ya dura medio siglo. Cabe preguntarse si tanto tiempo no resulta excesivo.
Noviembre de 2018
NOTAS
[1] El presente trabajo sintetiza aspectos de un ensayo  de los mismos autores, titulado Engañoso Caballero es Don Dinero. (Nota de los autores: Busca editor). Ver un artículo anterior sobre el tema en este mismo blog https://elestadocomotal.com/2018/02/14/rogelio-torras-rodriguez-y-juan-m-ferran-oliva-no-es-oro-todo-lo-que-brilla/
[2] Supóngase un producto cuyo costo contable actual es 100 pesos de los que 30 son en divisas y 70 en pesos actuales. Asumiendo una tasa de 5 pesos por US$ 1, el costo se convertiría en 220 pesos de los nuevos. Al cotizarlos en dólares para ser exportados serian USS 44
[3] Datos de ONU
[4] Encuesta ONE
[5] Son formas de la corrupción de bajo nivel, pero constituyen gastos  La práctica es común y llega hasta iconos como la salud. El personal del ramo admite  la dádiva aceleradora de sus servicios. Son realidades que afronta la economía de la población.
[6]   Population. American Community Survey. 2006. Remittances Surveys of Senders and Recipients, 2005 Y 2009.
[7] Una botella de ron por la que paguen US$ 10, por ejemplo, pudiera exportarse al por mayor en bastatne menos. Lo mismo ocurre con el tabaco y los suvenires.
[8] Se trata de estadísticas de  Cruise Lines International Association (CLIA) citadas por José Luis Perello. A su vez citado por Rafael Betancourt en  La Importancia del turismo en la Balanza de Pagos de Cuba. Cubadebate. Noviembre 24 de 2016. Internet. Se toman tambien cálculos de estudios de factibilidad de CIMEX en áreas turísticas.
[9] El último informe de CEPAL estima en 2018 un crecimiento de poco más de un 1%. Es decir: estancamiento.

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