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miércoles, 28 de noviembre de 2018

Las incertidumbres de una maxi devaluación del peso cubano.


Por Pedro Monreal
27 de noviembre de 2018


Si se asume que el peso cubano (CUP) será la única moneda nacional en circulación como resultado de la unificación monetaria en Cuba, entonces cabría esperar una gran devaluación del CUP, suponiendo que se adopte una nueva tasa de cambio oficial económicamente fundamentada, es decir, que se tome como referencia la tasa de cambio de “equilibrio”. (1)

En el caso de un escenario alternativo en el que se adoptase el peso cubano convertible (CUC) como moneda única, la devaluación de la tasa oficial pudiera ser mucho menor, pero en esta nota ponemos temporalmente a un lado tal escenario y nos concentramos en la que hasta ahora se ha formulado como la variante oficial del signo monetario del ordenamiento: la adopción del CUP como moneda única.

Una devaluación acentuada del CUP es inevitable para poder librar a la economía cubana del pesado fardo que ha representado la tasa de cambio oficial sobrevalorada de 1 CUP = 1 USD.

Esa sobrevaluación de la moneda nacional ha desestimulado la utilización de los factores productivos nacionales, ha actuado en contra de la sustitución de importaciones y ha perjudicado las exportaciones.

No es posible identificar en la literatura especializada un consenso acerca de qué pudiera definirse como una devaluación “grande”. No obstante, uno de los estudios más conocidos sobre el tema (Burstein, Eichenbaum y Rebelo) ha considerado casos de devaluaciones calificadas como “grandes” que han tenido un promedio de 65,4% en los seis primeros meses de la devaluación, abarcando casos que oscilan entre 38,2 y 128,2%. Por otra parte, ese estudio ha clasificado como “medianas” un conjunto de devaluaciones que han promediado 34,6% en los seis primeros meses, abarcando casos que oscilan entre 29,9 y 38,2%. (2)

Si se aplicase ese criterio al posible escenario cubano, parecería quedar claro que las anteriores clasificaciones de “grande” y “mediana” se quedarían “cortas” en relación con lo que pudiera llegar a ser la devaluación del CUP.

Si la tasa de cambio oficial se llevase desde su nivel actual de1 USD = 1 CUP hacia un nuevo nivel de 1 USD = 2 CUP, la devaluación nominal del peso cubano sería del 100%. Sin dudas, un caso de “maxi- devaluación”.

Si la tasa de cambio llegase a alcanzar 1 USD = 10 CUP, la devaluación del peso sería de 900%. Sin dudas una “super maxi- devaluación”.

Si la tasa de cambio llegase a alcanzar 1 USD = 15 CUP, la devaluación del peso sería de 1400%, pero ya aquí se me agotaron los calificativos.

El hecho es que no resulta frecuente encontrarse devaluaciones con esas escalas en la historia económica. Para navegar en esas aguas no se dispone de “cartas náuticas”. Devaluar súbitamente una moneda a esos niveles pudiera ser un evento lleno de incertidumbres.

Los límites de las decisiones administrativas en el marco de un sistema económico complejo

Varios colegas consideran que un evento de esa naturaleza no tendría que producir necesariamente una sacudida de precios y la consiguiente reducción del poder de compra, específicamente porque opinan que no se produciría el llamado efecto de “traspaso” hacia los precios (exchange rate pass-through, ERPT) porque el gobierno cubano tendría capacidad para imponer precios a partir de criterios administrativos. (3)

No afirmo que inevitablemente se produciría un salto de precios, ni tampoco digo que la ERPT debiera ser el fundamento teórico para el análisis de la unificación cambiaria en Cuba, pero discrepo respetuosamente de la visión de que en una economía pequeña, abierta y subdesarrollada es posible evadir el traspaso de una devaluación sin que ello no tenga consecuencias negativas.

Considero que existe abundante evidencia empírica sobre el tema del traspaso en el resto del mundo y que no es conveniente desconocer esa evidencia bajo el supuesto de que Cuba dispone de un modelo económico excepcional que le permitiría fijar precios internos ignorando el papel que los precios internacionales deben desempeñar en la operación de la economía, particularmente mediante la función reguladora de la tasa de cambio, la cual es, en sí misma, un precio relativo.

Aquí conviene aclarar que la discrepancia con otros colegas no se refiere a la conveniencia de subsidiar el consumo de determinados productos, principalmente los productos básicos de amplio consumo popular, algo que en la situación actual del país se encuentra plenamente justificado y que es un importante componente de justicia social. Ese subsidio se cubriría con gastos del presupuesto nacional que compensarían las pérdidas de las empresas comercializadoras que deberían vender a los consumidores productos y servicios a un precio inferior al costo en que incurren las empresas comercializadoras para adquirir los suministros a los productores nacionales y extranjeros. Obviamente, se requiere una discusion específica acerca de cómo se financiarían los subsidios, qué tipos de subsidios se utilizarían y cómo estos se distribuirían
La discrepancia no es acerca de política fiscal ni de política social sino acerca de la manera en que se entiende cómo funciona el efecto de una devaluación en la economía. Son visiones que expresan divergencias sobre el distinto grado de libertad que se le concede al funcionamiento del mercado en lo que ocurre en la economía cubana. No digo que una visión sea superior a otras, simplemente destaco aquí que existen diferentes perspectivas para explicar el problema y para proponer soluciones.

Una devaluación no solamente influye en los precios, sino también en el nivel del producto económico, el empleo, los salarios y en la balanza comercial. Considero que para que la devaluación pueda influir en la sustitución de importaciones, la demanda debe incidir sobre la oferta de manera diferenciada. Es decir, no puede “dar igual” consumir un producto importado que uno nacional, asumiendo que se trata de productos relativamente homogéneos y sustituibles.

La existencia de capacidad para “manejar” precios por parte del gobierno, e inclusive por parte de los suministradores extranjeros de Cuba, pudiera influir en el nivel de traspaso, pero no debería pensarse que es deseable anular el traspaso y que ello no tendría consecuencias negativas en otra parte del sistema económico.

Para ser preciso, ciertamente pudieran fijarse administrativamente los precios internos y de esa manera pudiera evadirse el efecto de traslado, pero lo que no puede asumirse es que ello sería un caso de gestión eficaz de política económica.

La economía es un sistema y lo que se “resuelva” administrativamente por el lado de los precios pudiera tender a “descomponerse” por otro lugar. De hecho, las autoridades económicas cubanas han tenido la capacidad de mantener durante mucho tiempo la actual tasa oficial de 1 USD = 1 CUP, a pesar de que se reconoce que es una ficción. No ha habido efecto de traslado hacia los precios sencillamente porque no se ha devaluado el CUP frente a las divisas extranjeras, pero ello ha tenido un costo para el crecimiento económico porque la sobrevaluación puso el “incentivo” en el lugar equivocado: es más redituable importar que producir nacionalmente. Así es como funciona una tasa de cambio sobrevaluada. En cualquier parte. En el capitalismo y en el socialismo.

¿Qué ocurriría si se produjese, de un día para otro, alguna variante de “maxi- devaluación” del CUP?

La devaluación es una poderosa señal para corregir el funcionamiento de la economía y ello implica una modificación de los precios relativos.

En el caso de una devaluación, si los precios no se “ajustan” para lograr que las importaciones se encarezcan y que la producción nacional se abarate, la economía tendería a seguir funcionando como si no fuese redituable hacer una utilización más intensiva de los factores nacionales de producción.

Si la “señal” no pasa a la producción y al consumo –vía precios modificados- entonces no va a ocurrir lo que la devaluación debería propiciar: un incremento de exportaciones y la sustitución de importaciones. De no suceder eso, se afectaría la producción nacional, el empleo y los salarios.

El consumidor debería mostrar una preferencia hacia el producto hecho con un alto peso de factores nacionales y ese es precisamente un punto en el cual el traspaso es fundamental. Hace posible la diferenciación de precios que daría ventaja a la producción nacional.

No contamos con un estimado de cuál sería el coeficiente de traspaso en Cuba, pero asumo –porque funciona en todas partes- que tal coeficiente también operaría en el caso de una devaluación en Cuba.

El problema es que, aun considerando que el coeficiente de traspaso pudiera ser moderado (algo que no conocemos ahora), el alto nivel de la devaluación del CUP que presumiblemente tendría lugar, pudiera tener un efecto grande sobre los precios. Por ejemplo, el efecto final en el incremento de precios de una devaluación del 20% en un país con un coeficiente de traspaso de 50%, sería mucho menor que el efecto de una devaluación del 900% en un país con un coeficiente de traspaso del 10%.

Adicionalmente, habría que introducir una perspectiva de equidad en este asunto pues, como se conoce, todo incremento de precios es “regresivo” en el sentido de que no tiene un efecto redistributivo “neutral”, sino que afectarían particularmente a los grupos de menos ingresos.

Por esa razón mantengo el criterio expresado en textos previos acerca de que la gestión de una devaluación del CUP pudiera ser muy complicada desde una perspectiva de precios.

En el caso de Cuba habría que tener también en cuenta que, si se adoptase una moneda única (el CUP) y una tasa de cambio única del CUP frente a las divisas extranjeras, es muy probable que se produzca no solamente una devaluación del CUP en relación con la tasa oficial que funciona para una gran parte de la economía, sino que también se produciría una revalorización del CUP en la tasa de CADECA que funciona para otra parte de la economía. En ese sentido, la revalorización del CUP (respecto a la actual tasa de CADECA) dependería de que la nueva tasa de cambio unificada tuviese un múltiplo de equivalencia entre CUP y USD inferior a 24.

Aquí también debería funcionar el traspaso, pero en un sentido inverso al apuntado anteriormente. Es decir, como se trataría de una revalorización de la moneda, ello debería provocar una reducción de los precios en CUP de todo producto o servicio que hoy tiene precios expresados en CUP, pero que están “anclados” en precios en CUC, algo que abarca un gran número de productos de primera necesidad.

Al final, como resultado de la unificación de la tasa de cambio en Cuba deberían producirse dos efectos de traspaso hacia los precios en CUP: incrementos de precios debido a la devaluación de la tasa oficial del CUP y reducciones de precios debido a la revalorización del CUP respecto a la actual tasa de CADECA. Con la información disponible no es posible sacar conclusiones fundamentadas sobre las proporciones que pudieran darse en esas tendencias divergentes de traspasos.

No obstante, la amplitud de la utilización de la tasa oficial, su transversalidad en la economía (todos los sectores, todas las cadenas de valor, todos los destinos de utilización del producto), y la probable gran escala de la devaluación de la tasa oficial del CUP, parecen indicar que el efecto de traspaso hacia mayores precios pudiera predominar.

¿Por qué pudiera no funcionar una “maxi-devaluación” en Cuba?

Las dos hipótesis provisionales de trabajo que sugiero son relativamente sencillas:
  • A menor nivel de devaluación, menos complicaciones tendrá el proceso de ordenamiento monetario en Cuba.
  • El efecto positivo de la devaluación en la “economía real” (producción, empleo, salarios) no tendría muchas oportunidades de funcionar si no se cuenta con un tejido empresarial de calidad y con instituciones efectivas.
La primera hipótesis ha sido enunciada desde el inicio de esta nota y se resume en el criterio de que devaluar súbitamente una moneda a niveles superiores al 100% pudiera incrementar exponencialmente la incertidumbre del proceso, especialmente las de tipo político. Aquí repito aquello de que para navegar en esas aguas no se dispone de “cartas náuticas”.

En relación con la segunda hipótesis, he expresado en textos anteriores que las políticas para gestionar la devaluación deben comenzar en la esfera de la producción, un punto de vista que es compartido por muchos colegas. Si el entramado productivo nacional –con independencia de sus formas de propiedad- no puede funcionar bien para procesar la “señal” generada por una devaluación, entonces el sistema económico sería incapaz de producir la oferta nacional que se necesita para generar exportaciones y para sustituir importaciones.

El problema es que Cuba todavía se encuentra lejos de poder contar con las condiciones básicas para el establecimiento de un dinámico sector cooperativo y privado que pueda integrarse eficazmente con la empresa estatal.

Como ha podido conocerse recientemente, la llamada “experimentación” con las cooperativas no agropecuarias (CNA) parece encontrarse en una situación confusa respecto a la cual no se vislumbra una respuesta coherente de política económica. (4)

Por otra parte, cabe recordar que el sector privado, cuenta con una institucionalidad primitiva. De hecho, la empresa privada nacional ni siquiera ha sido legalizada y el llamado trabajo por cuenta propia (TCP) ha sido colocado en una especie de régimen de micro- gestión estatal que no parece ser compatible con la flexibilidad que necesita esa actividad.

Más importante aún, el propio sector empresarial estatal presenta numerosos problemas para poder relacionar de manera efectiva y eficiente las empresas del sector, como revelan las acciones de control realizadas por el Sistema Nacional de Auditoría. Esto condiciona un escenario en el que el incremento de la competitividad de muchas empresas estatales sería improbable al no poder utilizar la devaluación para hacer un uso más redituable de los factores productivos nacionales. (5)

En ausencia de un tejido económico coherente que pudiera responder a una devaluación del CUP mediante un incremento de exportaciones y la sustitución de importaciones, se incrementarían las probabilidades de un deterioro del bienestar de la población: mayores precios y consecuente menoscabo del nivel real de salarios y de pensiones que ya tienen niveles muy bajos, así como también cabría esperar una probable contracción del empleo neto del sector estatal -por las dificultades para lograr su competitividad- que no podría ser reabsorbido por el sector no estatal en condiciones que permitiesen aprovechar adecuadamente la calificación laboral, dadas las limitaciones establecidas para el funcionamiento del sector privado y cooperativo.

¿Existen alternativas a una maxi- devaluación súbita?

En principio, pudieran presentarse tres posibles escenarios para una devaluación efectiva de la tasa oficial del CUP, entendiéndose aquí por efectiva aquella devaluación que permita materializar simultáneamente los objetivos de política económica (flexibilizar el modelo) y social (preservar el bienestar de los ciudadanos).

Los escenarios serían los siguientes:
  1. Escenario # 1: Adoptar una maxi- devaluación de la tasa oficial del CUP, pero manteniendo una multiplicidad de tasas de cambio que permitiría el funcionamiento de una tasa específica para las operaciones minoristas. En lo fundamental, consistiría en una versión modificada del actual status quo.
  2. Escenario # 2: Adoptar una maxi-devaluación del CUP (o más de una maxi-devaluación), en un contexto de unificación de tasas de cambio, contando con reservas financieras que permitieran absorber el probable ajuste “hacia abajo” –en términos de bienestar- que sobrevendría posteriormente debido a los posibles efectos negativos de la devaluación en los precios y en el producto nacional.
  3. Escenario # 3: Combinar una devaluación inicial grande de la tasa oficial del CUP con una serie de devaluaciones posteriores de menor escala, en el marco de la unificación de las tasas de cambio.
Para poder alcanzar un mayor grado de precisión en la identificación de posibles alternativas de devaluación del CUP debería partirse de la caracterización de los supuestos básicos que se utilizarían en el proceso de búsqueda de opciones.

De manera sucinta, los supuestos utilizados en este texto son los siguientes:
  1. Se procedería a una unificación monetaria (CUP) y a una unificación de las tasas de cambio (una tasa oficial única del CUP).
  2. La afectación directa de una devaluación sobre el nivel de vida de la población –vía precios o contracción económica- debería ser evitada.
  3. Una devaluación súbita del CUP a niveles superiores al 100% debería ser esquivada debido al elevado potencial de incertidumbre que probablemente traiga aparejado, en caso de que no se contase con reservas de divisas que permitiesen moderar los posibles impactos negativos de la devaluación.
  4. Siendo la sobrevaluación de la tasa de cambio oficial del CUP uno de los principales “nudos gordianos” que deben resolverse para poder avanzar en la reforma del modelo, una devaluación no debería demorarse más tiempo en ser aplicada.
  5. No se encuentran creadas las condiciones básicas para que la economía pueda responder de manera efectiva a la “señal” de la devaluación, pero dada la urgencia de la devaluación no es aconsejable tratar de establecer primero tales condiciones.
Los supuestos utilizados en este texto conducirían a descartar rápidamente la posibilidad de considerar el Escenario # 1 porque este no permite una unificación de las tasas de cambio.

Con la información disponible públicamente es posible pensar que el Escenario # 2 parece ser económicamente inviable pues no existe evidencia alguna de que el país cuente actualmente con suficientes reservas de divisas.

El Escenario # 3 estaría lejos de ser un escenario favorable, pero cabría pensar que ofrecería una oportunidad para implementar la devaluación en el marco de los cinco supuestos anteriormente mencionados.

Permitiría efectuar la unificación de las tasas de cambio y comenzaría la devaluación del CUP en el corto plazo. El nivel más alto de devaluación súbito pudiera ser no mayor de 65%, es decir, sería una devaluación “grande”, pero manteniéndose dentro de los parámetros de devaluaciones conocidas en otras partes. Adicionalmente, la naturaleza paulatina del proceso sería compatible con la adopción progresiva de una serie de medidas tendientes a favorecer las condiciones básicas para que la “señal” de la devaluación pudiera operar en términos de aprovechar más los factores productivos internos. Especialmente se trataría de mejorar la calidad institucional del tejido empresarial, en todas sus formas de propiedad y de gestión.

El punto más complicado sería el relativo a evitar la afectación directa de una devaluación sobre el nivel de vida de la población, algo que obviamente necesitaría de un programa social de acompañamiento. Su financiamiento implicaría forzosamente un proceso de redistribución de ingresos por la vía del presupuesto, así como la posibilidad de relocalizar fuerza laboral en los puntos de mayor creación de empleo neto del sistema económico. Actualmente, la creación de empleo neto ocurre principalmente en el sector privado, pero eso pudiera cambiar.

En cualquier caso, al ser un proceso extendido en el tiempo, ofrecería la oportunidad de repartir las acciones, reducir las escalas de las intervenciones, y contar con la posibilidad de procesos de retroalimentación que permitiesen adaptaciones sobre la marcha.

A modo de ilustración, se ofrece a continuación un ejemplo de posibles modalidades de este Escenario # 3.

Se ha considerado una devaluación súbita inicial del CUP de 65% y 10 devaluaciones posteriores de menor escala. Como no se conoce hoy la tasa de “equilibrio” que pudiera orientar el proceso de devaluación, se han considerado cuatro posibles niveles de tasa “meta”, es decir, las tasas de cambio finales que pudieran establecerse al final del proceso.

Modalidad de devaluación
Tasa “meta”
(CUP x USD)
Devaluación necesaria para alcanzar la tasa “meta”
Tasa resultante de una maxi- devaluación inicial del 65%
Número de devaluaciones posteriores
Magnitud de cada devaluación promedio posterior para alcanzar la tasa “meta”
# 1
2
100%


1 USD=1.65 CUP

10
1,94
# 2
5
400%
10
11,72
# 3
10
900%
10
19,74
# 4
15
1400%
10
24,70

Conclusiones

Es importante repetir que, con la excepción de la modalidad # 1 (devaluación total acumulada del 100%) este Escenario # 3 no es un escenario favorable. Sin embargo, es un escenario que –dada su aplicación paulatina- parece ser compatible con el interés de llevar hacia una zona de mayor manejabilidad los retos de una eventual maxi- devaluación del CUP.

En mi modesta opinión, no es recomendable asumir la incertidumbre de maxi- devaluaciones súbitas –de un golpe- a partir de que estas se aproximen al 100%. Parecería más razonable tratar de fragmentar una maxi-devaluación y dilatarla a lo largo de un determinado plazo.

Existe información empírica en otros países acerca de cómo se han gestionado devaluaciones de 12% y de 20%. No digo que sean casos de gestión reproducibles en el caso de Cuba. Simplemente afirmo que no son procesos infrecuentes en la economía. Sin embargo, no encuentro casos en los últimos cien años relativos al manejo de super-devaluaciones próximas al 1000%, como quizás pudiese ocurrir con el CUP, excepto en el caso de la monstruosa devaluación del marco que tuvo lugar en la República de Weimar a principios de la década del 20 del siglo XX. Quizás exista algún otro caso y algún colega pudiera mencionarlo.

De nuevo, creo que no es aconsejable navegar aguas turbulentas para las que no se disponen de “cartas náuticas”.

Como expresé al principio de este texto, en el caso de un escenario alternativo en el que se adoptase el peso cubano convertible (CUC) como moneda única, en vez del CUP, la devaluación de la tasa oficial del CUC pudiera ser mucho menor y probablemente no habría necesidad de analizar las incertidumbres de una maxi devaluación. Ese es un tema que abordaremos en una próxima nota.

Notas

1 El término “equilibrio” debe ser abordado con cautela porque pudiera ser interpretado de diferentes maneras. En cualquier caso, normalmente se asume que una tasa de cambio de “equilibrio” refleja un balance entre la oferta y la demanda de una moneda respecto a otra, considerando que no se produce intervención oficial para afectar la tasa, aunque se admite que pudieran existir distorsiones debido a otras políticas. La tasa de cambio de “equilibrio” es una tasa teórica. Es el resultado de un ejercicio de modelación y no del funcionamiento “real” del mercado cambiario. La tasa de cambio de “equilibrio” orienta la adopción de la tasa de cambio oficial, pero no tiene que coincidir exactamente con esta. Ver, Pedro Monreal, “El reordenamiento monetario y la devaluación del peso cubano: ¿escogiendo el veneno?”, blog El Estado como tal, 4 de octubre de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/10/04/el-reordenamiento-monetario-y-la-devaluacion-del-peso-cubano-escogiendo-el-veneno/
2 Ariel Burstein, Martin Eichenbaum y Sergio Rebelo, “Large devaluations and the real exchange rate”, NBER WORKING PAPER SERIES, Working Paper 10986, December 2004. National Bureau of Economic Research, Cambridge. https://www.kellogg.northwestern.edu/faculty/rebelo/htm/Devaluations-April15-2005-FinalVersion-JPE.pdf
3 Esa es mi interpretación de los intercambios de correos electrónicos que han tenido lugar entre varios colegas recientemente.
4 Lisandra Romeo Matos y Edilberto Carmona Tamayo, “Cooperativas: La gastronomía que no despunta”, Cubadebate, 21 de noviembre de 2018, http://www.cubadebate.cu/especiales/2018/11/21/cooperativas-la-gastronomia-que-no-despunta-fotos-e-infografia/#.W_1vNGZRdaQ
5 Marianela Martín González, “Auditoría y control: Daños al patrimonio público continúan siendo millonarios en Cuba”, Cubadebate, 1 de abril de 2018,  http://www.cubadebate.cu/noticias/2018/04/01/prevenir-a-los-cuatro-vientos-danos-al-patrimonio-publico-continuan-siendo-millonarios-en-cuba/#.W_qU9uJRfIU , “Auditorías evidencian problemas en aplicación de Lineamientos en empresas cubanas” Cubadebate, 31 de marzo de 2016, http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/03/31/auditorias-evidencian-problemas-en-aplicacion-de-lineamientos-en-empresas-cubanas/#.W_qV4-JRfIU , Rachel Rivero Acosta, Dar en el control un necesario paso de avance, Granma, 31 de enero de 2017,http://www.granma.cu/cuba/2017-01-31/dar-en-el-control-un-necesario-paso-de-avance-31-01-2017-23-01-22


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