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viernes, 28 de diciembre de 2018

La travesía inversa de los triciclos amarillos

Por Roberto Alfonso Lara -28 diciembre, 2018, Periodico 5 de Septiembre

La empresa Taxi-Cuba ha sancionado este año a unos trece arrendatarios de triciclos amarillos por violar lo dispuesto, con multas de 30 a 100 CUC./ Foto: Juan Carlos Dorado
La empresa Taxi-Cuba ha sancionado este año a unos trece arrendatarios de triciclos amarillos por violar lo dispuesto, con multas de 30 a 100 CUC. /Foto: Juan Carlos Dorado
Cuando hace más de un año los triciclos amarillos irrumpieron en las calles de la ciudad, a muchos se les hizo agua la boca como si fueran golosinas. Su estreno era anunciado en términos de “alivio” para la deprimida transportación pública, y solo ese hecho le daba respiro a los pies.
“¡Enhorabuena, llegaron los mototaxis a la Perla del Sur! ¡Ojalá se mantengan!”. Así recibieron la noticia los cienfuegueros. Sus opiniones en la versión digital de este periódico transmitieron expectativas y, en varios casos, “pusieron el parche antes que cayera la gotera”.
Casi el día cero, un lector compartió su experiencia: “Algunos conductores se están burlando de las orientaciones. Intenté montar a mi padre en la parada del ‘Villuendas’ destinada para estos en su ruta a Caunao. Pese a que habían cuatro personas para montarlo, el chofer dijo que no salía hasta que no hubieran seis. No contento, llegó una mujer y lo alquiló hasta el Malecón. Irrespetuosamente, nos dejó allí colgados. Si no los instruyen bien de sus obligaciones y, además, les exigen y supervisan, esto se convierte en otro relajo, no obstante sus nobles intenciones”.
Unos nueve triciclos iniciaron la travesía en octubre de 2017 y ya, al término de ese año, sumaban 19 en diferentes piqueras aprobadas por el Consejo de Administración Provincial (CAP); todos arrendados por la agencia Taxi-Cuba a choferes particulares. Hoy circulan 57 en el territorio y tras su ir y venir por arterias citadinas, viaja también el malestar de aquellos ilusionados.
“Ahora están más imposibles, sin freno, como ellos quieren”, alegan. “Una pena que nada sea sostenible, todo lo que nos puede dar alegría, se viene abajo en poco tiempo”. “Esto es el juego del gato y el ratón: te digo que llegaron, pero donde no existe control es igual a que no llegaran los mototaxis”.

VIAJE AL NUNCA JAMÁS

Un estudio realizado por Taxi-Cuba, con el visto bueno del gobierno local, determinó las rutas y precios del servicio. A partir del Paseo del Prado, como punto de referencia, se calculó un radio de acción cercano a los tres kilómetros (km). Ello influyó en la distribución de las seis piqueras que actualmente operan en la ciudad, así como en la tarifa impuesta de 3.00 pesos moneda nacional (CUP) por esos tres km.
Daniel Cruz Borroto, director de la agencia en Cienfuegos, detalló otras indicaciones al respecto. “Puede ser que el cliente recorra un km; son 3.00 CUP. Si recorre los tres, lo mismo. Y por cada kilómetro por encima, paga un peso adicional. Ahora, si el motor está en la piquera y llega un pasajero, debe esperar por tres o cuatro más, para luego en la marcha seguir recogiendo, pues con uno no le da resultado.
“En el caso de que una o dos personas lleguen apuradas y quieran asumir el pasaje completo (18.00 CUP), los conductores saben cómo funciona. De no haber nadie en la cola, puede irse. Incluso, a veces el primer pasajero va para una ruta y el resto para otra. Entonces, no debe ser alquilado solo por uno, sino llenar el triciclo y salir con la carrera completa”.
Tan claras como el agua fueron las instrucciones aprobadas y pactadas con los propios choferes, cuando al paso de los primeros días comenzaron a empañarse y aún hoy continúan turbias. En Holguín, Sancti Spíritus y otras regiones del país viven experiencias similares, y Cienfuegos no queda atrás.
“Soy trabajadora y nunca he podido montar en los ciclos amarillos, escribió Idairis en la edición web del periódico. Pasan por las paradas llenas, y apenas llevan a una persona; están vacíos. No le resuelven ningún problema a la población; al contrario, se benefician ellos con el valor monetario adquirido”.
“Los que transitan por el Prado son zepelines, y como los cocheros, cuando van alquilados, ni te miran”, comentó otro usuario. Tales violaciones fueron constatadas en visitas a las piqueras de los triciclos y, en algunos casos, admitidas por los arrendatarios. Llamó la atención la escasa presencia de pasajeros en estos lugares, como si aceptaran de facto las normas de “alquiler” establecidas de manera informal, ajenas a la concepción real y legal del servicio.
Para Yosvel Pacheco Viera, mototaxista, “el problema es que la gente se queja por cualquier cosa y casi siempre la dirección (Taxi-Cuba) le da curso a su favor. Normalmente, los precios no están altos para las personas, pero en relación con lo que nosotros tenemos que abonar, son demasiado bajos”.
“Yo no tengo la culpa de que algunos no puedan pagar, afirmó uno de los choferes del parque Villuendas. Que les pongan guaguas y se acabó el asunto. Esto es una forma de vida, rentable mientras no se rompa el motor, no sirve para hacernos millonarios como dicen por ahí”.
“Mira cuántos motores hay en esta piquera: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis…, advirtió Juan Carlos Font Labrada. No hay un pasaje de a tres pesos y usted está de testigo. Y pago más de 10 mil CUP al mes. Es verdad que existe una tarifa y las personas se molestan cuando alquilamos. Pero lo tenemos que hacer, obligatoriamente. ¿Saben por qué?… No saben por qué”.

¿HAZ LO QUE YO NO HAGO?

De 10 mil 400 a 10 mil 700 CUP oscila el monto que están obligados a pagar —mensualmente— los conductores de los triciclos amarillos, para así cubrir los gastos por el arriendo de Taxi-Cuba (unos 8 mil 900 pesos), además de otros importes asociados a la patente y a los tributos de la Organización Nacional de Administración Tributaria (Onat). Al día son nada menos que 350 pesos; el salario de no pocos trabajadores cubanos.
“Este sistema los lleva a incurrir en gastos elevados, aunque les ofrece cierta autonomía mientras cumplan lo dispuesto, reconoció Cruz Borroto. Pueden irse con el vehículo a casa, darle mantenimiento, trabajar o no, aunque siguen pagando la renta diaria: 4.00 pesos convertibles (CUC) y 25.00 CUP”.
El arrendamiento del motor les garantiza el combustible a 0.98 centavos CUC —solo dos kilos por debajo del costo real— y el mantenimiento cada 2 mil km, por algo más de 10.00 CUC. Sin embargo, lo que a todas luces parecieran facilidades, se convierten en imposiciones. Deben consumir al mes, mínimo, unos 95 litros (l) de gasolina regular (utilizan 200 l como promedio), y recorrer unos 90 km diariamente.
De acuerdo con Cruz Borroto, “esos son alrededor de 30 viajes. Si durante una jornada suman 70 u 80 km, en la siguiente tienen que recuperar lo que dejaron de caminar. A partir de las 6:00 p.m. están más libres, pero la mayoría trabaja de diez a doce horas al día. De otro modo, les resulta imposible sufragar los gastos”.
Según estimados de Taxi-Cuba en Cienfuegos, las utilidades de los mototaxistas —luego de honrar los respectivos pagos— ascienden a 2 mil y 3 mil pesos CUP mensuales, lo cual hace rentable esta actividad a ojos de la empresa. Para Juan Carlos Padrón Blanco y sus colegas, ello implica vivir encima del triciclo.
“La meta a cumplir es ‘superdifícil’ para que nos pueda quedar algo a nosotros, dijo. Todos estamos aquí. Nadie se ha retirado porque tenemos necesidad de trabajar: es nuestra fuente de ingresos, con la que mantenemos a la familia; pero eso no quita que debemos estar muchas horas sobre el motor para sacarle provecho”.
Otro punto en contra persiste en la incómoda relación contractual entre ambas partes. La agencia Taxi-Cuba limita los derechos fundamentales de sus arrendatarios a las garantías que les brinda en materia de insumos y reparación del vehículo, al privarlos de cualquier tipo de descanso o ausencia.
“Cuando yo entré, en el primer grupo, nos lo dijeron y lo aceptamos, apuntó Pacheco Viera. Después aparecieron los 90 km obligados, por lo que, si descanso los domingos, tengo que recorrer el doble los otros seis días de la semana para poder recuperar los 360 km que dejé de circular al mes. Y al principio no fue así”.
“Se trabaja todos los días, incluso enfermo tienes que pagarlos. Yo estuve con dengue durante tres días y debí abonar la renta como si los hubiera trabajado”, señaló uno de los choferes. Otro expresó que “solo la agencia decide cuándo cerrar el contrato (temporalmente). Si el motor tiene una rotura (del carburador, de la bomba de gasolina o del sistema de arranque) y no es considerada grave, debes seguir pagando, hasta que determinen que no existe solución”.
Daniel Cruz Borroto respondió a estas desavenencias conforme con lo estipulado. “El sistema de Taxi-Cuba no contempla ni días francos ni vacaciones, subrayó. No obstante, los titulares de los triciclos tienen la posibilidad de contratar a un ayudante que los cubra si faltan. Esto no significa que ante casos de enfermedad (de ingreso) o roturas irresueltas, no cerremos el contrato; la mayoría de las veces lo hacemos”.
Dichas condiciones laborales infringen los principios fundamentales que en materia de derechos establece el Código de Trabajo, vinculados al “descanso diario, semanal, y de las vacaciones anuales pagadas”. Algo parecido sucede con la implementación efectiva del contrato.
Al decir de Font Labrada, “el mantenimiento al motor cuesta 15.00 CUC y lo pagamos de nuestro bolsillo. Las gomas valen 50 cada una, y las pagamos nosotros. El mecánico no se baja de 150.00 CUP por cualquier cosita. ¿Me entiendes? Te exigen como si nos lo dieran todo.
“Yo al mío, por ejemplo, lo arranco por la pata, porque tiene el sistema de arranque con problemas y no lo hay. Y cuando aparezca debo comprarlo a 60 u 80 CUC. Entonces, sí, está bien, me diste un motor, pero no garantizas ninguna pieza de repuesto. Así es muy fácil hablar”.
Directivos de la empresa de taxis en el territorio, reconocieron esa como una de las responsabilidades contraídas. “Nosotros disponemos de los filtros, los aceites, de algún nivel de neumáticos y baterías; no de las piezas de repuesto. No han entrado a nuestros almacenes. Por lo tanto, ellos gestionan las reparaciones con los particulares”, refirió Cruz Borroto.
La práctica del “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago” se impone entre el arrendador (Taxi-Cuba) y los arrendatarios de los triciclos amarillos. Los sobrecargados requerimientos de una parte y sus ineficiencias, le sirven de pretexto a la otra para burlar lo inicialmente acordado. Es —dijo un lector— como abrir la puerta a la ilegalidad, con los mayores perjuicios para quienes no les queda de otra que esperar pacientes por la guagua abarrotada o seguir a pie.
Roberto Alfonso Lara
Licenciado en Periodismo. Graduado en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2013.

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