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domingo, 7 de octubre de 2018

Oleohidráulica Cienfuegos apuesta a la sustitución de importaciones

Por Yudith Madrazo Sosa -7 octubre, 2018


La introducción de nuevas tecnologías ha aumentado la productividad y la eficiencia en Oleohidráulica Cienfuegos./Foto: Cortesía de la entidad cienfueguera.

Fiel al objeto social de producir piezas de repuesto, la Empresa Oleohidráulica Cienfuegos continúa apostando a la sustitución de importaciones, con lo cual ahorra divisas a la economía nacional. Todos los cilindros y mangueras que usa la maquinaria tradicional, proveniente del extinto campo socialista, los fabrican allí, así como la de otros equipos que han entrado posteriormente al país. Si en 2010 la empresa hacía de 20 a 25 mil unidades físicas de estos componentes, ahora alcanza las 125 mil unidades.

“Esto es posible gracias a un proceso inversionista que nos ha permitido cambiar la tecnología, y ello se traduce en mayor sustitución de importaciones, porque los clientes o compran nuestros productos o lo importan, con un costo muy superior”, expresa Jesús Peña Rios, director de Proyección Estratégica en la citada entidad.

Sin embargo, la entidad pudiera producir mucho más, pero se ve limitada por ciertas trabas en el complejo entramado económico cubano. “En Cuba ya no hay fábricas de equipos, aunque sí se hacen implementos agrícolas. Debido a la forma en que se contratan las tecnologías, es difícil meterse en ese mundo. Muchas veces el contrato establece que el suministro sea único, entonces las entidades están obligadas a comprarles las piezas de repuesto al mismo proveedor.

“Esto entraña problemas para la empresa nacional, al no poder introducir sus producciones en este mercado, las frena. Al mismo tiempo, trae el problema de la diversidad de tecnología, pues si compra a la marca Volvo, por ejemplo, hay que adquirir las piezas de Volvo, si a Fiat, de Fiat, y así sucesivamente, lo cual complica mucho el tema del mantenimiento, que es el gran problema que tienen los equipos en Cuba. La mayoría de las empresas aquí no tiene en cuenta la importancia del mantenimiento y no le ponen todo el financiamiento”, explica el directivo.

Productos como plataformas elevadoras, traspaletas para el transporte de cargas en la red minorista, plataformas niveladoras para el desembarco en almacén están en proyecto a la espera de demanda./Foto: Cortesía de la entidad cienfueguera.

A la larga, abunda, el proceso resulta más costoso para el país. Tal situación los ha llevado a reunirse con casi todos los organismos y hablarles sobre las potencialidades de la empresa, a partir de las mejoras introducidas, de fabricar los componentes que necesitan.

“Avances hemos tenido. Un ejemplo claro son las casas de mangueras, administradas por Somec. Hasta 2015, ellos importaban los racores y las tuberías, ahora ya no, ahora nos los compran, no solo vendemos mangueras sino también los racores. Es cierto que los financiamientos nos han impuesto un límite, pero en Cuba se siguen importando productos que se pueden sustituir.

“¿Razones?, todo es muy complejo: si una entidad tiene necesidad de un producto no puede esperar a un año para tenerlo, esa es una de las problemáticas. Lo otro es que hay empresarios y dirigentes de organismos con una mente importadora, piensan que es mejor traer del exterior que comprar en el país. A veces, es cierto, la industria nacional no cumple todos los parámetros de calidad, pero hay que ponerle dinero, hacer que tenga la calidad. Y si no vamos probando el producto nuestro y exigiendo que vaya a los parámetros que queremos, nunca tendremos producción nacional”, subraya Peña Rios.

La idea, aclara, no es que las entidades hipotequen sus recursos financieros a la industria nacional, sino que confíen y destinen una parte para dar los primeros pasos, máxime si tienen el incentivo de que los costos resultan menores. “Un cilindro de las combinadas Case, por ejemplo, cuesta como promedio 1 000 CUC en el mercado internacional, mientras el nuestro, -que lo hemos fabricado para zafra anteriores en Santiago de Cuba- tienen un costo promedio de 600 CUC. Es decir, con la mitad del dinero que utilizan para importar pueden tener el doble de los productos”.

A pesar de los escollos, Olehidráulica Cienfuegos continúa apostando a sustituir importaciones. A partir de 2015, comenzó a desarrollar la gama de gatos hidráulicos de botella, comercializados de forma mayorista y con buena aceptación. También han proyectado otros artículos que esperan demanda: plataformas elevadoras, traspaletas para el transporte de cargas en la red minorista, plataformas niveladoras para el desembarco en almacén, dos equipos que se utilizan en los talleres automotrices, grúas pescantes, prensas. “La política nuestra es seguir desarrollándolas y cuando las entidades tengan el recurso para adquirirlas, comenzar el proceso productivo”, añade Peña Rios.

MIRANDO HACIA LA INVERSIÓN EXTRANJERA

Según comenta el directivo, en el caso de los equipos sucede algo similar. Cuba presenta un gran problema con los equipos de Izaje: grúas, carros cestos, plataforma para los camiones. Pero el tema es más complejo y por ello decidieron abrirse a la inversión extranjera y realizar una asociación económica con una empresa internacional consolidada, para la producción de tales equipos. Ya se aprobaron las directivas de negocios y trabajan en la conformación del expediente para su análisis y aprobación en el Mincex.

“Los componentes los fabricamos nosotros. De la parte extranjera traeríamos solo las estructuras, aquí sería el montaje y la terminación. Ello conllevaría un significativo grado de participación de la industria cubana, y a medida que avance introduciríamos más estructura. Desde luego, todo ese proceso lleva implícito la demanda interna, que está condicionado con el financiamiento con que cuenta el país, así que tendremos que ir retrasando la puesta en marcha de este proyecto hasta que el país tenga los recursos para comprar estos equipos.

La entidad cienfueguera, sobresaliente por su gestión a nivel nacional, tiene la capacidad y el ánimo de multiplicar sus producciones. Sin embargo, se ve frenada por la situación de sus potenciales clientes, algunos de los cuales carecen de recursos financieros y otros muestran recelos con la producción nacional. No obstante esas barreras, sus ventas ascienden a 11 millones 500 mil pesos, mientras los productos tienen como promedio entre el 60 y 70 por ciento del precio en la arena internacional, por lo que el ahorro al país se cuantifica en un 25 por ciento como mínimo.


La entidad cienfueguera, sobresaliente por su gestión a nivel nacional, tiene la capacidad y el ánimo de multiplicar sus producciones. /Foto: Cortesía de la entidad cienfueguera.

Regular no funciona


Se desprende una gran lección del escándalo de lavado de dinero del Danske Bank. La regulación del sistema bancario moderno no funciona. Los bancos modernos son ahora principalmente gestores de fondos de riesgo gigantes que especulan con activos financieros o son vías para la evasión de impuestos hacia paraísos fiscales del 1% más rico y las multinacionales.
El escándalo de Danske Bank es el último y mayor ejemplo de estas actividades bancarias modernas. Más de 235.000 millones de dólares en 'operaciones especiales' fluyeron a través de la minúscula sucursal en Estonia del banco en tan sólo cuatro años desde 2012 - una cantidad muy superior  al PIB del país báltico. Y esto ocurrió en el período en el que la regulación bancaria internacional se había reforzado, según el FMI y el Banco Internacional de Pagos, tras las conductas 'imprudentes' previas a la crisis financiera global.

De hecho, es probable que no fuera sólo el Danske Bank, sino que, de acuerdo con el Banco Central de Estonia, el supuesto regulador, los bancos estonios manejaron alrededor de 900 mil millones de euros, o $ 1,04 billones en transacciones transfronterizas entre 2008 y 2015. La idea de que estos inversores extranjeros optaran por mover una gran cantidad de su dinero a través de Estonia con fines exclusivamente legítimos es difícil de tragar. Después de todo, esto ocurre tras la liquidación de ABLV, hasta entonces el tercer banco más grande de Letonia, después de que fuese pillado lavarndo dinero de Corea del Norte.
John Horan, asociado senior en Maze Investigation, Compliance and Training Ltd en Belfast, asegura que el lavado de dinero es un problema europeo.  el dinero negro es casi seguro que continuará fluyendo a través del sistema bancario europeo, como la arena a través de un tamiz”. Es una historia interminable.
De hecho, eso no es todo.  El último escándalo se refiere a la desaparición de más de $ 2 mil millones de ingresos fiscales daneses en una estafa que implica la reclamación de impuesto pagados por extranjeros en relación con acciones danesas. Parece ser que estos extranjeros no poseían ninguna acción ni pagaron impuestos por ellas y, sin embargo, fueron capaces de conseguir 'devoluciones' a través de la connivencia o la negligencia de los empleados del gobierno danés y pequeños bancos europeos transfirieron el dinero - y nadie ha sido acusado o dimitido por esta pérdida masiva de dinero de los contribuyentes - equivalente a $ 110 mil millones en ingresos fiscales de Estados Unidos.
Los reguladores han sido incapaces de detener estas prácticas de evasión fiscal criminal de los bancos. Por ejemplo, Carol Sergeant era la autoridad reguladora de supervisión financiera del Reino Unido y estaba al frente de la supervisión de los bancos en el Banco de Inglaterra. Fue ennoblecida por la Reina por sus “servicios a la regulación financiera”. Se integro en Lloyds Bank en 2010 y recibió bonos que Lloyds pide ahora que devuelva porque era responsable (con otros) de los seguros de protección de pagos (PPI) cuando estalló el escándalo por el que Lloyds debe pagar ahora 18 mil millones de £ en compensación. ¿Adivine donde trabaja ahora Sergeant? Efectivamente, es directora no ejecutiva de Danske Bank, donde sus responsabilidades incluyen asegurarse de que el banco opera ¡de acuerdo con las regulaciones!
Sin embargo, en su último informe sobre la estabilidad financiera mundial,el FMI afirma que “una década después de la crisis financiera mundial, se han hecho muchos avances en la reforma de la regulación financiera global. El amplio programa establecido por la comunidad internacional ha dado lugar a nuevas normas que han contribuido a una mayor capacidad de recuperación del sistema financiero con menos apalancamiento, más liquidez, y mejor supervisión”.
Puede ser cierto que los bancos internacionales estén mejor capitalizados y menos apalancado con malas deudas después de la aplicación gradual de los acuerdos de capital y liquidez de Basilea III y la adopción generalizada de las 'pruebas de estrés', pero incluso esto puede cuestionarse. En el 85% de los 24 países que experimentaron la crisis bancaria en 2007-8, el crecimiento del producto nacional hoy en día se mantiene por debajo de su tendencia anterior a la crisis. Y el FMI admite que “en muchos países, los riesgos sistémicos asociados a las nuevas formas de banca en la sombra y la financiación basada en el mercado fuera del perímetro regulatorio prudencial, como gestores de activos, pueden estar acumulándose y podrían dar lugar a nuevos efectos secundarios en los bancos”.
La visión 'oficial' de que la regulación es la única manera de controlar los bancos es aceptada por la mayoría de los keynesianos o por aquellos que consideran que el sector financiero es el único enemigo de los trabajadores. Por ejemplo, Nick Shaxson. Shaxson escribió un libro convincente Treasure Islands, tax havens and the men who stole the world (http://treasureislands.org/), que denuncia el funcionamiento de todos los esquemas globales de evasión de impuestos y cómo los bancos promueven los paraísos fiscales y la evasión de impuestos para sus clientes ricos.
Y, más recientemente, ha hecho un nuevo trabajo de investigación que sostiene que no sólo la ciudad de Londres y el sector financiero del Reino Unido ayudan a la evasión de impuestos y el lavado de dinero, tampoco proporciona créditos para la inversión productiva. De hecho, “la investigación demuestra cada vez más que todo el dinero que gira alrededor de nuestro sobredimensionado sector financiero en realidad nos hace colectivamente más pobres. En la medida en que la economía de Gran Bretaña ha sido reestructurada sistemáticamente para ponerla al servicio de las finanzas, otros sectores de la economía han tenido dificultades para sobrevivir a su sombra".
Shaxson continúa: “Hace mucho tiempo, nuestro sector financiero sobredimensionado comenzó a dar la espalda a la creación de riqueza, y hacia su extracción de otras partes de la economía. Para lograrlo, utiliza leyes, reglas, think tanks e incluso nuestra cultura para que lo apoyen. Los resultados implican un menor crecimiento económico, una mayor desigualdad, mercados distorsionados, más crimen, una corrupción más profunda, el vaciamiento de los sectores económicos alternativos y otras cosas”. Entonces, ¿qué vamos a hacer con estos criminales que están en el corazón de nuestras economías, según Shaxson? “Podemos gravarlos, regular y vigilar nuestro sector financiero como deberíamos”. De nuevo, la regulación - una política que Danske Bank y otros escándalos han demostrado que no funciona.
Veamos lo que dice Joseph Stiglitz, ganador del premio Nobel de economía, luchador incansable contra el sector financiero y inicuo papel, y asesor (una vez más) del Partido Laborista británico. Justo después de la crisis financiera global, Stiglitz escribió un libro, Freefall, sobre el estallido de la burbuja inmobiliaria y las consiguientes y masivas bancarrotas hipotecarias que desencadenaron la crisis financiera de 2008-09. Se basaba en su estudio para la ONU, publicado como  "El Informe Stiglitz”,  sobre la crisis financiera, que afirmaba: “Los gobiernos, engañados por el fundamentalismo de mercado, olvidaron las lecciones de la teoría económica y la experiencia histórica, que señalaban que si se quiere que el sector financiero juegue su papel esencial, tiene que haber una regulación adecuada”.  
Stiglitz sugería que se podrían prevenir colapsos futuros dando nuevos poderes a reguladores incorruptibles, lo suficientemente listos para hacer lo correcto. “[Una] regulación EFECTIVA requiere reguladores que crean en ella”, escribió. “Deben ser elegidos entre aquellos que podrían verse perjudicados por un fallo de la regulación, no entre aquellos que se benefician de ellos” ¿Dónde se pueden encontrar estos asesores imparciales? Su respuesta: “Los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales (ONG), y las universidades”.  Pero todas las agencias reguladoras que fracasaron en 2008 y están fallando ahora están llenas de economistas que presumen de  este tipo de características, a pesar de lo cual siguen equivocándose.
En un libro de 2011, Engineering the Financial Crisis: Systemic Risk and the Failure of Regulation, Jeffrey Friedman y Wladimir Kraus rechazaron la pretensión de Stiglitz de que las regulaciones podrían haber evitado el desastre, en caso de que las aplicaran personas adecuadas. Friedman y Kraus observan: “Prácticamente todo el personal que participa en la toma de decisiones de la Reserva Federal, la FDIC, y otras instituciones, son. . . economistas formados en las universidades”. Los autores sostienen que el error de Stiglitz es “minimizar sistemáticamente la posibilidad de errores humanos; es decir,negar que los seres humanos (incluso seres humanos incorruptibles, como el mismo) son falibles”. Pero tampoco Friedman y Kraus ofrecen una solución mejor. Lo que ellos defienden es una menor regulación - ¡al estilo del libre mercado!
Más recientemente, David Kane, en el nuevo Instituto para el Pensamiento Económico ha demostrado que los bancos han logrado evitar la mayoría de los intentos de regularles desde la crisis global, porque “los instrumentos asignados a esta tarea son demasiado débiles para trabajar por mucho tiempo. Con la connivencia de los reguladores, los megabancos estadounidenses ya están restableciendo su capacidad para utilizar los dividendos y recomprar acciones para reconstruir su apalancamiento hasta niveles peligrosos”.
Kane señala que “los principales reguladores parecen creer que una parte importante de su trabajo consiste en convencer a los contribuyentes de que la próxima crisis podrá contenerse dentro del sector financiero y no se permitirá que afecte a los ciudadanos comunes como ha ocurrido en crisis anteriores”. Pero “estas afirmaciones de color rosa no valen nada”.  Kane quiere que a los banqueros criminales se les meta en la cárcel, no solo que se multe a los bancos.
La reforma regulatoria desde la crisis financiera global no ha logrado controlar las actividades delictivas, improductivas e imprudentes de la banca moderna. Incluso el FMI lo admite tranquilamente en su último informe de EFP: “A medida que el sistema financiero sigue evolucionando y emergen nuevas amenazas para la estabilidad financiera, los reguladores y los supervisores deben permanecer atentos a los riesgos ... ningún marco regulatorio puede reducir la probabilidad de una crisis a cero, por lo que los reguladores tienen que ser humilde. Los acontecimientos recientes documentados en el capítulo muestran que los riesgos pueden migrar a nuevas áreas, y los reguladores y supervisores deben permanecer alerta a esta evolución“.
¡En efecto! Como Gabriel Zucman y Thomas Wright han demostrado en un análisis meticuloso y en profundidad, el tamaño y el alcance de los paraísos fiscales y la evasión de impuestos, lejos de reducirse o controlarse, por el contrario, suponen una parte cada vez mayor de los beneficios empresariales en Estados Unidos, organizados y tramitados por los bancos.
Aproximadamente la mitad de todas las ganancias en el extranjero de las multinacionales estadounidenses están depositadas en paraísos fiscales, siendo Irlanda el favorito (la tasa fiscal sobre sociedades en Irlanda es solo del 5,7%). Y los beneficios por el aumento de las ganancias han ido a los accionistas, como Zucman y Wright han demostrado. “Irlanda consolida su posición como el paraíso fiscal nº 1” escribió Zucman en Twitter. “Las firmas estadounidenses obtienen más beneficios en Irlanda que en China, Japón, Alemania, Francia y México juntos.”  
Zucman y Wright también muestran que la tasa de retorno (o ganancia) en los Estados Unidos de las inversiones multinacionales en el extranjero no ha aumentado. De hecho, la tasa ha disminuido. Pero gracias a regímenes favorables de impuestos (incluyendo las últimas medidas de Trump) y la disponibilidad de paraísos fiscales como Irlanda, después de impuestos, la rentabilidad ha crecido.
Así que los que piensan que la 'regulación' de los bancos y la lucha contra la evasión de impuestos mediante ‘reguladores’ tendrá éxito esperan que los cerdos utilicen motores a reacción para volar.
He publicado antes una nota sobre los puntos de vista de Stiglitz en su libro (http://www.amazon.com/Rewriting-Rules-American-Economy-Prosperity/dp/0393254054.  “No podemos dejar a las fuerzas del mercado que resuelvan por si mismas los problemas”, concluye Stiglitz, por lo que debemos volver a definir las reglas del juego. Sin embargo, admite que es poco probable que las reglas que el propone lleguen nunca a ver la luz del día. Cambiar las reglas o regular los bancos no va a funcionar; necesitamos propiedad y control.

es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2018/10/06/regulation-does-not-work/
Traducción:
G. Buster

Una cosa muy seria

Por Eileen Sosin Martínez 
LA HABANA. Gonzalo siempre se queja: “cuando Mayté me manda a buscar comida, es como si me dijera que le traiga un mamut”. Entonces guarda la billetera, agarra algunas jabas, y parte, desalentado. La escena es reiterativa: mil veces uno sale con la lista de compras, y regresa con casi nada.
Conocida resulta cierta tendencia de los cubanos a hablar largamente sobre comida. Pero esto es distinto. Se trata de la perenne condición limitada del alimento. Limitado en cantidad, calidad y variedad.
Solo con pensarlo, pueden deducirse varias razones: industria obsoleta, agricultura ineficiente, baja capacidad importadora… Además, cuatro millones de bocas extra, a razón de una por turista. Las cafeterías, restaurantes y casas de renta agrandan la demanda de una oferta pequeña.
El asunto está en las prioridades del gobierno y de las personas. En dos palabras: la seguridad alimentaria forma parte de la seguridad nacional. Como dijera cierta vez un ministro cubano, la comida es un tema político.
“Buscar qué comer a diario es un problema, todo está caro —asegura Luz María, jubilada—. Sales a la calle con 100 pesos, viraste con uno, y no tienes nada. En el caso mío, si yo no tuviera mis hijos, ¿yo puedo vivir con 200 y pico de pesos al mes? Y aunque tengas el dinero, a veces no resuelves.

“A lo mejor hoy tú tienes para comprar pollo, pero vas al bodegón y no hay. Entonces el día que hay, ya tú no tienes el dinero. La variedad está difícil, tienes que inventar. Mira, yo cogí la jamonada, que no me gusta, y la hice croquetas, pa’ variar…”.
El diagnóstico de Luz María coincide con las conclusiones de un estudio de 2011 (1). Para esa fecha, las familias “estado-dependientes” analizadas gastaban en alimentos entre 59 y 74% de sus ingresos.
Según estadísticas del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Cuba importa entre 70 y 80% de la comida que necesita, pagando elevados precios y costos de transportación. Una parte significativa de esos productos se destinan a los programas de protección social.
Sin embargo, no alcanza. La libreta de racionamiento mensualmente solo cubre el 40% del consumo dietético recomendado, en comparación con el 50% que representaba a inicios de los 2000. Programas complementarios que aportaban otro 20% de la entrada alimenticia han sido reducidos o eliminados.
Eso significa —prosigue la descripción del PMA— que los hogares cubanos encuentran el 60% de sus necesidades alimentarias mediante la compra en mercados no subsidiados, con altos precios y suministro irregular.
Conversación en el kiosco
Si hay cola, solo puede significar una cosa: hay comida. Y por comida entiéndase “lo sólido”, “la proteína”. Porque para la mayoría de las personas, no cuentan las conservas de remolacha o albaricoque.
Señora A: Esto es lo primero que ha entrado de cárnico en una semana.
Señor: Diez días.
Señora B: ¿Qué fue lo que sacaron? Albóndigas, hamburguesas… chucherías que no alimentan, pa’ engordar na’ ma’…
Muchacha: Es que si sacas la cuenta no hay más na’… Huevo fue lo que vino…
“La gente compra de todo, cuatro o cinco, para tener reserva —confirma la dependienta—. Porque ya no es como antes que tú decías: ‘el miércoles traen tal mercancía’; no, no: eso es cuando aparece.
“Ahora tú ves pechuga, pero después no sabes si la vuelves a encontrar en tres meses. Y si tienes para comprar dos, compras las dos, y el que viene atrás se quedó sin ninguna. Ese es el acaparamiento.
Comercial: Un paquete de 2 kilogramos de pechuga de pollo cuesta 10.80 en CUC, casi la mitad del salario promedio de Cuba, que suele ser el medidor más usado, aunque no represente en la mayoría de los casos la totalidad de los ingresos de cada núcleo familiar.
Basta fijarse en las etiquetas: la mayoría de los productos son extranjeros. La racionalidad de esas compras externas también resulta cuestionable. Las tiendas en CUC han vendido, por ejemplo, paquetes de chicharrones y de pan rallado. En el país de la carne de puerco y el pan de a medio, tales importaciones rayan en el absurdo.
Demanda contenida o economía del lado de la oferta, son términos que resumen esa situación en la cual uno consume lo que hay, y no lo que prefiere. Justo lo contrario de la soberanía alimentaria, la capacidad de decidir de los Estados y las personas con respecto a su alimentación.
“No, yo no quiero saber más de pollo. Pa’ eso me como un huevo”, rezongó la muchacha frente la nevera, y cruzó los brazos.
La profesora Betsy Anaya Cruz afirma (2): “No se puede continuar asumiendo que el mercado doméstico está compuesto por una masa de consumidores dispuestos a adquirir cualquier bien alimentario que se oferte, ante el desabastecimiento recurrente”.
El 26 de marzo de 1962 los periódicos anunciaban la resolución que implantaría la libreta de abastecimiento. Lo que parecía una solución coyuntural terminó convirtiéndose en un factor estructural.

“Durante esos primeros años, a causa de las medidas de la Revolución, hubo una redistribución del ingreso y mucha gente mejoró su calidad de vida”, señala Pablo Fernández Domínguez, economista especializado en temas agrícolas.
Al aumentar la demanda solvente, la planta agroindustrial, incluyendo importaciones, no tenía capacidad para una oferta liberada. “Ahí empieza el gran desafío —que todavía no se ha resuelto— del proyecto de desarrollo agropecuario en Cuba: cómo responder a esa necesidad de alimentos, permanentemente insatisfecha”, subraya el experto.
Un ejemplo rotundo: a finales de 2017 conocimos un nuevo record de producción de carne de cerdo, superior a 190 mil toneladas. En cambio, los precios se mantuvieron intactos. “Eso lo determina el mercado —precisa Fernández Domínguez—, o sea, aun cuando aumenta el rendimiento, como la demanda es mayor, no disminuye el precio. Si bajara, no habría con qué responder”.
Las investigadoras Betsy Anaya y Anicia García explican (3) que a pesar de que la producción agrícola creció como promedio 2,2% anualmente entre 2006 y 2015, los índices de precios han aumentado entre un 38 y un 49% en 10 años (2006-2016).
Esta resistencia a la baja se debe a los costos de producción, mercados segmentados y sin abastecimiento mayorista para el sector no estatal, la especulación, el nivel predominante de precios, y la intermediación excesiva, junto a otros factores.
Como los campesinos venden la mayor parte de las cosechas al Estado, para satisfacer las redes de protección social, las cantidades que llegan a los mercados agropecuarios son mínimas, incluso en las regiones productoras, lo cual provoca que los precios continúen elevados, abundan Anaya y García.
En la brecha entre ingresos y precios habita, cómodo, el mercado negro. Esa otra mano no tan invisible resulta casi imposible de controlar, simplemente porque, al igual que los carretilleros y los almendrones, ayuda a paliar las carencias acumuladas.
Cuando una pasa por el agromercado de 42 y 19 en Playa, siempre hay alguien que invita: “Langosta, camarones… Langosta, camarones”. Semanas después del huracán Irma, la misma persona, u otra, decía: “Langosta, camarones… Papas, huevos”. El menú clandestino deviene mapa de la escasez.
Si agua no cae, maíz no crece
Está claro que hablamos de algo mucho más complejo que los impulsos del estómago. “En la medida que dispongamos de menos producción nacional de alimentos, somos más vulnerables económicamente; y por supuesto, de esto también se derivan aspectos de la seguridad nacional desde el punto de vista político”, destaca el profesor e investigador Armando Nova.
La dependienta del kiosco lo plantea en términos llanos: “Yo digo: al cubano tú dale comida, que el cubano es feliz. La gente cuando no tiene comida se estresa”.
Durante los últimos 10 años el valor por las importaciones de alimentos ha oscilado entre 1500 y 2000 millones de dólares. Sin embargo las cantidades han disminuido en varios rubros, a causa del aumento de los precios mundiales. Es decir, gastamos lo mismo y compramos menos.
Por otro lado, la circunstancia de la Isla no se compara con el sombrío paisaje que describe El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (salvo por la variabilidad climática y los eventos meteorológicos extremos). De hecho la cobertura de grupos vulnerables y otras acciones de Cuba en pos de la seguridad alimentaria, han sido reconocidas más de una vez por organismos internacionales.
Aun así, es innegable el nivel de molestia que genera la inestabilidad de la oferta y, de nuevo, los precios exagerados. “No resulta políticamente aceptable enfrentar a los consumidores —mayoritariamente asalariados— a un merado imperfecto y por tanto, depredador de sus ingresos, sin instituciones de defensa de la competencia, de los derechos de los consumidores contra abusos de poder de mercado y otras formas de regulación más sofisticadas”, sostienen los investigadores Anicia García y Ricardo González.
Claro que el bloqueo afecta, y los ciclones, y la sequía. Ese es el tipo de cosas que mal podemos resolver. Y están las que sí tienen remedio, como la limitada autonomía de los campesinos; la desarticulación de las cadenas productivas, que deriva en pérdidas parciales o totales de las cosechas (¡comida botada!); el diseño burocrático y centralizado, en detrimento de lo local y la agroecología.
Notas:
  1. Gastos básicos de una familia cubana urbana en 2011. Situación de las familias “estados-dependientes”. Anicia García Álvarez y Betsy Anaya Cruz. En: Retos para la equidad social en el proceso de actualización del modelo económico cubano. Colectivo de autores. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2015.
  2. Articulación de cadenas de valor hortofrutícolas para la satisfacción de demandas. El caso de la cadena del mango en Santiago de Cuba. Tesis de Doctorado. Centro de Estudios de la Economía Cubana, Universidad de La Habana, 2016.
  3. El sector agropecuario cubano en la actualización. Betsy Anaya Cruz y Anicia García Álvarez. En: Miradas a la economía cubana, Un acercamiento a la “actualización” seis años después. Ruth Casa Editorial, 2017.
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