SOBRE EL PROYECTO DE CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE CUBA
Recomendaciones de Germán Sánchez Otero*
Citaré
primero la versión original del Proyecto y después expondré la propuesta de
párrafo enmendado. En algunos casos formulo algunas razones del cambio y en otros las
omito, al considerar que son comprensibles en sí mismas en el texto sugerido.
Solo en el segmento final modifico en parte este formato.
2. PREÁMBULO
PÁRRAFO ORIGINAL
14.
GUIADOS
15.
por el ideario y el ejemplo de Martí y Fidel, y las ideas político–sociales de
Marx, Engels y Lenin;
PROPUESTA DE ENMIENDA
15.
por el ideario y el ejemplo de Martí y Fidel, las ideas político–sociales de
Marx, Engels y Lenin, y por los aportes que han realizado a la emancipación humana otros líderes y pensadores
de nuestra América y el mundo;
PÁRRAFO ORIGINAL
16.
DECIDIDOS
17.
a llevar adelante la Revolución triunfadora
del Moncada y
del Granma, de la Sierra y de Girón que, sustentada en la
más estrecha unidad de todas las fuerzas revolucionarias y del pueblo,
conquistó la plena independencia
nacional, estableció el
poder revolucionario,
realizó las transformaciones democráticas
e inició la construcción del socialismo;
PROPUESTA DE ENMIENDA
17.
a llevar adelante la Revolución triunfadora
del Moncada y
del Granma, de la Sierra, del llano y de Girón que, sustentada en la más estrecha unidad de
todas las fuerzas revolucionarias y del pueblo, conquistó la plena
independencia nacional, estableció
el poder revolucionario, realizó
las transformaciones democráticas, antimperialistas y anticapitalistas
e inició la transición socialista hacia un horizonte comunista;
ALGUNAS RAZONES QUE SUSTENTAN ESTA PROPUESTA
Primera:
Añado a “las transformaciones democráticas” los conceptos “antimperialistas y
anticapitalistas”, porque son tales cambios sustantivos realizados de modo ininterrumpido junto
a los primeros entre 1959 y 1960, los que permiten crear las condiciones para el tránsito socialista.
Segunda:
Se sustituye “construcción del socialismo” por “transición socialista” y más
adelante propongo también el verbo “crear” en vez de “edificar” o “construir”,
para enfatizar que la transición
socialista es un proceso creativo, no
predeterminado.
A
pesar de que se menciona a menudo el conocido alerta
de Mariátegui – el socialismo no es calco ni copia sino
creación heroica– predomina en el lenguaje político de Cuba la metáfora “construcción” o “edificación” del
socialismo –importada de los textos soviéticos–, como si este fuese un edificio
o un puente, del que ya tenemos el proyecto diseñado en todos sus detalles y
solo es necesario erigirlo según un cronograma.
Tampoco
es fortuito que Fidel, a principios de
este siglo expresara que nuestro mayor error fue haber creído que alguien sabía
cómo se hacía el socialismo. Su juicio
está avalado por las experiencias cubanas de mimetismo y otros errores propios, y por lo
ocurrido en procesos socialistas fenecidos o existentes. En el fondo es la misma idea: el socialismo no
está escrito en las tablas de Moisés, es una transición hacia otra sociedad, la
comunista, y hay que crearlo. Y tal certeza, basada en la teoría original de
Carlos Marx, implica realizar ensayos, cometer
errores, tener éxitos y hacer evaluaciones críticas siempre colectivas y
democráticas, nunca complacientes ni burocráticas.
En
consecuencia sugiero cambiar el término “construir” por
el de “crear” u otro equivalente, y el
de “construcción del socialismo” sería
más preciso sustituirlo por “transición socialista”.
Tercera:
Además, recomiendo valorar la
conveniencia de definir el concepto de socialismo que se alude en la
Constitución. Se conoce la diversidad de variantes que han existido o existen –socialdemócratas,
las del llamado socialismo real, las asiáticas, las del “socialismo del siglo xxi”… – y entre ellas
la de Cuba.
En
los años sesenta del siglo pasado intentamos
un curso original, quizás lo que hoy en día se denomina en otros países
“socialismo con características propias”; luego nos inscribimos durante 14 años en la tradición del socialismo
soviético, aunque sin perder ciertas esencias, entre ellas la política exterior
independiente, y más tarde, cuando fracasa
allende el Atlántico y también en Cuba el modelo que copiamos hemos estado más de 20 años buscando redefinir o afinar nuestros
conceptos y políticas socialistas.
En
mi opinión, el debate en torno al proyecto de nueva Constitución está generando
un bagaje de ideas que puede permitir sustentar con mayor rigor que todos los
documentos previos, los conceptos hegemónicos en Cuba, o que debieran serlo,
sobre un modelo específico de socialismo. El reto es enorme, la oportunidad
histórica también y corresponde al Partido interpretarla y lograr esa definición, consensuada entre la abrumadora mayoría de los ciudadanos que
apuestan por la alternativa socialista
cubana. Existe una extensa bibliografía al respecto, y en Cuba hay varios
autores en el campo de las ciencias sociales y en otras disciplinas, que han
realizado excelentes aportes en los últimos años.
Cuarta:
En la acepción original de Marx y Engels, como es conocido, el socialismo es un
período de transición entre el capitalismo y el comunismo. Desde entonces llovió mucho y en varias partes. Diversas teorías y experiencias históricas –fracasadas
la mayoría y otras en curso– se han acumulado en más de un siglo de procesos autodefinidos
de tal modo desde 1917. Y aunque ese “tránsito”
ha sido más complejo y difícil de desarrollar que lo imaginado por los dos fundadores de la teoría, sigue
vigente la idea original de ese período
intermedio de mutaciones y contradicciones para crear la nueva sociedad, proceso que hoy sabemos puede ser reversible y girar otra vez hacia el
capitalismo, aunque la Constitución de uno u otro país declare irrevocable el
socialismo. El peligro de tal fórmula pétrea es que pueda suponerse irreversible el decurso socialista, tema sobre
el que alertó Fidel en su memorable
discurso de la Universidad de La Habana en noviembre de 2005.
Quinta:
Por todo lo expuesto y mucho más que se
podría añadir, recomiendo mantener la
referencia al comunismo donde sea necesario, por ejemplo como está inscrita en el artículo 5 de la
Constitución de 1976, que termina diciendo: “(…) hacia los altos fines de la
construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”. Esa es
nuestra genética teórica y política, y no hay razón para dejar de expresar tal componente definitorio, que funciona
además como la estrella polar en las noches y madrugadas de un mar proceloso, cuando existen peligros de equivocar el rumbo.
Desde
que decidimos declarar en 1961 el carácter socialista de la revolución, asumimos
que el objetivo sería el comunismo. Nuestro pueblo mayoritariamente así lo entendió y por esa
aspiración hemos luchado y han muerto
miles de compatriotas. Debemos expresar
el objetivo estratégico más importante y la relación de este con lo que hagamos
durante la transición. ¿Transición hacia dónde? El socialismo no termina en una
meta o en el piso 9, 23 o 52, como si se construyera un edificio.
No
existe tampoco una frontera que se cruza entre el socialismo y el comunismo. La
revolución socialista tiene que avanzar de modo ininterrumpido, y restarle poder de todas las maneras
posibles al capitalismo en sus
diferentes dimensiones, siempre
basándose en el consenso del pueblo y en la hegemonía del proyecto
emancipador. Y la Carta Magna debiera expresar con claridad que el sostén y
propulsor primordial de este es la clase
trabajadora en su más amplia acepción, incluidos sus intelectuales orgánicos.
No
hay solución de continuidad entre el socialismo y el comunismo: es un proceso
histórico cuya naturaleza, energía y
posibilidades de éxito radica en su interconexión y continuidad. La brújula durante la transición debiera estar siempre
orientada hacia las máximas aspiraciones, que deben comenzar a
conseguirse desde el presente con resultados pequeños y grandes, aunque no
sepamos cuánto tiempo demorarán en realizarse plenamente, pues además son
impredecibles eventuales retrocesos parciales. Tales aspiraciones no esperan ya consumadas en un
sitio ideal, cual si fuera el Paraíso al que llegaremos algún
día si nos portamos bien.
A
medio siglo de haber expresado Fidel aquella explosiva idea sobre construir el
socialismo y el comunismo en forma paralela, podría ser conveniente analizar su
sentido más profundo. Marx concibe el socialismo como
una transición entre el capitalismo y el comunismo no solo en el ámbito
económico. Durante la transición los diferentes procesos forman
una totalidad dinámica, interactúan e influyen entre sí, en la perspectiva
medular de largo plazo de superar (en un sentido hegeliano) el capitalismo,
hasta que en esa larga disputa el universo del trabajo, entendido en todas sus
dimensiones –económicas, ideológicas, políticas
y culturales– lo reemplace. El documento
“Conceptualización del
modelo económico y social cubano de desarrollo socialista” lo expresa de este
modo: “constituye un prolongado, heterogéneo,
complejo y contradictorio proceso de profundas transformaciones en las
estructuras políticas, económicas y sociales”. Útil, aunque genérico.
Sexta:
¿Por qué los adversarios están de
plácemes con que se haya excluido la
mención al comunismo en el proyecto de la nueva Carta Magna? En las constituciones de los
países que hoy se declaran socialistas ha sido borrada la palabra comunismo. Incluso en Corea
del Norte sucedió en la
reforma de 2009. Pregunto: ¿Por qué Cuba debe hacerlo también? No creo que debamos seguir la pauta de las demás constituciones de países
que se declaran socialistas, sino reafirmar y elaborar con el máximo rigor
nuestros conceptos sobre el socialismo y el comunismo. Son suficientes las experiencias negativas de
haber copiado varios conceptos de la
Constitución soviética, cuando se elaboró y aprobó la nuestra en 1976.
El
argumento de que al mencionarse el socialismo ya incluimos el comunismo, es
discutible. Entre otras razones porque existen diferentes modalidades de
socialismo, por ejemplo los socialdemócratas siguen llamándose muchas veces de
tal modo y la corriente llamada socialismo del siglo xxi tiene algunos defensores que solo se proponen reformar el
capitalismo, o intentar un híbrido capitalista–socialista cuyo destino ha sido
o será el fracaso.
Debiéramos
transitar nuestro derrotero socialista consciente y explícitamente hacia el horizonte comunista. Lograr
que tal idea sea hegemónica en la inmensa mayoría de los ciudadanos, o sea la
hagan suya porque están convencidos, es una responsabilidad primordial del
Partido y su éxito está asociado en primer lugar a que la gente perciba los
avances en todos los ámbitos, materiales y espirituales, y a que los ciudadanos
y ciudadanas sean y se sientan actores
del proceso.
Sabemos
que Cuba en solitario o con un grupo de países no podrá
alcanzar la sociedad comunista, pues
esta solo podrá existir a escala ecuménica. En eso los dos alemanes no se equivocaron. Pero
debemos recordar que ellos desde su primera proclama arrancan diciendo: “Un
fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”. Y en el párrafo final enfatizan: “Los comunistas
no se cuidan
de disimular sus opiniones
y sus proyectos”.
Sin
el ánimo de utilizar a Fidel en nuestra
argumentación, me siento obligado a referir que él defendió con especial vehemencia
esta idea, en especial durante la coyuntura de la bancarrota del llamado campo
socialista, y en los años posteriores. Por ejemplo, el 28 de octubre de 1989, cuando se hacía
añicos el muro de Berlín expresó: “(…) tenemos que atrincherarnos en las ideas
del socialismo y el comunismo más que nunca”. Y añadió: “¡Pase lo que pase!, seguiremos
adelante, ¡pase lo que pase!, seguiremos luchando por el socialismo y por el
comunismo; ¡pase lo que pase en el mundo!”.
Y el 3 de junio de 1998 afirmó:
“Nosotros sí creemos en las ideas con una firmeza inconmovible, y las
defendemos y las defenderemos; y creemos en el socialismo, creemos en el
comunismo. Hoy, cuando muchos se asustan de haber hablado alguna vez de comunismo — y
los hay por ahí —, nosotros con qué gusto les decimos a periodistas y a
estadistas: ‘Nosotros somos socialistas, somos comunistas, y seguimos pensando
en el socialismo y en el comunismo’”.
La
principal guerra que nos hace el imperio es de índole cultural y por ende no es casual que nuestros enemigos insistan una y
otra vez en el fracaso del “comunismo” y del “socialismo”. Los adversarios hace mucho tiempo que centran
sus ataques en la destrucción de los imaginarios y las prácticas solidarias de
los países que se declaran socialistas y de los procesos progresistas y
revolucionarios en cualquier lugar del mundo. Es lo que, por ejemplo, hacen hoy contra la Revolución
Bolivariana.
Aunque
no se escriba la palabra comunismo en
nuestros documentos, o se mencione en público cada vez menos, nuestros
antagonistas seguirán aludiéndola en
relación con el socialismo, porque pareciera
que conocen muy bien el marxismo de Carlos Marx, Engels, Lenin y Fidel. En sus códigos, no cesan ni dejarán de decir
que el socialismo y el comunismo es lo mismo, un infierno que ha fracaso
en todas partes. En el caso de China y
Vietnam, reconocen sus éxitos económicos,
que atribuyen al predominio capitalista,
pero señalan que es autoritario en lo
político por no practicar la democracia liberal.
Ejercitar
y conocer las ideas sobre el comunismo no es un ejercicio de futurismo o de ciencia
ficción, es una necesidad para contribuir a que el metabolismo de la transición
socialista nos haga funcionar y desarrollarnos de una manera determinada y no
de otra. Por ejemplo en la formación de valores de solidaridad, equidad,
justicia social y democracia, donde cada vez más se ejercite el autogobierno
del pueblo. Además, con ello estamos contribuyendo desde Cuba a mantener la vigencia de una utopía de emancipación humana
plena, sometida desde que fue proclamada
por el Manifiesto Comunista en 1848 a la guerra ideológica más completa y perversa
de todas cuantas han realizado y
seguirán ejecutando las burguesías del mundo. Ahí están ahora Trump y sus
compinches reiterándolo cada día y muchos otros en el mundo, como el troglodita
Bolsonaro en Brasil y el infame Macri en Argentina, aunque también son
muy dañinos quienes lo hacen con estilos más refinados. Son muchísimos, con rostros y modales diversos, y
muy poderosos. Tener plena conciencia de ello nos obliga aún
más a crear nuestro socialismo rápido y bien, que es entre todas las formas
existentes del internacionalismo la que apenas se exalta. Y esto es paradójico, pues
desde nuestras “trincheras” podemos
suscitar con el éxito del socialismo en
la isla efectos de demostración que incentiven a otros pueblos en sus luchas y búsquedas.
PÁRRAFO ORIGINAL
18.
CONSCIENTES
19.
de que, en la edificación del socialismo,
el liderazgo del Partido Comunista
de Cuba, nacido
de la voluntad
unitaria de las
organizaciones que contribuyeron decisivamente al triunfo de la
Revolución, y la unidad nacional, constituyen pilares fundamentales y garantías de
nuestro orden político, económico
y social;
PROPUESTA
Este
párrafo tiene un problema obvio de redacción
y no queda clara la idea que la Comisión ha deseado expresar. Como este hay varios, lo que indica la
necesidad de revisar la redacción y mejorar
el estilo de todo el texto.
PÁRRAFO ORIGINAL
38.
ARTÍCULO 5. El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista y
marxista–leninista, vanguardia
organizada de la
nación cubana, sustentado en
su carácter democrático y la permanente vinculación con
el pueblo, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado.
39.
Organiza y orienta
los esfuerzos comunes hacia
la construcción del socialismo. Trabaja
por preservar y fortalecer
la unidad patriótica
de los cubanos y
por desarrollar valores éticos, morales y cívicos.
PROPUESTA DE PÁRRAFOS ENMENDADOS
38.
ARTÍCULO 5. El Partido Comunista de Cuba
es la vanguardia organizada de la nación cubana y la fuerza dirigente principal de la sociedad, que así lo
reconoce. Tales atributos se basan en la ejemplaridad y en las dotes políticas y
éticas de sus miembros; en el carácter
democrático interno y en los nexos de mutuo aprendizaje que sostiene con la sociedad; y en su capacidad para dirigir a
los trabajadores y a todo el pueblo en
el avance y defensa de la revolución socialista. Se guía
por el ideario y el ejemplo de Martí, Fidel, Marx, Lenin, Che y de todos los luchadores
que en Cuba y en el mundo han realizado aportes a la emancipación humana. Su carácter de partido único de la nación es
inherente al legado martiano, al igual que su vocación democrática y
unitaria.
39. Orienta a la sociedad y al Estado, basado en el consenso de la nación, para que
se cumplan los preceptos y los fines de
la Constitución, contribuye a ello por medio de su desempeño político, y
dirige los diversos esfuerzos del pueblo hacia el avance del socialismo en
Cuba. Trabaja por
preservar y fortalecer la unidad patriótica
de los cubanos, y
por desarrollar con todos y para
el bien de todos los valores éticos, morales y cívicos enunciados en la
Constitución.
ALGUNAS RAZONES QUE SUSTENTAN ESTA SUGERENCIA
Primera: Se elimina la mención al “marxismo–leninismo”,
en el entendido de que este, en rigor, no es marxista ni leninista. La reforma a nuestra Constitución es una
excelente ocasión para rectificar este equívoco, que data de varias décadas, y para
actualizar en la Carta Magna un concepto
del marxismo con una mirada abarcadora, crítica e histórica.
La
Revolución Cubana “del Moncada, del Granma y de la Sierra”, por ejemplo,
triunfó a pesar de la hegemonía del “marxismo–leninismo” en el movimiento
comunista internacional durante aquellos años. Predominaban entonces en esa agrupación criterios muy diferentes a la estrategia de
lucha armada encabezada por Fidel, y a su concepción de avanzar de manera
radical e ininterrumpida por la senda de una revolución de liberación nacional
y social, democrática, anticapitalista y socialista. No es casual que el 26 de
julio de 1967 el Che escribiera en su Diario, que el Moncada fue una “rebelión contra las oligarquías y contra
los dogmas revolucionarios”.
El
“marxismo–leninismo” es la versión
particular de Stalin y de otros dirigentes y pensadores soviéticos sobre
las ideas de Marx, Engels y Lenin,
codificadas en manuales de
filosofía, de economía política y de
“comunismo científico”, y oficializadas en la líneas políticas del Partido
Comunista y en la Constitución de la Unión Soviética. Tal sistematización distorsiona el
rigor crítico–revolucionario del
marxismo original y su posterior evolución, enriquecida por múltiples
experiencias históricas y elaboraciones de
otros pensadores y procesos revolucionarios de orientación socialista.
El
“marxismo leninismo” enarbola la pureza
teórica e ideológica exclusiva, y por eso suele ser sectario y excluyente. Contrasta con
la riqueza del pensamiento teórico y político crítico originado durante los
años de la Revolución Bolchevique, y con
los aportes posteriores de varios
pensadores y luchadores descollantes del siglo xx, entre los que se encuentran
Mariátegui, Fidel y Che en nuestra
América.
Es
muy importante además considerar que los movimientos de luchas revolucionarias
en Cuba han estado siempre influidos y han interactuado con los procesos y
corrientes políticas y de pensamiento más avanzados de nuestra América, desde
la Revolución Mexicana de 1910, la Reforma Universitaria de Córdoba, José
ingenieros y José Carlos Mariátegui, hasta la Teoría de la Dependencia,
los movimientos de lucha armada, la Teología de la Liberación, la pedagogía
popular de Paulo Freire, los movimientos sociales y los más recientes procesos revolucionarios y
progresistas, cuyo exponente mayor es la
Revolución Bolivariana y su líder Hugo
Chávez.
No
se trata, en consecuencia, de sustituir en el texto el nombre “marxismo–leninismo”
por otro término “sintetizador” o “didáctico”. La nueva Constitución debiera
incluir una referencia “actualizada”, aunque sea de modo implícito, sobre la
teoría y la ideología que nos guía en nuestro quehacer estratégico. Este es un asunto que en la tradición marxista
plural, se debatió y superó hace varias décadas. Es menester ponernos al día, y la principal
responsabilidad recae en el PCC. Recomiendo
crear un grupo integrado por pensadores académicos de reconocido prestigio
(entre ellos premios nacionales de ciencias sociales) y dirigentes políticos
con formación teórica, que discuta este importante tema a fin de proponer a la
Comisión de la Anpp las formulaciones idóneas.
Resulta
primordial para el futuro de nuestro proyecto socialista y comunista reverdecer
el marxismo, y esto supone no formular una nueva exégesis apologética en su nombre. Al
contrario, es imperioso convocar a todos los que puedan aportar ideas, y buscar
las vías y los métodos que faciliten
persuadir a mucha gente de nuestro
pueblo, permeada de escepticismo y/o anomia luego del desastre del “socialismo
real”, por nuestros propios errores y debido a la inconsistencia del “marxismo–leninismo”
asociado a aquellos regímenes.
Es impostergable comprender y recuperar con una visión cubana
totalizadora, la compleja y larga historia del marxismo en el siglo XX. Varios
pensadores cubanos, de la generación de los 1960 y otros más jóvenes, han
realizado contribuciones sobre estos
temas que son cruciales en nuestros afanes de crear una sociedad auténticamente
humana.
Segunda: Es fundamental
preservar el objetivo del artículo 5, sobre el papel del PCC y sus nexos con la
sociedad y el Estado, así como el tipo de relación que mantiene con la Constitución. Este ha sido un
tema generador de polémicas, y es verdad que requiere esculpirse mejor.
Estimo
necesario una formulación más precisa de ese párrafo, con el fin de: explicar de modo convincente las razones políticas y
teóricas que respaldan la idea de un partido único; expresar qué atributos
suyos lo convierten en la fuerza dirigente principal de la sociedad y le confieren su rol orientador del Estado y
dejar establecido que la ciudadanía lo
reconoce de tal modo, pues es ella la que legitima las hegemonías; indicar que
además de orientarse por el ideario y el ejemplo de Martí, Fidel,
Marx y Lenin se guía por el Che, que es un paradigma
del pueblo cubano y de estatura
universal; mencionar con una referencia general a todos los luchadores que en
Cuba y en el mundo hayan realizado aportes a la emancipación humana, porque ese es un legado de matriz martiana y fidelista que es menester asumir y continuar en beneficio de la vasta cultura
política que debe caracterizar al PCC, factor importante para legitimar
su liderazgo de manera permanente.
Tercera: La proclamación de que el PCC “es la fuerza
dirigente superior de la sociedad y del Estado” considero que por sí misma no
se explica y da lugar a interpretaciones diversas. En mi propuesta
formulo primero la idea central que el PCC “es la vanguardia organizada
de la nación cubana y la fuerza dirigente
principal de la sociedad” y añado que esta “así lo reconoce”.
O
sea, no se trata de un don divino –como el que se atribuye al Rey en los
regímenes absolutistas–, el rol del Partido está avalado por su historia al
servicio del pueblo y sus atributos tangibles, que la ciudadanía reconoce y
acepta, bajo determinadas premisas. Definir
esto en la Constitución de una u otra manera, me parece fundamental.
Por
eso sugiero no emplear el término “superior”, que resulta ambiguo y hasta pudiera entenderse –como ya ocurre–,
que el PCC existe y opera fuera del imperio de la Constitución. Y completo la
idea en el segundo párrafo al decir: “Orienta a la sociedad y al Estado de manera
convincente para que se cumplan los preceptos y los fines de la Constitución, contribuye a
ello por medio de su desempeño
político, y dirige los diversos esfuerzos del pueblo hacia el
avance del socialismo en Cuba”.
Finalmente,
recomiendo cambiar la expresión “desarrollar
valores éticos, morales y cívicos”, pues no define cuáles son estos, y decir que se trata de “los valores éticos, morales y cívicos
enunciados en la presente Constitución”.
ARTÍCULO ORIGINAL
41.
ARTÍCULO 7. La Constitución es la norma
suprema del Estado.
Todos están obligados
a cumplirla. Las
disposiciones y actos de los órganos del
Estado, sus directivos,
funcionarios y empleados, se ajustan a lo que esta prescribe.
PROPUESTA DE
ENMIENDA
41.
ARTÍCULO 7. La Constitución es la norma
suprema del Estado. Todos los
ciudadanos y ciudadanas cubanos, las organizaciones políticas, de masas y
sociales, así como las entidades
económicas están obligados a
cumplirla. Las disposiciones y actos de los órganos del Estado,
sus directivos, funcionarios y empleados, se ajustan a lo que
esta prescribe.
COMENTARIO
“Todos
están obligados a cumplirla”, es una afirmación
genérica, pues no identifica si se refiere a personas (ciudadanos cubanos) e
instituciones de toda índole, o solo a ciudadanos. La propuesta busca identificar quiénes son “todos”, esclarecer que están incluidos las
organizaciones políticas, de masas, sociales y los entes económicos. De tal modo queda explícito que el PCC y todos sus organismos y
miembros también están obligados a cumplir la Constitución, aspecto este sobre
el que se han planteado numerosas dudas y opiniones fundadas en una interpretación abierta del
término “todos”, y en interpretaciones públicas realizadas por miembros de la
Comisión de la Anpp.
ARTÍCULO 12 ORIGINAL
50. Las relaciones
económicas, diplomáticas y
políticas con cualquier
otro Estado no
podrán ser jamás
negociadas bajo agresión,
amenaza o coerción
de una potencia
extranjera.
PROPUESTA DE ADICIÓN
Terminar
el párrafo del siguiente modo: “de una potencia extranjera o de cualquier país
o grupo de países”.
ARTÍCULO 13 ORIGINAL. El
Estado tiene como fines
esenciales los siguientes:
PÁRRAFO 56 E) ORIGINAL
promover un
desarrollo sostenible que
asegure la prosperidad
individual y colectiva,
y trabajar por alcanzar
mayores niveles de
equidad y justicia social, así como preservar y multiplicar los logros
alcanzados por la Revolución;
PROPUESTA DE ADICIÓN
promover un
desarrollo económico y social sostenible
que asegure la
prosperidad individual y de toda la sociedad (sigue igual …)
PÁRRAFO 62 ORIGINAL (sobre organizaciones de masas y
sociales)
62.
La ley establece los principios generales en que estas organizaciones se
fundamentan y reconoce el desempeño de las demás formas asociativas.
PROPUESTA DE ADICIÓN AL PÁRRAFO 62
“(…)
de las demás formas asociativas de la sociedad civil”.
PÁRRAFO 67 ORIGINAL
67. ARTÍCULO 16.
La República de Cuba
basa las relaciones
internacionales en el ejercicio de su soberanía y los principios
antimperialistas e internacionalistas, en
función de los intereses del
pueblo y, en consecuencia:
PROPUESTA DE PÁRRAFO 67
La República
de Cuba basa sus
relaciones internacionales en el
ejercicio de la soberanía, en el aserto
martiano de que Patria es humanidad y en los principios antimperialistas e internacionalistas inherentes a las
concepciones revolucionarias del pueblo cubano y, en consecuencia:
PÁRRAFOS ORIGINALES 80 Y 81
80.
m) basa sus relaciones con los países que edifican el socialismo en la amistad
fraternal, la cooperación y la ayuda mutua, asentadas en los objetivos comunes
de la construcción de la nueva sociedad;
81.
n) mantiene relaciones de amistad con los países que, teniendo un régimen
político, social y económico diferente, respetan su soberanía, observan las
normas de convivencia entre los Estados, se atienen a los principios de mutuas
conveniencias y adoptan una actitud recíproca con nuestro país,
PROPUESTA PARA QUE SE ELABORE UN NUEVO PÁRRAFO
Recomiendo
formular otro párrafo a continuación del
actual 80, para definir el tipo de
relaciones que Cuba mantiene con países que, sin ser socialistas, sus gobiernos
mantienen posturas antimperialistas y políticas progresistas a favor de sus
respectivos pueblos. Esto permitiría abarcar con más precisión la naturaleza de
nuestros nexos actuales por ejemplo con
países como Venezuela, Bolivia, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, y de
otros en resto del mundo. El actual
párrafo 81 es muy abarcador (de hecho se
interpreta que son todas las naciones no socialistas…) y no define por
consiguiente la calidad específica de
nuestras relaciones con Estados como los antes mencionados, aliados de
Cuba en muchas materias.
PÁRRAFO ORIGINAL 82
82.
ñ) promueve la multipolaridad en las relaciones internacionales, como alternativa
a la dominación y al hegemonismo político, financiero y militar que amenazan la
paz, la independencia y la soberanía de los pueblos.
PROPUESTA DE ADICIÓN
82. ñ) promueve la
multipolaridad en las relaciones internacionales, como alternativa a la
dominación y al hegemonismo político, financiero y militar del imperialismo
estadounidense y de otras potencias que amenazan la paz, la independencia y la
soberanía de los pueblos.
FUNDAMENTACIÓN:
Identificar
el sujeto de tal dominación y
hegemonismo (el imperialismo y otras potencias…), que en el párrafo original no
se menciona.
ARTÍCULO 21 ORIGINAL. Se
reconocen las formas de propiedad siguientes:
89.
a) socialista de todo el pueblo: en la que el Estado actúa en representación y
beneficio de este como propietario.
90.
b) cooperativa: la sustentada en el trabajo colectivo de sus socios
propietarios y en el ejercicio efectivo de los principios del cooperativismo.
91.
c) mixta: la formada por la combinación de dos o más formas de propiedad.
92.
d) de las organizaciones políticas, de masas y sociales: la que ejercen estos
sujetos sobre sus bienes.
93.
e) privada: la que se ejerce sobre determinados medios de producción, de
conformidad con lo establecido.
94.
f) personal: la que se ejerce sobre los bienes que sin constituir medios de
producción contribuyen a la satisfacción de las necesidades materiales y
espirituales de su titular.
95.
La ley regula lo relativo a estas y otras formas de propiedad. El Estado
estimula aquellas de carácter más social.
COMENTARIOS Y PROPUESTAS SOBRE EL ARTÍCULO 21
Párrafo 89: Sugiero añadir la
idea de que esta representación del Estado está sujeta a mecanismos
democráticos de control por parte del propietario, o sea del pueblo.
Párrafo 90: Recomiendo agregar a
“principios del cooperativismo” algún término que defina su cualidad en el régimen socialista cubano, pues la
expresión utilizada acepta la idea de que existen principios del cooperativismo
neutrales, sin importar el régimen donde existen las cooperativas. He conocido
experiencias en Cuba de esas entidades
cuyos fundamentos son la consecución exclusiva del lucro a favor de los
asociados, incluso por debajo de la sociabilidad de cooperativas de países
capitalistas y de espaldas a la ética que también debe condicionar los valores
de ese tipo de asociación económica en
Cuba.
Párrafos 91, 92 y 93: Recomiendo
trasladar el 93 (propiedad privada) para el 91, el 92 (Propiedad de
organizaciones…) para el 93, y este (propiedad mixta) sería el 92. De tal modo,
se colocan en un orden más lógico y la propiedad privada ocupa el lugar que le
corresponde en la dinámica económica.
Párrafo 95: La expresión “el
Estado estimula aquellas de carácter más social” puede dar lugar a la
percepción de que el Estado no apoya, o desestimula las formas de propiedad
privada. Esta interpretación es
incorrecta a la luz de la política definida y consensuada en “La
conceptualización” y enfatizada varias
veces por Raúl. Sin embargo existen
evidencias de que, en efecto, determinadas
acciones (o inacciones) del
Estado entorpecen el desenvolvimiento de la propiedad privada a
favor del desarrollo económico–social del país.
Sugiero
reformular esa parte del párrafo, para
evitar que se interprete que el Estado acepta a regañadientes la propiedad
privada y, en consecuencia, actúa de diversas formas para constreñirla. Esta es una opinión bastante generalizada
entre los “cuentapropistas” y en numerosos
ciudadanos –basada en hechos reales–, y
la Constitución debiera ser muy clara en expresar la política del Estado al
respecto.
Se
trata de un tema sensible, tanto por sus efectos económicos como políticos y
éticos, que debiera formularse con sumo cuidado y más aún lograrse elaborar un
concepto acorde con la política de largo plazo, donde el sector privado debe
ser integrado al tránsito socialista de manera coherente y fecunda. Aunque ya
sabemos que inevitablemente hay y habrá contradicciones, porque las relaciones económicas de todo tipo son portadoras de determinada fuerza política, que
tiende a disputar cuotas de poder. Tales
conflictos debieran ser procesados y resueltos en lo posible con fórmulas
constructivas y consensuadas, nunca autoritarias y burocráticas como acaba
de ocurrir con los taxistas–boteros en La Habana o con la decisión de prohibir de modo
general la tenencia de más de una licencia para ejercer el trabajo privado.
Como si un cortador de palmiche y a la
vez barbero pudiera generar concentración de propiedad y riqueza extrema...
ARTÍCULO 23 ORIGINAL
101.
La propiedad socialista de todo el pueblo incluye otros bienes, cuyo régimen
legal se define en la ley.
COMENTARIO AL PÁRRAFO 101
Considero
este párrafo muy escueto, tratándose además de un tema tan importante.
Contrasta con la formulación de la Carta Magna vigente, que en su artículo 15 incluye también: “b) los
centrales azucareros, las fábricas, los medios fundamentales de transporte, y
cuantas empresas, bancos e instalaciones han sido nacionalizados y expropiados
a los imperialistas, latifundistas y burgueses, así como las fábricas, empresas
e instalaciones económicas y centros científicos, sociales, culturales y
deportivos construidos, fomentados o adquiridos por el Estado y los que en el
futuro construya, fomente o adquiera”.
Y
añade la Constitución de 1976-1992: “Estos bienes no pueden trasmitirse en
propiedad a personas naturales o jurídicas, salvo los casos excepcionales en
que la transmisión parcial o total de algún objetivo económico se destine a los
fines del desarrollo del país y no afecten los fundamentos políticos, sociales
y económicos del Estado, previa aprobación del Consejo de Ministros o su Comité
Ejecutivo”.
Insisto
en que un asunto de tanta envergadura debe ser formulado de manera más precisa,
porque la remisión del “régimen legal” a la ley –como hace el Proyecto– tiene
que estar amparada por una definición diáfana en la Ley de Leyes que condicione las
normas ulteriores. No creo que deba obviarse al respecto lo esencial definido por la Constitución vigente, aunque tendría que
actualizarse.
Si,
por ejemplo, el Título IV (Derechos, deberes y garantías) del Proyecto es
abarcador, extenso y exhaustivo en sus
preceptos –de modo correcto–, en este tema que aborda la propiedad socialista
de todo el pueblo, como en otros de suma importancia, la Constitución no
debiera escatimar las definiciones
pertinentes que orienten con claridad al futuro legislador en la formulación
certera de las leyes complementarias.
ARTÍCULO ORIGINAL
102.
ARTÍCULO 24. Las instituciones presupuestadas cuentan con bienes de propiedad
socialista de todo el pueblo, sobre los cuales ejercen los derechos que
correspondan de conformidad con lo previsto en la ley.
PROPUESTA DE ADICIÓN
Después
de “los derechos” decir: “(…) y tienen que cumplir las obligaciones (…)”. Algo muy importante, porque sabemos las
graves deficiencias de muchas instituciones presupuestadas en el cuidado y uso
idóneo de los bienes asignados.
ARTÍCULO 27 ORIGINAL. (Incluye párrafos 109 a 111)
PÁRRAFO 111. ORIGINAL
Los
trabajadores participan activa y conscientemente en estos procesos, conforme a
lo establecido.
COMENTARIO Y PROPUESTA
La
afirmación “participan activa y conscientemente en estos procesos conforme a lo
establecido”, es insuficiente. Primero, una vez más, porque la Carta Magna es la que debe fijar las
directrices a los posteriores legisladores.
Por
consiguiente, hay que definir los atributos de tal participación “activa y
consciente”, que es una expresión muy genérica: cuáles son sus alcances, objetivos y formas orgánicas, y en especial cuáles son las
prerrogativas de los trabajadores.
La
democracia socialista no solo abarca el
ámbito de la política, en particular el sistema de poder del Estado. Reiteradas veces no se toma en cuenta, o no se
destaca que el poder democrático del pueblo trabajador tiene mucho que ver
con su protagonismo real en los procesos económicos: para proponer ideas durante la elaboración de los planes
relacionados con el centro de trabajo específico (de producción, servicio o
comercio), y luego asumir responsabilidades en su ejecución, en el control y en la evaluación;
para imaginar e implementar fórmulas de
ahorro y eficiencia; para proponer y ejecutar acciones que mejoren las
condiciones laborales y discutir el uso adecuado de las ganancias que corresponden al colectivo; para enfrentar la corrupción en todas sus manifestaciones
y las ineficiencias de la burocracia; para
ser escuchados antes de que se
aprueben los gerentes y tener posibilidad de hacer propuestas sobre el desempeño de estos, así como para solicitar
su eventual destitución; y por medio de
otras maneras que demuestren el ejercicio eficaz del poder de los trabajadores
organizados en el avance del socialismo.
Finalmente,
es muy importante que la Constitución registre la nueva realidad de “los
trabajadores por cuenta propia” y
aquellos que laboran en negocios privados o cooperativas. ¿Cómo
participan en la gestión de su centro de trabajo? ¿Cuáles son sus derechos para
garantizar condiciones apropiadas y no ser sobreexplotados? También otros
aspectos sustantivos relacionados con el desempeño concebido para este segmento
de la clase trabajadora cubana, en crecimiento numérico y cualitativo. Llama la
atención que en el Proyecto no se aborde esta nueva realidad laboral y
clasista, que agrupa ya a la tercera parte de la fuerza de trabajo del país.
ARTÍCULO 28 ORIGINAL
113.
La ley establece lo relativo al desarrollo de la inversión extranjera en el
territorio nacional.
PROPUESTA:
Después
de “al desarrollo” añadir “y al
funcionamiento”.
ARTÍCULO 54 ORIGINAL
171. Las personas tienen libertad
de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio nacional, cambiar de
domicilio o residencia, sin más limitaciones que las establecidas por la ley.
COMENTARIO:
Este
artículo adelanta que la Ley establecerá limitaciones al derecho que se
anuncia. Se trata de un tema sensible, porque en el pasado reciente existieron
regulaciones para viajar al exterior que aunque eliminadas, han dejado huellas. Actualmente existen
regulaciones que limitan a determinados profesionales sus salidas foráneas, como es el caso de los médicos, y
esto, a saber, provoca incomprensiones en buena parte de los afectados, sus
allegados y segmentos de la población.
Otro
asunto polémico son las limitaciones a ciudadanos cubanos y cubanas residentes
fuera de la capital para trasladar su
residencia a esta, ya sea de modo
temporal o definitivo, bajo el criterio
de que “La Habana no aguanta más”.
Recomiendo
que el texto constitucional por lo menos no adelante que la Ley establecerá
“limitaciones”. Y si lo hace, diga que serán “regulaciones” y exponga los
fundamentos sustantivos de estas, en
primer lugar a tenor de intereses superiores de la sociedad, aunque sin
referirse a alguna limitación en particular.
ARTÍCULO 56 ORIGINAL
173.
Todas las personas tienen derecho a recibir del Estado información veraz,
adecuada y oportuna, conforme a las regulaciones establecidas.
COMENTARIO:
Información
veraz y oportuna se entiende. Sin embargo el calificativo “adecuada” podría ser
innecesario. Según el diccionario los
sinónimos de adecuado son: “conveniente, apropiado, oportuno, idóneo, apto”.
Pero
lo más importante es dejar plasmado que el Estado tiene la obligación de conocer
cuáles son las materias informativas que interesa a la población y en qué
proporciones. Porque desde hace tiempo existen insatisfacciones en mucha gente respecto de las prioridades informativas que deciden quienes dirigen los medios, sin tomar en
cuenta las expectativas e intereses de la diversidad de sectores que integran
nuestra sociedad.
Existen
temas que no se abordan nunca (¿tabús?) y otros que apenas se informan o no se realizan
comentarios, o se divulgan versiones parciales y a veces sesgadas de ellos.
¿Cuáles? La lista es larga y mi
intención es apenas llamar la atención acerca de la
problematicidad de este asunto de vieja data, que en estos tiempos de expansión
de la red de redes en Cuba podría complicarse o despejarse, si se trabaja para lograr la armonía deseable
entre los emisores y los receptores, que ahora también de modo creciente son
transmisores…
Solo
refiero una paradoja: Se ha divulgado desde hace meses que fue aprobada “la política informativa”, sin embargo nadie la ha explicado, ni se
conoce qué receptores de ella fueron consultados y por medio de qué métodos científicos
se conocieron sus opiniones. Por lo que
ha trascendido, muchos profesionales de
la prensa están contentos, sí fueron consultados y algunos participaron en su
elaboración, lo que es “una buena
noticia”, pero todavía los receptores apenas hemos sido informados de los titulares…
ARTÍCULO 60 ORIGINAL
179.
Se reconoce a los ciudadanos la libertad de prensa. Este derecho se ejerce de
conformidad con la ley.
180.
Los medios fundamentales de comunicación social, en cualquiera de sus soportes,
son de propiedad socialista de todo el pueblo, lo que asegura su uso al
servicio de toda la sociedad.
181.
El Estado establece los principios de organización y funcionamiento para todos
los medios de comunicación social.
COMENTARIOS:
Lo
que reza el artículo 180 no asegura su uso al servicio de la sociedad por sí
mismo. Que los medios sean propiedad socialista de todo el pueblo es una
premisa, una condición necesaria pero no suficiente para que estén al servicio
de toda la sociedad. Ejemplos en el
mundo del socialismo hay varios, y Cuba no es una excepción aunque no es mi
objetivo extenderme.
Propongo
que se sustituya esa afirmación por la siguiente: “lo que representa una
premisa indispensable para lograr que estén al servicio de toda la sociedad,
que es una obligación del Estado garantizar”.
Además,
sugiero precisar qué se entiende en nuestra Constitución por “libertad de
prensa” y “libertad de expresión”, porque, a saber, ambas tienen un significado
condicionado por el régimen político–social donde se admiten y ejercen. Creo
que aunque empleemos esos términos exactos, acordes con los documentos internacionales que Cuba ha
firmado, seguiremos siendo objeto de
críticas y reclamaciones por parte de las instituciones que juzgan a nivel
mundial el cumplimiento de los mismos, en razón
de los intereses que predominan en esos entes multilaterales. Por eso considero necesario definir en la
Constitución nuestra interpretación
sobre estos términos, para evitar o “vacunarnos” contra equívocos foráneos, ser
coherentes entre nosotros y no dejar lugar a regulaciones posteriores inexactas en la Ley.
Finalmente
considero que nuestros medios debieran reflejar de un modo más versátil y
riguroso las corrientes de opinión que existen en nuestro pueblo revolucionario,
incluidos los intelectuales, bajo la premisa bien conocida y no siempre
practicada de que dentro de la revolución todo y en contra de ella nada. Y eso
significa que se escuche y lea la palabra de
los opinantes, profesionales o no de la prensa, dentro de los principios
y normas de nuestra Constitución
ARTÍCULO 70 ORIGINAL
198. Los hijos, a su vez, están
obligados a respetar y atender a sus padres.
RECOMENDACIÓN:
Ampliar
este párrafo, por la importancia en sí misma del tema y debido a que muchas familias tendrán cada vez
más personas de la tercera edad, necesitadas de atención material y afectiva de
calidad, y muchas veces de cuidados especiales.
ARTÍCULO ORIGINAL
203.
ARTÍCULO 75. La persona en condición de trabajar tiene derecho a obtener un
empleo digno, en correspondencia con su elección, calificación, aptitud y
exigencias de la economía y la sociedad.
Recomendación:
Añadir, “conducta” (o “desempeño”)
después de “aptitud”.
Sugiero
además sustituir “empleo digno”, por
“empleo idóneo”, que se corresponde más con la idea de este derecho.
ARTÍCULO ORIGINAL
204.
ARTÍCULO 76. El trabajo se remunera en función de la cantidad, complejidad,
calidad y resultados obtenidos, expresión del principio de distribución
socialista “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”.
PROPUESTA DE PÁRRAFO ENMENDADO
204.
ARTÍCULO 76. El Estado se esfuerza por lograr que el trabajo se remunere en
función de la cantidad, complejidad, calidad y resultados obtenidos, para
lograr en el menor plazo posible que se cumpla el principio de distribución
socialista “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”.
RAZONES DE ESTA SUGERENCIA
En
el párrafo que propongo, el compromiso del Estado es progresivo. No puede ser
de otro modo en las actuales circunstancias, y no está a la vista que tal
realidad cambie de forma esencial en un
plazo breve. Además, se respetaría así la idea de Fidel aludida en la introducción,
sobre el cumplimiento cabal de los
enunciados de la Constitución.
En
verdad, este principio se ha estado violando desde hace mucho tiempo –pues del mismo modo aparece formulado en la Constitución de 1976–, y en
las últimas décadas la situación empeoró. El texto sugerido, busca sincerar una realidad que toda nuestra gente conoce. De paso, el Estado queda
comprometido a resolver algo tan importante y notorio, y se evita que pueda interpretarse como una
intención suya de ofrecer “gato por
liebre”.
PÁRRAFO 205 ORIGINAL, TAMBIÉN DEL ARTÍCULO 76
205.
Todas las personas reciben el mismo salario por trabajo de igual valor.
RECOMENDACIÓN:
Por
razones semejantes o iguales, sugiero reformular este párrafo. Este
apotegma no se cumple, ni está a en el horizonte visible que pueda cumplirse,
en primer lugar por la existencia de un creciente sector privado, donde los
trabajadores contratados devengan un salario varias veces superior a otros que realizan labores semejantes en el sector público,
aunque estos realicen un trabajo de igual valor. Además, existen diferencias
dentro del propio sector privado, y también incluso en el sector estatal.
PROPUESTA DE INSERTAR UN NUEVO PÁRRAFO, RELACIONADO CON
EL TRABAJO VOLUNTARIO:
Considero
pertinente mantener el siguiente párrafo de la Constitución vigente: “Se
reconoce el trabajo voluntario, no remunerado, realizado en beneficio de toda
la sociedad, en las actividades industriales, agrícolas, técnicas, artísticas y
de servicio, como formador de la conciencia comunista de nuestro pueblo”.
No
sé cuándo, ni cómo, desapareció el trabajo voluntario de nuestra política
formadora de conciencia –de dirigentes y dirigidos– y con el propósito de
producir valores económicos. No recuerdo que este tema medular de nuestra
historia revolucionaria y de nuestras concepciones socialistas, haya sido
debatido en el seno del pueblo trabajador y en el PCC y la UJC. En todo caso,
se dejó de promover –y de practicar– y eso solo puede ser posible a
consecuencia de una política decidida en la alta dirección del país.
Creo
que debemos reivindicar cada vez más el concepto guevarista y fidelista
respecto del trabajo voluntario, por su trascendencia en algo que cada día es
más decisivo en la transición socialista cubana: los valores de la solidaridad
y la generosidad frente al peligroso avance del individualismo. Si en los
últimos tiempos, para señalar errores y deficiencias se ha usado (y abusado)
con frecuencia del término “actualizar” y “perfeccionar”, muy bien se pueden
evaluar críticamente las desviaciones que existieron en el empleo indebido o deformado del trabajo
voluntario, e introducir las correcciones pertinentes. Pero no botar la criatura
viva con el agua sucia…
Silvio,
con sus numerosos conciertos gratuitos en los barrios, en las prisiones y en
otros sitios del país, e incluso fuera de Cuba,
sin proponérselo ha sido en estos años un símbolo del significado que encierra la
entrega de sí a la sociedad que se ama, sin otro afán que el goce de servir y hacer felices a los demás.
ARTÍCULO ORIGINAL
214. ARTÍCULO 81. El
Estado, mediante la asistencia social, protege a las personas sin recursos ni
amparo, no aptas para trabajar, que carezcan de familiares en condiciones de
prestarle ayuda; y a las familias que, debido a los bajos ingresos que
perciben, así lo requieran, de conformidad con la ley.
SUGERENCIA DE UN NUEVO PÁRRAFO:
Es
obligación del Estado trabajar de modo priorizado para impedir que surjan en la
sociedad, en cualquier sitio del territorio nacional, personas individuales y grupos de
ciudadanos cuya calidad de vida clasifique en un nivel de pobreza
relativa o absoluta.
ARTÍCULO 82 ORIGINAL
215. Se
reconoce el derecho de las personas a una vivienda digna.
216.
El Estado trabaja para hacer efectivo este derecho mediante programas de
construcción de viviendas, con la participación de entidades y de la población,
en correspondencia con las normas del ordenamiento territorial y urbano y las leyes.
PROPUESTA:
Después
de “programas de construcción” añadir “y reparación capital” (y sigue).
Las
razones son obvias: Hay muchísimas
viviendas que no son “dignas” por su deterioro, y podrían alcanzar ese
rango con una reconstrucción o reparación sustantiva.
ARTÍCULO 83 ORIGINAL
217. La salud pública es un
derecho de todas las personas. El Estado garantiza el acceso y la gratuidad de
los servicios de atención, protección y recuperación.
Sugerencia de adición:
Añadir
después de “acceso” “la calidad” (y
sigue)
PÁRRAFO ORIGINAL 222 TAMBIÉN DEL ARTÍCULO 83
Se
garantiza la formación posgraduada y la educación de las personas adultas, de
conformidad con las regulaciones establecidas.
PROPUESTA:
Comenzar
el párrafo del siguiente modo: “Se garantiza de manera gratuita la formación
posgraduada y la educación de las personas adultas” (…sigue).
A
saber, en Cuba nunca se han cobrado los estudios de posgrado y la educación de
adultos, siendo este, además de un principio de equidad conquistado, un factor
muy importante para el desarrollo de la principal riqueza del país: los seres
humanos.
ARTÍCULO 90 ORIGINAL
232. todas las personas tienen
derecho a participar en la vida cultural y artística de la nación.
233.
El Estado promueve la cultura y las distintas manifestaciones artísticas, de
conformidad con la política cultural y la ley.
PROPUESTAS:
El
arte es parte de la cultura. Por consiguiente, se propone que el párrafo 232
elimine la expresión “y artística”. Y el 233 formularlo así: “El Estado
promueve las distintas
manifestaciones de la cultura, de
conformidad con la ley”.
ARTÍCULO 95 ORIGINAL
275. f) se estimula la
investigación científico–técnica con un enfoque de desarrollo e innovación,
priorizando la dirigida a solucionar los problemas que atañen al interés de la
sociedad y al beneficio del pueblo;
PROPUESTA:
Incorporar
“y de las ciencias sociales” después de “científico–técnica”.
Las
ciencias sociales en Cuba no han tenido la atención que requieren por el Estado, el Partido y las organizaciones de masas y sociales. Asociado
a ello, tampoco se emplean con la
sistematicidad y jerarquía necesarias,
como vía para conocer y
diagnosticar problemas de la sociedad y contribuir a formular políticas y a desarrollar
líneas de acción acordes a tales saberes
científicos.
PÁRRAFOS ORIGINALES
288.
e) las disposiciones de los órganos estatales superiores son obligatorias para
los inferiores;
289.
f) los órganos estatales inferiores responden ante los superiores y les rinden
cuenta de su gestión, y
PROPUESTAS
Sugiero
añadir en el inciso e), luego de “inferiores”, la siguiente idea: “que podrán
expresar su desacuerdo, y elevarlo incluso hasta el nivel más alto de su
entidad, cuando consideren que la orientación recibida afecta de modo sensible
su actividad y la del órgano estatal al que
pertenecen”.
Y
sobre el inciso F), recomiendo agregar: “los órganos superiores informarán a
los inferiores, y estos tienen el
derecho de expresar sus opiniones”.
281. TÍTULO VI: ESTRUCTURA DEL ESTADO
COMENTARIO GENERAL:
El
artículo 103 que define las responsabilidades y tareas de la Anpp, abarca casi
el abecedario completo: desde la “a” hasta la “x”. Y esta última reza: “las
demás atribuciones que le confiere esta Constitución”.
Una
mirada serena sobre ese vasto cuerpo de
atribuciones y quehaceres, junto a la observación crítica de la
experiencia acumulada durante 42 años de existencia de la Anpp, hacen concluir
a muchísimas personas que es imposible hacer recaer del modo en que ha sido
concebido hasta ahora tantas responsabilidades y faenas en ese órgano superior del
Estado, que representa la voluntad soberana del Pueblo.
No
debemos olvidar que la concepción original de la Anpp, complementada con la
existencia del Consejo de Estado –que la representa entre sus sesiones
plenarias semestrales–, así como una
parte del resto del sistema del Poder Popular proviene del modelo soviético
establecido por primera vez en la Constitución de la Urss de1924.
Luego
de 42 años de experiencias y aportes cubanos y tomando en cuenta las percepciones
y opiniones escuchadas con frecuencia en el seno de la población y leídas en textos de especialistas –revolucionarios–, es
evidente que resulta necesario hacer un
balance a fondo sobre este tema crucial, cuya significación es mayor en la coyuntura de la histórica reforma que se
hará a la Constitución.
A
saber, las opiniones y sugerencias más comunes que conozco son:
1) disminuir
el número de diputados y que estos se dediquen todo el tiempo a su labor en la
Anpp, donde deben recibir su retribución
salarial;
2) que
la Anpp funcione en plenaria muchas más
veces, a fin de poder ejercer de veras
sus atribuciones, además de la labor permanente y complementaria de las
comisiones, a las que deben pertenecer la mayoría de los diputados;
3) lograr
una composición que garantice el debate y resultados de más calidad y en plena sintonía con las
opiniones consensuadas en el pueblo;
4) no
perseguir siempre acuerdos unánimes, siendo más conveniente en las ocasiones en
que así resulte visible que las votaciones reflejen las opiniones en contra e
incluso las abstenciones, pues en ambos casos es un hecho natural e incluso
preferible al “unanimismo”;
5) aprobar
todos los acuerdos por unanimidad hace
daño al prestigio de la Anpp, pues si ella es espejo del pueblo y en especial
de su mayoría más
consecuente con el proyecto socialista, tal unanimidad absoluta no existe muchas veces
en las aguas profundas del colectivo que se representa. La responsabilidad de
los diputados es auscultar de modo
directo los estados de opinión y de
ánimo de la población, interpretar estos correctamente y llevarlos con su propia
voz a la Anpp;
6) el
Consejo de Estado debiera dejar de existir como está concebido, pues de hecho
sustituye con frecuencia el desempeño de la Anpp, al quedar esta como una
instancia en gran medida aprobatoria a posteriori de las decisiones del primero:
7) otra
variante sería mantener el Consejo de Estado, pero con menos atribuciones y
fortalecer el desempeño de la Anpp;
8) lo
anterior implicaría, por ejemplo, reducir el número de diputados a una cifra que sea representativa de la
sociedad y a la vez funcional, y que la
mayoría se consagre todo el tiempo a la Anpp. Esta debiera tener muchas más
sesiones en plenaria, más trabajo en comisiones y más vínculos con la gente, a
fin de poder cumplir el extenso y complejo haz de responsabilidades y tareas expuesto en “el abecedario” del artículo 103 y
en el resto de la Constitución.
Comparto
muchas de las anteriores opiniones, con la aclaración de que a veces observo
una tendencia a querer convertir erróneamente la Anpp en un poder legislativo, semejante a
la concepción clásica de los tres poderes de una república liberal, donde
existen al menos en la teoría contrapesos y equilibrios entre ellos.
En
nuestra concepción del Estado socialista, la Anpp es “el órgano supremo del
poder del Estado. Representa a todo el pueblo y expresa su voluntad soberana”
(Artículo 97). De ahí, entre otras razones, que en la Anpp deben estar incluidos todos los sectores principales de
la sociedad y casi todos los demás entes del poder del Estado, por ejemplo una
representación de las fuerzas armadas, el presidente del Tribunal, el Fiscal General,
el Primer Ministro, y tal vez una parte
de los ministros. Y también algunos dirigentes principales del PCC, aunque
no se exprese de tal modo.
En
mi opinión, resulta muy densa la institucionalidad del poder central que
propone el Proyecto, formada por la
Anpp, un Consejo de Estado, con un Presidente, cinco vicepresidentes y más de 20 miembros, a la vez que la Presidencia de este lo es también de la
Anpp; un Presidente y un Vicepresidente de la República; un Primer Ministro, el
Consejo de Ministros y un Comité del Consejo de Ministros con varios
viceprimeros ministros sectoriales.
Sugiero
valorar que el Consejo de Estado sea
sustituido por una Presidencia más amplia de la Anpp, por ejemplo con un presidente y un vicepresidente primero
y cinco vicepresidentes, para
dirigir la labor permanente de la Anpp, sin las atribuciones que hoy tiene el Consejo
de Estado en representación de esta, verbigracia la aprobación de decretos–leyes y
otras muchas funciones que debieran ser directamente atendidas y resueltas por
la Anpp. A diferencia del actual Consejo de Estado, cuyos miembros tienen otras
responsabilidades en el gobierno, las organizaciones sociales y de masas, el
Partido y la UJC, la Presidencia de la Anpp que se propone sería integrada por
personas dedicadas todo el tiempo a esa
tarea. Y si la decisión fuese mantener el Consejo de Estado, sugiero
también que todos o la mayoría de sus miembros se ocupen exclusivamente de esa
responsabilidad, con una Anpp igual a la que proponemos: más pequeña, con la
mayoría de los diputados dedicada solo a esas labores, etc.
Una
Anpp de tal formato y con las mismas atribuciones que señala el Proyecto, ejercidas
de modo permanente, debiera incluir una representación
de los dirigentes principales políticos,
sociales y del Estado y otra directa del pueblo. La diferencia con lo
existente hasta hoy, es que la mayor parte de los diputados se dedicaría todo
el tiempo a cumplir con el desempeño de la Anpp, y una minoría integrada por
dirigentes de alta responsabilidad haría su aporte desde su mirada y
experiencias abarcadoras y con el aval de su jerarquía, dedicando a la Anpp el
tiempo indispensable pero de modo fecundo por sus atributos antes señalados.
De
igual modo, recomiendo analizar la pertinencia del Comité del Consejo de
Ministros y de los viceprimeros ministros. Me pregunto si son necesarias estas
instancias para la escala de la economía y la sociedad cubanas, a tenor además
con la decisión de nombrar por vez primera un primer ministro que tendrá su
correspondiente equipo auxiliar, a cargo de dirigir todo el tiempo el gobierno
central. Además, imagino que este deberá
ser monitoreado por el Presidente y el Vicepresidente de la República.
¿No son demasiados primeros actores en escena?
555. TÍTULO VII: ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL ESTADO Y 563.
TÍTULO VIII: ÓRGANOS LOCALES DEL PODER POPULAR.
El
Proyecto define un conjunto de
prerrogativas nuevas a favor de la autonomía del poder municipal, de
gran trascendencia y acorde con la tendencia predominante a nivel
internacional.
Recomiendo
definir con más precisión cómo va a participar de manera sistemática y efectiva
el pueblo en la base, respecto de las numerosas prerrogativas y tareas que le
competen al Consejo Municipal, al Consejo Popular y a los delegados de
circunscripción.
El Proyecto se refiere
varias veces a la participación del
pueblo en las tareas del PP a través de las organizaciones de masas en cada
sitio, pero no concibe aquella como parte orgánica del PP a escala municipal,
del Consejo Popular y de la circunscripción. El artículo 187 expresa: “La Asamblea
Municipal del Poder Popular para el ejercicio de sus funciones, se apoya en los
consejos populares, en la iniciativa y amplia participación de la población, y
actúa en estrecha coordinación con las organizaciones de masas y sociales”. El
párrafo 662, dice: “A las reuniones del Consejo Popular pueden invitarse, según
los temas y asuntos a tratar, representantes de las organizaciones de masas y
sociales y de las entidades más importantes en la demarcación, con el objetivo
principal de fortalecer la coordinación y el esfuerzo colectivo en beneficio de
la comunidad, siempre desde las funciones propias que a cada cual
corresponden”. Y sobre los delegados, el 665 afirma que
entre sus deberes está: “a) mantener una relación permanente con sus electores,
promoviendo la participación de la comunidad en la solución de sus problemas (…)”.
De
manera que las orientaciones antes
expuestas, permiten comprender lo que muchas veces ocurre en la
vida real, y es que tal protagonismo del pueblo no se realiza porque la
Constitución vigente, y el Proyecto lo reitera, no crea una instancia orgánica colectiva de las
bases para realizar las acciones de autogobierno a ese nivel esencial, sean de
planificación, ejecución de diversas tareas y de control popular. Las organizaciones de masas en los ámbitos
territoriales presentan a menudo limitaciones, que no favorecen el apoyo a las
instancias locales del PP. Y además, debido a la naturaleza del quehacer del
PP, no siempre existe congruencia con el contenido del trabajo de aquellas.
RECOMIENDO:
Analizar
la conveniencia de establecer una instancia de apoyo a los delegados y consejos populares,
integrada por grupos de personas
voluntarias y avaladas por los
ciudadanos de cada lugar, que apoyen de manera sistemática en las tareas
definidas al PP en la primera línea del
pueblo, ahí donde resulta decisivo lograr su protagonismo consciente y
organizado (educación, salud, servicios, comercio, producción, vivienda,
viales, asistencia social, cultura,
deportes, recreación, contraloría social, etc…). Y donde es fundamental forjar en la vida real de las
comunidades, relaciones sociales orgánicas de autogobierno del pueblo desde las
bases.
En
varios países existen experiencias comunales de base y municipales que es útil
estudiar, por ejemplo en India, China, Venezuela y Brasil. Y también las
nuestras, en los sitios donde han funcionado con buenos resultados.
679. TÍTULO IX: SISTEMA ELECTORAL
Aunque
en este Título IX no hay ninguna referencia a las características de los
procesos electorales para elegir los diferentes cargos previstos en la
Constitución, ofrezco la opinión
siguiente.
Considero
que el Presidente y el Vicepresidente de la República, en esta fase histórica
de la nación deben ser elegidos como está definido en el Proyecto.
En
los casos de los demás cargos de elección de los niveles nacionales,
provinciales y municipales creo que resulta saludable para nuestro sistema
democrático -y existen condiciones para ello- que las candidaturas sean al
menos de un 20% superior al número de cargos a elegir. Así, si la ANP la
integraran 250 personas, la candidatura debiera ser de 300. Y la candidatura para la Presidencia de esta
debiera estar formada al menos por dos
diputados, al igual que a nivel municipal y provincial.
Respecto
de la elección del gobernador, pareciera que la
mayoría del pueblo favorece el voto directo y que sea con más de un
candidato. Otra variante podría ser que
lo eligieran en una plenaria especial todos los miembros de las asambleas
municipales de la provincia. En ambos casos, lo mejor sería una candidatura con al menos dos propuestas.
DOS SUGERENCIAS FINALES:
1) Es
muy importante que la Anpp elabore y apruebe el cronograma legislativo “que dé
cumplimiento a la elaboración de las leyes que desarrollan los preceptos establecidos
en esta Constitución” en bastante menos
tiempo que “hasta” los 18 meses concedidos en el párrafo 752 de las
disposiciones transitorias. Y más aún es
necesario que avance a un ritmo redoblado para elaborar y aprobar las nuevas
leyes y las actualizaciones de otras,
que como sabemos resultan indispensables para aplicar la Carta Magna.
2) Pareciera
que la densidad, riqueza y cantidad de opiniones
y sugerencias emitidas por el pueblo, hacen aconsejable crear subcomisiones
especializadas por temáticas, que complementen la encomiable labor de la Comisión
existente y la auxilien en la formulación del proyecto que presentará a consideración de la Anpp.
Incluso la Comisión podría reforzarse
con nuevos integrantes, en la perspectiva de alcanzar formulaciones que
reflejen al máximo posible el consenso de la nación, luego de lo que pareciera ha sido el flujo de aportes más
intenso, vasto y de más calidad derivado de una consulta popular en Cuba.
Por vez primera en nuestro país se ha
probado la eficacia del uso de los medios digitales y la importancia de la participación a través de ellos de especialistas
en las diversas materias, comprometidos con los ideales socialistas de la Patria. También mucha gente
de numerosos ámbitos ha participado en
fecundos intercambios, por ejemplo a través de Cubadebate, blogs y redes.
Ese
torrente de ideas procedente del
pueblo representa un formidable reto para la Comisión y la Anpp. Procesado e
interpretado con el rigor que todos
esperamos, debe surgir una versión que exprese el consenso en los temas que han
suscitado criterios disímiles. Esta última fase es decisiva para lograr el aval de
nuestro pueblo en el referendo. Sea.
*GERMÁN SÁNCHEZ
OTERO es escritor, sociólogo y miembro de la Uneac. Ha publicado 13 libros
sobre temas históricos, políticos y económicos, y también numerosos ensayos,
crónicas, testimonios, artículos y una novela. Su última obra es la biografía
de Hugo Chávez. Fue profesor
universitario, embajador en Venezuela y funcionario en el Comité Central del
PCC.